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el Humanismo Secular?
Paul Kurtz
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© Kurtz, Paul: What IS Secular Humanism? Amherst, New York:
Prometheus Books, 2007.
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INDICE
PRÓLOGO pag. 7
HISTORIA pag. 8
EL SECULARISMO pag. 11
EL NO TEÍSMO pag. 20
CONCLUSIÓN pag. 33
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PRESENTACIÓN DE LA 1a. EDICIÓN CASTELLANA
Nos complace presentar una nueva obra traducida al español del filósofo humanista y
escéptico estadounidense Paul Kurtz, campeón y promotor del racionalismo a nivel
mundial.
El humanismo secular, ateo, arreligioso o no religioso no solamente parte de la
ausencia de creencias en lo sobrenatural (algún tipo de dios o conciencia humana de
ultratumba), sino que también postula una vida de valores positivos sin la cual no
tendría mayor trascendencia una crasa incredulidad.
El humanismo secular continua una larga tradición desde su aparición con la
filosofía misma, partiendo de un pensamiento racional, crítico y ético en la antigüe-
dad, hasta conformar y defender una visión naturalista y científica para explicar la
realidad en la modernidad.
Por su parte, los humanistas contemporáneos no solo postulan un naturalismo
y una ética centrada en el hombre sino también valoran en especial el medio ambien-
te y otras formas de vida sensibles, favoreciendo así una buena vida sobre la tierra.
Políticamente, no importando que se sientan más afines con el liberalismo o el socia-
lismo, de forma general favorecen una amplia y libre democracia participativa y, parti-
cularmente, defienden los derechos de las minorías étnicas, sexuales y no religiosas.
Kurtz , humanista y escéptico comprometido en teoría y práctica, visitó Lima
durante el 2do. Congreso Iberoamericano de Pensamiento Crítico (junio del 2006)
que se realizó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y que fue organiza-
do por el Center for Inquiry-Transnational y Ediciones de Filosofía Aplicada que tam-
bién ya le ha traducido y publicado: El fruto prohibido. La ética del humanismo, De-
fendiendo la razón. Ensayos de humanismo secular y escepticismo, La tentación
trascendental. Crítica de la religión y lo paranormal, y Afirmaciones. Exuberancia
gozosa y creativa.
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PRÓLOGO
¿Hay valores y principios éticos por los que pueden vivir las personas no religiosas?
En un momento en que muchos han abandonado las religiones sobrenaturales, ¿qué
significa la vida humana? ¿Cuál es su significado? El humanismo secular intenta
responder a estas preguntas de una manera que se identifique con las aspiraciones
humanas y los hallazgos de la ciencia. Proporciona un punto de vista científico, filo-
sófico y ético que ejerce una profunda influencia sobre la civilización y que se remon-
ta a la antigüedad, atravesando el mundo moderno, hasta el presente. Hoy en día
muchas escuelas de pensamiento en general se identifican con las ideas y valores
humanistas. Mediante la conjunción del término humanismo con secular, podemos
limitar su enfoque y sentido, lo que nos permite distinguir el humanismo secular de
otras formas de humanismo, particularmente el humanismo religioso.
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HISTORIA
LAS RAÍCES CLÁSICAS
Sócrates Aristóteles
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el estoicismo (Epicteto y Marco Aurelio), y el escepticismo (Carneades, Pirrón y Sex-
to Empírico).
El humanismo fue eclipsado durante la Edad Media, en la que la fe dominó la
cultura occidental y los seres humanos buscaron en vano fuera de sí mismos a una
deidad para salvación. El humanismo empezó a aparecer con el re-descubrimiento y
traducción del filósofo islámico Averroes de las obras de Aristóteles en el siglo XII, y
su transmisión a Europa durante la Edad Media.
