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En su despacho como Juez civil Municipal el día 02 de febrero de 2020 se presenta una

demanda declarativa de responsabilidad civil, demanda notificada el a todos los


demandados el 15 de marzo de 2020 con los siguientes hechos y pretensiones:

Demandante:
Cristian Felipe Muñoz
Demandado:
Camilo Andrés Bernal
Ángela Ivonne León
Llamado en Garantía:
Seguros Todo riesgo S.A.

Hechos:

1. El día 13 de abril de 2017 el vehículo propiedad de la señora Ángela Ivonne León,


asegurado por la aseguradora Seguros Todo riesgo, era conducido por el señor Camilo
Bernal por una carretera terciaria del municipio de Chía cuando colisionó con una vaca
Raza Holstein propiedad del señor Cristian Muñoz a la cual mató en el acto.
2. La vaca que el señor Camilo Bernal mató tenia un valor en el mercado de $50.000.000,
oo de pesos y producía en leche semanalmente un monto de $1.000.000,oo de pesos.
3. Se demanda la responsabilidad del señor Camilo Bernal por ser el directamente
responsable y quien ejercía la actividad peligrosa (Articulo 2356 del C.C.) al momento de
la ocurrencia de los hechos aplicándose la presunción de responsabilidad establecida en
la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia
4. Se demanda la responsabilidad de la señora Ángela León por ser la propietaria del
vehículo y la guardiana de la actividad peligrosa y a la aseguradora por tener una póliza
de responsabilidad civil extracontractual.

Pretensiones:
1. Se declare civilmente responsable a los señores Camilo Bernal y la señora Ángela
León de conformidad con los hechos narrados por el ejercicio de una actividad peligrosa.
2. Se declare civilmente responsable a la aseguradora Seguros Todo riesgo S.A. por tener
vigente al momento de los hechos, una póliza de responsabilidad civil extracontractual.
3. Se condene a pagar a titulo de daño emergente la suma de $50.000.000 de pesos
4. Se condene a pagar a titulo de lucro cesante la suma de $200.000.000 de pesos
5. Se condene al pago de intereses de mora comerciales al 1.5 veces el corriente
bancario de las anteriores sumas
6. Se condene al pago de costas

Frente a lo anterior, se contestó la demanda por parte de todos los demandados,


presentándose demanda de reconvención por parte de la señora Ángela León,
contestaciones que se resumen de la siguiente manera:

1. SEGUROS TODORIESGO:
Frente a los hechos:
1. Manifestó no constarle ninguno de los hechos relacionados con el accidente
2. Indicó que es cierto que a la fecha de los hechos existía una póliza que amparaba el
vehículo referenciado.

Frente a las pretensiones planteó como excepción la siguiente:


1. Excepción de prescripción de conformidad con el artículo 1081 del Código de Comercio

2. CAMILO BERNAL

Frente a los hechos:


1. Indicó que no son ciertos, que el animal se atravesó en un camino oscuro sin
iluminación a las 11 de la noche y que en virtud de eso no era posible evitar dicha
situación
2. Indicó que la responsabilidad recae exclusivamente en el propietario del animal y que
debe responder por los hechos causados de conformidad con el artículo 2354 del C.C.
Frente a las pretensiones planteó la siguiente excepción:
1. Culpa exclusiva de la victima

