Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
pe
Páginas: 51-93
Link: http://vlex.com/vid/n-nueva-lex-mercatoria-60273614
Resumen
3.1. Introducción. 3.2. El fenómeno de la globalización. 3.3. La limitada soberanía del Estado-
nación. 3.4. Sociedad global, tecnología y filosofía de la praxis. 3.5. Características del actual
orden económico y tecnológico. 3.6. Empresa multinacional. 3.7. Nueva lex mercatoria. 3.8.
Nuevos roles empresariales. 3.8.1. Buen gobierno corporativo. 3.8.2. Responsabilidad social de
la empresa. 3.8.3. ¿Un nuevo capitalismo? 3.9. La opinión del Tribunal Constitucional.
Texto
Contenidos
3.1. Introducción.
3.2. El fenómeno de la globalización.
3.3. La limitada soberanía del Estado-nación.
3.4. Sociedad global, tecnología y filosofía de la praxis.
3.5. Características del actual orden económico y tecnológico.
3.6. Empresa multinacional.
3.7. Nueva lex mercatoria.
3.8. Nuevos roles empresariales.
3.8.1. Buen gobierno corporativo.
3.8. 2 Responsabilidad social de la empresa.
3.8.3. ¿Un nuevo capitalismo?.
3.9. La opinión del Tribunal Constitucional.
Page 51
3.1. Introducción
6 Aug 2019 06:17:33 1/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
Aldo Ferrer nos enseña que fue a finales del siglo XV cuando se inicia la primera gran
globalización al verificarse dos condiciones: el aumento de la productividad del trabajo y un
orden mundial global. Entre los siglos XI y XV, el desarrollo del capitalismo comercial, el
incipiente progreso técnico y las transformaciones sociales permitieron un lento pero sostenido
crecimiento de la productividad en Europa. Y esas nuevas condiciones hicieron que las
relaciones externas de los países comenzaran a ejercer mayor influencia sobre la producción, la
distribución de la riqueza y la acumulación de capital. De otro lado, el sistema internacional
global recién se constituyó con el descubrimiento de América y la llegada de los portugueses al
Oriente por vía marítima77.
Fue en ese periodo cuando comenzó a gestarse la distinción entre el poder tangible y el
intangible. El primero lo constituye el tamaño de la población y los recursos naturales de cada
país. Pero la respuesta al contrapunto entre el ámbito interno y el contexto externo condiciona la
gestación de factores intangibles asentados en la tecnología y la acumulación de capital; en
ausencia de estos componentes, el poder tangible se disuelve en el subdesarrollo.
“La observación del pasado revela que la globalización del orden mundial tiene precedentes
históricos de consecuencias comparables o aún mayores que las de la actualidad”78.
“El pasado, es, pues, una fuente inagotable de enseñanzas para comprender los problemas
actuales de la internacionalización de la producción o la globalización financiera. En cambio, el
pasado enseña poco sobre la universalización de dos cuestiones que han adquirido
actualmente decisiva importancia. Se trata de la pobreza y la agresión al ecosistema”80.
Forman ellas parte esencial del dilema entre el desarrollo y el subdesarrollo en un mundo global
y constituyen, al mismo tiempo, la trama profunda de la cual dependen la paz y la seguridad
internacionales.Page 53 Están también asociados a la globalización de aquellas dos
cuestiones, el tráfico de armamentos, la difusión de armas de destrucción masiva, el
narcotráfico, las migraciones internacionales, el crecimiento demográfico, la destrucción de la
naturaleza y de los recursos no renovables, los fundamentalismos de diversos signos, y, en
general la violencia81.
Para explicar la capacidad de los países para resolver con éxito el dilema del desarrollo en el
mundo global se presentan dos áreas principales: las condiciones socio-políticas y las variables
económicas. Son elementos constitutivos de la calidad de las respuestas a la globalización,
dentro de las condiciones sociopolíticas, el marco constitucional y político; las élites; las ideas
económicas; el Estado; el derecho de propiedad y los costos de transacción y la integración
6 Aug 2019 06:17:33 2/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
social. Son variables económicas a tomarse en cuenta el ahorro y la inversión; las ventajas
competitivas; la balanza de pagos y los precios.
Ahora bien, “la globalización de la economía mundial en estas últimas décadas del siglo XX ha
vinculado aún más la realidad interna de las naciones con su contexto externo. La expansión del
comercio, las operaciones transnacionales de las empresas, la integración de las plazas
financieras en un megamercado de alcance planetario, y el espectacular desarrollo de la
información, han estrechado los vínculos entre los países. En algunas regiones la formación de
espacios multinacionales es otra manifestación de la globalización del orden mundial”82. Pero
pese a los extraordinarios avances de la globalización, los mercados internos absorben todavía
más del 80% de la producción mundial, nueve de cada diez trabajadores están ocupados en
abastecer los mercados nacionales, el 95% de la inversión se financia con ahorro interno y los
avances científico-tecnológicos domésticos constituyen el sustento del cambio técnico. La
globalización coexiste, pues, con el peso decisivo dePage 54 la cultura, los mercados y los
recursos propios. Y es la articulación de esta dimensión endógena de la realidad con su
contexto externo lo que determina el desarrollo o atraso de los países83.
biotecnología, entre otras áreas, todo lo cual lleva a disminuir el rol de la fuerza de trabajo. La
fuente de las ventajas comparativas a largo plazo ya no reside en las cualidades de un
determinado producto o servicio sino en las actividades intensivas en conocimiento y en
tecnología que las empresas puedan realizar al nivel de la competencia internacional 85.
