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Estudios de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / issn en línea 1851–9490 / Vol.

19
Revista en línea del Grupo de Investigación de Filosofía Práctica e Historia de las Ideas / INCIHUSA – CONICET / Mendoza
www.estudiosdefilosofia.com.ar / Mendoza / 2017 / Dosier (1–13)

María Marta Yedaide


Luis Gabriel Porta Vázquez

Centro de Estudios Multidisciplinares en Educación


Facultad de Humanidades, UNMDP

Narrativa, mundo sensible y educación docente


Narrative, the Realm of Sensitivity and Teacher Education

Recibido: 10/05/2017
Aceptado: 20/09/2017

Resumen
Los recorridos particulares de la investigación en el ámbito local de los Profesorados nos han conducido–primero
paulatinamente y luego con asertividad y firmeza–a recuperar los atributos de lo que llamaremos mundo sensible
y que impregnan neurálgicamente las prácticas y discursos sobre la enseñanza y su sentido. El método biográfico-
narrativo constituyó originalmente una puerta de entrada a las vocaciones (indisolublemente) profesionales-vitales
de profesores distinguidos primero y de los colectivos académicos luego; en todos los casos se hizo imposible
comprender la subjetividad docente sin la complejidad y profundidad semántica que componían las emociones,
los sentimientos y las afecciones particulares. Quedaba entonces al desnudo la importancia sustantiva no sólo de
incursionar en estos territorios humanizados y humanizantes sino también de intentar abordar y comprender las
razones para su exclusión, minusvalía y subsunción en el campo de la academia. Las pedagogías descoloniales,
comprendidas como prácticas de autorización discursiva (Yedaide, M. 2016, 226), proporcionan indicios socio-
históricos potentes a la vez que inauguran posibilidades de restituir modos de ser y conocer relativamente
despreciados en el currículo de la educación docente conducentes, además, a formas de agenciamiento cívico,
epistémico-político.
Palabras clave: Mundo sensible; Educación docente; Investigación narrativa; Agenciamiento epistémico-
político.

Abstract
The singular paths in research about Teacher Education in the local context have led–progressively and with
growing degrees of certainty and assertiveness–to the recovery of the dimensions of the sensible world which
penetrate the meaning of teaching in both discourses and practices. In the early phases, the biographic-narrative
approach had enabled the reach into the (indissociably) professional-vital lives of selected professors first and broader
academic faculty then; understanding teachers’ identity resulted impossible back then without the complexity and
semantic depth brought along by feelings, emotions and particular affections. This made it imperative to recover the
humanistic and humanizing dimensions of Teacher Education in the same way as it became necessary to find keys
into understanding resistance, devaluation and exclusion of such human traits from the formal curricula. Decolonial
pedagogies–regarded as discursive authorization practices (Yedaide, M. 2016, 226)–provide socio-historical reasons
while they foster policies of re-institution of ways of being and knowing otherwise despised in Teaching Education.
In doing so, they have the potential to foster epistemic-political and civic agency.
Keywords: Sensible World; Teacher Education; Narrative Research; Epistemic-Political Agency.
2 María Marta Yedaide y Luis Gabriel Porta Vázquez / Narrativa, mundo sensible y educación docente
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Una memoria condicionante de la Con el afán de (re)componer una memoria


interpretación. A modo de introducción interpretativa (es decir, una historia/biografía
que haga comprensible la postura y el posi-
as investigaciones en el contexto cionamiento epistémico-político del resto del
local comenzaron a partir de la con- artículo1), nos gustaría compartiren este apartado
signa de comprender la buena ense- breves fragmentos de algunas narrativas com-
ñanza–término que hoy reviste relativa sospecha puestas en los procesos de la investigación. En
en el entramado político-epistémico de las pe- primer lugar, disponemos relatos producidos en
dagogías descoloniales (Yedaide, M. 2016, 152). el marco de las entrevistas en profundidad bajo
Hacia fines del siglo pasado, la Nueva Agenda la impronta del método biográfico-narrativo. Es-
de la Didáctica (Litwin, E. 1996, 91) proponía peramos que los eventuales lectores puedan así
dilucidar las claves de la enseñanza valorada relacionarse de primera mano con las razones
positivamente por las comunidades académicas para la enseñanza que los profesores distinguidos
con el propósito de ahondar en modos de pro- propusieron y advertir de este modo la tensión
mover la calidad en la educación superior. En con el currículo establecido, así como las inquie-
el contexto local, esta intención se materializó tudes que fueron debilitando los afanes iniciales
en una primera búsqueda de aquellos docentes por caracterizar la buena enseñanza:
que los estudiantes distinguían o reconocían
como exponentes de la buena enseñanza, así Para mí la docencia (…) nace a partir de
como ahondar en las notas y atributos asocia- la vinculación intrapersonal entre el docen-
dos. Estas tempranas experiencias en el campo te y el estudiante. Para mí se puede hacer
develaron desde el primer momento un agudo docencia con las cosas más triviales y los
énfasis en cuestiones difícilmente asimilables elementos más simples aun en el campo y
a los pilares del currículo de la educación do- no en un salón de clases (G22)
cente; los hallazgos prometían respuestas en el
territorio de la afectividad, lo vincular y sensible. Lo fundamental es el entusiasmo; ten-
Paulatinamente, la decisión de realizar entrevis- go entusiasmo y pasión por la literatura y
tas en profundidad y la propensión a adoptar el es justamente por eso… enseño porque me
método (auto) biográfico-narrativo condujeron a gusta comunicar lo que me pasa y lo que
la consolidación de una mirada hacia la educa- me fascina y me deslumbra (CP)
ción docente más humanizada y humanizante,
construida sobre la base de narrativas que ha- Con la pedagogía ya no me pueden
blaban de largas continuidades entre mentores, engatusar a mí (…) Si yo tuviera que aconse-
oficio y aprendices, de momentos epifánicos jar a un profesor para darle algún consejo
dentro y fuera de las instituciones escolares y pedagógico es que el tema lo sepa a fondo,
la amalgama profunda entre lo profesional y pero a fondo total. (…) Y segundo, una cosa
lo personal (Álvarez et al. 2010, 96; Porta, L. y bastante difícil de conseguir, que son las
Yedaide, M. 2013, 47-48; Aguirre, J. 2016, 46). ganas. Ganas de hacerlo. (…) Lo primero

