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APRENDIZAJE
INTERPERSONAL
CONTENIDO
Introducción. 4
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
Círculos de Retroalimentación. 83
Manejo del Conflicto. 88
CAI Confluente. 90
CAPITULO IV
INTRODUCCIÓN
1
Juan Salvador Gaviota es un Personaje creado por el Bach escritor-fotografo, cuya
misión fue descubrir y desarrollar formas de vuelo insospechadas.
7 Tercera Edición: Rosario Chávez & Sergio Michel
CAPÍTULO I
EDUCACIÓN ¿PARA LA VIDA?
DE LA INTELIGENCIA A LA EMPATÍA
En cualquier escuela del país y del mundo, existen niñas y niños que
han aprendido paulatinamente, sin saber cómo, a vivir con resentimien-
to y a comportarse de manera huraña y agresiva. Martha X. por
ejemplo, una niña de sexto año de primaria, un día sin previo aviso se
encontró con la novedad de la ley del hielo de parte de sus hasta
entonces “íntimas amigas”. Martha no se explicaba esa repentina frial-
dad de quienes hasta hace una semana había considerado sus mejores
amigas. Por otro lado Laura, Tere y Rosy estaban cansadas de la actitud
de Martha. Según ellas, era una presumida y “sangrona”. A veces
cuando le pedían algo, Martha respondía con un leve gesto de
incomodidad “por tener que prestar sus cosas”. Después de múltiples
gestos sutiles, las tres amigas decidieron unilateralmente comunicarle a
la pequeña presumida su molestia, de la única forma conocida por ellas.
Las niñas habían aprendido de sus padres y de otros adultos cercanos,
una lección ancestral: la manera común y corriente de enfrentar el
conflicto indirectamente y a través de no hablarle. Las niñas
simplemente habían reproducido aquel viejo principio de “lo que no se
habla, se actúa”. El problema de este manejo –que finalmente es sólo
una versión infantil de la manera adulta de resolver muchos
El Maestro Facilitador 24
—Ya suficiente tengo con la mía como para, además tener que lidiar
con esta escuincla ajena que sólo ha traído problemas a esta casa
–expresó la señora abrumada enfrente de sus dos hijas–.
Nora, por su parte, como buena hermana mayor, cada vez que a su
mamá le daba una jaqueca, en el fondo aunque no lo aparentaba, se
sentía culpable, se sentía muy mal de ser la “causante de su sufri-
miento”. en esa ocasión al escuchar que su “alma gemela”, la amiga de
su hermanita, le había causado tal jaqueca a mamá, sintió alivio, por un
lado, de no ser ella en esta ocasión la culpable, y casi simultáneamente
sintió también enojo contra Chela, su contraparte terrorista: ¿cómo se
atrevía a mortificar así a mi madre? Al siguiente día en el recreo Nora
y Chelita, las dos niñas traviesas –depósito de sus respectivas madres–
chocaron accidentalmente mientras jugaban básquetbol. Nora que ya
venía como “agua para chocolate” cargada del enojo y de la jaqueca de
su mamá, desbordó a la menor provocación contra la otra niña
“tocatimbres”.
Una vez más, los maestros como el personaje del hombre champignon
de la obra “El Principito” están tan ocupados con cosas más
“importantes y serias” como cumplir un programa académico con alto
contenido irrelevante y memorístico, que no se dan cuenta de la
gravedad de la situación. En la escuela de Jokin se han construido dos
nuevas aulas y un laboratorio, pero jamás se han construido espacios de
confianza y seguridad psicológica para la expresión de sentimientos, ni
para la exploración de experiencias personales. El hostigamiento
constante hacia el joven se hace más y más intolerable hasta que un día
deja de asistir a la escuela. Sólo entonces “su tutora” registra
paradójicamente la existencia de Jokin a través de su ausencia: Llama a
los padres para pedirles que lo manden a la escuela porque el niño
31 Tercera Edición: Rosario Chávez & Sergio Michel
Maestra Elena:
CAPITULO II
LA PROPUESTA “CAI”
ANTESCEDENTES
héroes de todas las edades, de todas las escuelas, y de todos los colores,
se van quedando atrapados y encadenados en ese importante camino
“de llegar a ser lo más valioso que los seres humanos pueden llegar a
ser”, es decir: ellos mismos. En la búsqueda de la aprobación externa,
tan estimulada por los maestros sin vocación ni crecimiento personal,
los alumnos van dejando de escuchar la voz de su corazón y de su
vocación, hasta convertirse en adultos que al igual que sus maestros
prostituyen su vocación y su esencia a cambio de unas monedas, de
unos aplausos, de unas migajas de aceptación condicional.
