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Luego el autor nos presenta una serie de razones por las cuales la lexicografía tradicional
del Español americano resulta poco satisfactoria. A saber:
De acuerdo con esto alude Werner a que tienen sentido teórico práctico dos conceptos:
Para superar este problema Werner propone que se debe tener en cuenta la finalidad del
diccionario a la hora de la elección de criterios de selección de elementos a recoger. Lo
que se debe hacer es esbozar el concepto del diccionario esto es a qué clases de
destinatarios se dirige la obra lexicográfica y que tipo de función deberá cumplir, y no
para qué se puede emplear legítimamente un término como americanismo, chilenismo o
bogotanismo. De la finalidad dependerán también los tipos de datos lexicográficos que
han de suministrarse acerca de las unidades léxicas registradas y en que forma han de ser
presentados. Ejemplo: según un criterio histórico etimológico corresponderá una
presentación suficiente de datos históricos y etimológicos.
Diferencial: se eligen de uno de los dos conjuntos confrontados sólo aquellos elementos
que no sean a la vez elementos del otro respectivo conjunto. La mayoría de diccionarios de
americanismos, tratan elementos específicos del vocabulario del español de América pero
de la descripción lexicográfica de sus elementos no comprende datos acerca del elemento
del español que constituyen la base de comparación.
Contrastivo: confrontación explícita de elementos de los dos conjuntos, unos con los otros.
¿cuál es esta base de comparación e los diccionarios diferenciales del español americano,
cuál puede ser, cuál debería ser?
La relación entre la variante A y la variante B de una lengua L puede dar lugar a siete
tipos de diccionario1:
Diccionarios modernos que corresponden al tipo uno: casi no existen, sino de jergas
fraseología, onomásticos , campos temáticos. Ejemplo: Seco Manuel. Diccionario del
Español Actual.
Diccionarios del tipo II: Diccionario del Español de México. Diccionario básico del
Español de México. Diccionario fundamental del Español de México. Diccionario total de
1
HAUSMAN Franz Josef. Les ditionnaires du francais hors de France, en la lexicographie : bilan e
perspectives. CFR en Werner Rehinol.
americanismos (Guillermo Araya). Diccionario del Español Estándar de Venezuela. (Hugo
Obregón).
Diccionarios del tipo III: la mayoría de los diccionarios del español que siguen el modelo
del DRAE. (diccionarios de castellano de todos los países hispanohablantes).
Diccionarios del tipo IV: No hay un diccionario que registre las diferencias en el español
peninsular. Ejemplo: (para el Inglés) Anglo-American Interpreter: A vocabulary and
Phrase Book, Oxford 1939.
Diccionarios del tipo VI: debe ser un diccionario con un fuerte criterio contrastivo. Debe
presentar los elementos léxicos específicos de cada una de las dos variantes nacionales, la
peninsular y una americana, con datos contrastivos acerca de la otra variante.
Diccionarios del tipo VII: registraría elementos comunes entre el español peninsular y el
americano. Con esto se podría delimitar el vocabulario que ha de servir para la descripción
lexicográfica en los seis tipos.
ESPAÑOL COMÚN: el conjunto de todos los elementos del español de todas las
partes del mundo donde se habla este idioma. En Europa o en América o en Europa y
América.
los autores que se sirven de “español general” o “español común” como base de
comparación para la consignación diferencial del vocabulario del Español de América de
un determinado país americano equiparan, implícita o explícitamente, el español común o
español general y el español peninsular y castellano general. Se toma de referencia el
español común bajo la consideración de una hispánica o el statuto quo de la descripción
lingüística del idioma español. No se trata de una norma de uso. El español común no
representa la norma común el español sino que se postula en él una norma descriptiva que
se basa en el español peninsular.
Basado en Luis Fernando Lara, el autor nos propone una desafortunada división entre dos
tipos de diccionario:
El tipo de diccionario que más se hace necesario en la lexicografía del español americano
es el DEM puesto que somete el vocabulario de una variedad americana del castellano a un
tratamiento integral en vez de acumular todo lo peculiar, todo lo exótico y lo marginal de la
variedad respectiva. Diccionarios como este hacen superfluos los diccionarios de
americanismos, chilenismos, cubanismos, concebidos como aquellos que consignan
elementos léxicos en los que el español americano se desvía del español peninsular, español
común o español general.
