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Trazos de Cristo en América Latina

24
Esta ha sido preocupación recurrente de Benedicto xvi en su corto pontificado. Ideas centrales en la cristología
Véase el discurso en la Universidad de Ratisbona (12 septiembre 2006).
de Jon Sobrino1
25
Cf., J. B. Metz, Por una cultura de la memoria, Antropos, Barcelona 1999, 120-123.
26
Cf., Morandé, Sociedad contemporánea, 182.
27
G. Gutiérrez, La fuerza histórica de los pobres, CEP, Lima 1979.
28
Cf., I. Ellacuría, “La Iglesia de los pobres, sacramento histórico de liberación”, en
J. Sobrino - I. Ellacuría, Mysterium Liberationis, Trotta, Madrid 1990, 127-153.

La liberación de los pobres y de las víctimas constituye el motivo que


impulsa la reflexión teológica de Jon Sobrino. En esta perspectiva,
se analiza la ruptura metodológica que su cristología pretende
representar; la doble referencia de Cristo al reino de Dios y al Dios
del reino; la recuperación de la humanidad de Jesús, y la verificación
de la salvación escatológica como liberación intrahistórica.

Damos aquí cuenta de los trazos principales de las condiciones,


concepción y alcance del concepto de liberación de la cristología
de Jon Sobrino en sus dos obras principales Jesucristo Liberador
(JL) y La Fe en Jesucristo (FC).
Esta cristología se caracteriza por un interés y una
organización soteriológica, en cuanto dicen relación a un
contexto histórico muy preciso que requiere de una cristología
relevante. A comienzos de los años noventa nos dice el autor:
“El contexto, ciertamente, es el que sigue exigiendo no menos,
sino más liberación, el que sigue exigiendo una cristología de la
liberación”2. Hacia el final de la década esta necesidad persiste y
se agrava3.
Si hay algo que caracteriza la entera cristología de Sobrino
es la convicción de que no basta confesar a Cristo para ser
cristianos, que es posible usar su nombre con fines ideológicos y

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que se requiere volver a Jesús de Nazaret para rescatar su fuerza actuación es ya en este mundo verificable para la fe, el método
liberadora. No debemos ser ingenuos. Todas las cristologías de la cristología de Jon Sobrino se sirve de las posibilidades
responden a intereses y entre estos, sostiene Sobrino, hay actuales de la hermenéutica para que la salvación trascendente
que distinguir los que se ajustan a Cristo y los que mueven a se haga realidad inmanente entre los pobres. Su intento
tergiversarlo. Dicho con sus propias palabras, “la cristología teológico destaca por explicitar honestamente el “desde dónde”
puede ser útil para cosas buenas, pero puede ser utilizada para realiza su pensar cristológico. Si el objeto de toda cristología
cosas malas, lo cual no debiera extrañar, porque, siendo hecha es Jesucristo, el acceso a su estudio lo cumple Sobrino en
por seres humanos, está también sujeta a la pecaminosidad circularidad hermenéutica: los textos de la revelación que
y la manipulación. No hay que olvidar que en la historia ha hablan de Jesucristo se comprenden desde el contexto en que
habido cristologías heréticas que han recortado la verdad Cristo se hace presente en la historia y, viceversa, los mismos
total de Cristo, y, lo que es peor, que ha habido cristologías textos iluminan sobre dónde es posible hallar hoy a Cristo en
objetivamente nocivas, que han presentado a un Cristo distinto la historia para hacer de este el lugar ideal de la cristología. El
y aun objetivamente contrario a Jesús de Nazaret. Recordemos contexto de la cristología latinoamericana, que por la presencia
que nuestro continente cristiano ha vivido siglos de opresión de Cristo en él puede llamarse “lugar teologal”, son “los pobres
inhumana y anticristiana sin que la cristología, al parecer, se de este mundo”5. Este, a su vez, se desdobla analíticamente en
diera por enterada y sin que supusiera una denuncia profética “lugar eclesial” (donde se conserva el saber acerca de quién es
en nombre de Jesucristo”4. Jesucristo) y lugar social de la cristología (donde los pobres,
La cristología latinoamericana tiene la virtud de como “signos” de todos los tiempos, influyen en el modo de
estructurarse soteriológicamente. En su caso, a diferencia abordar a Jesucristo). Pues bien, Sobrino subraya que en la
de otras cristologías, ella se articula en vista de una salvación consideración del lugar teologal de la cristología latinoamericana,
que se espera aparezca ya en esta historia. En los apartados la del lugar teologal-social particularmente, opera una ruptura
siguientes veremos que la liberación de los pobres determina epistemológica respecto de las cristologías tradicionales: “El
medularmente su metodología. Para ser salvación histórica lugar social es, pues, el más decisivo para la fe, el más decisivo
de los pobres, la cristología de Sobrino ha debido rescatar para configurar el modo de pensar cristológico y el que exige y
el carácter escatológico de Jesucristo: su doble referencia al facilita la ruptura epistemológica”6. El seguimiento de Cristo
reino de Dios y al Dios del reino, y la profunda humanidad e que en este lugar social arraiga permite conocer aún mejor al
historicidad de Jesucristo. mismo Cristo. En términos muy sencillos, Sobrino afirma:
“desde los pobres se piensa que se conoce mejor a Cristo, y ese
Cristo mejor conocido es el que se piensa que remite al lugar de
Originalidad metodológica los pobres”7.
La cristología latinoamericana, y la de Sobrino en especial,
Bajo el supuesto de que el acontecimiento escatológico ha se caracterizan por comenzar con el estudio de Jesús de Nazaret y
ocurrido, que en la historia Cristo está presente y que su su entera dedicación al reino de Dios. Pero no hay que engañarse.