Un maestro con vocación y conciencia celebra el milagro de la vida
con cada uno de sus estudiantes, busca encontrar detrás de la rebeldía o
de la sumisión, la presencia del pequeño héroe. Un maestro con
vocación y conciencia es capaz de adiestrarse en el reconocimiento del
“estilo cognoscitivo” de sus alumnos y en otros variados recursos
pedagógicos para facilitar el aprendizaje de su materia con la estrategia
y modalidad mas adecuada. Sin embargo más allá de conocer la
dominancia hemisférica y sus modalidades perceptivas como puertas de
entrada al conocimiento, para el verdadero Maestro Facilitador con
vocación y conciencia, su vida tiene sentido cada vez que es capaz de
ver en el brillo de los ojos de sus alumnos, destellos de una vocación
(que no necesariamente tiene que estar relacionada con la materia
impartida). Un maestro con vocación se convierte en un aliado de dicha
búsqueda, no en un enemigo, ni en un verdugo, menos aún en una
víctima. Un maestro con vocación de facilitador no pierde de vista que
su materia asignada, más que un fin, es antes que nada un instrumento
para el desarrollo de cada uno de sus estudiantes.
Haga saber al grupo el tópico para el día de hoy Ej. "Hoy vamos a
hablar de alguna experiencia que hayamos tenido donde....." (ver en
el tema siguiente “Elección de Tópicos”).
ELECCIÓN DE TÓPICOS
Platicar:
Este ejercicio se puede llevar a cabo cuando, por un lado, los grupos
son numerosos y, por el otro, lado hay disponibilidad de espacios
abiertos donde los estudiantes se puedan distribuir en parejas una vez
que el maestro o algún otro miembro del grupo ha hecho la propuesta
del tema. La secuencia sugerida en el caso del CAI de binas es la
siguiente: Primero el sujeto A habla, después el “B” valida a su
compañero, posteriormente “B” habla y finalmente “A” valida. La etapa
de compartir “que aprendí”, puede opcionalmente llevarse a cabo dentro
de la misma bina, o bien posteriormente en grupo grande con algunos
voluntarios.
Roberto era un joven de dieciséis años. Cuando tenía ocho años sus
padres se separaron, y desde entonces vivió solo con su mamá. La
separación de su padre fue vivida por Roberto como una experiencia
de abandono. Aunque ocasionalmente papá iba a visitarlo desde su
nueva ciudad de residencia, la relación era cada vez más fría y distante.
CAPITULO III
DE LA ESCUCHA A LA EXPRESIÓN
RETROALIMENTACIÓN
CÍRCULOS DE RETROALIMENTACIÓN
Figura 1.
Manejo de conflictos entre dos miembros de un grupo
CAI CONFLUENTE
maestros, el niño los retó a que fueran a su salón y les hicieran las
mismas preguntas a cualquiera de sus compañeros –incluido al más
“burro”– y todos sin excepción podrían responder a pesar de ser
material aprendido hacia más de cuatro meses.