Mas adelante vendrán las declaraciones de los Derechos del Hombre y el nacimiento y
multiplicación de las Constituciones escritas surgidas de las tres grandes revoluciones
burguesas, la inglesa de 1688, la estadounidense de 1776 y la francesa de 1789, que triunfaran
al imponer un freno a los gobiernos absolutistas y legitimar el poder por medio de la democracia
representativa. Finalmente, en esta evolución, la afirmación del principio de “autodeterminación
de los pueblos” constituye una norma programática de vital importancia para la consolidación
del Derecho Internacional en el siglo XX, lo que es puesto de manifiesto —por ejemplo— en la
Resolución 1514 de las Naciones Unidas de 1960, la que afirma:
“Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho,
determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico,
social y cultural”.
Ahora bien, este engranaje que se forjó en torno al Estado-nación ha sido crecientemente
puesto en cuestión “por la diversidad, heterogeneidad y complejidad del proceso de
transnacionalización de los mercados de materias primas, producción, capitales, finanzas y
consumo. A medida que los precios de los bienes y serviciosPage 57 negociados en esos
mercados pasan a formarse fuera del alcance de la competencias reguladoras estatales,
En nuestros días, la soberanía del Estado-nación no está siendo sólo limitada sino
comprometida en su misma base, a pesar de que continúa constituyendo el cuerpo central de
legitimación normativa. Pero las demandas que le plantea la población no pueden ser siempre
atendidas, dando lugar a que su autoridad sea cada vez más frágil perdiendo autonomía su
aparato burocrático, más aún cuando el incremento de la socialización global trae consigo
problemas inéditos. De otro lado, los sectores vinculados al sistema capitalista transnacional
presionan con su gran poder al Estado en el contenido de políticas públicas, esto es, en su
formulación, establecimiento y ejecución.
Ello se aprecia en los constantes pedidos para la desregulación de los mercados, los programas
de desestatización, la ampliación del plazo de protección de sus innovaciones técnicas
(patentes), la flexibilización de la legislación laboral y otros proyectos de deslegalización y
desconstitucionalización. Y todo ello suele ocurrir fuera del ámbito de la arena electoral,
circunscribiéndose básicamente alPage 58 Poder Ejecutivo, “lo que provoca que las formas
universalistas de agregación de intereses, típicas de la democracia, sean colonizadas y
vaciadas por prácticas y acuerdos de carácter neocorporativo”88, sustituyendo el mercado a la
política como factor determinante del ámbito público. Y es probable que cuanto más disponible
sean las formas de vinculación electrónica entre las personas, “mayor será la fragmentación de
las identidades colectivas y mayor tenderá a ser la velocidad de empobrecimiento cualitativo de
los mecanismos de participación y representación política”89.
3.3.2. El discurso sobre los derechos humanos se extiende en el ámbito mundial a través de
diversos tratados internacionales suscritos por la mayoría de países del mundo y la creación de
organismos y tribunales internacionales para su defensa y protección. Sin embargo, se pone en
cuestión su declarada universalidad por grupos que anteponen la diferencia a la universalidad y
también por la incongruencia del discurso de algunos Estados desarrollados de occidente. Lo
que estaría detrás de esa incongruencia serían las exigencias impuestas por el modelo de
globalización económica, de corte neoliberal y de libre mercado, que se muestra reticente a casi
toda regulación que no provenga de los propios agentes del mercado y que antepone el aspecto
económico sobre cualquier otro, incluidos los propios derechos humanos90.
Como sabemos, el Estado-nación se muestra incapaz de resolver por sí solo problemas que
trascienden sus fronteras, pero que lo afectan internamente, como es el caso del fenómeno de la
inmigración masiva, del terrorismo, las mafias internacionales, la pornografía en internet, la
afectación del medio ambiente, etc. En este contexto de problemas globales, se proponen
también soluciones globales,Page 59 como los procesos de integración, negociaciones
multilaterales y propuestas cosmopolitas más o menos ambiciosas, entre otras.
6 Aug 2019 06:17:33 5/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
Page 60
Así, pues, las políticas del Estado-nación se hacen vulnerables a las opciones y decisiones
económicas hechas en otros lugares sobre las que no tienen poder de control. Es por ello que
las estructuras administrativas, políticas y jurídicas del Estado-nación pasan a ejercer nuevas
funciones, convirtiéndose en ocasiones en simples mecanismos de coordinación, de
adecuación de intereses y de ajustes programáticos, tal como aparece en la figura siguiente,
tomada del libro de José Eduardo Faria94, quien la ha adaptado de Mario Pianta
(Globalizzazione dell´economia e dimensione locale, 1994):
Page 61
Puede entonces afirmarse que la categoría de soberanía popular, tan crucial para la idea
democrática, se ha vuelto problemática, reflejando la tensión entre Estado y mercado que se
expresa hoy en la distancia que se produce a nivel supranacional en materia económica con la
integración política que se realiza en el ámbito del Estado nacional.