3. ANGELA LEON:
1. Indicó que no son ciertos, que el animal se atravesó en un camino oscuro sin
iluminación a las 11 de la noche y que en virtud de eso no era posible evitar dicha
situación.
2. Indicó que la responsabilidad recae exclusivamente en el propietario del animal y que
debe responder por los hechos causados de conformidad con el artículo 2353 del C.C.
Frente a las pretensiones planteó la siguiente excepción:
1. Culpa exclusiva de la victima
Como demanda de reconvención planteó los siguientes hechos:
1. Que el señor Camilo Bernal, un amigo de la familia al que le prestó su vehículo para
hacer una diligencia personal, se encontraba manejando por un camino terciario del
municipio de chía y que por descuido del señor Cristian Muñoz Propietario de una vaca, el
mencionado señor Bernal chocó con el animal.
2. Que era deber del propietario tener vigilado el ganado mencionado y por lo tanto es
responsable de conformidad con el artículo 2353 del C.C., razón por la cual se debe
aplicar una presunción de culpa.
3. Que el vehículo de su propiedad quedó en perdida parcial asumiendo ella los costos de
reparación por un monto de $20.000.000 de pesos toda vez que la aseguradora no quiso
pagar por estar el vehículo siendo manejado por un tercero
Pretensiones:
1. Se declare civilmente responsable al señor Cristian Muñoz de conformidad con los
hechos narrados y de conformidad con el artículo 2353 del C.C.
2. Se condene a pagar a titulo de daño emergente la suma de $20.000.000 de pesos
3. Se condene al pago de intereses de mora comerciales al 1.5 veces el corriente
bancario de las anteriores sumas
4. Se condene al pago de costas

En audiencia de Juicio Oral se probaron todos los hechos enunciados por todas las
partes, sumado a que con testigos se evidenció que efectivamente el día de los hechos la
cerca de la finca propiedad del señor Cristian Muñoz había sido violentada por Rodrigo
Prieto, un vecino de una finca colindante con el que el señor Cristian Muñoz ha tenido
problemas en el pasado.
A partir de todo lo anterior usted como juez debe proferir una sentencia motivada en
donde se resuelvan las pretensiones de la demanda principal, las excepciones y la
demanda de reconvención. Todo el anterior ejercicio debe hacerse teniendo en cuenta lo
visto en clase, se debe motivar la sentencia con hechos, razonamientos de los hechos y
pruebas, precedentes de la Corte Suprema de Justicia y todo cuanto considere necesario,
se aclara que todo fallo que se remita sin motivación suficiente o que no tenga en cuenta
los parámetros anteriormente señalados, será calificado negativamente.
Nicolas Bonilla Benavides
0602453
DESARROLLO

CONSIDERACIONES

Como en múltiples ocasiones esta corporación a reiterado, en materia de


responsabilidad civil extracontractual por el desarrollo de actividades peligrosas,
se presume culpable al actor directo del daño y del hecho generador, toda vez que
este lleva a cabo una actividad que extrema el daño que podría producir una
persona común y corriente, lo anterior con base en el artículo 2341 y 2356 del
código civil respectivamente. Esta presunción de culpa cumple una función de
garantía frente a la victima de alguien que comete un daño en función de una
actividad peligrosa, pues esta obliga a indemnizar el daño que ocasiona a terceros
debido al despliegue de esa conducta. Esta misma presunción releva la necesidad
de la victima de probar la culpa del responsable, de acuerdo con la sentencia
SC002-2018 de la Corte Suprema de Justicia que indica: “A tal respecto, esta
Corte ha declarado en varias sentencias que cuando el daño proviene de
‘actividades caracterizadas por su peligrosidad’, de que es ejemplo el uso y
manejo de un automóvil, el disparo de una arma de fuego o el empleo de una
locomotora de vapor o de un motor, el hecho dañoso lleva en sí una presunción
de culpa que releva a la víctima de la necesidad de tener que probar la del autor
del daño.”1 Con base en lo anterior es dable asumir que, en el presente caso,
debido a que Cristian fue quien conducía el automóvil que fue el elemento
generador del daño, recae en este la presunción de culpa que ya se ha
mencionado.