El niño Enrique les explicó entonces que la maestra les dejó preparar
un CAI confluente para que cada cual presentara a los científicos que
habían estudiado el universo. Ese día Juan llevó a la escuela, uno de
esos tubos de cartón en donde enrollan las telas. El maestro de tercero
se lo iba a quitar porque creía que era para hacer travesuras. El joven
Juan se defendió aduciendo que era para presentar su clase, pero lo que
no aclaró fue que efectivamente también se trataba de una travesura,
solo que en este excepcional caso, totalmente “legal”. Cuando llegó la
hora de su presentación sacó de su mochila unos monitos humanos,
unas casitas, unos arbolitos, y un gis. Acto seguido, invitó a seis
voluntarios correspondientes para el CAI en cuestión y a cada uno le
dio un sombrerito con un gorrito de cartón con un nombre pintado
enfrente: Saturno, Marte, Venus, Neptuno, “Varios” y Sol. Este último
sombrerito estaba cortado en forma como de girasol con los pétalos
cayendo sobre el rostro del gordo Salomón Castro. Nos enteramos a
continuación que el girasol era en realidad un sol en la cabezota de
Castro que para asegurar aún más su calidad de sol auténtico, traía en la
mano una lata de cerveza Sol. Juan enseguida los puso a correr a todos
en el círculo de gis, pintado en el piso totalmente habitado por casitas,
monitos y arbolitos con base de plastilina.
prohibido, o que no existía. Muy solemne Arturo nos explicó que la “c”
del c-d significaba la palabra crear, y la “d” significaba destruir. Me
acuerdo perfectamente el molino transformando la energía que caía en
un pomo de conserva, porque la energía se conserva. Finalmente el
pomito estaba apachurrando el c-d, como queriéndole decir: –yo te
gano–, el rayito de energía se conserva pero no se crea ni se destruye,
sólo se conserva. Todo esto era la primera ley de la termodinámica, del
termo dinámico que giraba arriba, en el palo ese número uno. Era difícil
olvidarse de la primera ley de la termodinámica.
Desgraciadamente toda esta historia ya no la alcanzaría a platicar,
porque el maestro Pipo casi le arranca la palabra para dar por terminada
su insolente e infantil intervención; Tenía prisa de tratarles a sus
compañeros el asunto del próximo puente de cuatro días.
CAPÍTULO IV
EL MAESTRO: TESTIMONIO DE VIDA
EL PROFE WILLY
de cada alumno –de cada héroe interior diría Campbell–: del aplicado, y
del no tan aplicado; del callado y del platicador; del resistente y del
receptivo. Uno de los aprendizajes más importantes que el maestro
modela en el nivel del “currículo oculto” es precisamente el aprendizaje
de la exclusión, de la intolerancia, de la incapacidad para integrar las
diferencias.
Cualquier docente puede tratar exitosamente a un niño “modelo”, pero
sólo un maestro verdadero es capaz de facilitar el aprendizaje de un
niño difícil, diferente, cuestionador, rebelde. Un verdadero maestro no
tiene problema para enfrentar al niño con las consecuencias de su
conducta, que ciertamente pueden llegar en casos extremos a la
reprobación “académica” y o a la expulsión, pero aún en dichos casos
es capaz de hacerlo sin devaluar su valor personal, es decir sin perder de
vista que está no ante una víctima, ni ante un enemigo, o ante una
causa pérdida, sino, a pesar de todo, ante un héroe anónimo en
búsqueda de su vocación. Dicho niño-problema, dada precisamente su
capacidad de tocar en el maestro fibras emocionales de dolor,
frustración, impotencia, inseguridad, etc., etc., se convierten como por
arte de magia –sólo si el maestro tiene ojos para ver, y vocación para
ser– en una gran oportunidad para revisarse a sí mismo y para iniciar
una transformación personal profunda.