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Este es el punto de partida metodológico de su cristología. Lo praxis se afirma en oposición y rompimiento respecto de una
que en definitiva más interesa a Sobrino es el punto de partida fe en “un Cristo sin Jesús” que por siglos se ha prestado para
real de la cristología: la fe en Cristo, el compromiso actual mantener a los pobres en la opresión12. Sobrino rompe con la
de los cristianos con el reino de Dios. A diferencia de otras ingenuidad de la cristología. Para ser más exactos, rompe con el
cristologías que también hacen del Jesús histórico su punto de uso ideológico del carácter divino de Cristo. La razón por la cual
partida metodológico, la de Sobrino no se aboca a desmitificar la cristología latinoamericana adopta como punto de partida
la persona ni la obra de Cristo, sino, ante el sinsentido de la metodológico al Jesús histórico es porque, a su juicio, es la única
tragedia de la realidad de los pobres, pretende “despacificar” y manera de rescatar y salvaguardar a Cristo de las distorsiones
“desidolatrizar” a Cristo, de modo que no nos tranquilice ante de su divinización y abstracción, las que operan como si con
la miseria y no pueda usarse su nombre para oprimir a nadie8. A prescindencia de Jesús de Nazaret fuera posible saber en qué
diferencia de la teología liberal, la cristología de Sobrino arranca consiste ser “cristo”. Para Sobrino, de modo semejante a como
de la fe en la persona divina del Cristo que en la encarnación Cristo revela al Dios verdadero, Jesús revela qué ha de entenderse
solidarizó con los pobres y se articula en función de una fe en por Cristo, y no a la inversa.
Cristo auténticamente liberadora.
Así se entiende que, para Sobrino, lo histórico no es
puramente lo que pueda acreditarse científicamente como lo Relatividad fundamental de Cristo
prepascual, sino aquello prepascual que fue sobre todo la praxis
de Jesús. Al autor le interesa en especial “lo más histórico del Un rasgo distintivo de la cristología de Jon Sobrino es su
Jesús histórico”, a saber, “su práctica y el espíritu con que la estructuración escatológica debida al redescubrimiento de
llevó a cabo”, “el conjunto de actividades de Jesús para operar la teología del siglo xx de la referencia fundamental de Jesús
sobre la realidad social y transformarla en la dirección precisa de Nazaret al reino de Dios, pero sobre todo a la urgencia de
del reino de Dios”9. Lo más histórico de Jesús es aquello que liberación de los pobres. Para Sobrino, Jesús refiere de un modo
“desencadena historia”, lo que nos es transmitido como encargo decisivo y definitivo a lo que él llama “lo último” (el eschaton):
para seguir transmitiéndolo”, no “aquello que es simplemente Dios y el reino de Dios. Su opción es consciente. Ya al comienzo
datable en el espacio y en el tiempo”10. Luego, el seguimiento de Jesucristo Liberador repudia una imagen alienante de Cristo en
de Cristo debe continuar en nuestra historia aquella práctica América Latina que lo concibe como “absolutamente absoluto”,
de Jesús que “en su día desencadenó historia”, pues esa práctica en perjuicio de su relatividad al reino de Dios y al Dios del
histórica fue “desencadenada para ser proseguida”11. reino13.
La novedad metodológica de la cristología de Sobrino Ante sus contemporáneos, Jesús no reclamó para sí
tiene por objetivo último la liberación de los pobres. Pero, en lo mismo una atención central, sino que dedicó su vida al anuncio
inmediato, se articula en contra de las cristologías tradicionales de la buena noticia del reino de Dios. El “reino de Dios” y su
y de las imágenes alienantes de Cristo que predominan en “Padre” articulan el sentido último de su vida: “...con ‘reino
América Latina. La recuperación del Jesús histórico y de su de Dios’, Jesús expresa la totalidad de la realidad y aquello que

