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Conceptos claves
Intención
Pedagógica. Conozco las diversas apreciaciones a favor y en contra del decreto 1290 del
16 de abril de 2009. En este documento no me ocupo de la discusión; por el contrario,
aquí, solo realizo un ejercicio reflexivo desde la pedagogía, con la intención de escudriñar
y profundizar en el discurso pedagógico que está presente en el decreto en estudio, y de
esta forma, proponer una serie de metodologías, actividades y estrategias didácticas que
permitan mejorar las diversas prácticas de evaluación como una realidad valorativa que
nos incluye a todos: a los que no poseen la suficiente facilidad para aprender, a los que
van a toda, a los que se les facilita extraordinariamente el aprendizaje, a los que no les
interesa, a los que quieren, pero no pueden.
Pedagogía de la humanización. Quien se enoja porque existen escuelas donde todos los
estudiantes aprenden y por ende, en esas escuelas no hay fracasados, no hay necesidad
de repetir el curso, solo se avanza, se crece, se evoluciona y nos transformamos en
mejores seres humanos, repito: quien a esto le disgusta, entonces, no merece ser
maestro.
¿Para qué nos hacemos maestros? Justamente para el que está en problemas, para el
que no tiene motivación de estudiar, para el que no hace tareas, para el indisciplinado,
para el que no se lo aguanta nadie, para ese estudiante, nos hacemos maestros; por eso,
tiene sentido, ser maestro, porque somos capaces de transformar al individuo egoísta y
perezoso, en un mejor ser humano, en un sujeto social que se ama a sí mismo, ama a los
demás, al mundo y al conocimiento; pero, gracias a un maestro, ese estudiante que
dábamos por perdido, ahora: es crítico, creativo y fundamentalmente un sujeto ético.
Insisto, gracias a un ser humano que se hizo maestro podemos pensar una mejor
sociedad de la que tenemos en la que todos cabemos.
Reflexión pedagógica
Según Georges Snyders, citado por Gadotti Moacir (2005) en Historia de las ideas
pedagógicas, México: siglo XXI. La escuela, etimológicamente significa: “recreación”,
“alegría”. Ese es el ideal de la escuela: la alegría de construir el saber elaborado.
En este primer artículo del decreto 1290, cuando se nos dice: La evaluación del
aprendizaje de los estudiantes realizada en los establecimientos de educación básica y
media, es el proceso permanente y objetivo para valorar el nivel de desempeño de los
estudiantes, se nos está invitando a construir una escuela, donde en vez de juzgar,
valoremos; en vez de calificar, verificar o comprobar, formemos.
Es importante aclarar que esta evolución en el concepto de evaluación que hoy tenemos
en un documento del Ministerio de educación nacional, ya se explicitaba desde el año
1994 en el decreto 1860 en el artículo 47 se contienen aportes como este: La evaluación
será continua, integral, cualitativa y se expresará en informes descriptivos que respondan
a estas características: Estos informes se presentarán en forma comprensible que permita
a los padres, a los docentes y a los mismos alumnos apreciar el avance en la formación
del educando y proponer las acciones necesarias para continuar adecuadamente el
proceso educativo. Sus finalidades principales son:
Al recorrer las zonas verdes, más bien siento que recorro, zonas de basura. Lo grave de
este asunto fue lo que me respondió un docente cuando pregunté: ¿Por qué hay tanta
basura en el patio, cafetería y demás espacios de la institución? Me dijo el docente, no sé,
sin en tono de ironía, broma o qué, pero me lo dijo: ¡obvio, donde hay niños y
adolescentes, siempre habrán papeles, suciedad!
Hoy, el concepto calidad, no solo es muy conocido, sino que es también muy manoseado,
hasta el punto de prostituir su verdadera significación; por ejemplo, se habla de “calidad
empresarial”, “calidad educativa”, “calidad en la televisión”; se habla de empresas “de
calidad”, es decir “certificadas”. Lo grave de este asunto, es que en esta oferta y demanda
de acceder a la calidad, ya hasta la calidad se puede comprar, de ahí que es normal
encontrar en internet, todo tipo de portales que te ofrecen ser acreditado, para que tanto
gerente, rector o directivo y su empresa se acrediten como un empresario y una empresa
de calidad. Así que cuando veamos en una empresa de cualquier tipo, incluso, del sector
de la salud y de la educación con una serie de cartones que certifican o acreditan a esa
empresa como una institución de calidad, tomémonos el derecho de la duda.