En principio, hay que observar que la comparación o confrontación entre dos variantes no
tiene que efectuarse forzosamente en una sola dirección. Un rasgo contrastivo podría
consistir en la mera selección bidireccional de los signos lemáticos en un diccionario. De
lo cual resultaría en el sentido de Hausmann un diccionario del tipo VI con seis tipos de
significantes léxicos (diccionario diferencial de las dos variantes A y B):
Ninguno de los diccionarios del español de América reúne todos los rasgos contrastivos
aquí esbozados. Aunque se destacan algunos proyectos por sus rasgos innovadores y
singulares relacionados con la contrastividad diatópica. En últimas, el análisis de los
diccionarios del español de América ya existentes puede llevar decirnos que en los últimos
decenios se han elaborado muchas obras leicográficas que pueden ser calificadas como
“delincuencia lexicográfica” puesto que a lo largo de dos siglos la tradición lexicográfica
a impuesto una suerte de de fuerza conservadora que propicia la inflexibilidad
metodológica. Werner propone que para superar este problema se deben seguir dos
caminos. El primero es dejar de limitarse a la práctica lexicográfica diferencial de
americanismos. En segundo lugar, conviene reanudar las tendencias progresivas de la
lexicografía diferencial del español americano, perfeccionar sus bases teóricas y elaborar
nuevas obras lexicográficas , con marcados rasgos diatópicamente contrastivos, para el
español de cada país hispanohablante.
DEM.
DICCIONARIO DE AMERICANISMOS.
Encuesta dialectal.
Esta sirve para confrontar los datos sobre hechos observados por el investigador, ofrece
como ventaja el tratamiento e materiales homogéneos y comparables entre sí. La encuesta
ha de ser ágil y flexible, lo importante de esta técnica de recolección es por un lado
penetrar la estructura del léxico de la zona que ha de investigarse y por otro lado evitar una
imagen impresionista del fenómeno estudiado.
En las encuestas se parte del contenido para buscar lo continente o los continentes, se
ofrece el significado para que el informante nos depare los posibles significantes (método
onomasiológico). Según Gregorio Salvador, es así como semánticamente se ordena el
cuestionario y se va desarrollando la encuesta. El autor propone así que los datos recogidos
para los atlas lingüísticos son fiables y sincrónicos (en la evolución de pasado y porvenir)
en la medida en que permitan un ulterior tratamiento semántico. Ahora bien a pesar de |que
en los atlas no se recoja todo el léxico de una lengua o dialecto si da cuenta de un buen
número de formas representativas según la red de puntos trazada para la aplicación de
cuestionarios.
Se parte del cuestionamiento ¿para que se organizan los materiales recogidos desde la
dialectología y la geografía lingüística en un atlas? De los atlas han surgido notables
estudios valiosos para la semántica, para la fonética, la fonología, sintaxis, lexicología y la
lingüística general sin embargo se aboga aquí por la necesidad de interpretación de los atlas
que según Sevilla tienden a convertirse en piezas de museo. Las razones para este echo
parecen ser en principio la dificultad de manejo de las láminas en su gran formato, cuya
presentación resulta a veces complicada. Se puede pensar en soluciones para este tipo de
inconvenientes y aprovechar desde estas dos disciplinas para dar soluciones a muchos de
los problemas lexicográficos, a partir de este planteamiento Sevilla nos presenta ejemplos
de muestras de los atlas lingüísticos para abordar cualquier actividad científica que tenga
alguna relación con el léxico.
Se parte de la idea que una realidad puede ser interpretada de diversas formas o efectos de
la nominación lingüística. Depende así de los grupos de hablantes que arbitrariamente
decidan los rasgos relevantes para la representación de una realidad mediante la lengua. En
esa decisión intervienen factores socioculturales entre los que sobresalen el entorno
práctico, los intereses materiales de los hablantes y su propia experiencia. Ocurre a
menudo en nuestras lenguas que una voz específica designa varias realidades como el caso
de la palabra vaina. Se consideran abstracciones que permiten agrupar las realidades en
función de rasgos comunes y se discriminan los rasgos distintivos. En algunos atlas, las
encuestas han permitido diferenciar diatópico y diastráticamente varios lexemas para un
mismo semema y este es un hecho de indudable interés para la lexicología y la lexicografía.
autor a partir del ejemplo de la palabra vaina alude a la elección de significantes para el
primer y segundo semema de la palabra vaina: vaina de las legumbres y vaina del garbanzo
que en varios puntos de la región de Andalucía se designan indistintamente lo que produce
neutralizaciones léxicas.
A la hora de definir un lexema y ordenar sus acepciones es necesario tener en cuenta este
tipo de fenómenos en los que un lexema cubre una amplísima zona semántica. El método
geográfico lingüístico ayudará al establcimiento de una acepción originaria
(etimológicamente). Para la elección de la significación fundamental o índice de empleo
preferente parece claro que lo fundamental para esta elección debe ser establecido a nivel
sincrónico apoyándose en el criterio del uso. Propone Sevilla que en la ordenación de las
distintas acepciones de una voz deberá darse prioridad a las que sean más frecuentes en el
uso y deberán proponerse aquellas otras que sean menos utilizadas o empleadas sólo en
medios restringidos por más que estas puedan ser las originarias. En este sentido, la
fijación fundamental a nivel sincrónico será tanto más segura cuanto más densa se la red de
sememas.
