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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ

Trabajo final

Factores socioeconómicos del empleo informal


en Perú entre los años 2010 y 2018

1. CUADROS VILLAVICENCIO, EROS CESAR


2. GARCÍA TORRES, JENNY LISSETH
3. HUARCAYA BENDEZU, PAULINO

Lima, 22 de mayo de 2019


Estado de la cuestión sobre factores socioeconómicos que generaron el empleo
informal en Perú entre los años 2010 y 2018

Según los datos reportados por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI,
2018), el 73% de la PEA ocupada se desempeñaba en el empleo informal, una cifra
bastante alta a pesar de que el Banco Mundial reportó que entre 2002 y 2013, el Perú se
distinguió como uno de los países de mayor dinamismo en América Latina, con una tasa
de crecimiento promedio del PBI de 6,1% anual entre 2014 y 2017, la expansión de la
economía se desaceleró a un promedio de 3,0% anual, sobre todo como consecuencia de
la caída del precio internacional de las materias primas, entre ellas el cobre, principal
producto de exportación peruano.

A partir del año 2010, Perú gozó de un excelente crecimiento económico. Sin embargo,
ante la sociedad dichos resultados de bonanza económica gracias a actividades como la
minería no se veían necesariamente reflejados en el crecimiento del empleo formal y si
más bien un porcentaje de casi tres cuartos de la población económicamente activa en el
sector informal. En ese sentido, el tema que se analizará en este trabajo es los factores
socioeconómicos del empleo informal en Perú entre los años 2010 y 2018. La
investigación tiene como principal objetivo resaltar las posturas y propuestas de cuatro
diferentes autores quienes ofrecen interesantes propuestas acerca de la pregunta de
investigación planteada: ¿Cuáles fueron los principales factores socioeconómicos que
generaron el empleo informal en Perú entre los años de 2010-2018?

Los términos más relevantes para el desarrollo del presente trabajo es la informalidad o
el empleo informal. En ese sentido, el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico
(CEPLAN), realiza una definición adecuada de lo que es la informalidad o el empleo
informal:
El concepto de la informalidad y su medición han evolucionado a través del
tiempo. En la década del setenta se acuñó por primera vez el término ‘sector
informal’ para hacer referencia a todas las actividades que están excluidas de la
legislación o se encuentran fuera del ámbito regulatorio e impositivo. Desde ese
entonces se han realizado varios esfuerzos por consensuar una definición que sea
medible internacionalmente. Por ello, la XVII Conferencia Internacional de
Estadísticos del Trabajo (CIET) de 2003 adoptó una directriz sobre la medición
estadística del empleo informal: se especificó que el empleo informal considera
al empleo en el sector informal (definido por las características de las unidades
de producción) y al empleo fuera del sector informal (definido por las
características de los puestos de trabajo) (CEPLAN, 2016, p. 9).
Según la cita anterior, el empleo informal lo conforman las personas que no se apoyan
en la ley para el desarrollo de las actividades que le generan ingresos, ignorando otro
elemento importante como el pago de impuestos.

Aunque se podría considerar que el no pago de impuestos y estar fuera de la ley podría
resultar solo en ventajas, las actividades desarrolladas en la informalidad pueden afectar
la vida de las personas de diferentes formas. Machado (2014) señala que, en el contexto
peruano, la economía informal es un fenómeno generalizado que afecta la vida de las
personas no solo en el campo económico, sino también en el aspecto social con
elementos como el estatus, vida familiar así también aspectos psicológicos, con
elementos como la felicidad y el bienestar subjetivo […] a pesar de que el empleo
informal se asocia con frecuencia a empleos de baja calidad, algunos tipos de empleo
informal podrían no afectar necesariamente de manera negativa el bienestar social de las
personas (pp. 9-10).

Esta cita permite entender que en Perú las actividades realizadas dentro del ámbito
informal pueden afectar de forma negativa varios aspectos en la vida de las personas,
pero también se aclara que esto no repercute necesariamente en todos los empleos
informales.

