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SOBRE LA ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO" Davin Roas En las dos diltimas décadas, se ha hecho evidente el arraigo yacomodo del microrrelato en el sistema literario, una forina narrativa que se ha convertido en un verdade- ro fendmeno editorial en diversas literaturas occidentales (Estados Unidos, Espafa e Hispanoamérica, Cataluia, Francia, lalla, Polonia y otras literaturas eslavas) y orien: tales (Japén y Corea del Sur son una perfecta muestra de ello). No solo son muchos los autores que lo cultivan, sino que también son numerosas las antologias publicadas (las rimeras aparecieron en los 80 en Estados Unidos; bien entrados los 90 comenzaron a ser habituales en las Tite- raturas en espaiiol), un signo muy revelador de la impor- ante presencia del microrrelato en el mercado literario factual. Incluso han aparecido editoriales espectalizadas, como las espaiolas Paginas de Espuma, Menoseuarto y ‘Thule, Asimismo, existen ya un buen nimero de revistas literarias dedicadas al microrrelato, como, por sélo citar algunos ejemplos, Quick Fiction o Flash Fiction Online (en el Aimbito anglosaj6n) y El Cuento en Red y Ficciém Minima (en lengua espaiiola) ‘Otra muestra evidente de fa implantacién del micro- rrelato en el panorama cultural y literario de las dos tit mas décadas son los numerosos concursos (organizados ‘en Ambitos muy diversos: periédicos, revistas, emisoras de = Una primera enon dee texto puede ene co tol more Ino yer de ln geneonem rene AndresSuresy Antonio Roa (cs), Tire dle eid miu hea Palen, Menon, 08 wm » ‘bavID ROAS radio, ayuntamientos, fandaciones culturales..), que 1o hhan convertido en un auténtica moda literaria Todo ello ha supuesto que el mundo académico haya ‘empezado a prestar una especial ateneién al microrrelato, Asi, cada ver es mas abundante la bibliografia en torno al mismo: se han sucedido las investigaciones que tatan de defininlo y caracterizarlo, asi como los estudios de sus ‘manifestaciones en la obra de un antor, en una literatura ‘nacional o en un petiodo determinado, los anilisis de ca- eter temtico, las reflexiones acerca de su origen e his toria, etc. Todo ello se ha traducidlo también ~y aqui me limito al ambito hispano- en la organizacién de un buen nimero de Gongresos Internacionales de caracter univer- sitario, celebrados a ambos lados del Atkintico: México (1998), Salamanca (2002), Valparaiso (Chile, 2004), New. chtel (Suiza, 2006), Valladolid (2006), Gomahue (Argen- tina, 2008), y Malaga (2008), entre otros. Asimismo, por citar otro dato significativ, una de las secciones del XVIT Congreso de la Asociacin Internacional de Hispanistas (Roma, julio de 2010) esté dedicada a “La narrativa breve y brevisima’, Pero si bien la bibliogratia (y aqui me refiero a las obras aparecidas tanto en espariol como en otras lenguas) resulta abundante, todavia no existen monografias ni vo- limenes que ofrezcan al lector un panorama meditado de las diversas perspectivastedricas desde las que suele abor- arse el estudio del microrrelato, asi como de los princi pales debates sobre el mismo, A cello hay que atadir que la mayoria de las investi gaciones sobre esta forma narrativa realizadas en espanol suele tener un caracter ertico o historicista, descuidando, ‘en ocasiones, la necesaria dimensién teérica que tambien ‘exige su estudio, Asimismo, los pocos trabajos ~con algu- nas excepciones destacables~ que se han enfrentado al mi- crorrelato desde una perspectiva tedrica suelen manejar ‘un corpus bibliogrifico muy reducido, repitiendo cons- tantemente las mismas ideas y voces y prestando escasisi- ‘ma atencidn a las aportaciones te6rieas en otras lenguas. Sin embargo, como demuestran los textos recogidos en Ja amiologia (asf como las ideas expuestas en esta intro- SOBRE 1. ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO » ducei6n), el debate en torno al microrrelato sigue todavia abierto: no esti todo dicho acerca de su caracterizacion, su relacién con ef relato breve, su (supuesta) autonomia xenérica y su vinculacién con las diversas vias por las que se ha desarrollado la narrativa en la Modernidad y la Pos- modernidad, En las paginas que siguen expondré mi propia re- flexiGn sobre las caracterfsticas formales y tematicas que definen al microrrelato, para discutir si éstas pueden 0 no configurar un nuevo tipo de narracién breve con un estatuto genético propio. 1. CARACTERISTICAS FSENCIALES DEL MICRORRELATO Los géneros Tierarios no son leyes coerciths, pero sin duda efercen una acci6n determinante sobre autores y lectores, puesto que forman parte de los modelo de ex titra y del horizonte de expectatvas en funcion de los ‘ales Hos autores esriben yu sea para seguir el modelo 6 para sibvertrlo”y los receptoresafrontan cada obra Inividual. Son tradiciones,habitos 0 modelos textuales en los que se reconocen unos rasgos dominantes que di cirven de unos textos a otros “Ato est ay que afd, comoalvierten Eco, Schac ffero Baroni, que los generos Iterarios no deben ser com siderados exciusivamente en su inmanenci, sino tambien en relacin con el lector. Es dec, son construcciones s- tnieas producidas por la experiencia textual de los lee tores,y no tnicamenteconjuintos de propiedadesexables rtenecientes a grupos de textos ceterminados. Genette, En vu concepelén del arc sefiala a impostilidad de dleterminar el esatuto genérico de una obra dnicamente en funcign de mares textualesobjeias, necesaias ys (Gf Tretan Todor, ges or, Pai, Seu, 19TE * Umberto feo, Lac fle 1979). Barcelo, Laren, 18; Jean are “Schatle Qnstee qu'on ge irae at Sel 1080; Raphael Bat, "et. feslinesite et onenaton de tecture, Une lecture mle de La mort ea owas de je Borer Magus 134 (2005), pp. 141087 * Gérard Genet, Paps (1082) Mad, Tras, 180. 2 DAVID RONS ficients. Por su parte, Ricoeur insse en la percepeion genérica basada en las expectativas del lector: Ello per mite hablar de-una “competencia genérica” que forma parte de la competencia lteraria general, con la que el Fector aborda cada obra indisidual reconockendo desde ha competencia Tos tasgos que comparte con su serie sgenérea, studndola, pues, en ese marco y determinando Elmodo en que se pereibe cGmo se inserta en el enero, mo se indNidualiza en €1,e6mo, sie el caso, se desia de dl owansgrede sus fronteras Por tanto, para determinar el extauto genérico del me crorrelat, la deseripeién morfologic y estructural debe iracompaiada de un andliss dels elementos implicaios tanto en la produceién como en la recepeion textuales fen una doble dimensin sinerOnica y diacrOnica. Alo que hay que afaair la necesariaperspectva comparatist: Ws sgénctosy subyéneros son categoria colectvs,histrieas Yupanaconies na gran parte de lo ertcos espatioles ¢ hispano- americanos no ha dudado en idendifcar el micrortelato como un nuevo género narrativo. Ast puede verse en Ve ladés, Noguerol Andres Suirer, Lagmanotich (en 1996 Wo calfcaba de "yénero emergent, o ain en proceso de constinti6n’), Tomassint y Colombo (quienes airman ue el mierorrelato no encaja en "ninguna de las alr? esgenérieasdisponiblesen nuestro horizonte terario"), Brasea, Zavala, Epple o Trabado?, Otros edricosrevinde Pal Ricoeur Tempo y mera (ORES). Maid, ssid, 1987, vole Haman alaes,oa pl et tsi Cini 1100 (tego dspace en Cale Palen) Lae Barer Lines comp) 2 sn is Cas Moe i 229) Pncca Nr {gcrol Sare f mirovelats sponta Cola ewe noqies {Ber (1982). pp E18; lene Andes Sure, “E rea Ines cc ven den om crs ter eo {er Facer y Georges Canter eds) Tos mrt dd ets Ber, esr Lang, op B10: a aan ace er "Heo hispanoamericana, esta stmt Bg 11590), i Gra Tm y Set a smi “a hen come ce text transgenes antrum deg 4 (1980), pp 79 Rel rae, “Lox ecinsmos dels beet conse vray ences «eimlcrcento" Bleumlo rains (208) fen cientesre. og), Tu Za “E ccnto keno jl micosope’ Ree Lares SOBRE LA ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO 8 can una posicion genéria tranagresora para el nicrorre- Int, como Rojo, quel alia de texto “des generado™. Pero también hay invesigadore, como Alamo, que se ‘ponen ast ides de que este pose un exato generico propio! O Ibrahim Taha, que preliere hablar dl micro Frelato como sintergeneio™ Los erfcon extadouniden- $s, por el contario no tabla tanto de genero como de tim forma extrema y experimental del cent ax puede ‘ers por