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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO

DIRECCIÓN DE SERVICIO MÉDICO UNIVERSITARIO


LICENCIATURA EN ENFERMERÍA

Reanimación cardiopulmonar (RCP)

ELABORADO POR:

E.L.E. María Guadalupe Rufino Mendoza

NO. DE CUENTA

342472

ASIGNATURA:

Prácticas Profesionales

PROYECTO:

Activación profesional en promoción a la salud en la comunidad Garza


Escuela Superior de Tepeji TM

PERIODO:

Agosto- noviembre

18 de agosto del 2019


Introducción

La RCP básica comprende las maniobras (elementales habilidades psicomotoras,


cuya aplicación contiene un fuerte componente emotivo) de sustitución de
funciones cardiacas y respiratorias que se llevan a cabo sin necesidad de ningún
instrumental. Puede aprenderlo cualquier persona mayor de 10 años y debería
incorporarse como elemento obligado de la formación del ciudadano.

En todo el mundo se registran cada año más de 135 millones de fallecimientos por
causas cardiovasculares, teniendo como principal causa de paro cardiaco, la
enfermedad coronaria. La literatura internacional considera que entre un 0.4 - 2%
de los pacientes ingresados a un centro hospitalario y hasta un 30% de los
fallecidos, precisan de las técnicas de reanimación cardiopulmonar. La fibrilación
ventricular (FV) es común en pacientes con paro cardiaco fuera del hospital
variando de 18% al 63% de los casos aproximadamente.

De acuerdo a las cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud las


enfermedades cardiovasculares causaron casi 17.5 millones de muertes en 2012
(3 de cada 10). De estas, 7.4 millones se atribuyeron a cardiopatía isquémica y 6.7
millones a accidentes cerebrovasculares.

La tendencia en las estadísticas es muy similar a lo que ocurre en nuestro país,


donde el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) reportó en el 2015
que las dos principales causas de muerte fueron las enfermedades cardíacas no
isquémicas e isquémicas, es decir el 34.66%.

Este escenario ubica al paro cardiaco como un problema de salud pública y


económico de gran magnitud. La RCP es una intervención que salva vidas y que
constituye la piedra angular del procedimiento de reanimación ante un paro
cardiaco. La supervivencia al paro cardiaco depende del reconocimiento temprano
del episodio y de la activación inmediata del sistema de respuesta a emergencia.
Objetivos

Generales
 Conocer los fundamentos primordiales de reanimación cardio pulmonar

Específicos
 Conocer el protocolo de actuación ante un paro cardiorrespiratorio
 Conocer la cadena de supervivencia
 Identificar una parada cardiorrespiratoria
Desarrollo.
Reanimación cardiopulmonar: Técnica que consiste en mantener la circulación
y, especialmente, el flujo coronario y cerebral mediante el masaje cardiaco y la
ventilación asistida restableciendo así el ritmo cardiaco.

Paro cardiorrespiratorio: es la interrupción repentina y simultanea de la


respiración y el funcionamiento del corazón debido a la relación que existe entre el
sistema respiratorio y circulatorio.

La parada cardiaca conlleva un colapso en la perfusión en los tejidos que finaliza


con daño orgánico, cuya magnitud depende de la condición previa al evento y del
tiempo en que retorne la circulación espontánea al paciente. Se conoce que los
órganos que se afectan de manera más temprana por esta condición son el
cerebro y el corazón, donde la magnitud de la lesión, sobre todo a nivel cerebral,
determinará el pronóstico clínico cognitivo de la persona. En la conceptualización
de la fisiopatología de la parada cardiaca, hay tres conceptos básicos: la detención
de la circulación, el umbral de isquemia y el tiempo de retorno a la circulación
espontánea.

Si ocurre una parada en la circulación sanguínea, corte abrupto del aporte de


oxígeno y glucosa a los tejidos, el gasto cardiaco ausente en un PCR (paro
cardiorrespiratorio) es la principal característica, aún más que la falta de
oxigenación de la hemoglobina que transporta la molécula de oxígeno. De ahí que
el tiempo de detención del flujo sanguíneo es un factor determinante sobre el
pronóstico del paciente, por lo que el propósito de la reanimación cardiopulmonar
(RCP) es el restablecimiento del gasto cardiaco normal lo antes posible.

En una persona que presenta una fibrilación ventricular, que es un ritmo de paro
cardiorrespiratorio, el flujo sanguíneo carotideo continúa hasta por 4 minutos,
incluso si no se proveen compresiones torácicas. En esta condición, es posible
que exista ya un gradiente de presión entre la aorta y la aurícula derecha, aspecto
conocido como la presión de perfusión coronaria; por lo que, si no se accede con
una adecuada reanimación en estos primeros 4 minutos, el gradiente de presiones
se igualará resultando en un cese del flujo.

