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Introducción
A raíz del encuentro con un anti pedagogo y de las sentencias proferidas por este,
tales como que “el educador es un mercenario de las ideas, de la creatividad y del
conocimiento” o que “los procesos enseñanza-aprendizaje, son procesos de
adoctrinamiento” entre otras, y a propósito del carácter de nuestro seminario, es
decir, un seminario de la educación cuyo enfoque es la crueldad, me cuestioné
acerca del carácter moral de la educación o de la dimensión moral de la
educación. Me cuestionaba, si la educación puede ser considerada como un acto
cruel. Porque cuando hablamos de educación, hablamos que “La disciplina o la
crianza transforman la animalidad, en humanidad” (Kant, Ed. 2009, p.28.) y esto
puede sonar bello y hasta poético e incluso suena correcto, sin embargo,
siguiendo la idea del pensador alemán, continúa diciendo que
Son diferentes autores los que trabajan el tema de la alteridad con diferentes
perspectivas. Una de esas maneras de superar esta crueldad, la encontramos en
Paul Ricoeur. El amor logra, desde la perspectiva de Ricoeur, fundamentar una
ética que supere la crueldad. Todo guiado bajo la regla de oro “amaras al señor tu
Dios y amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Ricoeur, 1993, p.16).
Ya,
la moral es más cruel que el derecho o la política, porque mientras que estos se
mueven en el ámbito de lo legal, aquella hace lo propio en el de lo legitimo, esto
es, la moral habla desde lo alto, desde lo absoluto” (Agamben, 2006, p. 172)
Podría indicar aquí que Lacan también asume una “pedagogía de la alteridad”
pero de manera inversa, en beneficio de la crueldad como algo natural. Aquí, la
crueldad y el ser vulnerable es inherente tanto a la constitución del sujeto a partir
del otro como al vinculo social. Esta “pedagogía de la alteridad” se ve totalmente
contrastada con las que venia mencionando anteriormente.
El Otro pone en cuestión las certezas del sujeto, en la medida en que pone límite a
sus tendencias. No hay que olvidar que la destrucción del otro implica la
destrucción radical de los problemas que este genera, pues ya no hay otro: ahora
es un objeto de repudio, es la historia de Caín y Abel.
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Bibliografía