Está en la página 1de 36

¿Qué ES

el Humanismo Secular?
Paul Kurtz

1
© Kurtz, Paul: What IS Secular Humanism? Amherst, New York:
Prometheus Books, 2007.

® Primera edición castellana por Ediciones de Filosofía Aplicada,


Lima, 2013. Edición y traducción del inglés por M.A. Paz y Miño.

Ediciones de Filosofía Aplicada:


Correo-e: filosofia_aplicada@yahoo.com
Página web: edicionesfilosofiaaplicada.blogspot.com

2
INDICE

PRESENTACIÓN DE LA 1a. EDICIÓN CASTELLANA pag. 5

PRÓLOGO pag. 7
HISTORIA pag. 8

LAS RAÍCES CLÁSICAS pag. 8

EL HUMANISMO SECULAR MODERNO pag. 9

EL SECULARISMO pag. 11

EL HUMANISMO SECULAR CONTEMPORÁNEO pag. 12

UN NUEVO PARADIGMA pag. 14


EL MÉTODO DE INVESTIGACION pag. 15

LA PERSPECTIVA CÓSMICA NATURALISTA pag. 17

EL NO TEÍSMO pag. 20

LA ÉTICA HUMANISTA pag. 22

LA PERSPECTIVA SOCIO-POLÍTICA: EL HUMANISMO DEMOCRÁTICO pag. 27

EL HUMANISMO PLANETARIO Y EL NUEVO PARADIGMA pag. 31

CONCLUSIÓN pag. 33

3
4
PRESENTACIÓN DE LA 1a. EDICIÓN CASTELLANA
Nos complace presentar una nueva obra traducida al español del filósofo humanista y
escéptico estadounidense Paul Kurtz, campeón y promotor del racionalismo a nivel
mundial.
El humanismo secular, ateo, arreligioso o no religioso no solamente parte de la
ausencia de creencias en lo sobrenatural (algún tipo de dios o conciencia humana de
ultratumba), sino que también postula una vida de valores positivos sin la cual no
tendría mayor trascendencia una crasa incredulidad.
El humanismo secular continua una larga tradición desde su aparición con la
filosofía misma, partiendo de un pensamiento racional, crítico y ético en la antigüe-
dad, hasta conformar y defender una visión naturalista y científica para explicar la
realidad en la modernidad.
Por su parte, los humanistas contemporáneos no solo postulan un naturalismo
y una ética centrada en el hombre sino también valoran en especial el medio ambien-
te y otras formas de vida sensibles, favoreciendo así una buena vida sobre la tierra.
Políticamente, no importando que se sientan más afines con el liberalismo o el socia-
lismo, de forma general favorecen una amplia y libre democracia participativa y, parti-
cularmente, defienden los derechos de las minorías étnicas, sexuales y no religiosas.
Kurtz , humanista y escéptico comprometido en teoría y práctica, visitó Lima
durante el 2do. Congreso Iberoamericano de Pensamiento Crítico (junio del 2006)
que se realizó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y que fue organiza-
do por el Center for Inquiry-Transnational y Ediciones de Filosofía Aplicada que tam-
bién ya le ha traducido y publicado: El fruto prohibido. La ética del humanismo, De-
fendiendo la razón. Ensayos de humanismo secular y escepticismo, La tentación
trascendental. Crítica de la religión y lo paranormal, y Afirmaciones. Exuberancia
gozosa y creativa.

Manuel A. Paz y Miño

5
6
PRÓLOGO
¿Hay valores y principios éticos por los que pueden vivir las personas no religiosas?
En un momento en que muchos han abandonado las religiones sobrenaturales, ¿qué
significa la vida humana? ¿Cuál es su significado? El humanismo secular intenta
responder a estas preguntas de una manera que se identifique con las aspiraciones
humanas y los hallazgos de la ciencia. Proporciona un punto de vista científico, filo-
sófico y ético que ejerce una profunda influencia sobre la civilización y que se remon-
ta a la antigüedad, atravesando el mundo moderno, hasta el presente. Hoy en día
muchas escuelas de pensamiento en general se identifican con las ideas y valores
humanistas. Mediante la conjunción del término humanismo con secular, podemos
limitar su enfoque y sentido, lo que nos permite distinguir el humanismo secular de
otras formas de humanismo, particularmente el humanismo religioso.

Sucintamente, el humanismo secular rechaza las explicaciones sobrenatura-


les de la realidad, pero busca la optimización de la plenitud de la vida humana en un
universo naturalista. El humanismo secular y el modernismo a menudo han sido con-
siderados como sinónimos, porque el humanismo secular encuentra su propio senti-
do en esta vida, aquí y ahora, y expresa su confianza en el poder de los seres huma-
nos para resolver sus problemas y conquistar fronteras inexploradas, el tópico del
mundo moderno de la exploración y el descubrimiento. En el mundo contemporáneo,
sin embargo, el humanismo secular afirma un nuevo paradigma audaz que entreteje
muchos temas históricos, pero añade mucho más que es relevante para la civiliza-
ción planetaria que emerge rápidamente.

7
HISTORIA
LAS RAÍCES CLÁSICAS

El humanismo secular remonta su herencia a la China de Confucio, al movimiento


materialista Carvaka en la antigua India, y a los escritores, artistas y poetas de la
antigua Grecia y Roma. Sus orígenes pueden vislumbrarse a principios de la filosofía
griega, especialmente en sus esfuerzos por desarrollar una perspectiva filosófica y
científica de carácter teórico sobre la naturaleza, en su énfasis en la racionalidad y en
su convicción de que la buena vida se puede lograr a través del ejercicio de los pode-
res humanos y la realización de la naturaleza humana. Protágoras se destaca como
humanista, en vista de su declaración de que «el hombre es la medida de todas las
cosas». Sin embargo, los esfuerzos humanistas se pueden ver en otros filósofos
griegos: los sofistas, que atacaron la moralidad convencional y buscaron nuevas nor-
mas éticas, así como Sócrates y Platón, que rechazaron los mitos homéricos y bus-
caron fundamentar la ética con una base en la investigación racional.
La Ética a Nicómaco de Aristóteles, se ha tomado como un modelo de la ética
humanista, ya que defiende la vida de la sabiduría práctica, la realización de la virtud
y la excelencia, y el logro del bienestar. La filosofía romana también expresa los valo-
res humanistas: esto era especialmente cierto en epicureísmo (Epicuro y Lucrecio),

Sócrates Aristóteles
8
el estoicismo (Epicteto y Marco Aurelio), y el escepticismo (Carneades, Pirrón y Sex-
to Empírico).
El humanismo fue eclipsado durante la Edad Media, en la que la fe dominó la
cultura occidental y los seres humanos buscaron en vano fuera de sí mismos a una
deidad para salvación. El humanismo empezó a aparecer con el re-descubrimiento y
traducción del filósofo islámico Averroes de las obras de Aristóteles en el siglo XII, y
su transmisión a Europa durante la Edad Media.