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hay que hacer, y con ‘Padre’, Jesús expresa la realidad personal Sobrino lleva la exigencia de historización del reino aún
que otorga sentido último a su vida, aquello en lo que Jesús más lejos, hasta el plano de la conflictividad humana. El reino
descansa y lo que, a su vez, no le deja descansar”14. “Lo último”, no acaece en una especie de historia “neutra”. Su advenimiento
sin embargo, no son dos realidades separadas ni separables, exige la erradicación del antirreino, pues este no solo representa
sino una “unidad dual o una dualidad unificada”, por cuanto el todavía-no del reino, sino el ciertamente-no del reino. En la
el reino no se concibe sin Dios ni Dios sin el reino15. A partir historia no hay término medio, pues en ella reino y antirreino se
de “lo último” para Jesús, Sobrino intenta explicar, organizar y excluyen. La salvación que implica el reino es histórica y tiene
jerarquizar sistemáticamente la praxis de Jesús, su vida interior múltiples aspectos, pero sobre todo ella supone una lucha y un
y su destino de cruz. Pero al articular escatológicamente conflicto.
su cristología, Sobrino subraya la necesidad de verificación Respecto de Dios, Sobrino elucida su concepto a partir
inmanente del eschaton. Que “lo último” sea una realidad futura de la referencia de Jesús al mismo reino. También en este plano
que encontrará cabal cumplimiento cuando “Dios sea todo en la cristología se articula escatológicamente: Dios para Jesús es
todo” (1 Cor 15, 28) no está en discusión, pero ello constituye la alguien bueno, pero al mismo tiempo trascendente. Porque es
dimensión trascendente de una salvación que ya ahora debiera bueno lo llama “Padre”, porque es trascendente lo llama “Dios”.
traducirse en liberación de los pobres. En su “Padre” confía, descansa. A su “Dios”, que no lo deja
Respecto del carácter escatológico del reino de Dios, descansar, se hace radicalmente disponible. “Lo último personal
afirma que, en cuanto al “mediador”, Jesús, este ya ha llegado. para Jesús es, entonces, Dios-Padre, y su relación con Él es de
Pero en cuanto a la “mediación”, la voluntad de Dios cumplida confianza-disponibilidad. Dios fue para Jesús, y lo fue cada vez
históricamente, esta aún está pendiente16. Para que el reino más, una realidad sumamente dialéctica: absoluta intimidad
llegue, Sobrino deduce la necesidad de determinar un “primado” y absoluta alteridad”18. La referencia de Jesús a Dios-Padre,
en la realidad, el que para la cristología latinoamericana es la irreductible en sus dos aspectos, constituye el factor preciso de
liberación de los pobres. De la elección de este “primado” su anuncio del reino a los pobres. Un Dios así, bueno y exigente,
histórico depende que “lo último” para esta cristología sea el ama a los pobres y urge su liberación. El reino representa la
reino de Dios y no la resurrección de Cristo. La resurrección voluntad de Dios a la que Jesús se sabe llamado a servir.
podría serlo, y de hecho lo es, para muchas cristologías, pero ella De modo semejante a cómo Sobrino historiza el reino
resulta abstracta para indicar cómo ha de configurarse la historia de Dios, historiza, por decirlo así, al Dios de Jesús. En Jesús es
presente. Es más, la resurrección como “lo último” pudiera posible advertir una ilustración acerca del verdadero Dios, en
fomentar “un individualismo sin pueblo, una esperanza sin contra de las divinidades de la muerte. Jesús mantuvo una praxis
praxis, un entusiasmo sin seguimiento de Jesús; en suma, una profética —controversias, desenmascaramientos y denuncias—
trascendencia sin historia, un Dios sin reino”17. Por cierto que en defensa del Dios verdadero. Ella tuvo lugar en medio de
Sobrino considera la importancia máxima de la resurrección, una estructuración de la sociedad y el mundo, persistente hasta
pero lo hace en el horizonte más amplio y más concreto del nuestros días, que Sobrino llama “estructura teologal-idolátrica
reino de Dios. de la realidad”: “En la historia existe el verdadero Dios (de vida),