Si no se realizan compresiones torácicas efectivas y no se suministra una


desfibrilación temprana exitosa en los primeros 4 minutos, el impacto será
negativo para proveer un gasto cardiaco efectivo; de esa manera, disminuye la
probabilidad de recuperar la circulación espontánea. En este aspecto, radica la
importancia de tener disponible un desfibrilador externo automático para desfibrilar
en este periodo al paciente y así mejorar su sobrevida.

Si se realiza una adecuada maniobra de compresión torácica con criterios de


calidad, se tendrá mayor probabilidad de restaurar el gradiente de presión entre la
aorta y la aurícula derecha, de manera que el flujo sanguíneo retorne permitiendo
así mejorar las posibilidades para lograr una cardioversión exitosa.

La fisiología de la reanimación cardiopulmonar se puede explicar con el concepto


de precarga ventricular, que es la capacidad del ventrículo para generar una salida
de sangre, que depende del trabajo sincronizado de las células del músculo
cardiaco. La generación de fuerza se logra cuando el sarcómero llega a una
longitud de 2.2 a 2.3 micrones.

Manejo de las H y las T


Para facilitar el abordaje de la etiología del paro, Kloeck propuso en 1995 la
mnemotecnia de las H y T,2 que ha sido modificada a través de los años de
acuerdo a las guías que son publicadas cada cinco años por la AHA.

Hipovolemia.
La disminución del volumen intravascular conduce a trastorno de la difusión y
entrega de oxígeno, lo que es igual a hipoperfusión tisular; de no ser identificada y
tratada de manera temprana, llevará a falla circulatoria irreversible. En caso de
hemorragia masiva externa, es fácil identificar hipovolemia como causa del paro.
Las decisiones de brindar RCP en un paciente de trauma se abordan en
programas como PHTLS o ATLS. Por otro lado, puede coexistir hipovolemia
asociada a otros cuadros clínicos y no siempre es sencillo identificarla. La
depleción de volumen resulta de pérdida de sodio y agua de alguno de los
siguientes sitios anatómicos:

a) Gastrointestinal: vómito, diarrea, sangrado del tubo digestivo o drenajes en


pacientes postquirúrgicos.
b) Pérdidas renales: diuréticos, diuresis osmótica, nefropatías perdedoras de
sal e hiperaldosteronismo.
c) Pérdidas tegumentarias: sudoración intensa, quemaduras.
d) Pérdidas a tercer espacio: oclusión intestinal, lesión por aplastamiento,
fracturas y pancreatitis aguda.

Dentro de los datos clínicos que se pueden evidenciar antes del paro se
encuentran turgencia de piel disminuida, hipotensión ortostática, cambio postural
en la frecuencia cardiaca (> 30 lpm), disminución del tono ocular, sequedad de las
mucosas.6 En cuanto a laboratorios, podemos encontrar elevación de la cifra de
creatinina, BUN, hiper- o hiponatremia, hiper- o hipokalemia, acidosis metabólica o
alcalosis metabólica. Cuando la hipovolemia es muy severa, se presentará estado
de choque, manifestado comúnmente con taquicardia, hipotensión, taquipnea,
oliguria, diaforesis, estado neurológico alterado.

Durante las maniobras de RCP se puede realizar un reto de líquidos


administrando de 500 a 1,000 cm3 de solución cristaloide.

En estos casos, el uso de un acceso intraóseo es de suma importancia, ya que


durante el paro no se recomienda colocar accesos vasculares centrales y, por otro
lado, canalizar una vía periférica de buen calibre (14-16 fr) es sumamente
complicado, mientras que a través de un calibre pequeño (20-22 fr) no es posible
administrar líquidos con una adecuada velocidad.

Hipoxia
Fisiológicamente, son cinco los mecanismos que condicionan hipoxia:

1. Disminución de la presión inspiratoria de oxígeno: esto ocurre en hipoxemia


de grandes alturas o en ambiente con FiO2 menor al 21%, como en
espacios confinados.
2. Hipoventilación: depresión respiratoria del tronco encefálico (fármacos,
síndrome de hipoventilación alveolar central), neuropatía periférica
(síndrome de Guillain Barré), debilidad muscular (hipofosfatemia, miastenia
grave).
3. Trastornos de la difusión: alteración en la membrana alveolocapilar. Ocurre
en casos como asbestosis, sarcoidosis, fibrosis intersticial, neumonía
intersticial, esclerodermia, enfermedades reumatológicas con repercusión
pulmonar como lupus eritematoso sistémico o enfermedad de Wegener.
4. Desequilibrio de la relación V/Q: incremento del espacio muerto en casos
de enfisema, gasto cardiaco bajo o hiperdistensión alveolar.
5. Aumento de los cortocircuitos pulmonares: ocupación alveolar por
secreciones o agua (neumonía o edema agudo pulmonar), colapso alveolar
como en caso de atelectasias masivas.