1 Reconocemos que esta narrativa biográfico-colectiva de la investigación es una entre muchas reconstrucciones
posibles. La intención de anclar el posicionamiento epistémico-político en una historia de los recorridos acadé-
micos implica una selección discrecional de los hitos pasados –como asumimos es la condición de todo recuento
histórico.
2 Para la identificación de las narrativas producidas en el contexto de la investigación, se ha señalado en muchos
casos la autoría de cada fragmento refiriendo a las iniciales del nombre del docente entrevistado. Esto se funda-
menta en la voluntad de adoptar un posicionamiento radical dentro del espectro de la investigación cualitativa
(que se discutirá y fundamentará más adelante), en la que la pretensión de neutralidad se expone como opción
ético política, desnudando la ideología inevitablemente conducida por la naturaleza retórica del discurso (Denzin,
N. y Lincoln, I. 2015, 26-27; McLaren, P. 1997, 161). Se reserva la codificación, no obstante, para las instancias de
la investigación más antiguas que no acordaron oportunamente la publicación del nombre propio; ya que fueron
producidas en condiciones de reserva de anonimato, se comparten en los términos originales.
María Marta Yedaide y Luis Gabriel Porta Vázquez / Narrativa, mundo sensible y educación docente 3
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que tenés que hacer es la relación con el en la formación de grado y posgrado y vasta
chico y con la chica. Primera condición producción académica en el ámbito nacional e
para enseñar un tema. Claro, a esta altura internacional. Estos referentes-pares discursivos
yo me puedo dar el gusto de decirle a una manifestaron preocupaciones relativas a los
chica que la quiero o a un chico que lo recortes y los silencios así como aventuraron
quiero (JG) tesis respecto de las razones implicadas. Frente
a la pregunta “¿Qué lugar ocupa la pasión en el
La primacía del vínculo (amoroso), la pasión contexto de la educación?”, respondieron:
–entusiasmo o gusto– y las referencias a la vida
y las experiencias que encierran estos relatos no Considero que se trata de un aspecto
contradicen las clásicas dimensiones del método ausente en los abordajes teórico-metodo-
y el contenido pero desplazan la discusión al te- lógicos del campo de estudios vinculado
rreno más complejo e indefinido del tránsito vital a la educación, especialmente en el nivel
como usina de aprendizajes para la enseñanza. superior universitario, una “manifestación”
En la memoria del colectivo de investigadores, la de sentimientos que puede permitirse a
fuerza de la singularidad de las historias prome- docentes de nivel inicial, primario y hasta
tía en esa instancia obstáculos para remitirlas en secundario, pero que desprestigia al do-
línea recta y sin ambigüedades a la comprensión cente universitario, que debe responder
del currículo tradicional. Si los aprendizajes más a una relación objetiva con el objeto de
contundentes en las vidas personales/profesio- conocimiento y con los destinatarios de su
nales de los profesores memorables3 se habían práctica de enseñanza. (E18)
producido por vías alternativas a los recorridos
teórico-formales de los planes de educación No solamente considero que ocupa
docente, ¿cuál era el sentido de abocarse a los un lugar central sino primigenio, dado
más clásicos emprendimientos académicos? Si que es el sentimiento el que moviliza el
la pasión era la emoción distintiva entre aque- pensamiento y la acción, situación muy
llos docentes que influían positivamente en sus difícil de digerir por el sueño objetivista
estudiantes, ¿dónde se enseñaba y aprendía a ser que nos impuso el positivismo a cambio de
apasionado? ¿Por qué era la pasión una cuestión aceptarnos (a regañadientes) en su olimpo
disonante en el currículo? ¿Bastaba con la pasión científico. Por ello hace más de cincuenta
para que se dieran los aprendizajes propuestos o años que andamos buscando eufemismos
se aprendía (sólo) apasionamiento? ¿Estábamos que no creen sospecha de un involucración
frente a los hechizos de seducción contra los que atente contra el ejercicio racional de la
cuales Steiner (Steiner, G. 2007, 12) y Bain (Bain, profesión. El preferido suele ser el dúctil
K. 2007,23) nos habían advertido? concepto de “interés” que se puede usar,
El recorrido académico se veía en estos y de hecho así es, en múltiples y variados
tiempos interrumpido por nuevos interrogantes. campos, como en la economía. (E 09)
Esto generó una vocación por la profundización
de estas cuestiones en apariencia exiliadas de Se puede advertir, esperamos, la tensión
las grandes temáticas de la literatura académica que se hiciera evidente entre el canon en la
para la educación docente. La convicción acerca academia–con sus expectativas cientificistas–y la
del movimiento de resistencia y exclusión de centralidad de la afección sensible en el territorio
la agenda sensible-afectiva del currículo (vivo, vital/profesional docente. El relativo rechazo a
genuino) que ya se insinuaba ganó espacio a recuperar una postura integradora de lo humano,
partir de los ecos producidos al entrevistar a un en la que racionalidad y afectividad no riñen, se
grupo de docentes-investigadores del campo de evidenció particularmente en una de las respues-
la didáctica del nivel superior, con trayectoria tas que se oponía abiertamente a participar en el

