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PENSAMIENTO | FILOSOFÍA

Sociedades de control
En Intensidades filosóficas (Paidós), libro del que publicamos un adelanto, el ensayista argentino busca provocar en el lector
una renovación de los vínculos con el mundo a propósito de ciertos aspectos de Sócrates, Epicuro, Spinoza, Deleuze y Foucault

POR GUSTAVO SANTIAGO las instituciones. Al contrario, se fomenta la formación con el “track track” de la tarjeta de crédito. Pero cada
on-line, el trabajo en casa. Sin horarios, sin nadie que vez que usamos la tarjeta, cada vez que enviamos un
e-mail o que miramos una página de Internet, vamos

E
n varios textos, Deleuze retoma las conside- esté vigilando. De lo que se trata ahora no es de im-
raciones de Foucault acerca del poder disci- pedir la salida, sino de obstaculizar la entrada. No es dejando rastros, huellas. Vamos diciendo qué consu-
plinario y plantea algunas novedades acerca sencillo acceder a puestos de privilegio, a posgrados mimos, con qué nos entretenemos, qué opinión po-
de ellas. Fundamentalmente, lo que sostiene es que de nivel internacional o a medicinas que contemplen lítica cultivamos. Y cuanto más dentro del grupo de
Foucault estuvo acertado en el análisis de los centros la atención domiciliaria. Para poder hacerlo, hay que pertenencia está un individuo, más se multiplican sus
de encierro como la fábrica, la prisión, la escuela, los superar diversos obstáculos, entre los cuales el prin- rastros. Todo eso forma parte de un enorme archi-
hospitales. El problema es que la sociedad actual es- cipal es el económico: “El hombre ya no está encerra- vo virtual que permite, entre otras cosas, “orientar”
tá dejando de ser aquella analizada por Foucault. Por do, sino endeudado”. No sólo resulta difícil ingresar; nuestro consumo.
ello, anuncia: también es muy difícil permanecer. Pero los privilegios No se nos confina en ningún lugar, pero somos per-
de “pertenecer” hacen que se extremen los esfuerzos manentemente “ubicables”. No se nos interna en un
Todos los centros de encierro atraviesan una crisis ge- por cruzar la barrera. hospital pero se nos somete a medicinas “preventi-
neralizada: cárcel, hospital, fábrica, escuela, familia […]. Cuando el niño salía de la escuela, sentía el alivio vas” y “consejos de salud” que están presentes en ca-
Los ministros competentes anuncian constantemente las de abandonar el encierro. Es verdad que ingresaba a da instante de nuestra vida cotidiana, que nos hacen
supuestamente necesarias reformas. Reformar la escuela, la casa, pero las leyes de la casa dejaban atrás las de decidir qué tomar, qué comer, cómo conducir un au-
reformar la industria, reformar el hospital, el ejército, la la escuela. Cuando el obrero regresaba de la fábrica, tomóvil. No hacemos el servicio militar ni –si tene-
cárcel; pero todos saben que, a un plazo más o menos lar- podía tomarse un respiro; el tiempo del trabajo había mos la fortuna suficiente– somos convocados a parti-
go, estas instituciones están acabadas. Solamente se pre- cipar en el ejército. Pero vivimos “militarizados” por
tende gestionar su agonía y mantener a la gente ocupada el miedo que los medios de comunicación nos infun-
mientras se instalan esas nuevas fuerzas que ya están lla- “No se nos interna en un hospital den de que las “bandas urbanas” nos asesinen por un
mando a nuestras puertas. Se trata de las sociedades de pero se nos somete a medicinas par de zapatillas.
control, que están sustituyendo a las disciplinarias. preventivas y consejos de salud que ¿Hay alternativas posibles ante una situación co-
están presentes en cada instante de mo ésta?
Foucault había centrado su análisis en institucio- Ciertamente, las hay. Y varias, íntimamente rela-
nuestra vida cotidiana, que nos hacen
nes que se caracterizaban por ser lugares a los que cionadas. En una entrevista realizada por Toni Negri,