Para la sospecha de hipoxia se debe indagar acerca del estado anterior del sujeto
para asociar el cuadro clínico previo con alguna de las condiciones mencionadas.
Dentro de las herramientas más utilizadas para valorar la oxigenación se
encuentra la oximetría de pulso; sin embargo, tiene sus limitaciones, como son
desplazamiento de la curva de disociación de la hemoglobina,
dishemoglobinemias, estado de hipoperfusión, anemia, esmalte de uñas,
artefactos por movimiento, entre otras.

Por lo anterior, debemos recalcar que la utilidad de la oximetría de pulso durante


el paro cardiorrespiratorio es totalmente obsoleta: lo recomendable es utilizar la
monitorización de onda decapnografía.

El manejo de la ventilación durante las maniobras de RCP debe ser siempre con
oxígeno a altos flujos. La intubación endotraqueal se recomienda sólo si no se
logra adecuada expansión torácica abriendo la vía aérea con mecanismos
manuales o supraglóticos. Sin embargo, si existe un experto en el equipo de
reanimación, se debe realizar la intubación cuanto antes.

Hidrogeniones
Para citar los motivos más frecuentes de acidosis, primero debemos clasificarlos
en brecha aniónica elevada y brecha aniónica normal. Dentro del primer grupo
encontramos como causas cetoacidosis diabética, acidosis urémica y acidosis
láctica, así como tóxicos (metanol, etanol acetaldehído, salicilatos). Dentro de las
razones de brecha aniónica normal se encuentra la acidosis hiperclorémica, que
comúnmente se asocia a pérdidas extrarrenales de bicarbonato, como en caso de
evacuaciones diarreicas abundantes.

Para el abordaje de los trastornos ácido-base será indispensable contar con una
gasometría, que durante la RCP puede ser tomada de la arteria femoral. Una de
las intervenciones a llevar a cabo es reposición de bicarbonato, que está indicada
con niveles de pH menores a 7.2 o bicarbonato menor a 8 meq/L. El défi cit de
bicarbonato se calculará con la fórmula 0.4 × peso × (24-HCO3). Cada frasco de
bicarbonato cuenta con 50 meq y el ámpula con 8.9 meq.

Hipo-/hiperkalemia
El potasio corporal total es predominantemente intracelular, su homeostasis se
mantiene principalmente por la bomba Na-K.ATPasa. El incremento en la actividad
de esta bomba o alteraciones en el transporte del potasio ocasionarán hipokalemia
debido al aumento en la entrada desde el espacio extracelular. Lo anterior ocurre
en casos de altas dosis de insulina, activad beta-adrenérgica, alcalosis metabólica.
Por otro lado, la pérdida de líquidos por vía digestiva (ya sea vómito, diarrea, uso
de laxantes) se relaciona con hipokalemia. Desde el punto de vista renal, las
causas más frecuentes de pérdidas renales son uso de diuréticos e incremento en
la actividad de mineralocorticoides. También se pueden presentar en casos de
sudoración excesiva, personas en tratamiento con terapia renal sustitutiva y
plasmaféresis.

En caso de hipokalemia, se debe iniciar cuanto antes la administración de cargas


de potasio, lo que será imposible si sólo contamos con una vía periférica.
Nuevamente, tener acceso intraóseo será trascendente para el manejo en caso de
que no haya un acceso venoso central ya colocado. La tasa de corrección de
potasio siempre causa incertidumbre. La dosis máxima de administración es 20
mmol/h; sin embargo, en casos de paro cardiorrespiratorio, se indica
administración más agresiva, con infusión de 2 mmol/min en 10 minutos, seguidos
de 10 mmol a pasar en cinco a 10 minutos.

En contraste, la hiperkalemia también es una causa de paro cardiorrespiratorio. La


liberación de potasio desde las células (debido a un incremento de la liberación o
entrada disminuida) puede causar una elevación transitoria de potasio sérico. Para
que el trastorno sea persistente, se requiere de alteración en la excreción de
potasio. Esto se relaciona con una reducción en la secreción de aldosterona o la
respuesta a ésta, lesión renal aguda, enfermedad renal crónica y/o descenso en la
entrega de sodio y agua al sitio distal de secreción de potasio. La hiperkalemia
secundaria a ingesta alta de potasio (suplementos en tabletas) no es una causa
frecuente, pero su presentación es aguda. Dentro de algunos motivos de aumento
en la liberación de potasio intracelular se encuentran pseudohiperkalemia, acidosis
metabólica, hiperglucemia, hiperosmolaridad, catabolismo tisular elevado, uso de
beta bloqueadores.

De contar con un electrocardiograma previo al paro cardiorrespiratorio, podemos


identificar datos que sugieren hiperkalemia. De otra manera, durante las
maniobras de RCP, la toma de gasometría venosa también brindará la cifra del
nivel de potasio. El manejo se puede iniciar durante el paro administrando solución
polarizante (solución dextrosa 5% 50 cm3 + 15 U insulina + 20 meq bicarbonato).
El gluconato de calcio tiene su papel como estabilizador de membrana.