Acerquémonos ahora, a la comprensión del concepto.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término calidad:
Viene del latín qualitas que significa propiedad o conjunto de propiedades inherentes a
algo, que permiten juzgar su valor. Esta tela es de buena calidad. El significado 5. Dice:
Estado de una persona, naturaleza, edad y demás circunstancias y condiciones que se
requieren para un cargo o dignidad. Conjunto de condiciones que contribuyen a hacer
agradable y valiosa la vida. Real Academia Española a/g (2001).
Así que al hablar de calidad, es importante relacionarlo con tres conceptos: impecable,
transparencia y excelencia. No podemos continuar deteriorando el concepto en su uso
cotidiano. Recuérdese, si un tratamiento médico es de calidad, es porque hay un
profesional de la salud comprometido con mejorar el bienestar del paciente. Si una
educación es de calidad, es porque existe un ambiente agradable de enseñanza-
aprendizaje en el que hay buen trato y oportunidades para todos. Si un ambiente laboral
es de calidad, es porque existe un ambiente de convivencia, excelente ambiente de
trabajo, interacciones transparentes, respeto y valoración; es decir, hay una excelente
relación interpersonal y de interlocución, donde se da la negociación y la concertación
pacífica y progresiva.
En síntesis, lo que estoy afirmando es que: si afirmamos que nuestra institución educativa
es de calidad, más vale que tengamos evidencias relacionadas con la estética de los
diversos espacios de la institución, la armonía, la convivencia, la interacción social y
académica impecable, transparente y excelente. Si existe un ambiente de convivencia
pacífica y progresiva, y de aprendizaje significativo; entonces, nos hemos ganado el
derecho de hablar de calidad, y de paso, como valor agregado, podemos colgar los
certificados que deseemos; de lo contrario, aconsejo guardar en cualquier cajón, los
diversos certificados de calidad que tengamos. Ya es hora, que nuestro PEI. Proyecto
educativo institucional deje de ser mentiroso.
Para hacer posible esta compleja realidad, sugiero la interacción con algunas estrategias
como son: la fábula, el cuento, las historias de vida y las anécdotas. La aplicación de
herramientas como: el mapa conceptual, los mentefactos, los paralelos gráficos flexibles,
descriptivos, argumentativos, los esquemas mentales, redes de problemas, páneles,
debates, foros, informes de lectura, relatorías, resúmenes, síntesis, micro-ensayos
gráficos y múltiples herramientas más.
Cada institución educativa posee un PEI. Proyecto educativo institucional en el que está
determinada la visión, la misión, la filosofía y la pedagogía que se dinamiza en la
cotidianidad escolar; esto quiere decir, que para poder determinar los criterios de la
promoción de estudiantes, es clave atender tanto el decreto 1290 como el PEI. Si una
institución educativa establece sistemas injustos y sin fundamentos pedagógicos de
promoción de sus estudiantes, entonces, con esto demuestra que no posee profesionales
de la educación.
ARTÍCULO 4.
7. Las acciones para garantizar que los directivos docentes y docentes del
establecimiento educativo cumplan con los procesos evaluativos estipulados en el
sistema institucional de evaluación.
9. La estructura de los informes de los estudiantes, para que sean claros, comprensibles y
den información integral del avance en la formación.
Reflexión pedagógica
Componentes administrativos y pedagógicos en un sistema institucional de evaluación de
los estudiantes
El artículo 4 propone iniciar el sistema institucional de evaluación determinando los
criterios de evaluación. Naturalmente, ninguna institución educativa debe empezar por
este aspecto, pues antes, lo recomendable es determinar una ideología o concepción de
evaluación acorde al contexto de cada institución educativa, valorando, respetando y
armando un sistema coherente que dé cuenta de la visión, misión y propósitos de
formación de la institución educativa.
A continuación daré un ejemplo de la fomra en la que se puede diseñar y administrar el
sistema institucional de evaluación (en el seminario taller que estoy trabajndo con cientos
de instituciones educativas en todo el país, abordamos con mayor profundidad los
elementos que siguen).