Sin embargo, es menester de este juez considerar las posibilidades donde el


demandado pudiera desprenderse de dicha presunción, es por ello, que sea torna
necesario analizar las presunciones, que en concordancia con el artículo 66 del
código civil, dispone: “Se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos
1
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (12 de enero de 2018) Sentencia SC002-2018
[MP Ariel Salazar Ramírez]
antecedentes o circunstancias conocidas. Si estos antecedentes o circunstancias
que dan motivo a la presunción son determinados por la ley, la presunción se
llama legal. Se permitirá probar la no existencia del hecho que legalmente se
presume, aunque sean ciertos los antecedentes o circunstancias de que lo infiere
la ley, a menos que la ley misma rechace expresamente esta prueba, supuestos
los antecedentes o circunstancias. Si una cosa, según la expresión de la ley, se
presume de derecho, se entiende que es inadmisible la prueba contraria,
supuestos los antecedentes o circunstancias”. Ahora bien, analizado lo anterior,
surge la pregunta fundamental, la cual es ver si se trata o no de una presunción
que admita prueba en contrario, para ello surgen dos escenarios, el primero de
ellos donde quien crea el riesgo actuó con diligencia y cuidado y un segundo
macro escenario donde la victima tuvo participación en la creación del riesgo, es
decir culpa exclusiva de la victima, un tercero fue quien produjo el riesgo o un
escenario de fuerza mayor y caso fortuito.

De esta manera, analizaremos en primera instancia si es posible desvirtuar la


presunción de culpa por el daño generado en el desarrollo de una actividad
peligrosa, en este escenario se debe remitir al artículo 2356 una vez más, que en
palabras de la Corte Suprema de Justicia: “Exige como requisito estructural el
daño que pueda imputarse a malicia o negligencia, está señalando que no es
necesario demostrar la culpa como acto, …, sino simplemente la posibilidad de su
imputación. Luego, como la culpa no es un núcleo sintáctico del enunciado
normativo, la consecuencia pragmática de tal exclusión es el rechazo de su
prueba en contrario.”2. Con base en lo anterior, y teniendo en cuenta lo expresado
por el artículo 66 del código civil anteriormente mencionado, el demandado no
puede eximirse de la responsabilidad probando que fue diligente y cuidadoso
respecto el ejercicio de la actividad peligrosa.