EL HUMANISMO SECULAR MODERNO


Fue durante el Renacimiento, a partir del siglo XIV, cuando hubo un alejamiento de la
Biblia, un regreso a las virtudes paganas clásicas y un esfuerzo por secularizar la
moral, que el humanismo comenzó a florecer de nuevo como movimiento literario y
filosófico. Los escritores hicieron hincapié en que la buena vida y la felicidad eran
posibles y que los placeres terrenales tenían que ser cultivados, no condenados.
Gianozzo Manetti, Marsilio Ficino y Giovanni Pico della Mirandola fueron humanistas
filosóficos. Pusieron de relieve la dignidad del ser humano, su capacidad para la
libertad y la necesidad de la tolerancia. Erasmo de Rotterdam en Holanda se destaca
especialmente como humanista, por su defensa de la tolerancia religiosa.
El surgimiento de la ciencia moderna en los siglos XVI y XVII permitió al huma-
nismo secular asumir una forma reconocible. Muchos pensadores contribuyeron a
dar existencia a este panorama. Por ejemplo, Michel de Montaigne expresó valores
tanto escépticos como humanistas. Benedicto Spinoza, un puente entre la visión
medieval y moderna, defendió el librepensamiento, rechazó la revelación bíblica como
fuente de la ética, allanó el camino para una nueva ciencia de la naturaleza, y trató de
naturalizar la religión mediante la identificación de Dios con la naturaleza.
La primera gran protesta por lo que podemos reconocer como el humanismo
secular moderno fue la defensa de la libertad de investigación en contra la censura
eclesiástica y política. En parte debido a esto, el humanismo secular y el librepensa-
miento están muy aceptados en el mundo moderno. El destino de Giordano Bruno,
quemado en la hoguera, y de Galileo Galilei, avergonzado y condenado a arresto
domiciliario, por desafiar las visiones tradicionales de los cosmos, son fundamenta-
les para el llamado humanista de libertad.
9
Fue el desarrollo del método científico y su aplicación a la naturaleza lo que
trajo una influencia intelectual decisiva que influyó en el pensamiento humanista. Los
humanistas querían usar la razón (como René Descartes) o la experiencia (como Sir
Francis Bacon, John Locke y David Hume) para explicar los procesos naturales y
descubrir las leyes causales. Esto significaba que las apelaciones a la autoridad de la
revelación religiosa y la tradición fueron consideradas ilegítimas como fuente de co-
nocimiento.
La revolución científica comenzó con el impresionante desarrollo de la física,
la astronomía y la filosofía natural. La Ilustración o Edad de la Razón, es un testimo-
nio de los esfuerzos humanistas de extender los métodos de la razón y la ciencia al
estudio de la sociedad y el ser humano. En los siglos XVIII y XIX se produjo una
confianza generalizada que con la propagación de la razón, la ciencia y la educación,
los seres humanos podrían liberarse de la superstición y construir un mundo mejor.
Pensadores como Condorcet establecen un prospecto progresivo para la humani-
dad. Los deístas fueron críticos del clericalismo, rechazaron las apelaciones a la
revelación bíblica, y trataron de desarrollar una religión de la naturaleza y de la razón.
Figuras significativas a incluyen Voltaire, Denis Diderot, y el barón D’Holbach. Tam-
bién en la época moderna, las revoluciones democráticas proclamaron «libertad», «i-

Galileo David Hume

10
gualdad» y «fraternidad», y anunciaron «la
vida, la libertad y la búsqueda de la felici-
dad». Los humanistas defendieron los
ideales de libertad en contra de un gobier-
no represivo o de la Iglesia, insistieron en
la tolerancia para los puntos de vista riva-
les, y abogaron por la creencia en el dere-
cho de la libre conciencia y disidencia.
Utilitaristas como Jeremy Bentham, James
Mill y John Stuart Mill siguieron estas ten-
dencias en el siglo XIX, juzgando la legis-
lación por su efecto sobre el bien común.

EL SECULARISMO Voltaire

Junto con el crecimiento del humanismo ha llegado el crecimiento de los ideales


seculares. El mundo moderno ha sido testigo de los vastos procesos de seculariza-
ción de la vida. Esto significa, en primer lugar, que la moral puede ser liberada de las
autoridades religiosas. Los valores e ideales de la razón, la libertad, la felicidad y la

Thomas Jefferson Thomas Paine


11
justicia social sustituirían las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad—y un exage-
rado sentido del pecado. En segundo lugar, la secularización implicó un intento de
limitar el control eclesiástico sobre las diversas instituciones de la sociedad, sobre
todo el Estado, las escuelas y la economía. El miedo a una religión oficial llevó al
principio de la separación entre Iglesia y Estado, consagrado en la Primera Enmienda
de la Constitución de los EE.UU. Se deriva su autoridad de «Nosotros el Pueblo», no
Dios. Thomas Jefferson, Thomas Paine, Benjamín Franklin, James Madison y otros
dirigentes de la Revolución Estadounidense estuvieron profundamente influenciados
por los ideales seculares y humanistas.

EL HUMANISMO SECULAR CONTEMPORÁNEO


En los siglos XIX y XX, un número creciente de pensadores (Karl Marx, Sigmund
Freud, Albert Camus, Bertrand Russell, John Dewey, George Santayana, Alfred J.
Ayer y Sidney Hook) y movimientos (marxismo, existencialismo, pragmatismo,
naturalismo, positivismo, conductismo, liberalismo y otros) han afirmado credencia-
les humanistas. Las formas de humanismo que afirman ser religiosas también proli-
feraron, especialmente en el siglo XX.

«El humanismo secular es declaradamente no religio-

so. Es una eupraxsofía (buena sabiduría práctica), que

extrae sus principios básicos y los valores éticos de

la ciencia, la ética y la filosofía».

El término humanismo se considera tan ennoblecedor que pocos pensadores


están dispuestos a rechazarlo de plano. Así, el filósofo católico Jacques Maritain se
refirió al «humanismo cristiano» como una preocupación por mejorar la condición
humana en la tierra, y sostuvo que es la forma más auténtica del humanismo. El
unitarismo universalista liberal también encaja dentro de este concepto. Los huma-
nistas religiosos introdujeron una distinción entre «religión» y las supuestas cualida-
des «religiosas» de la experiencia, y optan por enfatizar esta última. Consideraban a

12
«Dios» no como una entidad con existencia independiente, sino como una expresión
humana de los más altos ideales (Dewey) o de nuestra «preocupación fundamental»
(Paul Tillich). Tales intentos de redefinición son generalmente no teístas.
En la sociedad contemporánea el humanismo secular ha sido señalado por los
críticos y defensores por igual como una posición marcadamente distinguible de cual-
quier formulación religiosa. Los fundamentalistas religiosos en los Estados Unidos
han llevado a cabo una campaña contra el humanismo secular, afirmando que es una
«religión» rival y han tratado de erradicarlo de la vida pública estadounidense. El
humanismo secular es declaradamente no religioso. Es una eupraxsofía (buena sa-
biduría práctica), que extrae sus principios básicos y los valores éticos de la ciencia,
la ética y la filosofía.
A finales del siglo XX el papado de Juan Pablo II había abandonado la agenda
reformista del Concilio Vaticano (Vaticano II, 1962-1965), que había expresado mu-
chos valores humanistas. A principios del siglo XXI, el Papa Benedicto XVI rechazó
«el secularismo» y «el relativismo», que consideró como puramente subjetivos. El
Islam se había opuesto asimismo enérgicamente al secularismo, muchos partidarios
insisten en que la ley islámica (Sharia) tiene sus raíces en el Corán. Los extremistas
musulmanes han defendido la teocracia en lugar de la democracia, e incluso han

