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Teología Moral.

3.1. La STh II: sentido e importancia de la moral en el "corpus"


teológico de la Suma de Santo Tomás. Interpretaciones: teología
de la liber tad cristiana (Lafont); articulación de la beatitud y
caridad (Pinckaers); sentido cristológico de la moral tomista
(Corbin) . 1

1. Introducción.

"Así, pues, como quiera que el objetivo principal de esta doctrina sagrada es llevar al
conocimiento de Dios, no sólo como ser, sino también como principio y fin de las cosas,
especialmente de las creaturas racionales... en nuestro intento de exponer dicha doctrina
trataremos lo siguiente: primero, Dios; segundo, de la marcha del hombre hacia Dios; tercero,
de Cristo, el cual, como hombre es el camino en nuestra marcha hacia Dios" . 2

"Cuando decimos que el hombre ha sido hecho a imagen de Dios, entendemos por
imagen, como dice el Damasceno, un ser dotado de inteligencia, libre albedrío y dominio de
sus propios actos. Por eso, después de haber tratado del ejemplar, de Dios, y de cuanto
produjo el poder divino según su voluntad, nos queda estudiar su imagen, es decir, el hombre,
como principio que es también de sus propias acciones, por tener libre albedrío y dominio de
sus actos" . 3

2. Teología de la libertad cristiana (Lafont).

Dentro de la perspectiva que Santo Tomás ha elegido, la primera parte de la Suma


constituye un conjunto coherente que en cierta manera se basta a sí mismo; responde a su
título y a su programa, que era estudiar a Dios bajo los tres grandes aspectos de su revelación:
Uno, Trino, Creador. El único punto que Santo Tomás dejó pendiente es el de la encrucijada
del hombre, creado por Dios en una situación privilegiada y llamado a hacer suya, libre y
personalmente, la condición perfecta de imagen de Dios.

A vista del dato revelado y de la tradición cristiana, Santo Tomás escoge el tema de la
libertad espiritual para ponerlo al frente de su construcción. Esto no es algo arbitrario, sino la
solución, madurada a lo largo de mucho tiempo, que ha aparecido como la más conforme a la
realidad revelada.

1Esta último interpretación no la tratamos aquí por no haber conseguido material en idioma castellano. El libro de Corbin está
solamente en francés.

2STh. I q.2 Prólogo.

3STh. I-II Prólogo.


Partiendo de ese punto la I-II de la Suma deja ver sin dificultad su construcción; el tema
central del acto libre meritorio de la bienaventuranza eterna, se trata en dos niveles sucesivos:
el de la estructura psicológica, y el de su condicionamiento concreto. Este estudio del
conjunto sobre el acto humano (q.6-48) constituye en síntesis la explicación última que da
Santo Tomás a la libertad de la creatura ante Dios, tal como la exigía la I parte; gracias a ella
vemos desde el lado del hombre el encuentro entre el tiempo y la eternidad, encuentro del que
ya había expuesto otra modalidad a propósito de los ángeles.

El segundo plano de la investigación encuentra su unidad en la teoría tomista del hábito.


De manera gradual nos damos cuenta de los diversos factores que influyen en la realización
de un acto libre: influjo del hombre sobre sí mismo a través del complejo adquirido de
virtudes y vicios; ayuda eficaz de Dios mediante la infusión de las virtudes sobrenaturales;
influjo del hombre en el hombre, esencialmente por el hecho de convenir todos en Adán
pecador; influjo de la economía histórica de la redención; finalmente, presencia de Dios, no
sólo en el plano de las virtudes sino mediante la gracia en el plano de la transfiguración de la
naturaleza en cada acto realizado.

Dos observaciones:

- Todo el pensamiento se desenvuelve dentro de la perspectiva del acto libre meritorio. De


suerte que la diversidad de factores se unifica a su luz en un esfuerzo de interpretación
profunda; al cargar el acento sobre el acto, puede tratar de todos los valores sin excepción que
guardan con el, alguna relación, de todos los obstáculos que se le oponen: por eso el análisis
de los principios naturales de la actividad humana se conjuga y se articula sin dificultad
aparente con el de los elementos sobrenaturales o el de las condiciones históricas.

- En la I-II de la Suma entra en juego una nueva perspectiva, determinada por la primera
elección negativa del hombre y por la misericordia de Dios: se da al acto humano un marco
concreto, temporal, integrado por una parte por la economía del pecado original, y por otra,
por la economía progresiva de la salvación en los dos testamentos; queda así precisado el
punto de aplicación de la libertad humana: al nivel sobrenatural primitivo, se sobrepone
unificándose con el, el nivel de la restauración cristiana. Esto permite a Santo Tomás perfilar
las leyes fundamentales de la libertad cristiana: en cuanto que pertenece como potencia a la
naturaleza del hombre, en cuanto que está orientada por sus hábitos adquiridos y sobre todo
por las virtudes infusas, educada a lo largo de los tiempos por la economía histórica revelada,
la voluntad libre está informada por la gracia del Espíritu Santo, bajo cuya moción puede
adherirse a Dios. Esta adhesión, verdadero fin para el que fue creada, tiene lugar participando
la vida de Cristo mediante los sacramentos de la Iglesia.