3 “Profesores memorables” es la categoría que designa a los docentes reconocidos por los estudiantes como expo-
nentes de la buena enseñanza; ocasionalmente alcanza a los mentores de estos profesores o a personalidades
reconocidas en el ámbito académico entre colegas y otros claustros.
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tipo de entrevista que proponíamos, aludiendo a De hecho, las narrativas de los profesores
una resistencia interna. No obstante, se expla- provocaron disrupciones que finalmente alcan-
yaba luego en estos términos: zaron el nivel epistémico-político necesario para
tensionar no sólo las prácticas universitarias ins-
Educar, para mí,  es también un es- titucionales (entre ellas el currículo) sino también
pacio de arte, de poesía, es una vivencia, los modos occidentales, moderno-coloniales, que
como una luz en la piel, que se desarrolla y autorizan ciertos modos de definir qué es el co-
nutre en la acción misma de la educación nocimiento, quiénes lo poseen4 y qué prácticas
involucrándonos como persona.Vivencio académicas revisten legitimidad. Lo que Santia-
la pasión solamente en acción. Concibo la go Castro-Gómez (Castro-Gómez, S. 2005, 18)
pasión, entonces, como acción pura, efer- ha denunciado como la hybris del punto cero,
vescencia que transforma, que apasiona al permitió desnudar la colonialidad del saber ejer-
otro, que, como dije, contagia. La pasión se cida bajo el argumento (epistemológicamente
ve, no puede ocultarse, inmediatamente el falaz) de la objetividad, neutralidad y universa-
cuerpo muestra la pasión en la emoción, lidad. Pensar el conocimiento como producto
representada en el cuerpo, en la exposición de uno o varios actos racionales supuso, ya en
frente al otro, en la vida. La pasión se sien- los umbrales de la Modernidad/colonialidad,
te, se transmite, se comparte. (A veces es la complicidad con un patrón de clasificación
la pasión misma la que justifica el paso de social (racial, patriarcal) que reservaba para el
algunas personas por esta existencia.) […] soberano de la razón occidental la potestad de
La pasión me aparece con energía propia, definir ontologías. Tal como propone Lander
natural, casi inconsciente. Me parece que el (Lander, E. 2001, 17), las ciencias sociales–con
sólo intento de analizar la pasión, la anula, su inmensa eficacia naturalizadora–definieron
la castra, la deprime, la desnaturaliza, la para la era moderna/colonial un conjunto de
bastardea. Todo intento de parar la pasión, prescripciones a la base de lo que serían, en
de sostenerla, de recortarla para su análi- sentido foucaultiano, sus regímenes de verdad.
sis, lo hallo, personalmente, hiperreflexivo. Así, el conocimiento se despega del lugar por la
La hiperreflexión acaba con la fuerza que operación de escisión jerárquica binaria propia
le diera inicio, sostén, orientación y valor. del eurocentrismo y se enajena en este mismo
Es decir declara la muerte de la pasión acto del cuerpo y su inscripción cosmogónica
misma. (E04) (Escobar, A. 2001, 141). Se inaugura el dominio
de lo intelectual bajo la ficción de que tal disec-
La centralidad de la pasión en la educación ción es no sólo posible sino deseable; el registro
no parecía revestir disputa alguna: “Un lugar sensible y las emociones humanas se adhieren
central; propiamente, es un elemento constitu- al conjunto de contrapartes despreciadas por su
tivo y trascendente de quien tiene el privilegio supuesto carácter perturbador–contaminante–de
de ejercer el oficio y el arte de enseñar” (E14); la posibilidad de alcanzar la Verdad.
“A paixão é um combustivel fundamental no Nuestra narrativa otra de la historia del
processo educacional” (E10). No obstante, este pensamiento occidental –cuya alteridad se funda
reconocimiento no se acompasaba con un lugar en su desafío de las bases de la Modernidad a
para la reflexión en el campo académico. De favor de pensarla en intimidad gestacional con la
hecho, muchos registros (incluso audiovisuales) colonialidad (Quijano, A. 2000, 534)– admite que
de reuniones científicas han expuesto un franco no existe ni una sola historia, ni pensamiento,
rechazo a tratar estos temas en los claustros de sin cuerpo. En el contexto de las investigaciones
la academia. Tales reacciones fomentaron en los locales, ha supuesto emprender una ardua ca-
últimos tiempos la búsqueda de respuestas más minata hacia el des-aprendizaje y reaprendizaje
allá de los planos metodológicos y hacia el do- cuya marca inescindible es la urgencia de es-
minio de lo político. cuchar –pegar la oreja a la tierra y dejar que el

4 Por supuesto, esta afirmación admite en el propio acto enunciativo la premisa de que es posible “poseer” el co-
nocimiento, de que constituye un bien intercambiable–como advirtiera Lyotard ya en 1979 (Lyotard, F. 1979, 4).
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cotidiano susurre su voluntad de ser particular, colonial y euro-gestada) que reserva para la
en el espacio-tiempo propio. razón un sitio privilegiado y desprecia y desme-
Esta escucha atenta, decidida a suspender rece en el mismo acto la dimensión sensible (lo
los juicios sobre la educación docente inspira- cual implica una primera operación de disección
dos en el currículo solamente, ha suscitado el ya ficticia). El segundo movimiento consiste en
encuentro con lo ambiguo, lo indirecto y lo me- resistirse a una adhesión absoluta al marxismo,
tafórico. Así, un relato tiene el poder de perforar el postestructuralismo, neomarxismo o cualquier
el corazón de la fe en la educación tradicional- otra postura esencializada; si bien se aprovechan
mente concebida: los aportes producidos en estas matrices, soste-
nemos que no escapan a la voluntad de trabajar
Lo mejor que puede hacer un profesor desde las exigencias de los universalismos to-
es no enseñar nada, porque cuando enseña talizadores (Galcerán Huguet, M. 2010, 52) que
está achicando el mundo (RK)5 aniquilan la particularidad como nota esencial
de la autonomía de las gentes6.
Escuchar que el docente no debe enseñar, Como puede observarse ya, la filiación más
que la nota es una limosna (y los estudiantes sustantiva de nuestro posicionamiento en la
que esperan pasivamente la enseñanza unas investigación se da con las matrices interpreta-
vacas) no se parece en nada a disponerse a los tivas provenientes de los impulsos descoloniales,
enunciados que circulan en la literatura académi- fuertemente arraigados en los movimientos so-
ca. No obstante, estas afirmaciones provocadoras ciales que los justifican y legitiman. A partir del
llevan la (genuina) marca de la cotidianidad, reconocimiento de la existencia de cosmogonías
del orden mundano de las cosas en el cual se otras, los contrastes con los modos de compren-
alojan, en definitiva, nuestras prácticas docentes. der moderno/coloniales cobran contundente
La disociación es en sí un aprendizaje que vale nitidez: la ficticia independencia del conocimien-
la pena indagar. El resto del trabajo sólo puede to respecto del ser (inscripto además en una
ser comprendido desde este posicionamiento simbología a la vez subjetiva y cultural) queda
desafiante de las construcciones epistémico- seriamente desafiada simplemente frente a la
políticas que se benefician con el exilio del existencia de otros modos de manifestación de
mundo sensible. lo vivo (que es cultural y natural necesariamente,
sin posibilidad de disección). Estos testimonios
Mundo sensible y la restitución irreverentes de las prescripciones derivadas de
de modos de ser y conocer los regímenes de verdad moderno/coloniales per-
(¿una amenaza para la pedagogía?) miten, además, la historización de la diferencia;
la reconstrucción de la memoria colonial expone
Al ocuparnos del mundo sensible intenta- las condiciones de gestación de ciertas narrativas
mos desmarcarnos de ciertos lugares comunes modernas y el grado de funcionalidad que han
con al menos dos movimientos: el primero im- ejercido para la perpetuación de la colonialidad.
plica escapar al abrazo con vocación monopó- También es posible advertir la complicidad del
lica de la fórmula jerárquico-binaria (moderno poder militar, económico y pedagógico para la