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su mediación (el reino) y su mediador (Jesús), y existen los ídolos Cristo. La circularidad hermenéutica que Sobrino establece entre
(de muerte), su mediación (el antirreino) y sus mediadores (los el Jesús histórico y el seguimiento de Cristo en la perspectiva de
opresores). Las realidades de ambos tipos no son solo distintas, los pobres y las víctimas supone la realidad de la humanidad de
sino aparecen formalmente en una disyuntiva duélica. Son, por estos y de aquel como común denominador y como principio
tanto, excluyentes, no complementarias, y una hace contra la epistemológico recíproco para comprender la praxis, la cruz,
otra”19. En un mundo organizado según esta lucha histórica y la resurrección o la totalidad de lo real. El seguimiento de
escatológica, Jesús revela a un “Dios antagónico”20, un Dios Cristo en un mundo de pobres exige que se reconozca la plena
incompatible con la idolatría. humanidad de Jesús crucificado y resucitado, y esta, a su vez,
posibilita, ilumina e impulsa un seguimiento histórico según el
ejemplo de Jesús y bajo el influjo de su Espíritu.
Recuperación de la humanidad de Jesús Al abordar el estudio de la cristología conciliar, Sobrino
intenta una vez más recuperar la “realidad”22 de la humanidad
La fe en Cristo en América Latina ha sido incapaz de cambiar la de Jesús. La recupera en las fórmulas dogmáticas elaboradas por
realidad de los pobres, según Sobrino, porque ella se centra en la patrística griega. Pero no podría hacerlo sin conocer a Jesús de
un Cristo más divino que humano. Este Cristo ha sido enseñado Nazaret y su misión. De esto ha hablado en Jesucristo Liberador.
por la Iglesia institucional. En todas las imágenes alienantes De aquello, en La Fe en Jesucristo. Sobrino sale al rescate de la
de Cristo en Latinoamérica, el aspecto trascendente prevalece humanidad de Cristo en las fórmulas antiguas, a sabiendas de
sobre su historicidad y humanidad concretas, sea cuando esa fe su peligrosidad para la cristología. Pues perdida su historia, y
recae en un Cristo meramente sufriente (que solo mueve a la en particular la historia de Jesús, ellas normalmente conducen a
resignación), sea cuando ella consiste en un Cristo “abstracto” aquel docetismo que acecha a la Iglesia hasta el día de hoy.
(el Cristo-amor o el Cristo-poder, imágenes que se nutren de un En esta óptica Sobrino analiza las definiciones conciliares.
concepto previo de amor y de poder, y no de cómo Jesús fue En Nicea, los padres tuvieron la “audacia y honestidad” para
amor y de qué clase fue su poder), en un Cristo “reconciliador” declarar la divinidad de un crucificado. En contra de Arrio, el
(que no tiene cuenta de las denuncias proféticas de Jesús y de concilio realizó una auténtica deshelenización del cristianismo.
sus conflictos) o en un Cristo “absolutamente absoluto” (que La afirmación del homousios, aunque concibió a Cristo a partir
no refiere al reino de Dios ni al Dios del Reino)21. En contra de de su origen trascendente (y no a partir de la vida y destino de
una grave tergiversación de Cristo, Sobrino se aboca a ilustrar Jesús), sirvió de criterio para distinguir lo humano de lo divino
sobre la imagen emergente del “Cristo liberador” proveniente y para atribuir a Dios señorío sobre toda la historia humana.
de Jesús de Nazaret y a destacar de Él su humanidad e Al hacer de Dios el fundamento último del ser de Cristo, el
historicidad. concilio no superó el esencialismo de la filosofía griega. Sin
La adopción del Jesús histórico como punto de partida embargo, al hacer espacio a Jesús en Dios, Nicea implícitamente
metodológico de la cristología latinoamericana tiene por objeto afirma que Dios sufre con los hombres, autodeterminándose a
precisamente subsanar esta falencia e impedir la manipulación de quedar expuesto a ellos. Al aceptar los padres la divinidad de un