ejemplo, en Stevie o en Howe, quen advert {ue ha ciferencla entre el cuento el mirorrelato es so indo’ Tra defender el lugar especialy diferente que el mi crorrelato (supnestamente)ocupa cn el stoma enérico, Iasartcose han apoyado en un buen némero de ragos ‘encialesqueto ciacerzan y deinen, Las coineidenthas son noubles, lo que permite organiza ales raxgo en ea tr grupos bisicos, que resumoa coninvacin 1. rasgas discwsivos: narratividad, hiperbrevedad y, ‘como complemento a éste tiltimo, coneision e inter sidad expresiva (utilize la terminologia de Brasca)"", A. éstos habria que afiadir la fragmentariedad y la hibridez genérica (su proximidad a la poesia, sobre 138 0), p. 5958 (en resto den abot sgui intend xe fe: Jaan Armando pie,“ mic cree ran oe Nord {es} Eire Rug mee deat Salman, Eons de iva de Salama, 200 pp 152K Joe Manoel rab Cad,“ Incrorrelat emo gener omtro” cs tate nina Ls Ht et int um smerny Leon, Seisrtado de Publicones dela Uner {dnl detsn, sp 118181 ex repro en el presente volume). "Violets Roo, minicunt:caracerzacéa acu ydesrollo en Ye cal Zar 166-167 (184) cho por nvr eps "Pancho Alo Flos, “El mirrrelto. Ans, conformacin y fan don deuncaeyott arta’ a Rta desi Ber (200), textoreprooiio en el peste vaemen "rahi Tak, “Smits of Minima Fiction: Gente a Modeling > sei eat sige 820, ps2. eno * Philip Sevik ed), Am Sry. An Analg of Experiment ion. Nuc rk The Fee Pree 17, p. Me ving lowe, “ntoacon” en Howe © Ian Weiner Heme ed} Sh Shr Av Ag te rot Sis Nera ky Lande Baha Boks 198, p. Base, op todo), aspects recurrentes en buena parte de ls Aefniciones. : 2. regs formats: se tata de caractrisea de nivel ex- ‘ual inferior ats anteriores, puesto que en su mayor Fa se derivan de la hiperbrevedad (aunque a veces Silo se olvida). Evidentemente, no tienen por que parecer todas en un mismo texto, ni en el mismo sgrado. Estos son ls mis destacadas 2 amas ausencinde.complejidad estructural 22 perwnajew minima carcterizacion pscolgic: Faramente desrtos en muchas oraiones ano: nimos utlzacion de personajestpo, 23. espacio eonsirecion esencialzada, eas (ine lito ausencia) de descripciones, reducidas te ferencis a lugares coneretos. 2.4, emp niiztcion extroma de la elipsis 25; didlogos:ausentes sno son extremadamente Sigifeaivosyfuncionaes 2.6. final sorpresivo y/o enigmatco 2.7 importancia del utalo 4 hearesimentacin nga rages tondtos(ampoco tienen por qué aparecer todos en un mismo microrrelato): oe 3s ntertextalidac: siempre entendida aqui como alialogo parédieo con otros textos 32. metaeclon 3.3 ironia, parodia humor Sl nvencion efica 4. rag pragmaios “L1Seeenario impacto sobre elector 42 exigencia de un lector setvo Contradiciendo la tesis que Ios tebricos citados preten- den defender, Ia primera impresién que se obtiene tuna ‘ver enumerados y clasificados estos rasgos es que el micro- rrelato comparte el mismo modelo discursive que regula la poética del cuento a partir de las tesis postuladas por Edgar Allan Poe en 1842" y desarrolladas en el siglo x Poe, "Reve of Hahoenes Tid Tl (1842): recog con el ila “ancrneen BAP, Ensen tradi de jue Crt Madi, Aan Eo, 8 pp, He ‘SOBRE LA ESQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO 6 porla mayoria de los criticos que han estudiado el género. Basta pensar en las aportaciones ya clasicas de Friedman, Cortizar, Reid, Shaw 0 Wright’ sistematizadas por Carlos Pacheco en cinco categorias esenciales: 1) narratividad y ficcionalidad; 2) extension breve; 3) unidad de concep- ‘ign y recepcién; 4) intensidad del efecto; y 5) economia, ‘condensacion y rigor, Cinco criterios que definen y de- terminan el estatuto genérico del relato breve frente a ‘otras formas narrativas, ¥ que, signifigativamente, coinc ‘den con los raxgos del microrrelato antes expuestos ‘A éstos podriamos afadir otros rasgos pragmiticos ‘como sucedle con la unidad de impresién (0 “efecto ini co") ya reivindicada por Poe, a la que también recurren os te6ricos del microrrelato: asi, Andres Suarez habla de la “construccién de un climax emocional que se resuelve ‘en un impacto tinico, rotundo y duradero", por lo que el final del microrrelato debe ser, como afirma Howe, “fuer- te, abrupto, sangriento, agotador”™, Como se recordara, Poe ya advirtio de que esa unidad de impresion surge de la interrelacién de los elementos formales y tematicos (intencion y efecto tinico), un pro- ‘ceso que genera un texto de breve extensién que permite ser consumido en una sola sesiin de lectura, lo que garan- tiza el efecto sobre el lector. Como vemos, lo pragmitico se combina con lo formal Una reflexién semejante aparece en las diversas aproximaciones teérieas al microrrelato analizadas, que coinciden en sefialar que esta forma narrativa hiperbreve 7 Norman Fcdao, Qué hace breve a un cuento be? en Facey Aare op app. #108 Conan "Agunonaxpet dco”, Cas de {sy Amine 1516 1952196), pp. 314 eeogido despues en Pacheco y Hare isp, 870305) "De cueno breve yn alrededor (1050) en Cine ow Mad Debate, 195, pp. #25 Tan Rei. The Sr Sr. Londres Mee then, 197 Nake Sha, Pi Set Sry Cnt nto Laden es Nek Longman, 1963 Aun Mog "Om Defining the Short Story The (Quen S Loker BC (es) Sit Sor: Thy af Cod, Biton Rouge Unisns Sate UTR pp 58 "Gatos Pacheco, “Ceitero par una concep dl cents en Pa seco Barrer op. Sp 18 rene Ander Sue, ‘Nota sobre elven tyectoiay spin del eno revi Leman 11 0904), p72 Howe, op px 6 ‘DAVID ROAS debe ocupar una pagina imprest como maximo, pres ello permite tener el principio y el final del texto a ia vist: de ése modo, sefala Thomas, nose imponen pasisas ala com centracién del lector y el impacto sobre el mismo estaria asegurado (aunque el mismo Thomas aitade después, 5 nificavamente, que “los lectoresesperan y les gusta pasar piginas’)". Después volveré a este asunto. ‘Asi pues si bien es innegable que la descripeidn mor- fol6gica del microrrelato ha evidenciado de forma muy detalada cusles son sus caracterstcas formales yestruct- rales ecurtentes, el problema esencial es que éstas no son exclusivas del microrrelato, sino que aparecen también en el cuento (dle forma individual y combinadas) y com la ‘misma Fanci, Ello resulta evidente si examinamos, por ejemplo, los rasgos formales: la esencializacion del espacio, la escasa Caracterizacién de los personajes (a veces reducidos al anonimato o a ser simples arquetipos) la condensacién, de la accién mediante la elipss, ls juegos Formales y te- miticos con el titulo, la importancia de la apertaray el Cerre, etc, son los mismos recursos que pone en juego el euento para conseguir a forma breve caracteristica. ‘Unos rasgos que, obviamente, se intensifican al maxi ‘mo en el microrrelato y generan su hiperbrevedad: cl tex: to se despoja de cualquier elemento no imprescindible (como la descripeién de espaciosy personajes o la Bjacion del tiempo), lo que sucle provocar,asuver, tina desrealiza- cidn dé la historia, que explicaria la dimensin absarda 0 fantéstica que suelen tener muchos microrrelatos. Al mis- mo tiempo, eso otorga al texto un valor metaférico, sim bilico, que es donde radica todo su efecto. Pero ningun de estos rasgos insist, es exchusivo del microrrelato La construccién de los personajes revela wna sitwacion semejante. Si bien es cierto que la hiperbrevedad de los microrrelatos impide una detallada earacterizacion psico- logica y fisica de tos mismos, ello también sueede en mur hos euentos, sobre todo en el siglo Xx, una ver berados Janes Thomas, “noducon” en James Thomar, Dense Tota y Tom en, Fa Fon 7 Shr Sn Nova WA Noro, 108, Ee SOBRE. LA ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO ” del lastre del realismo y del nanuralismo decimonénico {an buen ejemplo son los textos de Kafka y la narrativa expresionistay vanguardista). Yrno se trata simplemente de un recurso formal, sino que también tiene un efecto resentar personajes anénimos, desprovistos de individvalidad, es una manera de intensificar la vision mo- dderna y posmoderna del ser humano como ente alienado, Iragmentado ‘Algo semejante ocusre con los rasgos temiticos adu- cds para definir al microrrelato: la intertextualidad, la Imetaticcion, la ironia, la parodia, no son rasgos exclusivos de esta forma narrativa, ni siquiera cuando aparecen de orma combinada en un mismo texto, Tales rasgos, mis jue identificar al microrrelato, resultan muy des para istinguir-variantes del mismo, como