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gualdad» y «fraternidad», y anunciaron «la
vida, la libertad y la búsqueda de la felici-
dad». Los humanistas defendieron los
ideales de libertad en contra de un gobier-
no represivo o de la Iglesia, insistieron en
la tolerancia para los puntos de vista riva-
les, y abogaron por la creencia en el dere-
cho de la libre conciencia y disidencia.
Utilitaristas como Jeremy Bentham, James
Mill y John Stuart Mill siguieron estas ten-
dencias en el siglo XIX, juzgando la legis-
lación por su efecto sobre el bien común.
EL SECULARISMO Voltaire
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«Dios» no como una entidad con existencia independiente, sino como una expresión
humana de los más altos ideales (Dewey) o de nuestra «preocupación fundamental»
(Paul Tillich). Tales intentos de redefinición son generalmente no teístas.
En la sociedad contemporánea el humanismo secular ha sido señalado por los
críticos y defensores por igual como una posición marcadamente distinguible de cual-
quier formulación religiosa. Los fundamentalistas religiosos en los Estados Unidos
han llevado a cabo una campaña contra el humanismo secular, afirmando que es una
«religión» rival y han tratado de erradicarlo de la vida pública estadounidense. El
humanismo secular es declaradamente no religioso. Es una eupraxsofía (buena sa-
biduría práctica), que extrae sus principios básicos y los valores éticos de la ciencia,
la ética y la filosofía.
A finales del siglo XX el papado de Juan Pablo II había abandonado la agenda
reformista del Concilio Vaticano (Vaticano II, 1962-1965), que había expresado mu-
chos valores humanistas. A principios del siglo XXI, el Papa Benedicto XVI rechazó
«el secularismo» y «el relativismo», que consideró como puramente subjetivos. El
Islam se había opuesto asimismo enérgicamente al secularismo, muchos partidarios
insisten en que la ley islámica (Sharia) tiene sus raíces en el Corán. Los extremistas
musulmanes han defendido la teocracia en lugar de la democracia, e incluso han
UN NUEVO PARADIGMA
El humanismo secular ofrece una síntesis completa de varias tendencias intelectua-
les y éticas fundamentales de la civilización mundial. Este nuevo paradigma se basa
en el librepensamiento y el racionalismo, el ateísmo y el agnosticismo, el escepticis-
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mo y la incredulidad. Sin embargo, va más allá de estos movimientos históricos por la
elaboración de una nueva perspectiva relevante para la época contemporánea. En
ocasiones se ha tomado como algo negativo, ya que critica a las vacas sagradas de la
sociedad, pero que en realidad ofrece un mensaje ético positivo que tiene conse-
cuencias pragmáticas significativas para la cultura humana. Presenta alternativas
positivas a las ortodoxias reinantes.
El paradigma humanista secular tiene seis características principales: (1) es
un método de investigación, (2) proporciona una perspectiva cósmica naturalista, (3)
es no-teísta, (4) está comprometido con la ética humanista, (5) ofrece una perspecti-
va que es democrática, y (6) es planetario en alcance.
Debo señalar que muchos aliados dentro del movimiento librepensador o ra-
cionalista pueden aceptar una o más de estas características sin aceptar a todos.
Algunos consideran erróneamente el humanismo secular como equivalente con el
ateísmo, otros con el naturalismo metodológico, y otros más con la ética humanista.
El humanismo secular, sin embargo, es más amplio que cualquiera de estos puntos
de vista, ya que proporciona una síntesis científico-filosófica integrada que engloba
todo esto y más. Esto a veces se llama «humanismo naturalista». En última instancia,
el humanismo secular propone nada menos que la completa implementación de la
agenda de la modernidad. Este programa, de hecho, aún no se ha aplicado plena-
mente, lo que es necesario para que esto ocurra es una Nueva Ilustración post-
postmodernista.
