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CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS

John E. CLARK
New World Archaeological Foundation
Brigham Young University

Las primeras ciudades formales con arquitectura monumental en Mesoamé-


rica fueron construidas por los olmecas alrededor del 850-750 a.C. En el oriente
de Mesoamérica, una región que incluye la zona nuclear olmeca y áreas adya-
centes de Chiapas y Oaxaca, las primeras ciudades compartían la misma confi-
guración básica, alineación cardinal, simetría bilateral, proporciones armónicas
y áureas, medidas fijas, los mismos intervalos largos y tamarios idénticos. Tales
ciudades, sin duda, se edificaron segŭn las mismas técnicas y conocimientos ma-
temáticos y geométricos, lo que también indica conexiones históricas entre los
fundadores de estos centros. Sin embargo, antes de que sea posible demostrar la
existencia de relaciones históricas entre ellos será necesario delimitar las dife-
rencias y similitudes de tales ciudades, una tarea que empiezo aquí con una
consideración de la capital olmeca de La Venta, Tabasco, México, el centro pi-
ramidal más temprano de Mesoamérica que conocemos hasta la fecha, y con
otros centros contemporáneos en Chiapas, Guatemala, y los Altos de Oaxaca.
Considero estas capitales como obras p ŭblicas con requisitos arquitectárŭcos téc-
nicos y laborales, así como representaciones simbólicas y espacios cósmicos o
sagrados. Las ciudades más grandes de la zona oriental de Mesoamérica, que
probablemente abarcaba distintas culturas y lenguas o étnias, fueron construidas
segŭn una geometría com ŭn y con poca desviación, como si todas tuvieran que
tener el mismo tamario, configuración, y proporción para calificarse como legí-
timas ciudades.
Por sus evidentes regularidades de alinearnientos, espacios y tamaños de sus
plataformas y edificios está claro que las pr ŭneras ciudades mesoamericanas
fueron planeadas por ingenieros. Si así fuera, ,cuál fue el plan original? j,Qué se
puede reconstruir por medio de un análisis de las obvias regularidades que pre-
sentan? Aquí trato de averiguar algunas de las reglas antiguas y principios mate-
máticos utilizados en la construcción de las ciudades del Forrnativo Medio y, aun-
183
184 JOHN E. CLARK

que aŭn queda bastante para completar mi análisis, por el momento planteo siete
puntos de interés.
Primero, las prŭneras ciudades se construyeron segŭn un mismo plan. Se-
gundo, todas ellas teMan las mismas especificaciones matemáticas y geométricas.
Tercero, las ciudades incorporaron las mismas proporciones. Cuarto, estas pro-
porciones son las mismas que aparecen grabadas en obras de arte olmeca en las
que se representa la forma humana. Quinto, los olmecas y sus vecinos utilizaron
el mismo sistema de medidas el cual bautizo aquí como el «estándar mesoameri-
cano». Sexto, si traducimos las medidas métricas de las ciudades a medidas me-
soamericanas o estándar mesoamericano, llegamos a n ŭmeros indígenas origina-
les. Séptimo, al calcular estas medidas originales de las ciudades es patente que
los tamaños y los espacios, las ofrendas, y los monumentos, y hasta los artefactos
pequeños tienen, medidas calendáricas, es decir, magnitudes longitudinales que co-
rresponden a nŭmeros calendáricos tales como 13, 20, 52, y 260.