En segunda instancia, debe analizarse el segundo macro escenario, donde sale a


la luz la culpa exclusiva de la victima, hecho de un tercero, fuerza mayor y caso
fortuito. En primera medida, debe hablarse que la figura de “culpa exclusiva de la
victima” nace de la diferenciación entre peligro y riesgo, entendiéndose el primero
2
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (12 de enero de 2018) Sentencia SC002-2018
[MP Ariel Salazar Ramírez]
como aquello a lo que una persona esta sometida en condiciones normales y que
no puede evitar dentro del marco de lo común, es decir, no nace de decisiones
propias de la persona; por otro lado, el riesgo es aquello que emana de las
decisiones propias de las personas y que configura en crear un potencial daño en
el desarrollo de cualquier actividad por más diligente o precavido que pueda ser el
actor, entiéndase el primero como el peligro que corre una persona al ir
caminando por la calle, en condiciones normales, puede ser arrollado por un
vehículo y eso sería imprevisible para la victima, contrario sensu, el riesgo lo
configura la persona que maneja el vehículo, pues esta al tomar la decisión de
conducir se predispone a que en cualquier momento por cualquier circunstancia
pueda generar un accidente o un daño a una persona. De esta manera la Corte
Suprema de Justica expone: “Los riesgos se atribuyen a las decisiones, mientras
que los peligros se atribuyen a factores externos a la conducta de quien los
padece. De ese modo, “los riesgos que corre (y debe correr) una instancia de
decisión se convierte en un peligro para los afectados”. Los riesgos creados por
unos con el peligro que otros soportan”3. Ahora bien, existen escenarios donde el
hecho generador del daño no es exclusivamente culpa del actor material del
mismo, sino que puede haber una concurrencia de culpas, o un actuar auto lesivo
y participativo de la victima, en el primero de los casos, el artículo 2344 del Código
Civil, establece que la coparticipación en la creación de los riesgos que puedan
generar un daño, da paso a que exista responsabilidad solidaria, es decir,
cualquier perjuicio proveniente del riesgo será responsabilidad total de los
copartícipes, entre los cuales también puede encontrarse la víctima. Esto puede
generar una disminución de la indemnización o una exoneración parcial de la
culpa del victimario. Por otra parte, existe el escenario donde la victima tuvo un
actuar auto lesivo o exclusivamente ella misma se puso en posición de riesgo,
este escenario es llamado “Culpa exclusiva de la victima” que resulta cuando el
daño sufrido por la victima es consecuencia de esta al dar paso a su reproducción
o al no obrar para evitar que se diera, siendo este evitable por la victima y que, por
ende, es totalmente responsable de su propio daño. Así lo hace saber la Corte
Suprema de Justicia que afirma: “La víctima es autora o partícipe exclusiva del
riesgo que ocasionó el daño cuando tuvo la posibilidad de crearlo o de evitar su
3
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (12 de enero de 2018) Sentencia SC002-2018
[MP Ariel Salazar Ramírez]
producción y, por lo tanto, es totalmente responsable de su propia desgracia.
Cuando la víctima no intervino en la creación del peligro que sufrió porque no
estuvo dentro de sus posibilidades de decisión, elección, control o realización,
entonces no puede considerarse autora o participe del daño cuyo riesgo creó otra
persona.”4. Entonces, podemos decir que hay culpa exclusiva de la víctima cuando
está creó con imprudencia o con alguna intención el riesgo que finalmente le
vendría ocasionando el daño y en estricto orden, dicha conducta exime al
demandado de responsabilidad.
En segunda instancia deberá hablarse del “hecho de un tercero” como eximente
de responsabilidad del demandado, el cual consiste en el hecho de una persona
totalmente diferente al victimario y victima, que haya tenido una conducta o
desplegado una acción que hubiese intervenido en la materialización del hecho
dañoso de manera parcial o total, esto quiere decir que pueden concurrir el hecho
del tercero y el hecho culposo del directamente responsable de esta manera, la
culpa incurriría en dos escenarios, uno en donde es exclusiva por cuenta del
tercero y otra donde existe concurrencia, por lo tanto, nos remitimos a Tamayo
quien nos dice: “La doctrina es unánime en considerar que el hecho de un tercero
exonera totalmente al demandado, cuando puede considerarse como causa
exclusiva del daño. Poco importa que sea culposo o no. Lo que sí es necesario
advertir es que debe ser imprevisible e irresistible, es decir, debe reunir todas las
características de la “causa extraña”. En realidad, el “hecho de tercero” y la culpa
exclusiva de la víctima son considerados como especies de la causa extraña o de
la fuerza mayor.”5.
Ahora bien, en el presente caso debe analizarse desde un punto de vista causal
que intervención de un tercero puede existir que interceda o no en la conducta del
responsable directo y como esta incurre o no en la materialización del hecho;
incluso aún cuando la parte pasiva del presente proceso no alegase por medio de
excepción alguna el hecho de un tercero. Cabe analizar que, por medio de
interrogatorios, se dio cabida cuenta que el señor Rodrigo Prieto violento la cerca
propiedad de Cristian y que ello, posiblemente permitió que la vaca saliera del
terreno para posteriormente quedar a la deriva, finalizando en el hecho penoso
4
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (12 de enero de 2018) Sentencia SC002-2018
[MP Ariel Salazar Ramírez]
5
Francisco Javier Tamayo Jaramillo, Capítulo II: “La fuerza mayor, el caso fortuito y el hecho de un
tercero” En: Las Causales De Exoneración En La Responsabilidad Civil Parte II. pp. 99. (1982)
objeto del proceso actual, lo cual podría presumirse en cierta concurrencia,
respecto del hecho dañoso, pues Tamayo dice: “Concurrir no significa que
físicamente participen los dos, pues esto siempre ocurrirá cuando el demandado