5 Se ha señalado la autoría de cada fragmento refiriendo a las iniciales del nombre del docente entrevistado. Esto
se fundamenta en la voluntad de adoptar un posicionamiento radical dentro del espectro de la investigación
cualitativa, en la que la pretensión de neutralidad se expone como opción ético política, desnudando la ideología
inevitablemente conducida por la naturaleza retórica del discurso (Denzin, N. y Lincoln, I. 2015, 26; McLaren,
P. 1997,18). Se reserva la codificación, no obstante, para las instancias de la investigación más antiguas que no
acordaron oportunamente la publicación del nombre propio; ya que fueron producidas en condiciones de reserva
de anonimato, se comparten en los términos originales.
6 Al respecto, la discusión de la antropóloga mexicana Marcela Lagarde en el marco de un feminismo reinterpretado
puede servir de matriz interpretativa análoga, en especial cuando la autora promueve una relativa autonomía
de las agrupaciones o marcos totalizadores en favor de explorar la raigambre subjetiva y local (Lagarde, M. 2015,
174).
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supervivencia de un modo (particular, original- contra otras denominaciones posibles. Ejercemos,


mente provinciano) de cartografiar lo “real”. así y en este acto, la voluntad epistemológica de
Desde estas perspectivas descoloniales, terri- implicarnos en las políticas del nombrar8 (Walsh,
torio, gentes, tiempo y divinidad son inescindi- C. 2011, 1) que suponen el agenciamiento dis-
bles; el conocimiento está arraigado al lugar (Es- cursivo como forma de participación sustantiva
cobar, A. 2001, 142), toda cognición es situada. en la lucha por el signo y, así, por la definición
La intelección es una práctica, un ejercicio de de ontologías. Asumiendo que la reinterpretación
interacción interpretativa de/con la experiencia. es la condición natural del relato (Bajtín, M.1981,
La teoría–tal como se comprende en el campo 279; Yedaide, M. 2016, 389) y que, entonces, la
académico–se presenta como una construcción reproducción es un modo de ejercer la libertad
enajenada, desprendida de su tiempo-territorio- –aun cuando no revista altos grados de inter-
cuerpo y abstraída al punto de desentenderse de vención subjetiva explícita– optamos conscien-
la posibilidad de afectación sensible. Cobra sen- temente por sublevarnos contra la repetición de
tido la tragedia educativa que se puede advertir la palabra “formación” porque, sentimos, adultera
en los relatos que denuncian que “una cosa es la la representación más aguda de las condiciones
teoría pero otra es la práctica”, y que finalmente del proceso de construcción de la subjetividad
exponen la profunda inconexión entre dominios de los profesores. Lo que ocurre cuando nos
originalmente integrados–recreando la metáfora disponemos a la profesión docente–sostenemos–
del diálogo entre sordos que propone Daniel está situado a lo largo de la vida y alimentado
Suárez (Suárez, D. 2008, 2). Las percepciones, por todo tipo de experiencias vitales paralelas
sentimientos, emociones y sensaciones están y/o contestatarias a los currículos formales. Y,
todas “informadas teóricamente”–en tanto sólo más resonante tal vez, estas vías experienciales
cobran sentido en movimientos interpretativos son profundamente personales y vinculares,
necesarios que implican lo ya metabolizado afectadas por juegos del lenguaje que reservan
como conocimiento/ser–y modifican en el mis- la condición de legitimidad para personajes y
mo acto las futuras opciones hermenéuticas7. situaciones de ninguna manera reservados a
Esto supone un desafío enorme para la tradi- los claustros escolares. Existe sin lugar a dudas
ción científica en general y el campo académico la intención de “formar”, pero tal vocación no
en particular; las aulas y prácticas docentes debería confundirse con el alcance de sus am-
están en contraposición muy familiarizadas con biciones: la educación docente es ubicua, múl-
estas tensiones y convivencias. La pedagogía tiplemente condicionada y porosa a los afectos,
sólo queda amenazada en tanto se piense como las emociones y la experiencia sensible. Así lo
disciplina moderna, tal como desarrollaremos muestran las narrativas recogidas en los proyec-
a continuación. Las pedagogías descoloniales, tos y grupos de investigación puestos a indagar
en cambio, aventuran la defensa de un poder sobre los profesores universitarios (no sólo los
positivo como tensión hacia la utopía (Santos, desarrollos locales recuperados en la memoria
B. 2000, 13). anteriormente sino las producciones análogas
en equipos nacionales y regionales). Frente a
Unas pedagogías descoloniales estas tesis, los modos de intervención curricular
para la educación docente deben revisitarse radicalmente, repreguntando
acerca del real alcance y potencial sentido de
Debemos reconocer, en primer lugar, que trazar ciertos recorridos para las carreras de los
hablamos de “educación” docente en rebeldía profesorados.

