Cuando se habla de tipo se habla de una clasificación, de un conjunto de
características que diferencian a cierto número de individuos u objetos del resto y que éstos comparten entre sí, hablamos de una similitud que marca la diferencia. Ahora, entrando a lo que significa el concepto de Tipo arquitectónico, se refiere a ese conjunto de características que definen a un conjunto de elementos del campo arquitectónico y que nos permiten crear clasificaciones de edificios. Pero el asunto está en discernir qué elementos rigen un tipo arquitectónico, cuales son las variables validas que deben compartir un conjunto de proyectos para considerarse de un tipo. Siguiendo con el axioma expuesto en el libro, consideraremos el tipo como un concepto que se transforma a tal punto de definir una estructura formal, ha sintetizado y transformo la columna vertebral de su razonamiento en una manera de moldear y estructural el espacio según sus intenciones básicas. Esta transición de un concepto etéreo a la materialización de una estructura formal sigue ciertas premisas para poder llevarse a cabo, las cuales son: - Similitud conceptual en sus objetos, todos cumplen con características esenciales. - La caracterización de los objetos dentro del tipo, una descripción con la que se pueda identificar la formalidad general de los objetos. - Define por medio una estructura formal base al espacio, ignorando diferencias en un nivel más superficial, el espacio se configura siempre bajo los mismos estándares. Bajo estas premisas podemos identificar que el tipo tiene su base en el espacio, los aspectos generales que configuran el espacio, independientemente de su solo contenedor, de un cambio de estilo arquitectónico, el tipo se adapta, pero no sigue sin inmutarse en su esencia ante estos cambios de fisionomía de un proyecto. De igual manera que el tipo no se ve afectado por cambios fisionómicos superficiales, el cambio de época no rige al tipo, la historia no es un factor que lo deforme, pero ayuda a constatar su validez. A través de la historia el tipo arquitectónico se adapta a las variaciones formales de la época, pero esencialmente no se inmuta; la tipología alude a lo que es invariable en el tiempo, lo que permanece y de independiza del contexto histórico en medio de elementos pasajeros. De igual manera, aunque no sea algo que la historia afecte directamente, el tipo es algo que solo se conoce y verifica con el paso del tiempo. Entonces, ya se entra a cuestionar el surgimiento del tipo, ya que es algo que trasciende el tiempo ¿significa que no se origina en la mente del hombre, sino en algo más grande e inaccesible? O por el contrario al ser resultado de la verificación a través de la historia ¿es el tipo el resultado de un proceso mecánico de repetición delo que ya estaba implementado? La respuesta a esta dicotomía viene de adjudicarle la autoría de la implementación de tipo al hombre, ya que un poco de ambas posturas se inmiscuyen en su razón de ser. Fue concebido más que como un conocimiento por sí solo, se creó bajo el concepto de herramienta para la creación de criterios y conocimientos de la arquitectura, surge del acto mecánico del hombre de construir, pero también del análisis delas situaciones que va generando con la arquitectura en pos de alcanzar un mayor entendimiento del espacio, la interpretación del entorno que se alza a su alrededor, fue creado en la mente del ser humano para la exploración del mundo espacial.
En el campo artístico la producción se centra únicamente en la sensibilidad, en
la experiencia del individuo a un nivel muy subjetivo, debido a esto la crítica artística carece de una estructuración y de parámetros para calificar una obra. En el campo científico se da lo contrario, todo se basa en un proceso de acumulación de datos y generación de teorías y conclusiones a base del análisis mecánico y consecuencial de los hechos, considerándose un campo ajeno a la posibilidad de aplicar la imaginación. Karl P. Popper pone en la mesa una interpretación diferente, en donde ambos campos disciplinarios se cruzan y se apoyan para generar nuevos conocimientos. En esta teoría se plantea la creación del conocimiento por medio de ambas ramas, por un lado, se tiene la generación de la problemática por medio de la escogencia de un objeto de estudio, generación de hipótesis y teorías que impulsen el estudio, la recolección lógica de los conocimientos y el análisis imaginativo y el enlace creativo de conceptos. Karl Popper la denominó “imaginación critica”, un concepto que permite al investigador abrir los ojos ante aspectos nuevos, una nueva mirada al mundo y a lo que lo rodea expandiendo las posibilidades de percibir su realidad. Por el lado del campo artístico, una estructura lógica configuraría los estándares desde los cuales se evaluaría una obra, partiría de la concepción de su concepto o su objeto de apreciación y luego lo contextualiza y argumenta la obra con la recolección y análisis lógico de los datos a su disposición. Aquí se vería acabada la dualidad de estos dos campos para pasar a ser dos ramas del saber. Ahora, así como la ciencia maneja leyes universales en su estudio, la arquitectura también puede nutrirse de esas premisas para generalizar su mundo de particularidades elementales. Dichas ideas universales se aplican a un numero de objetos los relacionan por medio de su esencia común. En la arquitectura dichos universales pueden traducirse a cada sustantivo que contiene el vocabulario arquitectónico, ya que cada uno de estos términos alude a una característica que influye en el espacio, convirtiéndose en un aspecto abstracto de éste y se trasforman dependiendo de su contexto. Si entramos a categorizar dichos universales, podemos dividirlos en tres grandes ramas: - Partes del edificio (objetos) - Relaciones formales - Tipos arquitectónicos Los tipos arquitectónicos vendrían siendo la interacción de las dos primeras ramas, siguiendo con la definición de tipo que se habría formado al principio del capítulo. Los elementos y las relaciones son las fragmentaciones del tipo, las partes que lo conforman, y partiendo de esto se podría catalogar al tipo como un principio ordenador, una autoridad que reúne elementos materiales y construibles y los dispone en una lógica que responde a las relaciones del espacio.