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Programa de

necesidades

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¿Qué impacto tiene el uso del
edificio sobre el entorno
inmediato?

No existe construcción que no ejerza un impacto sobre


el entorno. Los diferentes programas previstos tendrán
consecuencias sobre las infraestructuras, y pueden
generar molestias (olfativas, acústicas, visuales, lumíni-
cas, etc.) que deben medirse para evaluar si son acep-
tables o no. El programa del proyecto debe tenerlas
en cuenta para poner remedio en caso de que se pro-
duzcan (espacio de amortiguación, distancia respecto
a los otros edificios, cubrición de espacios exteriores,
aislamiento, etc.).
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Jourda, Françoise-Hélène. <i>Pequeño manual del proyecto sostenible</i>, Editorial Gustavo


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¿Permite el programa
cierta flexibilidad?

Uno de los factores esenciales de un edificio respon-


sable en términos ecológicos es su durabilidad en el
tiempo. Además de adoptar medidas para garantizar la
perdurabilidad del edificio, el programa debe alentar su
adaptación a otros usos, los de las generaciones futuras,
que hoy desconocemos. Las exigencias programáticas
deben ser compatibles con los diferentes usos del edi-
ficio (incluso suscitarlos). El fomento de espacios muy
especializados puede suponer un freno a la hora de dar
respuesta a las necesidades futuras.

Hoy en día, las estaciones se transforman en museos,


los talleres, en viviendas. Es importante que el programa
prevea espacios y funcionamientos abiertos a otros
usos.
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Programa de
necesidades

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¿Qué espacios pueden ser
puestos en común?

En el momento de analizar el programa, es importante


detectar aquellos espacios cuyas funciones pueden
ser compartidas por diversos usuarios. A través del
hecho de compartir se pretende fomentar una econo-
mía de espacio y, por lo tanto, de recursos, así como la
posibilidad de crear lugares de intercambio y comu-
nicación entre los diferentes habitantes o usuarios.
En los proyectos de vivienda plurifamiliar, los trasteros,
las lavanderías y las zonas de acceso o de actividades
colectivas contribuyen a lograr una vida más conforta-
ble, algo difícil de alcanzar únicamente en cada unidad
de vivienda o en casas unifamiliares aisladas.
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capítulo 3 :
Estudios
previos
Ya desde los primeros bocetos, deben tomarse
decisiones estratégicas, relativas a los volúme-
nes construidos, su orientación, su implanta-
ción en el lugar. Estas decisiones condicionarán
la capacidad del edificio para reducir su huella
ecológica.

Así, una orientación inadecuada o una compa-


cidad insuficiente penalizarán, de entrada, el
futuro balance energético del edificio.
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Estudios previos

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¿Crea el edificio un
microclima urbano?

La posición en el emplazamiento, la altura y la longitud


del edificio van a tener un efecto sobre el clima de su
entorno, en positivo o en negativo.

Ciertos proyectos pueden inducir microclimas urba-


nos beneficiosos: creación de espacios protegidos
del viento, bien asoleados. Otros, inducen microcli-
mas negativos: creación de obstáculos a la ventilación
urbana o, al contrario, aceleración de los vientos, zonas
en sombra y humedad, etc.

Según el acabado utilizado en la fachada y en el pavi-


mento se pueden generar masas térmicas importantes
que absorben la energía solar y la restituyen por la
noche, o bien pueden constituir superficies reflectantes
que resulten incómodas o deslumbren.
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Mediante los edificios construidos se pueden crear


espacios exteriores públicos o privados que se convier-
tan en lugares de encuentro confortables.

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¿Genera el proyecto molestias
en el entorno inmediato?

Ciertos espacios del edificio y las actividades que en él


se desarrollen pueden generar molestias en el entorno
inmediato: sonoras (juegos ruidosos, reparto de mer-
cancías, plazas de aparcamiento), olfativas (residuos,
cocinas), visuales (superficies reflectantes por ejemplo)
o luminosas (rótulos, pantallas, alumbrado nocturno).

Es importante que los espacios se implanten de forma


que estos impactos negativos sobre el vecindario se
minimicen.
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Estudios previos

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¿Qué pasa con las aguas
pluviales y las residuales?

Las aguas de lluvia procedentes de superficies estan-


cas (cubiertas, pavimentos exteriores) pueden ser
recogidas e infiltradas de forma natural, o bien conser-
varse y utilizarse para otros usos.