demuestran las tipo logias postaladas por Lagmanovich y Brasca en sus artcu- losantes citados Entre todos los rasgos temticos, el mis destacado y reeurrente en las divers definiciones es, in duda, laine tertextualidad. Sin ahondar demasiado en la cuestién de la intertex- Iualidad (podria afirmarse que todos los textos se produ- en desde una necsria, obigada, vineulacion con aos {extos), basta advertir que es un procedimiento'recurren- te en la novela y el cuento posmodernos: como advierte Linda Hutcheon, la narratva posmodema esablece una Telacién con a wadicion iteraria combinando el homenaje A pasado (pastiche) con la revsin satiiea de éste(rees- Grinura parédica), como via para impugnar la autoridad de Jas insttuciones, ia unidad del sujto, la coherencia y las, fronteras entre discursos, géneros, artes, dsciplinas. Los teéricos del microrrelato han insistido en el con- linuo didlogo intertextual (siempre de intenciin parédi- 2) como rasgo caracterizador de esta forma narrativa. Ast puede verse en Rojo, Koch, Zavala o Fernandez Ferrer." Linda Huon A Pat f Pater Hit, Thay and on. Lone thes Routed, 88 "Roo, hats Dolores Koch, “Retro al microcato: alunas considers Ione’ i cei on mt 1, (20M) (en wocleuetocnrs.ong Laura Za fp Antore Forties Fern “ContarBe descntar en Nagle) i ce 1s DAVID RONS ‘Tomassniy Colombo van mis lejos al califca én nifiecion de “forma de textalidad parasita o mejor [] ‘Sprott’ un po de ecrturs que “prospers a expenss ae igi residual dence sorrento a un rca que puede o no import reorientacion axologtcr™ Si bien estas reflexiones sobre la presencia dela inter textualidad-en el microrrlato hacen evidente uno de los Caninos ecnciales por los que dscure esta forrna parr tira, de nuevo nos encontrainos con el mismo problema ho es un asgo que srva para identicaroycartcterzario Frente al cvento, por dos zones fundamentales: 2a primera es que no aparece en todos los microrre- Taide ast, por ctar solo un par de ejemplos de auto- res que lo han cultvado con gran acierto, est ausen te-almenosde forma explcita~de los cento cuatro textos que forman Der Stonmeninilalr (1 smitador de toces, 1978), de Thomas Bernhard, y de los teinta Yocho micrarrelatos ecogidos en Las males menores (1999), de Luis Mateo Diez yen segundo lugar, a intertextualidad tampoco es un procedimiento exclusvo del microrrelato, pues. toque, junto precedentes como el Uses, de Joyee, son imichas lav novelas ycuentos postodernos cuya tatructura y efectos se basan en este recurso: basta titar aqui fas novelas Briar Rowe (1996), de Robert Gover (donde se hace una relectura parédica de La fella durmient),0 The Pentopiad (2003), de Margaret ‘Atwood (que narra el otro lado de la Odisa s deci, lavida de Penélope en ftaca mientras su marido est ausente), O los ctentos, por mencionar slo algunos autores, de Borges (“La easa de Asterion”, “El in” © SEI Zahir’), de Woody Allen®, o del catakin Quim Monz6, quien recoge en su libro Guadalajara (1996) *Tomaninky Colombo, at 87 > Véanse muchos demu ao bumorfsicosrecoldon eos volomenes eigen {1072}, Wi ats (199), (1880) Mo Ac ‘G00%) redo Tuquers putes en capa! artes priest one folecn “Guero Marae" Cased fr nda on te {Urey ia pumas (1070) Pil (1980), ere deuce enn es otc Cowan mat (196. Een ep en S07, tambien "Tinqut cone ls Boe anerg SOBRE LA ESQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO. » varios relatos en los que plantea una selectura de diversos mitos y de textos clasicos (“A las portes de Troia’, Gregor”) Lo verdaderamente significativo es que la intertextun- lidad tiene la misma fanciGn estructural y temética en el ‘cuento yen el microrvelato: ahorra espacio textual (el lec- tor ya conoce ciertos elementos que no hay que narrar) y,al mismo tiempo, plantea una desacralizacidn parddica del pasado, un efecto vilido también para otras reelabo- raciones modernas y posmodernas de formas narrativas hiperbreves tradicionales como la fibula y el bestiario, 2, HisRipisMo GENERICO: MICRORRELATO ¥ POESIA Otro rasgo que suele ser destacado en las diversas defi- niciones del microrrelato es su proximidad con la poesia. Una afirmaci6n que se basa en Ia idea (a mi entender err6- nea) de que la maxima exigencia linguistica, retoriea y es tructural es propia de a lirica. Asi, Howe compara l "short short story” [el microrrelato] con el poema por su conden- scin; Charles Baxter, en su introduccién a la antologia Sudiden Fiction International, no duda en afirmar que estos Telatos “estin entre la poesfa y la iccion”™; Irene Andres Suarez seftala que el microrrelato es “una composicién en prosa grivida de lirismo™; por su parte, Berchenko no uda en afirmar que “la diminuta historia contenida en el {texto se autopropone como discurso hecho de ecos, refle- {jos y matices; combinaciones expresivas y escriturales que fe reconocen ficilmente como propias de la lrica”®;y Trae bdo, por citar un ejemplo mis, sefiala que “La operacién de descontextualizacion espacio-temporal y la adquisicién Gls taster troduction, en Rober Shapardy James Thora (ede), Suid Picton Ineratnal Sty Shr Sars Soe Nea ork, Nore, 1989, pis andrerSnies, ‘Not ec gen’ pt p72 ® Adviana Bechenko,“Propaslons pata una esa del een bet so, cn gee hia ct AAV Pome ede Peptan eae Artic 3 su ja ass Heese Noe, 97, » AMID ROMS de valores simbélicos son caracteristicas que relacionan a este tipo de cuentos con la enunciacién lirica” Significativamente, est concepcién hibrida ya. hae bia sido reivindicada en muchas definiciones del cuento como un rasgo caracterizador de éste. Asi, por ejemplo, Ragil Castagnino afirma que “un cuento equivale a un poema. Se constituye por un acto de creacidn verbal se- ‘mejante, fundado en la palabra, en el arte verbal. Requie- re también una motivacién, profunda intuicién poética, tensiGn unitaria. Reclama, en el acto creador, la mistna inmediatez que el poema, intensidad y concentracién™™. Opiniones parecidas muestran otros reconocidos tedricos del cuento como Cortizar, Reid, Serra 0 Baquero Goya nes: todos ellos coinciden en seialar que la brevedad det ‘cuento obliga a desarrollar una estética muy préximya a la celaboracién poética, lo que supone una intensificaciin de las potencialidades connotativas del lenguaje. Tales afirmaciones, tanto en relacidn al cuento como al microrrelato, deberian obviarse en relacién a la litera: tura del siglo xx (y del xx), Es cierto, como advierte To- dorox, que “los estlos emotive, figurado, personal, ete. predominan en la ‘poesia’, mientras que la ficcién se ca. Tacteriza a menudo por el predominio del estilo referen- cial”. Pero el te6rico bilgaro aiiade enseguida que “la i- teratura contemporiinea tiende a ignorar esta oposicién”. ‘Una idea semejante la encontramos en las Seis propuestas para el priximo milenio, de Tralo Calvino (un lugar comin, por otra parte, en las teorias del microrrelato), quien, en la conferencia titulada “Rapidez", afirma licidamente: “Como para el poeta en verso, para el escritor en prosa el 7 Traindo op tp. 27820; che por avers eco en el presen votumen 23 al H.Casagnino, Cuno 9 erie durin Banos Aes, own 1977 pa * Goria. “Del ent breve yu addres i. Rei, oh, 1.28 dee Serra, Tioga tas Nate, ips Eton 107K 8 Matan Dare Cayanes, {Out lle [Oa of av rl nerd de Marea 1988 p19 farma que eta sare pars exe Un tp pest de cmon dc gne my canal poeicoy Tinea Ta ener Beran O, Duco). Tooror, Dia vinnie dela sd emg Bs Aen So SAN 19 rE ‘SOME LA ESQUIVA NATURALEZA DEL SICRORRELATO a logro esti en la felicidad de la expresion verbal, que en ak {unos casos podtr realizarse en fulguraciones repentinas, peto que por lo general quiere decir una paciente bis. ‘queda cel ma juste dela frase en la que cada palabra es in- sustituible, del ensamblaje de sonidos y de conceptos mas fica y denso de significado, Estoy conveneido de que es Caibiren prosa no deberia ser diferente de escribir poesia: fen ambos casos es bisqueda de una expresién necesaria, linica, densa, concisa, memorable”. A lo que afiade algo esencial y, al mismo tiempo, obvio: “Es dificil mantener (se ipo de tension en obras muy largas™®. 