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SALUD MATERNA Y NEONATAL: ATENCIÓN PRECONCEPCIONAL, PRENATAL Y POSNATAL

INMEDIATA

La situación de salud infantil en América propició el desarrollo de una estrategia de atención


integrada a las enfermedades prevalentes de la infancia debido al alto porcentaje de muertes
maternas y neonatales que genera gran preocupación en los organismos internacionales como la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y La Organización Panamericana de la Salud(OPS); esta
estrategia permite la atención de los niños y niñas de forma integral, haciendo énfasis en los
problemas más graves y comunes que afectan su salud, con el fin de constituir una estrategia clave
de promoción, crecimiento, desarrollo y prevención.

Dicho anteriormente, dos de los eventos más preocupantes y de interés en salud pública son la
mortalidad materna y la infantil, situación recíproca y claramente vinculadas a la calidad de
atención perinatal, del parto, del puerperio y de la primera infancia que evidencia la calidad de
salud del país y los valores que lo rigen.

En este orden de ideas, en Colombia a pesar de todo el esfuerzo por mejorar la situación, las
metas propuestas se encuentran lejos de lo planteado. En cuanto a la salud materna, el Estado
colombiano consideró que para 2015 era factible alcanzar la meta de 45 muertes maternas por
100.000 recién nacidos vivos partiendo de la línea de base de 1998 de 100 por 100.000 nacidos
vivos; el objetivo está lejos de lo postulado siendo el Edema, proteinuria y trastornos hipertensivos
en el embarazo, el parto y el puerperio, las complicaciones del trabajo de parto y del parto los que
ocupan los primeros lugares.

De igual modo, la mortalidad en menores de un año es alta; concretamente, son los neonatos el
que aportan el 60% de las muertes infantiles. Por lo que, se requiere de más esfuerzo por mejorar
las estadísticas. Según el DANE, más de un 68% de las muertes neonatales ocurren en la primera
semana de vida, de las cuales las principales causas son trastornos respiratorios específicos del
periodo perinatal, complicaciones obstétricas y traumatismo del nacimiento respectivamente.

Por consiguiente, para disminuir las muertes fetales y neonatales se requiere trabajar desde antes
de la gestación; esto es, ofrecer a las mujeres en edad fértil asesoría y tratamientos adecuados
que les permitan prepararse para una futura gestación. Así pues, mejorando la calidad de la
atención, para reducir costos innecesarios y ofrecer herramientas para abordar los principales
problemas y responder a la demanda, se debe comenzar en los centros asistenciales o servicios de
salud; también, los profesionales de la salud deben brindar una mejorar atención al binomio
madre-hijo. Dado que, es un factor importante para que el niño nazca sano y goce de unos buenos
beneficios en cuanto a la salud, como segunda medida, se debe enfocar en las madres y las
familias en la educación, para que estén preparados en el cuidado de un niño.

Al mismo tiempo, las necesidades de las personas varían a lo largo de las diferentes fases de su
ciclo de vida; desde la concepción a la primera infancia, en la niñez y la adolescencia, durante la
edad adulta y en la vejez. Por esta razón, el embarazo y el puerperio son etapas particulares de la
vida en las que se tienen necesidades específicas; en este sentido, las acciones para mejorar la
salud y preservar la vida de los recién nacidos, inician desde antes de su concepción y
aseguran la salud de la mujer en edad fértil como la futura mujer gestante. Estas acciones
incluyen, “el control prenatal, la adecuada atención del parto y los cuidados durante las
primeras horas de vida”(guía de práctica, 2014). En la guía se consideran las siguientes
etapas: “primero, preconcepcional; segundo, gestacional; tercero parto, y quinto,
posparto inmediato”(guía de práctica, 2014). De lo anterior, uno de los procesos más
importantes es el de control prenatal porque detecta, previene y trata estos factores de
forma oportuna antes de afectar al binomio.
Por otro lado, para priorizar los manejos se estableció la semaforización. De igual modo,
para indicar el riesgo y las conductas a seguir dependiendo del nivel establecido, en
primer lugar, se encuentra el rojo o riesgo alto que implica manejo inmediato en una
institución para hospitalización; en segundo lugar, amarillo o riesgo medio que indica la
administración de algunos medicamentos y procedimientos; en el último, nivel se
encuentra el verde o riesgo bajo que indica el manejo habitual. Esto con el fin de facilitar
la toma de decisiones oportunas para la madre-hijo, y no como forma de diagnóstico de
enfermedades.
La acción de los equipos de la salud por mejorar la calidad de servicio se debe basar en una
atención humanizada; esto quiere decir, comprender y abordar al ser humano como un ser
integral en quien interactúan diferentes aspectos, por ejemplo, aspectos bilógicos, sociales,
culturales, ambientales, entre otros; también, tener en cuenta que es un ser que es capaz de
generar opiniones, emociones, reacciones y prácticas particulares o diversas. Es decir, el equipo de
la salud se debe interiorizar en la comunicación y tener en cuenta dos aspectos: en primer lugar,
ofrecer información clara, completa, oportuna, en segundo lugar, mantener una escucha activa
que tenga en cuenta la opinión de la paciente permitiendo y estimulando su autonomía para la
toma de decisiones oportunas.

Por esta razón, la comunicación entre las madres o familiares del niño y el personal de los
servicios de salud es de suma importancia porque fortalece la toma de decisiones. Además, esto
tiene siempre un importante componente educativo basado en la evidencia, y que todo sea
entendido por la madre. Entonces, una estrategia efectiva insiste en que parte importante de la
atención por el médico está en saludar a la madre y al niño al inicio de la consulta, llamar al niño
por su nombre, saber escuchar las inquietudes y expectativas de la familia, enseñar los signos de
alarma que indican la necesidad de consultar de nuevo, saber hacer preguntas de verificación,
estimular las prácticas adecuadas en el cuidado de la salud de los niños y saber cómo modificar, de
manera respetuosa, aquellas que no sean correctas. En resumen, Saludar, ofrezca asiento,
pregunte y escuche, pida permiso, explique y confirme, son sugerencias para hacer mejor la
consulta. La idea es disminuir todos los riesgos tanto para la madre como para el hijo y su familia
resolviendo todas sus inquietudes, en el que el aprendizaje sea mutuo.

En conclusión, las estrategias anteriormente dichas son con el objetivo de mejorar la salud de los
niños y niñas; por esto, se parte de la necesidad de buscar cambios de comportamiento que
generan cambios en los estilos de vida de las familias y la comunidad para hacer uso de unas
prácticas claves orientadas al cuidado de los niños, que les permitan un buen desarrollo físico y
mental. También, tener más atención en la prevención de enfermedades, la atención adecuada en
el hogar y la búsqueda de ayuda fuera del mismo, y que los profesionales de la salud lleven un rol
fundamental en el proceso de atención de la gestante, y de la familia en general, para lograr los
objetivos planteados.

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