Este proceso ha llevado a considerar que el derecho regula su propia creación, se autoproduce,
convirtiéndose en un conjunto de reglas positivas bajo la forma de un orden coactivo depurado
de todo valor trascendental, lo que le impide promover juicios morales o evaluaciones jurídicas,
encarando los concretos problemas sociales exclusivamente desde la óptica de las
prescripciones normativas, esto es, de la relación de imputación entre sanciones y actos
considerados ilícitos, dejando de ser un fin sino más bien un instrumento, porque estos últimos
6 Aug 2019 06:17:33 6/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
El hecho tecnológico globalmente considerado suele generar tanto rechazo como necesidad.
Así, el hombre contemporáneo contempla con temor las posibilidades de transformación en el
ámbito de su vida individual y en la colectiva por el uso de nuevas tecnologías, pero de otro lado
no está dispuesto a dejar pasar la ocasión del mayor bienestar que ellas conllevan. Lo que lleva
a comprobar que no son las tecnologías la preocupación primera sino el cómo van a utilizarse.
Debemos tratar de entender a la sociedad global de nuestros días como un mosaico social
interactivo, esto es, grupos sociales distintos —nacionales, étnicos, políticos, etc.—
interrelacionados, cuya estabilidad depende en buena cuenta de sus relaciones con los demás
y con la totalidad. Se trata de una interacción activa y dinámica con capacidad de dar respuesta
a los problemas que van surgiendo, los que suelen ser más complejos que los de épocas
precedentes.
Desde el punto de vista económico, las economías locales ceden parte de su importancia a las
economías dirigidas por empresas multinacionales que se asientan en diversos países, según
conveniencias financieras y geográficas. Esas compañías son los verdaderos protagonistas
económicos de la globalización, la cual puede entenderse entonces como una fase en la
evolución delPage 64 capitalismo98. Lo que hay que tener presente es que la racionalidad
económica actual es un ejemplo fidedigno de racionalidad tecnológica, lo que tiene grande
importancia en los procesos de integración política.
Ahora bien, los hechos así descritos tienen importantes consecuencias en los planos éticos y
jurídicos, tanto a nivel local como internacional, pues moldea la cultura y la mentalidad del
hombre, lo que tiene gran importancia en su bienestar, más aún cuando se mantienen tan
grandes diferencias entre grupos sociales y países. Las virtualidades de las tecnologías de la
comunicación se hacen sentir en video conferencias, tele enseñanza, operaciones quirúrgicas a
distancia, etc. así como en el culto desmedido a la imagen. Ello da lugar a lo que podría
llamarse un imperativo tecnológico: “todo aquello que tecnológicamente se pueda hacer, posee
una tendencia irrenunciable a su realización”99.
Page 65
El proceso de globalización en curso se acelera y adquiere perfiles más nítidos después del
fracaso, a partir de 1980, de la economía planificada al estilo de los Estados socialistas
europeos e incluso en China, pero también después de la crisis del llamado Estado del
Bienestar de los países democráticos occidentales, cuando se comprueba la inviabilidad del
6 Aug 2019 06:17:33 8/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
Es preciso puntualizar que cuando hablamos de globalización del derecho nos referimos a un
conjunto de fenómenos interrelacionados que acompañan a las prácticas organizativas y
comerciales de las corporaciones transnacionales que operan a escala mundial y que han dado
lugar a una revalorización de un derecho contractual y comercial que tiende a su unificación.
Como sabemos, los contratos son una especie de sistema privado de creación de derecho, pues
las partes crean normas que gobernarán sus futuras relaciones. Este sistema puede existir
transnacionalmente, incluso cuando no haya tribunal transnacional que resuelva las disputas
que pudieran originarse, pues pueden haber adoptado mecanismos de arbitraje no estatal o
acudir a los tribunales de algún Estado particular.
Los principales indicadores de esos procesos de cambio están dados por el incremento de la
importancia de los servicios en el comercio internacional, desplazando a las materias primas,
6 Aug 2019 06:17:33 9/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
Como señala Schuldt, por medio de las innovaciones y por la competencia entre empresas para
bajar costos y precios, se logra incrementar la productividad total de las factores de producción,
así como el uso más amplio e intensivo de mano de obra y de capital, lo que lleva a una
“acumulación sin fin de los capitales (físico, hu-Page 69mano y natural), pero no necesariamente
a un mayor bienestar de las personas”106. Se trata en esencia, dice Schuldt, “de la conquista del
mundo y de la naturaleza a partir de la técnica, la información y el poder en que la competencia
por la ganancia material es el vehículo que motiva la acción empresarial y la destrucción
creativa”107, habiéndose convertido la acumulación de capital en un fin en sí misma. La
dinámica capitalista parecería entonces garantizar su supervivencia, a pesar de no estar
siempre al servicio del ser humano en sus necesidades existenciales, más aún cuando no se ha
diseñado un régimen socioeconómico alternativo que sea capaz de asegurar, a la vez, la
libertad económica y la democracia política, garantizando el desarrollo a escala humana108.
