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El Señor rehace una pierna

El caso de Teresita Patiño es el más admirable que he encontrado en el Ministerio de


Curación. Ha sido descrito en la Revista New Convenant y en el último libro del Padre Mc
Nutt.

Como me tocó ser testigo y actor puedo incluirlo en primer lugar. Cuando Teresita tenía
cinco años sufrió un fuerte ataque de osteomielitis en su pierna izquierda. Se sometió a
tratamiento médico durante algunos años y a varias intervenciones quirúrgicas, pero todo
sin resultados satisfactorios. Su pierna quedó deforme, 14 centímetros más corta que la
otra y con un injerto sin soldar. Por eso tenía que caminar apoyada en su pierna sana y en
dos muletas.

Esta situación influyó negativamente en sus relaciones y en su interior, como ella lo


declaró después: “No amaba a nadie y me sentía infeliz”.

A la edad de 18 años y en la situación descrita fue conducida a la Casa de Retiros de La


Ceja, en donde el Padre Mc Nutt terminaba el Retiro para el Clero de la Diócesis de
Sonsón-Rionegro.

Me correspondió pedir al Padre que la atendiera y orara por ella. Debo confesar que
cuando vi el caso creí que era insoluble y que allí nada se podría conseguir. Pero estaba
muy equivocado. Durante las 11 horas de oración que hizo el Padre en compañía de su
Equipo por esta joven a lo largo de dos días, vi como la pierna empezó a alargarse y a
mejorar progresivamente, lo mismo que el pie.

Simultáneamente la joven empezó a cambiar interiormente a amar a quienes antes no


quería. Cuando el Padre Mc Nutt y su Equipo partieron, dejó a esta joven al cuidado
pastoral de la Diócesis. La oración se prolongó hasta el 10 de mayo (se había iniciado el 9
de febrero) y cada semana aparecía un nuevo progreso en el proceso de curación. El
hueso soldó, el pie se configuró bien y creció, la pierna quedó casi igual a la otra. La
radiografía mostró que el hueso había soldado y que podía caminar.

Esto tuvo cumplimiento el 10 de mayo. Entre tanto Teresita recibió el bautismo en el


Espíritu, el carisma de cantar en lenguas y una visión de Cristo como Salvador que la unió
íntimamente con Él. Durante el ejercicio del Ministerio de Curación con esta joven
aprendimos cómo ningún caso es imposible para el poder del Señor, cómo en situaciones
como ésta la sanación se obtiene mediante un proceso, a veces largo; y cómo el Señor va
penetrando con su amor en el corazón de una persona mientras la sana en su cuerpo.

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