Está en la página 1de 14

Problemática Social - Discapacidad 2019

TEMA: DISCAPACIDAD

NOTA PERIODISTICA

REVISTA EL GUARDIAN > YO FUI

UN CRONISTA DE EL GUARDIÁN, EN SILLA DE RUEDAS POR LA CIUDAD

Yo fui discapacitado
Me caí dos veces y me manché la manos con caca de perro. Como si fuera poco, esquivé
baldosas levantadas, y rampas tapadas por autos. El único que me ayudó fue un ciego.

MARTES 11.10.2011 - EDICIÓN N ° 19


Escribe Ignacio Ramírez

Es un bajón, no te ayuda nadie. Simple. Durante cuatro horas fui discapacitado motor por
elección. Fue como estar en una cárcel. Me sentí solo, ignorado, desolado. Un estorbo en
medio de la multitud de la gran ciudad. Al mismo tiempo que crecía la indiferencia de los otros,
comprobé las dificultades que deben vivir quienes andan a diario en una silla de ruedas. Con
resignación, sentí que en lugar de ayudarme la gente huía de mí como si contagiara tristeza.
En el camino, me encontré con obstáculos a cada paso. Tuve caca de perro en las manos. Me
caí en una especie de cráter en Puerto Madero y un camión estuvo cerca de atropellarme.
Como si fuera poco, me insultaron. Hay barreras a cada metro: veredas demasiado altas,
escaleras imposibles de subir y puertas demasiado estrechas. Fue una experiencia que para
mí, que puedo valerme de mis dos piernas, puede resultar una aventura. Pero para un
discapacitado es un problema cotidiano. Me sentí solo. Con angustia descubrí que hay
personas que viven una especie de carrera donde todos están contra todos.

Para comprobar la odisea que deben vivir los discapacitados alcanza con salir a la calle al lado
de una persona que anda en silla de ruedas o un ciego: hasta el menos sensible se
sorprenderá de lo hostil que puede llegar a ser la ciudad y sus habitantes. La accesibilidad es
necesaria para toda persona que tiene movilidad reducida, transitoria o permanente: según la
Organización Mundial de la Salud, representan el 40% de la población.

Pensé que sentarme en una silla de ruedas sería una tarea simple. ¿Quién no ayudaría a
personas que lo necesitan? ¿Alguien se negaría a ayudar a cruzar a un discapacitado motor?
¿No siente culpa una persona que mira para el otro lado en lugar de dar una mano?

1
Problemática Social - Discapacidad 2019

Al lado del camino

Llegué a la esquina de México y Piedras, en el barrio porteño de Monserrat, por la mañana. En


ese lugar me esperaba Enrique “Enri” Carrizo, un colaborador no vidente de Cilsa, una entidad
que trabaja por la inclusión y, entre otras cosas, entrega todos los meses unas 100 sillas de
ruedas y diferentes elementos ortopédicos a personas sin recursos. Mi guía tuvo una rara
enfermedad que lo dejó ciego: recuerda que los primeros tiempos fueron muy duros. Tuvo que
adaptarse a emprender el agobiante viaje a la indiferencia. Nunca se dejó vencer por los
obstáculos de la vida y, aunque a diario encuentra piedras en el camino, él sigue adelante con
una voluntad ejemplar y –como confiesa– muchas veces instinto. A esta altura, conoce cada
pozo, cada imperfección del terreno o baldosa levantada. Es como si su mente tuviera un
mapa de las calles. Aprendió a los golpes.

