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Modelo agroexportador 1880

Está basado en la explotación de carnes y granos producidos a partir de la explotación de la


tierra para satisfacer el mercado externo.

Para comprender cómo se llega a este modelo hay que analizar el proceso de consolidación
de un Estado nacional y el desarrollo del sector rural, los cuales permitirán -una vez que
ambos se encuentren afirmados- el ingreso del país al mercado mundial a través de la
exportación de materias primas nacionales.
El Estado nacional es una estructura que articula la organización del poder y la dominación
social y política. Este precisa de cierto proceso para su conformación donde se desarrolla
esa estructura. Es entonces uno de los factores constitutivos claves para la construcción
social, y debe adquirir progresivamente ciertos atributos para obtener la condición de ser
Estado, es decir, la ‘’estatidad’’. Estos atributos son: 1) la condición de ser reconocido por
los demás estados como tal, en el ámbito internacional; 2) la condición de establecer una
estructura de relaciones de poder que garanticen la correcta aplicación de los medios de
represión, por ejemplo el ejército; 3) la condición de la creación de instituciones legitimadas,
como los ministerios; 4) la condición de establecer símbolos y valores que establezcan un
sentimiento de pertenencia en la población. Esta última es la parte ideal, abstracta, de un
Estado nacional, mientras que la parte material está más relacionada a la estructura y el
funcionamiento de un sistema económico en un territorio delimitado. Por lo tanto, para la
existencia de un Estado es necesario que estén dadas esas condiciones materiales.
En la formación del Estado argentino, y en general también en América Latina, se
instauraron las ideas de ‘’orden’’ y ‘’progreso’’, fórmulas clásicas de los Estados europeos.
Estas ideas fueron tomadas por las clases dominantes de la época, quienes instauraron el
planteo de que para lograr llegar a conformar un Estado, se precisaba ordenar las
problemáticas que obstaculizaban a la formación de este, y estas problemáticas eran la falta
de infraestructura, la escasez de mano de obra y los indígenas que aún ocupaban tierras
precisadas para desarrollar este sector rural, entre otras.
Arceo explica algunas de estas problemáticas y cómo se afrontó su resolución. A partir del
siglo 16 los europeos comenzaron a habitar la región pampeana, territorio eje de estas
problemáticas. Allí existía una actividad comercial local y de importación (algunas
mercancías provenientes de Europa) y de exportación, por el envío de los metales del Alto
Perú hacia España, del cual no veíamos ganancias ni desarrollaba en gran medida nuestra
economía sino la de España, pero transitaban necesariamente a través de la Aduana de
Buenos Aires, la cual fue fundada en 1778 (dos años más tarde de la fundación del
Virreinato del Río de La Plata en 1776) por Real Cédula del Rey Carlos III. Pero además de
eso, no existía un sector agrario desarrollado ni incorporado al mercado mundial, que era lo
que precisamente nos impulsaría como Estado nacional según las clases dominantes que
constituían a la élite intelectual de la época. Para el desarrollo de este sector, se precisaba
la aplicación de un sistema productivo, que requería necesariamente de la consolidación de
la gran propiedad por las clases dominantes para poder explotar el ganado. Pero existían
ciertas problemáticas -anteriormente mencionadas- que debían ser resueltas. Estas eran las
relacionadas al ganado, las tierras y la mano de obra. Se llevaron a cabo entonces
determinados pasos para superarlas.
Con respecto al ganado, el existente vivía en libertad, y era cazado en campo abierto, por lo
tanto había que apropiarlo. Para esto se creó un permiso llamado vaquería, y también se
denominó así al territorio donde se ejercía la caza de los animales apropiados. Este permiso
solo era otorgado a los vecinos. Fue lo que reguló entonces el incremento de las
explotaciones (es decir, prohibía la explotación indiscriminada y en mano de no
propietarios), y la crianza y explotación ganadera.
En relación a las tierras, en 1775 a partir de un pedido de la Junta de Hacendados de
Buenos Aires al gobernador - en ese momento era de Vértiz-, este establece que solo podía
explotar el ganado quien poseyera una determinada extensión de tierras, impidiendo así a
los pequeños productores la explotación, y otorgándole de esta forma valor económico a las
tierras explotadas, ya que las tierras apropiadas que no eran explotadas carecían de este.
Otro de los requerimientos de difícil obtención, era la captación de mano de obra. Existía
una mano de obra esclava, que precisaba de una inversión muy grande para su adquisición,
y una pequeña mano de obra asalariada que era costosa. Pero existía además una gran
cantidad de pobladores no asalariados, que subsistían a través de la caza del ganado
salvaje y la venta de sus cueros. Estos eran los gauchos. En 1653 se había establecido
que quien no fuese propietario o mayordomo de una estancia y no tuviese un oficio debía
retirarse del territorio o tomar un puesto como soldado. Luego se estableció en 1774 una
legislación decretada también por el gobernador de Vértiz, que exiliaba a las Islas Malvinas
a quienes se encontraran en Buenos Aires sin ser propietarios y sin tener oficio. Estas
medidas eran disciplinarias, y obligaban a los gauchos y otros pobladores no propietarios a
convertirse en asalariados, pero además eran evidentemente defensoras de la clase
dominante y sus privilegios.
Con la pérdida de Potosí, también se perdió el envío de metales que necesariamente
cruzaban la Aduana bonaerense y se deshizo el sistema comercial colonial, lo que los llevó
a precisar un nuevo sistema económico. A partir de esto el embrionario Estado nacional
termina siendo dominado por la élite intelectual burguesa, que sostenía ideales propios de
una economía liberal, y que precisaba la centralización del Estado para sus propios
intereses, que demandaban justamente las condiciones materiales de un Estado, como la
erradicación de los obstáculos ante la circulación de mercadería, la unificación del mercado
interno, y la creación de instituciones económicas que le permitirían a este naciente Estado
su introducción en el sistema capitalista internacional.
El artiguismo y el unitarismo fueron vencidos, y a partir de esto se consolida el poder
controlado por los hacendados pampeanos.
Luego de las guerras en las zonas de Entre Ríos, Santa Fé y la Banda Oriental, la riqueza
agraria de estos cae, y los terratenientes de Buenos Aires aprovechan la situación y
expanden su área de explotación. Así fue que entre 1810 y 1850 se multiplicó el valor de las
importaciones porteñas por diez. En esta misma época cae el gran capital comercial, ya que
se encontraba apartado por los mercaderes ingleses. Es entonces que esto provoca un
aumento de la necesidad de los ingresos generados por el sector agrario, y es por ello que
un reducido sector dominante acumula aún más tierras y más ganado. Luego para 1821, al
verse la agricultura afectada por el libre comercio, se comienza la importación de harina, y
los grandes estancieros aplican una política de dominación y eliminación de las pequeñas
explotaciones ganaderas, que tuvo tres ejes fundamentales ya antes mencionados, que
fueron el reparto de las tierras, el control de la oferta de estas y el dominio sobre la mano de
obra.
En el 1820 Martín Rodríguez comenzó expediciones para apropiar tierras indígenas, luego
entre 1833 y 1834 Rosas continúa la expedición y estabiliza la frontera con el indio.
Resultante de esto, para 1855 ya se había conseguido la apropiación de casi 9 millones de
hectáreas. Finalmente entre 1867 y 1876 se llegan a conseguir más de 23 millones. Primero
las medidas fueron entonces defensivas, pero con el mando de Roca en el 1870 se
comenzaron a implementar medidas ofensivas, y así fue como progresivamente realizó un
genocidio de la población indígena originaria. Además esta última conquista precisaba
muchos recursos, por lo que se autorizó en 1878 un empréstito internacional que tomaba
como garantía a las tierras que se iban a conquistar.