Hipotermia
Se considera hipotermia cuando la temperatura corporal se encuentra por debajo
de 35 °C; se clasifica en leve (32 a 35 °C), moderada (28 a 32 °C) y severa
(menos de 28 °C). La mayoría de los termómetros sólo refieren temperatura
mínima de 34 °C,9 por lo que el método ideal para conocer la cifra real es con un
termómetro esofágico. Dentro de las causas de hipotermia encontramos
exposición ambiental, inmersión en agua, condiciones médicas (por ejemplo,
hipotiroidismo o sepsis), tóxicos (etanol), medicamentos (hipoglucemiantes orales,
sedantes).
El cuadro clínico se manifiesta desde confusión, taquicardia, temblor (hipotermia
leve), letargo, bradicardia, arritmias, ausencia de reflejos pupilares y disminución
del temblor (hipotermia moderada) hasta coma, hipotensión, arritmias, edema
pulmonar y rigidez (hipotermia severa). La evaluación con exámenes de
laboratorio se puede asociar a acidosis láctica, rabdomiólisis, coagulopatía e
infección.

El manejo se enfoca en recalentar al paciente con medios físicos: remover ropa


mojada, administrar soluciones intravenosas tibias, colocar sábanas calientes,
aplicar calor radiante, acondicionar la temperatura del área de trabajo, realizar
lavado gástrico con agua tibia y, como medida de recalentamiento más eficaz, el
uso de circulación con membrana extracorpórea.

Durante las maniobras de RCP se deben continuar las acciones antes


mencionadas: la desfibrilación y los medicamentos serán inefectivos durante la
hipotermia, por lo que las maniobras de RCP se deberán continuar hasta que se
alcance una temperatura de 30 a 32 °C. «Nadie se declara muerto hasta que se
encuentre caliente y muerto». Existen reportes de tiempos de reanimación hasta
de seis horas con 52 minutos, con evolución neurológica favorable.

Neumotórax a tensión
El neumotórax es, en mayor frecuencia, de origen traumático. Cuando su
presentación es espontánea, se clasifica como primario cuando no se relaciona a
enfermedad pulmonar o secundario cuando se vincula a una comorbilidad como
EPOC, fibrosisquística, cáncer pulmonar, neumonía necrotizante, tuberculosis,
etcétera. Por otro lado, en el ámbito intrahospitalario, el neumotórax es resultado
de una complicación posterior a un procedimiento como colocación de accesos
vasculares centrales.

Las manifestaciones clínicas dependerán de la cantidad de aire que se encuentra


en el espacio pleural, la velocidad de acumulación, la edad del sujeto y la reserva
respiratoria. Se presentará tos, disnea y dolor torácico. En la exploración física se
evidenciará hipoventilación ipsilateral, disminución de las vibraciones vocales y
timpanismo a la percusión.
Dependiendo de la cantidad de aire acumulado, el neumotórax puede ser simple o
a tensión, siendo el último la causa que puede precipitar un paro
cardiorrespiratorio previa presentación de choque obstructivo. Durante la RCP
debemos obtener la historia clínica de la persona para sospechar del cuadro. La
exploración física será complicada y el diagnóstico mediante radiografía de tórax o
tomografía imposible durante el paro cardiorrespiratorio. Es aquí donde el
ultrasonido pulmonar (USGP) puede ser una herramienta de gran utilidad y que se
puede realizar durante las maniobras de RCP. La ausencia de deslizamiento
pleural en el USGP tiene 70% de sensibilidad de un neumotórax.

Tampona de cardiaco
La cantidad de líquido normal en el espacio pericárdico es de 20 a 50 mL. Sin
embargo, el tampona de no depende de la cantidad de volumen acumulado sino
de la presión intrapericárdica; ésta, a su vez, depende de la relación entre
volumen, velocidad de acumulación y distensibilidad del pericardio. De esta
manera, la acumulación súbita de 150 a 200 mL ocasionará un pico en la presión
intrapericárdica y resultará en tampona de, mientras que el derrame pericárdico
crónico puede tolerar hasta un litro de volumen, ya que el tejido se torna más
distensible y la presión es menor.

Las causas de tampona de pueden ser infecciosas (viral, bacteriana, fúngica,


etcétera), metabólicas (uremia, mixedema), autoinmunes (lupus, artritis
reumatoide, fiebre reumática), neoplásicas (primarias y metastásicas), sobrecarga
de volumen (insuficiencia cardiaca crónica), radioterapia, reacciones adversas a
medicamentos, disección aórtica, postinfarto agudo de miocardio y traumatismo.

Las manifestaciones clínicas se integran con la tríada de Beck (ingurgitación


yugular, hipotensión, disminución de ruidos cardiacos). El electrocardiograma se
observará con alternancia eléctrica. En el momento del paro cardiorrespiratorio, es
un reto distinguir clínicamente esta entidad, por lo que nuevamente la
ultrasonografía E-FAST, el ecocardiograma de emergencia, es de suma utilidad.