EL MÉTODO DE INVESTIGACION
El humanismo secular se basa en los métodos de la ciencia para probar la verdad de
las afirmaciones. Esto se conoce como naturalismo metodológico, la piedra angular
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de la ciencia moderna. Concebido en términos generales, es el método hipotético-
deductivo, en el que las hipótesis son probadas por sus efectos experimentales y
poder predictivo, integradas en teorías, y validadas por su carácter integral y elegan-
cia matemática. Los motivos de una hipótesis están expuestos a cualquier persona
que pueda examinar las pruebas y las razones para su apoyo. Estas pueden ser
objetivamente corroboradas por investigadores independientes. En esta interpreta-
ción, el método científico no es ningún arte arcano esotérico disponible sólo a un
estrecho círculo de los discípulos, ni establece normas fijas de investigación. Por el
contrario, se continúa con el sentido común o la inteligencia crítica, e implica el uso
controlado de los métodos de investigación que tienen éxito en otras áreas de la vida
también.
Todo el conocimiento humano es falible, todas las afirmaciones de una verdad
última o absoluta cuestionables. Las hipótesis deben tomarse como provisionales,
incluso para los principios bien establecidos, pueden ser modificadas más adelante a
la luz de nuevas pruebas o explicaciones más completas. Por lo tanto, el método
científico implica un cierto grado de escepticismo, pero esto no es de carácter nega-
tivo, negando cualquier posibilidad significativa de conocimiento. Muy por el contra-
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rio, los humanistas creen que se puede llegar a una cantidad importante de informa-
ción fiable mediante la investigación científica, y que las aplicaciones serias de la
ciencia y la tecnología pueden mejorar la condición humana. Los humanistas secula-
res desean extender los métodos de la ciencia a todos los ámbitos del quehacer
humano, en marcado contraste con los creyentes conservadores, que a menudo han
llevado a cabo esfuerzos incansables para bloquear la investigación científica.
El humanismo secular es receptivo a una amplia gama de experiencias huma-
nas, incluyendo el arte, la moral, la poesía y el sentimiento. De hecho, se inspiró en el
arte no menos que las ciencias. Pero no está dispuesto a declarar cualquier creencia
como validada por apelaciones intuitivas, místicas o subjetivas privadas. En lugar de
que la validación sólo viene a través de las pruebas de confirmación intersubjetiva. Si
la confirmación intersubjetiva no es posible, entonces la única posición razonable es
suspender el juicio acerca de la hipótesis hasta el momento en que podemos reunir
pruebas concluyentes a favor o en contra de ella. El principio de no falsabilidad (que
una teoría es admisible sólo si se dan las condiciones bajo las cuales se puede
falsear) de Karl Popper se ha utilizado en contra de aquellos que proponen afirmacio-
nes no comprobables, particularmente en áreas paranormales o religiosas, aunque
otros niegan que tal línea de demarcación pueda ser muy fácil de trazar.
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Los naturalistas creen que tenemos que desarrollar, si podemos, generaliza-
ciones integradoras interdisciplinarias elaboradas en todas las ciencias. El concepto
«coducción» se aplica con acierto. Contrastada con la inducción y la deducción, esto
significa que coducimos explicaciones que abarcan disciplinas científicas con el fin
de desarrollar una visión cósmica más amplia. E.O. Wilson ha utilizado el término
«consiliencia», que tomó prestado del filósofo de la ciencia del siglo XIX William
Whewell. En cualquier caso, los humanistas seculares tienen que hacer todos los
esfuerzos para desarrollar una «perspectiva sinóptica», un resumen, por así decir-
lo, elaborándolo a partir de muchas ciencias. Los humanistas seculares creen que es
importante transmitir al público una comprensión de lo que la ciencia nos dice sobre
el universo y el lugar de la especie humana en su interior.