Depósitos y fosos pueden también recoger las aguas


residuales de los edificios para tratarlas de forma eco-
lógica.

Siempre que sea posible, la implantación de los volú-


menes debe reservar un lugar adecuado para ello, y la
topografía debe integrar los declives necesarios para
que estos efluentes se recojan de forma natural.
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¿el nuevo edificio proyecta
sombra sobre los edificios
vecinos?

En función de su altura y orientación, el nuevo edificio


proyectará sombras sobre su entorno. En general, las
normas relativas a las alturas y distancias mínimas
tienen en cuenta este parámetro, pero no siempre es así.

Es necesario hacer un estudio de asoleo y de las som-


bras proyectadas sobre el entorno inmediato ya desde
los primeros estudios previos, para asegurar que la
nueva construcción no afectará al confort del entorno
habitado vecino, ya sea de los edificios o de los espa-
cios exteriores.

En ocasiones, la sombra proyectada puede ser bene-


ficiosa (en ciertos climas) o poco molesta, si los luga-
res no requieren asoleo directo o, incluso, si deben
protegerse de él. Sin embargo, no hay que privar a las
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edificaciones vecinas de la posibilidad de utilizar los


aportes solares para cubrir sus necesidades energéti-
cas, incluso a largo plazo, aunque sea de forma parcial.

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¿Es óptima la orientación del
edificio?

En cada zona climática, los edificios se orientan de dis-


tinta manera. El entorno inmediato también es deter-
minante: vistas, sombras proyectadas, etc.
En los países del norte de Europa, debe privilegiarse la
orientación sur/suroeste para los espacios donde habi-
tualmente se desarrolla la actividad. Esto no implica
una orientación única, puesto que también son necesa-
rios los espacios sombreados y la ventilación natural, a
través de espacios pasantes.
En los países del sur, por lo general, se busca la orien-
tación a norte, para evitar un asoleo excesivo en ciertas
estaciones.
La orientación a sur permite maximizar los apor-
tes solares pasivos o activos (efecto invernadero
mediante paramentos vidriados, producción de agua
caliente con paneles solares y de electricidad con
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sistemas de placas fotovoltaicas). En muchos países


europeos, es necesario minimizar la superficie de las
fachadas orientadas a norte y optimizar su aislamiento.
Además, el sol ejerce reconocidos efectos antidepre-
sivos.

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¿Pueden los espacios
exteriores beneficiarse
de un microclima protegido?

Los espacios exteriores también son lugares de


encuentro. Su arquitectura no puede limitarse a su
aspecto. Al igual que los espacios interiores, pueden
beneficiarse de paramentos adaptados a su uso para
mejorar el confort de los usuarios (paramentos acústi-
cos absorbentes, cortavientos).

Pero, en primer lugar, lo que es determinante es su


situación: protección contra el viento, asoleo, protec-
ción solar o acústica, calidad de los revestimientos.
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¿Se conserva la
vegetación existente?

Un árbol tarda muchos años en alcanzar su madurez


y, por lo tanto, en hacer que el espacio se beneficie de
su plenitud desde el punto de vista visual y ecológico.

Así, es importante conservar la vegetación existente


de calidad, sobre todo si sirve de cobijo y alimento al
biotopo (fauna y flora). En los emplazamientos fuerte-
mente degradados, las especies pioneras (por ejemplo,
los abedules) deben preservarse, ya que permiten la
reconstitución del humus, necesario para el desarrollo
de una vegetación más rica en el futuro.
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¿Será el proyecto una
oportunidad para crear
un nuevo biotopo?

Las ciudades se vuelven estériles. La impermeabiliza-


ción de las superficies (edificios, vías de circulación) las
seca. La vegetación es escasa y poco diversa. La fauna
sobrevive de forma anárquica.

La implantación de las edificaciones, su volumen y la


calidad de los espacios exteriores pueden permitir
la formación de biotopos, donde podrán desarrollarse
una fauna y una flora adaptadas al clima y a la natura-
leza del suelo, protegidas de las molestias y la conta-
minación.

Hay que volver a fertilizar nuestras ciudades.


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¿Los edificios y sus espacios
exteriores minimizan la
impermeabilización de los
suelos?

Es muy importante reducir la impermeabilización de


los suelos, por una parte, para conservar una posible
vegetación, incluso pionera del lugar, y, por otra, para
permitir que las aguas de lluvia penetren en el subsuelo
de forma natural y alimenten la capa freática.