Tóxicos
Dentro de los principales agentes cardiotóxicos que se relacionan con paro
cardiorrespiratorio encontramos opiáceos, benzodiacepinas, beta bloqueadores,
antagonistas de los canales de calcio, digoxina, cocaína, antidepresivos tricíclicos,
monóxido de carbono. Los efectos y manifestaciones clínicas de cada uno de
estos agentes son sumamente amplios, por lo que no se abordarán en este
artículo.

El manejo de las intoxicaciones durante el paro cardiorrespiratorio se basa en


RCP de alta calidad y administración de antídotos de ser posible, aunque no existe
evidencia de su eficacia ni modificación en la mortalidad.

En caso de sospecha de intoxicación por opiáceos, se recomienda la


administración de 2 mg de naloxona intranasal o 0.4 mg intramusculares,
repitiendo la dosis a los cuatro minutos.

Trombosis pulmonar
La tromboembolia pulmonar masiva puede desencadenar cuadro de choque
obstructivo que, de no recibir tratamiento oportuno, ocasionará colapso
cardiovascular y paro cardiorrespiratorio. La etiología que con mayor frecuencia se
relaciona con la trombosis pulmonar es trombosis venosa profunda.

Otros factores de riesgo son:

a) Riesgo alto: fractura de fémur, hospitalización por insuficiencia cardiaca o


fibrilación auricular, prótesis de cadera o rodilla, poli trauma, infarto agudo de
miocardio, lesión de médula espinal.

b) Riesgo intermedio: artroscopia de rodilla, enfermedades autoinmunes,


transfusiones, colocación de catéter venoso central, quimioterapia, falla cardiaca,
falla respiratoria, uso de eritropoyetina, terapia de reemplazo hormonal,
infecciones, cáncer, anticonceptivos orales, evento vascular cerebral, estado
postparto, trombofilias.

c) Riesgo bajo: reposo en cama mayor a tres días, diabetes mellitus, hipertensión
arterial sistémica, edad avanzada, obesidad, embarazo, venas varicosas.
Dentro de las manifestaciones clínicas se presentarán disnea, tos, ansiedad, dolor
torácico. Así mismo, podemos identificar fiebre, hemoptisis, síncope y datos de
trombosis venosa profunda; taquicardia sinusal en 40% de los casos.

De no contar con diagnóstico preciso mediante angiotomografía pulmonar previo


al paro cardiorrespiratorio, la ecocardiografía es de suma utilidad: reporta una
sensibilidad de 60% para realizar el diagnóstico. En caso de TEP como causa de
paro, usualmente se asocia que al menos dos tercios del lecho vascular pulmonar
se encuentran obstruidos. El incremento en la postcarga del ventrículo derecho
(VD) ocasionará dilatación de la cavidad mencionada (Figura 5). Esto se detecta
midiendo el diámetro del VD > 30 mm en el eje paraesternal o como un
incremento en el área del VD comparado con el ventrículo izquierdo mayor a 90%
en el eje apical de cuatro cámaras.

Trombosis coronaria
El infarto agudo de miocardio se considera una de las principales causas de
muerte súbita. El cuadro clínico clásico se presenta con dolor torácico opresivo
irradiado a hombro o mandíbula, acompañado de descarga adrenérgica. El
diagnóstico se realiza obteniendo electrocardiograma de 12 derivaciones,
identificando elevación del segmento ST en dos o más de ellas. Por otro lado,
también se puede presentar infarto agudo de miocardio sin elevación del ST en el
que con elevación de marcadores cardiacos como troponina, mioglobina y/o CPK-
CKMB se realizará el diagnóstico. Ecocardiográficamente, se identificará
alteración en la movilidad regional de la pared afectada.

Durante el paro cardiorrespiratorio, el ultrasonido o ecocardiograma no son de


utilidad para realizar el diagnóstico. El electrocardiograma no mostrará datos
debido a que no hay actividad eléctrica. Los marcadores bioquímicos serán de
utilidad sólo si fueron tomados antes del colapso cardiovascular, ya que después
de las compresiones cardiacas es normal encontrarlas elevadas. De cualquier
manera, el manejo se centrará en continuar con maniobras de RCP de alta calidad
y fármacos, ya que la trombólisis no está recomendada en caso de trombosis
coronaria.
Protocolo Reanimación Cardiopulmonar
Evaluación de la escena
Realiza una evaluación visual del área. En esos momentos no concentres toda tu
atención al lesionado.

Usa tus sentidos; ¿Qué huelo? ¿Qué observo? ¿Qué oigo? Intenta averiguar las
causas de la urgencia y fíjate en todos los detalles. Reconoce qué riesgos puede
haber en el lugar del accidente. Debemos tener presente que vivimos rodeados de
riesgos; en nuestra casa, en la calle o en nuestros centros de trabajo y tenemos
que aprender a vivir y convivir con ellos. Nunca debes iniciar la atención a una
víctima sin antes haber hecho una escrupulosa y minuciosa evaluación del lugar.
Te recomendamos que, en una situación de urgencia real, antes de atender a un
lesionado, te preguntes:

¿Es seguro el lugar para mí?