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Cristo sufriente, el concilio mantuvo la novedad (escandalosa correspondencia de fe, y porque en Él lo humano sigue siendo
y bienaventurada) del Nuevo Testamento y la condición de humano, exento de un superpoder y una superciencia, aunque
“afinidad” indispensable para la salvación de la humanidad dotado de sus posibilidades propias, es que humaniza y salva.
sufriente23. Al decir que la unión de las naturalezas es “sin separación”, esto
Sobrino afirma la suma importancia de la humanidad es, “para siempre”, Calcedonia afirma por extensión que solo lo
(doliente) de Cristo tanto en cuanto ella es propia del humano puede conducir a Dios28.
Hijo de Dios. Es este el quicio de la salvación cristiana. El Con el término prósopon o hypóstasis, Calcedonia afirmó la
“principio de realidad” en Cristo no es meramente Jesús de realidad divina última de Cristo y que esta constituye el principio
Nazaret. Calcedonia asegura que la unidad de la divinidad metafísico de unidad en Él de su divinidad y de su humanidad.
y la humanidad en Cristo depende en última instancia de su Para el concilio, “lo que sea último e incomunicable de la
“realidad divina” y, por ende, expresa al misterio. Los padres realidad concreta de Cristo está en el Hijo, no en su naturaleza
del concilio tuvieron la audacia de afirmar en Cristo una humana”, es decir, “que aquello que sea ‘último’ en Cristo es
“totalidad” unificada, sin mezcla, de trascendencia y de historia: divino”29. Cristo representa la radicalidad de la iniciativa divina
“así, Calcedonia afirmará que Jesucristo es una única realidad de comunicarse al hombre humanamente y, a la vez, que lo
divina —afirmación comprensible en principio— y no dos, que humano solo en Dios encuentra su principio de realización. La
subsiste en dos formas de realidad, en dos naturalezas, humana salvación proviene de Dios en Cristo, pero como plenificación
y divina, cuya relación describió con los conocidos adverbios de lo humano. Aun más, Sobrino descubre en la unidad de
inconfuse (sin confusión), inmutabiliter (sin cambio), indivise Cristo, máxima “expresión irrepetible y suprema de la realidad”,
(sin desunión), inseparabiliter (sin separación)”24. El pathos de la superación de todo maniqueísmo, marcionismo y dualismo30.
totalidad de los padres respetó el misterio santo de Jesucristo En virtud de la unidad del Hijo encarnado, podemos esperar que
que une en sí paradójicamente dos realidades sin explicar cómo. el final de la historia se resuelva en una recapitulación pacífica,
La perspectiva de las víctimas abre la posibilidad para pensar en un encuentro y no en un desencuentro.
que en la encarnación, tal como la entiende Calcedonia, Dios Pero, al igual que los cristólogos contemporáneos, Sobrino
asume lo “pequeño, débil, limitado y mortal” y, por otra parte, nos precave de una última dificultad, una trampa del lenguaje.
que lo humano en toda su pequeñez puede manifestar a Dios, La palabra “persona” en mil quinientos años ha experimentado
“aunque sea como Deus absconditus”25. un cambio tan grande que ha podido llegar a expresar
Con la expresión “en dos naturalezas”, Calcedonia exactamente lo contrario de lo que significó en Calcedonia.
salvaguardó, en términos generales, la humanidad de Cristo. Hoy es necesario reconocer a Jesús “persona” humana31. Que el
Según el concilio, en la encarnación “la humanidad sigue siendo término latino “persona” traduzca el prósopon y la hypóstasis que
verdadera, también después de ser asumida por el Logos”26 designan el principio divino en Cristo, no quiere decir que en
e, inversamente, lo humano en su debilidad es “capaz de ser Él su ser divino anule su ser humano, ya que en la cristología
portador de Dios, sin dejar de ser humano y débil”27. Porque en conciliar el término “persona” se usa en sentido ontológico y no
la encarnación el hombre Jesús sigue siendo Dios, Él merece una antropológico.

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La salvación como liberación humanos33. Sin embargo, esto y aquello, la persona de Jesús y su
proyecto del reino, adquieren su valor soteriológico definitivo
Como hemos dicho, la cristología de Sobrino tiene la virtud de con el acontecimiento pascual, y con la comprensión que se
articularse soteriológicamente. Es la opresión de los pobres la obtenga de la muerte y la resurrección de Cristo.
razón exacta que urge al autor a pensar a Cristo en perspectiva Sobrino exige reconocer que la cruz de Jesús culmina
escatológica, a profundizar en su humanidad y, sobre todo, su vida. Solo su dedicación entera a la proclamación del
a concebir la salvación como liberación histórica. En lo reino de Dios a favor de los pobres “puede ser comprendida
inmediato, la obligada referencia al contexto latinoamericano salvíficamente”34. Solo la perspectiva histórica hace posible
otorga a esta cristología una relevancia histórica sin igual entre entender que la cruz, que siempre es “escándalo” y que ninguna
las cristologías. teología puede en realidad “explicar”, es expresión del amor de
El punto de arranque de la cristología de Sobrino es la Dios35. Lo grato a Dios que desencadena su acción liberadora en
constatación de que en América Latina la fe en Cristo no ha la resurrección, no es la cruz por sí misma, sino Jesús, su vida y
sido liberadora, sino que, muy por el contrario, ha mantenido a su entrega total.
los pobres en su miseria y cuando no, ha justificado su opresión. En la resurrección de Jesús se manifiesta, por otra parte,
Sobrino celebra, sin embargo, que en los últimos años, bajo el carácter liberador de Dios. No porque entonces Dios haya
el influjo y amparo de Medellín y Puebla, ha surgido en el resucitado a un hombre de la muerte. No se habla aquí de
continente la imagen de un “Cristo liberador”, proveniente de un hombre cualquiera. Ciertamente, la resurrección de Jesús
los Evangelios. Este constituye el hecho cristológico mayor y un expresa el triunfo sobre la muerte, pero más precisamente se
auténtico signo de los tiempos, pues recuperando la identidad trata de la acción escatológica por la cual Dios “salva al justo
de Jesús de Nazaret, el Cristo de la fe ha terminado por Jesús y hace justicia a la víctima Jesús, y con él se inaugura
recobrar su relevancia histórica. La nueva imagen de Cristo es el final y la plenitud de los tiempos”36. Al efecto, Sobrino
liberadora porque tiene “capacidad de liberar de la diversidad de remonta en su argumentación al origen de la fe israelita en la
esclavitudes que afligen a los pobres del continente, de otorgar resurrección de los muertos, subrayando que ella surgió como
dirección a esa liberación y de animar a los creyentes a ser sujetos esperanza apocalíptica de las víctimas de la injusticia y que en la
activos de ella”32. resurrección de Jesús se hace realidad como triunfo preciso de la
Dentro de la recuperación de la humanidad de Cristo justicia.
vista anteriormente, el anuncio del reino de Dios a los pobres Tanto desde el punto de vista de la historia de Jesús como
tiene una importancia decisiva. Esta es la perspectiva en la cual desde el de la fe de la Iglesia expresada en los concilios ecuménicos
Sobrino comprende la salvación escatológica como liberación de la Antigüedad surge la imagen de un Dios relacionado
histórica. Habiendo el Nuevo Testamento hablado también esencialmente con la historia humana y como el salvador de ella
de Jesús como de “Evangelio”, Sobrino destaca que el modo en cuanto tal. Si en Jesús crucificado Dios expresó su afinidad
personal de ser de Jesús, “la misericordia, la honradez, la lealtad, con el sufrimiento de las víctimas de la historia, si existe en
la firmeza de Jesús”, es buena noticia y salvación para los seres Dios la posibilidad de sufrir con los hombres y efectivamente ha

