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Expresión y comunicación

Cristian Camilo López Lerma 201210387

EL VALOR DE LA PALABRA: UNAS ANOTACIONES DESDE LA FILOSOFÍA DEL


LENGUAJE

Lengua concebida por el hombre y definida como sistema de signos y a la vez conjunto de
medios verbales, teniendo esta definición desde el punto de vista antropológico.

Lengua descrita también como medio de expresión desde el origen de la facultad de


comunicación (cerebro), signo como expresión de las percepciones de nuestro entorno y
la interacción espacio-pensamiento.

El concepto de lenguaje difiere del de la lengua, pues este es el cómo o la forma de


aplicar la lengua: desarrollada por medio de signos vocales o transcritos e incluso la forma
de hablar de una comunidad. En este conjunto de situaciones, cabe resaltar la
importancia cultural que lo define y le da una identidad, pero en vía de cambio.

En la lengua se busca relacionar lo más fiel posible la realidad con la expresión


lingüística, aunque, como es lógico, debido a la culturalización y el entorno, varíe la
estructura gramatical, pero no su intención u objetivo, el significado.

La diferencia entre lengua y lenguaje radica en la aplicación que tiene la una en la otra: el
lenguaje es la expresión de la lengua, y esta como instrumento o medio de transporte
para emitir juicios, sentimientos y todo tipo de comunicación meramente humano. No
siempre se pretenderá evocar el pensamiento a través de la lengua como algo racional y
objetivo, pues aunque tenga cimientos hechos a partir de la razón, también hay la
posibilidad y lugar para interpretaciones de deseos e ilusiones transformados en
manifestaciones que va más allá de la misma palabra.

Desde el punto de vista del habla, aparentemente, la gramática pasa a un segundo plano,
se da prelación a las intenciones de su significado sin alterar en ningún momento ni por
motivo, lo que importa es la concordancia de la comunicación en un contexto cultural
establecido.

Partiendo de las anteriores afirmaciones, ya se puede aclarar y especificar la diferencia y


relación en lenguaje y habla: El hecho de que diferentes regiones, culturas e incluso
países hablen español, por citar un ejemplo, no significa que todos los hablantes
comprendan o coincidan en la intención de cientos de elementos axiológicos y de
costumbres, pues de esto trata precisamente el lenguaje: del manejo de la lengua bajo
ciertos parámetros establecidos a través del tiempo por unos rasgos culturales propios,
sin extrañar de más, que todos hablen el mismo idioma y aun así tengan significados
diferentes en varios elementos creados a partir de las costumbres.
Otra posible explicación a todas estas circunstancias es el argumento que da origen del
lenguaje cada cultura, su forma de contemplar el mundo, percepción, creencias,
ideologías e historia para moldear términos que si bien existen e otros lugares, tienen
significados diferentes.

Dentro de las funciones del lenguaje destaca todo lo pertinente a la actividad del
pensamiento humano, su filosofía y entorno, como interpretación del mundo para llegar al
resultado de un representativo y accesible entre el hombre y el mundo.

No sólo basta para comprender la interrelación hombre-mundo e la aplicación del


lenguaje, también para solucionar problemas de índole filosófico, partiendo de un análisis
lingüístico y apoyado e la lógica argumental.

Otra fuente aprovechable es la posibilidad de crear lenguajes artificiales, teniendo como


intención una serie de mejoras a nivel científico, solo esto, por ahora.

Por otro lado, el lenguaje como unidad trascendental que explica y trata de resolver los
problemas existenciales en cuanto al hombre en que ser y su carácter metafísico: la
interdependencia entre hombre-lenguaje-mundo, aunque sin perder su dinamismo y
evolución a través de la historia.

Pensamiento y realidad

Si el pensamiento se construye a partir del lenguaje, toda la realidad del mundo exterior
será relativo dependiendo de la comunidad con rasgos y características únicas en que se
desarrolle tal individuo. Sabiendo que el lenguaje va más allá de los signos para
convertirse en un fenómeno social.

Pero aquello no se limita o termina aquí, siempre cabe la posibilidad de indagar debido a
nuestra naturaleza y no conformarse a vivir automáticamente en una sociedad, sino a
plantearse cuestiones que lo guíen a la verdad.

El mundo como representación de la realidad también justifica las diferencias en el plano


gramatical de diferentes culturas: su medio natural en el que se vive, necesidades, estilos
de vida y religión. Todo esto podría definir las diferentes lenguas que se hablan en el
mundo, desde la capacidad de categorizar los diferentes vocablos para asignar
identidades sólidas que nos de la posibilidad de tener distintas formas de pensar.