Bertrand Russell John Dewey


13
amenazado con la jihad contra los que abrazan la perspectiva secular y defienden la
libertad de conciencia. Siguiendo a Heidegger, muchos filósofos posmodernos fran-
ceses han rechazado el humanismo de igual modo, junto con cualquier noción de que
la ciencia puede ser objetiva o que la ciencia y la tecnología pueden proporcionar la
base para una filosofía o ideología de emancipación. Cabe señalar, sin embargo, que
otros pensadores franceses tenían posiciones discrepantes.
Jean-Paul Sartre argumentó que el existencialismo era un humanismo; Simone
de Beauvoir construyó una defensa emancipatoria de los derechos de las mujeres
arraigada firmemente en los principios humanistas. Los humanistas seculares con-
temporáneos han sido muy críticos del postmodernismo por su rechazo de la moder-
nidad, su pesimismo y su nihilismo sobre la perspectiva humana.

UN NUEVO PARADIGMA
El humanismo secular ofrece una síntesis completa de varias tendencias intelectua-
les y éticas fundamentales de la civilización mundial. Este nuevo paradigma se basa
en el librepensamiento y el racionalismo, el ateísmo y el agnosticismo, el escepticis-

Simone de Beauvoir Jean-Paul Sartre

14
mo y la incredulidad. Sin embargo, va más allá de estos movimientos históricos por la
elaboración de una nueva perspectiva relevante para la época contemporánea. En
ocasiones se ha tomado como algo negativo, ya que critica a las vacas sagradas de la
sociedad, pero que en realidad ofrece un mensaje ético positivo que tiene conse-
cuencias pragmáticas significativas para la cultura humana. Presenta alternativas
positivas a las ortodoxias reinantes.
El paradigma humanista secular tiene seis características principales: (1) es
un método de investigación, (2) proporciona una perspectiva cósmica naturalista, (3)
es no-teísta, (4) está comprometido con la ética humanista, (5) ofrece una perspecti-
va que es democrática, y (6) es planetario en alcance.

«El humanismo secular propone la implementación

completa de la agenda de la modernidad ... lo que es

necesario para que esto ocurra es una nueva Ilustración».

Debo señalar que muchos aliados dentro del movimiento librepensador o ra-
cionalista pueden aceptar una o más de estas características sin aceptar a todos.
Algunos consideran erróneamente el humanismo secular como equivalente con el
ateísmo, otros con el naturalismo metodológico, y otros más con la ética humanista.
El humanismo secular, sin embargo, es más amplio que cualquiera de estos puntos
de vista, ya que proporciona una síntesis científico-filosófica integrada que engloba
todo esto y más. Esto a veces se llama «humanismo naturalista». En última instancia,
el humanismo secular propone nada menos que la completa implementación de la
agenda de la modernidad. Este programa, de hecho, aún no se ha aplicado plena-
mente, lo que es necesario para que esto ocurra es una Nueva Ilustración post-
postmodernista.

EL MÉTODO DE INVESTIGACION
El humanismo secular se basa en los métodos de la ciencia para probar la verdad de
las afirmaciones. Esto se conoce como naturalismo metodológico, la piedra angular

15
de la ciencia moderna. Concebido en términos generales, es el método hipotético-
deductivo, en el que las hipótesis son probadas por sus efectos experimentales y
poder predictivo, integradas en teorías, y validadas por su carácter integral y elegan-
cia matemática. Los motivos de una hipótesis están expuestos a cualquier persona
que pueda examinar las pruebas y las razones para su apoyo. Estas pueden ser
objetivamente corroboradas por investigadores independientes. En esta interpreta-
ción, el método científico no es ningún arte arcano esotérico disponible sólo a un
estrecho círculo de los discípulos, ni establece normas fijas de investigación. Por el
contrario, se continúa con el sentido común o la inteligencia crítica, e implica el uso
controlado de los métodos de investigación que tienen éxito en otras áreas de la vida
también.
Todo el conocimiento humano es falible, todas las afirmaciones de una verdad
última o absoluta cuestionables. Las hipótesis deben tomarse como provisionales,
incluso para los principios bien establecidos, pueden ser modificadas más adelante a
la luz de nuevas pruebas o explicaciones más completas. Por lo tanto, el método
científico implica un cierto grado de escepticismo, pero esto no es de carácter nega-
tivo, negando cualquier posibilidad significativa de conocimiento. Muy por el contra-

16
rio, los humanistas creen que se puede llegar a una cantidad importante de informa-
ción fiable mediante la investigación científica, y que las aplicaciones serias de la
ciencia y la tecnología pueden mejorar la condición humana. Los humanistas secula-
res desean extender los métodos de la ciencia a todos los ámbitos del quehacer
humano, en marcado contraste con los creyentes conservadores, que a menudo han
llevado a cabo esfuerzos incansables para bloquear la investigación científica.
El humanismo secular es receptivo a una amplia gama de experiencias huma-
nas, incluyendo el arte, la moral, la poesía y el sentimiento. De hecho, se inspiró en el
arte no menos que las ciencias. Pero no está dispuesto a declarar cualquier creencia
como validada por apelaciones intuitivas, místicas o subjetivas privadas. En lugar de
que la validación sólo viene a través de las pruebas de confirmación intersubjetiva. Si
la confirmación intersubjetiva no es posible, entonces la única posición razonable es
suspender el juicio acerca de la hipótesis hasta el momento en que podemos reunir
pruebas concluyentes a favor o en contra de ella. El principio de no falsabilidad (que
una teoría es admisible sólo si se dan las condiciones bajo las cuales se puede
falsear) de Karl Popper se ha utilizado en contra de aquellos que proponen afirmacio-
nes no comprobables, particularmente en áreas paranormales o religiosas, aunque
otros niegan que tal línea de demarcación pueda ser muy fácil de trazar.

LA PERSPECTIVA CÓSMICA NATURALISTA


Los naturalistas sostienen que el universo es inteligible a la razón humana y
explicable en función de causas naturales. Esto puede ser llamado naturalismo cien-
tífico. La moderna visión humanista secular se ha visto profundamente influida por el
naturalismo. Mira a las ciencias, a fin de entender la naturaleza. ¿Qué nos dicen las
ciencias de hoy? Describen un mundo en el que los procesos físico-químicos, la
materia y la energía y sus interacciones, y las regularidades descubiertas por las
ciencias naturales son primordiales en el orden general de la naturaleza. Pero la
naturaleza no puede reducirse simplemente a sus componentes materiales, una ex-
plicación completa también debe hacer frente a los distintos niveles emergentes en
los que la materia se organiza y funciona. Las explicaciones se derivan de los diver-
sos contextos en observación. Podemos abordar esto en el nivel macro en función de
nuestro planeta y el sistema solar, o para la expansión del universo y las galaxias (o
17
multiuniversos) descubierto por la astronomía, o en el nivel micro de las partículas
subatómicas observadas por la física y la química, o por referencia a la materia orgá-
nica en la biosfera explorado por las ciencias biológicas. Esto a veces se conoce
como «teoría de sistemas».
Desde Charles Darwin en el siglo XIX, los conceptos evolutivos se han conver-
tido en fundamentales para nuestra comprensión de la naturaleza. La teoría de la
evolución trata de explicar el cambio de las especies a través del tiempo en términos
de mutaciones al azar, reproducción diferencial, adaptación, selección natural y otras
causas naturales. Esto puede muy bien ser llamado «naturalismo evolutivo». El com-
portamiento humano se entiende, entonces, mediante la elaboración de muchas cien-
cias, como la biología, la genética, la psicología, la antropología, la sociología, la
economía y otras ciencias del comportamiento. Las ciencias históricas nos ayudan a
interpretar el funcionamiento de las instituciones sociales y la cultura humana. Cual-
quier «teoría de la realidad» se deriva así de las hipótesis probadas y de las teorías
arraigadas en la investigación científica, en lugar de partir de narraciones poéticas,
literarias o teológicas, tan interesantes como éstas podrían ser.