Saqué la silla de ruedas del baúl del auto y la apoyé en la angosta vereda, que apenas deja
espacio para caminar cómodamente a un peatón. Desplegué la silla y me senté. En ese
momento comencé a experimentar una rara sensación. Miré mis pies, luego levanté la mirada y
me largué a andar por la vereda con mucha dificultad. Nadie está preparado para conducir una
silla. Uno puede imaginarse que se sienta y enseguida puede ir adonde se lo proponga. Pero
lleva un entrenamiento moverse sin que la silla doble sin control. Al principio, no pude ir en
línea recta. Es más, hice dos metros como pude y me caí. Sentí impotencia y tuve ganas de
volver a caminar, pero no podía darme por vencido en el primer intento. Me volví a sentar y
observé el panorama. Siempre me gustó ver las cosas con calma. Sentado, todo se ve a
medias. Es extraño acostumbrarse a ver cinturas en vez de ojos. Todo se agranda a esa altura.
Y siempre hay que mirar para arriba (eso genera dolores en el cuello), mientras los otros miran
hacia abajo. Uno se siente indefenso. Todo me doblaba en altura.

Las ruedas comenzaron a girar y me topé con una situación particular. Enri me seguía
esperando en la esquina; supongo que se imaginaba que mi demora se debía a lo difícil que se
me hacía maniobrar la silla. A pocos metros de saludarnos, un joven con aspecto de
metrosexual lo empujó. “Me pasó por arriba y me retó. ‘Qué pasa que no me viste. ¿Sos
ciego?’. Le dije que sí y le mostré mi bastón blanco. Se fue sin pedir disculpas. Fui un estorbo
para él”, se lamentó Enri.

Así comenzó nuestra odisea urbanística. La primera meta era recorrer el barrio. Los primeros
escollos fueron los previsibles: comencé por sortear baldosas sueltas, bolsas de basura, y
recorrí calles angostas con paciencia de acróbata. Para Enri, las grandes trabas fueron los
kioscos de diarios, los garajes sin sirenas, las veredas rotas y los semáforos sin chicharra.
Avanzamos cinco cuadras y, de repente, lo perdí de vista. Mi silla se atoró en un pozo y mis
brazos no pudieron sacarme de ese sorpresivo escollo. Esperé unos dos minutos. Imaginaba
que la ayuda iba a llegar rápido. Supuse que cualquiera que vea a un discapacitado en
problemas va a darle una mano. La calle era tan angosta que los colectivos estaban a
milímetros de despeinarme. Ver las ruedas tan cerca me dio escalofríos. Es sentir, con
desesperación, que no hay forma de escapar. Cinco personas pasaron de largo. Nadie me
ayudó. Quizá, pensé sin mala intención, ninguno tuvo tiempo de ayudarme o el apuro les nubló
la visión.
2
Problemática Social - Discapacidad 2019

Cifras que alarman

En la Argentina hay unas 2.200.000 personas con discapacidad, según las últimas cifras del
Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). La mayoría vive bajo la línea de la pobreza
y el 75% están desempleados. En uno de cada cinco hogares argentinos vive una persona con
discapacidad. Según cifras que maneja Cilsa, cerca del 90% de los niños no va a un aula
común; al menos el 75 % de los adultos no tiene empleo formal.

Acceso Ya, otra de las ONG que luchan por la integración de las personas con capacidades
diferentes, indica que el 95% de las escuelas privadas y 75% de las públicas porteñas no
cumplen ni siquiera con las condiciones mínimas de accesibilidad. Las barreras físicas o de
transporte impiden estudiar a más de 90 mil chicos y jóvenes.

Solo el 19% de los discapacitados tiene el certificado habilitado que les permite tener acceso a
la cobertura de salud.

Entrar en un cajero automático, usar un baño en un bar, cruzar la calle o viajar en colectivo
forman parte del top ten de obstáculos que atentan contra los discapacitados. “La ciudad no es
para todos –se lamenta Enri–. Para los ciegos, las barreras arquitectónicas son mucho más
evidentes. Las cintas de peligro son poco resistentes. No se piensa en el otro. Aprendemos a
manejarnos en una ciudad con problemas, pero no podemos contra la falta de diálogo. A
veces la gente nos ignora y se convierte en otra barrera que debemos superar. Muchas veces
no se acerca a nosotros. La indiferencia y la vergüenza de la gente por no saber cómo
encararnos”.