El hombre no se limita únicamente a procesar información mecánicamente, sino a crear,


innovar y resolver problemas con un carácter abstracto, definiendo los modos de
pensamiento y métodos de conocimiento.

El lenguaje no siempre es necesario en la explicación de la capacidad de conocimiento de


toda realidad, pues el pensamiento, surge de procesos mentales que no siempre implica o
se basa en situaciones lingüísticas, aunque esta es la mejor herramienta para expresarse
y evolucionar.
Todo esto se puede explicar si se considera la capacidad humana para racionalizar toda
realidad e ir más allá: el poder emplear todo tipo de conocimiento mediante la imaginación
y ser creativo.

Tipos de verdad

La verdad como un enfoque de premisas que dependen y coinciden con la expresión de


esa realidad, cuando algo se determina y no niega tal realidad, se aprecia como verdad.
Todo esto, cabe aclarar, desde un punto de vista objetivo.

Otro concepto menos “fuerte” acerca de la verdad, es el que la define a partir de


condiciones, sistemas de verdades que le confieren su veracidad. Es menos fuerte porque
aquí se torna relativista, dependiente y se puede prestar para otras interpretaciones e
incluso verse amenazada por el cambio.

Esto se debe a la apreciación de los juicios, en cualquier situación, pero puede ser falso o
erróneo, teniendo en cuenta las condiciones de las que se basa tal juicio: estas pueden
cambiar y la verdad debe ser incondicional, objetiva y permanente.

Como la realidad es incondicional, es necesario tener un conocimiento total de las


realidades que lo demuestran y no a medias, para tener seguridad e nuestras
convicciones y experiencias.

En todos los casos de lenguaje la verdad se pude considerar relativa, basta con lanzar
una mirada a los diferentes significados de un vocablo y caer en la cuenta de lo variable
que puede llegar a ser, por ser algo inherente a la actividad humana, y difícilmente, por no
decir imposible, podría darse el cambio.

Por estas razones y por muchas otras, se evidencia la tendencia del hombre a poseer a
verdad, pero no la verdad absoluta, aunque sí su aproximación.
Reflexión

LA PRETENSIÓN DE LA VERDAD A PARTIR DEL LENGUAJE

La verdad como un fin u objetivo último en la búsqueda del hombre, pero surge el gran
interrogante: ¿existe tal verdad?, esa verdad por la que se cree luchar a diario, esa gran
causa como dirían los soldados, una razón por la cual vivir.

El auge de este interrogante debido al desarrollo de la lógica, de los argumentos válidos y


desde luego el materialismo: remitirnos únicamente a lo observable, lo que vivimos, es
decir, racionalizar y caer en especulaciones o “creencias” (yo opino esto, usted opina
esto), partir del vacío para pretender justificar lo real.

Pero, a mi juicio, surge una “lógica” más avanzada, si se niega la posibilidad de que exista
la verdad, el sólo hecho de negar, ya lo hace verdadero, es verdadero que niego o que
dudo según sea el caso, la verdad si existe, habla por sí sola, le habla al corazón de cada
uno y lo exhorta a su búsqueda.

Ahora bien, el lenguaje ya entendido como una expresión del ser humano, el ser que
manda y administra en el mundo sobre los demás animales, con su evidente capacidad
de socializar y, con los demás, llegar a un mutuo acuerdo para alcanzar los fines que
competan sus razones de trabajo en equipo. El lenguaje como herramienta indispensable
para conocer la realidad, entablar una relación directa con ella, pero usado este
únicamente como punto de referencia para designar los objetos y las interacciones entre
ellos, ahí está el meollo del asunto: nos referimos a las cosas de tal forma que todos las
conozcamos y comprendamos, pero jamás al interior, es decir, su esencia; como si
nosotros fuéramos unos espectadores que ven a lo lejos una escena de teatro: los actores
interpretan sus roles de la mejor manera, pero no conocemos sus verdaderas vidas, sus
nombres reales, de dónde son, para dónde van, sólo los vemos actuar y nada más.

Razones suficientes para racionalizar en nuestro propio interior e indagar con nosotros
mismos: en la búsqueda de esa llama inagotable que ilumina nuestro corazón y nos
susurra al oído, aunque desde luego, factores como la soberbia, el materialismo y la
ignorancia tal vez nos ensordezcan un poco. Es asunto de cada uno conocerse a sí
mismo, sus posibilidades, sentimientos y sueños, esto a lo mejor si guarde relación con el
lenguaje, un lenguaje subjetivo y variable, pero que en esencia compete a un mismo
significado.

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