La respuesta te dará la adecuada evaluación de la escena:

Sí es seguro: Con toda confianza continúa con los pasos que se detallarán en las
páginas siguientes.

No es seguro: No ingreses a la zona, corres riesgo de que en el intento tú te


lesiones y dupliques la urgencia. En este caso activa el SMU (Servicio Médico de
Urgencia) y espera al personal capacitado que se encargará del caso.

En la evaluación primaria
Determinar que ocurrió con la persona, es decir, identificar si se desmayó, esta
convulsionando o cualquier evento de emergencia que pueda darnos pautas de la
posterior intervención.

Reconocer si la persona está consciente mediante el método AVDI:

A (alerta): la persona esta aleta, habla fluidamente, fija la mirada al explorador y


está al pendiente de lo que sucede en torno suyo.
V (respuesta verbal): presenta respuesta verbal, aunque no está alerta, puede
responder coherentemente a las preguntas que se le realicen, y responde cuando
se le llama.

D (dolorosos): presenta respuesta solamente a la aplicación de algún estímulo


doloroso, como presionar firmemente alguna saliente ósea como el esternón o las
clavículas; pueden emplearse métodos de exploración menos lesivos como rozar
levemente sus pestañas o dar golpecitos con el dedo en medio de las cejas, esto
producirá un parpadeo involuntario, que se considera respuesta.

I(inconsciente): no presenta ninguna de las respuestas anteriores, está


inconsciente. En estos casos lo ideal es proceder a implementar el método ABC.

Activación del sistema médico de urgencia SMU


Es de vital importancia que en menor tiempo posible la víctima reciba atención
médica definitiva. La puntual activación del SMU reduce significativamente el
tiempo que pase un lesionado fuera del hospital. No dejes sola a la víctima,
ayúdate de las personas que se encuentren a tu alrededor.

Indica de forma clara y segura a alguno de tus compañeros o en dado caso a una
persona que se encuentren contigo, que llame al SMU, resaltando algún rasgo de
vestimenta u otro en particular para que sea claro hacia quién te diriges.
Señalando a la persona indícale “Usted el de playera azul (rasgo único en esa
persona) llamen al SMU” (de ser necesario proporciona el número telefónico).
“Diles dónde estamos, qué es lo que sucede de forma breve y regresa de
inmediato a informar lo que te indiquen.” A otra persona indícale: “Usted el de
playera roja (rasgo único en esa persona) traiga un Desfibrilador Externo
Automático (DEA)”, si existe en el lugar.

Efectúa este paso con un control pleno de la situación. Recuerda que en ese
momento eres el único eslabón entre la víctima y el SMU, por tal razón, da
indicaciones precisas. Si es posible es recomendable que elijas por lo menos a
dos personas. Si tienes que activar SMU, cumple con los siguientes pasos: El
primero y el más importante se inicia conociendo los números telefónicos de
urgencias de tu localidad. La mayoría de las personas conocen algunos números
que no son de los servicios de urgencias, por lo tanto, la ayuda médica llega al
lugar de los hechos bastante retrasada. Insistimos, conoce de memoria la mayoría
de los números telefónicos de urgencias o por lo menos tenlos a la mano. Se
deben proporcionar los siguientes datos al radiotelefonista de la ambulancia:

1. Ubicación exacta del accidente: (calle, número, entre que calles se ubica,
colonia, delegación o municipio y número de teléfono del cual llama)

2. Descripción de lo ocurrido

3. Número de víctimas aproximado.

4. El estado de salud en que se encuentran las víctimas

5. Tipo de primeros auxilios que recibieron

6. No cuelgues el auricular hasta que lo haya hecho el despachador pues éste


puede indicarte la mejor forma de atender a la víctima.

Técnica para aplicar RCP


1. Evaluación de la escena.
2. Aborda a la víctima, determina si la persona responde y observa el tórax
con intención de saber si respira o no.
Si no responde y no respira
3. Activa el SMU y pida una DEA
4. Desnuda el tórax completamente, sea hombre o mujer.
5. Localiza el sitio correcto de las compresiones, traza una línea imaginaria
entre las tetillas de la persona y en medio otra línea donde cruzan, ahí es el
punto de compresión.
6. Coloca la mano que tienes más cerca de la cabeza sobre el esternón de la
persona.
7. Coloca la palma de tu mano sobre tu otra mano.
8. No permitas que tus dedos toquen las costillas de la persona.
9. Coloca tus hombros en dirección a tus manos con tus brazos rectos en un
ángulo de 90º perpendicular a la persona.
10. Comprime el esternón como mínimo 5 cm y máximo 6cm de profundidad,
proporciona 200 compresiones durante aproximadamente 2 minutos.
11. Si es posible, con la ayuda de un compañero abre la vía aérea USANDO LA
TÉCNICA INCLINACIÓN DE LA CABEZA ELEVACIÓN DEL MENTON. De
no ser así sólo genera la apertura al reevaluar después de cada 200
compresiones.