En este apartado Sevilla hace referencia a algunas voces que aparecen en los diccionarios
localizadas bajo un regionalismo específico sin atender a los criterios geográficos
etimológicos, a las movilidades o la filiación lingüística. a las que pueda atender la voz en
cuestión.
Los atlas pueden dar cuenta de los arcaísmos y complementar datos registrados en los
diccionarios a nivel dialectal.
Las variantes fonéticas registradas en los atlas y existentes en las hablas vivas pueden servir
de ayuda en el enfoque de problemas etimológicos. Así cuando se comprueba que cierta
zona ofrece reiterados términos léxicos de determinada procedencia , ello puede constituír
un punto de partida importante para buscar la filiación de voces de origen desconocido que
allí mismo se documentan. Por otro lado, las múltiples variantes de una misma voz, que la
geografía lingüística descubre, pueden permitir por comparación, encontrar o al menos
suponer con ciertas garantías, una base etimológica.
Regionalismos y diccionario general.
El diccionario general de una lengua debería incluir todas las palabras que en esa lengua
tienen vigencia a un nivel medio ideal, difícil de precisar. Por otra parte todo diccionario es
selectivo por naturaleza: el grado de selección vendrá marcado por la intención de la obra y
por el público al que va destinada. Así como un diccionario no puede ni debe incluir todos
los tecnicismos de las diversas técnicas , tampoco puede dar cabida a las voces que sólo se
usan en restringidas zonas geográficas. También atendiendo a un criterio de selectividad.
El atlas lingüístico da la imagen precisa, la medida exacta del grado de vitalidad y difusión
de las palabras en un dominio geográfico, datos que el diccionario debe refljar. Asi algunas
voces que el DRAE registra como voces anticuadas aparecen con un uso frecuente en
algunos atlas regionales del español peninsular. Lo mismo ocurre en algunos vocabularios
en donde se registran voces conocidas en puntos muy aislados y se escapan voces de
difusión general.
Esto se examina en la medida en que si bien los diccionarios registran una localización
geográfica de las acepciones para una voz mediante una abreviatura, lgunas veces estas
localizaciones suelen generalizar la difusión de una voz cuya extensión geográfica se podría
precisar con ayuda de materiales como los atlas lingüísticos. En este sentido se presenta un
problema de sinonimia que se debería localizar geográficamente y no presentarla sin
discriminación como lo hace el DRAE. Así en los nombres de toda clase de realidades
materiales y de objetos se debe procurar delimitar las áreas geográficas de los sinónimos y
ofrecer toda la serie bajo la palabra que se estime de uso más frecuente contraponiendo las
áreas respectivas.
Según Gregorio esto constituye una carencia muy marcada en los diccionarios del español y
esto representa una regresión con respecto a la tradición lexicográfica española puesto que
en un principio el diccionario de Autoridades en el que se basa toda la tradición si hacía
este tipo de restricciones a las que se refiere el autor. Las obras actuales prescinden del
juego geográfico sinonímico.
Según el autor este tipo de información debe basarse en una cartografía geolinguística y
bajo su parecer en la lexicografía del español se toman los datos geográficos como
fenómenos accidentales o accesorios y del menor interés. En comparación con el
Diccionario de Autoridades son muchísimos más las palabras localizadas geográficamente
hoy en día por el DRAE pero en ellas no reestablecen las relaciones necesarias con aquellas
otras de la lengua general o de otros lugares.
De este modo se alude a la necesidad de confrontar los vocabularios dialectales con los
atlas lingüísticos previamente al registro de voces dialectales en los diccionarios con el fin
de cumplir con el ideal lexicográfico de tratar de registrar todas las voces de una lengua.
Además de esto se recalca en la necesidad de realizar nuevos atlas linguísticos que sirvan
como base para la solución de problemas lexicográficos como este.
Durante el siglo XIX se percibe una fuerte conciencia del problema de los americanismos
aparecen diccionarios como el Diccionario Provincial de voces cubanas de Esteban
Pichardo y así mismo se presenta una intensificación en los usos normativos de tal suerte
que para el siglo XX se mantiene el registro de voces dialectales pero bajo la consideración
de desvíos de la norma peninsular. Es precisamente para esta época que se presenta un
mayor auge de regionalismos en las obras lexicográficas y así mismo un mayor auge de la
realidad dialectal inmediata según el cual prevalece un aspecto descriptivo sobre el
normativo.