alegue el hecho de terceros. Lo que se exige es que, desde el punto de vista
causal tanto el tercero como el demandado, sean instrumentos activos del daño.
Si dos carros colisionan cuando van en marcha, lo más seguro es que haya
intervención recíproca y mutua; en cambio, si A se encuentra estacionado y B lo
golpea lanzándolo contra la víctima, debemos decir que B es un tercer, causa
exclusiva del daño.”6.
Sin embargo, una vez configuramos estas bases, seria desde una lectura
desprevenida de lo anterior que podría configurarse el hecho de un tercero
respecto el accidente cometido por Camilo, y es que bien es cierto que muy
posiblemente el vacuno estuviera en medio de la carretera por causa de la
vulneración de Rodrigo Prieto sobre el predio del señor Cristian, no fue el primero
quien llevo al animal hasta el medio de la carretera para que este finalmente fuese
arrollado, es decir, el actuar de Rodrigo no puso en peligro inminente al animal y
no dio paso a que este estuviera exactamente en el lugar de los hechos, entonces,
hasta que punto se puede encausar la concurrencia de hechos entre el
directamente responsable y el tercero, para responder esto, es necesario
discriminar lo anteriormente analizado en el caso concreto y ver que cumpla con
los requisitos ya establecidos. De esta forma es menester analizar, si ambas
conductas resultan como instrumentos activos del daño, o existe una intervención
reciproca entre los actores, y si reúne las características de la “causa extraña”, ello
es que sea irresistible e imprevisible, por lo tanto, hay que ver que el hecho
generador constituye una actividad peligrosa, lo que encausa en una presunción
de culpa para el demandado, quien se somete a crear determinados riesgos por la
mera decisión de conducir, como lo hemos visto anteriormente, riesgos como el
acá sufrido respecto la muerte del animal, así pues, hasta que punto la acción de
Rodrigo permite que la muerte del animal se de o no, pues este no hizo nada
diferente a cortar una cerca, nunca a llevar dicho animal hasta la carretera para
posteriormente ser arrollado, tanto así, que a menos que Rodrigo amarrara al
animal y lo llevare exclusivamente a ser arrollado, no tiene una participación activa
6
Francisco Javier Tamayo Jaramillo, Capítulo II: “La fuerza mayor, el caso fortuito y el hecho de un
tercero” En: Las Causales De Exoneración En La Responsabilidad Civil Parte II. pp. 101. (1982)
en el hecho generador, pues en la premisa del derecho que dice, quien comete un
daño jurídico esta obligado a pagarlo, la persona única que causo la muerte del
animal fue Camilo al estrellarlo, no hubo una intervención de Rodrigo sobre Camilo
ni del primero sobre el animal, por lo que su conducta no es un eximente de
responsabilidad sobre lo acontecido por Camilo. Ahora pues, la segunda premisa
es ver sí este hecho cabe o no dentro de la fuerza mayor o causa extraña, a
simple vista, se puede pensar que sí, que efectivamente es imprevisible que un
animal se atraviese en una vía y que pasado esto, es imposible evitar estrellarle
por cuestiones técnicas como la velocidad, el camino, la distancia, la hora, la
iluminación, entre otros. Sin embargo, quien conduce, es bien sabido, tiene
conocimiento que en cualquier momento y por cualquier imprevisto puede que la
actividad peligrosa termine en un desastre y que hay momentos y vías en donde
los conductores deben tener especial cuidado y diligencia, por ejemplo, un
conductor, puede transitar una vía que sea colindante con Colegios e instituciones
educativas, a las 2:00 de la mañana, es muy posible que su pensamiento sea que
puede andar con cierta despreocupación, pues incluso al ser una zona de
movilidad infantil, es un horario donde en condiciones normales no transitaría
ningún menor, pero si es planteado el mismo ejemplo y el hombre conduce por la
misma vía a una hora pico, esto es a la salida de los jóvenes de las instituciones
educativas, muy posiblemente el hombre deba ser diligente y tener máximo
cuidado a la hora de conducir, pues es posible que haya estudiantes en la vía
transitando y a expensas de evitar cualquier fatalidad se configura en su mente a
maniobrar con especial cuidado. Ahora bien, en el presente caso, como se
mención anteriormente, el hecho visto desde posiciones técnicas parece ser
irresistible, pero no necesariamente imprevisible, pues si acomodamos el presente
caso al ejemplo anterior, no es lo mismo para el conductor transitar una vía rural a
una hora temprana, con iluminación natural donde tiene un amplio panorama de
visión y un tiempo mayor de reacción, que si transita una vía rural donde muy
comúnmente permanecen animales, a las 11:00 pm de la noche, y sin iluminación
alguna diferente a la iluminación producida por el automóvil, tanto así, que es
previsible para cualquier conductor que una vía oscura a pesar de estar ubicada
en un lugar alejado no implique que no existe vida que transite o se mantenga
cerca, y sí se pretende y decide conducir por dicho camino, el conductor debe
tener un comportamiento precavido, y una diligencia al conducir, donde mantenga
luces altas y una velocidad que le permita reaccionar prontamente ante la falta de
panorámica que se produce en un camino sin iluminación, esto atendiendo a la
potencialidad del daño que puede causar al estar realizando la actividad peligrosa
de conducir, que de acuerdo con sentencia de la Corte Suprema de Justicia,
expediente 11001-3103-038-2001-01054-01, indica: “Es imprescindible como
criterio de imputación el elemento culpa – traducido en negligencia, imprudencia,
falta de precaución o descuido -, para que se configure la responsabilidad por
actividades peligrosas”.7 Por todo lo anterior, lo explicado por el artículo 2341 del
Código Civil, esto es la posibilidad de exonerarse de la responsabilidad con la
prueba de una fuerza mayor, un caso fortuito, la autoría o participación de la
víctima en la creación del riesgo, o la debida diligencia y cuidado del demandado,
no es admisible para Camilo.