Tal vez, sólo tal vez, al principio el joven hubiese respondido como ya
nos tenía acostumbrados con un nada, o un monosílabo de moda, tal vez
a la segunda, tercera y cuarta ocasión el hubiese insistido con su
respuesta. Pero es muy posible también que después de haber observado
como su maestra Maricruz escuchaba de manera autentícamele
respetuosa, sin pizca de juicio o reclamo a otros niños durante este
ejercicio protegido de diálogo, entonces tal vez el hubiese tomado la
palabra y se hubiese atrevido a expresar poco a poco esa lista que a mí
me compartió y entonces, tal vez, usted hubiese aprovechado la ocasión
para responderle:
Maestra Maricruz, todas estas son sólo fantasías que tienen sentido
sólo si el día de mañana cuando probablemente tenga frente a usted a otro
Pedrito con diferente nombre y tal vez –sólo tal vez– descubra entonces
que además de sus respuestas automáticas bloqueadoras ante las
travesuras y conductas del niño, sí, además de esas formas de responder
ancestrales que son como ventanas a través de las cuales usted se puede
asomar al mundo –a la defensivay protegiendo sus propias heridas—
existen también otras posibilidades, otras ventanas. ¡Sí! maestra hay
muchas más ventanas de las que usted se puede imaginar desde donde
puede ver el mismo evento, y precisamente una de ellas promueve el
crecimiento y la conexión entre usted y su alumno. ¡Sí se puede! sólo
tiene que probar ver a ese mismo niño no como su enemigo, sino como
un niño lleno de carencias –tal como usted las tiene– que cuando puede
experimentar algo de aceptación ya no necesita ser retador ni agresivo,
porque a veces la conducta habla cuando la boca se calla.
La competencia cero
El diálogo Protegido
Para terminar este libro Maestra Maricruz, déjeme pues decirle que si
usted no es capaz de ver esto que ocurre en sus narices cuando interactúa
con sus estudiantes, es probable que el mismo guión lo repita en su vida
familiar, su vida de pareja y sus demás relaciones.
Maestra Maricruz: Si no abre espacios regulares, si usted como
maestra no establece condiciones para que esos alumnos a su cargo
puedan con consistencia y regularidad desarrollar la competencia cero,
basada en escuchar y expresarse, entonces no se queje de su destino pues
finalmente usted a contribuido a construirlo; No se queje de relaciones
vacías donde igual que en la lucha libre se enfrentan dos mascaras, dos
roles: el del maestro y el del alumno –pero detrás de ello no se alcanza a
111 Tercera Edición: Rosario Chávez & Sergio Michel
eso sí, a tu auto dale mantenimiento cada dos meses y cámbiale el aceite
con regularidad, hazlo revisar cuando le notas un sonido extraño… pero
a tus relaciones con tus alumnos no les inviertas ni siquiera un espacio
mensual para darles mantenimiento. Recuerda que lo tuyo es el algebra
no las personas. Acepta el triste destino de cualquier relación por bonita
que parezca al inicio, por prometedora que se vea la luna de miel,
terminara siendo pobre y deteriorada –como la mayoría–. Si no le das
mantenimiento a tus relaciones, incluidas las de tus alumnos, no te
quejes. Quizás, como sugieren los budistas, te falten algunas vidas para
entender algo simple y básico aunque inaccesible para tí en esta vida:
para una relación de calidad pueda respirar y crecer el espacio del
dialogo es oxigeno puro.
113 Tercera Edición: Rosario Chávez & Sergio Michel
BIBLIOGRAFÍA.
Mahrer A. (2002) Becoming the Person you can Become. Boulder Co.
Bull Publishing Company.
Palomares U., Ball G. (1980) Grounds For Growth. Spring Valley Ca.
Ed. Palomares and Associates.
El Maestro Facilitador 116
Zukav, G. (1990). The seat of the soul. New York: Ed. Fireside book by
Simon & Schuster.
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El Maestro Facilitador 118
Secuencia de impresión para sacar dos paginas en una sola hoja tamaño oficio
1,1, 3-4, 5,2, 7-8, 9,6, 11-12, 13,10, 15-16, 17, 14, 19- 20, 21, 18,
23-24, 25, 22, 27-28,29,26, 31-32, 33,30, 35-36,37,34, 39-40,41,38,
43-44,45, 42, 47-48,49,46, 51-52,53, 50, 55-56, 57, 54, 59-60, 61, 58,
63-64,65, 62, 67-68,69,66, 71-72,73,70, 75-76,77,74, 79-80,81,78,
83-84,85, 82, 87-88,89,86, 91-92,93,90, 95-96, 97,94, 99-100,101,98,
103-104, 105, 102, 107-108,109,106, 111-112,113,110, 115-116,117, 118