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Coloca un objeto entre los dientes para ejercitar la mandíbula

de lado a lado. Utiliza el mismo objeto que en el ejercicio


anterior y colócalo nuevamente entre los dientes superiores e
inferiores, pero esta vez en posición horizontal. Mueve los
dientes inferiores de lado a lado en lugar de hacerlo de arriba a
abajo. De esta manera, podrás aumentar la movilidad lateral de
la mandíbula.[11]
 Realiza este ejercicio según sea necesario para controlar
el dolor o cuando necesites una mayor movilidad en la
mandíbula.
Coloca un objeto entre los dientes para ejercitar la mandíbula
realizando un movimiento hacia adelante. Dicho objeto debe
tener un grosor de entre 0,5 y 1,3 cm (¼ y ½ pulgada), como un
depresor de lengua o un palillo chino, y deberás colocarlo entre
los dientes superiores e inferiores. Orienta el objeto de forma
tal que sobresalga por la parte delantera de tu boca en lugar de
por los lados. A continuación, mueve la mandíbula inferior hacia
adelante tratando de apuntar el objeto hacia arriba. Una vez que
puedas dominar el ejercicio, aumenta gradualmente el espesor
del objeto para tener un mayor rango de movimiento. [10]
 Procura elegir un objeto que puedas tener en la boca tal
como se indica previamente. Si utilizas objetos caseros
inadecuados y no tienes cuidado, podrías astillarte los dientes
accidentalmente durante el ejercicio.
 Realiza este ejercicio cada vez que sientas que necesitas
una mayor movilidad en la mandíbula, como antes de una
comida.
Realiza el ejercicio del “pez dorado”. Si bien los peces dorados
no estiran la mandíbula cuando mordisquean, estos ejercicios
pueden liberar la tensión en la ATM. Para hacerlos, coloca dos
dedos en la ATM (esta se encuentra en el punto donde sientes
mayor incomodidad en la bisagra de la mandíbula, cerca de la
oreja) y luego un dedo de la otra mano en el mentón. A
continuación, abre la boca mientras aplicas una presión ligera
contra la ATM. Realiza este ejercicio seis veces por sesión, y
seis sesiones a lo largo del día.[7]
 No ejerzas resistencia en el mentón cuando abras la boca,
pues este ejercicio tiene como finalidad relajar la mandíbula, no
fortalecerla.
Abre y cierra la mandíbula. Mantén la lengua pegada al paladar
mientras abres y cierras la mandíbula lentamente. Al relajarla,
liberarás la tensión, lo que también representa una parte necesaria de
cualquier rutina que implique el entrenamiento de fuerza. Posiciona la
lengua en el paladar, justo detrás de los dientes frontales. A
continuación, deja caer la mandíbula para hacer que los músculos se
relajen. No es necesario que mantengas esta posición de apertura;
simplemente realiza este ejercicio seis veces por sesión, y seis
sesiones a lo largo del día

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