DAE: Desfibrilación Automática Externa


El tercer eslabón de la cadena de sobrevida es la Desfibrilación Automática
Externa, esto eleva las probabilidades de sobrevida del 8% hasta el 40%. La
principal causa de un paro cardiopulmonar es la fibrilación ventricular, ésta se
produce cuando el corazón por diferentes causas (principalmente por hipoxia)
empieza a tener fallas en el sistema de conducción eléctrica; en lugar que sea en
un solo punto que arroje el impulso eléctrico en el atrio (aurícula), son varios al
mismo tiempo y en los ventrículos, esto provoca que en el corazón en lugar de
llevar un ritmo congruente se vuelve caótico y no puede expulsar la sangre que
llega.
El manejo de un monitor desfibrilador conlleva a la interpretación de
electrocardiograma lo cual necesita un largo tiempo de entrenamiento, por esta
dificultad se creó un equipamiento automático llamado Desfibriladores
Automáticos Externos (DAE), el cual se coloca a la altura de la cabeza, te va
guiando en todas las situaciones que debes de realizar.
¿Cuándo detener el RCP?
• Cuando otra persona entrenada te reemplace.
• Llegue la ambulancia.
• Tenga signos de circulación espontánea la víctima.
• Estés agotado para continuar.
• Cuando un médico ordene suspender la RCP.
• Presencia de signos de muerte evidente, rigor
mortis, pérdida de temperatura corporal.
Cadena de la supervivencia
Son una serie de pasos considerados imprescindibles para la correcta
recuperación (tanto a corto como a largo plazo) ante un paro cardiorrespiratorio,
pero que son válidos ante cualquier emergencia médica. Como se verá, todos
están relacionados al factor tiempo. Solo se dispone de 3 a 5 minutos para iniciar
la RCP, luego de ese tiempo puede ocurrir lesión irreversible del tejido cerebral.
Algoritmo de paro cardíaco en adultos. 2018

Calidad de la RCP
-Comprimir fuerte (al menos 5 cm)
y rápido (100 – 120cpm), y permitir
una expansión torácica completa.
Reducir al mínimo las
interrupciones de las
compresiones.
-Evitar una ventilación excesiva.
-Cambiar al compresor cada 2
minutos o antes si está cansado.
-Si no se usa dispositivo avanzado
para la vía aérea relación
compresión - ventilación de 30:2.
-Capnografia cuantitativa.
-Si PETCO2 <10 mmHg, intentar
mejorar la calidad de la RCP.
-Presión intraarterial.
-Si la presión envase de relajación
(diastólica) <20 mm Hg, intentar
mejorar la calidad de la RCP.

Energía de descarga para


desfibrilación.
-Bifasica: Recomendaciones del
fabricante (p.ej., dosis inicial de
120- 200 J si se desconoce usar el
valor máximo disponible. La
segunda descarga y las
posteriores deben ser equivalentes
y pueden considerarse la
administración de valores
superiores.
-Monofásica: 360 J.
Tratamiento farmacológico
Dosis IV/IO de adrenalina
1 mg cada 3-5 minutos
Dosis IV/IO de amiodarona.
Primera dosis: Bolo de 300mg
Segunda dosis: 150 mg
-O-
Lidocaína dosis IV/IO:
Primera dosis: 1 - 1.5 mg/kg.
Segunda dosis. 0.5 - 0.75 mg /kg.

Dispositivo avanzado para la vía


aérea
* Intubación endotraqueal o
dispositivo supraglotico avanzado
para las vías aéreas
*Cartografía optometría para
confirmar o monitorizar la
colocación del tubo ET.
*Una vez colocado el dispositivo
avanzado para la vía aérea
administrar una ventilación cada 6
segundos (10 ventilaciones por
minuto) con compresiones
torácicas continuas.
Retorno de la circulación
espontánea RCE
*Pulso y presión arterial.
*Aumentó brusco sostenido de
PETCO2 (generalmente > 40 mm
Hg)
*Ondas de presión arterial
espontáneas con monitorización
intraarterial.
Causas reversibles
*Hipovolemia
*Hipoxia
*Hidrogenion (acidosis)
*Hipo-/ hiperpotasemia
*Neumotórax a tensión
*Taponamiento, cardiaco
*Toxinas
*Trombosis, pulmonar
*Trombosis, coronaria.

j
Imagen 1. Algoritmo de paro cardíaco en adultos.
Soporte vital cardiovascular avanzado del adulto
El soporte vital cardiovascular avanzado del adulto (ACLS, por sus siglas en
inglés) se basa en las siguientes intervenciones:

1. Reconocimiento inmediato y activación del sistema de urgencia.

2. Reanimación cardiopulmonar temprana y de calidad.

3. Desfibrilación rápida.

4. Terapia farmacológica.

5. Manejo avanzado de la vía aérea y ventilación.

6. Monitoreo de variables fisiológicas.


CONCLUSIÓN
La Reanimación Cardiopulmonar comprende un conjunto de maniobras
estandarizadas de aplicación secuencial encaminadas a revertir el estado de un
paro cardiorrespiratorio, sustituyendo en primera instancia la respiración y la
circulación espontáneas e intentando su recuperación, de forma que existan
posibilidades razonables de recobrar las funciones cerebrales.