Para constituir la dominación de la gran propiedad, como tercer paso, se refuerzan las
normas disciplinarias hacia los que no eran asalariados ni propietarios. La principal norma
de esto fue la establecida en 1815 que obligaba a emplearse como ‘’clase sirviente’’ a
quienes no tuviesen patrón, ni oficio, ni propiedades, y como castigo del no cumpliento de
esta norma se los obligaba a hacer cinco años de servicio en el ejército.
Por último se completa el sistema con la fiscalización de las pulperías, con lo que se logró
controlar la venta clandestina de los cueros, imposibilitando aún más la subsistencia de los
pobladores sin depender de un empleador.

En Inglaterra se precisaba una gran cantidad de materias primas de las que no eran
productores y algunos alimentos que les resultaba más económico importar por su proceso
de industrialización, y se encontraba en situación de poder impulsar la división internacional
del trabajo, lo que produjo la apertura hacia los países que eran nuevos productores de
alimentos y materias primas. Esto le sirvió principalmente al incipiente mercado de la región
pampeana, ya que por ejemplo, la lana ovina se lograba exportar hacia Europa y otros
mercados, lo que evidentemente influyó en afianzar la estabilidad política y unir el mercado
interno, promoviendo así a transformar los aspectos que la sociedad aún tenía desde el
período de la colonia.
Para finalizar se podría decir que el Estado nacional se pudo afirmar al superar diferentes
luchas entre la provincia bonaerense y las demás provincias, y además al superar los
enfrentamientos que tenía Buenos Aires con algunos sectores rurales de la propia provincia.
A partir de esto fue que la clase dominante que tenía diversas fracciones quedó dominada
bajo la hegemonía de los terratenientes de la región pampeana. En un plano nacional
también consiguieron una hegemonía los ganaderos bonaerenses -que habían ya
expandido sus intereses a la región pampeana- por aliarse al gran capital comercial al
nacionalizar las rentas portuarias. Esta desprotección de la Aduana y el ferrocarril que
produjo un declive de los costos de carga terminaron por eliminar las artesanías del interior.
Con estas medidas entonces se consiguió un control de las situaciones provinciales,
siguiendo los principios del libre comercio y las rentas de la Aduana.
A través del fomento de la inmigración y el desarrollo ferroviario, los terratenientes
pampeanos lograron conseguir una valorización de la tierra -estando ya consolidada la gran
propiedad- y una estructura con una estrecha relación con los países centrales, aceptando
así dentro de la división de roles, un rol que correspondía a ser la fuente agropecuaria del
mercado internacional.

