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El primer día en Valmaria.

Hace algún tiempo he pensado en cómo fueron mis primeros pasos en mi universidad, desde el
momento en que tenia que tomar el Transmilenio y durar casi dos horas dentro de este sistema,
hasta el final de mi día. Lo primero que recuerdo fue admirar la entrada desde la parada del
alimentador, donde a primera vista jure que me había equivocado, pero no, allí estaba la
universidad, mi universidad, la cual sería como mi segunda casa, donde conocería y expandiera
mis conocimientos sobre el mundo. Desde el momento que entras, sientes unas vibraciones
cálidas ya que los guardias de seguridad te saludan como si fueras un amigo de toda la vida.
Cuando entras y das unos cuantos pasos mas adentro de la universidad aprecias a los estudiantes
compartiendo entre ellos, estudiando y haciendo como prácticas de malabares con pelotas, eso
para mí es increíble, además de que se ponen de cabeza, hacen una parada de manos o como le
dice ellos “posición invertida”, para mi es perfecta, hacen de todo, royitos en todas direcciones,
figuras con el cuerpo individual y grupalmente.
Seguí caminado por que tenia mucha curiosidad y quería ver todo, quería saber más de la
universidad, pasé los salones de prácticas y el restaurante, hasta llegar a lo más hermoso que
tiene la universidad, esa zona verdad tan amplia, donde se puede respirar diferente a lo que
habitualmente uno esta acostumbrado, un aire mas limpio, sentí la necesidad de caminar y
adentrarme más y más en esta zona, cuando de repente pude ver unas canchas con aros lo cuales
reconocí de inmediato, eran de basket, pero lo que mas me llamo la atención en ese momento fue
la cancha de atletismo; la cual tuve que probar de inmediato.
Me quite el pantalón, me puse cómodo para caminar y trotar un poco en ella, sentí una conexión
en este lugar mágico, irreal, sentí como todo mi cuerpo quería estar allí toda la vida, era un lugar
nuevo que me decía que me quedara que no me fuera, pero debía de hacerlo por que en minutos
debía estar en la plaza Judith Jaramillo. Me detuve un momento para imaginarme jugando tenis
con mis amigos, luego seguí camino hacia el lugar de destino.
Ya cerca de llegar a mi destino me acerqué a la arena que estaba a algunos pasos de la plaza
Judith, me quité los zapatos para sentir mejor ese lugar, se sentía muy rico, daba algo de
coquillas en mis pies, era una sensación muy rara, pero agradable, cuando de repente un balón de
voleibol cayo en mis pies, pensé ¿Qué está pasando aquí ?, luego me di cuenta de que era una
cancha de vóley playa.
Finalmente llegue a la plaza Judith donde puede leer una frase muy linda pintada en una de las
paredes de esta plaza, la cual era “soy lo vivo cuerpo” no comprendí lo que decía al comienzo,
pero ahora que llevo 5 semestres, 2 años y medio en esta universidad ya comprendo mucho
mejor y me he dado cuenta de que ha sido mi segunda casa pero la primera como profesional.

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