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1. Introducción.
"Así, pues, como quiera que el objetivo principal de esta doctrina sagrada es llevar al
conocimiento de Dios, no sólo como ser, sino también como principio y fin de las cosas,
especialmente de las creaturas racionales... en nuestro intento de exponer dicha doctrina
trataremos lo siguiente: primero, Dios; segundo, de la marcha del hombre hacia Dios; tercero,
de Cristo, el cual, como hombre es el camino en nuestra marcha hacia Dios" . 2
"Cuando decimos que el hombre ha sido hecho a imagen de Dios, entendemos por
imagen, como dice el Damasceno, un ser dotado de inteligencia, libre albedrío y dominio de
sus propios actos. Por eso, después de haber tratado del ejemplar, de Dios, y de cuanto
produjo el poder divino según su voluntad, nos queda estudiar su imagen, es decir, el hombre,
como principio que es también de sus propias acciones, por tener libre albedrío y dominio de
sus actos" . 3
A vista del dato revelado y de la tradición cristiana, Santo Tomás escoge el tema de la
libertad espiritual para ponerlo al frente de su construcción. Esto no es algo arbitrario, sino la
solución, madurada a lo largo de mucho tiempo, que ha aparecido como la más conforme a la
realidad revelada.
1Esta último interpretación no la tratamos aquí por no haber conseguido material en idioma castellano. El libro de Corbin está
solamente en francés.
Dos observaciones:
- En la I-II de la Suma entra en juego una nueva perspectiva, determinada por la primera
elección negativa del hombre y por la misericordia de Dios: se da al acto humano un marco
concreto, temporal, integrado por una parte por la economía del pecado original, y por otra,
por la economía progresiva de la salvación en los dos testamentos; queda así precisado el
punto de aplicación de la libertad humana: al nivel sobrenatural primitivo, se sobrepone
unificándose con el, el nivel de la restauración cristiana. Esto permite a Santo Tomás perfilar
las leyes fundamentales de la libertad cristiana: en cuanto que pertenece como potencia a la
naturaleza del hombre, en cuanto que está orientada por sus hábitos adquiridos y sobre todo
por las virtudes infusas, educada a lo largo de los tiempos por la economía histórica revelada,
la voluntad libre está informada por la gracia del Espíritu Santo, bajo cuya moción puede
adherirse a Dios. Esta adhesión, verdadero fin para el que fue creada, tiene lugar participando
la vida de Cristo mediante los sacramentos de la Iglesia.
Tal es, a nuestro juicio, el proceso de fondo de la I-II de la Suma. Si hubiéramos de darle
un título general, ninguno se ajustaría mejor a su propósito y desarrollo que éste: tratado de la
libertad cristiana.
La teología moral de Santo Tomas: nos limitamos a dibujar los rasgos esenciales que
componen la estructura y dirigen la organización: podemos ver en la Suma un orden muy
amplio en sus perspectivas de conjunto y muy preciso en el detalle, de suerte que no se puede
comprender bien una de sus partes sin hacer intervenir sus vínculos con la otras y su inserción
en el plan general. Por consiguiente, no se puede separa la II parte, que es la parte moral, de
la I y la III que exponen la dogmática. La unidad de la Suma no es solamente lógica e inte-
lectual. Se la puede calificar de ontológica y dinámica, porque intenta reproducir el mismo
movimiento de la sabiduría y de la acción divinas en su obra de creación que culmina en el
hombre como imagen de Dios, y en su obra de gobierno que lleva a Dios, como fin último y
bienaventuranza, a todas las creaturas especialmente al hombre, por medio de su libre
voluntad que le hace dueño de sus actos y capaz de gozar de Dios.
El plan de la I-II:
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1. Estudio de las Acciones Humanas.
La moral de Santo Tomás es una moral de las virtudes y de los dones. Se interesa por los
pecados por ser algo así como el negativo de las virtudes y aborda el tema de los preceptos y
obligaciones legales por ser auxiliares de la virtud. Las virtudes se organizan dinámicamente.
Santo Tomás expone por ejemplo la función especial que ejercen ciertas virtudes como por
ejemplo la prudencia y la justicia. La caridad es la forma de las virtudes, pues es la que
mueve hacia la visión de Dios como nuestra bienaventuranza plena y el fin último de nuestro
obrar.
Conviene observar, por último, que el plan de la Suma no es estático sino profundamente
dinámico. Procede de la dinámica misma de la acción divina que crea y gobierna; muestra el
desarrollo de la libre voluntad y de la acción humana en su aspiración a la verdad y a la
felicidad prometida. Manifiesta cuál es el camino para su cumplimiento y cuáles son sus
instrumentos. Toda la moral, hasta en sus menores partes, está levantada por este movimiento
poderoso que parte de Dios y penetra en el hombre para llevarle libremente hacia Dios y para
conducirle hasta la visión amorosa que sobrepasa y colma todo deseo.
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