La RCP de gran calidad significa aplicar compresiones con la profundidad y la


frecuencia correctas, asegurándose de no permanecer apoyado sobre el tórax y
manteniendo las interrupciones al mínimo absoluto. La declaración de consenso
de la AHA acerca de la calidad de la RCP detalla los componentes que se
requieren para optimizar la RCP: Fracción de compresión del tórax > 80%
(permanezca en el tórax y limite las interrupciones). Frecuencia de 100 a 120
compresiones/minuto. Profundidad de las compresiones > 2 pulgadas (5 cm).
Evite permanecer apoyado sobre el tórax, lo cual impide un retroceso completo.
Evite la ventilación excesiva (el objetivo es de 8 a 10 respiraciones/minuto).

El manejo de la RCP durante asistolia y AESP se debe enfocar en la calidad de


las compresiones, administración de adrenalina e identificación de la causa. El
abordaje de las H y las T abarca desde el momento previo al paro, durante el paro
y en los cuidados postparo. El manejo en muchos casos se puede iniciar durante
las maniobras y deberá continuar hasta un abordaje definitivo en estado postparo.

El ultrasonido y/o la ecocardiografía de emergencia son una gran herramienta


durante la reanimación; sin embargo, nunca se deberá dar mayor importancia a
obtener una imagen que a continuar con las compresiones.
Bibliografías
 Elguea, P.A. García, A. Navarro. C. Martínez J. Ruiz, M.E. Esponda, J.G.
(2017). Reanimación cardiopulmonar: manejo de las H y las T. Med Crit,
31(2), 93-100.
 Neumar RW, Shuster M, Callaway CW, Gent LM, Atkins DL, Bhanji F, et al.
(2015) American Heart Association Guidelines Update for Cardiopulmonary
Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care. Circulation. 2015;
132[Suppl. 2]: S315-S367.
 Barquero, A. Morún, W. Mora, G. Arguedas E. (2018) Consideraciones
fisiológicas sobre la reanimación cardiopulmonar. ¿Qué se puede aprender
para realizar una mejor reanimación cardiopulmonar? Coordinador del
Centro de entrenamiento de AHA. 1, 32-38.
 Instituto Mexicano del Seguro Social. (2017). Guía de práctica clínica,
Reanimación cardiopulmonar en adultos.

 American Heart Association. (2018). Aspectos destacados de las guías de


la American Heart Association. Texas.
 Estrada, L.A. Gutiérrez, L.P. Hernández, I.M. (2017). Manual básico de
primeros auxilios. Protección civil universitario.
 Cruz Roja Mexicana, (2016). Primeros auxilios, nivel básico.
CUESTIONARIO
1. ¿Cuál es la secuencia de evaluación inicial? Reconocer si la persona está
consciente mediante el método AVDI: A (alerta), V (respuesta verbal), D
(dolorosos), I(inconsciente).
2. ¿Cuáles son las indicaciones para suspender la RCP?

 Cuando otra persona entrenada  Estés agotado para continuar.


te reemplace.  Cuando un médico ordene
 Llegue la ambulancia. suspender la RCP.
 Tenga signos de circulación  Presencia de signos de muerte
espontánea la víctima. evidente, rigor mortis, pérdida de
temperatura corporal.
3. ¿Cuál es la secuencia de evaluación?
4. Pasos de la reanimación cardiopulmonar y del soporte vital básico en el
adulto.

 Verificar la Seguridad de la  Iniciar las Compresiones


Escena Torácicas
 Evaluar Conciencia  Ciclos de Ventilaciones-
 Llamar al Sistema de Compresiones Torácicas
Emergencia Médicas (SEM) (RCP)
 Posicionar a la Victima  Reevaluar

5. ¿En qué consiste la cadena de supervivencia?


Son una serie de pasos considerados imprescindibles para la correcta
recuperación (tanto a corto como a largo plazo) ante un paro cardiorrespiratorio,
pero que son válidos ante cualquier emergencia médica.
6. Etiología de un paro cardiorrespiratorio

 Hipovolemia  Neumotórax a tensión


 Hipoxia  Taponamiento, cardiaco
 Hidrogenion (acidosis)  Toxinas
 Hipo-/ hiperpotasemia  Trombosis, pulmonar
 Trombosis, coronaria.

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