Institución educativa
Visión institucional
La visión responde a aquello que una institución desea alcanzar como empresa y lo que
se desea obtener de los estudiantes; por tanto, la visión permite orientar el enfoque, la
filosofía e intención que se desea desarrollar en el sistema institucional de evaluación de
los estudiantes.
Misión institucional
La misión responde a la cotidianidad, a aquello que sucede todos los días en la vida
académica, social y afectiva de una institución educativa; por tanto lo que una institución
establece como misión, necesita ir de la mano de lo que se determine en un sistema
institucional de evaluación.
Perspectiva educativa (Nombre y breve descripción de sus componentes
fundamentales)
Existe en las instituciones educativas un afán, una fiebre y preocupación por identificarse
con un modelo pedagógico. Ante esta preocupación, aclaro que: no es necesario casarse
con un modelo pedagógico construido en contextos extraños a las necesidades
educativas de nuestra realidad; por el contrario, una institución educativa necesita aclarar
cuál es su propósito de formación, qué concibe o comprende la institución educativa por
educación, qué tipo de ser humano desea formar.
En este sentido, una institución educativa está invitada a identificarse con una perspectiva
educativa que tradicionalmente hemos llamado modelo, pero el ejercicio no puede
hacerse arbitrariamente, tomando un modelo que a alguien de la institución educativa le
gustó y lo propone como lo mejor que hay.
No existe en el planeta tierra un modelo mejor que todas las demás propuestas
pedagógicas; por el contrario, existen múltiples propuestas, opciones y formas de educar
que necesitamos comprender, interpretar y contextualizar para responder de la mejor
forma a las necesidades específicas de nuestra institución educativa.
Un consejo: para aquellas instituciones educativas que aún no poseen claridad sobre su
modelo pedagógico, (o que están en ese proceso), los aportes de la pedagogía,
recomiendan atender por lo menos los ocho procesos que sigue:
1. Consultar, revisar las diversas propuestas que existen sobre modelos pedagógicos
y didácticos. Es importante aclarar que existen diversas concepciones acerca de lo
que es un modelo pedagógico y según la percepción que se tenga, así serán los
nombres que se determinan. En este sentido, existen cientos de propuestas entre
las que se encuentran: el constructivismo, el modelo social, desarrollista,
romántico, instruccional, conductista; según Louis Not: Hetero-estructuración, auto-
estructuración e inter-estructuración, se habla además de modelos pedagógicos
humanista tecnológico, se habla de pedagogía de la humanización, modelo activo,
conceptual, crítico social, neoconstructivista. Por ejemplo el ministerio de
educación nacional determina como modelos a la: Escuela nueva, aceleración del
aprendizaje, postprimaria, Telesecundaria, Sistema de aprendizaje tutorial, servicio
educativo rural, programa de metodología continuada con metodología Cafam. Hoy
también se habla de pedagogía de la Esperanza, pedagogía de la liberación,
pedagogía del oprimido y de Ecopedagogía que si bien no funcionan
explícitamente como modelos, si han sido asumidos como perspectivas educativas
en numerosas escuelas de América latina.
2. Comprender el propósito, teorías, metodologías y sistema de evaluación de los
modelos pedagógicos que son de mayor pertinencia para la institución educativa
3. Seleccionar y determinar los conceptos, teorías, metodologías y sistema de
evaluación de mayor pertinencia para la institución educativa.
4. Interpretar y contextualizar los diversos aportes seleccionados y determinados de
diferentes modelos pedagógicos estudiados.
5. Diseñar, estructurar y redactar la perspectiva educativa o modelo pedagógico que
se implementará en nuestra la institución educativa. Si se desea, -para darle
identidad y sentido de pertenencia- se le da un nombre a la nueva perspectiva
educativa o modelo pedagógico diseñado por la comunidad educativa.
6. Implementar la perspectiva educativa diseñada por el equipo pedagógico de la
institución, conformado por representantes de toda la comunidad educativa:
directivos, docentes, estudiantes, padres de familia.
7. Evaluar permanentemente los procesos, las prácticas, las interacciones
académicas, sociales y afectivas, el sistema institucional de evaluación,
actividades, estrategias, metodologías y recursos.
