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Arte prehistórico

Arte levantino

1.1 Soportes, temática y composiciones

El denominado Arte Levantino alude a la zona geográfica en donde se localizan


las estaciones rupestres. El marco geográfico se extiende desde Lleida y Huesca
-al Norte- hasta Jaén y Almería -al Sur- , quedando enmarcado por Cuenca y
Teruel, al Oeste, dentro de los macizos montañosos del prelitoral mediterráneo.

El vocablo fue acuñado por Breuil a principios del siglo XX, cuando comenzó a
aparecer en las zonas más orientales del territorio español un arte rupestre
naturalista, que él entendía paleolítico. En la actualidad, la gran mayoría de los
autores coinciden en considerar este calificativo poco correcto. Sin embargo, a
pesar de haberse producido varios intentos de sustitución, no se ha llegado a
ningún consenso general, continuando el uso de la designación Arte Levantino.
El Arte Levantino se localiza en abrigos o covachas al aire libre, con
representaciones visibles a la luz del día. Generalmente, estos abrigos se sitúan
cerca de lugares con agua y dominando amplias panorámicas, con altitudes
comprendidas mayoritariamente a partir de 300 metros y hasta algo más de 1000
metros sobre el nivel del mar.
La temática del Arte Levantino incide en las escenas cotidianas, como la
recolección, combates, danzas… y muy especialmente las de caza, que
constituyen las manifestaciones más características. Estas escenas se
caracterizan por su gran dinamismo, con gran movimiento y con la ordenación
espacial de los zoomorfos y antropomorfos utilizando la oblicuidad. En la zona
meridional, destacan más los temas de carácter social o relacionados con otros
aspectos de la vida cotidiana, mientras que en las serranías de Albarracín y
Cuenca presentan una temática faunística muy naturalista y de mayor tamaño.

Escenas violentas entre humanos: Existe un conjunto de escenas compuestas


por arqueros que dirigen sus arnas no a los animales sino a otros arqueros o
personajes humanos. Dentro de este grupo se podrían establecer dos tipos
distintos: escenas con enfrentamientos entre grupos opuestos y otras escenas
donde algunos de los sujetos parecen estar siendo ajusticiados por otros.
Un ejemplo típico de las escenas bélicas es la composición de la Cova del
Roure (Castellón), en la que aparecen siete arqueros preparados para disparar
sus armas y enfrentaría  a dos grupos beligerantes, el de la izquierda cuenta en
sus filas con cuatro hombres y tres el de la derecha, los cuales apuntan a un
personaje central del grupo «enemigo». Aparte de la interpretación bélica, podría
estar representada una danza de guerreros, pues no disparan y aún no hay nadie
herido.
Arte Esquemático: Serie de representaciones prehistóricas (sobre
todo pintadas y casi siempre rupestres) que aparecen en la península
ibérica asociadas a las primeras culturas metalúrgicas (Calcolítico, Edad del
Bronce, e incluso, con pervivencias marginales en el inicio de la Edad del Hierro).
La cronología es, aún, tema de debate, pero podría abarcar desde
el cuarto al primer milenio antes de Cristo, solapándose, en sus inicios, con el Arte
Levantino y perviviendo marginalmente en algunas zonas aisladas durante etapas
muy tardías.
Su principal característica, y la que le da nombre, es el esquematismo, es decir, un
estilo figurativo en el que solo se representan los fragmentos básicos de cada
figura (eliminando todos los demás); además, la representación es tan básica que
los elementos gráficos se convierten en meros esbozos, pero sin perder los rasgos
mínimos de identificación. De hecho, el fenómeno esquemático se considera algo
muy poco preciso y problemático, y se integra en un amplio movimiento que afecta
a casi toda Europa y el Mediterráneo
El Esquematismo en el arte es un concepto hermano de otros como
el Realismo (una representación figurativa más o menos fiel a la naturaleza, con
detalles concretos que permiten identificar fácilmente lo figurado ( figurativo, pero
acentuando ciertos detalles considerados arbitrariamente importantes,
repitiéndolos y deformándolos hasta perder sus rasgos realistas),3 y
la Abstracción (representaciones completamente ajenas a la realidad, por tanto no
figurativas, asociadas a una simbología filosófica y que, aunque pueda recordar
inconscientemente ciertos elementos reales, no es posible comprobar tal
relación).4
Incluso, si sólo se tiene en cuenta el ámbito peninsular, el arte esquemático carece
de uniformidad: abarca una cronología considerablemente amplia y su geografía
es demasiado extensa, lo que dificulta enormemente su estudio y hace casi
imposible establecer fases o regiones culturales. En todo caso, y de un modo
general, suele distinguirse una tendencia más geométrica y de temática
restringida, frente a otra más naturalista y variada en las que incluso se aprecia
cierta intención narrativa. A pesar de los intentos y de los debates, no ha sido
posible atribuir un contenido cronológico a esta separación en dos tendencias que,
por otro lado, casi todos consideran que, en el fondo es muy subjetiva y por tanto
poco fiable.5 De cualquier modo, las figuras carecen de orden compositivo,
parecen repartidas aleatoriamente: simplemente yuxtapuestas. Tampoco hay
sensación de movimiento o, en todo caso, este es sustituido por
convencionalismos.
El Arte Macroesquemático es un tipo de expresión rupestre descubierto,
caracterizado y definido a principio de la década de 1980 por parte de Mauro
Severo Hernández Pérez y el Centre d’Estudis Contestans. Los soportes que
albergan este arte rupestre son siempre pequeños abrigos calcáreos iluminados
con facilidad por la luz del sol y situados en los cauces fluviales interiores de las
sierras alicantinas. Por regla general, los motivos figurativos abarcan toda la
superficie o el espacio de la covacha y cuando el abrigo es de mayores
dimensiones están colocados en la zona central o más destacada, bien visibles.

La distribución geográfica de estas representaciones es muy limitada, pues se


encuentran localizados en un sector muy concreto del noroeste de la provincia de
Alicante, limitada por el mar y la Serra d’Aitana, la Serra de Benicadell y la Serra
de Mariola.

La técnica de ejecución es bastante monótona, pues únicamente se utiliza la


pintura, de tonalidad roja oscura, de textura densa y trazo muy ancho (alrededor
de 10 cm.) que tipifica cierto modo los diseños de este horizonte artístico. Al
mismo tiempo, las medidas de los motivos individuales pueden alcanzar cifras
poco comunes, rondando o sobrepasando muchas veces los 100 cm. La pintura
macroesquemática es densa, de apariencia pastosa, siempre de color rojo oscuro,
y distribuyéndose en abrigos poco profundos, ocupando escasos motivos toda la
superficie.

La temática del Arte Macroesquemático no es nada diversificado y muy


estereotipados, girando alrededor de la figura humana pero con unos caracteres
muy singulares. Se podrían distinguir tres temas básicos: antropomorfos,
serpentiformes, y puntuaciones y barras.
. Antropomorfos: Las figuras humanas macroesquemáticas son asexuadas, en
visión frontal, creadas con un grueso trazo recto vertical que plasma el cuerpo, en
cuyo extremo superior se adosa un gran círculo para indicar la cabeza. Algunas
imágenes además, poseen brazos que casi en todas las ocasiones dirigen hacia
arriba como en actitud de «oración». En otros ejemplos, de las cabezas de las
figuras surgen pequeñas líneas radiales y de las extremidades idénticos trazos
perpendiculares.

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