Por otra parte, quien también se presume civilmente responsable por actividades
peligrosas (Artículo 2356), es la Señora Ángela, toda vez que al momento del
accidente era ella quien ostentaba la guardia del vehículo que crea el riesgo,
además de ser la dueña de este. Es por ello, que en sí misma recae la presunción
de responsabilidad bajo el siguiente concepto de Mónica Fernández, donde
ejemplifica porque la culpa presunta en determinados casos nace en cabeza del
directamente responsable que se encuentra realizando una conducta bajo la
guarda de alguien quien se presume civilmente responsable, todo lo anterior en
ejercicio de actividades peligrosas, así: “Cuando el daño es causado por un
directamente responsable con capacidad aquiliana y en ejercicio de una actividad
peligrosa que está bajo la guarda del civilmente responsable, la culpa del
directamente responsable se presume por el simple hecho de ejercer una
actividad peligrosa, que está bajo la guarda del civilmente responsable. Como se
observa, en este caso, la culpa del directamente responsable no debe ser probada
por la víctima, pues ésta se presume esto es, se presumen ambas culpas: la del
directamente responsable y la del civilmente responsable”8. Y es que la guarda de
la cosa que crea el daño recae sobre quien ostenta la titularidad del bien, en este
7
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (24 de agosto de 2009) Expediente 11001-
3103-038-2001-01054-01 [MP William Namén Vergas]
8
Mónica Lucía Fernández muñoz, “La culpa en el régimen de responsabilidad por el hecho ajeno”
En: Estudios Socio – Jurídicos. pp. 238. (2003)
caso la señora Ángela, quien comenta haberle prestado el automóvil al señor
Camilo, siendo así, la Corte Suprema de Justicia en sentencia SC4750 -2018
comenta: “Subyace la custodia que sobre las cosas animadas o inanimadas ha de
ejercer su dueño o tenedor efectivo, que los romanos llamaban Poseedor natural,
obligación que entonces se entiende incumplida,…, por el simple hecho del daño
ocasionado con esa cosa cuya guarda, custodia y control es requerida. O se
establece y rige la presunción de culpa, a veces irrefragable, en quien recae la
obligación de custodia.”9. De este modo, la presunción es legitima y la señora
Ángela solo puede eximirse de responsabilidad, como ya lo dijimos anteriormente,
rompiendo el nexo de causalidad existente entre ella, el hecho generador y el
daño, por medio de fundamentos que prueben hecho de un tercero, fuerza mayor
o culpa exclusiva de la victima, de igual modo piensa la CSJ así: “Es la ruptura del
nexo causal con la intervención de un elemento extraño (fuerza mayor, hecho
exclusivo de la víctima o exclusivo de un tercero) lo que entra a enervar la
responsabilidad del demandado, a la sazón guardián de la actividad peligrosa.”10
Tanto así, que como se denoto arriba, las causales de fuerza mayor y hecho de un
tercero no contravienen la presunción, por lo que solo nos queda por analizar la ya
explicada con antelación “Culpa exclusiva de la victima”, en este escenario hay
que prever si Cristian, dueño del animal puso en peligro a la vaca a sabiendas del
riesgo y peligro que puede generar un animal como lo es un bobino, sin cuidado
por vías de trafico, entonces, aconteciendo los hechos facticos probados en el
proceso, vemos que la propiedad del vacuno recaía en Cristian, este mantenía sus
animales en un predio colindante con una carretera dividido por una cerca, que
dicha cerca fue violentad por Rodrigo Prieto el mismo día que el animal murió, y
que el animal al ser una vaca no era un animal fiero, sin embargo, producía unas
regalías semanales de un millón de pesos y tenia un valor de cincuenta millones
de pesos. Bajo estas premisas ciertas, cabe buscar sí existió o no la culpa
exclusiva de la victima, para ello como ya mencionamos, recurriría probar que fue
Cristian quien puso en peligro a la vaca de su propiedad. Los demandados alegan
esta causal bajo el imperio de los artículos 2353 y 2354 que rezan
respectivamente: “El dueño de un animal es responsable de los daños causados
9
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (31 de octubre de 2018) Sentencia SC4750-2018 [MP
Margarita Cabello Blanco]
10
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (31 de octubre de 2018) Sentencia SC4750-2018 [MP
Margarita Cabello Blanco]
por el mismo animal, aún después que se haya soltado o extraviado, salvo que la
soltura, extravío o daño no puede imputarse a culpa del dueño o del dependiente,
encargado de la guarda o servicio del animal.
Lo que se dice del dueño se aplica a toda persona que se sirva de un animal
ajeno; salva su acción contra el dueño si el daño ha sobrevenido por una calidad o
vicio del animal, que el dueño, con mediano cuidado o prudencia, debió conocer o
prever, y de que no le dio conocimiento.” y “El daño causado por un animal fiero,
de que no se reporta utilidad para la guarda o servicio de un predio, será siempre
imputable al que lo tenga; y si alegare que no le fue posible evitar el daño, no será
oído.” No obstante, no hay alegato peor fundamentado con el articulo 2354 en
tanto, el animal no era fiero, esto de acuerdo al artículo 687 del código civil “Se
llaman animales bravíos o salvajes los que viven naturalmente libres e
independientes del hombre, como las fieras y los peces; domésticos, los que
pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la dependencia del hombre,
como las gallinas, las ovejas, y domesticados los que, sin embargo de ser bravíos
por su naturaleza, se han acostumbrado a la domesticidad, y reconocen en cierto
modo el imperio del hombre.” Ya que las vacas configuran en el apartado de
“Domésticos, los que pertenecen a especies que viven ordinariamente bajo la
dependencia del hombre, como las gallinas, las ovejas.” Y, por otro lado, era un
animal que reportaba utilidad como se menciono anteriormente, por lo que dicha
excepción caería por el propio peso de sus contradicciones. Pero mal haría esta
corporación en no corroborar aún así, que pudo o no haber existido culpa
exclusiva de la victima, entonces retomamos el artículo en el que configura el
animal objeto del daño, artículo 2353 del Código civil que indica: “El dueño de un
animal es responsable de los daños causados por el mismo animal, aún después
que se haya soltado o extraviado, salvo que la soltura, extravío o daño no puede
imputarse a culpa del dueño o del dependiente, encargado de la guarda o servicio
del animal.”. De esta forma, vemos que el dependiente es culpable de todo daño
que su animal produzca, siempre y cuando el extravío o soltura del animal haya
sido culpa suya, esto es la presunción de culpa que recae sobre el demandante, la
cual solo puede verse desvirtuada por un hecho de un tercero, fuerza mayor o
caso extraño, y como se reconocieron en este proceso ciertos los hechos, el señor
Rodrigo Prieto intervino maliciosamente en los cercos del predio del señor Cristian
y el mismo día que esto sucedió el animal salió y se produjo el incidente, lo que
podemos llamar hecho de un tercero, que como analizamos anteriormente consta
de que sea imprevisible e irresistible, y toda vez que el actuar malicioso no era con
aviso, resultaba imposible para Cristian interceder de alguna manera en el obrar
de Rodrigo y al ser en el mismo día del hecho, sin saber a ciencia cierta el horario
en el que Rodrigo corto el cerco, que bien pudo haber sido en horas de la mañana
cuando Cristian se encontraba trabajando o en horas de la noche cuando Cristian
posiblemente se encontraba descansando, por lo tanto resulta imprevisible para el
que un animal de su propiedad pudiera salirse de su terreno ocasionando el objeto
del presente litigio. Por esto y lo anterior es factible se desestimen las excepciones
de los demandados