Esta teoría naturalista general, evita el reduccionismo materialista porque abarca
los puntos de vista teórico-sistémicos que los fenómenos emergentes aparecen en
los sucesivos niveles de complejidad que no se pueden explicar simplemente en tér-
minos de fenómenos de nivel inferior, y que estos sistemas anidados de fenómenos
ellos mismos constituyen un fenómeno natural que requiere nuevas hipótesis y teo-
rías adecuadas para ese nivel. Un ejemplo gráfico de esto, por supuesto, es la apa-
rición de un sinnúmero de nuevas espe-
cies que Darwin descubrió en las Islas
Galápagos. Esto no amenaza a una
cosmovisión naturalista, porque comple-
menta las explicaciones reductivas con
explicaciones de orden superior, y no
deja espacio para explicaciones espiri-
tuales o místicas. Esta visión también
apuntala la capacidad del humanismo
secular para responder al bio-mundo en
toda su pluralidad, diversidad y riqueza,
y deja espacio en la cultura humana para
las ciencias y las instituciones sociales,
la justicia moral y las artes. También nos
Charles Darwin
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permite hacer uso de las intenciones humanas como explicaciones telenómicas de
comportamientos psicológicos complejos. Este enfoque abarca tanto consiliencia como
teoría de sistemas. Según esta interpretación, la coducción no sólo se extiende «ho-
rizontalmente» a través de las fronteras disciplinarias, como la consiliencia lo hace,
sino que también se extiende «verticalmente», abarcando las capas de fenómenos
emergentes del nivel micro al macro. Por lo tanto, es a la vez interdisciplinaria e
intrasistemática.
Esta perspectiva naturalista del universo compite con la perspectiva teológica
tradicional que postula un reino sobrenatural, una doctrina de la salvación y un alma
inmortal, todos los conceptos que los naturalistas científicos rechazan.
EL NO TEÍSMO
Los humanistas seculares dudan de cualquier esfuerzo para dividir la naturale-
za en dos reinos: el natural y el sobrenatural. Ellos encuentran la definición clásica de
un ser omnipotente, omnisciente y benéfico que Dios es ininteligible, y las supuestas
pruebas de la existencia de Dios no concluyentes, y el problema de reconciliar el mal
con las presunciones de la justicia divina insuperable. Los argumentos de una prime-
ra causa o motor inmóvil son falaces, porque siempre podemos preguntar: «¿Quién
causó a Dios?». Si esa pregunta no tiene respuesta, así también la pregunta, «¿Por
qué debe existir algo en lugar de nada?». Altamente sospechosos son los postulados
de «ajuste fino», «diseño inteligente» y «principio antrópico». En cualquier caso, la
creencia teísta de que Dios es una persona representa un salto antropomórfico de fe
que no se puede justificar. Todas las explicaciones como ésas son sospechosas
porque trascienden la naturaleza y, por lo tanto, plantean enormes problemas, proba-
blemente insuperables de verificación, tal vez la mejor postura sobre estas cuestio-
nes es la de los escépticos. Por lo menos, deberíamos suspender el juicio sobre los
orígenes transcendentales conjeturados del universo hasta el momento en que tales
teorías puedan ser responsable y evidentemente confirmadas o refutadas.
Las apelaciones a las supuestas revelaciones de Dios o de sus emisarios,
como base de las verdades religiosas no están corroboradas por observadores com-
petentes y son altamente cuestionables. Las pretensiones históricas de la revelación
de las religiones abrahámicas—la Biblia hebrea, el Nuevo Testamento cristiano,
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el Corán musulmán—no están atestiguadas por testigos presenciales suficientemente
fiables. La crítica bíblica y la coránica han demostrado que estos libros no son escri-
tos de Dios, sino que son escritos de seres humanos falibles, son el producto de los
apologistas de religiones en competencia. Por otra parte, si sus supuestas revelacio-
nes son tomadas en su valor nominal, se contradicen entre sí. La existencia histórica
de los profetas del Antiguo Testamento, como Moisés, Abraham, Isaac, José, y otros,
es dudosa. Ninguno de los supuestos autores del Nuevo Testamento—Marcos, Mateo,
Lucas, Juan, o incluso Pablo—conoció directamente a Jesús. Tampoco, con excep-
ción de Pablo, fueron incluso escritos por los hombres cuyos nombres han llegado a
estar ligados a ellos a través de la tradición. Estos relatos de las Escrituras
son testimonio de segunda y tercera mano basado en una tradición oral que era a
menudo contradictoria, y en cualquier caso merece sospecha, ya que se transmitió a
la posteridad por los propagandistas de la nueva fe. Del mismo modo, la exactitud
histórica del Corán y el Hadiz sobre la vida de Mahoma es muy sospechosa, en con-
tra de las afirmaciones de los musulmanes de que el Corán fue dictado a Mahoma en
un solo evento milagroso, hay amplia evidencia histórica y textual de que había mu-
chas diferentes versiones del Corán, lo que implica que la Escritura musulmana su-
frió un proceso de desarrollo histórico no muy diferente al del Nuevo Testamento.
