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Facultad de humanidades y ciencias sociales

Escuela de Psicología
Psicología social II
Solemne II

“El carácter social del


psicoanálisis”

Alumna: Claudia Gaete.


Profesor: Raudelio Machín.
En el recorrido de la asignatura psicología social, son varios los contenidos aprendidos, pero
sobre todo son innumerables las interrogantes y las observaciones que han surgido a partir de
lo revisado. Una de esas observaciones es el dialogo de la psicología social con otras disciplinas,
o, dicho de otra forma, la presencia de una psicología de carácter social en diversos saberes.
Una de esas disciplinas es el psicoanálisis. Para un lector del Padre y fundador del psicoanálisis,
Sigmund Freud, Es innegable el rastro social que dejan de manifiesto sus textos y el desarrollo
de su teoría. Para este breve ensayo, se articulará la temática Freudiana respecto a la neurosis y
prohibición, y como ellos son productos y la vez productores de una representación social.
Para comenzar, es necesario abordar el termino de Representación social. Para Moscovici
(1979) “la representación social es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es
la elaboración de los comportamientos y la comunicación de los individuos” (p. 17-18). Por lo
tanto, y en palabras simples, la representación social de un individuo es la forma en la que se
posiciona “mentalmente” frente al mundo, y eso generaría una cierta forma de comportarse.
Ligándolo al campo del psicoanálisis y a su ocupación emblemática: la neurosis. Se puede
encontrar un correlato que clarifica la enfermedad- todo esto, por supuesto, en el extenso
campo de los supuestos-. Si nos remitimos al concepto de neurosis encontramos que es una
“afección psicógena cuyos síntomas son la expresión simbólica de un conflicto psíquico que
tiene sus raíces en la historia infantil del sujeto y constituyen compromisos entre el deseo y la
defensa” (Laplanche y pontalis, 1996, p.236).
la neurosis vendría siendo la respuesta a un conflicto, a nivel individual. Independiente del
origen que pueda tener esos conflictos (orígenes de carácter sexual y se puede inferir que
también social) hasta ese primer momento se podría ver en Freud una teoría de índole
individual. Sin embargo, con la maduración de su teoría Freud, el médico neurólogo observador
de lo social, identifica una analogía que plasma principalmente en moisés y la religión
monoteísta (1939). Y esta analogía nos remite a un tema, bastante interesante a nivel de
representación e imaginario social: habría una neurosis individual al igual que existiría una
neurosis colectiva.
Y aquí quiero plasmar mi análisis… el ser humano desde que nace se encuentra expuesto a
múltiples eventos que podrían resultar traumáticos y generador de conflictos posteriores. La
mayoría de esos traumas son inevitables e independientes al máximo cuidado que podría
brindar la persona que prevea nuestro bienestar. El primer trauma y ampliamente descrito es el
trauma del nacimiento, somo “conscientes” de un cuerpo que desde el inicio lo cargamos- y nos
carga- de representaciones. Allí se inicia el camino de la socialización, darse cuenta de que hay
otros y otras, U otro, llamado sociedad. Un ente que -como la mayoría- genera ambivalencia.
Pues además de que interactuamos con la sociedad, somos una letra del concepto sociedad. O
sea, además de ser célula, somos estructura. Esto conlleva exigencias, este hecho ya de por si es
traumático, y Freud lo esquematiza dentro de su obra como un malestar, un malestar en la
cultura (1930). Siguiendo el recorrido, después comienza el gran trauma de la sexualidad. Todo
parte de un deseo, y lo continua una prohibición. Por lo tanto, la representación que allí se
forma la articularia como: “somos un cuerpo sociable y deseante, censurado por su deseo”. Ya
se puede visualizar donde está contenida la psicología social, en el corto trayecto que he
realizado. en caso de que no se visualice, detengámonos un momento y recordemos la clase en
donde se mencionaron los factores que hacen que una investigación o un estudio pertenezca a
la psicología social. Como primer factor se mencionó que debe haber una subjetividad
implicada; y segundo, y muy importante, es que esa subjetividad trascienda lo individual y se
forme algo colectivo. Para ejemplificar, retomaré la frase: un cuerpo sociable y deseante,
censurado por su deseo. Aquí nos encontramos en el plano de lo individual con luces a
indicarnos algo social. Pero si avanzamos y analizamos la creación de los tabúes, por ejemplo, el
incesto, nos queda claro cómo lo individual (un deseo) transciende hacia lo colectivo (la
prohibición). Y a partir de allí se crean representaciones sociales, y ese “allí” fue creado a partir
de representaciones… y así surgen las ciencias y los saberes, para dar cuenta de “algo” que está
“allí”, posicionado en un lugar, casi siempre imaginario, tal como el chiste, que está allí, en el
espacio, esperando a que una mente lo suficientemente ingeniosa y atenta lo capte y haga de él
la risa. O haga de ese “allí” conflictivo en lo individual y en los social un saber, una ciencia, una
práctica clínica, o al psicoanálisis, que en su caso quien captó y construyó sobre lo que había
“allí” fue Sigmund Freud, he allí mi admiración hacia él.

Este es un tema que me apasiona. Hay un correlato de lo psíquico en lo cultural y viceversa.


Intenté plasmarlo, aunque, sin embargo, es un tema que merecería mucha más reflexión y
análisis. Quizás para una posterior oportunidad.
Referencias
Freud, S, (1939) moisés y la religión monoteísta. Argentina, Amorrortu.
Moscovici, S (1979) las representaciones sociales.

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