PLANO BASICO DE LA CIUDAD TEMPRANA

Todas mis observaciones acerca de la configuración de las ciudades tempranas


de Mesoamérica comienzan con una apreciación de su plano básico ideal. La fi-
gura 1 ubica las ciudades aquí consideradas: La Venta, Tabasco, Chiapa de Cor-
zo, Chiapas, y Monte Albán, Oaxaca, todas en México. Aunque a primera vista se
aprecian algunas características en comŭn, destacan más las aparentes diferencias
entre estos tres sitios. Cada sitio siguió su propia trayectoria histórica después de
su fundación, y sus similitudes originales se oscurecieron a través del tiempo por
las diferentes modificaciones arquitectónicas que se llevaron a cabo en cada uno
de ellos. La Venta, por ejemplo, se fundó alrededor del 850 a.C. y se abandonó
hacia el 400 a.C. (González Lauck 1988, 1996), una historia relativamente breve
(Fig. 2a). Por otro lado, las ciudades de Chiapa de Corzo y Monte Albán estu-
vieron ocupadas durante más de mil años, con adiciones y cambios en sus confi-
guraciones efectuadas a lo largo de los siglos. Monte Albán (Fig. 3a) se fundó
más o menos en el 500 a.C. y fue capital del valle de Oaxaca hasta el Clásico Tar-
dío, unos 1500 años después (Marcus y Flannery 1996; Winter 1989). Por su par-
te, Chiapa de Corzo (Fig. 4a) se construyó en el siglo vm antes de Cristo sobre
una pequeña aldea fundada unos 400 años antes, y este sitio se ocupó durante toda
la etapa prehispánica hasta hoy en día (Clark et al. 2000; Lowe 1977). Por con-
siguiente, con tanta ocupación y modificaciones históricas a la configuración
original, tuve que reconstruir el patrón inicial de la ciudad basándome en infor-
mación de cada gran montículo y su historia de construcción y uso. El plan ori-
ginal verificado por excavaciones se presenta en la figura 4b.
La breve ocupación de La Venta posibilita que el mapa arqueológico represente
adecuadamente una aproximación de la ciudad original. Por lo demás, he recons-
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Ciudades y Centros
Ceremoniales Tempranos PACIFIC OCEAN
(850-400 a.C.)
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1.—Mapa de Mesoamérica y las ciudades del Formativo Medio (modificado de Pye y Clark 2000: fig. 1).

truido el patrón prístino a partir de la información arqueológica que proporcionan


las historias individuales de sus edificios y construcciones. Para Chiapa de Corzo
existe buena información, pero ésta es escasa para Monte Albán. Basándome en la
información procedente de ciudades de Chiapas, como Chiapa de Corzo, creo
que la parte sur de La Venta fecha el final del sitio y que no es parte del plan ori-
ginal; en mi opinión, el patrón original incluyó las plataformas y plazas que se
aprecian en la figura 2b. Aŭn así, La Venta mantenía una sección al norte —hoy
conocida como el Complejo A— que data para el inicio del sitio (Drucker et al.
1959), y ningŭn otro sitio en Mesoamérica parece haber tenido algo igual. El pa-
trón básico que comparten todas las ciudades grandes en Mesoamérica oriental del
Formativo Medio, consiste en cuatro secciones dispuestas de norte a sur a lo largo
de 160 m, y dos secciones orientadas este-oeste. El Complejo A de La Venta, la
zona de todas las ofrendas, es una adición al patrón básico. En realidad, el Com-
plejo A es un modelo del sitio mismo construido a escala de 1:4 (ver Fig. 5).

186 JOHN E. CLARK

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2.—La Venta, Tabasco, México: a) Mapa topografico (modificado de González Lauck 1988: fig. 1);
b) Plano de los primeros edificios monumentales.

Los datos de Chiapa de Corzo son más seguros que los de La Venta y han sido
confirmados por excavaciones de plataformas individuales y análisis de todos sus
artefactos. El plano del sitio (Fig. 4b) revela la ciudad original que se construyó en
torno al 800-650 a.C. (Clark y Hansen 2001). Nuestro conocimiento de Monte Al-
bán es menor, pero sólo es necesario afirmar que tiene m ŭltiples modificaciones
del plan original y data de épocas posteriores al Formativo Medio. Pero a ŭn así,
son bastante claras las correspondencias entre las configuraciones tempranas de
La Venta, Chiapa de Corzo y Monte Albán (Fig. 6).
Chiapa de Corzo es sólo una de una serie de 10 ciudades en Chiapas que com-
parten el patrón de La Venta (Clark y Hansen 2001; Clark et al. 2000; Lowe
1977). Una de ellas, Tzutzuculí en la costa del Pacífico de Chiapas (McDonald
1983), fue construida a mitad de escala que las demás. Como ya he mencionado,
los centros de Chiapas carecen de un conjunto al norte de sus pirámides o plata-
formas principales, lo cual resulta una diferencia destacada en relación a La
Venta. El Complejo A de La Venta, a juzgar por la cantidad y esplendor de sus
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FIG. 3.—Monte Albán, Oaxaca, México: Mapa topográfico (tomado de Winter 1994: fig. 1).

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FIG. 4.—Chiapa de Corzo, Chiapas, México: a) Mapa topográfico (tomado de Lowe y Agrinier 1960:
fig. 67); b) Plano de los primeros edificios monumentales del Formativo Medio.

ofrendas, fue el sector más sagrado del sitio (Fig. 7). Chiapa de Corzo y Monte
Albán tienen conjuntos similares y del mismo tamario, pero éstos se emplazan en
el centro de sus plazas principales y no en el sector norte como en La Venta
(Fig. 8). Chiapa de Corzo, igual que Monte Albán, se edificó sobre una meseta'
con declives al norte pero con espacio abierto al sur; por consiguiente, la decisión
de construir el conjunto especial en el centro y no al norte de la ciudad no parece
haber obedecido a la topografía existente en ambos lugares. En todos estos sitios
el conjunto especial ocupa la cuarta parte de la ciudad misma, es decir, 160 m de
largo, mientras que la ciudad alcanza 640 m de longitud. Por lo tanto, los consi-
dero como modelos o microcosmos del sitio mismo. Hasta donde he podido ve-
rificar, Monte Albán, Chiapa de Corzo, La Venta, y posiblemente Kaminaljuy ŭ en
los Altos de Guatemala, son los ŭnicos sitios que tienen un conjunto especial es-
cala 1:4, y esta distinción arquitectónica y funcional pudiera haberlas serialado
como capitales principales en sus respectivas regiones, con otros sitios como
Tzutzuculí jugando un papel de centros secundarios.
Ahora bien, propongo que el plan urbano o ceremonial adoptado por casi toda
Mesoamérica consistió en un centro alineado a las direcciones cardinales con el
eje principal norte-sur (Fig. 9), y los ejes menores perpendiculares este-oeste. El

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 189

FIG. 5.—Comparación por superirnposición del Complejo A de L,a Venta con el plano de La Venta nŭsma.

sector norte de la ciudad terŭa una extensa plataforrna con una pequeria pirámide
encŭna, quizás flanqueada en los cuatro rumbos por montículos menores en sus
esquinas. Al sur de la plataforma, el sitio se abr ŭi en una plaza rectangular con
unas dimensiones de 320 m de largo por 160 m de ancho, en medio de la cual se
Fic. 6.—Comparación de los planos de La Venta Temprano, Chiapa de Corzo Temprano, y Monte Albán.
CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 191

7.—Complejo A de La Venta.
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LA VENTA CHIAPA DE CORZO MONTE ALBAN UAXACTUN


COMPLEX A MOUND 17 BUILDINGS G, H. I. J GROUP E

FIG. 8.—Comparación del Complejo A de La .Venta, y los complejos centrales de Chiapa de Corzo, Monte Albán, y Uaxactŭn.

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 1 93

PLATAFORMA Y
PIRAMIDE NORTE

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ASTRONOMICO

Ftc. 9.—Plano general de la ciudad ideal del Formativo Medio.



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instala un montículo o conjunto de edificios. Al extremo sur del sitio, y al sur de


la plaza, se dispuso un conjunto de plataformas y/o edificios especiales y com-
plementarios que han sido denominados en la literatura maya como un Grupo E,
o conjunto astronómico (Clark y Hansen 2001; Fialko 1988; Ricketson 1937).
Este conjunto consiste de dos montículos, una plataforma baja y larga (con su eje
principal norte-sur) en el extremo oriente y una pirámide al occidente en el eje
corto de la plataforma larga. Todos los Grupos E de las Tierras Bajas mayas man-
tuvieron este mismo patrón durante siglos para sus conjuntos astronómicos. La
zona cívica fue completada por medio de plataformas colocadas a cada lado de la
plaza. En La Venta, la Acrópolis Stirling se ubica al oriente de la plaza, con otras
plataformas situadas al occidente (Fig. 2). Ning ŭn otro sitio en Mesoamérica
tiene una acrópolis tan extensa, pero los sitios contemporáneos en Chiapas tienen
acrópolis en el sector oriental, igual que en La Venta. Estas usualmente miden
80 m2.

ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DE LAS CIUDADES

Las ciudades del Formativo Medio conformaron un plano lineal, siendo dos
veces más largo que ancho, y orientados más o menos de norte a sur. Tenían un
eje principal y otros paralelos y ejes menores perpendiculares al eje principal. De
hecho, las ciudades tempranas están bien ubicadas a las direcciones cardinales en
cuadros de 80 metros, como es evidente en el tamario de los edificios y los espa-
cios entre ellos (Fig. 10). Los sitios medían cuatro módulos de 80 metros de largo
por cuatro módulos de ancho, o 640 metros por 320 metros, con una área máxima
de 20,4 hectáreas. Chiapa de Corzo compartía la misma configuración y tamario
de La Venta. Y una comparación entre La Venta (Fig. 11), Chiapa de Corzo, y
Monte Albán resulta bastante sorprendente porque demuestra que Monte Albán
también fue construida segŭn el patrón básico de La Venta (Fig. 6). Aŭn com-
pensando por modificaciones y amplificaciones de edificios durante su larga his-
toria, se puede apreciar que la plaza central de Monte Albán es casi igual en ta•-
mario y orientación que las plazas de los otros sitios, y que todos ellos tienen
edificios en las mismas posiciones. Tales similitudes sugieren conexiones histó-
ricas entre ellos. De igual manera, el sitio más grande de los Altos de Guatemala,
Kaminaljuyŭ, parece haber empezado con un centro planeado como los de La
Venta y Chiapa de Corzo, creció a través de dos milenios y llegó a cubrir una vas-
ta zona alrededor del antiguo lago Miraflores (Shook y Hatch 1999). Compartía
un patrón similar al de otras ciudades tempranas en esta región oriental de Me-
soamérica, tales como Chalchuapa (E1 Salvador), La Blanca en la costa del Pací-
fico de Guatema1a, e Izapa, La Libertad, Acapulco, Ocozocoautla, Mirador, Tzut-
zuculí, Vistahermosa, San Isidro, San Mateo, Vergel, y Chiapa de Corzo en
Chiapas, México (Fig. 1). Todos estos sitios tienen la misma orientación general,

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 195

pero no específica, el mismo tarnano, y la misma configuración evidente que La


Venta. Datos arqueológicos revelan que La Venta fué fundada antes que las de-
más y que ejercía una influencia dominante durante los principios de Formativo
Medio, entre 800-600 a.C. (Clark et al. 2000; Clark y Pye 2000). Parece claro, en-
tonces, que debemos explicar las similitudes entre la planificación de las ciudades
tempranas como una influencia olmeca procedente de La Venta.

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10.—Sistema de cuadros o módulos en la planificación de ciudades tempranas.

196 JOHIN E. CLARK

PROPORCIONES DE LOS CENTROS

El plano urbano ideal que se manifestó en forma concreta en La Venta, Chia-


pa de Corzo, y otras ciudades tempranas tenía proporciones simples y geométri-
cas. Todas las ciudades tempranas son dos veces más largas que anchas, por lo
menos en sus fases iniciales. En términos de los módulos de 160 metros, las
ciudades fueron rectangulares de doble cuadro. Cada módulo grande se dividió en
cuatro más de 80 metros cuadrados. Los espacios y tamarios de edificios indican
que el módulo de 80 metros fue el más importante (Fig. 11).

PROPORCIONES ORGÁNICAS

Las proporciones inscritas en el plano urbano básico ideal son las mismas que
aparecen grabadas en el arte antropomórfico olmeca. Representaban el cuerpo hu-
mano en cuartos, siendo el primero la cabeza, y el resto del cuerpo los otros tres
(Fig. 12). Es evidente en escultura de personas de pie como la Estela 1 de La Ven-
ta, y muchas figurillas de jade o piedra verde (Fig. 13). Las correspondencias pro-
porcionales entre el plano ideal de la ciudad y esculturas son precisas y tienen que
haber sido intencionales. Creo que los centros y ciudades tempranas fueron re-
presentaciones de la forma humana. La investigación de estas correspondencias
aŭn está empezando, pero propongo aquí que las dos son manifestaciones de la
misma lógica cultural que unificó arquitectura, planificación urbana, escultura,
obras lapidarias y ofrendas, incluyendo los famosos mosaicos de La Venta. Por
ejemplo, las proporciones de la Ofrenda 10 de La Venta que contiene hachas
puestas en forma cruciforme son precisas (Fig. 14): la cruz mide 125 por 110 cen-
tímetros (Drucker et al. 1959: 185, fig. 51). Al sobreponer la Ofrenda 10 sobre el
plano de La Venta en su etapa temprana, con un ajuste de escala, la ofrenda pa-
rece ser un modelo de ciudad (Fig. 15), con la cruz o árbol correspondiendo
exactamente a las dimensiones del sitio. Resulta muy interesante que las diferen-
cias en escala son 1:400; en otras palabras, la Ofrenda 10 conserva la misma ló-
gica geométrica y proporcional del plano de La Venta en una cuatrocentésima
parte. En fm, esta correspondencia parece ser un cálculo matemático en un siste-
ma vigesimal. En razón de esta correspondencia de escalas y otras propongo
que algunas ofrendas y artefactos son modelos de o para el plano urbano o de la
forma humana.

SISTEMA DE MEDIDAS

He mencionado un sistema de medición y módulos e intervalos de 80 y 160


metros. Dada la incertidumbre que existe en relación con determinados datos pri-

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 197

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FIG. 11.—Plano de La Venta Temprano con una retícula de 80 m. insertada.

198 JOHN E. CLARK

FIG. 12.—Correspondencias entre el plano ideal de la ciudad temprana y las proporciones humanas en el
arte olmeca. La figurilla olmeca de jadeita es de la colección Bliss de Dumbarton Oaks y mide 23.8 cm de
altura (dibujo modificado de Benson y de la Fuente 1996: fig. 44).
CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 199

I3. —Comparación del plano de La Venta y la figurilla 4 de la tumba del Montículo A-2 de La Venta
(dibujo modificado de Benson y de la Fuente 1996: fig. 45; ver también Drucker 1952: Plate 47: 4).

200 JOHN E. CLARK

Yv'

30 cm

14.—Ofrenda 10 de hachas de jade y serpentina de La Venta, Tabasco (seg ŭn Drucker et al. 1959: fig. 51).

marios, como mapas de plataformas de tierra erosionada o de edificios con reno-


vaciones, siempre serán dudosas algunas medidas y la validez del sistema de
medidas. En Monte Albán, por ejemplo, donde las esquinas de los edificios son
precisas debido a su arquitectura de piedra trabajada, tenemos el problema de las
remodelaciones posteriores y los cambios en el patrón original. Hará falta mucho
tiempo para averiguar medidas exactas y originales de tales rasgos arquitectóni-
cos; debemos intentar minimizar tales dificultades midiendo varias clases de ob-
jetos y construcciones. Es preferible trabajar con objetos o construcciones con me-
didas claras que fueron fabricados antiguamente con mucha precisión. Y así, las
ofrendas del Complejo A de La Venta con su cerco de columnas naturales de ba-

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 201

FIG. 15.—Comparación de la Ofrenda 10 y el plano de La Venta Temprano.

salto y una gran cantidad de ofrendas masivas proporcionan una buena oportuni-
dad para averiguar el sistema métrico olmeca (Fig. 16). Durante los dos ŭltimos
arios, he analizado estos datos varias veces y he llegado a la conclusión de que
existió una medida básica entre 152 a 156 centímetros de largo. Dando más peso
a los datos que considero más confiables, creo que la medida básica fue 154
centímetros de largo, o una brazada.
La brazada todavía es la medida fundamental de los indígenas de Mesoamé-
rica y es la distancia que existe entre los brazos extendidos. En la lengua zoque,

202 JOHN E. CLARK

supuestamente relacionada con la lengua de los olmecas arqueológicos (Campbell


y Kaufman 1976), la palabra para brazada es saj, «ala» (Reyes 1988: 214), y en
maya de las Tierras Bajas la misma medida es zaap (ibid.), quizás un préstamo
zoque. La brazada es una medida natural tomada del cuerpo humano y el hombre,
como asertó un filósofo griego, es la medida de todas las cosas. Para mis propó-

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O 50m

F1G. 16.—Complejo A de La Venta y cuadros de 20 por 20 metros.


CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 203

sitos aquí calculo la brazada en el estándar mesoamericano como 154 centímetros.


La mitad de la brazada fue una vara de 77 centímetros, la mitad de la vara fue un
codo de 38,5 centímetros, etc. hasta llegar a una medida de 12 milímetros pro-
puesta por el arquitecto guatemalteco Antonio Prado Cobos (2000) como una me-
dida mínima maya. Propongo que todas las ciudades tempranas fueron construidas
con exactitud y que tal construcción tuviera que haber incluido medidas precisas
a un nivel que nos sorprende hoy en día. Como es evidente en la planificación de
La Venta, Chiapa de Corzo, Monte Albán, y otras ciudades tempranas parece que
los ingenieros antiguos utilizaron las mismas cuerdas de medición e intervalos
idénticos para fundar estos sitios.

MEDIDAS Y N ŬMEROS

Hasta aquí he propuesto que las principales ciudades tempranas de Mesoa-


mérica oriental fueron edificadas seg ŭn el mismo plan, el mismo sistema de me-
didas, y en las mismas proporciones, las cuales están basadas en el cuerpo del
hombre y con la ciudad concebida como una metáfora del cuerpo humano. Ade-
más, creo que el sistema de medición tiene una lógica que se duplicaba en un ran-
go de materiales y representaciones, con diferencias en escalas hechas a propósi-
to, por ejemplo, escalas de una mitad, un cuarto, y hasta uno a cuatrocientos.
Otros centros como Tzutzuculí en la costa de Chiapas se construyeron seg ŭn el
mismo patrón pero a media escala.
El módulo básico de todos estos sitios, incluyendo los más tempranos en las
Tierras Bajas mayas, tuvo una longitud de 80 metros (ver Figs. 8 y 11). Si tengo
razón en mi determinación de la brazada indígena, el módulo de 80 metros re-
presentaba 52 brazadas indígenas, un n ŭmero de mucha importancia y significa-
do en Mesoamérica porque representa el ciclo largo de 52 arios. Con una brazada
de 1,54 metros, al convert ŭ- las medidas métricas de La Venta en su sistema ori-
ginal resulta patente que la numerología fue importante en la planificación del si-
tio. El tarnario de los edificios, y las distancias entre ellos, son de incrementos sig-
nificativos segŭn los nŭ meros rituales mesoamericanos. Las supuestas máscaras
del Grupo A (Fig. 17), por ejemplo, se planearon como rectárigulos de 3 por 4
brazadas. Y el recinto del Complejo A2, o la sección con su cerco de basalto mide
20 brazadas de ancho (Fig. 16).

NŬMEROS Y TIEMPO

Las distancias y sus magnitudes inscritas en el plano ideal de la ciudad me-


soamericana representaban cantidades calendáricas y rituales. Los tamaños y
proporciones de las ciudades tempranas fueron medidas y construidas con mucho


204 JOHN E. CLARK

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17.—Máscara masiva 3 de serpentina de La Venta (segŭn Drucker et al. 1959: fig. 29), con cuadros de
1,54 metros.

CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 205

precisión, cuando se transforma estas medidas al estándar mesoamericano, se


deriva nŭmeros calendáricos. Los sitios medían 8 por 4 módulos de 80 por 80 me-
tros, y cada módulo representó una cuenta de 52, o cuatro medidas de 13 braza-
das. Con una unidad de 52, la matemática fácilmente le da medidas calendáricas
de 260 y 364 que representan la cuenta sagrada del calendario mesoamericano y
también una aproximación del año solar. En la figura 18 se ilustra la relación de
los módulos básicos de planificación y las dos cuentas calendáricas mencionadas

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F1G. I8.—La Venta y sus medidas calculadas en el estandar mesoamericano.

206 JOHN E. CLARK

en La Venta. Empezando en el eje sur de La Venta, que atraviesa por la mitad el


complejo astronómico, una cuenta de 260 brazadas llega al pie de la plataforma
norte, y una cuenta de 364 llega al extremo norte de la misma plataforma. Si con-
sideramos el Grupo A y hacemos un ajuste para la escala 1:4, vemos las mismas
relaciones entre la cuenta de días rituales y el año solar (Fig. 19). La medida bá-
sica en este caso es el codo de 38,5 centímetros y no la brazada de 1,54 metros. Es

364 ••n•n

260

o 50m

19.—Complejo A de La Venta y los cuadros de su planificación.


CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 207

preciso serialar en este caso que el templo y plaza tempranos del Grupo E de Ua-
xactŭn, uno de los centros más tempranos de las Tierras Bajas mayas, fueron
construidos a la misma escala que el Grupo A de La Venta (Fig. 8), y en el mismo
sistema olmeca y con la misma orientación general. El templo de E-VII-sub
mide 52 unidades a cada lado, y la plaza es el mismo tamario que el Grupo A de
La Venta (Fig. 20).

RESUMEN

Con esta observación termino mi presentación de datos preliminares y pro-


puestas. Es obvio que un análisis detallado de planos urbanos de las primeras ciu-
dades puede ser revelador en cuanto a relaciones históricas entre grupos, y entre
otras cosas, la relación entre olmecas y mayas. Queda mucho que hacer para con-
firmar las relaciones propuestas aquí. Por el momento, puedo aseverar varios
puntos. Primero, el Formativo Medio en Mesoamérica fue un periodo de funda-
ción de ciudades y centros urbanos. Por «urbano» quiero decir que las ciudades
fueron planeadas desde sus principios en todas sus partes, con un centro ceremo-
nial con su conjunto de edificios y espacios delimitados, y los espacios residen-
ciales también designados. En fin, me refiero a la planificación y a la construcción
y no necesariamente a un límite mínimo de población o concentración de gente.
Necesitamos averiguar los detalles técnicos de sus planos originales y su edifica-
ción.
Segundo, las similitudes entre las primeras ciudades mesoamericanas son
convincentes y precisas, y estos rasgos comunes indican la existencia de contac-
tos entre ellas: comparten el mismo plano, tamarios, proporciones, medidas, y n ŭ-
meros sagrados. En mi opinión está claro que los olmecas de La Venta, y quizás
sus antepasados, influenciaron muchas otras sociedades de su época, especial-
mente con su concepto de la ciudad ideal o centro sagrado.
Tercero, los planos de las ciudades, arte, y ofrendas siguen una lógica con-
sistente que sugiere que las proporciones de los espacios urbanos se concibieron
metafóricamente como humanos o como axis mundi.
Para finalizar, no podemos obviar la implicación de que todos estos espacios
urbanos rígidamente construidos tuvieron una naturaleza simbólica y estaban
cargados de significado para los habitantes y los visitantes. Visto como metáfora,
existían razones contundentes para ubicar la gran plataforma y pirárnide en el nor-
te [la cabeza], un conjunto astronómico en el sur [los pies], el conjunto real en el
oriente, y diversos edificios en el centro de la plaza [corazón u ombligo]. Creo que
avanzaremos aŭ n más con analogías antropomórficas y consideraciones del sig-
nificado de varios sectores de las ciudades tempranas. Por ejemplo, podemos
distinguir la cabeza de los pies, el ombligo de los brazos, derecho de izquierda, y
algunas cosas más. Un análisis estructural de los planos de los centros tempranos,
208 JOIEN E. CLARK

50m

F1G. 20.—Vista de la estructura preclásica E-VII-sub de Uaxactŭ n, Guatemala, (modificado de Rosal et al.
1993: fig. 34).
CIUDADES TEMPRANAS OLMECAS 209

y su simbolismo natural o humano, también con su numerología, puede proveer-


nos una base para finalmente entender estas ciudades como espacios culturales
que en sus días reales fueron habitados por gentes que se preocuparon por cosas
espirituales al mismo grado, o a ŭn más, que la vida cotidiana.

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