7 A favor de esta perspectiva sobre el mundo sensible puede consultarse no sólo la extensa obra de Boaventurade
Sousa Santos (especialmente 2003, 2006, 2010) sino también los trabajos de precursores como Le Bretón (1995,
2002) y P. Bourdieu (2008) y sucesores tales como L. Wacquant (2005) y A. Scribano (2013) –en el contexto latino-
americano.
8 Si bien Catherine Walsh originalmente las presenta como parte de la política imperialista, su trabajo fundamen-
talmente insta a la apropiación del poder positivo del discurso para la re-institución de ontologías, de modo de
cartografiar el dominio social a partir de un código heurístico propio.
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¿Cuál podría ser el rol de la pedagogía en bien, estos modos particulares de representar lo
este tránsito? En primer lugar, asumirse como vivido no son en sí pedagógicos; las pedagogías
pedagogías–en plural–como primer paso para intervienen porque existen mecanismos político-
sensibilizarse frente a las opciones coyunturales, sociales de legitimidad discrecional. No todas
los escenarios locales y las voluntades personales las narrativas tienen asignada igual validez; las
allí afiliadas. No es dable caer en la trampa de pedagogías intervienen – y han intervenido en la
los esencialismos o universalismos euro-promo- construcción del mundo moderno/colonial–en la
vidos (Galcerán Huguet, M. 2010, 50); la descolo- distribución de la autoridad discursiva (Yedaide,
nialidad del saber exige atención a las especifici- M. 2016, 226). Las pedagogías son entonces –
dades como forma de evasión a los regímenes de siempre han sido–aquellas prácticas que autori-
verdad. El conocimiento, siempre situado y local zan ciertas formas particulares de interpretar lo
(Escobar, A. 2001, 145), sólo puede ser auténtico que es e importa. Las pedagogías descoloniales,
si estalla en la miríada de representaciones que particularmente, fundan sus prácticas de des-
guardan fidelidad con los marcos gnoseológicos y autorización y re-autorización discursiva en la
cosmogónicos del propio territorio. No es posible potestad ahora autoarrogada de desmantelar
encontrar una sola respuesta; ni siquiera es sen- las matrices interpretativas de la modernidad/
sato emprender la búsqueda para otros. En todo colonialidad. Constituyen la materialización (y
caso, se trata de empoderarnos recíprocamente no sólo la intención) de constantes ejercicios de
para configurar las claves de nuestras labores en desnaturalización de la legitimidad históricamen-
los contextos inmediatos–y urgentes–de nuestras te construida según ciertos regímenes de verdad
prácticas. moderno/coloniales (exponiendo su contingencia
La apuesta descolonial, entonces, confía en y las relaciones de poder en que se gesta) para
los plurales más que en “lo pedagógico”. Negar generar audibilidad para voces otras, común-
la universalidad de esta construcción semántica mente excluidas del debate permanente sobre
es a la vez una reacción contra su interpretación la cuestión pública. Habilitan, así, movimientos
como “disciplina que estudia” (la enseñanza, la para la intervención de los pueblos en la lucha
educación, etc.). Reconociendo en la disciplina por su (propia) representación desde su (propio,
la marca moderna del biopoder (Foucault, M. híbrido) lugar de enunciación (Smith, L. 1999).
1999, 72), también se presenta la urgencia de Tal vez ahora se comprenda el rol de unas pe-
huir de una representación de la ciencia como dagogías descoloniales en la educación docente.
forma privilegiada de intelección de la expe- En un proceso altamente complejo y multi-condi-
riencia humana. No renegaremos de lo científico cionado, estas pedagogías proponen unas formas
puesto que las estructuras de dominación son a de relativa autonomía: (relativa) independencia
la vez las oportunidades para la transformación de los marcos de pensamiento eurocéntricos,
social, tal como nos han enseñado las tradiciones (relativo) distanciamiento de la ciencia como
críticas9. No obstante, desafiamos su pretensión régimen de verdad, fidelidad a la localidad (del
de universalidad y su propensión a establecer y espacio y tiempo siempre interpretados desde
consolidar regímenes de verdad. Así, las peda- alguna clave cosmogónica específica), apertura
gogías serán “prácticas” en lugar de disciplina; a lo sensible y lo afectivo como modos legítimos
en un movimiento que también es resistente a y autorizados de conocimiento. Tales pedagogías
la infravaloración de lo práctico por su subsun- son entonces prácticas políticas de autorización;
ción jerárquica a lo que convencionalmente se no pueden anticiparse ni trabajar por fuera de los
denomina teoría, recuperamos para las peda- colectivos que las configuran, ni encierran senti-
gogías la condición natural de constituir modos dos trasplantables a otras coyunturas. Son inten-
de interpretación de la experiencia humana en tos por crear condiciones favorables para que las
enclaves espacio-temporales precisos 10. Ahora comunidades realicen sus intereses públicos.