18
Los naturalistas creen que tenemos que desarrollar, si podemos, generaliza-
ciones integradoras interdisciplinarias elaboradas en todas las ciencias. El concepto
«coducción» se aplica con acierto. Contrastada con la inducción y la deducción, esto
significa que coducimos explicaciones que abarcan disciplinas científicas con el fin
de desarrollar una visión cósmica más amplia. E.O. Wilson ha utilizado el término
«consiliencia», que tomó prestado del filósofo de la ciencia del siglo XIX William
Whewell. En cualquier caso, los humanistas seculares tienen que hacer todos los
esfuerzos para desarrollar una «perspectiva sinóptica», un resumen, por así decir-
lo, elaborándolo a partir de muchas ciencias. Los humanistas seculares creen que es
importante transmitir al público una comprensión de lo que la ciencia nos dice sobre
el universo y el lugar de la especie humana en su interior.
Esta teoría naturalista general, evita el reduccionismo materialista porque abarca
los puntos de vista teórico-sistémicos que los fenómenos emergentes aparecen en
los sucesivos niveles de complejidad que no se pueden explicar simplemente en tér-
minos de fenómenos de nivel inferior, y que estos sistemas anidados de fenómenos
ellos mismos constituyen un fenómeno natural que requiere nuevas hipótesis y teo-
rías adecuadas para ese nivel. Un ejemplo gráfico de esto, por supuesto, es la apa-
rición de un sinnúmero de nuevas espe-
cies que Darwin descubrió en las Islas
Galápagos. Esto no amenaza a una
cosmovisión naturalista, porque comple-
menta las explicaciones reductivas con
explicaciones de orden superior, y no
deja espacio para explicaciones espiri-
tuales o místicas. Esta visión también
apuntala la capacidad del humanismo
secular para responder al bio-mundo en
toda su pluralidad, diversidad y riqueza,
y deja espacio en la cultura humana para
las ciencias y las instituciones sociales,
la justicia moral y las artes. También nos

Charles Darwin
19
permite hacer uso de las intenciones humanas como explicaciones telenómicas de
comportamientos psicológicos complejos. Este enfoque abarca tanto consiliencia como
teoría de sistemas. Según esta interpretación, la coducción no sólo se extiende «ho-
rizontalmente» a través de las fronteras disciplinarias, como la consiliencia lo hace,
sino que también se extiende «verticalmente», abarcando las capas de fenómenos
emergentes del nivel micro al macro. Por lo tanto, es a la vez interdisciplinaria e
intrasistemática.
Esta perspectiva naturalista del universo compite con la perspectiva teológica
tradicional que postula un reino sobrenatural, una doctrina de la salvación y un alma
inmortal, todos los conceptos que los naturalistas científicos rechazan.

EL NO TEÍSMO
Los humanistas seculares dudan de cualquier esfuerzo para dividir la naturale-
za en dos reinos: el natural y el sobrenatural. Ellos encuentran la definición clásica de
un ser omnipotente, omnisciente y benéfico que Dios es ininteligible, y las supuestas
pruebas de la existencia de Dios no concluyentes, y el problema de reconciliar el mal
con las presunciones de la justicia divina insuperable. Los argumentos de una prime-
ra causa o motor inmóvil son falaces, porque siempre podemos preguntar: «¿Quién
causó a Dios?». Si esa pregunta no tiene respuesta, así también la pregunta, «¿Por
qué debe existir algo en lugar de nada?». Altamente sospechosos son los postulados
de «ajuste fino», «diseño inteligente» y «principio antrópico». En cualquier caso, la
creencia teísta de que Dios es una persona representa un salto antropomórfico de fe
que no se puede justificar. Todas las explicaciones como ésas son sospechosas
porque trascienden la naturaleza y, por lo tanto, plantean enormes problemas, proba-
blemente insuperables de verificación, tal vez la mejor postura sobre estas cuestio-
nes es la de los escépticos. Por lo menos, deberíamos suspender el juicio sobre los
orígenes transcendentales conjeturados del universo hasta el momento en que tales
teorías puedan ser responsable y evidentemente confirmadas o refutadas.
Las apelaciones a las supuestas revelaciones de Dios o de sus emisarios,
como base de las verdades religiosas no están corroboradas por observadores com-
petentes y son altamente cuestionables. Las pretensiones históricas de la revelación
de las religiones abrahámicas—la Biblia hebrea, el Nuevo Testamento cristiano,

20
el Corán musulmán—no están atestiguadas por testigos presenciales suficientemente
fiables. La crítica bíblica y la coránica han demostrado que estos libros no son escri-
tos de Dios, sino que son escritos de seres humanos falibles, son el producto de los
apologistas de religiones en competencia. Por otra parte, si sus supuestas revelacio-
nes son tomadas en su valor nominal, se contradicen entre sí. La existencia histórica
de los profetas del Antiguo Testamento, como Moisés, Abraham, Isaac, José, y otros,
es dudosa. Ninguno de los supuestos autores del Nuevo Testamento—Marcos, Mateo,
Lucas, Juan, o incluso Pablo—conoció directamente a Jesús. Tampoco, con excep-
ción de Pablo, fueron incluso escritos por los hombres cuyos nombres han llegado a
estar ligados a ellos a través de la tradición. Estos relatos de las Escrituras
son testimonio de segunda y tercera mano basado en una tradición oral que era a
menudo contradictoria, y en cualquier caso merece sospecha, ya que se transmitió a
la posteridad por los propagandistas de la nueva fe. Del mismo modo, la exactitud
histórica del Corán y el Hadiz sobre la vida de Mahoma es muy sospechosa, en con-
tra de las afirmaciones de los musulmanes de que el Corán fue dictado a Mahoma en
un solo evento milagroso, hay amplia evidencia histórica y textual de que había mu-
chas diferentes versiones del Corán, lo que implica que la Escritura musulmana su-
frió un proceso de desarrollo histórico no muy diferente al del Nuevo Testamento.