8, La (SUPUESTA) DIMENSION FRAGMENTARIA DEL Junto al hibridismo entre narracién y poesia, también sucle aducirse como rasgo definidor del microrrelato st dimensidn fragmentaria, Una afirmaci6n que implica dos tuestiones esenciales en relacin adicha forma narrativa: por un lado, lo que Zavala denomina su estructura frag Inentaria, su condicin de texto inacabado*; y, por oto, |i posibiliiad de recortar un fragmento de un texto yleer= Jo como microrrelato, mis alt de la intencién del autor Avalizaré las dos cuestiones por separado. ‘Ami modo de ver, tal y como le sucede al cuento (yal festo de formas narrativas),el microrrelato es una entidaad fiuiGnoma y suficiente, una unidad estructural acabada, errada, en lo que se refiere a su dimensién puramente Ilsa nad npn ge shoran todos los elementos del texto”. Pero es una es Westin aie em ist pr pin mis Mai Lauro Zavala, "Sls propa parame On oe 2000 Aout ec or an Win Sia Renacicnto, 04 pp ose f sng as nti "come nt ining opt, cere vo co, pero que sia cua and mas Mp sna cara uc orogens a ola mic Mor’ (eoin sobre cuca et fan dete ocean Moors so ig an Po Carta, Moe a 13. 2 aviv Roas, tructura abierta en lo que se refiere a su interpretacion: es ‘deci, que esa forma cerrada no implica que su dimension semdntica est completa, porque, como sefiala Wright, el ‘cuento moderno, por su necesidad de economia, muestra una clara tendencia a dejar que el lector infiera o comple- te los significalos solo sugeridos. ‘Oua cos muy distinta es hablar de escritura fragmen- taria 6 discontinua (utilizo el término postulado por Ro- land Barthes en Le plaisir du text). Desde finales del siglo XIX, junto a relatos en los que se mantiene la estructura clisica (heredada del cuento oral) prineipiomedio-desen- lace, se desarrolla otra variante que culmina con los expe- rimentos posmodernos de autores como Robert Coover, ays relatos se fragmentan en miltipes principios y ft nales (pienso en textos como "The Elevator", 1968) refle- Jo estructural de Ta vision posmoderna del mundo como algo fragmentado, que ya no puede ser representado ni explicado de forma univoca. Peto ello, insist, no significa aque se trate de una forma textual inacabada (salvo cuando se quiere generar ese efecto). ‘Creo que esta vision del microrrelato proviene del error de eonfundir la brevedad con lo fragmentatio. ‘Gomo advierte Aullén de Haro, pei acl epigan - Fano lpia, prado el aka ly cla to micortelato, la gregucia son generos por eolapltoafenos ‘1 ragmensirny sn tnidades plenary compas Como calor sn Low ners reves hada ene ue er por varia mosque pencinossbyecamenie ue pore hech de que lr Eagnetioe san tance Colyton Coot Ins reves que cl coajuntore bien por ser breve cl kero del fragments, bree hay dese gestae” El segundo aspecto relacionado con la supuesta frag- mentariedad del microrrelato tiene que ver con Ia posi bilidad, ya manifestada en la antologia editada por Bor ‘ges y Bioy Casares (Cuentas breve y extraordinarias, 1953), de recortar fragmentos de textos mayores y leerlos como microrrelatos. Un proceso en el que, con dicho recorte y son. Céneo/astema de ners y geben bees genees exten Anata Malan, XXVIE 1 20), 9.25 JRE A FSQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO 2 eon Ta dotacion de un titulo a ese fragmento, se produce, feomo dice Brasca®, una resignificacion que ios convierte fen cuentos brevisimos, operacién que é mismo practica fen algunas de sus antologias, asi como Zavala en La mini- {iecin mexicana (2003), donde extracta fragmentos de no- Velas de Campobello, Arreola o Fuentes que convierte, rndo su capricho, en microrrelatos. Pollastri defiende la labor de Zavala y analiza esta estrategia de lectura que onvierte a los antélogos en autores de microrrelatos con lunos argumentos muy poco sélidos: “sus lecturas inser ben los textos en un corpus otro; fragmentan y destrozan Jas totalidaces mientras borran las huellas de pertenencia del texto a un cuerpo mayor". Es cierto, como dije antes, que los géneros no respon- den exclusivamente a marcas textuales objetivas, neces ras y suficientes, sino que dependen también de la expe- riencia textual de los lectores. Pero ello no concede al re- ‘ceptor individual la libertad absoluta para tomar, en este ‘eas0, como microrrelato el texto o fragmento textual que Gldesee. Puede el lector alterar esa unidad perfectamente cohesionada por su capricho de leer un fragmento como si fuera ~por decision suya~ un microrrelato? Para resol ver esta cuestién podemos aplicar la perspectiva pragm- tica desde la que Poruelo aborda la definicién del cuento: Partiendo de las tesis de Poe (también de clara dimension ragmatica), advierte que el ritmo estético del relato es fl que marca su extensin breve, y dicho ritmo nace “de luna intencién y con el propésito de conseguir provocar fen el lector un efecto de intensidad deseade’, y ello es lo que “crea el tamaio, que es asf una consecuencia direc ay bien wabada de aquella intenci6n. La estructura del euento no puede ser una sintaxis, sino el correlato de una intencién de autor con relacién a un efecto de lectura™. bras oh ot p.2 2 Lar Pl nde mp Hsin he genio FAAS (cin), ft «une muro cage at A rrdate Valparaiso (Ch Ie, Edrocs de a Fac! de Humans def Une e Paps fs p20 fy cance Curnen beeen arses) ante ern igs Se Me Poston da Unsere de Vigo 199, p. ™ Davtp Ross a my efecto en un fragmento que ho ha sido diseftado asi? zPara que insitir en la detallada determinacién de las convenciones genéricas que identi fican y distinguen al microrrelato, si finalmente el lector puede actuar a su capricho y convertir ‘cualquier cosa’ en luna muestra de este tipo de narraciones? La arbitrariedad soma por el horizonte. Buen ejemplo de ello es la ma- nipulacién llevada a cabo por Lanieri® con el cuento de Borges “Examen de la obra de Herbert Quain” al recortar el fragmento en el que el narrador analiza la obra April ‘March. Ello permite a Lanieri convertilo en un microrre- lato auténomo y, dems, analizarlo como tal. Asi, no duda ‘enalirmar que ese “fragmento enmarcado” (que, por otra parte, nunca es presentado como tal por el narrador del cuento) tiene su propia independencia interpretativa y pose -seyiin ella los rasgos distintivos precisos del mi- ‘rorrelato: brevedad, hibridez (se presenta como ensayo), intertextualidad, complicidad lectora y fractalidad. Aum a riesgo de cacr en la falacia intencional, es evidente que Borges escribié su relato como un todo, pensando en una estructura y efectos determinados en Tos que colaborarfan todos los elementos -formales y temticos-del texto. Yast hhabria que consumirlo (eso sf, on una amplia libertad en ‘cuanto a la interpretacion). De qué sirve extractar unos pedazos que nunca fucron disefiadlos para ser consumnidos de ese modo? Mas ain, zqué aftaden a la lectura e inter pretacién del cuento de Borges? No ha de extraiiar, por tanto, que José Maria Merino, autor de excelentes microrrelatos, censure esta prictic “el arrancar fragmentos a textos completos, que nos per= mitiria extraer cientos de microrrelatos y frases chispean- tes de las obras de Shakespeare o de Cervantes, de las me- tiforas de Lorea o Neruda, no dejaria de ser una manera poco literaria de hacer picadillo la literatura”, * Morena Cars Lanes Lantana habla yeep ena i= ‘in”sen Ciceresy Moan, op tp 8102 a He Mai Meio, Rel iio, ee i 22) sg ‘to dexpacecom el ul “De tela nino cn} M Mein, tn ota ‘Bivelna Seb Bara 2001 pp. 27) Cho pr la er rca precnle vole p23 SOBRE LA ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO s 4, HuneReVEDAD ¥ EXTENSION ‘Una vez examinados los rasyos discursivos, formales, temiticos y pragmiticos aducidos por la critica como cx. racterizadores del microrrelato, resulta evidente que lo gue en verdad se ha hecho en la mayoria de los trabae jjos mencionados es identificar muy detalladamente los procedimientos recurrentes que constituyen constantes omunes en un niimero mis 0 menos elevado de microrre- latos. Pero éstos no pueden determinar su estatuto gené- rico porque, en definitiva, son los mismos que definen al cuento. El tinico rasgo que verdaderamente podria diferen- ciarlos es la hiperbrevedad del microrrelato. Es cierto que dicha hiperbrevedad condiciona las potencialidades mor fol6gicas y estructurales del texto. Pero no olvidemos que son las mismas potencialidades del cuento Hevadas a su maxima expresion: condensacion, intensidad, economia de medios. Ello genera asimismo tin amplia zona de inde- erminacidn, ambigiedad y vacfos de sentido, que inten- sifica la fuerza semiintica del microrrelato. Lo que a su ‘vez exige, como insiste la eritica, una intensa