9 Ver H. Giroux (1983) para una capitulación de estas tradiciones.


10 Vale la pena recuperar aquí lo que Grimson llama “contextualismo radical” cuando insta a dejar de formular
preguntas específicas, locales, esperando una respuesta en el lenguaje de las afirmaciones trascendentes (Grimson,
A. 2013, 12-13).
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Pensar en los currículos de la educación to, reservamos un amplio margen de actividad


docente en las universidades argentinas en estos político-epistémica para los sujetos comprome-
términos es disruptivo. No obstante, también tidos en el debate de las cuestiones públicas. La
implica una exigencia para la materialización narrativa es un arma, condicionada pero potente
de ciertas transformaciones en el campo acadé- para la participación cívica.
mico. Creemos que en este esfuerzo cobra valor Desde este particular punto de vista la na-
la tesis de Boaventura de Sousa Santos (2016) rrativa no es ya, decididamente, la expresión o
cuando exhorta a las universidades a hacer ex- manifestación de algo. Es en sí misma una forma
tensión hacia adentro. Los movimientos sociales de pedagogía cotidiana, puesto que distribuye
han probado ser fructíferos en la producción discrecionalmente modos de autoridad repre-
de alternativas adheridas a la experiencia coti- sentativa; una colección de actos de creación de
diana; la academia tiene mucho por aprender. significados. También es en el lenguaje donde
Creemos que las pedagogías descoloniales son se construyen las desigualdades categoriales
posibles, entonces, en tanto–sin desconocer las que tipifican a los individuos, fijándolos en
producciones literarias del campo–se presta el una estructura de representación como marca
oído, la mirada y el sentir a la realidad inmediata contundente de poder (Grimson, A. 2013, 77).
y sus actores. Narrar es intervenir activamente en las políticas
del nombrar que nos presentan la disyuntiva
La investigación (biográfico) narrativa que Jean-Francois Lyotard (1979,17) ya anticipara
haciendo uso de la noción Wittgesteiniana de
También en este apartado debemos comen- juegos del lenguaje: cada enunciado es un movi-
zar por explicitar nuestro posicionamiento res- miento que puede tanto ratificar como subvertir
pecto de la narrativa y su asociación discontinua el orden instituido.
con términos como lenguaje, discurso y texto. Sólo parte de la investigación narrativa se
Siendo que nuestro interés se ubica en el cruce alinea a este modo de concebir la narración. De
entre las pedagogías críticas y descoloniales y la hecho, este tipo de investigación, impulsada por
investigación narrativa, no debe extrañar nuestra los giros hermenéutico y lingüístico, ha revestido
relativa y discrecional irreverencia a las profun- grados muy dispares de insurgencia epistémica.
dizaciones y los discernimientos que las ciencias Aun hoy puede implicar sencillamente la volun-
del lenguaje proponen para el estudio sistemá- tad de “complementar”, “cualificar” o “humani-
tico y amplio del campo. Tomamos de estos zar” movimientos de investigación de otro modo
desarrollos la potencia bajtiniana de apertura de enteramente cooptados por la racionalidad
los enunciados, su implicación sustantivamente tecnocrática moderno/colonial. De hecho, es al-
social y su naturaleza dialógica. De los aportes tamente frecuente que las investigaciones se pre-
asociados al discurso adherimos a las corrientes senten en términos de teoría- experimentación-
que se interesan por el poder y su circulación, resultados-discusión, encerradas en las opciones
y los modos en que se crea, recrea y perfora la más clásicas de los paradigmas positivistas y
hegemonía discursiva, así como los límites del postpositivistas (Guba, E. y Lincoln, Y. 2012, 49);
lenguaje para la construcción del sentido social incluso las publicaciones científicas aplican en la
(Yedaide, M. 2016, 19). Pero fundamentalmente actualidad regímenes de control a través de nor-
guardamos lealtad con las dimensiones retóricas, mas editoriales que exigen estos estadios de des-
políticas y creativas del lenguaje para destituir, cripción de los proyectos de investigación. Otras
re-instituir e insurgir desde un enclave espacio- opciones más rebeldes pueden ser representadas
temporal-sensible específico (Walsh, C. 2011,15; por el método autobiográfico narrativo (Fernán-
Walsh, C. 2010, 200). Así, todo texto social crea dez Cruz, Bolívar & Domingo y sus equipos) o la
y recrea sentidos, pero éstos sólo son debatibles indagación narrativa (Conelly&Clandinin y equi-
por y mediante el lenguaje; consecuentemente, pos) que a pesar de su vocación por la localidad
asociamos las pedagogías a la autorización dis- quedan en ocasiones fuertemente interpelados
cursiva–como modo de intervención consciente en el juego de la generalización y la formulación
en la lucha por las significaciones. Sin la marca de grandes respuestas. En el extremo más resis-
ingenua que supondría el subjetivismo absolu- tente (en el que también debemos incluir parte
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de la obra de los equipos de Conelly&Clandinin), vocación retórica (Yedaide, M. 2016, 282) que se
investigar narrativamente supone intervenir en la ponen a jugar en la lucha por la representación.
construcción de nuevas narrativas legitimadoras No contienen sentido más allá de los cuerpos
y autorizadoras de ontologías otras (la alteridad pulsantes y sus situaciones histórico-sociales.
debe ser leída como diferencia colonial, es decir, ¿Cuáles son los terrenos resbaladizos de una
lo que el canon occidental desprecia o incluso investigación narrativa radical como la nuestra?
invisibiliza). Narrar es implicarse en las políticas En primer lugar, ante la imposibilidad de soste-
del nombrar a las que hacíamos referencia, e ner la objetividad del conocimiento en términos
investigar narrativamente constituye una práctica clásicos, el compromiso ético necesita acentuarse
“resbaladiza” (para apoyarnos en la metáfora de (Vasilachis, I. 2012, 13). Una vez definida la frac-
Linda T. Smith (Smith, L. 2011, 190). Intentare- tura con la pretensión de acceso “incontamina-
mos a continuación describir las notas de este do” a “la realidad”–por la caída del mito de la
tipo de investigación narrativa y luego trataremos referencialidad directa– (Ryan, R. 1999, 484-485)
de dar cuenta de lo resbaladizo de su condición la opción más sensata se define por acompañar
radical. al reconocimiento de la inexorable mediación
Cuando hablamos de investigación narrativa hermenéutica con una toma de responsabilidad
radical nos referimos a un número de renuncias. cívica. Mientras se pensaba que la ciencia tenía
En primer lugar, la renuncia a la ciencia libre de efectivamente la prerrogativa de revelar la Verdad
valor, la objetividad y neutralidad: “(…) estamos (prerrogativa autoconcedida a partir de la fe –
persuadidos de que la objetividad es una qui- histórica y políticamente construida–en la razón
mera: una criatura mitológica que nunca existió, ilustrada), la cuestión ética quedaba completa-
salvo en la imaginación de aquellos que creen mente escondida tras la sentencia contundente
que el saber puede estar separado de quien de la inevitabilidad de lo real. La contingencia
conoce” (Guba, E. y Lincoln, Y. 2012, 63). Luego, operativa en la producción de conocimientos
y en completa relación con lo anterior, se hace – que en la investigación científica interviene
igualmente necesaria la renuncia a la pretensión desde el momento de la elección del tema, la
de generalidad o totalidad, que sólo pudo existir perspectiva teórica adoptada y el tipo de pregun-
a la luz de un realismo ingenuo (Denzin, N. y tas formuladas y no formuladas (Segato, R. 2015,
Lincoln, Y. 2011, 33) que aspira a la unicidad y 15)–supone no sólo puntos de vista particulares
monoglosia de la Verdad. Renunciamos también sino un interés específico. Frente a la hybris
a distinguir al investigador de los otros sujetos del punto cero (Castro-Gómez, S. 2005,18) que
de la investigación excepto por su destreza meto- esconde la autoría (inscripta a su vez en un
dológica y su intención de movilizar procesos de cuerpo, espacio y tiempo que la significan) tras
construcción de conocimientos; en su lugar abra- el mito de la práctica científica libre de valor,
zamos la investigación co-generativa (Greenwo- la certeza respecto de la necesaria mediación
od, D. y Levin, M. 2011, 137). Rechazamos el ex- interpretativa de toda práctica social exige una
cesivo protagonismo de lo metodológico a favor contra-postura de transparencia enunciativa.
de la primacía política que autoriza la flexibilidad Adoptar el compromiso ético supone, entonces,
y plurivalencia de métodos y enfoques, incluso la desmantelar la neutralidad y exponerla como
creación de artefactos culturales inéditos cuando un mecanismo de biopoder y a la vez contra-
es pertinente–el bricolaje (Kincheloe, J. y McLa- rrestar su nocividad explicitando con franqueza
ren, P. 2012, 265). Nos oponemos a los criterios y detalle las condiciones epistémico- políticas
validez tradicional; preferimos trabajar en térmi- que rodean a la investigación–en especial las
nos de la autenticidad educativa y catalítica: que creencias, valores y expectativas que se sostienen
los colectivos expandan su conciencia (cívica) y inevitablemente. Si bien esto es deseable para
provoquen los cambios que necesitan (Guba, E. y toda empresa científica, la investigación narrativa
Lincoln, Y. 2012, 62). Las narrativas, entonces, no más radical es especialmente respetuosa de los
son nunca ilustraciones de un enunciado general puntos de vista singulares (incluido aquel del
ni bloques tendientes a construir figuras cuya propio investigador) y se esfuerza por reinscribir-
regularidad reclame la potestad de generalizar. los en sus claves corpo-espacio-temporales junto
Son construcciones discursivas con ineludible con el sentido de la investigación. Este último,
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en general, no se aleja de la búsqueda siempre conciencia–de reproducción o interrupción de