Galasso:
En la ciudad bonaerense había una gran concentración de comerciantes burgueses
provenientes de Inglaterra. Estos saquearon al embrionario Estado del oro que existía en
circulación, y por esta razón el Estado no tenía fondos que necesitaba para llevar a cabo
obras públicas de suma importancia, como lo era la realización del puerto. Esto lo llevó a
requerir tomar un empréstito internacional, que justamente fue pedido a una banca inglesa.
Para Inglaterra era muy conveniente el otorgamiento de préstamos a Buenos Aires, no sólo
por lo político, sino también por tratarse de una evidente estrategia de dominación imperial.
La deuda externa tuvo, por lo tanto, un objetivo de dominación política además de
económica.
En 1823 se consolida entonces un préstamo aprobado por Bernardino Rivadavia (Ministro
de Gobierno y Relaciones Exteriores de la Provincia de Buenos Aires) a la Banca de Baring
Brothers, quien luego traslada la gestión de este hacia manos de dos miembros del
consorcio encargado del préstamo. Estos miembros eran el comerciante argentino Castro
-aliado inglés- y el comerciante inglés Robertson. Esta fue una cuestión muy criticada ya
que la mayoría de los representantes eran ingleses.
Este empréstito fue una estafa al patrimonio nacional, ya que sólo se entregó una suma del
55% de lo que se había pactado inicialmente, y además, porque como garantía de este
empréstito se dan ocho millones de hectáreas públicas. Estas hectáreas fueron
posteriormente, en 1826 con la Ley de Enfiteusis, repartidas a unos quinientos estancieros
por medio de un sistema de arrendamientos. En 1856 el Poder Ejecutivo es autorizado a dar
las tierras públicas de enfiteusis que aún no habían sido arrendadas, y en un corto período
de tiempo todos los arrendatarios enfiteutas terminaron por ser los propietarios de estas
tierras.

Rapoport:
Como antes se ha explicado, para el incipiente Estado y los terratenientes pampeanos era
conveniente la inmigración. Esta fue impulsada a través de la Ley de Avellaneda de 1876, la
cual estimulaba la radicación de los extranjeros y reglamentaba su introducción en los
territorios que debían ser colonizados. Finalmente los extranjeros que llegaron no eran
anglosajones como esperaban los gobernantes ni tampoco tenían experiencia en los
trabajos agrícolas que debían realizar en el país.
Pomer: A estos inmigrantes se les intentó inculcar una identidad colectiva que los uniese a
la tierra y los unificase entre ellos (ya que al venir de diferentes países no compartían la
cultura entre sí ni tenían asimilada la local) y además se intentó hacer una separación de
clases. Ambas cuestiones se intentaron superar al comenzar a establecer un sistema
educativo promulgado con la ley 1420 en el 1884. Este sistema, incentivado por el
pensamiento de los intelectuales de la época y por la oligarquía, pretendió realizar una
manipulación ideológica y separó por niveles la educación, otorgando según la clase social
un diferente nivel.
Esta oligarquía además de imponer a las masas populares una educación adiestradora,
utilizó como herramienta los bancos tanto públicos como privados para generar rápida y
fácilmente ganancias con el aval estatal al retirar dinero y no devolverlo, lo que generó
deudas externas que aumentaban por los intereses y que además no eran pagadas. Es
decir que la oligarquía provocó problemáticas que terminaba pagando la sociedad toda.

Las inversiones extranjeras fueron primordialmente de capitales ingleses, y comenzaron a


partir de 1862. Las primeras tenían por finalidad expandir las exportaciones inglesas y
vender sus servicios. Los principales inversores fueron entonces contratistas ferroviarios y
comerciantes, todos provenientes de Gran Bretaña. En aproximadamente quince años en la
economía argentina pasó a tener un gran protagonismo el capital extranjero, lo que produjo
claras modificaciones en su estructura productiva, ya que incidió principalmente en el diseño
de su perfil agroexportador.

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