cooperacién Jectora. Claro que Chéjoy, en 1890, ya reclamaba “la capac idad del lector para aftadir por s{ mismo los elementos subjetivos de que carece el cuento™™. Un aspecto que se ha intensificado en los relatos de Cover y Barth o en las novelas de Calvino y Pynchon, por citar autores bien co- hocidos, textos que presentan unas dificultades de deco- dlficacién que también exigen un gran trabajo por parte {lel lector. Algo que, en un grado diferente, es requisito de muchos microrrelatos. Como la brevedad en el cuento, a hiperbrevedad del Inicrorrelato no es una caracteristica fundamental, sino la directa consecuencia de su estructura y un requisito e cial para lograr la unidad de efecto presente en ambas Formas narrativas. Ello permite afirmar que el cuento y el microrrelato también comparten las mismas caracteristicas esenciales: © carta A.S,Sunourn, 1 deal de 1890; to de Pacheco y Bares p82 2» DAVID ROAS narratividad y brevedad, aunque ésta Giltima acentuada al maximo en el microrrelato, En ambos, todo depende de la intensidad narrativa, de la “imprescindible tensién que debe estar en la sustancia misma del relato”®. O, como afirma licidamente Luis Mateo Diez, otro excelente cult vador de la narrativa hiperbreve, lc ene dena de conten de ma psn palabras, lo que smplica intensidad extrema y sigerencia, Sempre dentro de una opcion narra, hay que dingo ea pron rca. Es un elatosucetico exis expreson eral pero con tina fuerte sugerencia narativa, como sl oniera na cag de rofindidad que no esallaen la specie pero rewumba™ Un aspecto que, curiosamente, a veces se olvida, como sucede en diversas antologias de microrrelatos espaiiolas e hispanoamericanas, que, guiadas por la flosoffa del “todo vale mientras sea breve” (fenémeno denunciado también por Merino), incluyen entre sus paginas cualquier tipo de textos. condici6n de que sean hiperbreves, Por s6lo citar un ejemplo, mencionaré “Euclideana” de René Avilés Fa- bila, recogido en varias antologias de microrrelatos®: En una cudad actual la daca mis conta entre dos punts noes lareca esl gay que nos evita lo sematoros Sin entrar en mayores discusiones, se hace evidenté que dicho texto es un aforismo, un pensamiento, una re- flexidn ingeniosa, es decir, una de las muchas manifesta- ciones de la categoria de Ios microtextos, pero en él no se narra historia alguna, no hay tensin narrativa, No ¢s un microrrelato, Esta reflexi6n sobre la breverad nos leva al problema, de la extensi6n del microrrelato. Si bien, como dije antes, todavia no se ha resuelto dicho problema, cada vez son 5 rina, o tc de vein epi nl petene amen, {inten mind aCe "Hep inn 28 2 7 * tps, ete sr, en Lauro Za (La min om Mi. 50 ten bsg, Ua Pog Sai 20 a agar rte eure rea mire de tay ines ts ‘eon ss fem eye mn ee wa SOMRE LA ESQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO. 2 nis las voces que coinciden en fijar el Kimite del microrre- lato en una pagina impresa. Muchos de los eiticos citados dilo largo de esta exposicin apoyan esta idea, que coi de, por ejemplo, con la reflexion que hace Talo Calvino fen la segtinda de sus Seis propuestas para el réimo milenio ('Rapicer"), antes citada: alli habla de su incerés por las composiciones narrativas muy breves "entre el apdlogo y fet poemoen pros”), manifestado en los textos que for- ‘man su obra Las cudades mvisibes lo que le eva a destacar In especial densidad requerida por ese tipo de textos, “una densidad particular dice el eseritor~ que, aunque pueda fleanzarse también en narraciones largas, encuentra su tnedida en la pagina tnica”(p. 62). Pero ni Calvino ni los {coricos del microrvelato han logeado ofrecer una razén estructural que determine tal extensiGn. Como ya he in- Aistido, se han descrto con acierto los rasgos recurrentes, [ero estos no justfican por qué la extension maxima debe for la de una pagina imprest Algunos estudiosos han optado por wna explicacién 4 medio camino entre lo tipogrifico y lo pragmatic. Gomo advierten, entre otros, Ferninder Ferrer, Thomas yStern*, la extensién maxima de una pagina permite te- her todo el texto a la vista, leer de un tron, de un vistazo ffes pose ler de un visazo) Toque eit, como aide jomay, introducir una pausaforzatia en la Lectura y, com filo (supuestamente) alterarel efecto que el microrrelato joca en su receptor. La sombra de Poe sigue siendo Inuy alargada Me parece mucho mis rizonable la perspectiva con la le otr0s eritcos y ant6logos anglosajones han enearado uestidn de la brevedad del microrrelato, Yano se trata determinar su extension maxima, sino de plantearse la lestin inversa: en palabras de Moss “zcuin breve pue- fle ser un relato para seguir considerindolo un relator". T° AvonioFerndnder Fett, a mon dee orp. as ct mb de Ian ta toutes Apis Mad, Poa O80 anes Tman, tr Moa en Themas, Thomany Hasta ope p12: Jerome Sern, Irie fren) Sern (oj, Mine Fons Anny of Ry Sr Sr, aes LWW. Norton hep. 1, 8 See Mons, “atducon’ nS Most), The W's Shr Se Wiad andres Rang res HK, p8 aA 2s DAVID ROAS ‘Como punto de partida de su argumentacién, Mossacude una historieta de Snoopy en la que Linus le pide a Lucy {que le narre un cuemto, y, ésta, con desgana, relata To si- guiente: “Un hombre naci6. Vivid y murié. Fin. Moss afirma que es la narracin mas breve que ha leido; es de- cir, no duda de que se trate de un cuento, pero, como le sucede a Linus, se siente insatisfecho. Yello se debe a que al cuento de Lucy Ie falta algo: si bien Moss no dice que es lo que echa de menos, podria deducirse que su insatisfac- cién procede de la ausencia, por un lado, de teresantes” (segiin la terminologia de Van otro, de lo que podiriamos denominar “ambi (algo siempre dificil, y peligroso, de evalua). Pero lo esencial es que ese texto no deja de ser por ello un relato. O, mejor dicho, un microrrelato, A veces, la critica olvida esto, preocupada por unas arbitrarias ex sgencias de calidad. Un soneto, por malo que sea, munca dejara de ser un soneto. En relacién a este asunto, resulta muy ilustrativa la progresiva reduceién de la exiensidn de los textos reco- gidos en las antologias anglosajonas de microrrelatos a lo Tango de losaios 80 y 90. Asi, Howe y Howe (1982) retinen relatos cuya dimensi6n oscila entre una pagina y media ic; en 1986, Shapard y Thomas recogen cuentos de tuna a cinco paginas; la ancologia de Thomas, Thomas y Hazuka (1993) incluye textos entre veinte y sesenta lineas; Stern (1996), por su parte, recoge cuentos cuya extensién ima es doscientas cincuenta palabras (entre veinte y treinta lineas); y Moss apuesta en 1998 por relatos que no excedaan de cincuenta y cinco palabras (cuatro 0 cinco Hineas)*, Sabemos, gracias a Fénéon (al que después volveré), Aub, Monterroso y otros muchos escritores, que se pue den escribir narraciones todavia mas breves, relatos de Mor op. sp. “TA Van Die, uray ona dt ican Mico, Si x, 1980 Hey Hoe. as Robert Shapardy ames Thos (od), Sun ici Anarene Shr Sos: Ltn, Uh Gide MS ne M8 ha tad ‘Gn eat Fst Rat lrmoore arena Agr ‘mu 1580) Thoma Tomar) Hava, ot Se, ih Mw oh SORE LA ESQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO = tia sola linea, Textos que Lagmanovich propone deno- tninar *microrrelato hiperbreves",expresion que, por re- tdundant, introduce un nuevo grado de confusién en el Abate terminolgic. ‘A partir de Ia dimension de los texts inclidos en tales antologia, Ia cuestion parece estar, entonces, en 3 texisten diferencias o no entre un cient de una linea y por ejemplo, uno de veinte lines y otro de dos o tes pie finas, © mis Hl prologo a la antologia de Howe offece, implicita ‘mente, una interesante reflexion sobre este aninto, puesto hie las caracterstcas que describe como identiicadoras dat short short story” se aplican a textos de extensiones muy cferentes, que osclan, como dij, entre pagina y me- thay sete paginas: condensacion; proximidad sl pocma; {inal mpactante; personaje ecipsado por Ia cicunseanca; fnfoque tnico (ceerforsting) centrado en wna sola exe™ Ihde caracter simbolco.,"= A su mancra, Howe nos ext tlciendo que un texto como “El ecipse, de Monterros0 {cuarentay cuatro ineas, poco mas de una pagina), funcio- Ana gual que un texto de site piginas, como “El muerto", Borges, porque en ambos percbe los mismos recursos y 0 principio constructivo esencial la brevedad, an. jie mis aeusada ~evidentemente- en el de Monterroso. recido ocurre en la antologia Suden Fiction, donde Aereivndica Ta hiperbreveda de relatos cya extemsin oF fila entre wna y cinco paginas 1 conelasisn, y exta es i ess que defend aqui, no Boinen ravones cstructurales ni tematicas (incluso me eria a decir pragmatics) que doten al microrrelato Bi tess gett poopie porcais musaom ror E al cuento: Habria que definr entonces al microrre- como una variante mas del cuento que corresponde luna de las diversas vias por las que ha evolucionado el BBs dee gue Poe enabecier prince basco {que apuesta por la intensifcacién de la brevedad. Por ‘para comprender la aparicién y el desarrollo de To ewe, xe 0 DAVID ROAS {que hemos dado en Hamar microrrelato, es necesario exar hinar las condiciones en que se ha producido esa evolu cGidn del relato breve. 