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Ponerle fecha y lugar de nacimiento al castellano ha sido
uno de los mayores desafíos para los lingüistas. Hasta ahora, se
situaba su origen en las Glosas Silenses o Emilianenses, textos
escritos en los márgenes de obras redactadas en latín, y que se
guardaron desde el siglo XI en que fueron escritas en los
monasterios de Santo Domingo de Silos (silenses) y San Millán
de la Cogolla (emilianenses).
Los cartularios de Valpuesta son una serie de documentos del siglo XII que, a su vez, son
copias de otros documentos, algunos de los cuales se remontan al siglo IX, y que serían el primer
testimonio escrito del que se tiene noticia de un dialecto romance hispánico (si bien no hay consenso
entre los expertos acerca de su autenticidad).
El estatuto de autonomía de Castilla y León los menciona en su preámbulo como uno de los
primeros testimonios escritos en lengua castellana. Por ello, Valpuesta, al igual que San Millán de la
Cogolla, se atribuye el título de Cuna del Castellano.
Comprenden varios manuscritos en que se copiaron documentos de los archivos de la corona,
de los obispados, de los monasterios, que tratan de donaciones, juicios, ventas, cambios, y otros tipos
de contratos. Los más antiguos datan de los años 804, 844, 864 y 875.
En los cartularios -semejantes a los actuales registros- se copiaban, primero en pergamino,
luego en papel, los documentos relativos a un monasterio, obispado o municipio que acreditaban sus
propiedades, fundaciones, donaciones y escrituras similares, sobre todo de tipo económico, con sus
fechas correspondientes; a algunos se les llama también “becerros” ya que los pergaminos se
obtenían de la piel de becerros o terneros. Estas escrituras son de enorme interés para la evolución de
la lengua, porque, si bien están redactadas en el latín eclesiástico de la época, con frecuencia los
copistas adaptaban las formas latinas al habla popular; y para mayor claridad, poco a poco se
introducen palabras o expresiones usadas por la gente de la región, es decir, del romance que se iba
independizando del latín: el castellano.
Santonja insiste en que no se trata del origen del español, sino del registro escrito más antiguo
que se conoce hasta ahora «porque el español nació en la calle, no en un monasterio ni debajo de
ninguna piedra».
La localidad burgalesa de Valpuesta, situada en el
Valle de Valdegovía, se ha convertido desde hace una década
en uno de las localidades más visitadas de toda la provincia
burgalesa. Con apenas siete habitantes censados, este
pequeño enclave rodeado de tierras alavesas ha sabido
hacerse un hueco en la Historia hasta escribir con letra grande
y legible una frase: “Valpuesta, cuna del castellano”.