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CASO 8

Miren, de 22 años de edad, es una estudiante universitaria de la facultad de letras. En la entrevista


clínica se muestra claramente avergonzada e incómoda, pero a pesar de ello refiere crisis de
angustia tan inmovilizadoras que casi no se relaciona con el mundo externo. Está a punto de iniciar
un nuevo semestre y no sabe si será capaz de asistir a clase. El cuadro siempre es el mismo. De
repente empieza notar que su corazón se acelera, comienza sudar a medida que aumenta su miedo
a sufrir un ataque, con lo que su corazón se va acelerando cada vez más y acaba sobre cogida por
el pánico.

La vida de Miren es poco placentera. Intenta trabajar cada día, se ocupa de los recados necesarios,
y va a comprar comida alguna que otra semana. Generalmente, deja que las cosas se le acumulen y
luego intenta hacerlas de golpe, para quitárselas de encima. Cuando se le pregunta acerca de su
vida social, tiene problemas para mencionar a algún amigo. " Temo miedo a no agradar a los demás
si llegan a conocerme de verdad ". Cuando lo dice se le ve profundamente afectada, pero en ningún
momento mantiene contacto ocular con el entrevistador. Reconoce que aunque los demás puedan
llevar una vida mejor, y ella solo desea que le dejen sola. Incluso cuando está sentada en clase y los
demás se ríen, te cuesta creer que no se estén burlando de ella.

Para poder entender sus síntomas, la historia de Miren debe remontarse a tiempo atrás. Con
frecuencia recordaban que su nacimiento había sido un accidente, un acontecimiento desagradable
por el que " tuvieron que pasar " su padre y su madre. Sus padres nunca le mostraron afecto. " No
es que fuera negligentes ", afirma rápidamente, " sino que siempre me sentí como una carga para
ellos". La vida en su casa nunca fue cálida ni alegre, y muchas veces se quedaba fantaseando
encerrada en su habitación, cosa que siga haciendo en la actualidad. Y para empeorarlo todavía
más, sus padres, que llevan una vida muy próspera, tenía unas expectativas muy elevadas para
ella, con lo cual solía ser demasiado críticos, incluso con los errores más insignificantes. Debido a su
timidez, tuvo que soportar constantemente en las burlas crueles otros niños, que supuestamente
fueron el origen de su conciencia devaluada que ha permanecido desde entonces. Incapaz de
defenderse.

Cuando se le pregunta por sus relaciones, Miren hace referencia a un único novio, cuando cursaba
estudios en el instituto. " Incluso entonces ", afirma, " tenía miedo de ser yo misma y expresar
cualquier tipo de opinión sobre mi misma. Tenía miedo de que él me dejara ". Cuando se le pregunta
por el matrimonio, Miren admite que sueña con que se la acepten sin condiciones, pero duda de que
le puede ocurrir alguna vez. En vez de ello, prefiere estar sola, " dónde estás sola, donde nadie
puede ver tus faltas, y mucho menos juzgarte o criticarte ". "Si ocultas lo que sabes ", dice, "al
menos no tienes porque preocuparte que sentir vergüenza ".

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