los sujetos se veían obligados a ingresar e impedidos decidir qué tomar, qué comer, cómo Deleuze sostiene:
de salir por cierto tiempo. Instituciones en las que, conducir un automóvil”
más allá de los objetivos explícitos –brindar conoci- En Mil mesetas se sugerían muchas orientaciones, pero
mientos, cuidar la salud, proporcionar empleo–, lo las principales serían estas tres: en primer lugar, pensa-
que se pretendía era disciplinar a los individuos de terminado, al menos hasta el día siguiente. mos que una sociedad no se define tanto por sus contra-
modo que pudieran resultar útiles al sistema. A tra- En la actualidad, la supuesta libertad del tiempo dicciones como por sus líneas de fuga, se fuga por todas
vés de dispositivos en los que se atendía a la indivi- abierto resulta un elemento de control mucho más partes y es muy interesante intentar seguir las líneas de
duación al mismo tiempo que a la inclusión de esos fuerte que el encierro. Ya no se necesita tener a un fuga que se dibujan en tal o cual momento. […] Y hay otra
individuos en ámbitos masivos, se formaban sujetos empleado confinado bajo llave ni vigilado para que indicación en Mil mesetas: no ya considerar las líneas de
fuertes pero dóciles y obedientes. Si bien cada una trabaje. Se le da la posibilidad de que haga su tarea fuga en lugar de las contradicciones, sino las minorías en
de estas instituciones operaba de un modo semejante, en su casa, sin horarios, en su tiempo libre. Pero ese lugar de las clases. Finalmente, una tercera orientación
el paso de una a otra implicaba siempre un comien- empleado sabe que si él no hace su trabajo en tiempo consistiría en dar un estatuto a las “máquinas de guerra”,
zo desde cero. A Deleuze le gusta repetir el cantito récord otro lo hará por él, quitándole su lugar; que si un estatuto que no se definiría por la guerra sino por una
que acompaña usualmente esas situaciones: el niño no tiene su celular encendido permanentemente, po- cierta manera de ocupar, de llenar el espaciotiempo o de
al que, mientras está en la escuela, se le dice: “ya no niendo todo su tiempo a disposición de la empresa inventar nuevos espaciotiempos: los movimientos revo-
estás en tu casa”; el joven al que en su trabajo le di- (la expresión full time pasó ahora a ser entendida lite- lucionarios […] y también los movimientos artísticos, son
cen: “ya no estás en la escuela”. ralmente), su jefe de equipo llamará a otro empleado máquinas de guerra.
Para Deleuze, los tiempos de la sociedad disciplina- “más comprometido con el trabajo”. De modo seme-
ria, como hemos visto, están terminando. Pero eso no jante, quien se capacita on-line no lo hace en su “tiem- El sistema, por más que se esfuerce por tener todo
significa que el panorama sea muy alentador: “Es po- po libre” sino quitándose horas de sueño, porque sabe bajo control, no lo consigue. Siempre hay orificios por
sible que los más duros encierros lleguen a parecernos que si no “se actualiza” permanentemente dejará de los que se produce un escape, una fuga. Siempre hay
parte de un pasado feliz y benévolo frente a las formas pertenecer a un grupo “de privilegio”. “Estamos en- flujos que ponen en peligro la estabilidad. Por ello,
de control en medios abiertos que se avecinan”. trando en sociedades de control que ya no funcionan para Deleuze, el camino no es la confrontación entre
A diferencia de lo que sucedía en la sociedad disci- mediante el encierro, sino mediante un control conti- clases, sino detectar y reforzar esas líneas de fuga que
plinaria, en las actuales sociedades de control el acento nuo y una comunicación instantánea.” puedan conducir, a través de las máquinas de guerra,
no se coloca en impedir la salida de los individuos de Todo es flexible, todo es líquido, todo se resuelve a nuevos espaciotiempos.

10 I adn I Sábado 27 de septiembre de 2008

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