pendiente de la justicia social. lógicas de opresión (Kincheloe, J. y McLaren, P.
El problema de la ética de la ciencia mo- 2012, 243). Toda actividad científica se ordena
derna/colonial es precisamente la negación de a un interés y colabora en la perpetuación o
su propia necesidad (como consecuencia de ruptura de las matrices interpretativas; tiene,
pensarse como trascendente de su provinciali- por tanto, algún tipo de efecto o influencia en la
dad y localidad). Esta creencia en la posibilidad subjetividad. La investigación narrativa radical es
de prescindir de la cuestión ética (que, por su- en sí una práctica ideológica en términos de una
puesto, no se expone como creencia sino como revolución polifónica–se propone ceder espacios
condición natural de la razón) conduce también para las voces bajas (Chase, S. 2015, 83). No
a un desafío relativo al fin o meta de la inves- obstante, no pretende desplazar una voz a favor
tigación. Ya no podemos pretender “descubrir” de otra sino crear condiciones para la audibilidad
una verdad–ni siquiera una provisoria y falseable. de cada sujeto en los dominios públicos que los
Por un lado, las respuestas a las preguntas de la implican. En una suerte de movimiento freireano,
investigación deben cuidarse de no constituir se propone que los colectivos alcancen los foros
una nueva meta narrativa esencializada y tota- de discusión y participen de las luchas que los
lizadora; la investigación narrativa más radical comprometen.
se resiste a la búsqueda de matrices, patrones Finalmente, la cuestión del anonimato re-
y regularidades que puedan ser universalizables viste particular interés desde esta postura radical
o generalizables puesto que reconoce en este de la investigación narrativa. En primer lugar,
acto una re-instalación y con-validación de un cuando el investigador trabaja con y para los
régimen de poder que opera prescriptivamen- sujetos (y para sí mismo, necesariamente), no
te, haciendo que lo singular se deba subsumir existe ninguna información que requiera secrecía.
necesariamente en algo más amplio. Por otro Si su interés no condice con el interés del resto
lado, el fin no es el conocimiento per se, sino la de los participantes, estos pueden renegar de la
acción y transformación social. Esto, que se ha exposición de la identidad (en estos casos, la
dado en llamar el giro performativo (Denzin, N. investigación no suele perseguir el bienestar de
y Lincoln, Y. 2011, 37), es una marca indeleble los implicados o sus metas expresadas en sus
de las investigaciones radicales y un terreno propios términos–esto es particularmente cierto
especialmente resbaloso para la convivencia en cuando la audiencia esperada es exógena y los
la academia. beneficios toman la forma de credencialismo o
Sin objetividad, asepsia, cúpula de cristal capital simbólico para el investigador). Cuando
para los investigadores o misión universal, la la investigación se acopla a las necesidades de
investigación narrativa radical también busca un colectivo social con autenticidad educativa y
prescindir de los imperativos que la racionalidad catalítica, la inclusión de los nombres propios y
tecnocrática exige acentuando su dimensión las coyunturas locales son una parte orgánica y
ideológica. Decíamos que la revolución epistemo- natural del proceso.
lógica que recupera al sujeto y su espacio-tiempo
como intérpretes particulares de los objetos de Inquietudes (persistentes)
la experiencia se acopla al reconocimiento del
posicionamiento de la ciencia en las relaciones El inicio de la modernidad puede
modernas/coloniales de poder social. En este haber sido simultáneamente el inicio del
contexto, la excesiva confianza en la asepsia de más reciente periodo de asfixia inducida
la razón no constituiría un error mayormente del deseo.
metodológico, sino un síntoma de toda una
operación política de control simbólico-material (Teixeira Coelho, J. 2009, 24).
al cual la ciencia moderna es especialmente
funcional. Si creemos, como lo hacemos, que Este artículo se ha propuesto justificar la
no existe producción libre de valor, entonces centralidad del mundo sensible en el currí-
reconocemos una marca ideológica indeleble culo de la educación docente (recuperando
y un ejercicio–con mayor o menor grado de una memoria de investigación), comprender la
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discontinuidad de su tratamiento en el marco cas de la diferencia, “las identidades contienen