8. Actualizar permanentemente la perspectiva educativa o modelo pedagógico
determinado, adoptado e implementado por la institución educativa.
Observación urgente e importante: escoger un modelo a la ligera por gusto de un
miembro de la institución educativa, llámese rector, asesor o coordinador o docente, es un
acto de arbitrariedad, atrevimiento e ignorancia.
Concepto de evaluación en: (Nombre de la Institución educativa).
Si bien es cierto, que el decreto 1290 nos propone una aproximación a una concepción de
evaluación, una institución educativa, -sin necesidad de contradecir el concepto que está
en el artículo 1- puede redactar su propia definición o concepción sobre evaluación si lo
desea.
Por ejemplo, el decreto 1290, nos aporta esta aproximación conceptual: La evaluación del
aprendizaje de los estudiantes realizada en los establecimientos de educación básica y
media, es el proceso permanente y objetivo para valorar el nivel de desempeño de los
estudiantes.
Una definición en la pedagogía contemporánea es la que sigue: proceso permanente y
progresivo de valoración intersubjetiva mediada por dinámicas de interlocución que
permite acceder al aprendizaje significativo.
En el desarrollo de esta pregunta y las que siguen, tomaré algunas reflexiones publicadas
en mi obra colectiva Pensamiento Hábil y Creativo[4].
Gracias a la práctica cotidiana de la evaluación, hemos comprendido la importancia de
construir una cultura de la evaluación donde esta se asuma como vestuario, y sentido de
todo lo que hacemos. . Sin evaluación, no hay proceso educativo, no hay interlocución,
no hay innovación, investigación y crecimiento pluridimensional. Gracias a la evaluación
podemos descubrir problemas, detectar fallas o errores en cualquier actividad, tarea,
evento que estemos desarrollando; además, gracias a la evaluación, se pueden mejorar
todas las falencias detectadas en un sistema; ya sea empresarial, educativo,
administrativo, investigativo, cultural o afectivo.
Sin la evaluación estaríamos destinados a repetir permanentemente nuestros errores
históricos en experiencias sincrónicas o diacrónicas; sin la evaluación correríamos
permanentemente el riesgo de juzgar apresuradamente, atropellar y maltratar en todas las
dinámicas y expresiones de violencia.
En definitiva, evaluamos para crecer, para evolucionar, para comprender, interactuar, y
mejorar todo lo que hacemos.
El sentido real de la evaluación se alcanza al conocer su finalidad, ya que permite a las
personas la comprensión del proceso y una real identificación y compromiso con el
mismo. En general, el proceso evaluativo es utilizado para perfeccionar, recapitular o
ejemplarizar un proceso[5].
En esta línea de pensamiento, Nhora Madiedo y su equipo de trabajo de la Universidad
Nacional de Colombia, exponen que la evaluación busca asegurar la calidad o el
mejoramiento de un proceso, mediante la comprensión del mismo y la búsqueda de
soluciones a través de la reflexión, el compromiso, el diálogo, la participación y la
cualificación de los sujetos que la realizan (....) la evaluación permite promover el
progreso de las actividades, suministrar información sobre el avance de las mismas y
servir de base para la planeación[6].
Sin duda, gracias a la cultura de la evaluación en una institución educativa, se desnudan
las múltiples deficiencias que en ella existen y esto sin duda, nos lleva a buscar y
determinar diversas estrategias, actividades y métodos para mejorar en nuestra
cotidianidad escolar.
¿Qué evaluar?
Criterios de evaluación
Momentos de la evaluación
Para-evaluación
Todo proceso de evaluación que va más allá de la simple comprobación se le llama
paraevaluación. En la paraevaluación (para = junto a, al lado) se desarrollan juicios de
valor que trascienden los “llamados buenos resultados”; por lo tanto se revisa y se
analizan todas las variables posibles de un programa, experiencia o fenómeno educativo
para determinar su coherencia en relación con los estándares de desempeño de un
estudiante (SANTOS, 1995).