21
Básicamente, los humanistas seculares son no teístas, es decir, ellos encuen-
tran pruebas insuficientes para creer en Dios, sobre todo en el sentido monoteísta de
Dios como persona. Algunos humanistas seculares han declarado que son meros
ateos y no tienen ningún deseo de negar este hecho. La diferencia entre no teístas y
ateos es que los éstos generalmente se definen sobre todo por lo que están en con-
tra, mientras que aquéllos consideran su falta de fe como sólo parte de un punto de
vista científico-filosófico-ético más amplio.
Los humanistas seculares contemporáneos tampoco son deístas en el sentido
del siglo XVIII, ya que ellos no creen que un ser divino creó o diseñó el universo y
luego lo dejó solo. Sin embargo, algunos humanistas seculares no son indiferentes a
una concepción spinozista del universo en la que las regularidades o leyes de la
naturaleza inspiran el aprecio por su gran magnificencia, y esto puede incluso provo-
car una forma de «piedad natural».
Los humanistas seculares rechazan cualquier creencia en la eficacia de la
oración, en la existencia de la inmortalidad humana, o en alguna esperanza de recibir
la salvación de una deidad personal. En su opinión, no hay pruebas suficientes para
afirmar que el «alma» es separable del cuerpo, que hay una dualidad mente-cuerpo o
algún «fantasma en la máquina».
Todos los intentos de documentar un componente inmaterial de la conciencia
humana, como el alma, por medio de la investigación psíquica o parapsicológica has-
ta ahora han sido poco concluyentes. De acuerdo con la neurociencia, «la concien-
cia» es muy probablemente una función del sistema nervioso y el cerebro.

LA ÉTICA HUMANISTA
El humanismo secular expresa un conjunto favorable de principios y valores
éticos. De hecho, algunos humanistas consideran incluso la ética humanista como
su característica más importante, que debe ser enfatizada en respuesta a los religio-
sos, que notoriamente sostienen que «no se puede ser bueno sin creer en Dios». Los
humanistas sostienen que los valores éticos son relativos a la experiencia humana y
no es necesario que se deriven de fundamentos teológicos o metafísicos. Implícito a
esto está la idea de que la ética (como ciencia) es un campo autónomo de investiga-
ción. La ética humanista no empieza ni termina con la metaética—el análisis
22
epistemológico del lenguaje del discurso ético—importante como es esa investiga-
ción. Se centra, en cambio, en conductas concretas con el fin de hacer recomenda-
ciones y juicios normativos reales.

«Los humanistas sostienen que los valores éticos son

relativos a la experiencia humana y no tienen por qué

obtenerse de fundamentos teológicos o metafísicos».

La buena vida es alcanzable por los seres humanos, y la tarea de la razón es


descubrir las condiciones que nos permiten lograr la felicidad. Existe cierta contro-
versia entre los humanistas de si la felicidad consiste en el placer hedónico principal-
mente o la satisfacción de la necesidad, el crecimiento creativo y una satisfacción
superior tal como la autorrealización. El hedonismo históricamente extrajo del epicu-
reísmo, las teorías de autorrealización de Aristóteles. El hedonismo moderno está
influenciado por el utilitarismo, mientras que las modernas teorías de la auto-realiza-
ción recurren a la psicología humanista, tal como son descritas por Abraham H. Maslow,
Carl Rogers y Erich Fromm. Los psicólogos humanistas tienden a ver a los seres
humanos como potencialmente buenos. Ellos argumentan que el desarrollo en cada
ser humano de las tendencias morales depende en parte del cuidado en la crianza
recibida por el individuo y la satisfacción de las necesidades biogénicas y sociogénicas
(incluidas las necesidades homeostáticas y el crecimiento, la autoestima, el amor, la
experiencia de pertenecer a alguna comunidad, la creatividad y la capacidad de expe-
riencias máximas). Muchos humanistas han argumentado que la felicidad consiste
en una combinación de hedonismo y desarrollo moral creativo, que una vida exube-
rante fusiona la excelencia y el disfrute, el significado y el enriquecimiento, la emo-
ción y la cognición.
Lawrence Kohlberg y Jean Piaget sostuvieron que hay etapas de crecimiento y
desarrollo moral de los niños y adolescentes. Los humanistas quieren promover este
crecimiento en materia de ética, buscando elevar el nivel del gusto y el aprecio de la
sociedad. Ellos creen que la educación moral secular es esencial para el desarrollo
de la capacidad para la experiencia moral, intelectual y estética. Las tendencias mo-

23
rales se desarrollaron en la especie humana durante un largo período de tiempo evo-
lutivo, y se expresan en el desarrollo del carácter y la cognición.
Filósofos desde Aristóteles a través de Spinoza, Mill, Dewey, Hook y John Rawls
han argumentado que las decisiones éticas, al menos en parte, son sujetas a la sabi-
duría reflexiva. Algunos humanistas seculares eran a principios del siglo XX simpati-
zantes del emotivismo —la postura de que las oraciones y los términos éticos son
subjetivos y no pueden justificarse objetivamente. Esta posición está ahora desacre-
ditada, porque muchos juicios éticos son considerados objetivamente justificables.
Para aquellos que reconocen el papel del conocimiento en la ética, la deliberación es
una parte esencial de la toma de decisiones. Durante este proceso los juicios de valor
pueden ser evaluados a la luz de diversos criterios, incluyendo nuestros valores y
principios ya existentes, los cuales se pueden modificar; las causas operantes en
una situación problemática; los hechos del caso que nos ocupa; las consideraciones
medios y fines, los costos de los cursos alternativos de acción; y sus consecuencias.

«Muchos humanistas han argumentado que la felicidad

consiste en una combinación de hedonismo y desarrollo

moral creativo; que una vida exuberante fusiona la exce-

lencia y el disfrute, el significado y el enriquecimiento,

la emoción y la cognición».

Hay un cierto desacuerdo entre quienes sostienen que la prueba principal de


los principios morales debería ser teleológica, esto es, juzgar las reglas morales por
si cumplen nuestros fines de largo alcance—o deontológica, siguiendo a Immanuel
Kant, quien sostenía que, prima facie, los principios morales generales tienen cierto
estatus moral independiente. La mayoría de los humanistas afirman que debemos
tomar en cuenta ambos grupos de datos de valores y principios éticos, aunque la
prueba más importante es consecuencia e implica un examen de las afirmaciones
que compiten dentro de una situación. El absolutismo moral es rechazado como dog-

24
mático y represivo. Esta postura ha sido calificada como «ética situacional» por Joseph
Fletcher, y ha sido atacada como «relativista» por sus críticos que afirman que impli-
ca una ruptura de todas las normas morales. Los humanistas seculares lo niegan, lo
que demuestra que ellos creen en las normas morales, pero insistiendo en que éstas
surgen de la investigación reflexiva. Ellos se consideran relativistas objetivos y no
subjetivos. También defienden la ética naturalista, la opinión de que los problemas
morales pueden ser mejor resueltos por referencia al conocimiento teórico y la expe-
riencia humana.
Claramente, los naturalistas de la ética rechazan la moralidad sobrenatural.
Sostienen que si bien la literatura religiosa clásica puede expresar puntos de vista
morales, a menudo es inadecuada para la situación actual, ya que se basa en un nivel
anterior (precientífico, nómada y agrícola) del desarrollo cultural y moral. Unos pocos
ejemplos son suficientes para demostrar esta insuficiencia. (1) Teniendo en cuenta la
creencia en la paternidad de Dios, varios mandatos morales pueden resultar en cuan-
to al papel de la mujer, la monogamia, el divorcio, el aborto, la guerra o la paz y
similares. Por tanto, es claro que tal creencia no crea obligaciones morales particula-
res. (2) Las obligaciones morales no dependen de las sanciones o recompensas
divinas. Hacer algo debido a los mandamientos de Dios, el temor al castigo o la espe-