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Básicamente, los humanistas seculares son no teístas, es decir, ellos encuen-
tran pruebas insuficientes para creer en Dios, sobre todo en el sentido monoteísta de
Dios como persona. Algunos humanistas seculares han declarado que son meros
ateos y no tienen ningún deseo de negar este hecho. La diferencia entre no teístas y
ateos es que los éstos generalmente se definen sobre todo por lo que están en con-
tra, mientras que aquéllos consideran su falta de fe como sólo parte de un punto de
vista científico-filosófico-ético más amplio.
Los humanistas seculares contemporáneos tampoco son deístas en el sentido
del siglo XVIII, ya que ellos no creen que un ser divino creó o diseñó el universo y
luego lo dejó solo. Sin embargo, algunos humanistas seculares no son indiferentes a
una concepción spinozista del universo en la que las regularidades o leyes de la
naturaleza inspiran el aprecio por su gran magnificencia, y esto puede incluso provo-
car una forma de «piedad natural».
Los humanistas seculares rechazan cualquier creencia en la eficacia de la
oración, en la existencia de la inmortalidad humana, o en alguna esperanza de recibir
la salvación de una deidad personal. En su opinión, no hay pruebas suficientes para
afirmar que el «alma» es separable del cuerpo, que hay una dualidad mente-cuerpo o
algún «fantasma en la máquina».
Todos los intentos de documentar un componente inmaterial de la conciencia
humana, como el alma, por medio de la investigación psíquica o parapsicológica has-
ta ahora han sido poco concluyentes. De acuerdo con la neurociencia, «la concien-
cia» es muy probablemente una función del sistema nervioso y el cerebro.
LA ÉTICA HUMANISTA
El humanismo secular expresa un conjunto favorable de principios y valores
éticos. De hecho, algunos humanistas consideran incluso la ética humanista como
su característica más importante, que debe ser enfatizada en respuesta a los religio-
sos, que notoriamente sostienen que «no se puede ser bueno sin creer en Dios». Los
humanistas sostienen que los valores éticos son relativos a la experiencia humana y
no es necesario que se deriven de fundamentos teológicos o metafísicos. Implícito a
esto está la idea de que la ética (como ciencia) es un campo autónomo de investiga-
ción. La ética humanista no empieza ni termina con la metaética—el análisis
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epistemológico del lenguaje del discurso ético—importante como es esa investiga-
ción. Se centra, en cambio, en conductas concretas con el fin de hacer recomenda-
ciones y juicios normativos reales.
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rales se desarrollaron en la especie humana durante un largo período de tiempo evo-
lutivo, y se expresan en el desarrollo del carácter y la cognición.
Filósofos desde Aristóteles a través de Spinoza, Mill, Dewey, Hook y John Rawls
han argumentado que las decisiones éticas, al menos en parte, son sujetas a la sabi-
duría reflexiva. Algunos humanistas seculares eran a principios del siglo XX simpati-
zantes del emotivismo —la postura de que las oraciones y los términos éticos son
subjetivos y no pueden justificarse objetivamente. Esta posición está ahora desacre-
ditada, porque muchos juicios éticos son considerados objetivamente justificables.