Page 70
organizativa
5. Habilidades Especialización Multicapacidades
6. Equipamiento Concentrado, único Programable, adaptable
7. Calidad Tolerancia fija Ningún defecto
8. Mercados Masivos, homogéneos Segmentados, combinados
9. Relaciones Conflictivas Negociadas y cooperativas
laborales
Page 71
Ahora bien, son previsibles las consecuencias de esa revolución tecnológica110 en los países
subdesarrollados: la creciente automatización del núcleo capitalista central respecto del resto
del mundo, pues las principales decisiones políticas se adoptarán en organizaciones e
instituciones controladas por los países desarrollados; el deterioro de las ventajas comparativas
tradicionales en la medida que la fuerza del trabajo y los recursos van perdiendo importancia; la
obsolescencia en pocos años de industrias exportadoras; y el desarrollo de los sectores de
servicios que concentrarán los excedentes, cuya propiedad será fundamentalmente de las
empresas multinacionales. Los países subdesarrollados, como el Perú, en ese ya actual
escenario, pierden autonomía para definir patrones de producción, consumo y distribución de
ingresos. Pero las posibilidades de desarrollo futuro si bien son limitadas todavía existen, como
tendremos ocasiones de ver más adelante. (Infra VI)
Los objetivos de la empresa siempre han sido el producir bienes o servicios, aumentar el valor
añadido para lograr beneficios, promover el desarrollo humano y garantizar su continuidad. En
nuestros días, la gran empresa multinacional suele constar de muchas unidades de operación
dirigidas por una jerarquía de ejecutivos asalariados que la coordinan administrativamente.
Coordinación esta última que es más rentable y eficaz que la del propio mercado. “Conforme la
tecnología se hacía más compleja y los mercados se expandían, la coordinación administrativa
fue reemplazando a la coordinación de mercado en una parte cada vez más importante de la
economía, lo cual supuso la managerial revolution, una revolución en la dirección de la
empresa”111. No es que la empresa sustituya al mercado sino que lo reemplaza en la
coordinación y en la integración del flujoPage 73 de bienes y servicios, convirtiéndose la
jerarquía administrativa en fuente de estabilidad, de poder y de desarrollo continuado.
La empresa multinacional, dicen sus críticos112, es un organismo sin cuerpo ni corazón, una red
construida por diferentes elementos complementarios esparcidos por el planeta que se articulan
unos a otros según una pura racionalidad económica, obedeciendo a dos conceptos claves:
rentabilidad y productividad. Ello hace que la nacionalidad de la empresa se haya disuelto, lo
que a veces se extiende a su propia personalidad. La razón se encuentra en que ese tipo de
empresa busca el beneficio máximo, mediante fusiones, deslocalizaciones y aumento de
productividad, que la lleva a producir allí donde los costos salariales son más bajos y a vender
donde los niveles de vida son más elevados. Esta conducta crea un estado de inseguridad
generalizada en los trabajadores y en los lugares en donde se ubica. La crítica se extiende,
además, a sus redes de influencia conformados por las opiniones de organismos tales como el
Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización para la
Page 74
La globalización de los mercados y la gran incidencia que en ellos tienen los aspectos
financieros ha traído como consecuencia que el principal instrumento de la innovación jurídica
sea el contrato, pues el mundo de los negocios produce y exige nuevas figuras contractuales,
contratos atípicos pero internacionalmente uniformes, lo que tiene un inmenso valor para las
empresas multinacionales, valor que puede comprobarse en la realidad, pues las sociedades
filiales simplemente los someten a una traducción sin adaptación especial al derecho de los
Estados nacionales. Y se imponen en la realidad siguiendo la lógica de que lo que es válido en
muchas naciones no puede dejar de serlo en una en especial. Dice Galgano: “el contrato era, en
su acepción clásica, el instrumento para configurar los intereses particulares; hoy, el contrato
entre privados ocupa el puesto de la ley en muchos sectores de la vida social. Llega incluso a
sustituir a los poderes públicos en la función de proteger los intereses generales, propios de
toda la colectividad, como ha sido, con anterioridad, el interés de los consumidores, que los
mecanismos de autorregulación contractual han defendido contra los engaños publicitarios, y
como es hoy la serie de intereses generales a los que ofrecen protección distintas
autorregulaciones contractuales, a las que incluso la ley hace constante referencia”115.
Pensemos, dice Galgano, en el contrato on line, que es un contrato estipulado fuera del espacio
y al que ningún derecho nacional resulta aplicable sobre la base de las reglas comunes del
derecho internacional privado. Este contrato no se sitúa fuera del derecho sino que
precisamente se adecúa a la lex mercatoria, porque tiene lugarPage 77 entre miembros de la
aldea global, y los conflictos que de él pudieran surgir se resuelven mediante arbitrajes
internacionales cada vez más frecuentes. Se trata de una especie de derecho consuetudinario
6 Aug 2019 06:17:33 13/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
que se impone a los derechos nacionales y que no se puede derogar por las partes del contrato.
En este tránsito camina hacia el ocaso el principio de estatalidad del derecho así como declina
también el principio de nacionalidad. El shopping del derecho, que permite a las partes
contratantes optar por el derecho de un Estado que no es parte de la relación contractual, es una
manifestación de la globalización del derecho, que no es como se cree la creación de un único
derecho planetario, sino da a todos la posibilidad de utilizar las diferentes figuras jurídicas
ofrecidas por los derechos nacionales116.
Es cierto que esta realidad puede no gustar a quienes han sido educados en la idea de la
estatalidad del derecho, esto es, en la ecuación derecho igual a ley, así como a aquellos que
confían en la formación democrática del derecho, elaborado mediante acuerdos tomados en el
seno de asambleas con representantes de la voluntad popular. Pero más bien parece que la
mediación política de los intereses en juego, propia del derecho legislativamente creado por los
Estados, es sustituida ahora por la mediación cultural de los juristas, característica de la antigua
lex mercatoria. Es cierto que la nueva es creada unilateralmente por la clase empresarial, y que
por eso se la ha calificado como derecho despótico, pero debe advertirse que ella es en cierta
medida refinada y encuadrada por convenciones internacionales como el Unidroit.