Tal es, a nuestro juicio, el proceso de fondo de la I-II de la Suma. Si hubiéramos de darle
un título general, ninguno se ajustaría mejor a su propósito y desarrollo que éste: tratado de la
libertad cristiana.

3. Articulación de la beatitud y caridad (Pinckaers).

Dentro de una visión global de la teología moral, Pinckaers incluye la cuestión de la


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felicidad: un hecho evidente es que Santo Tomás da el primer lugar de la moral a la
cuestión de la felicidad, al tratado de la bienaventuranza. Esto no es solamente un
preámbulo a su obra, sino que constituye el fin último y la orientación general a todo el
edificio moral. De la respuesta a esta cuestión depende toda la arquitectura de la II parte de la
Suma. La concepción moderna de la moral, que se basa en la obligación, deja afuera esta
cuestión. La cuestión de la felicidad entraña una organización diferente del campo de la
moral, dando preferencia a las virtudes principales sobre las prescripciones. Santo Tomás
organiza así la moral siguiendo la tradición de filósofos y teólogos como Aristóteles y
Agustín. Este modo de encarar la moral le posibilita incluir los temas de la bienaventuranza y
la amistad, que en Santo Tomás encontrará su culminación, con la definición de la caridad
como una amistad con Dios (II-II q.23). Santo Tomás en el análisis del amor preparatorio de
la caridad (I-II q.26-28) considera el acto de amar como el movimiento primero de la
voluntad, en el origen de todos los otros. Este acto llega a su culminación por la virtud de la
caridad que, análogamente, es considerada como el primer movimiento de la vida cristiana
(vivifica a las otras virtudes).

La teología moral de Santo Tomas: nos limitamos a dibujar los rasgos esenciales que
componen la estructura y dirigen la organización: podemos ver en la Suma un orden muy
amplio en sus perspectivas de conjunto y muy preciso en el detalle, de suerte que no se puede
comprender bien una de sus partes sin hacer intervenir sus vínculos con la otras y su inserción
en el plan general. Por consiguiente, no se puede separa la II parte, que es la parte moral, de
la I y la III que exponen la dogmática. La unidad de la Suma no es solamente lógica e inte-
lectual. Se la puede calificar de ontológica y dinámica, porque intenta reproducir el mismo
movimiento de la sabiduría y de la acción divinas en su obra de creación que culmina en el
hombre como imagen de Dios, y en su obra de gobierno que lleva a Dios, como fin último y
bienaventuranza, a todas las creaturas especialmente al hombre, por medio de su libre
voluntad que le hace dueño de sus actos y capaz de gozar de Dios.

Por tanto, la I parte le da a la moral de la Suma su dimensión trinitaria; y la III parte le


procura una dimensión cristológica y sacramental.

El tratado de la bienaventuranzas responde a la cuestión primera y central en la moral


según toda la tradición teológica y filosófica anterior. El lugar que le dio Santo Tomás al
comienzo de la II parte no era evidente. Lo coloca allí respondiendo a una elección
deliberada. Ese tratado establece cuál es el verdadero camino y el fin último del hombre. La
organización de la moral va a disponerse según esta perspectiva: habiendo fijado como fin la
visión de Dios, la vida humana aparece como un camino que conduce a El, y las acciones son
como los pasos que deben llevarnos hacia El. En consecuencia, la exposición de la moral se
dividirá en dos grandes partes ordenadas por su propia naturaleza: como ciencia busca, en
primer lugar, conocimientos generales, universales, pero como ciencia práctica tiende a
regular la acción particular, singular. Por consiguiente, tendremos el estudio de los elementos
generales que se encuentran en todo acto humano: ésto ocupará la I-II. Será seguida por un
estudio más especializado establecido a partir de las diferentes especies de virtudes: II-II.

El plan de la I-II:

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1. Estudio de las Acciones Humanas.

2. Estudio de los Principios de las acciones humanas.


a. Principios interiores: las facultades y las b. Principios exteriores: la ley y la gracia.
virtudes, completadas por los dones, las
bienaventuranzas y los frutos del Espíritu.

La II-II: está consagrada a la moral particular, ésto es al estudio de cada virtud.

La moral de Santo Tomás es una moral de las virtudes y de los dones. Se interesa por los
pecados por ser algo así como el negativo de las virtudes y aborda el tema de los preceptos y
obligaciones legales por ser auxiliares de la virtud. Las virtudes se organizan dinámicamente.
Santo Tomás expone por ejemplo la función especial que ejercen ciertas virtudes como por
ejemplo la prudencia y la justicia. La caridad es la forma de las virtudes, pues es la que
mueve hacia la visión de Dios como nuestra bienaventuranza plena y el fin último de nuestro
obrar.

Conviene observar, por último, que el plan de la Suma no es estático sino profundamente
dinámico. Procede de la dinámica misma de la acción divina que crea y gobierna; muestra el
desarrollo de la libre voluntad y de la acción humana en su aspiración a la verdad y a la
felicidad prometida. Manifiesta cuál es el camino para su cumplimiento y cuáles son sus
instrumentos. Toda la moral, hasta en sus menores partes, está levantada por este movimiento
poderoso que parte de Dios y penetra en el hombre para llevarle libremente hacia Dios y para
conducirle hasta la visión amorosa que sobrepasa y colma todo deseo.

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