5. UN PAsto POR LA mIsTORIA El euento moderne (utlizo este término para dstnguir Jo de sus manifestacones popularesy adiionals) muestra flesde su aparicion en el Romanticimo una decisva capa fad de uansformacién ees en busea de una continua renoracion, Ello pernite alirmar que no existe una Gna forma can6nica yestable del cuent, sino que se ata de un ggenero prow en continua evolucin, suscepuble de adop- tErapartencias diverts de encarnar temas variados, ee ho solo de ls transforinactones estéGeas, sino ambien de hnuestta cambjante iin del ser humanoy el mundo. Pero est cualidad proteca no impide que, al mismo tiempo, como afirma Portelo, | euento posea una gran establidad, pues “por muchas que hayan sido susvariacio- hes historias [-] son muchos lon exertores tebricos que inssten en la idea de petmanencia en el genero de unos tuts basco que ho se han wo modicados"™. As, or ejemplo, Portclo destaca las aportaciones de teort= Pesacuales como Charles May y Austin Wright, quienes “to dejan de sear en el cuemto contemporaine igual Edin amore my ert pec de er tepeion iitica de Ta epifani, lo que ayudaria a explicar ta enorme importancia concedia en los cuento as f- hale, que son cl punto ms fuerte de su estructura, segin hhan reconocio también todos los eulsadores del gene- ron, Es0s atrbutos biscos de los que haba Porueo, ast como la mencionada percepein mica dela eptania y in importuncia del final, aparecen también como ragos taracterizadores del microrrelato Parco op ap © Chales My “The Nature of Know Short Fl Pen 0 C81, 2738; Assan M Weigh °On Detnng the Sh Fhe Chusion on Lote Caney, ee pp #838. Porn, p46 so "= NOWRA SQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO a ecu Setup Pliocene a SEeammcstbtaad Tsien ia arene Fecha chennai Eaton aan gy een ‘Shadow: A Parable” (1835), y “Silence: A Fable” (1837), Precept sae ct es hand See eer te formas narrativas hiperbreves tradicionales (la parabola, Ja fibula, el bestiario, etcétera), Mécacas del siglo xrx cuando dicho proceso se generalice eis cine poco pos ae ec aac en ee ee as Poe ean ice te Bes acre Sapa 5 rte he cempo de ellos wn os lator de K, Mansfeld y AE, Copan iy Sa Shr Fon, 6 (090), pp, 4133 i yé de forma decisiva a la configuracién de los caracteres ‘esenciales del cuento como género literati. ‘Angeles Ezama ha demostrado cémo en la década de 1890 se hizo patente una acusada intensificacidn de la bre- vedad de los relatos publicados en la prensa periddica ex pafiola: asi, on numerosos los textos que llevan subtitulos tan sugerentes como “novelas rekimpago", “cuentos pe- quehitos", “microscépicas”, “cuentos de un minuto”, “efi stantineas", “ctientos breves”, 0 “narraciones al yuclo™, Una moda tan extendida que ley6 a algunios ‘riticos y escritores a alertar de su nociva influencia, Ast, por ejemplo, Clarin advertia en 1893 que ‘estuna preocupacin a que no deben contibuir lox diectores de fos penideos en cuanto puiedan corto, lade escribir los euen- tos muy ertoy ny corto, Poca veces sn buenos, skendo tan bre= ‘es aunque caro esque los hay excelente revisinos Mas, por To generals cuando plum que no sea maestra en tl sre aspia a ta eric concison de ln idea y eesti, realta el unto oct fos fir sin interes, defiente, yc estilo trate, so, desabido, algebraic” Aunque Clarin, todo hay que decitlo, también se que- jjaba de esa moda porque resultaba poco rentable econ6- ‘micamente para el escritor, quien cobraba en funcién de laextension de los textos. ‘Otro ejemplo de esas criticas lo tenemos en la parodia de novela que publicé Ernesto de Laguardia en 1894 ps alertar de lo que podria ocurtirle a dicho género siseguia acentuxindose el entusiasmo por lo breve: ‘Arturo nacié en 188. Se edu brillantemente,sedujo a Aurea, favo seis duclo, nat a Mendora, se eto con Elsa, paso a AMEE: ‘Su nau en ef Pac, v6 en una ila desera, er leones (ch el tat combi contr losses, lew a general wv diez ijosy muri x los veineinco aoe" ‘Como se ve, un microrrelato estupendo... malgé lui. Yesto no solo sucedié, claro esti, en Esai. El cues ~W gees amas care del res cet. inci a ai da latent 1858 190 args, Univer de Zara, 192.2. "hain, “La enon’ a iia, 12 de enero de 18 to de rana, Erode Lagu,“ ode ama 9p 06 p27 oto hg Bl Pay 1 de febrero de 180; = ‘SORE LA FSQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATOL o ‘eutopeo y americano de finales del sigho x1 y de princi- pos lel xx nos ofrece reveladoras muestras de ese gu 1g por la brevedad extrema. Fl cambio de siglo, adem: ‘incide con la extension de la estética del Modernismo, luna corriente cuyo interés por las formas breves ha sido ya ‘muy estudiado, por lo que no me yoy a detener en ello, ni {ampoco en el examen de la importancia de lo hiperbre- ve en las Vanguardias, producto de la biisqueda del guin- Iesencismo y de la ruptura con la tradicién®. {Lo que viene a continuacién es un recorrido, sin éni- Io de exhaustividad, por as obras de un buen nimero de tuutores de diversos paises y lenguas que publicaron relatos ‘de entre una y tres paginas entre los afios 1880 y 1940. Este Fecorrido servira para hacer evidente que el microrrelato fio €s un forma que nace, como buena parte de la critica Jin sefialado, con el Modernismo hispanoamericano y se esarrolla (Con conciencia le género) en las literaturas ‘en espaiiol a partir de la década de los 40, sino un pro- ‘eex0 general de la narrativa breve occidental iniciado en i segunda mitad del siglo x1x. No me detendré en las fobras de Rubén Dario, Julio Torri, Juan Ramén Jiménez ‘@Ramén Gomez de la Serna, pues han sido ampliamente ‘¢idiadas por los criticos y antdlogos citados alo largo de fate trabajo. ‘Asi, en las dos itimas décadas del siglo xn un buen Iwfimero de autores publicaron volimenes que ineluian {elatos hiperbreves. Entre ellos cabe destacar: Et arto tis- J (1882), de Silverio Lanza (seudénimo de Juan Bautis: ‘Amords); Coeur double (1891) y Viesimaginaires (1896), Marcel Schwol The Celtic Twilight (1893; revisado en ), de W. B. Yeats, que retine cuarenta cuentos muy (0s de inspiracion folkloricolegendaria; y las Fantastic (1899), de Ambrose Bierce, volumen compuesto por {gran niimero de relatos cuya extensién va de las pocas jeas a una pagina, en los que plantea una subversion [parSdica del género fabulistico, pues muchos de ellos no Vane respect squint tao de Domingo Rena de Moye: = odin en Psa se 2 Soaps Cape, 200, pp. 3029 80;y do dt Nara de nana pt, 231938 o DAVID ROAS estan protagonizados por animales, Bieree, de exe modo, Seadelancaen varia decal jucgointertextal con es tipo de obras que learn a cabo Arreola y Monterros0, por citar dos ejemplos bien conocidos® Entre 1880 y 1008, jules Renard publica sus Hise: natures, un conjunto de testos en Tos que combina el ema en rosa ye reltohiperbreve. i Eca de Queiroz es autor de un sorprendente Diciandrio de malas (publicado en 1900, poco después de su muer. te), compuesto por tna mulitnd de relatos hiperbreves (Gan de hs poe Hineas a una extension maxima de una pagina), en Tos que hurgu en la vidas de divers santos pata naar todo tipo de milagrosy fenémenos sobrena- turales Pio Baroja debuts con um libro de cuentos, Vida sm ings (1900),en el que sparecen slganos textos de es pi gina, Una extension pareca tienen algunos de los rele {os recogidos en Fitras de los (1910), de Miguel Sa yen Winabung Ohio (1919), de Sherwood Anderson. ose Moreno Villa publica en as paginas de la revista syginna un bestiario (qld el primero en lengua espaiola tsa sentido modesto) en el que offece brevisimos Te tratos de animales de granja, Fue recoil despues como, tina