Estas reflexiones del gran jurista italiano nos sirven para poner de manifiesto que el tipo de
razonamiento propio de una ética para el desarrollo y de una ética planetaria está íntimamente
conectado con aspectos jurídicos, y que es esencial tener presente la existencia cada vez más
potente de una nueva lex mercatoria.
Page 78
Cabe advertir que esas iniciativas de origen anglo-sajón, son respuesta a una crisis de
confianza en los mercados y en las empresas, como consecuencia de escándalos financieros
vinculados a sus ejecutivos o administradores. Lo que persiguen es ampliar el volumen de
información imponiendo nuevas obligaciones convencionales a los administradores respecto a
la transparencia de su actuación y a su régimen de remuneración. Se busca con ello obtener un
mayor grado de fiabilidad (los accionistas actúan más como inversores que como socios),
transparencia (sobre todo en el aspecto contable) y eficiencia (optimizar el valor de la empresa).
Ello lleva a la configuración de Códigos de Buena Conducta que finalmentePage 79 anteponen
las regulaciones privadas a la regulación pública de las sociedades anónimas y que bajo la
Por cierto, han habido muchas otras iniciativas empresariales que han buscado un equilibrio
entre los intereses antes mencionados, las que usualmente han incidido en que las empresas,
además de su derecho a obtener ganancias, tienen también obligaciones, aceptando que la
solución a muchos problemas no puede confiarse únicamente a la “magia” del mercado. En este
contexto, el reconocimiento al concepto occidental de “dignidad humana” y al valor de cada
persona, a la que se le considera un fin en sí misma y no un simple medio para otros fines,
adquiere especial relevancia.
3.8.1.2 También en diversas declaraciones (como en The Caux Round Table concluida en 1994
con importantes aportaciones de representantes de Europa, Estados Unidos y Japón) se ha
buscado establecer algunos conceptos o valores fundamentales universalmente válidos que
deben guiar la dirección y conducta empresarial, los cuales han adquirido gran importancia en el
judaísmo, el cristianismo y el Islam, tales como:
Todo lo anterior nos lleva a aceptar que es necesario hallar una nueva relación entre Estado,
trabajo y capital, para hacer realidad un equitativo reparto de las cargas. Se extiende la
convicción de que el éxito económico no justifica los medios empleados para lograrlo. Es más,
se puntualiza que una dirección moral de la empresa tiene más posibilidades de éxito, y es la
mejor forma de transmitir a sus integrantes orientaciones referentes a propuestas de objetivos,
cumplimiento de normas y valores vinculantes, esto es, integridad. Ello significa fiarse de la
propia empresa en todos los aspectos que la conciernen, que nadie se sienta traicionado o
engañado, sino que, dentro del correcto desarrollo del propio trabajo, todos se sientan tratados y
atendidos de un modo decente y honrado.
c. Reconocer los derechos de las partes interesadas establecidos por ley o a través de
acuerdos mutuos, y fomentar la cooperación activa entre ellas con vista a la creación de
riqueza y empleo, y a facilitar la sostenibilidad de empresas sanas desde el punto de vista
financiero.
Todo ello nos hace ver la posibilidad de construir el concepto de ciudadanía corporativa, según
el cual las empresas deben ser buenas ciudadanas, mediante la transparencia de sus
actividades, el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, así como asumiendo el compromiso
cívico en materias como el desarrollo sostenible, el buen gobierno corporativo y la acción contra
la exclusión social, entre otras.
Y ello es así porque las empresas actúan en el mercado dentro de una comunidad de intereses,
en la cual, como ya hemos indicado antes, conviven los grupos implicados en su organización
con los grupos de interés social (multistakeholders): inversionistas, trabajadores, consumidores,
acreedores, tecnócratas,Page 84 el Estado, los gobiernos regionales, las municipalidades y la
comunidad122.
3.8.2.2 Por cierto, la conducta empresarial no debe ser una práctica coyuntural, sino que debe
ser incorporada dentro de un marco institucional transparente y permanente de la actividad
empresarial en su relación con los consumidores y las organizaciones de la sociedad civil. Así,
por ejemplo, debe destacarse a la inversión que procura generar beneficios para la sociedad y a
su vez generan beneficios de imagen y reputación para la empresa. Por su parte, el Estado debe
implementar políticas públicas de promoción e incentivo de la responsabilidad social corporativa
que fomenten el desarrollo sostenible, en el marco del artículo 58 de la Constitución que declara
que bajo el régimen de economía social de mercado, el Estado orienta el desarrollo del país.
Page 85
Si bien es cierto que, como ya hemos dicho, la globalización económica y cultural tiene
aspectos controvertidos, también es cierto que puede ser utilizada como un factor de progreso
en la universalización de los derechos económicos, sociales y culturales, los derechos de
solidaridad y los principios éticos. Así, la ya antes citada Organización de Cooperación y
“Las empresas para ser competitivas deberán tener plenamente en cuenta las políticas fijadas
por los países en que ejercen su actividad y tener en consideración las opiniones de los grupos
de interés. A este respecto, las empresas deberán:
2. Respetar los derechos humanos de las personas afectadas por sus actividades, de
conformidad con las obligaciones y compromisos internacionales del gobierno de acogida.