«Tres virtudes humanistas fundamentales son el coraje,


el conocimiento y el cuidado—no la dependencia,
la ignorancia o la falta de sensibilidad a las necesidades
de los demás».

ranza de recompensa en la otra vida es difícilmente moral, más bien puede impedir el
desarrollo de un sentido interior maduro de empatía. (3) Toda una serie de críticos
modernos—Nietzsche, Marx, Freud y otros—, han demostrado que la religión puede
buscar censurar la verdad, reprimir la sexualidad, oponerse al progreso, exacerbar la
impotencia humana y ofrecer consuelo en lugar de esfuerzo por mejorar la condición
humana. «Ninguna deidad nos salvará, debemos salvarnos nosotros mismos», dice

25
el Manifiesto Humanista II (1973). Somos responsables de nuestro propio destino, no
podemos mirar más allá de nosotros mismos y de nuestra sociedad en busca de
socorro o salvación.
Tres virtudes humanistas fundamentales son el coraje, el conocimiento y el
cuidado—no la dependencia, la ignorancia o la falta de sensibilidad a las necesida-
des de los demás. Por lo tanto, la ética humanista se enfoca en la libertad humana.
Fomenta el crecimiento y el desarrollo individual. Se centra en la necesidad de los
humanistas de controlar su propio destino, de asumir la responsabilidad, individual y
colectivamente, para sus propios planes y proyectos, de entrar en el mundo no sólo
con el fin de entenderlo o adorarlo, sino con la intención de utilizarlo con prudencia
para satisfacer nuestras necesidades y deseos. La ética humanista insiste en la in-
dependencia, la audacia y la inventiva. Prometeo puede ser reconocido como el «san-
to» mítico del humanismo, porque se dice que ha desafiado a los dioses de lo alto,
robando el fuego y dotando a los seres humanos con las artes de la civilización.

La vida nos presenta posibilidades y oportunidades. El sentido de la vida surge


de lo que descubrimos en nuestra existencia mortal; emerge de nuestros actos de
libre albedrío, nuestras metas y aspiraciones. Tanto como existan seres humanos por
sí mismos, serán capaces de definir sus propias realidades; estarán siempre en sus
procesos individuales de llegar a ser. La virtud relevante aquí es la autonomía. Con-
comitante con esto, sin embargo, es el reconocimiento de que ninguna persona pue-
de vivir en total aislamiento, pues los seres humanos son animales sociales. Entre los
más duraderos de los bienes humanos están aquellos que compartimos con los de-
más. Alguna forma de cuidado altruista es esencial para nuestro bienestar. Desarro-
llar una apreciación de las decencias (o virtudes) morales comunes y cultivar un
sentimiento general de buena voluntad hacia los demás ayudan a los seres humanos
a frenar los intereses puramente egocéntricos.
El conflicto entre el interés propio y el bien social representa la paradoja moral
clásica. Para los humanistas seculares, puede no haber soluciones fáciles para algu-
nos de los dilemas y las tragedias que nos encontramos en la vida. Sólo una decisión
reflexiva puede ser la mejor manera de equilibrar los valores y principios de la compe-
tencia, o los intereses propios con las necesidades y demandas de los demás. Aun-

26
que hay algunas pautas generales a primera vista, lo que hacemos depende en último
análisis del contexto en el que se decide.
La ética humanista expresa una preocupación por la igualdad y la justicia so-
cial. Los humanistas están de acuerdo con la tradición religiosa en la medida en que
apoya la idea de la hermandad de la humanidad—pero no porque Dios lo manda, sino
porque la reflexión moral reconoce que tenemos responsabilidades para con los de-
más seres humanos. Cada persona tiene que ser estimada como igual en dignidad y
valor, un fin en sí misma, con derecho a consideraciones morales, es decir, la base o
nuestra concepción de democracia y derechos humanos, en particular a nivel global.
También tenemos alguna obligación hacia otras formas de vida inteligente y otras
especies en el planeta Tierra.

LA PERSPECTIVA SOCIO-POLÍTICA: EL HUMANISMO DEMOCRÁTICO


El humanismo secular ha tenido una variedad de perspectivas socio-políticas durante
diversos períodos históricos. Tiene que ver totalmente con la justicia y el bien común.
En el mundo moderno se ha hecho hincapié en las virtudes cívicas de la democracia.
Hay muchas fuentes de la filosofía democrática. John Locke defendió los derechos
humanos, la tolerancia y el derecho a la revolución, y John Stuart Mill el derecho a
disentir. En el siglo XX, Sir Karl Popper acusó a los regímenes totalitarios desde
Platón a Marx y defendió las sociedades democráticas abiertas y pluralistas. John
Dewey caracterizó la democracia liberal como un «método de investigación» realiza-
do por el público con el fin de desarrollar políticas sensatas y elegir a los funcionarios
para llevarla a cabo. Dewey quería recurrir a la educación para cultivar una ciudada-
nía inteligente capaz de hacer juicios informados. Sidney Hook trató de justificar la
democracia sobre bases empíricas, a la luz de sus consecuencias: las sociedades
democráticas ofrecen más libertad e igualdad de oportunidades, menos hipocresía y
crueldad, más posibilidades para el enriquecimiento cultural, la creatividad y las ex-
periencias compartidas, y mejores niveles de vida. Los humanistas seculares sostie-
nen que la democracia política es esencial para una sociedad democrática. Las leyes
y las políticas de un gobierno justo se derivan del «libre consentimiento» de la mayo-
ría de los adultos con voto en las elecciones, con el derecho legal a la oposición, los
derechos de las minorías, el debido proceso de la ley y las libertades civiles garanti-

27
zadas. Esto depende también de las asociaciones cívicas voluntarias y una prensa
libre. Supone que hay un cierto grado de igualdad social y de libre acceso, sin discri-
minación racial, étnica, de clase, religión o género. También cree en alguna medida
de democracia económica, en el sentido de que , al menos, la población trabajadora
pueda participar de los bienes producidos por la economía, y que pueda, a través del
gobierno, ejercer algún control democrático por medios tales como la regulación y
los impuestos.
Ha habido una considerable controversia en el siglo XX entre los defensores
del liberalismo económico y los defensores de la democracia social. Los discípulos
del laissez faire como Ayn Rand desean limitar la intrusión gubernamental en la eco-
nomía, y sostienen que las economías de libre mercado están en mejores condicio-
nes que las economías planificadas para lograr el crecimiento. Los socialdemócratas
y los liberales creen que el gobierno tiene la obligación de intervenir cuando el sector
privado no puede satisfacer las necesidades del público o el bienestar general y cuando
se viola lo que ellos consideran lo que es la justicia social y los «principios de equi-
dad». Los humanistas seculares reconocen que a pesar de que pueden estar en
desacuerdo, con justa razón, entre ellos sobre diversas políticas económicas especí-