Recordemos, que en un proceso de evaluación podemos aparentemente lograr buenos
resultados y a su vez ser inútiles las técnicas, instrumentos, métodos o sistemas de
evaluación empleados; revisar cuidadosamente con qué se está evaluando; es decir,
revisar los estándares de contenido y los estándares de oportunidades, y observar cuáles
son en esencia los estándares de desempeño que nuestros estudiantes manejan, es
desarrollar experiencias de para-evaluación.
Meta-evaluación
Todo compromiso con la evaluación es un compromiso con la complejidad; por lo tanto,
es necesario evaluar la calidad de la evaluación en su planeación, diseño, proceso y
resultados.
El término “meta-evaluación” fue acuñado por M. Scriven. En la meta-evaluación se
establecen criterios, códigos, referentes o variables que permitan evaluar los mecanismos
de evaluación para valorar y analizar el rigor del proceso, para determinar la coherencia
entre lo que se enseña y lo que se evalúa, para detectar planteamientos indebidos en la
evaluación, y para comprender todo el proceso desarrollado en la evaluación.
La meta-evaluación nos permite mejorar la planeación, el diseño y la aplicación de las
pruebas evaluativas que en la cotidianidad escolar desarrollamos. Aplicar ejercicios
permanentes de meta-evaluación nos lleva a obtener excelentes resultados en la para-
evaluación; ambas están íntimamente ligadas y se complementan en sus aplicaciones
cotidianas.
Logro
Es un dominio, un estado, un desempeño, un avance o progreso en cualquiera de las
dimensiones del hombre o del área que trabajamos, el logro en este sentido es la
satisfacción de un objetivo o acercamiento al mismo, teniendo en cuenta el proceso a
través del cual se adquirió.
Hace referencia a las metas conceptuales y / o procedimentales en cada área y que
hacen parte del proceso académico establecido para el desarrollo intelectual, social y
afectivo del estudiante.
Los logros se refieren a las competencias, capacidades y saberes que están
comprometidos a adquirir nuestros (as) estudiantes.
Indicador de logro
Es una señal, un instrumento de estimación, un criterio, requisito o normal que sirve para
identificar y valorar la bondad de una acción. El indicador ayuda a ver qué tan cercano o
distante se está del logro (el sitio donde estamos, con respecto al lugar donde estamos,
con respecto al lugar donde queremos llegar).
Los indicadores en su conjunto son el punto de referencia que se toma para juzgar el
estado en el que se encuentra el proceso. Son acciones manifiestas del alumno que
sirven como referencia para determinar el nivel de aprendizaje, con respecto a un logro[9].
Herramienta
Son todas las técnicas, los métodos o instrumentos que utilizamos para diseñar e
implementar nuestras evaluaciones de manera significativa. Gracias al uso complejo y
variado de herramientas, nuestras evaluaciones son más ricas y significativas. Una
herramienta puede ser el uso de un mapa conceptual, un ensayo, un crucigrama,
preguntas tipo ICFES u otros sistemas de construcción de preguntas.
Estrategia
Es un concepto que implica de acciones, proposiciones e intenciones que se aplican en el
desarrollo de una actividad para que esta sea significativa. Las estrategias están ligadas a
los imaginarios pedagógicos de los (as) docentes. Una estrategia puede estar constituida
por el conjunto de técnicas, tácticas, métodos, juegos, cuentos, historias de vida o
dinámicas que se implementan en el desarrollo de una actividad.
La técnica, el método, la herramienta no es la estrategia; es la intención, el manejo que se
le da a esos instrumentos lo que hace que nazca la estrategia.
Estrategias de aprendizaje: según la enciclopedia de pedagogía de la universidad Camilo
José Cela, Espasa T. 5, las estrategias de aprendizaje son las reglas que permiten tomar
las decisiones adecuadas en el momento oportuno en relación con el aprendizaje. Las
estrategias tienen un carácter propositivo, intencional; implican, por tanto, y de forma
inherente, un plan de acción, frente a las técnicas que son marcadamente mecánicas y
rutinarias. Forman un conjunto de operaciones mentales: selección, organización,
transfer, planificación que realiza el estudiante cuando se enfrenta a su tarea de
aprendizaje con el propósito de optimizarlo. Las estrategias facilitan la adquisición,
procesamiento, transformación y recuperación de la información, tienen un carácter
intencional y están sujetas a entrenamiento (p.1045).