Page 86
10. Alentar, cuando sea factible, a los socios empresariales, incluidos proveedores y
subcontratistas, para que apliquen principios de conducta empresarial compatibles con las
Directrices.
Estas directivas son, por cierto, el resultado de haber comprobado un extenso abuso por
parte de los países más ricos y de sus empresas durante los últimos siglos, que ha traído
como consecuencia una cada vez mayor distancia entre los ciudadanos de esos países y
los de los países pobres.
Page 87
evolucione para estar más ligado al orden político y a la concreción de una ética planetaria, sin
por ello renunciar a los niveles de libertad política, civil, religiosa e intelectual que se han
logrado en determinadas sociedades.
Así, pues, si bien el mercado asigna el trabajo a aquellas tareas que la sociedad desea ver
cumplidas y encauza el uso del capital para que éste obtenga los mayores beneficios, también
debe luchar contra la avidez de algunos cuantos y las injusticias de la explotación económica.
En otras palabras, debe tratar de superar esa cultura del capitalismo que se refleja en una ética
de cada uno para sí. Es preciso hacer visibles bienes públicos como la educación o la salud que
no pueden venderse y que están más allá de los entusiasmos e incitaciones de la publicidad. El
mercado se ha extendido a zonas donde deberían haber quedado excluidos los valores que
promueve, como aquel que considera al consumo la medida de la vida misma124.
Page 89
Frente a esos retos contemporáneos pocos creen que el capitalismo pueda salir victorioso por
su propia actuación y que más bien deberá colaborar con diversas empresas, instituciones y el
propio Estado para poder revertir las dudas relativas a su validez política y moral. Entonces,
para numerosos pensadores modernos, los problemas del capitalismo contemporáneo deberán
afrontarse con voluntad política y reorientar las tendencias indeseadas en el ámbito económico,
siendo fundamental a este respecto la labor de los gobiernos, cuyos éxitos dependerán de las
específicas culturas en las cuales se ejecuten.
3.8.3.2. Sin embargo, es preciso antes reconocer que en nuestra época nadie ha sabido cómo
dirigir una economía próspera con otros principios que no sean los del capitalismo. Los
competidores del capitalismo en los siglos XIX y XX —fascismo, socialismo y comunismo— han
desaparecido. Pero también debe recordarse que verdades eternas del capitalismo —
conocimiento, pleno empleo, estabilidad financiera, aumento real de salarios, etc.— al parecer
están desapareciendo como lo han hecho esos competidores ya citados. Las causas deben ser
halladas en las interrelaciones de las nuevas tecnologías y la nuevas ideologías, las que unidas
han creado un nuevo desafío económico125.
En el capitalismo no hay una obligación social; se invierte para obtener mejores rendimientos. El
análisis del futuro lejano no forma parte de su esencia. Esta no es, sin embargo, una repuesta
aceptable para el siglo XXI, entre otras razones, porque en el capitalismo de las industrias de
inteligencia artificial creadas por el hombre, las estrategias públicas de la tecnología son
primordiales, ya que ellas están dirigidas a crear una infraestructura de comunicaciones y
transporte, y a organizar una fuerza laboral especializada. Estas tareas toman tiempo (futuro) y
tienen un componente más colectivo que el de las preferencias individuales, típico del
capitalismo anterior127.
Lester Thurow afirma que si el capitalismo aspira a funcionar en el largo plazo debe hacer
inversiones que no son de interés inmediato de cualquier individuo en particular, sino que son
de interés de la sociedad a largo plazo128. Sólo mediante un equilibrioPage 91 entre lo público y
lo privado, entre el consumo y la inversión, será posible alcanzar el desarrollo y la sobrevivencia
de un capitalismo transformado.
3.8.3.3. La historia enseña a que el paso de las economías locales a las nacionales llevó un
tiempo considerable y que se presentaron múltiples inconvenientes. Al parecer, la transición de
lo nacional a lo global será aún más turbulenta pues no hay un gobierno global que pueda
aprender a dirigir una nueva economía global. Organizaciones internacionales existentes, como
el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, no
fueron creadas para tratar con una economía global, sino concebidas como entes
independientes de los gobiernos nacionales existentes129.
Es altamente improbable que se creen instituciones globales con autoridad directa, pues los
países más poderosos no las aceptarán. Por tanto, el mundo va a tener una economía global sin
un gobierno global. Entonces el fuerte expulsará al débil de las áreas económicas fértiles. Es un
hecho incontrovertible que los gobiernos nacionales han perdido poder para controlar el sistema
económico mientras que el poder de las empresas transnacionales se expande.
Es preciso aceptar que la riqueza controla el entorno físico y humano, y que la influencia política
puede comprarse discretamente. Y la riqueza es lo que cuenta en el capitalismo. En nuestros
días mide el valor personal. Pero a diferencia del pasado, la riqueza es hoy innovación y
conocimiento. Quienes la poseen son los poderosos. En la actualidad construir imperios
geográficos no es ya trascendente pues no crean la riqueza que solían crear. Los constructores
de los nuevos imperios serán los que pueden realizar los grandes avances en tecnología.
Vivimos en la época en que se inventó la biotecnología y en laPage 92 que, por primera vez, las
plantas, los animales y los seres humanos fueron parcialmente construidos por el hombre130.
“En esta perspectiva es que la empresa privada, como expresión de un sector importante de la
sociedad, tiene especial responsabilidad frente al Estado. La Economía Social de Mercado
condiciona la participación de los grupos económicos en armonía con el bien común y el respeto
del interés general, estableciendo límites para que la democracia constitucional no sea un
espacio donde se im-Page 93pongan las posiciones de los más poderosos económicamente en
detrimento de los bienes jurídicos protegidos constitucionalmente. En el Estado Social y
Democrático de Derecho el crecimiento económico no puede ni debe reñirse con el derecho a la
plenitud de la vida humana; no puede superponerse al resguardo de la dignidad de la persona
que constituye la prioridad no sólo del Estado, sino de la sociedad en su conjunto”.
----------------
[77] Ferrer, A., Historia de la globalización, Fondo de Cultura Económica, tomo I, Buenos Aires,
1998, p. 13.
[81] Ibídem.
[83] Ibídem.
[97] Queraltó, Ramón, Ética, tecnología y valores en la sociedad global, Ed. Tecnos, Madrid,
2003, p. 19.
2) Reorientación del gasto público: cambios en las prioridades desde las áreas menos
productivas a otras, como sanidad, educación e infraestructuras, que se considera que lo son
más y contribuyen a luchar contra la pobreza;
4) Liberalización financiera con un énfasis especial en que los tipos de interés vengan
determinados por el mercado y sean positivos en términos reales;
7) Política de apertura respecto a la inversión extranjera directa; las barreras que impiden la
entrada de las empresas extranjeras deberían ser abolidas; las empresas extranjeras y
nacionales tendrían que poder competir en términos de igualdad;
9) Política de desregulación: los gobiernos deberían abolir las regulaciones que impiden la
entrada de nuevas empresas o que limitan la competencia y asegurar que todas las
regulaciones estén justificadas por criterios tales como seguridad, protección medioambiental o
supervisión prudencial de las instituciones financieras; y
10) Derechos de propiedad: el sistema legal debería ofrecer derechos de propiedad seguros sin
excesivos costes y hacerlos accesibles a la economía. Fuente: Guitián, Manuel y Muns, Joaquín,
editores. “La cultura de la estabilidad y el Consenso de Washington”, en Colección Estudios e
Informes N.º15, Servicio de Estudios de “La Caixa”, Barcelona, 1999, citado por Ruiz Caro,
Ariela; “Concertación nacional y planificación estratégico: elementos para un ‘nuevo consenso’”,
en Serie Gestión Pública N.º28, América Latina, Instituto Latinoamericano y del Caribe de
Planificación Económica y Social-ILPES, Santiago de Chile, 2002, p. 19.
[102] Para una critica autorizada y de gran contundencia. Vid. Stiglitz, J., El malestar de la
globalización, Taurus, Argentina, 2002, p. 45 y ss.
[103] Küng, Hans, Una ética mundial para la economía y la política, Ed. Trotta, Madrid, 1999, p.
186.
[104] Existe una amplísima bibliografía sobre este tema. Sólo a modo de ejemplo, para conocer
las características del actual proceso económico y tecnológico, puede consultarse a Luttwak, E.,
Turbocapitalismo, Critica, Barcelona, 2000; para una visión más bien favorable, Rodríguez, B.,
C., Estado contra mercado, Taurus, Madrid, 2000; y para una visión crítica Martín S., J.F., La
farsa neoliberal, Madrid, 1995.
[105] Schuldt, J., ¿Somos pobres porque somos ricos?, Fondo Editorial del Congreso del Perú,
Lima, 2005, p. 77 y ss.
[107] Ibídem.
[108] Ibídem.
[111] Cortina, Adela, Ética de la empresa, Editorial Trotta, Madrid, 2000, p. 71.
[112] Ramonet, Ignacio, “Globalización, ética y empresa”, en Cortina, Adela, Construir confianza,
Ed. Trotta, Madrid, 2003, p. 97.
[113] Galgano, Francesco, “Lex Mercatoria, Shopping del Derecho y regulaciones contractuales
en la época de los mercados globales”, en Revista de Derecho Mercantil, N.º 247, Madrid,
enero-marzo 2003, p. 14. Es pertinente a continuación hacer una referencia a esa realidad
transmitiendo una cita aparecida en el libro de Faria, J. E., El derecho en la economía
globalizada, op. cit., p. 133: Forjada a partir de los siglos XI y XII sobre la base de las
necesidades de los comerciantes europeos y los navegantes empeñados en abrir nuevos
mercados de contar con un orden jurídico que sirviese a sus intereses dondequiera que
actuasen, la Lex Mercatoria es un conjunto de reglas y principios consuetudinarios reconocido
por la comunidad empresarial y aplicado en las transacciones comerciales internacionales
independientemente de interferencias gubernamentales. Habiendo aparecido mucho tiempo
antes del advenimiento del Estado moderno, esa Law Merchant afecta a un grupo particular de
personas (los mercaderes) en lugares específicos (ferias, mercados, puertos, etc.); es totalmente
distinta de los derechos locales, feudales, reales y eclesiásticos; tiene un carácter autónomo a
escala internacional; se administra no por jueces profesionales sino por los propios
comerciantes, utilizando como criterio básico el principio de equidad (en el sentido medieval de
fairness); y destaca por la vinculación y seguridad otorgada a los contratos, por la diversidad de
procedimientos para el establecimiento, la transmisión y la recepción de los créditos y por la
rapidez e informalidad de la adjudicación. Como afirma un respetado historiador de este tipo de
derecho, “las costumbres comerciales que se han desarrollado fueron confirmadas y definidas
legalmente por parte de los tribunales mercantiles, generalmente formados por miembros de la
clase mercantil cuya elección dependía de su experiencia y conocimientos”. En palabras de otro
historiador, “los jueces mercantiles confían en esas normas consuetudinarias para resolver
disputas entre partes. La Lex Mercatoria fue ampliamente auto tutelada; una parte que
rechazase cumplir una decisión de un tribunal mercantil arriesgaba su reputación y podía ser
excluida del comercio en todas las ferias importantes en que hubiese tribunales de este tipo. Era
un sistema independiente en la medida en que generaba su propia forma de hacer cumplir sus
decisiones” (cf., respectivamente, Christoph W. O. Stoecker, “The Lex Mercatoria: to what extent
does it exist?”, en Journal of International Arbitration, Geneve, 7/1 (1990), pp. 102-103; y Vanesa
wil-Kinson, “The new Lex Mercatoria”, en Journal of International Arbitration, Geneve, 12/2
(1995), p. 104). Con el tiempo, sin embargo, la economía internacional se expandió, la
comunidad empresarial se diversificó internamente y las prácticas y costumbres comerciales se
volvieron cada vez más complejas, perdiendo así la transparencia y la previsibilidad originarias.
A partir del Estado moderno, su ordenamiento jurídico progresivamente incorporó el “derecho de
los mercaderes” y la evolución del comercio mundial abrió camino para la aparición del Derecho
Internacional Privado. “En el siglo XVI, los gobiernos nacionales comenzaron a considerar el
derecho autónomo de los mercaderes como un objetivo atractivo para su nacionalización. La
incorporación de la Lex Mercatoria al derecho nacional continuó a través de los siglos XVIII y
6 Aug 2019 06:17:33 25/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
XIX. La asimilación de la Lex Mercatoria a sistemas legales separados le hizo objeto de las
idiosincrasias de cada Estado-nación. La Lex Mercatoria dejó de existir como un cuerpo
legislativo homogéneo y autónomo” (Vanesa Wilkinson, art. cit., pp. 44-45).
[117] Ello no debe hacernos olvidar el rol que una parte de la comunidad de negocios nacional
cumple al contribuir de modo importante a reproducir abismos sociales y a generar asimetrías
políticas. Dice Francisco Durand que: “Al aplicarse las políticas neoliberales se ha conformado
una nueva estructura de poder empresarial e institucional asociada a las corporaciones que hoy
comandan la economía. Todas ellas, una vez instaladas y fortalecidas, influyen
simultáneamente en el aparato de Estado y los medios de comunicación”. La mano invisible en
el Estado, op. cit., p. 109.
[118] Aparicio González, Ma. Luisa, “Gobierno corporativo: entre el derecho y la ética
empresarial” en Revista de Derecho Mercantil N.º 257, Madrid, 2005, p. 1133.
[119] Ordóñez, Dwight y Sousa, Lorenzo, El capital ausente, volumen II, Tetis Graf, Lima, 2003,
p. 1596.
[120] Küng, Hans, Una ética mundial para la economía y la política, op. cit., p. 264.
[121] Gastelumendi, Guida de, “La nueva empresa: introducción a la responsabilidad social
empresarial” (Mesa Redonda), Thémis, N.º 48, Lima, p. 244.
[122] Cabe señalar que para el neoliberalismo no se les debería exigir responsabilidad social a
las empresas, tal como lo sostuvo Milton Friedman. Según esa visión las empresas sólo son
intermediarios en el mercado. Los agentes económicos son los propietarios de las empresas y
los sujetos con los que realizan contratos. Sólo los individuos concretos tienen responsabilidad
social. Así, quienes tienen responsabilidad dentro de una empresa son sus directivos y gerentes
pero ésta se ejerce con relación a los propietarios y los accionistas de las empresas y consiste
en actuar dentro del juego del mercado, maximizando las utilidades económicas en retorno de la
inversión realizada en la empresa. Si se insiste en exigir responsabilidad social a las empresas
ésta sólo tendría sentido con relación a ciertos individuos que pertenecen a las organizaciones,
pero no considerados como funcionarios de las empresas sino como particulares. Vid.
Friedman, Milton, Capitalismo y Libertad, Universidad de Chicago, 1962, citado por Ariño, G.,
Economía y Estado, Madrid, 1993, p. 259. Sobre el pensamiento neoliberal de Friedman
respecto a la responsabilidad social de la empresa, véase: Naranjo Gálvez, Leticia, “Apuntes
para un criterio no restringido de responsabilidad social empresarial”, en el libro colectivo Ética,
responsabilidad social y empresa, Centro Editorial Universidad del Rosario, Bogotá, 2005, p. 61
y ss.
[124] Fue K. Marx quien expresó con el concepto de “alienación”, la incapacidad de los
6 Aug 2019 06:17:33 26/27
Versión generada por el usuario cpozor@uandina.edu.pe cpozor@uandina.edu.pe
individuos para comprender la naturaleza del orden social en que viven, por estar sometidos a
sus exigencias. Vid. Heilbroner, R., El capitalismo del siglo XXI, Editorial Península, Barcelona,
1996, p. 95.
[125] Thurow, L., El futuro del capitalismo, Ariel, Barcelona, 1996, p. 11.