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sufrido, en la resurrección Dios expresó su alteridad, su ser otro consciente de lo escandalosa de esta tesis, la asimila al escándalo
distinto a nosotros, con la capacidad de liberar a las víctimas del que siempre debiera provocar la fe en la salvación mediante
sufrimiento, de la injusticia y de la muerte. El Dios liberador es el siervo Jesús y el Dios crucificado39. Al menos exige que se
el Dios crucificado. reconozca que estos pueblos ofrecen al mundo la posibilidad de
El carácter histórico de la salvación escatológica se deja conversión, valores, esperanza, amor, perdón, solidaridad y fe40.
ver en que por medio de Jesús —el mediador— y su reino —la En el presente histórico, la liberación escatológica se
mediación—, Dios ha querido liberar a las víctimas de males verifica mediante un seguimiento de Cristo que arraiga entre
muy concretos. El principal mal del cual América Latina necesita los pobres del mundo, y su praxis consiste fundamentalmente
ser liberada es la idolatría. Aquí el “ídolo por antonomasia, en “resucitar a los crucificados” o “bajar de la cruz al pueblo
originante de todos los demás, es la configuración económica crucificado”41. Así, no de otro modo, es posible acceder a la
de la sociedad, injusta, estructural, duradera, al servicio de la realidad de la resurrección de Cristo y dar testimonio de ella.
cual están otras muchas realidades: el poder militar, el político, La esperanza que la resurrección genera “versa en directo sobre
el cultural, el judicial, el intelectual y, también, con frecuencia, la justicia, no simplemente sobre la supervivencia; sus sujetos
el religioso, los cuales participan análogamente de la realidad del primarios son las víctimas, no simplemente los seres humanos; el
ídolo”37. Esto justifica que la cristología de Sobrino no estructure escándalo que debe superar es la muerte infligida injustamente,
la salvación en razón de la resurrección, sino del reino de Dios. no simplemente la muerte natural como destino. La esperanza
La salvación como liberación significa evidentemente bienes que hay que rehacer hoy no es una esperanza cualquiera, sino
para los pobres y, por ellos, para todos. Será salvación para los esperanza en el poder de Dios contra la injusticia que produce
demás en la medida que el reino se traduzca en vida mínima víctimas”42. Por esta vía, la fe en la resurrección es liberadora. Ella
para los pobres. Su contenido positivo preciso, sin embargo, añade algo sustancial al seguimiento de Cristo: la definitividad y
se manifiesta históricamente en contradicción dialéctica con la la necesidad de integrar la cruz en la experiencia de un Dios que
injusticia y la muerte. se deja afectar por el sufrimiento humano.
En un giro teológico impresionante, Sobrino hace
participar a los mismos pobres en la superación de la injusticia
y de la muerte. La liberación opera en virtud de una acción Algunas observaciones críticas a la cristología de Jon
espiritual solidaria, pero también gracias a la participación de Sobrino
los pobres en la cruz de Cristo. Si la salvación depende en todo
caso de Cristo, son los “pueblos crucificados” los que hacen Las críticas que pueden hacerse a la cristología de Jon Sobrino
presente el cuerpo de Cristo en la historia en cuanto crucificado. son de distinta índole. Llama la atención que las observaciones
Los pueblos crucificados incorporan a Cristo a la historia, críticas de Notificación de la Congregación para la Doctrina de
“completan en su carne lo que falta a la pasión de Cristo”38. la Fe43, hechas sobre las dos obras principales de este autor aquí
Ellos, en la medida que continúan en el mundo la pasión de comentadas, difícilmente se pueden aplicar a su caso. Ofrezco
Dios, son causa o principio de salvación del mundo. Sobrino, un ejemplo: la acusación en su contra por asegurar que Jesús