Un ejemplo de una de las tantas funciones que posee la estrategia es la que sigue: Dos
profesoras van para MALOKA con sus estudiantes. La profesora A. decide darles un
taller de treinta preguntas a niños (as) de 5º grado y les exige silencio durante el viaje en
el bus, no les deja oír música, cantar o dialogar. Así los condujo, en total silencio por un
trancón de dos horas hasta llegar a MALOKA donde les dijo que ya era hora de empezar
el taller.
La profesora B. decide entregar un taller con cinco preguntas claves y les cuenta cuan
fascinante es MALOKA generando así motivación por conocer a MALOKA. Les deja
cantar y dialogar. El propósito de esta maestra no era que se convirtieran en científicos
(esto no se logra con un viaje a MALOKA), sino el de inducirlos en el amor al
conocimiento.
La actividad es ir a MALOKA, pero la estrategia es lo que cada maestra implementó con
sus estudiantes.
Es importante recordar que hoy, en el ámbito educativo, se habla de estrategias de
enseñanza centrada en el estudiante, centrada en el profesor o centrada en la interacción
profesor-estudiante, estrategias de elaboración, estrategias de selección, de organización,
de transfer, de apoyo, de aprendizaje, de formación, de procesamiento y de
personalización.
Por ejemplo las estrategias de formación (según la enciclopedia de pedagogía de la
universidad Camilo José Cela) son acciones concretas que se efectúan en la sesión
formativa (exposición, estudio de casos, simulaciones, trabajo en grupo) para dar
respuesta a los problemas que surgen en la práctica docente. Esto implica que, a la hora
de diseñar planes de formación, habría que tener en cuenta si se planifican actividades de
formación que conecten con las diferentes modalidades de aprender los docentes (p.
1046).
Tipos de preguntas
En la obra pensamiento Hábil y creativo[10], desarrollé con mi equipo de investigación
una serie de preguntas. Socializo algunas que considero importante a la hora de diseñar
una evaluación, taller, guía, actividad o tarea.
Las preguntas explícitas son para averiguar informaciones objetivas y descriptivas sin
ningún tipo de opiniones o creencias. Estas preguntas revisan el plano explícito de
cualquier tipo de texto. Algunos ejemplos de esta clase de preguntas pueden ser: ¿Qué
día es hoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Con qué tipo de pintura haces tus obras de arte?
¿Dónde naciste? ¿Cuál es la dirección de tu residencia? ¿Cuál es el número de tu
teléfono?
Las preguntas interpretativas permiten leer entre líneas un texto, hacer lectura
pragmática y oculta sobre una información determinada. Las preguntas interpretativas
conducen al lector hacia la comprensión de la intención del texto. Generalmente los
medios de información masivos (radial, audiovisual, escrita y visual) poseen una fuerte
carga de doble información o documentación oculta manipulada con una intención
ideológica o política determinada que es posible desenmascarar o poner de manifiesto
con esta serie de preguntas interpretativas: ¿Cuál es la intención del texto cuando
expone...? ¿Qué pretende el texto con la exposición sobre...? ¿Dónde radica el
problema...?
Las preguntas hipotéticas averiguan sobre las fuentes, las hipótesis, las tesis o teorías
ocultas, ideologías, paradigmas, experiencia, acción, fenómeno o texto de cualquier
naturaleza (escrito, oral, audiovisual, visual) en un contexto determinado. Algunos
ejemplos de estas preguntas pueden ser: ¿Cuál es la teoría de salvación expuesta en la
cinta “La Sombra del Amor”? ¿Qué tipo de modelo pedagógico predomina en la Institución
Educativa?
Las preguntas analíticas permiten comparar, argumentar, criticar, discutir, fundamentar,
confrontar y concluir sobre una situación, una experiencia, un fenómeno o un problema
determinado. Este tipo de preguntas contribuyen en forma significativa a la solución de
problemas en cualquier contexto educativo, laboral o de relaciones humanas.