Existen diversos materiales cuyas superficies son rela-


tivamente duras para soportar cargas y que, a su vez,
permiten la penetración de las aguas de lluvia.

Solo existe una excepción a esta regla: si los suelos


están contaminados, hay que evitar que las aguas lo
atraviesen y contaminen la capa freática arrastrando
consigo las sustancias contaminantes hacia el sub-
suelo.
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¿Minimiza el proyecto los
movimientos de tierra?,
¿se reutilizan las tierras
en el emplazamiento?

La modificación de la topografía de un emplazamiento


debe evaluarse con cuidado. Puede modificar el equi-
librio hidrológico y ecológico del terreno. La creación
de una plataforma o de espacios subterráneos genera
movimientos de tierra importantes, que debe evitarse
que requieran ser transportadas fuera del emplaza-
miento (a otro lugar o a un vertedero), habida cuenta
del coste energético derivado del transporte y de la
contaminación o de las molestias generadas (CO2,
ruido, polvo).

Si los movimientos de tierra son absolutamente nece-


sarios, las tierras deben seleccionarse y ser reutilizadas
en el propio emplazamiento.
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¿Garantiza la organización
de las circulaciones y de
los accesos la seguridad
de peatones y ciclistas,
en particular?

La seguridad de los usuarios (y, sobre todo, de las per-


sonas con necesidades específicas) es, evidentemente,
esencial en la concepción del proyecto. Los modos de
desplazamiento tienen que evolucionar para que se
privilegien las vías peatonales y los modos de trans-
porte no motorizados.

Las vías rodadas, incluso las no contaminantes, deben


delimitarse para evitar cualquier riesgo de accidente
para los demás usuarios del edificio. Deben estar iden-
tificadas, señalizadas y segregadas.
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¿Son los accesos fáciles
y únicos para todos los
usuarios, también para las
personas con necesidades
específicas o con movilidad
reducida?

No todos los usuarios son iguales en lo que se refiere a


la movilidad y al uso que hacen del edificio. Las perso-
nas que tienen alguna minusvalía deben poder acceder
con facilidad a las diferentes partes del edificio desde
el espacio público: personas con movilidad reducida
(en silla de ruedas o con dificultades de movilidad:
cochecitos de niños, carros de la compra o maletas),
discapacitados visuales, niños pequeños o personas de
baja estatura, personas de gran estatura o incluso con
alguna disminución psíquica.

Nuestra población envejece y los “mayores” son cada


vez más numerosos, lo que genera un aumento de la
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proporción de la población “con necesidades espe-


cíficas”.
Los recorridos hacia los edificios deben ser los mismos
para todos los usuarios, sin segregación, y los accesos
fácilmente localizables.

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¿Es suficientemente compacto
el volumen del edificio?

En función de la geometría y de sus proporciones, el


edificio tendrá una mayor o menor compacidad. Para
lograr una mayor eficiencia térmica, hay que reducir las
superficies de intercambio entre el interior y el exterior.
Por otra parte, debe minimizarse el impacto sobre el
suelo para reducir la impermeabilización de este.

Otra consecuencia de la compacidad es la reducción


de la cantidad de materiales necesarios. En ciertos
climas en los que la temperatura es más o menos
constante y el nivel de humedad atmosférica del aire
elevado, es conveniente lo contrario, es decir, “descom-
pactar” los edificios para favorecer la ventilación cru-
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zada permanente de forma natural. Pero se trata de un


caso específico.

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¿Permiten los volúmenes de
los edificios del proyecto
la flexibilidad de usos?

Los edificios monopolizan recursos considerables —en


general, no renovables— y requieren gran cantidad de
energía para su construcción y mantenimiento. Por lo
tanto, se debe facilitar que las generaciones futuras
usen el edificio según sus propias necesidades.

Por ejemplo, un edificio de oficinas debe poder ser


transformado con el mínimo coste (en términos de
recursos) en un edificio de viviendas, o bien acoger
otro tipo de actividades. El tamaño de los edificios, la
altura entre forjados y la profundidad son, todos ellos,
parámetros que facilitarán o dificultarán la reconver-
sión de los edificios.

Esta es la razón por la cual algunos aparcamientos se


sitúan en la planta baja de los edificios en lugar de en
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plantas subterráneas, ya que podrán acoger otros usos


que requieran iluminación y ventilación naturales.

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