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tuvo fe en Dios tendría que dirigirse igualmente a los principales históricas con el “cuerpo de Cristo” es problemática en dos
cristólogos del siglo xx44. sentidos. En primer lugar, la categoría de “cuerpo de Cristo”
En este último capítulo esbozo una sola crítica a la en la teología se ha aplicado normalmente a la Iglesia. Sobrino
cristología de Jon Sobrino. Ella supone aceptar la originalidad del aplica el término a la Iglesia45, pero sin solución de continuidad,
aporte del autor a la teología. Otros reparos quedarán para una sin distinción ni fundamentación suficiente, lo usa también
siguiente oportunidad. Tras aceptar su propuesta fundamental, para referirse a los pueblos del Tercer Mundo46. De ello resulta
acuso en Sobrino unas simplificaciones metodológicas que que la función sacramental de la Iglesia, en cuanto “cuerpo de
debieran ser subsanadas y, si no, al menos tenidas en cuenta al Cristo”, se desdibuja, haciéndose hasta cierto punto superflua.
momento de usar las categorías que se han elaborado en esta Los “pueblos crucificados” parecen ocupar su lugar. Queda así
cristología. pendiente en esta cristología que, de ser posible fundamentar
En Sobrino el “desde abajo” antioqueno experimenta una la aplicación de esta categoría a las víctimas del Tercer Mundo,
ampliación metodológica: no solo conocemos a Cristo a partir se establezca la distinción tanto como la vinculación entre los
de Jesús, sino que a Jesucristo lo conocemos a partir de los pueblos crucificados y la Iglesia. En segundo lugar, habiendo
pobres. Este conocimiento, a su vez, estimula en circularidad desarrollado Sobrino la semejanza entre Cristo y estos pueblos
hermenéutica la liberación de los pobres. Pero ¿a qué pobres se mediante las figuras del siervo sufriente y el martirio, no ha
refiere esta posibilidad? hecho lo mismo con la diferencia. En suma, la identificación
La opción de una perspectiva en cristología tiene siempre del mundo de los pobres con el “cuerpo de Cristo” simplifica la
un precio, se la declare o no, y, como bien enseña Sobrino, no realidad, concentrando en ellos la salvación y en los opresores
es posible no optar. En su caso, sin embargo, la perspectiva todo lo contrario.
es reoptada en simplificaciones de la realidad que, si en lo Advertimos, además, una segunda simplificación. Topa-
inmediato movilizan la verificación de la salvación histórica de mos aquí con una falla o una inconsecuencia metodológica,
los pobres, a largo plazo pudieran frustrarla. Una simplificación pues si el mérito de Sobrino estriba en derivar el conocimiento
es la que establece Sobrino entre oprimidos y opresores; otra, cristológico del seguimiento de Cristo, este autor no es
la que hace diferencia entre los pobres que poseen una imagen suficientemente concreto o “real” como él mismo reclama que se
alienante de Cristo y aquellos que creen en un Cristo liberador. lo sea, cuando reduce la realidad de los latinoamericanos al hecho
La distinción tajante entre oprimidos y opresores pone de ser víctimas. Aunque sea cierto que los latinoamericanos en
de relieve la verdad de un conflicto que suele darse también su inmensa mayoría son víctimas, no son solo víctimas. En
fuera de los límites de la Iglesia. Sobrino no teme entrar en este tanto creyentes, no es posible despreciar como ideológicas las
conflicto. Lo hace tomando partido por los oprimidos. En su muy diversas mediaciones culturales y religiosas de la fe de las
caso, se invoca no solo la parcialidad de Dios, sino sobre todo la víctimas. Los latinoamericanos, además de pobres y cristianos,
posibilidad de salvación para el resto de la humanidad. Ellos, al tienen una cultura y en esa cultura han acogido y reproducido su
incorporar a Cristo en la historia, mediatizan sacramentalmente fe cristiana, aun cuando haya en todo ello mucha ambigüedad.
su salvación. Ahora bien, esta identificación de las víctimas La cristología de Sobrino nos parece ilustrada: quiere ser

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Trazos de Cristo en América Latina Ideas centrales en la cristología de Jon Sobrino

“popular”, pero rompe con la religiosidad popular; arraiga en Notas:


general en los pobres del Tercer Mundo, pero, en particular, en
aquellas comunidades que confiesan su fe en el Cristo liberador 1
Este artículo es un abreviación de “La liberación en la cristología de Jon Sobrino”,
Teología y Vida, Vol. xliv (2004) 62-84.
a las que el autor ofrece su servicio de teólogo47.
Esta segunda simplificación opera calladamente, pero
2
JL, 18.