Para aquellos que reconocen el papel del conocimiento en la ética, la deliberación es
una parte esencial de la toma de decisiones. Durante este proceso los juicios de valor
pueden ser evaluados a la luz de diversos criterios, incluyendo nuestros valores y
principios ya existentes, los cuales se pueden modificar; las causas operantes en
una situación problemática; los hechos del caso que nos ocupa; las consideraciones
medios y fines, los costos de los cursos alternativos de acción; y sus consecuencias.
la emoción y la cognición».
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mático y represivo. Esta postura ha sido calificada como «ética situacional» por Joseph
Fletcher, y ha sido atacada como «relativista» por sus críticos que afirman que impli-
ca una ruptura de todas las normas morales. Los humanistas seculares lo niegan, lo
que demuestra que ellos creen en las normas morales, pero insistiendo en que éstas
surgen de la investigación reflexiva. Ellos se consideran relativistas objetivos y no
subjetivos. También defienden la ética naturalista, la opinión de que los problemas
morales pueden ser mejor resueltos por referencia al conocimiento teórico y la expe-
riencia humana.
Claramente, los naturalistas de la ética rechazan la moralidad sobrenatural.
Sostienen que si bien la literatura religiosa clásica puede expresar puntos de vista
morales, a menudo es inadecuada para la situación actual, ya que se basa en un nivel
anterior (precientífico, nómada y agrícola) del desarrollo cultural y moral. Unos pocos
ejemplos son suficientes para demostrar esta insuficiencia. (1) Teniendo en cuenta la
creencia en la paternidad de Dios, varios mandatos morales pueden resultar en cuan-
to al papel de la mujer, la monogamia, el divorcio, el aborto, la guerra o la paz y
similares. Por tanto, es claro que tal creencia no crea obligaciones morales particula-
res. (2) Las obligaciones morales no dependen de las sanciones o recompensas
divinas. Hacer algo debido a los mandamientos de Dios, el temor al castigo o la espe-
ranza de recompensa en la otra vida es difícilmente moral, más bien puede impedir el
desarrollo de un sentido interior maduro de empatía. (3) Toda una serie de críticos
modernos—Nietzsche, Marx, Freud y otros—, han demostrado que la religión puede
buscar censurar la verdad, reprimir la sexualidad, oponerse al progreso, exacerbar la
impotencia humana y ofrecer consuelo en lugar de esfuerzo por mejorar la condición
humana. «Ninguna deidad nos salvará, debemos salvarnos nosotros mismos», dice
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el Manifiesto Humanista II (1973). Somos responsables de nuestro propio destino, no
podemos mirar más allá de nosotros mismos y de nuestra sociedad en busca de
socorro o salvación.
Tres virtudes humanistas fundamentales son el coraje, el conocimiento y el
cuidado—no la dependencia, la ignorancia o la falta de sensibilidad a las necesida-
des de los demás. Por lo tanto, la ética humanista se enfoca en la libertad humana.
Fomenta el crecimiento y el desarrollo individual. Se centra en la necesidad de los
humanistas de controlar su propio destino, de asumir la responsabilidad, individual y
colectivamente, para sus propios planes y proyectos, de entrar en el mundo no sólo
con el fin de entenderlo o adorarlo, sino con la intención de utilizarlo con prudencia
para satisfacer nuestras necesidades y deseos. La ética humanista insiste en la in-
dependencia, la audacia y la inventiva. Prometeo puede ser reconocido como el «san-
to» mítico del humanismo, porque se dice que ha desafiado a los dioses de lo alto,
robando el fuego y dotando a los seres humanos con las artes de la civilización.
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que hay algunas pautas generales a primera vista, lo que hacemos depende en último
análisis del contexto en el que se decide.