Cabe destacar, asimismo, que existen lugares en el Perú donde la informalidad se genera
aun a mucho mayor velocidad:

En 2014, los departamentos con menores ingresos por persona, como Apurímac,
Puno y Huánuco, han presentado elevadas tasas de empleo informal, lo cual
implica que la informalidad laboral tiene mayor incidencia en las zonas más
pobres del país. Asimismo, se registró una mayor presencia de empleo informal
en departamentos con menores niveles de productividad. Sin embargo, la baja
productividad laboral no es necesariamente consecuencia de la informalidad; de
ser así, bastaría con que la empresa se formalice para aumentar su productividad
(CEPLAN, 2016, p. 20)
La productividad juega un rol importante en las regiones donde se registran tasas más
elevadas de informalidad.
El crecimiento económico que es medido por la tasa de variación del producto bruto
interno (PBI), crece a un ritmo cada vez más lento ya que luego de crecer alrededor del
8% en 2010, en 2015 apenas alcanzó un 3%. Y fue por ello que al iniciar la
investigación se pensó que debido a la desaceleración de la economía el desempleo
hubiera incrementado también. Sin embargo, la situación era opuesta ya que el
desempleo no había disminuido, lo que en sí había aumentado era la tasa de empleo
informal según diferentes fuentes.

En el presente estado de la cuestión nos centraremos exclusivamente en plantear los


factores socioeconómicos que generaron el empleo informal en el Perú. Nos
interesamos en este tema porque consideramos que permiten entender la manera en que
el Perú ha crecido y ha mantenido una economía a vista de la sociedad como estable
pero que no sigue las bases de la formalidad, situación que a largo plazo afectará a las
futuras generaciones, por lo que es importante estudiar el grado en que estos factores
influyen en la población.

Para el presente trabajo, hemos examinado a diversos autores. En primer lugar, Pablo
Lavado es doctor en Economía y máster en Economía y Finanzas por el Centro de
Estudios Monetarios y Financieros (Cemfi, España), y licenciado en Economía por la
Universidad del Pacífico. En segundo lugar, el Centro Nacional de Planeamiento
Estratégico (CEPLAN), organismo técnico especializado que ejerce la rectoría efectiva
del Sistema Nacional de Planeamiento Estratégico. En tercer lugar, José María Rentería,
Magister en Economía y fue Profesor de Economía de la Pontificia Universidad
Católica del Perú e Investigador del Instituto de Estudios Peruanos. Andrea Román,
Magister en sociología, con especialidad en Desarrollo, de la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Licenciada en sociología por Skidmore College, en Nueva York. Y,
por último, Roberto Machado, Magíster en Economía por la Pontificia Universidad
Católica de Chile y fue consultor de la Secretaria General del Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables.

Una de las ideas que destacan los autores es que la gran cantidad de empleos informales
se debe a los costos de la formalización tal como lo señala uno de los autores:

Los elevados niveles de informalidad se consideran consecuencia de que un alto


porcentaje de empresas y personas optan voluntariamente por no entrar a la
formalidad. […]Desde esta perspectiva, las MYPE y los trabajadores por cuenta
propia optan por la informalidad porque encuentran pocos beneficios y elevados
costos en la formalidad (Machado, 2014, p. 202).
Como se menciona en la cita anterior, las empresas y las personas tienen una percepción
negativa de la formalización al considerarla poco beneficiosa para ellos.

Por otro lado, Lavado (2016) señala que el Estado ha realizado intentos para disminuir
los costos de la formalización a través de regímenes especiales de impuesto a la renta o
trámites a menor precio para formalizarse y que al menos para las microempresas estos
intentos, han sido infructuosos ya que ese no es el motivo real por el cual no quieren
acceder a la formalización y que en sí la verdadera razón es su poco nivel de
productividad y generan fuentes de ingresos solo útiles para la sobrevivencia (p. 29).

Según la cita, aquellos que son parte del sector informal deciden voluntariamente no
acceder a los actuales beneficios en la reducción de costos de la formalización que
brinda el Estado, por el hecho de que son conscientes de la poca rentabilidad que
generan las actividades que realizan y evitan así según ellos invertir en la formalización
pues hacerlo no mejoraría su situación actual.

Con respecto a la situación de muchas de las empresas en Perú que ya se encuentran en


el sector formal, falta de acceso a créditos juega un rol importante:

Actualmente, incluso los microempresarios formales están virtualmente


excluidos del sistema financiero para conseguir un crédito que les permita
materializar sus ideas de negocio. La poca flexibilidad del mercado financiero en
el Perú tiene como consecuencia que muchos microempresarios no puedan
obtener recursos que les permita expandirse [...] (Rentería y Román, 2015, p.
98).

De la anterior cita se puede concluir que la falta de acceso a créditos genera limitaciones
para expandirse y crecer. Es claro que si se puede facilitar este acceso a los créditos a
microempresas podrán invertir en contratar y capacitar mejor a sus empleados y evitar
mantener a las personas dentro de la informalidad para el ahorro de costos.