Sir Karl Popper Sidney Hook


28
ficas, lo que tienen en común es un compromiso con el proceso democrático y la
aplicación de la razón y la ciencia a la solución de los problemas sociales y políticos.
Una controversia central que comprometió a los humanistas seculares durante
todo el siglo XX fue la disputa entre los humanistas liberales democráticos y los mar-
xistas-leninistas. Los humanistas liberales occidentales, como Sir Isaiah Berlin y Sidney
Hook, y M.N. Roy de la India, hicieron hincapié en la importancia vital de las libertades
públicas y la democracia política, afirmando que los regímenes marxistas totalitarios
habían traicionado los principios del humanismo. Algunos humanistas marxistas de
Europa del Este apuntaron a Los Manuscritos económicos y filosóficos de juventud
de Marx (1844), con su énfasis en la libertad. La vigorosa oposición al estalinismo por
pensadores y activistas como Svetozar Stojanovic, Ljubomir Tadic y otros ayudaron a
amortiguar la fuerza del comunismo totalitario en Europa del Este.
Durante las batallas históricas de las sociedades democráticas por la igualdad
de derechos, los humanistas y secularistas, a menudo en alianza con los religiosos
liberales, en general han apoyado un programa de liberación. En el siglo XIX se opu-
sieron a la esclavitud (Frederick Douglass, Robert Green Ingersoll) e hicieron campa-
ña por el sufragio para las mujeres (Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony). En el
siglo XX apoyaron la lucha por el feminismo (Betty Friedan, Gloria Steinem) y defen-
dieron los derechos de las minorías, los negros (James Farmer, Richard Wright), los
gays y las lesbianas, los desfavorecidos y los discapacitados.
La continua batalla por la democracia ha ido acompañada de un llamado a la
separación entre Iglesia y Estado. La derecha religiosa en los Estados Unidos ha
insistido en hacer que la voz de la religión indebidamente destaque en la plaza públi-
ca, y ha tratado de asegurar el financiamiento gubernamental para las escuelas y
organizaciones benéficas religiosas. Ha tratado de obligar la enseñanza del creacio-
nismo o el diseño inteligente junto con la evolución en las escuelas públicas, y ha
tratado de limitar los derechos de los no creyentes. A todas estas medidas se le
opusieron los humanistas seculares. Ellos creen que la religión debe ser un asunto
privado y que la integridad de la ciencia debe ser defendida de manera que los estu-
diantes puedan estar expuestos a la mejor ciencia, y que los derechos de los no
creyentes les darán igualdad con los creyentes.

29
Los humanistas seculares han sido especial-
mente fuertes defensores del derecho a la privacidad.
En cuestiones de ética médica, esto implica el apoyo
al derecho a la confidencialidad y el consentimiento
informado por parte de los pacientes. También han
estado a favor de la libertad reproductiva, incluido el
acceso a la anticoncepción, el aborto y la fertilización
in vitro. Asimismo, han defendido el derecho a morir
con dignidad a través de causas tales como la euta-
nasia benéfica, el suicidio asistido y los testamentos
Elizabeth Cady Stanton
vitales o las voluntades anticipadas. El derecho a la
intimidad se ha extendido a la libertad sexual: libertad
ante la censura indebida (que implica el derecho de
los adultos a publicar o leer literatura pornográfica), y
del consentimiento entre adultos en seguir sus pro-
pias inclinaciones sexuales (adulterio, sodomía y re-
laciones entre personas del mismo sexo) sin repre-
sión por parte del Estado.
El derecho a la privacidad, sin embargo, no se
defiende en forma aislada de otros derechos, ni es
ignorada la relación del individuo con la estructura
Susan B. Anthony
social. Aunque los humanistas seculares enfatizan la
tolerancia de los estilos de vida que compiten en una
sociedad plural, no son defensores del libertinaje des-
enfrenado. Ellos abogan por el desarrollo de la exce-
lencia y la creatividad, la moderación y el autocontrol,
la prudencia y la racionalidad en la vida personal de
un individuo, y alguna sensibilidad para las necesida-
des de los demás. Ellos no quieren legislar la morali-
dad privada, sino más bien buscar, mediante la per-
suasión, desarrollar el carácter moral y la racionali-

Betty Friedan dad ética.

30
El movimiento humanista secular no se ha limitado simplemente a ideas teóri-
cas abstractas, sino que ha tratado de llevar sus ideas y valores a la práctica. Se ha
esforzado en desarrollar bases de apoyo por medio de la formación de centros y co-
munidades en todo el mundo para las personas no religiosas que están comprometi-
das con la razón, la ciencia, la investigación libre, el secularismo, la ética humanista
y la democracia. Se ha centrado en la educación como el mejor medio para desarro-
llar un aprecio por el pensamiento crítico, la perspectiva cósmica naturalista y los
valores humanistas.

EL HUMANISMO PLANETARIO Y EL NUEVO PARADIGMA


Los humanistas seculares reconocen que ya no es posible para cualquier na-
ción resolver sus problemas de manera aislada del resto del mundo. La interdepen-
dencia es evidente en las esferas del intercambio y el comercio, las comunicaciones
y los viajes, la educación, la cultura y la ciencia. Lamentablemente, la competencia
política, económica y militar severa a menudo ha llevado a la guerra. El odio religioso
igualmente ha generado violencia.
La cuestión de fondo y sin resolver que enfrenta el mundo es el uso de la
fuerza por los Estados-nación independientes para resolver los conflictos entre ellos.
El fracaso de la Sociedad de Naciones dio lugar a la fundación de las Naciones
Unidas en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial. El problema que enfrentó un
mundo agotado era la forma de desarrollar los principios de la seguridad colectiva,

Naciones Unidas
31
permitiendo a las naciones resolver las controversias por medios pacíficos y sin recu-
rrir a la guerra.
Los humanistas seculares han jugado un papel importante en el intento de
averiguar los métodos de negociación y el compromiso a escala global.
Muchos humanistas han participado en los primeros días de las Naciones
Unidas, entre ellos Sir Julian Huxley (primer director de la UNESCO), Sir Lloyd Boyd-
Orr (director de la Organización Mundial de la Alimentación) y Brock Chisholm (pri-
mer director general de la Organización Mundial de la Salud). Tanto la Unión Interna-
cional Humanista y Ética, y el Center for Inquiry-Transnational tienen carácter asesor
y consultivo especial dentro de la ONU como organizaciones no gubernamentales. El
Manifiesto Humanista II, publicado en 1973 en el apogeo de la Guerra Fría, lamentó la
división de la humanidad por motivos nacionalistas.

«La necesidad primordial es «desarrollar un nuevo Huma-

nismo Planetario», que tratará de preservar los derechos

humanos y mejorar la libertad y la dignidad humanas».