En la esquina de Venezuela y México cruzamos una obra en construcción. Nos encontramos


con un camión cargado de cemento que impedía el paso. En la vereda había conos que
bloqueaban el camino, un pozo de 20 metros de profundidad y un capataz que nos dice:
“Pasen, pasen”. “Por dónde”, le preguntamos. La puerta del camión tapaba la mitad de la
vereda. Sin contar los montículos de tierra y los escombros que me obligaban a buscar
nuevamente ayuda: las ruedas de la silla se trababan o giraban en falso. Enri, un todoterreno
que ya no tenía ninguna pared de referencia, se las rebuscó para llegar a la esquina. Parecía
un equilibrista utilizando de guía el cordón de la vereda. Era como si estuviese jugando al pan
y queso con el cordón. Mientras tanto, a mí me ayudó otra persona. El capataz nos miraba
indiferente.

Enri, siempre con una sonrisa, me trataba de contener y explicar: “Las obras de construcción
son un clásico. Siempre ponen todo para que se nos complique más el paso. Pareciera que lo
hicieran a propósito. Vallas, andamios, volquetes, cintas frágiles, escasa señalización, residuos
de obra, bolsas, cajas, de todo. Es una travesía pasar por una obra, que generalmente genera
ruidos y te distrae o desorienta”. Tenía dos opciones: o ponerle al capataz la silla de sombrero
o respirar hondo y resignarme. Elegí lo segundo. Lo peor fue cuando Enri tuvo que irse. No me
quedó otra que seguir el camino solo, sin mi guía.

3
Problemática Social - Discapacidad 2019

De cara al río

Con esfuerzo, fui por Chile hacia la avenida Ingeniero Huergo. Pensé que mi próxima parada,
Puerto Madero, sería diferente. Es más, creí que no habría obstáculos. Hasta sería un buen
momento para contemplar el río sin impedimentos de por medio.

Mis brazos ya estaban doloridos por la fuerza que tuve que hacer. Más para alguien que no
está acostumbrado a andar en una silla de ruedas. Mis manos estaban mojadas. Sin darme
cuenta, las ruedas y mis manos estaban llenas de materia fecal. Puteo como el peor.
Blasfemo. Busco papel en mi libreta. En la esquina hay un hombre musculoso de un metro
noventa y con un caniche toy. Pensé que se iba a burlar de mí. Pero se me acercó y me
preguntó:

–¿Está bien?

–¡No, tengo caca en las manos!

–Disculpe, no tenía bolsita –se excusó el hombre, que tenía un aire a Míster Moto. Supe que la
caca era de su perro.

Quise abandonar el desafío por segunda vez. Ser discapacitado tenía más problemas de los
que pensaba. Se me hizo un nudo en la garganta. Sentí deseos de levantarme de la silla y
revolear al dueño del caniche de una patada en sus órganos nobles. Intentó consolarme, pero
no lo escuché.

Quise bajar a la calle. Estaba sobre Córdoba y Madero. Estuve a punto de caerme otra vez.
Para variar, los cordones eran altos. Crucé la avenida, agotado y agobiado. Cuando el
semáforo estaba por cortar, aceleré la marcha. Pasó lo que podía pasar: me caí en uno de los
tantos profundos baches de la ciudad.

Que no haya rampas en una vereda equivale a encontrar una puerta cerrada. También me
topé con rampas que no cumplen con las dimensiones adecuadas o que fueron mal hechas. Ni
hablar de las rampas bloqueadas por autos de alta gama. En la calle Bouchard, una obra
destrozó la vereda. Es una pesadilla circular.

“Las personas con discapacidad sufren la problemática que tenemos todos, pero es indignante
que haya gente que no los quiera ayudar. Trabajamos para cambiar la ignorancia,
la indiferencia y el prejuicio”, aseguró Juliana Schajovisch, emncargada del programa
“Concientización” de Cilsa.

Muchos discapacitados prefieren no salir de sus casas para evitar las grandes dificultades que
tienen para desenvolverse normalmente. Estos inconvenientes impiden que lleven a cabo una
vida normalizada en un entorno accesible, transitable para sus limitaciones pese a que hay
una Ley Nacional Nº 24.314 de Accesibilidad de personas con movilidad reducida, la que
establece como una “prioridad” la supresión de las barreras físicas en los ámbitos urbanos
4
Problemática Social - Discapacidad 2019

arquitectónicos y del transporte a fin de lograr la accesibilidad para las personas con movilidad
reducida.