de una matriz interpretativa moderno/colonial tantos pliegues y bifurcaciones que su anclaje re-
y legitimar la adopción de un punto de vista ferencial amenaza con dispersarse fuera de toda
relativamente radical para las pedagogías y la unidad coherentemente programable” (Richard,
investigación narrativa. Asumimos esta como una N. 2013, 139). No podemos, como insta Richard,
opción epistémico-política, frente a la urgencia perdernos en el mito posmoderno de desontolo-
de una escuela media muchas veces insensibili- gización del sujeto pero tampoco debemos ceder
zada, desafectada y sufriente. a prácticas totalizantes excepto para conseguir el
En la Introducción al Volumen II de la esencialismo estratégico de Spivack. Lo singular,
tercera Edición del Manual de Investigación Cua- por tanto, debe preservar sus notas particulares
litativa, Denzin& Lincoln sentencian con contun- pero a la vez exponer la marca social que lo
dente sencillez el estado de la investigación que sitúa al margen en las lógicas contemporáneas
aquí denominamos radical: “la indignación ya no de opresión.
es suficiente” (Denzin, N. y Lincoln, Y. 2012, 33). Aún con unas intenciones claras y unas
Esta razón política constituye la motivación más cartografías relativamente definidas – tanto en
poderosa en las direcciones descriptas. Sospecha- el ámbito de las pedagogías descoloniales como
mos que la anulación del mundo sensible es una en el contexto de la investigación narrativa
forma de aplacamiento de la pulsión política; radical–las inquietudes persisten. Los bordes son,
al excluir las pasiones y emociones al territorio efectivamente, terrenos resbaladizos que exigen
de la irracionalidad –y, consecuentemente, de negociación con lo establecido (Smith, L. 2011,
lo otro de la razón, condenable y desvalido– se 190) pero no deben ceder a la aniquilación del
abstrae y distancia la implicación subjetiva y deseo. Sostener la atención respecto del mundo
la afectación sensible. Los cuerpos pulsantes, sensible en la educación docente debe compren-
reverberantes en pasiones y emoción, se auto- derse como un esfuerzo en esta dirección.
censuran y enajenan de las dimensiones públicas
que definen gran parte de las condiciones de su BIBLIOGRAFÍA
existencia.
Estamos convencidos de que gran parte de Aguirre, Jonathan. 2016. La amalgama formación
la causa social se puede definir en el dominio de profesional-valores personales en la buena
la narrativa en la educación, con su doble poten- enseñanza de los profesores memorables de la
cial para delimitar y habilitar el agenciamiento carrera Profesorado en Historia de la UNMDP.
cívico. Con este ánimo, adherimos a la invitación Trabajo Final de Graduación, Especialización en
a profanar desde el campo académico las “clau- Docencia Universitaria. UNMDP. Mar del Plata,
suras semióticas” que las clasificaciones producen Argentina.
(Grimson, A. 2013, 67), pero sostenemos que tam- Álvarez, Zelmira; Porta, Luis y Sarasa, Maria Cristina.
bién es necesario avanzar en el nivel cotidiano y 2010. Itinerarios de la buena enseñanza a partir
perforar la experiencia. Este dominio mundano, de los relatos biográficos docentes. Profesorado.
del sentido común y la educación ubicua, silen- Revista de currículum y formación del profesora-
ciosa, constituye el territorio privilegiado de la do. Vol 14. N°3.
producción y reproducción de las significaciones. Bain, Ken. 2007. Lo que hacen los mejores profesores
Allí todo lo que importa es local, singular e idio- universitarios. Valencia: Universitat de Valencia.
sincrático; esto constituye un enorme desafío. Bajtín, Michael. 1981. The Dialogic Imagination. Four
Otra preocupación que nos proponemos sos- Essays. Austin, TX: University of Texas Press.
tener es la fluidez de las filiaciones identitarias. Bourdieu, Pierre. 2008. El sentido práctico. Barcelona:
Si bien estamos decididos a explorar el vecin- España Editores.
dario en búsqueda de los modos en que opera Castro-Gómez, Santiago. 2005. La hybris del Punto Cero:
la colonialidad (Yedaide, M. y Porta, L. 2015, 1), ciencia, raza e Ilustración en la Nueva Granada
debemos practicar simultáneamente el ejercicio (1750-1816). Bogotá: Editorial Pontificia Univer-
de construir entidades estratégicamente, sin caer sidad Javeriana.
en la trampa de la esencialización. Como alerta Chase, Susan. 2015. Investigación narrativa. En Denzin,
Nelly Richard en su intento de situar las políti- N. y Y. Lincoln. Métodos de recolección y análisis
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