secion desu ibro Eton (1917). En esos mismos alos, Kafka, reconocide autor de crorrelatos, esribe algunas de sus mejores narraciones perbreves como “El slencio"o "La verdad sobre Sancho Panza Ente todos estos autores de las dos primeras décadas de siglo, destaca el ejemplo extrem de las Nowell en ros tiga de Fels Fencon, Entre mayo y noviembre de 1906, lator publicd una seccion con exe tito en ol iaio Le ‘Matin: en ella orecia cuentos hiperbreves de una exten Sion mama de tres lineas en los que reat “fat divers Csncesos) realmente ocurridos cn eludes y pucblos franeeses, distorsonados por la roniay el humor negro para comsruir un universo absurd lleno de locura, ¥o- Feneiay deseo, El itl de i econ juegaevidentemen —WEase, por ejemplo, Cobar (1252), de un on Arcola, La sn uy fbi) Age Moterro=. SOMRE: L.A FSQUIVA NATURALIEZA DEL MICRORRELATO s le con el doble sentido del término francés “nouvelles” noticias” y “relatos". La semejanza entre estos textos y lo {que hoy en dia identificamos como microrrelato resulta uy reveladora, como puede verse en los que traduzco a eontinuaci6n® ‘A los 80 aos, ta seioraSaout, de Lambézellee(Finisterre), cor ‘enraba a temer que ls mere Ia ofvidase; cuando au hija als, tecolga. examen médico de un muchachto encontrado en tna anja de lu arabal de Niort musta que solo tse que srr a muerte Atecesaa cate lbrador Vir dea Capello (Vox gonsencontré amu ner ea, rtuonmene la srg El relato hiperbreve sera cltvado cada vex con ma- Yor asiduidad en los aos 20 y 30, tanto por escritores Vanguardistas como por autores ajenos a esta corriente. “Keontinuacién, destaco algunas obras de este periodo. Harticulo de Domingo Rédenas de Moya ineluido en el resente volumen (*Consideraciones sobre la estética de lo minim") ofrece un excelente panorama de lo acur¥i lo en la narrativa vanguardista espaiiola, por lo que voy 2 entrar en occur en ota era 11 1921 Blaise Cendrars publica su Antholgie nigra fecopilacién de (supuestos) relatos orales aticanos, mu ‘hos de los cuales son hiperbreves. Cinco aiios despues, tece Douze petits ents (1926), de Francis Ponge, entre que se inclayen cuatro sitiras y tres apdlogos hiper Inreves (entre nueve lineas y una pagina escasa). En esas ‘hismas fechas, el escritor eatalin Francese Trabal publi ‘numerosos microrrelatos de una pagina en la secein uumoristiea De cara a la pare que excribio en el Dian de Sabadell entre 1924y 1999 (en 1926 le cambio el titulo por Dian dia a vats. En 1927 aparece el volumen Contes sinttis, del mallor- quin Liorenc Villalonga, que recoge un buen mimero de APlatos de muy pocas lineas que previamente habia publi- Tie eatin mentron: Fx nd Mowsan Waid ity ors, 2 ae taba nical“ crorcaoen te Neen Andree Ser Rov pF a cua, Maul, 190, Trach anne nd, 5, i DAVID ROMS cado en el periédico Dia entre 1924 y 1927. Un buen ejemplo esel titulado “Fatalitat” (‘Fatalidad”), que traduz- 0a continuacion: Le ara Nueva York y ss oficnas, as rascaceos, ss vehculos ips ys monimiento vertigo "Soo ear a mat un stom Otro escritor catalén, el poeta JV. Foix, publicd entre 1929 y 1981 una serie de textos hiperbreves en la revista La Publicitatque, en cierto modo, se parecen a las Nouaelles ‘01 trois lignes de Fénéon, pues también estin inspiraclos cen noticias periodisticas sobre temas muy diversos, que el autor escribia como si fuesen telegramas enviados desde diversas partes del mundo (Europa, Norteamérica, Aus tralia): en ellos daba razén como dice en los propios te- legramas- de hechos considerados como extraordinatios, singulares, sorprendentes 0 misteriosos. Buen ejemplo es el siguiente “Teuzoeayas-ein 1 de moran Una sombras ovals, misterio- ‘Ss. surgieron al tnochecer del fondo del Reichstag yrecorieron| Shedamoche, desplacandove de norte 9s, la iegesale. Esta Tadrugada,lavesttse de dich avenida han apareido decapit tdany un ratdal de sngre, ineonentble, manaba de cada once smarméreo" . Foix combina en estas narraciones minimas la precision yy la concisién del lenguaje periodistico (asf, recurre en el inicio de los textos a expresiones impersonales propias de teste Tenguaje: comuniquen, (a semana puassada...) con la mi nifiecién, a veces en la frontera entre narraci6n y poema en prosa, Un juego que afios después desarrollara, por ejem= plo, Thomas Bernhard en los microrrelatos que forman su bro Der Stimmenimitator (1978; El imitador de vores) ‘A estos volimenes pademos aiiadir otros que enume- ro répidamente y que aparecen en esas mismas fechas: In tur time (1925), de Ernest Hemingway (donde se recoge, centre otros, el célebre “A Very Short Story", de dos pag Fawn kere en oven Vilalongn Conn sin mT mt aeons aon, 1988 pp. S2AK Ea adacion ea “= Pica oiinramente en La Pie mao de 1990 Turco deter recopidaen J. Foy Ingres edn de Rain avo Totes, Herel, cone 2 205, p58 ‘soma esQUIVA NATURALIZA DEL AMCRORREEATO " ius); Cousas (1926), de Alfonso R. Castelao, que incluye ‘varios textos de una sola pagina; Pirulés de La Habana (lec- furs para anaifabtos) (1927), cle Enrique Jardiel Poncela; {ng (1931), de Giovanni Papinis The Daring Young Man On ‘The iying Trapeze (1984), de William Saroyan; Fables for our lime (1939), de James Thusber. Una lista que cierro aqui, pero en la que habria que Ancluir otros autores del periodo, como los rusos Daniil Charms ¢ stak Babel; [os austriacos Heimito von Doderer Alived Polgar;o ineluso el filésofo aleman Walter Benja- in, que también cultv6 este tipo de relatos. ¥, por citar Ain ejemplo no occidental, los Mily un cuentas de un segun- Wo qu el japones Taruho inagaki publico en 1923. Junto a todos estos eseritores, y también en los aiios, £20/algunas revistas "populares" estadounidenses incluye- {on entre sus paginas relatos muy breves. Asi, a revista {ills emaper6 a publicar el 12 de septiembre de 1925 {elatos con tna extensién menor de una pigina, alos que He bautiz6 explicitamente como “short short stories" para ilinguirlos de los relatos de extension estandar ("short ies"). Hay que advertirque se trata de narraciones cuya Telacidn con los experimentos modernists y vanguardis- {ves nula. En 1948'se recogieron tn buen nimero de los ‘ientos publicados en esa revista en la que seguramente fet Ia primera antologia de microrrelatos: Barthold Fles i), The Best Short Short Stories from Colters (Cleveland y iueva York, The World Publishing Company). ‘uso dato de interés en relacion al periodo que estoy Aunalizando lo ofrece la revista espaitola La Cerbatana, de ‘6tica postista, que en su primer ntimero (publicado en 19) convoc6 el que porta calificarse como primer con- uitko de microrrelatos de la historia; aunque, lamentable- injente, ese fue el primer y ditimo niimero de la revista. El Jona vie dicho coneurso fue el siguiente: “Se publicarin {uilos los ctuentos cortos que se nos envien. Premio: una ipcién”. Y como modelo, se incluyeron tres relatos reves, que reproduzeo a continuacién: ip I Be una ver una cig que era my blanca yw muri ems ‘lanes todavia, e {Carlos Edmundo de Ory = Davin ROAS “Lego las campanas se cllaton mientras ques aco terminahan Iasflores, Era ina mafana (Gio Series). ‘Busca a suerte de un minuto, yla vo, Pero luegone record hora habia io. 6, Concustones Como demuestraes larga ita (evidentemente incom- plea) de autores y obras de lteraturas nacionales diver Es, relao hiperbreve es un fendmeno muy extendido en ia narra oceidentl Pero al isin tempo, corrobora Inidea central que defiend en este artieulo: el microre- Into no esun genero sitnom diferente del cuento, sino una de as a por ls que dicho género ha evluctonado dade el timo tercio del siglo xix Un factor que aesce en may cs a tesis que Join Barth expone en at artfeulo "A few words about minima. lim” (1986), reproducido en exte mismo volumen, Ein, clescrtor amertcano empieza firmando que el minima: rosin de opinion xeon aed ae con temporineo, desde la pinta ala iteratirs, pasando por tr abgutctan (el tone ee inde a Bor Rohe). ¥ despacsplantea uns interesante reflesin sobre Tas diversas format en que la teratura puede er minima lista as, hay an minimatismo ce unidad forma yess lun minimalismo de exis yun minimalisio del material, clreualafectarfa alos personajes la trama, la accion Y 1 mise en scne La via evolutiva del cuento que se basa en Ia imensiicacién de la brevedad desarollaria estos Ul sos pos de cseritura minimal, Lat tesis de Barth