La ética humanista expresa una preocupación por la igualdad y la justicia so-
cial. Los humanistas están de acuerdo con la tradición religiosa en la medida en que
apoya la idea de la hermandad de la humanidad—pero no porque Dios lo manda, sino
porque la reflexión moral reconoce que tenemos responsabilidades para con los de-
más seres humanos. Cada persona tiene que ser estimada como igual en dignidad y
valor, un fin en sí misma, con derecho a consideraciones morales, es decir, la base o
nuestra concepción de democracia y derechos humanos, en particular a nivel global.
También tenemos alguna obligación hacia otras formas de vida inteligente y otras
especies en el planeta Tierra.
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zadas. Esto depende también de las asociaciones cívicas voluntarias y una prensa
libre. Supone que hay un cierto grado de igualdad social y de libre acceso, sin discri-
minación racial, étnica, de clase, religión o género. También cree en alguna medida
de democracia económica, en el sentido de que , al menos, la población trabajadora
pueda participar de los bienes producidos por la economía, y que pueda, a través del
gobierno, ejercer algún control democrático por medios tales como la regulación y
los impuestos.
Ha habido una considerable controversia en el siglo XX entre los defensores
del liberalismo económico y los defensores de la democracia social. Los discípulos
del laissez faire como Ayn Rand desean limitar la intrusión gubernamental en la eco-
nomía, y sostienen que las economías de libre mercado están en mejores condicio-
nes que las economías planificadas para lograr el crecimiento. Los socialdemócratas
y los liberales creen que el gobierno tiene la obligación de intervenir cuando el sector
privado no puede satisfacer las necesidades del público o el bienestar general y cuando
se viola lo que ellos consideran lo que es la justicia social y los «principios de equi-
dad». Los humanistas seculares reconocen que a pesar de que pueden estar en
desacuerdo, con justa razón, entre ellos sobre diversas políticas económicas especí-
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Los humanistas seculares han sido especial-
mente fuertes defensores del derecho a la privacidad.
En cuestiones de ética médica, esto implica el apoyo
al derecho a la confidencialidad y el consentimiento
informado por parte de los pacientes. También han
estado a favor de la libertad reproductiva, incluido el
acceso a la anticoncepción, el aborto y la fertilización
in vitro. Asimismo, han defendido el derecho a morir
con dignidad a través de causas tales como la euta-
nasia benéfica, el suicidio asistido y los testamentos
Elizabeth Cady Stanton
vitales o las voluntades anticipadas. El derecho a la
intimidad se ha extendido a la libertad sexual: libertad
ante la censura indebida (que implica el derecho de
los adultos a publicar o leer literatura pornográfica), y
del consentimiento entre adultos en seguir sus pro-
pias inclinaciones sexuales (adulterio, sodomía y re-
laciones entre personas del mismo sexo) sin repre-
sión por parte del Estado.
El derecho a la privacidad, sin embargo, no se
defiende en forma aislada de otros derechos, ni es
ignorada la relación del individuo con la estructura
Susan B. Anthony
social. Aunque los humanistas seculares enfatizan la
tolerancia de los estilos de vida que compiten en una
sociedad plural, no son defensores del libertinaje des-
enfrenado. Ellos abogan por el desarrollo de la exce-
lencia y la creatividad, la moderación y el autocontrol,
la prudencia y la racionalidad en la vida personal de
un individuo, y alguna sensibilidad para las necesida-
des de los demás. Ellos no quieren legislar la morali-
dad privada, sino más bien buscar, mediante la per-
suasión, desarrollar el carácter moral y la racionali-
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El movimiento humanista secular no se ha limitado simplemente a ideas teóri-
cas abstractas, sino que ha tratado de llevar sus ideas y valores a la práctica. Se ha
esforzado en desarrollar bases de apoyo por medio de la formación de centros y co-
munidades en todo el mundo para las personas no religiosas que están comprometi-
das con la razón, la ciencia, la investigación libre, el secularismo, la ética humanista
y la democracia. Se ha centrado en la educación como el mejor medio para desarro-
llar un aprecio por el pensamiento crítico, la perspectiva cósmica naturalista y los
valores humanistas.
