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Ensayo de Epistemología de las Ciencias Sociales

La filosofía crítica de la historia según Paul Ricoeur

Cristian Andrés Suazo Albornoz

Estudiante de Doctorado en Historia

Universidad de Concepción

Presentación

El contenido del ensayo que a continuación se expone consiste en una interpretación de la

propuesta teórica que Paul Ricoeur presenta en la tercera parte de su libro La memoria, la

historia y el olvido, apartado que lleva por título “La condición histórica” y cuyo primer

capítulo “La filosofía crítica de la historia” es el tema central del presente trabajo. Es al

mismo tiempo una propuesta de síntesis de la concepción filosófica de Paul Ricoeur sobre

el saber histórico y su construcción a través de la operación historiográfica.

La propuesta teórica de Paul Ricoeur en este capítulo es la reivindicación de la

filosofía crítica de la historia como la primera rama de la hermenéutica, cuyo espacio de

sentido es la reflexión sobre la naturaleza del comprender que atraviesa los tres momentos

de la operación historiográfica, una “crítica del juicio histórico” en palabras del mismo

Ricoeur, que por una parte cuestiona y deslegitima las pretensiones del saber de sí de la

historia de erigirse en saber absoluto (reflexión total), y que por la otra valida y legitima la
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vocación objetiva de este saber histórico. Este tipo de hermenéutica crítica propuesta por

Ricoeur aborda dialécticamente las contradicciones internas y externas propias del

conocimiento histórico que se erige en saber absoluto, y al mismo tiempo reconoce el límite

positivo que estas tensiones ponen de manifiesto.

II

Un tipo de dialéctica notable en el sentido antes expuesto es la polaridad entre el fallo

judicial y el juicio histórico, un caso ejemplar que al mismo tiempo evidencia la limitación

externa a la que está sometida la historia. En este ámbito Ricoeur sostiene que los oficios de

historiador y de juez por una parte coinciden en el deseo de imparcialidad, y por el otro se

contraponen en la búsqueda del factor subjetivo, esto porque el fallo judicial se concentra

en la responsabilidad individual y el juicio histórico se expande a los contextos más

abiertos de la acción colectiva.

Una segunda dialéctica a la que está atenta la hermenéutica crítica de la historia

planteada por Ricoeur, esta vez no en contradicción con alguna modalidad de juicio externa

sino que en el seno mismo de la operación historiográfica, es la correlación entre la

pretensión de verdad y la dimensión interpretativa propias del oficio del historiador, tensión

que condiciona todos los momentos de su quehacer, desde la selección y análisis de fuentes

hasta la representación narrativa de lo histórico. En este sentido la tesis de Ricoeur

confirma que el ejercicio interpretativo posee el mismo nivel de importancia que la tan

anhelada pretensión (proyecto) de verdad absoluta, y que la dialéctica entre ambos

esfuerzos demuestra otra limitación interna a la que es sometido el saber de sí de la historia

cuando se propone acceder a la reflexión total (saber absoluto).

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Ambas polaridades/dialécticas merecen ser profundizadas para poder comprender con

mayor precisión la filosofía crítica de la historia sostenida por Ricoeur y, particularmente,

su reflexión crítica sobre los límites del conocimiento histórico.

Respecto de la comparación entre los procedimientos historiográfico y judicial cabe

destacar que Ricoeur expone la preocupación por la prueba y el examen crítico de la

credibilidad de los testigos en ambas operaciones, destacando además que a partir de sus

intenciones de verdad y de justicia, ocupan la posición del tercero respecto a los lugares

ocupados en el espacio público por los protagonistas de la acción social. Precisamente al

tratamiento de estos aspectos se dedica tal filosofía crítica de la historia, el deseo de

imparcialidad y la posición del tercero son objetos/objetivos de la reflexión sobre la

pretensión de la Historia de situarse fuera de cualquier punto de vista.

La segunda dialéctica identificada por Ricoeur nos lleva al tema de la interpretación

en el campo historiográfico, considerada no como una fase específica de la operación

historiográfica, sino más bien procedente de la reflexión sobre todo el desarrollo de esta

operación, desde la prueba documental, pasando por la explicación/comprensión, hasta la

representación historiadora. En este sentido Ricoeur destaca la imposibilidad de la reflexión

total del conocimiento histórico sobre sí mismo y la validez del proyecto de verdad de la

historia dentro de los márgenes de su ámbito de validación.

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III

Cuando Ricoeur se refiere a la interpretación en el campo de la operación historiográfica la

está concibiendo como un complejo de actos de enunciación, por lo tanto situada en la

dimensión del lenguaje, incorporado al discurso objetivador de la narración histórica. Este

complejo presenta una serie de componentes que Ricoeur identifica con precisión: la

pretensión de esclarecer un conjunto de significaciones consideradas desconocidas para ser

presentadas de manera comprensible a un tercero, asumir que de forma innegable surgirán

varias y diversas interpretaciones sobre un mismo fenómeno histórico y que por lo mismo

existe la posibilidad de que entren en contradicción, justificar y sustentar con plausibilidad

la interpretación propuesta para que el interlocutor la compruebe, y finalmente reconocer

que la interpretación, en todas las fases de la operación historiográfica, está condicionada

por factores personales y culturales que en apariencia no son visibles pero que igualmente

son parte de la esencia del proceso interpretativo.

Estamos en presencia del innegable componente subjetivo que condiciona la

producción de conocimiento histórico, el cual se encuentra directamente asociado a la

pretensión objetiva que también condiciona todos los componentes de la operación

historiográfica expuestos anteriormente. Se trata según Ricoeur de las vertientes subjetiva y

objetiva del conocimiento histórico que se constituyen precisamente a partir de una

correlación permanente que se manifiesta en cada una de las etapas de la actividad

historiográfica. Incluso, advierte Ricouer, la reflexión opera con anterioridad a la selección

y análisis de archivos, desde el momento mismo de su producción, pues la existencia de

fuentes archivísticas también está condicionada por la elección de quien(es) decide(n)

conservarlas. Luego cuando el historiador accede a los archivos emergen nuevamente las

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problemáticas propias del ejercicio interpretativo, pues como bien destaca Ricoeur, a pesar

de lo limitado que puedan ser este tipo de fuentes, las reflexiones que a partir de ellas surjan

son múltiples y diversas, esto debido a que nuevamente el criterio personal del historiador

determina el procesamiento crítico de tales documentos.

La problemática de la interpretación en la fase documental nos lleva a otra acción

fundamental de la operación historiográfica, se trata del complejo explicación/comprensión,

acto que precisamente engloba a la interpretación. En este sentido la explicación según

Ricoeur presenta operaciones de suma importancia para la construcción del relato histórico,

entre ellas cabe destacar la preocupación por la clasificación, la conexión causal, la

identificación de factores, la clarificación en el sentido de explicitación, entre otras. En

última instancia, como bien sostiene Ricoeur, es la articulación entre la motivación personal

del historiador y la argumentación pública de la representación narrativa la que se ve

implicada en la correlación dialéctica entre la interpretación y la explicación/comprensión,

es decir entre las vertientes subjetiva y objetiva de la producción del conocimiento

histórico.

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