concuerdan con una reflexign ante- Horde Philip Sevck, expuesta en st io Antony An Anthology of Esperineia Fiction (1971), eh el que ext dliverst formas de experimentaciOn narrativa. Su teis tex que el ciento moderno se habia convertido en "algo predecible y encorsetado™" hasta que gracias diversos TW Bevo tp IRISLA ESQUIVA NATURALIZA DEL MICRORRELATO » © eritores de los aos 60, que ensayaron nuevos recursos Ytéenicas este género pudo renovarse y seguir evolucio- hundo. En ese momento apareceria fo que él denomina fintcuents, para dstingutlon de sus predecesores, Entre I diversas Yariantes para construirexos antcwentos, Ste Wick desta “the minimal story”, et relato minimo, 0 lo {te nosotros denominarfamos microrrelato: narraciones {ie buscan subvertir los einones radicionalesatacando Ai dimensién, pues no sobrepasan el espacio de una pi fi impress tage Sevih tampon nti pr i tal extension). ¥ pone como ejemplo 3 microrrelatos, fire los que incluye una raduccién de “Tab, de Ene fie Anderson Imbert, un texto de 5 Tineas escasas (véase lillimo eapfuato del Hbror "Against scale, The minimal ory’, pp. 313314). | En conclusion, el cuento, en su evolucién, se ha re- E constantemente sus formas y mites. Ya hace ficho que rechaz6 el patron principiomedio-desenlace, Wie dejo sus finales abiertos, que rompio la coherencta jumental, que se abrié a miltiples juegos de lengua- Nuevas estrategias formales y temiticas ae han ido toduciendo en sus péginas: intertextualidad, metafic- i, hibridaeién tanto con formas literaras tadicionales {ono con variados registros linghsticos y formas extral- Terarias... Peo siempre permanecen en él dos caracteris imprescindibles: la tensién natrativa y la brevedad, xlucto ésta de la intensidad y la concisign formal y es- ural. [Las maliplesinvestigaciones precedentes sobre el mi- = hhan acotado de manera muy detallada los diver- rayyos recurrentes que intervienen en su construeci6n, pal y semntica, pero ninguno de ellos (ni siquiera sus Qombinaciones) permiten, a mi entender, establecer un ‘esatuto genérico autGnomo para el microrrelato. La dnt Biba erecix que pita ciingulre del cueno sb | a 0 ‘BAVAD ROAS nitiva, nos hallamos ante una variante mas de la continua reinyencién que caracteriza al género cuento, objetivo de esta antologia ex dar razon dels die rentes aportaionesteorcas sobre elmicrorrlato quchan Sparecido en los dios aos, anto en lo que se rere a Si deiniciony caracterizacion (formal y tematcs) como 2 otras cuestiones de gran interés para fn Teorfay la Hie tora Literaria, Para ello, he recoplado voces y opiniones diversas, sin privilegiar ninguna de ella (asf deben leerse tas paginas precedenter: una vsiGn mis, no excluyente, en fa que he expulsto mi propia concepcin del micro. rrelato), para, de exe modo, promover el debate en torno adios cucstonesesenciale ia ponble autonomia generics del microrrelato,y su vinculaion con Tas cvs as de expresin tear dela Posmodernidad, ‘ara articular ese debate, he dvidido la antologfa en tres secciones, En la primera “La hiperbrevedad como nueva via expresha’-e recogen cuatro ariculs en los {que ~desde perspectives diversi sis autores ceinciden En reivindica la hiperbrevedad como una de lass fn Gamentaes por las que discre la narratia posmostera ‘Asi Barth en un tonto de mediados de los 0, aelantn- lose ao que sera habitual en las especuacionesterieas posteriores rellexiona sobre dos de ns propicdades que onsdera esencalesenlaIteratura quel augura que se cultvarden las décadas siguientes apidery minimalism, {oe caracterisieas que encontrar una perfecta manltes tacion en el microrflato. Joell, por su parte, ahondando en el concepto.de lteaiura minimalist, posta laine portanciay sentido dela shreshet sory (el microrrelato) Enis narvatva actual (ofiee un recortido my sgestvo pore panorama iterario anglosjon) En recta relacion Eon evn articulos, el de Francien Noguerol, una de las Soces mis ntercsantes del teoria en espaol sobre e ni Crorrelato, expone las razones que permiten considerar {RE LA SQUIVA NATURALEZA DEL MICRORRELATO a dicha forma narrativa como un cauce genérico especial mente adecuado para la Posmodernidad. La seccion se tierra con el artieulo de Andreas Gelz, quien, a partir de lun necesario reeorrido por la narrativa hiperbreve fran- esa (habitualmente descuidada en los trabajos sobre el rrelato), propone una renovaclora tesis estudiar su hentido y desarrollo en relacién con la propia evohucion formal de la novela contemporanea. La segunda seeci6n, *Poéticas del mierorrelato”, gira fe torno a la definicién y caracterizacién de esta forma huarativa, sus recursos formales, estructural y discursivos fyenciales, desde perspectivas también diversas y no siem- pre coincidentes, Ello se hace evidente en el contraste que fe establece en las posiciones expuestas en los articulos se- Jeccionados de Fernindez Pérez, AndresSusrez, Rédenas tle Moya y Alamo. En el primero de ellos, Fernandez Pérez Inaliza los que considera los patrones construetivos domi- ‘untes en el microrrelato, los cuales le evan a postular que ‘a forma narrativa posee un estatuto genérieo propio. En I segundo, AndresSuare2 pasa revista a los rasgos esencia- h que caracterizan y definen al microrrelato y defiende nmbién su autonomia genérica, Una propuesta que choca on Ia reflexién que propone Alamo, el cual, a partir de {in dletallado analisis de sus rasgos discursvos, estrcturales emiticos, concluye que el microrrelato es simplemente uubmodalidad narrativa que se presenta como variante J cuento. Por su parte, Rédenas de Moya, desde una trie le perspectiva tedrica, historia y crtica-reflexiona sobre fsiética de lo minimo para debatir algunas afirmaciones iitualesacerca de la caracterizacion del microrrelato (na- jidad, extensin, relacion con otras formas narrativas breves), ala ver que analiza sus origenes hist6ricos en fimbito hispano. Junto alas aportaciones de los investiga s,1e ha parecido necesario incluir la visién de uno de Inejotes cultivadores del microrrelato en espaol, José ja Merino, que ofvece una meditacién muy licida “des- ientro” sobre los rasgos esenciales que caracterizan al orrelato, a la ver que sefala varios errores de impor- Kia recurrentes en algunas aproximaciones tebricas yen has antologias de éxito en el ambito hispano, z 2 ® AMID ROAS La tercera secién de bro se centra en no de os aspectos que me parecen de mayor importanca para el ‘Shutioy earacteriacin del mieroreat st poste eae tito genério autniomo yen relacin allo, (expeca) Situation dentro dl sci dels genros naratvos- Es ‘lect sestun genero independiente esuna variate del tent ses ua forma hibidaofronterz,y que relacor mes extablece con otra formas Iiterariashiperbreve. As, trarteno de Violeta Rejo ex una de his rellexiones mas teimpranasy metadas sobre este aso, en la que la ae tontapuesta por considerar al microreato una categoria trangenerict o incluso un género en formacion, Por parte Taha propone una leer diferente considera el Tcrorrelata un cntergenero™ que se ha ido consolidan- doen Ls tltimas decades y pata ello revisa tres compo- hens exencales del mirorflato que, segon dl eben percibire como una base generic, tedieay extca para ErStkcuson semitia de todos lor géneronysubgéneron narrivos que van del rlato breve ala poe, ea dect, tos diinoy tpos de narracion hiperbreve La seein se Cierra con eesudlo de Jose Manvel Tabado, que ita a Imicrovrelao en un espacio frontrizo entre rosa y poe- Sia de los que toma caracteriias divers gue redunds Fan ero que él consider uforma hibrida. Tres postaras inne un debate que todavia no est cerrado Eston tabajos tamnbign entranen dscusion con losartctoninculdosen Tnseccion anterior, los cuales al bien se entran en ches tomes formes y estructural en relaion ala carater- than y definicn del mierorvlato, también proponen tina reflexion sobre st (posble) estatuto generico. El liro se cera com una seleclonbibliogaficaen Ia que me be load a conignar ardcuos y bonograan tie abordan el estudio del mirorrelato desde un punto TE ate tundamentalmentetebrico, No 4 inclu, pot tanto. andi sobre sus manifesaciones pariulares en tin period histricoo en una determinada Hteratra na ional nitampoco esd eficos oimpresionisa sobre Sutoresy obs indviduales I LA HIPERBREVEDAD COMO NUEVA VIA EXPRESIVA,

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