En relación a esto, Machado (2014) señala que una combinación de dos elementos en
particular podría ayudar a mejorar la actual situación de la informalidad. Si se desea
tener un resultado que sea positivo para la formalización de una parte significativa de
empresas informales, es necesario combinar adecuadamente incentivos y penalidades
(p. 205).
Es por ello que las intervenciones para reducir costos, eliminar las regulaciones
excesivas, así como la reducción de las tasas impositivas para las empresas no serán
suficientes para incrementar los niveles de formalidad.

Sin embargo, la disminución de costos de formalización no sería suficiente para las


empresas, ya que también enfrentan poca capacidad productiva, tal como se señala a
continuación:

Se reconoce que existe heterogeneidad en la estructura productiva del país, e


incluso a nivel de microempresas. Así, la tarea pendiente es la de potenciar la
capacidad productiva mediante el fortalecimiento de las micro y pequeñas
empresas que tengan proyectos viables. Estas no requieren únicamente la
disminución de costos a la formalización, […] sino de incentivos no financieros
(capacitación técnica, incentivos tributarios). Un incentivo no tributario que
tiene bastante espacio de mejora es el de brindar información, por ejemplo, a
partir de ruedas de negocios que funcionen bien o recibir la ayuda del Estado
para reducir costos de transacción (como el acceso a la exportación, traducciones
en otros idiomas para facilitar la comunicación y el comercio, etc.) (Lavado,
2016, p. 25).
De esta manera, los incentivos no financieros ayudarán a las empresas que deseen
formalizarse tendrán más herramientas a su alcance para lograr una mayor capacidad
productiva lo que se reflejará en mejores condiciones para sus empleados y el sector
formal en general.

Un segundo factor para que las personas se mantengan en el sector informal es el


desconocimiento del sistema tributario por parte de los empresarios, situación que se
explica de la siguiente manera:

Los datos sugieren que hay falta de información con respecto a la forma cómo
funciona el sistema tributario en el Perú. La cuarta parte de los empresarios
limeños no sabe si debe registrarse o considera que los trámites son muy
complicados. Considerando que estos datos son para Lima Metropolitana, no
sería sorpresa encontrar cifras más elevadas en el resto del país. Estos datos son
importantes, ya que a pesar de los esfuerzos que hace la SUNAT para realizar su
trabajo, hay información que no está llegando a la población. El sistema es
percibido como tedioso, complicado y puede que hasta incomprensible (Rentería
y Román, 2015, pp. 93-94)

A partir de esta cita se puede concluir que la falta de conocimientos sobre el sistema
tributario ha generado tiene una percepción negativa en la población debido a un factor
netamente burocrático y difícil de entender por lo que resulta mucho más fácil seguir
generando ingresos sin tener que necesariamente someterse a trámites que los
confunden en lugar de ayudarlos.

Otro de los temas importantes que los autores han investigado es el nivel educativo en
el sector informal y cómo este se concentra en ciertas actividades en particular:

Aún se mantiene una baja productividad y esta se encuentra asociada a los bajos
niveles educativos, tanto en cantidad como calidad. Estos bajos niveles
educativos se concentran en trabajadores (tanto independientes como
dependientes) que laboran en microempresas (empresas de menos de 10
trabajadores) [...] los sectores con mayor porcentaje de independientes presentan
las tasas de informalidad más altas: Transporte y Telecomunicaciones,
Comercio, Agro y Pesca, y Hoteles y Restaurantes. Construcción parece ser la
excepción: pocos independientes y mucha informalidad. Además, los sectores
con mayor cantidad de microempresas presentan las tasas de informalidad más
altas. Entre estos se encuentran Transporte y Telecomunicaciones, Comercio,
Agro y Pesca, y Hoteles y Restaurantes. Estos tienen tasas de informalidad de
casi 80% y alrededor del 75% de sus trabajadores trabajan en microempresas de
1 a 4 trabajadores (Lavado, 2016, p. 30).

De acuerdo con estos datos, los sectores como Transporte, Telecomunicaciones y


Construcción, estos están conformados por personas que poseen bajos niveles
educativos que con la correcta capacitación podrían generar muchos más ingresos y
pasar a ser parte del sector formal.

Sobre el grado de instrucción en el sector del empleo informal, CEPLAN (2016) señala
que personas de bajos niveles de escolaridad optan en desarrollarse en el trabajo
informal, ya que el 78.9% de personas que posee nivel de secundaria tiene un empleo
informal, una cifra bastante alta en comparación con aquellos que poseen educación
superior que alcanzan una tasa de 45.2% (p. 16).

Se podría decir que las personas que cuentan solo con nivel de educación secundaria se
desarrollan en gran parte dentro del sector informal, a comparación de aquellos que
cuentan con una educación superior, pero según otros autores no es solo el bajo grado
de instrucción una de las causas por las cuales muchos trabajadores no desean estar en
un ámbito formal.
Aunque pueda parecer que un grado de instrucción superior podría ser la solución,
existe otro elemento a tomar en cuenta. Rentería y Román (2015) aseveran que pesar de
la expansión de la educación superior en el Perú, la atención y enfoque en la educación
técnica y la baja calidad de las universidades genera una escasa fila de profesionales,
que además enfrentan dificultades para poder cumplir con la demanda laboral de las
empresas (p.98). Según el autor, no es solo la educación superior un elemento que
podría reducir la cantidad de empleos informales, hay una clara carencia de educación
superior de calidad para que se pueda tener acceso a mejores oportunidades laborales en
el sector formal.

Cabe destacar que las personas con bajos niveles educativos tienen una perspectiva
bastante clara sobre las contribuciones al sistema de seguridad social. CEPLAN (2016)
resalta la reticencia a programas de seguridad social se debe a distintas razones: los
aportes a la seguridad social se toman como una imposición onerosa en lugar de ser
considerado como un ahorro o una inversión en bienes sociales, además de considerar
que la calidad de la atención en los distintos programas de seguridad social no satisface
sus expectativas (p. 27). Ante esta situación, el trabajador percibe de forma negativa las
contribuciones sociales al considerarlos meramente como un descuento en lugar de un
beneficio.

Otro factor resaltante es la tendencia creciente a una preferencia por los trabajos
independientes, que se manifiesta de la siguiente manera:

Muchas personas que se desempeñan como asalariados formales, laborando en


empresas donde están registrados legalmente y gozan de beneficios sociales,
parecen tener preferencias por empleos independientes que les permiten percibir
más ingresos, más flexibilidad en sus horarios y no tener un jefe a quien rendir
cuentas. Este tipo de trabajadores prefieren la autonomía e independencia que
brinda el autoempleo, además de la flexibilidad horaria y la posibilidad de evadir
impuestos y contribuciones de seguridad social de las cuales se beneficiarían muy
poco (Rentería y Román, 2015, p. 13).

Se puede decir que además de la estabilidad laboral, hay una fuerte tendencia por la
valorización del tiempo y autonomía de los empleados formales lo que quiere decir que
el trabajo en el sector formal no los satisface completamente a nivel personal, además
de la sorprendente noción de que la independencia se relaciona con la informalidad y
una mayor valorización respecto al dinero en lugar de los beneficios sociales que
obtienen en el sector formal.

Otro factor que ha incrementado la tasa del empleo informal es la reducida cantidad
de oportunidades laborales en el sector formal para los jóvenes, es decir, les resulta
más fácil encontrar un empleo informal que uno formal. CEPLAN (2016) señala que la
elevada persistencia del empleo informal, la baja tasa de transición del empleo informal
al formal, y la alta informalidad laboral. Los estudios realizados indican la difícil
transición del paso de informalidad debido a las normas y leyes que no tienen ningún
beneficio a favor de las microempresas siendo el Perú uno de los países con mayor
persistencia de informalidad, en donde más de la mitad de sus trabajadores informales
(55%) lo siguen siendo en un periodo de dos años a más en promedio (p. 14).
De esta cita se puede concluir que hay menos probabilidad de una reinserción al sector
formal por parte de aquellos que ya transitaron hacia el sector informal debido a que las
normas no los favorecen.
Un grupo que se ve bastante afectado por la poca oferta de trabajos en el sector informal
son los jóvenes ya que el empleo informal se presenta como un escenario mucho más
común en ellos. Machado (2014) señala al respecto que el trabajo asalariado informal es
un punto de entrada al mercado laboral para trabajadores jóvenes, que pueden así
acumular experiencia para posteriormente conseguir un empleo en el sector formal o
convertirse en trabajadores independientes (p. 203).

Según la cita, los jóvenes no suelen iniciarse con empleos formales, lo que deja a gran
parte de la población sin los derechos laborales que les corresponden.

Cabe mencionar que el Estado realizó ciertos esfuerzos para reducir el empleo informal
en los jóvenes:

[...] En diciembre de 2014 el Gobierno implementó el Régimen Laboral para


Jóvenes (denominada coloquialmente “Ley Pulpín”), la cual fue derogada tan
solo un mes después de su publicación. La Ley consistía en un régimen especial
orientado a aumentar la empleabilidad y formalización de los jóvenes entre 18 y
24 años. La idea era que a través de créditos tributarios y reducción de costos
laborales (seguridad social y otros beneficios), las empresas tuvieran los
incentivos de contratar formalmente a jóvenes que estaban desempleados o en la
informalidad, y proveer capacitación (Lavado, 2016, p. 21).

La iniciativa de reducir la informalidad mediante el régimen laboral para jóvenes no


tuvo la acogida esperada debido que el Estado centro los beneficios para los
empresarios, dejando de lado los derechos para los jóvenes, lo que originó en 2014 el
rechazo de la mayoría de los jóvenes ante una medida que con las modificaciones
correctas y la consideración de los jóvenes pudo haber obtenido un resultado positivo.

Sin embargo, es posible que brindar todos los beneficios laborales a los jóvenes en el
sector formal pueda resultar en un escenario no tan favorable, Lavado (2016) resalta que

en el caso de especifico de los jóvenes, hay escaso conocimiento sobre sus expectativas,
razón que explica parcialmente por qué la Ley de Empleo Juvenil que se intentó
establecer en 2014 no funcionó (p. 214).

A partir de esta cita se puede concluir que son los jóvenes, responsables de exigir la
creación de leyes laborales eficientes y de empleos formales que les brinden derechos
que realmente los beneficien.

SÍNTESIS
A partir de lo expuesto en líneas anteriores, los costos de la formalización para las
personas y empresas gastos innecesarios que en realidad ya que no proporcionan un
beneficio palpable, y por el acceso a créditos y otros incentivos como el servicio de
traducción en ruedas de negocios permiten una mayor capacidad productiva.

Un segundo punto tratado dentro de la informalidad es el desconocimiento del sistema


tributario percibido por varios empresarios al ser percibido como un proceso tedioso.

El tercer punto es el nivel educativo que tiene las personas y cómo al tener bajos niveles
de escolaridad y así como recibir educación de mala calidad no les permite ingresar al
sector formal.

Un cuarto punto menciona la preferencia por los trabajos independientes dentro de la


informalidad debido a la percepción de la obtención de mayores ingresos aun teniendo
el conocimiento de los pocos beneficios y el riesgo al cual están expuesto por ser parte
de sector, de los cuales muchos de estos trabajadores prefieren dejar de lado tener
seguro social por la flexibilidad que se puede hallar en el sector informal.

Y por último la gran cantidad de trabajos informales a disposición a diferencia de la


cantidad de oferta de trabajos formales, donde se percibe como después de haber sido
parte del sector informal luego resulta difícil ser parte del sector formal, siendo los
jóvenes los primeros en ser parte del empleo informal.

HIPÓTESIS

A partir de lo trabajado en el presente estado de la cuestión, se plantea que los


principales factores que generaron el empleo informal entre los años 2010 y 2018
fueron los elevados costos de la formalización, el desconocimiento tributario, los bajos
niveles educativos, la preferencia por los trabajos independientes y la reducida cantidad
de oportunidades laborales en el sector formal para los jóvenes.

NUEVAS PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN

Estos cuestionamientos podrían enriquecer aún más el trabajo realizado, ¿Qué medidas
podría tomar el Estado para simplificar el proceso de formalización para las empresas
en 2019? ¿En qué medida un cambio en la legislación laboral beneficiaría a la población
que se encuentra actualmente en el sector informal en 2019? Una profundización en el
estudio del tema podrá resolver estas dudas y aclarar aún más el panorama social y
económico del empleo informal.

Bibliografía
Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) (2016). Economía informal
en Perú: Situación actual y perspectivas. Recuperado de
https://www.ceplan.gob.pe/wp-
content/uploads/files/Documentos/economia_informal_en_peru_11-05-2016.pdf
Instituto Nacional de Estadística e Informática. (2018). Indicadores de Empleo e
Ingreso por departamento Perú: 2007-2017. Recuperado de
https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1
537/libro.pdf

Lavado, P. (2016). Empleo e informalidad. balance de investigación en políticas


públicas 2011 – 2016 y agenda de investigación 2017 – 2021. Recuperado de
http://www.cies.org.pe/sites/default/files/investigaciones/balance_y_agenda_pab
lo_lavado_y_dc.pdf

Machado, R. (2014). La economía informal en el Perú: magnitud y determinantes


(1980-2011) Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4786977.pdf
Rentería, J., & Román, A. (2015). Empleo informal y bienestar subjetivo en el Perú:
Orientando las políticas públicas para un desarrollo social integral.
Recuperado de
https://www.cies.org.pe/sites/default/files/investigaciones/empleo_informal_y_b
ienestar_subjetivo.pdf

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