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FACULTAD DE HUMANIDADES
12 de noviembre de 2013
Los estudios llevados a cabo sobre el bullying han revelado que se trata de una de
las preocupaciones más importantes en muchas escuelas de todo el mundo. En muchas
lenguas no existe un término para designarlo y menudo se emplea, como aquí, la palabra
bullyng del inglés. Muchos países lo engloban en una expresión general referida a la
violencia o las agresiones en la escuela. Para entender verdaderamente la naturaleza del
bullying resulta fundamental establecer una distinción entre los casos aislados de
comportamiento violento o agresivo y la persecución constante y repetida que constituye
la esencia del proceso de intimidación.
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Kyriacou,C; “Ayudar a alumnos con problemas”; pag: 35, Ed: Octaedro, (2005).
Social: Pretende aislar al joven del resto del grupo, cuando se ignora, se aísla y se
excluye al otro.
En muchos casos los pequeños son víctimas de acoso escolar por sus características
físicas diferentes del resto. Pueden ser más altos, más bajos, más delgados o más
gordos, rubios o pelirrojos, con frenos (brackets) o anteojos. Cualquier condición diferente
del resto puede generar este acoso.
Y en otros casos, sin embargo, el acoso gira en torno a su personalidad. Pueden ser
tímidos o demasiado extrovertidos, aunque por lo general los pequeños que más sufren
esta conducta tienden a ser muy frágiles. El hostigador percibe que no puede defenderse
de él y es por ello que abusa reiteradamente.
Los pequeños acosados suelen entonces distanciarse del resto del grupo y muestran
dificultad para entablar vínculos y hacer amigos. Además, les resulta muy difícil integrarse
y les cuesta pedir ayuda.
En otros espacios sociales esta conducta pasiva pueden transformarla en la actitud
opuesta, molestando a otros niños todavía más frágiles que ellos.
Tanto los chicos como las chicas, pueden realizar actos de acoso escolar, aunque
resulta más frecuente en chicos; los chicos suelen actuar solos o en grupo de manera
indistinta, mientras que las chicas suelen hacerlo en grupo. Quien intimida acostumbran a
ser de la misma edad que sus víctimas y no mayores. Los chicos son más propensos al
bullyng físico, mientras que las chicas emplean el bullyng verbal o indirecto.
“Algunos investigadores han descripto estrategias empleadas por los alumnos que
hacen frente de forma eficaz a los actos de intimidación como “estrategias de reacción
resistentes” (como el uso del humor, la asertividad, etc.). Y aquellas pueden prolongar la
intimidación como “estrategias de reacción resistentes” (como mostrarse disgustado,
suplicar que lo dejen en paz, etc.)”2
Diversos estudios han analizado las consecuencias a largo plazo del bullying en el
desarrollo psicológico y los progresos académicos, de las víctimas. Estas no solo sufren
con los actos de intimidación frecuentes y prolongados de los que son objeto, sino que
además pueden llegar a desarrollar problemas de salud mental, comenzar a faltar a clase
de manera injustificada o sentir rechazo hacia la escuela, no obtener tan buenos
resultados académicos como podrían.
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Kyriacou,C; “Ayudar a alumnos con problemas”; pag: 40, Ed: Octaedro, (2005).
problemas, los docentes podrán intervenir y los padres no se quedarán afuera: pasan
a tener un rol activo en la resolución de conflicto.
“Para poder combatir el bullying desde el aula, se debe enseñar acerca de este
tema, para aumentar la conciencia de este comportamiento y de la política establecida
por la escuela para combatirlo, cuestionar las actitudes relativas del acoso y crear una
atmosfera de oposición a este tipo de incidentes en el centro. Para ello pueden
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emplearse videos, juegos de rol, poesía, escritura creativa ficción”.
Este enfoque, concebido por Pikas (1989), ayuda a los agresores a ver los actos de
bullying como un problema que debe resolverse. Pikas se centra en el moboling,
fenómeno que califica de violencia colectiva. En la primera fase, el profesor mantiene
una conversación con el grupo de agresores evitando la confrontación, en la que se
entrevista individualmente durante un periodo breve con cada uno de ellos. El profesor
sigue un guion estructurado que lleva al agresor admitir que la víctima se ha visto
afectada y a comprometerse a contribuir a mejorar la situación, ya sea alejándose de
la víctima, ya sea mostrándose amable con ella. En la siguiente fase, el profesor
mantiene una conversación con la víctima en la que le ofrece apoyo. Si se trata de
una víctima provocativa, el profesor le ayuda a entender de que forma su
comportamiento ha contribuido al problema y le aconseja sobre cómo cambiarlo. La
tercera fase transcurrida una semana, consiste en entrevistarse de nuevo con el
agresor, individualmente o en grupo. En esta etapa, las conversaciones colectivas
pueden incluir o no a la víctima. En la cuarta fase, todos los interesados se reúnen y
acuerdan públicamente comportarse de manera razonable en adelante. Para aplicar
este enfoque es necesario que el profesor haya recibido una buena formación sobre
cómo ponerlo en práctica y que se ciña a un guion desarrollado por Pikas.
Postura de no inculpación:
Este enfoque es similar pero menos exigente que el anterior en cuanto a la formación
necesaria y el procedimiento que debe seguirse. Robinson y Maines (1998), describen
siete pasos dentro de este enfoque:
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Kyriacou,C; “Ayudar a alumnos con problemas”; pag: 54, Ed: Octaedro, (2005).
Hablar con la víctima.
Explicar el problema.
Compartir responsabilidades.
La cultura educativa, la forma particular que tienen los docentes de cada institución, y el
proyecto propio.
• Prevención: tenemos que evitar que los chicos se inicien en estas prácticas.
Las intervenciones siempre deben ser adaptadas a la edad y al nivel escolar de los
chicos.
Conclusión:
Bibliografía: