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Álvaro Obregón

(Siquisava, Sonora, 1880 - San Ángel, México, 1928) Revolucionario


mexicano que alcanzó la presidencia de la República (1920-1924). Al
general Álvaro Obregón corresponde gran parte del mérito de haber
acabado con la violencia revolucionaria que conmovió la vida de México
durante diez dramáticos años. Después de destacar como uno de los más
hábiles estrategas en el campo de batalla, cuando ocupó la presidencia del
país se mostró como un político inteligente y enérgico, iniciando la
institucionalización de las conquistas sociales postuladas por la Revolución
y logrando importantes avances en política exterior.

Álvaro Obregón

Hijo de Francisco Obregón, un modesto agricultor, y de Cenobia Salido,


desde muy pequeño se familiarizó con las faenas del campo, tareas que
alternó con sus estudios primarios. Acabados éstos y ya adolescente,
trabajó en una hacienda de Huatabampo durante unos años. Al cumplir los
dieciocho de edad entró a trabajar en un ingenio de Novolato, en el Estado
de Sinaloa, donde permaneció muy poco tiempo, antes de volver a las
labores agrícolas.

El joven Álvaro se mostró siempre como un muchacho trabajador e


inteligente, dotado de una gran personalidad. En 1903, a los veintitrés
años, casó con Refugio Urrea, y dos años más tarde adquirió un pequeño
rancho a orillas del río Mayo. Los años siguientes fueron esforzados y
también dolorosos a causa del fallecimiento de su esposa, que le había
dado dos hijos, Humberto y Refugio. Si bien era un hombre hecho para el
sacrificio, no lo era sin embargo para la soledad, y el 2 de marzo de 1916
contraería nuevo matrimonio con María Tapia, una hermosa mujer que le
daría siete hijos más.

El estallido en 1910 de la Revolución mexicana llevaría a la presidencia


a Francisco I. Madero (1911-1913), a cuyo proyecto reformista y
progresista se adhirió Álvaro Obregón. Fue elegido presidente municipal de
Huatabampo y, en 1912, bajo el mando del general Agustín Sanginés,
luchó contra el general Pascual Orozco en Chihuahua, con el grado de
teniente coronel. El agricultor había decidido canjear el arado por las
armas. Desde sus primeras acciones militares, Álvaro Obregón demostró
gran talento como estratega, lo que le dio considerable prestigio dentro del
ejército.
El general de Carranza
Cuando en febrero de 1913 Victoriano Huerta depuso a Madero e instauró
una dictadura contrarrevolucionaria (1913-1914), Álvaro Obregón tomó
partido por José María Maytorena y, reconociendo como jefe de la
Revolución a Venustiano Carranza, combatió en el bando constitucionalista.
En una serie de eficaces golpes y planificadas batallas derrotó a los
federales del norte del país, asegurando con ello un amplio territorio
fronterizo con Estados Unidos.

Nombrado jefe del Cuerpo de Ejército del Noroeste, el ya general Obregón


invadió Sinaloa y tomó Culiacán en noviembre de 1913. Después de un
intensivo entrenamiento de sus tropas y de que se repararan las líneas
ferroviarias, que le aseguraban el transporte para la nueva campaña,
Obregón marchó hacia el sur, sitió Mazatlán y continuó su avance hacia
Jalisco. Con una serie de sorprendentes movimientos tácticos infligió a las
tropas huertistas dos espectaculares derrotas en Orendáin y El Castillo y,
poco después, tomó Guadalajara.
Álvaro Obregón

Tras firmar con Eduardo Iturbide, el 10 de agosto de 1914, los acuerdos de


Teoloyucan, que establecían la entrada del Ejército Constitucionalista en la
capital y las condiciones de rendición y disolución del derrotado ejército de
Victoriano Huerta, Obregón entró en Ciudad de México. Venustiano
Carranza ocupó la presidencia, pero los revolucionarios agraristas Pancho
Villa y Emiliano Zapata rechazaron su autoridad.

El general Obregón intentó dialogar con Villa para resolver la conflictiva


situación, pero el caudillo del norte logró apresarlo y estuvo, incluso, a
punto de fusilarlo. Una vez concluida la convención de Aguascalientes, en
octubre de 1914, Carranza se retiró a Veracruz, donde instaló su gobierno,
y Álvaro Obregón le siguió en calidad de jefe del Ejército de Operaciones,
permitiendo la entrada de Pancho Villa y Emiliano Zapata en la capital.

Después de derrotar a las tropas de Emiliano Zapata, Obregón entró


nuevamente en Ciudad de México y, en un gesto que ejemplificaba su
decisión de acabar con las insurrecciones, se dejó crecer la barba y anunció
que no se la quitaría hasta no derrotar definitivamente a Pancho Villa.
Obregón cumplió con su promesa tras vencer a los villistas en cuatro
importantes batallas que tuvieron lugar en 1915. Los dos enfrentamientos
de Celaya, ocurridos en abril, la batalla de Silao y León, en la que perdió un
brazo, entre el 1 y el 5 de junio, y la librada en las proximidades de
Aguascalientes, entre el 6 y el 10 de julio, fueron todas modelos de
planificación táctica y estratégica.
Del ejército a la política

Pero más que su triunfo militar sobre las huestes del Centauro del Norte, lo
que realmente consolidó la posición de Obregón y proyectó su figura como
caudillo nacional fue la victoria política que obtuvo al decretar una ley de
salarios mínimos en varios estados norteños. Tras sus fulgurantes éxitos
militares y la pacificación del norte del país, donde logró reducir el poderío
de Pancho Villa a meras acciones guerrilleras, el general Obregón ocupó,
entre marzo de 1916 y mayo de 1917, la Secretaría de Guerra y Marina.

Durante ese año debió enfrentar una crisis con Estados Unidos, provocada
por las incursiones de Villa en el territorio de ese país, sobre todo a raíz del
asalto a la localidad norteamericana de Columbus. También en ese período
fundó la Academia de Estado Mayor y la Escuela Médico Militar.

Con la sanción de la Constitución de 1917, Álvaro Obregón consideró que la


etapa militar de la Revolución había acabado y que la República ya contaba
con un instrumento fundamental para su reorganización. Se retiró entonces
a su hacienda de Navojoa. Durante algo más de un año este hombre
corpulento, de rostro redondo, frente despejada, bigote rotundo y mirada
penetrante, dedicó su tiempo a las tareas agrícolas y a instrumentar los
medios para obtener mejores beneficios de los productos del campo. Con
tal fin creó en Navojoa la Agencia Comercial y la Liga Garbancera.

Pero Obregón seguía atento a lo que sucedía en el país y, al ver que las
conquistas revolucionarias no sólo no se profundizaban sino que corrían
peligro de ser destruidas por los conservadores, decidió presentar su
candidatura a la presidencia de la República en las elecciones de 1920.

Aunque toda la clase dirigente conocía sus razones, el 1 de junio de 1919


las explicó al pueblo en un memorable manifiesto: "Muchos de los hombres
de más alto relieve dentro del orden militar y del orden civil han
desvirtuado completamente las tendencias del movimiento revolucionario,
dedicando todas sus actividades a improvisar fortunas, alquilando plumas
que los absuelvan falsamente en nombre de la opinión pública". Y entre
esos hombres estaba aquel al que Obregón había defendido y ayudado a
llegar a la presidencia, Venustiano Carranza, y contra quien se rebeló por el
Plan de Agua Prieta, el 23 de abril de 1920.

La presidencia de Obregón (1920-1924)


Un mes después del pronunciamiento de Agua Prieta, las tropas
carrancistas fueron derrotadas y su caudillo asesinado en Tlaxcalantongo.
En septiembre se celebraron las elecciones y el general Álvaro Obregón
obtuvo una rotunda victoria, que le permitió asumir la presidencia para el
período de 1920-1924.

La década de los años veinte estuvo marcada por la poderosa energía de


Álvaro Obregón y de Plutarco Elías Calles, que se alternaron en el poder
con la férrea voluntad de reconstruir el país. En el momento de la asunción
de Obregón, México estaba agotado por diez años de revolución. Más de un
millón de personas habían muerto, la producción agrícola era escasa en
proporción a la potencialidad del país, los caminos, las vías férreas y las
comunicaciones habían sido destrozadas, la deuda exterior era cuantiosa, la
situación de campesinos y obreros seguía siendo lastimosa y el caos
alcanzaba todos los estamentos administrativos.

Sin embargo, las producciones minera y petrolífera eran considerables y


México podía afrontar con éxito su reconstrucción. "En estos momentos,
nada es más importante que la paz social y la estabilidad política" dijo el
general Obregón, coincidiendo con su gran aliado, Plutarco Elías Calles. De
este modo, el presidente Álvaro Obregón se abocó, con el apoyo del
ejército y en un clima de libertad de opinión, a una política radical que
contribuyó a levantar el país sobre bases sólidas.

Álvaro Obregón
Una vez en la presidencia, Obregón intentó dar un impulso a la reforma
agraria expropiando latifundios y tierras mal cultivadas que repartió entre
los campesinos; apoyó y subvencionó las organizaciones obreras como la
CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana) y la CGT (Confederación
General de Trabajadores); fundó el Banco único; restableció la Secretaría
de Educación y construyó centenares de escuelas para consolidar la
enseñanza pública; reparó y construyó miles de kilómetros de líneas férreas
y telegráficas; redujo los efectivos del ejército; renegoció la deuda exterior
y, no sin esfuerzos, consiguió el reconocimiento internacional, salvo el de
Gran Bretaña.

El gobierno de Obregón tuvo su punto conflictivo en la política anticlerical


que Plutarco Elías Calles llevó desde la Secretaría de Educación, que
provocó el trágico choque entre católicos y socialistas en Morelia (donde
murieron cincuenta personas) y la expulsión de los delegados pontificios. Al
finalizar su mandato, Obregón se retiró a Sonora hasta 1927, cuando, a
instancias de Plutarco Elías Calles, el Congreso modificó la Constitución
para permitir su reelección. A pesar de las protestas, los atentados y una
sublevación católica por esa decisión, Álvaro Obregón aceptó el reto
presentándose nuevamente a las elecciones del 1 de julio de 1928, en las
que ganó por amplia mayoría.

Sin embargo, Obregón no llegaría a gobernar. Mientras comía con sus


correligionarios en el restaurante La Bombilla, en villa de San Ángel, D.F.
de México, un fanático católico llamado José de León Toral lo asesinó. De
este modo violento acabó la vida del hombre que, después de diez años de
guerra civil, había procurado dar paz y estabilidad a su patria.

Cómo citar este artículo:


Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Álvaro Obregón. En Biografías y Vidas. La
enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/obregon_alvaro.htm el 15 de abril de 2020.

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