Naciones Unidas
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permitiendo a las naciones resolver las controversias por medios pacíficos y sin recu-
rrir a la guerra.
Los humanistas seculares han jugado un papel importante en el intento de
averiguar los métodos de negociación y el compromiso a escala global.
Muchos humanistas han participado en los primeros días de las Naciones
Unidas, entre ellos Sir Julian Huxley (primer director de la UNESCO), Sir Lloyd Boyd-
Orr (director de la Organización Mundial de la Alimentación) y Brock Chisholm (pri-
mer director general de la Organización Mundial de la Salud). Tanto la Unión Interna-
cional Humanista y Ética, y el Center for Inquiry-Transnational tienen carácter asesor
y consultivo especial dentro de la ONU como organizaciones no gubernamentales. El
Manifiesto Humanista II, publicado en 1973 en el apogeo de la Guerra Fría, lamentó la
división de la humanidad por motivos nacionalistas.
CONCLUSIÓN
El humanismo secular enfatiza el uso de la razón y la inteligencia crítica para resolver
los problemas humanos. Tiene confianza en la capacidad de la especie humana para
aplicar la ciencia y la tecnología para el mejoramiento de la vida humana; es escéptico
sobre la existencia de lo oculto, lo paranormal o realidades trascendentes. A pesar de
que es la versión moderna del ateísmo clásico en lo que rechaza, también expresa
una preocupación normativa positiva para el desarrollo de los valores éticos construc-
tivos pertinentes a las condiciones actuales de la humanidad en este planeta. Es
inflexible en su compromiso con la democracia y el humanismo planetario, y conside-
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ra la libertad y la satisfacción humanas como los más altos valores humanos. En
todos estos aspectos, ofrece un nuevo paradigma para guiar la vida humana en lo que
podría denominarse la era postpostmoderna.
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EDICIONES DE FILOSOFIA APLICADA
edicionesfilosofiaaplicada.blogspot.com
PUBLICACIONES PERIODICAS:
• Revista Peruana de Filosofía Aplicada • Eupraxophia (Sabiduría para la Buena Vida)
LIBROS:
Serie Científica: • Metafísica, idealismo y materialismo:
• El quehacer conductista hoy: William
Montgomery Finngeir Hiorth
• Bertrand Russell: filósofo y librepensador:
Serie Clásica (textos filosóficos tradicionales):
Finngeir Hiorth
• Filosofías de ayer y hoy. Tomo I: Temas
• Introducción al escepticismo: Finngeir Hiorth
tradicionales: M.A. Paz y Miño (comp.) • Introducción al positivismo: Finngeir Hiorth
• Filosofías de ayer y hoy. T. II: Temas especiales: • Filosofía de la religión antes de Kant:
M.A. Paz y Miño (comp.) Finngeir Hiorth
• Filosofía de la Ilustración: Finngeir Hiorth
Serie Crítica (cuestionamiento):
• ¿Qué es el humanismo secular?: Paul Kurtz
• Introducción al ateísmo: Finngeir Hiorth
• Filosofía Aplicada en el Perú y el mundo:
• ¿No existe Dios?: M.A. Paz y Miño
• Pseudociencia, racionalismo y cientismo. M. A. Paz y Miño
• La sensibilidad oculta. Elementos para una crítica
Ensayos filosóficos: Andrew Lugg
• Defendiendo la Razón. Ensayos de humanismo de la ideología actual: Héctor Flores Iberico
• Introducción al marxismo: Finngeir Hiorth
secular y escepticismo: Paul Kurtz
•Creyentes y no creyentes y el curso de religión en el
• ¿Quién fue Jesús?: Finngeir Hiorth
• Pensando acerca del pensamiento social: Perú: M. A. Paz y Miño
Antony Flew Serie Eupraxofía (ética secular y práctica):
• El libro marrón de Dios. Versículos increíbles • Cómo disfrutar mejor el sexo, el amor y el