El Monopoly es un juego de tablero de 2 a 8 jugadores. Nosotros
recomendamos que sea a partir de 3 jugadores y hasta 6 como máximo. Deja el tablero en el centro de la mesa de forma que esté al alcance de todos. Cada jugador debe elegir una ficha o peón que lo represente en el juego Escoger a “La Banca“, que será un jugador encargado de gestionar el dinero del banco. También guardará las tarjetas de Título de Propiedad, las casas y hoteles para entregarlas a los jugadores. Reparte el dinero a cada jugador. 1500 en total repartidos en distintos billetes: 2 de 500, 4 de 100, 1 de 50, 1 de 20, 2 de 10, 1 de 5 y 5 de 1 Todos lo jugadores tiran los dados para decidir el jugador inicial (el jugador que saque la puntuación más alta). El turno es en sentido horario, a la izquierda.
Como jugar al Monopoly
En cada turno, el jugador tira los dos dados (¡con cuidado de que no caigan encima de las casas ni figuras del tablero!), y mueve su figura tantas casillas como indique la tirada de dados. Si en tu tirada de dados sacas los dos números iguales, vuelves a tirar otra vez tras realizar tu acción, pero ten cuidado, si lo haces 3 veces seguidas, vas directo a la cárcel. Varios peones pueden estar en una misma casilla en un momento dado.
Dependiendo del tipo de casilla en el que caigas, puedes hacer una de
estas acciones:
Comprar la propiedad, que debes pagar al banco
Pagar alquileres si la propiedad pertenece a otro jugador Cárcel: vas directo a la cárcel si caes en esta casilla Parking gratis Coge tarjeta (de Suerte o Comunidad) Pagar algún tipo de impuesto Cobrar 200 si pasas por la casilla de salida (no es necesario pararse en ella) Pasar por la cárcel de visita
Otras reglas
Existen 3 tipos de propiedades: Estaciones, Servicios Públicos y
Solares. Si en tu tirada de dados caes en una de estas casillas y no pertenece a nadie, puedes decidir comprarla, si tienes dinero, por supuesto. Para ello, simplemente paga a la Banca la cantidad de dinero y recibirás la tarjeta de Título de esa propiedad que debes dejar junto a ti boca arriba. En el caso de que no la quieras, la propiedad entra en Subasta Pública, y será entregada al mejor postor, es decir, al que pague más por ella.