no es claro que lo haga sin menoscabar la cultura popular. El 3


Cf. FC, 15-17.
método de la cristología de Sobrino acierta en lo fundamental, 4
JL, 13.
pero extravía el rumbo cuando no respeta la realidad misma de 5
Cf. JL, 48.
la fe en Cristo en el continente. No vemos de qué manera, sin 6
JL, 52.
reconocerse valor a la religiosidad popular, la ruptura cristológica 7
JL, 56.
que se pretende pueda no desembocar en una lamentable 8
Cf. JL, 75.
iconoclasia eclesial. El método cristológico de Sobrino aún
9
JL, 77.
debiera formular las vías que articulen la continuidad de la fe
popular en Cristo salvador con la discontinuidad requerida por
10
JL, 77.
la ilustración de la imagen de Jesucristo liberador característica 11
JL, 77.
del Nuevo Testamento y del seguimiento de Cristo48. Solo así, 12
Cf. JL, 30.
accediendo a la “realidad” más profunda de Cristo entre los 13
Cf. JL, 32.
pobres y las víctimas, que tienen múltiples modos de creer y de 14
JL, 95.
luchar por la vida, la cristología podrá superar las alienaciones 15
Cf. JL, 97.
que se siguen de antiguas y nuevas abstracciones. 16
Cf. JL, 145.
Los años dirán que nadie ha hecho teología como Jon
17
JL, 166.
Sobrino. Las críticas que hemos avanzado a su cristología
se refieren al costo de un pensamiento que toma en serio el 18
JL, 183.
sufrimiento inocente e injusto. Él y los demás teólogos de la 19
JL, 213.
liberación pasarán a la historia por haber pensado para los que 20
Cf. JL, 249.
nadie piensa, aquellos en quienes Dios reclama ser reconocido y 21
Cf. JL, 25-33.
defendido. 22
La categoría de “realidad” en Sobrino tiene enorme importancia. En términos
generales, ella se opone a toda forma de docetismo, a cualquier afirmación de
lo divino en perjuicio de lo humano, sea en el caso de Jesús como en el de la
humanidad.
23
Cf. FC, 375-376.
24
FC, 415-416.
25
FC, 416.

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Trazos de Cristo en América Latina

26
FC, 420. Cristo liberador, mediador absoluto
27
FC, 421. del reino de Dios1
28
Cf. FC, 422.
29
FC, 423.
30
Cf. FC, 421.
31
Cf. FC, 401.
32
JL, 27
33
Cf. FC, 305.
34
JL, 394. Para la cristología de la liberación latinoamericana, el acontecimiento
35
Cf. FC, 305. escatológico de Jesucristo como liberación concreta e intrahistórica
36
FC, 69. de los pobres adquiere un valor “absoluto”. Esta teología toma en
37
JL, 243. serio el conflicto en la historia y, por ello, denuncia los discursos
38
JL, 322.
con pretensión de absolutez que dan la espalda a la opresión de los
pobres o que la encubren ideológicamente. Esta teología destaca la
39
Cf. JL, 328; 330, 477.
importancia de Jesucristo como mediador absoluto del reino de Dios
40
Cf. JL, 331-332.
y la verificación del reino mediante una praxis liberadora.
41
Cf. FC, 76-79.
42
FC, 70.
43
W. Cardenal Levada, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
“Notificación sobre las obras del P. Jon Sobrino S.J.”, Roma, 26 de noviembre de La invocación de “lo absoluto”, Dios, en discursos con pretensión
2006.
de “absolutez”, en una cultura pluralista o en cualquiera, tiene
44
Son numerosos los cristólogos que aseguran que Jesús ha debido tener fe subjetiva
en Dios. cf. supra, nota 114.
un sesgo de intolerancia y de violencia. A menudo el reclamo
de “absolutez”, entendida como pretensión de verdad, oculta
45
Cf. JL, 45, 49, 51; FC, 241.
un deseo mezquino, ideológico e inconfesable de someter a
46
Cf. JL, 321-322.
los demás. En este caso, la verdad divide o perpetúa conflictos
47
Cf. JL, 20 y FC, 19-20. contra quienes no comparten la misma forma de ver las cosas.
48
Esta importante sugerencia la hace Scannone en Evangelización, 237-243. Pero esto, que es frecuente, no es necesario. Se dan también
discursos inspirados en intereses honestos. La “absolutez” de
un planteamiento, de una argumentación o de una doctrina
puede dirigirse a superar los conflictos. Lo cierto es que la
verdad debiera estar al servicio de la unidad en un mundo
dividido por intereses encontrados. En esta óptica, lo definitivo

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