Por otra parte, respecto la aseguradora TODORIESGO S.A que invoca una
prescripción contenida en el artículo 1801 del Código de comercio la cual reza: “La
prescripción de las acciones que se derivan del contrato de seguro o de las
disposiciones que lo rigen podrá ser ordinaria o extraordinaria. La prescripción
ordinaria será de dos años y empezará a correr desde el momento en que el
interesado haya tenido o debido tener conocimiento del hecho que da base a la
acción. La prescripción extraordinaria será de cinco años, correrá contra toda
clase de personas y empezará a contarse desde el momento en que nace el
respectivo derecho. Estos términos no pueden ser modificados por las partes.”
Respecto de la póliza contra todo riesgo contratada entre la señora LEÓN y la
misma aseguradora, que según alega, por medio de este articulo que su debida
acción ya prescribió toda vez que el término se habría cumplido el 13 de abril de
2019 y en este caso la demanda se presentó el 02 de febrero de 2020, no
obstante, de acuerdo a un cumulo de sentencias que especifican que para dar
garantía a los derechos de la victima ya que esta no puede en ocasiones saber o
no tiene conocimiento respecto dicha póliza y para dar esta garantía si quien alega
la garantía del seguro es la victima, para este correrán cinco años, es decir la
prescripción extraordinaria, esto deja inferir la Corte Suprema de Justicia en la
sentencia SC 1998-0469011. Es por ello que la excepción de la aseguradora, no
puede proceder.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, EL JUZGADO CIVIL MUNICIPAL DE CHÍA,


administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO.- Declarar civilmente responsable al señor CAMILO BERNAL de


conformidad con los hechos probados por el ejercicio de una actividad peligrosa.

SEGUNDO.- Declarar civilmente responsable a la señora ANGELA LEÓN de


conformidad con los hechos probados por la guarda de una actividad peligrosa.

TERCERO.- Declarar civilmente responsable a la aseguradora SEGUROS


TODORIESGO S.A. por tener vigente al momento de los hechos una póliza de
responsabilidad civil extracontractual.

CUARTO.- Condenar a CAMILO BERNAL, ÁNGELA LEÓN Y SEGUROS


TODORIESGO S.A. al pago de cincuenta millones de pesos (50’000,000 $) por
concepto del valor comercial del bobino muerto.

QUINTO.- Condenar a CAMILO BERNAL, ÁNGELA LEÓN Y SEGUROS


TODORIESGO S.A. al pago de doscientos millones de pesos (200’000,000 $)
mensuales a favor del señor CRISTIAN MUÑOZ por concepto de lucro cesante,
por todo el tiempo de vida que se le estimase podia vivir el animal fallecido desde
acontecidos los hechos.

SEXTO.- Condenar a CAMILO BERNAL, ÁNGELA LEÓN Y SEGUROS


TODORIESGO S.A.al pago de intereses moratorios del 1.5 interes corriente
bancario, sobre las sumas aquí expuestas hasta el pago de la obligación.
11
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (29 de junio de 2007) Sentencia SC 1998-04690 [MP
Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo]
SEPTIMO.- Condenar las costas del proceso a cargo de los demandados.

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