Mientras las preguntas explícitas exponen el asunto o contenido explícito de manera
objetiva, sin profundizar y sin desvirtuar la información. Las preguntas analíticas tocan lo
fundamental o punto clave de un problema, y profundizan en las causas, los procesos y
los efectos de un fenómeno determinado. Este tipo de preguntas permite aplicar los tres
niveles de los atributos de las competencias. Una forma de plantear preguntas analíticas
es esta: ¿Por qué el texto desarrolla solo....y descuida...? ¿Cuáles son las diferencias y
semejanzas fundamentales entre las Playas de Cartagena y las de Santa Marta? ¿Por
qué en la Institución Educativa X, cambian el 80% de su personal docente todos los años?
¿Cómo se está desarrollando el cambio de paradigma en la empresa X?
Las preguntas de mayor simpatía entre niños, adolescentes y jóvenes son las preguntas
valorativas o apreciativas por la libertad y flexibilidad con que se presentan. Las
preguntas valorativas, a diferencia de las anteriores, son de opinión. Aquí se puede creer,
considerar en forma subjetiva, opinar libremente e incluso proponer. Anulando la
subjetividad en las preguntas valorativas, se podría trabajar sin problema el tercer
nivel[11] de los atributos de las competencias. Las preguntas valorativas se pueden
plantear así: ¿Qué te pareció la cinta que acabamos de observar? ¿Por qué no te gustó la
actuación de...? ¿Qué es lo que más te impactó de...? ¿Qué título, qué comienzo y qué
final le pondrías al texto que leíste? ¿Cómo transformarías el texto sin cambiar la
intención del texto? ¿Qué fotografía de la cinta… te impactó más?
Preguntas propositivas: son aquellas que permiten inferir, diseñar, proponer o crear
situaciones a partir de un texto o de una experiencia de improvisación.
Una pregunta propositiva puede nacer de la respuesta de una pregunta apreciativa como
esta experiencia. Después de ver la cinta: La vida es bella, se les había preguntado a
niños(as) de tercero de primaria ¿Qué les pareció la historia? Uno de ellos respondió que
le había gustado pero no el final; entonces se le hizo una pregunta propositiva: ¿Qué final
le pondrías tú? El niño respondió, yo no dejaría que su padre muriera, él es quien debió
entregar el tanque de guerra a su hijo y quedar nuevamente toda la familia reunida. No
me gustó que el haya muerto, qué mal gusto el del autor de esta historia titulada La Vida
es bella.
Comprender la dinámica compleja que aquí hemos planteados sobre los procesos de
pensamiento, sus habilidades y sus estilos, es comprometerse con una mejor dinámica de
enseñanza y aprendizaje significativo, donde el descentramiento (ponerse en el lugar de
cada niño(a) y valorar a cada uno) adquiere sentido y se convierte en un proceso
cotidiano cierto y efectivo.
Educar a seres humanos es un compromiso que exige responsabilidad social, mucha
preparación (competencia técnica, social, pedagógica, metodológica y administrativa),
actitud, comprensión de la pluridimensionalidad de los(as) niños(as), actitud, valoración y
vocación.
Es importante evitar ser repetitivo en la redacción de las preguntas, así que sugiero
atender los siguientes puntos de partida: QUÉ, CÓMO, CUÁNDO, CUÁL, CON QUÉ,
CON QUIÉN, EN QUÉ, QUIÉN O QUIÉNES, CUÁNTO, DÓNDE, POR QUÉ, PARA QUÉ,
EN QUÉ.
ARTÍCULO 5.
Escala de valoración
Reflexión pedagógica
El decreto 1290 de 2009, ofrece libertad a las instituciones educativas para que
determinen
Su propia escala de valoración. Existen diversas opciones como el sistema de letras o el
de números entre otras formas cualitativas que, hoy, las instituciones educativas son
autónomas para determinar, pero siempre y cuando se establezca el proceso de
equivalencia con la escala nacional, anteriormente descrita.
Recuérdese que en una sociedad del conocimiento, lo más importante no son las
certificaciones, sino el dominio de saberes, emociones, pasiones e interacciones sociales;
la capacidad de innovación y constante transformación y producción de un ser humano
dentro de una determinada unidad de trabajo y de interacción. De ahí la importancia que
nuestros estudiantes aprendan a ser competentes en lo social, lo comunicativo, lo
cognitivo, lo tecnológico y en la capacidad de transformación o cambio.