El Manifiesto Humanista 2000 (HM2000), aprobado por la Academia Interna-


cional del Humanismo, ofrece una «nueva agenda global» para poner en práctica los
valores humanistas. Afirma que la necesidad primordial es «desarrollar un nuevo
Humanismo Planetario», que tratará de preservar los derechos humanos y mejorar la
libertad y la dignidad humanas, y se hará hincapié en nuestro compromiso «con la
humanidad en su conjunto». El principio ético fundamental «es la necesidad de res-
petar la dignidad y el valor de todas las personas en la comunidad mundial». Pensa-
dores tan diversos como Peter Singer y Hans Kung también hacen hincapié en la
necesidad de una nueva ética global más allá del chovinismo nacionalista, racial,
religioso y étnico.
El HM2000 establece una nueva «Declaración Planetaria de Derechos y Res-
ponsabilidades». Esta incluye el reconocimiento de que la comunidad planetaria tiene
la obligación de hacer todo lo posible por preservar el medio ambiente mundial y
terminar con el hambre, la enfermedad y la pobreza. Los programas nacionales de
32
salud, bienestar, educación, ecología y prosperidad tienen ahora que ser transforma-
dos a nivel transnacional. El HM2000 recomienda una serie de medidas que fortalez-
can las instituciones existentes de la ONU. Pero va más allá al pedir un nuevo Parla-
mento Mundial efectivo elegido por los pueblos del mundo, y no por los Estados-
nación; un sistema mundial de seguridad para resolver los conflictos militares, un
tribunal mundial efectivo con facultades de ejecución, y una agencia de protección
del medio ambiente transnacional capaz de preservar la ecología natural y proteger a
otras especies de la extinción. También recomienda un sistema internacional fiscal
para ayudar a las regiones subdesarrolladas del mundo, una educación universal y
una atención médica para todos los habitantes del planeta, algunos procedimientos
para regular las empresas multinacionales; un mercado libre de ideas a través del
acceso universal a los medios de comunicación, que no estaría ni bajo el control de
los Estados nacionales ni las corporaciones globales, y cierto respeto por las diferen-
cias multiculturales, a pesar de la necesidad de encontrar un terreno común para la
nueva civilización planetaria que está emergiendo.
El HM2000 concluye con una nota de optimismo sobre la perspectiva humana.
Rechaza las teologías o las ideologías de la desesperación que buscan fuera de la
naturaleza la salvación. Afirma que la vida en el planeta Tierra puede ser continua-
mente mejorada y ampliada, a condición de que los seres humanos estén dispuestos
a asumir la responsabilidad de su propio destino y estén dispuestos a realizar esfuer-
zos conjuntos con otros hombres y mujeres de buena voluntad para lograr un futuro
mejor para todos.

CONCLUSIÓN
El humanismo secular enfatiza el uso de la razón y la inteligencia crítica para resolver
los problemas humanos. Tiene confianza en la capacidad de la especie humana para
aplicar la ciencia y la tecnología para el mejoramiento de la vida humana; es escéptico
sobre la existencia de lo oculto, lo paranormal o realidades trascendentes. A pesar de
que es la versión moderna del ateísmo clásico en lo que rechaza, también expresa
una preocupación normativa positiva para el desarrollo de los valores éticos construc-
tivos pertinentes a las condiciones actuales de la humanidad en este planeta. Es
inflexible en su compromiso con la democracia y el humanismo planetario, y conside-
33
ra la libertad y la satisfacción humanas como los más altos valores humanos. En
todos estos aspectos, ofrece un nuevo paradigma para guiar la vida humana en lo que
podría denominarse la era postpostmoderna.

34
35
EDICIONES DE FILOSOFIA APLICADA
edicionesfilosofiaaplicada.blogspot.com
PUBLICACIONES PERIODICAS:
• Revista Peruana de Filosofía Aplicada • Eupraxophia (Sabiduría para la Buena Vida)

• Revista de Bioética Peruana e Iberoamericana • Neo-Skepsis (Nuevo Escepticismo)

LIBROS:
Serie Científica: • Metafísica, idealismo y materialismo:
• El quehacer conductista hoy: William
Montgomery Finngeir Hiorth
• Bertrand Russell: filósofo y librepensador:
Serie Clásica (textos filosóficos tradicionales):
Finngeir Hiorth
• Filosofías de ayer y hoy. Tomo I: Temas
• Introducción al escepticismo: Finngeir Hiorth
tradicionales: M.A. Paz y Miño (comp.) • Introducción al positivismo: Finngeir Hiorth
• Filosofías de ayer y hoy. T. II: Temas especiales: • Filosofía de la religión antes de Kant:
M.A. Paz y Miño (comp.) Finngeir Hiorth
• Filosofía de la Ilustración: Finngeir Hiorth
Serie Crítica (cuestionamiento):
• ¿Qué es el humanismo secular?: Paul Kurtz
• Introducción al ateísmo: Finngeir Hiorth
• Filosofía Aplicada en el Perú y el mundo:
• ¿No existe Dios?: M.A. Paz y Miño
• Pseudociencia, racionalismo y cientismo. M. A. Paz y Miño
• La sensibilidad oculta. Elementos para una crítica
Ensayos filosóficos: Andrew Lugg
• Defendiendo la Razón. Ensayos de humanismo de la ideología actual: Héctor Flores Iberico
• Introducción al marxismo: Finngeir Hiorth
secular y escepticismo: Paul Kurtz
•Creyentes y no creyentes y el curso de religión en el
• ¿Quién fue Jesús?: Finngeir Hiorth
• Pensando acerca del pensamiento social: Perú: M. A. Paz y Miño
Antony Flew Serie Eupraxofía (ética secular y práctica):
• El libro marrón de Dios. Versículos increíbles • Cómo disfrutar mejor el sexo, el amor y el

de la Biblia: Ronnie Johanson (comp.) matrimonio: M.A. Paz y Miño


• Cristianismo y traición contra América Latina: • ETHOS: ¡Vivamos mejor! Una introducción a los

Haftor Viestad problemas de la vida: M. A. Paz y Miño


• La tentación trascendental. Crítica a la religión • Etica para ateos. Introdución a la moral religiosa y

y lo paranormal: Paul Kurtz la ética filosófica: Finngeir Hiorth


• El fruto prohibido. La ética del humanismo:
Serie de Estudio (historia y/o análisis):
• El autoritarismo y el humanismo según Erich
Paul Kurtz
• Afirmaciones. Exuberancia gozosa y creativa: Paul
Fromm: M.A. Paz y Miño
• El principio de conservación: Fidel Gutiérrez
Kurtz
• Diccionario Conciso de Ética: Finngeir Hiorth
• Introducción al humanismo: Finngeir Hiorth
• Acción, responsabilidad, tolerancia y humanidad:
• ¿Se puede saber si Dios existe?: Héctor Avalos
• LOGOS: Los grandes interrogantes del hombre:
Hans Lenk
• Responsabilidad, ciencia, tecnología y bioética:
M.A. Paz y Miño
• Los valores: Finngeir Hiorth
Hans Lenk
• Estudiando lo sagrado: Finngeir Hiorth Serie Infantil
• ¿Hubo un Big Bang o no?: Finngeir Hiorth • ¿Qué hay acerca de los dioses?: Chris Brockman y
• Filosofía, interpretacionismo y rendimiento: Anna Cammisotto
Hans Lenk • Explicando los OVNIS: Philip J. Klass
36
• El ateísmo en el mundo: Finngeir Hiorth

También podría gustarte