“¿Quién nos ayuda? No es lindo vivir la vida a ciegas. No te terminás de acostumbrar nunca.
Los políticos nos podrían resolver buena parte de nuestras vidas si cumplieran las leyes. Nadie
nos va a devolver los ojos ni las piernas. Hay que hacer una ciudad útil”, pidió Enri.

Durante mi recorrida en silla de ruedas, sólo tres personas quisieron ayudarme. La lucha por
la inclusión de todos nosotros depende más allá de una ley nacional de accesibilidad que
indicó el plazo último para reformar las barreras. Ese plazo venció hace 14 años. Mientras
tanto, andar en silla de ruedas es una especie de rally cotidiano para miles de discapacitados.

5
Problemática Social - Discapacidad 2019

CNN.com – 16/8/12

El Hombre que no podía morir


Tony Nicklinson lloró ayer cuando el Tribunal Supremo de Inglaterra le sentenció a seguir viviendo. Lloró
usando los pocos músculos de su cuerpo, los de la cara, que todavía puede mover: este inglés de 58 años
está completamente paralizado del cuello para abajo desde 2005, cuando sufrió una apoplejía que puso fin
a sus días de exitoso contratista apasionado del deporte y ex jugador de rugby. Desde entonces, ha
declarado que quiere terminar con su vida... Precisamente algo que le es imposible por lo limitado de sus
movimientos. Ya que la legislación actual en Inglaterra procesaría a todo aquél que le ayudara a suicidarse,
Nicklinson lleva años enzarzado en una batalla para que un médico le quite la vida sin miedo a ser
perseguido.

Esa batalla sufrió ayer un serio revés cuando el Tribunal Supremo sentenció que ´´reconoce que estos casos
platean cuestiones éticas, sociales y legales profundamente difíciles, pero sentencia que el cambio de la ley
[que permita cualquier forma de eutanasia] debe decidirlo el Parlamento´´. Entonces fue cuando llegaron
las lágrimas. Nicklinson lloró, desesperado, mientras los medios se agolpaban entre su esposa, Jane, y él.
Ya que Nicklinson solo puede expresarse a través de una máquina que maneja con los párpados, tuvo que
ser ella quien declarara que la pareja está ´´profundamente decepcionada´´.

Más tarde, a través de su ordenador, Tony declaró: ´´No es el resultado que quería oír, pero no es nada
inesperado. Los jueces, como los políticos, son más felices cuando evitan enfrentarse a los problemas
reales, y esta sentencia no es una excepción a la norma. Creo que el equipo legal que me representa está
preparado para seguir luchando, pero esto solo significa prolongar mi incomodidad, mi miseria y mi
desazón´´.

Jane todavía recuerda cómo era su marido antes de la


apoplejía. Hablando para la CNN en junio, lo describió
como ´´el alma de la fiesta´´, un recuerdo que hace que su
condición actual sea más difícil de llevar. ´´Era un tipo
grande, un antiguo jugador de rugby que trabajaba
mucho y se divertía más. Estaba lleno de vida, tenía un
gran sentido del humor, le encantaba el sonido de su
propia voz´´, afirma. Eso era antes de 2005, cuando Tony
y su familia vivían en los Emiratos Árabes: él era un contratista que solía viajar mucho. Entonces llegaron
los 51 años y todo cambió.

Ahora Jane solo aspira a que los jueces entiendan la injusticia que siente estar viviendo. ´´Usted y yo nos
podemos quitar la vida cuando queramos, mientras que Tony, que es quien más lo necesita, no. Solo está
pidiendo que se le devuelva el derecho que todo el mundo tiene: el de decidir cuándo dejar de vivir´´.
Añade Tony: ´´La gente asume que si alguien está tan paralizado que no puede acabar con su vida, está

6
Problemática Social - Discapacidad 2019

automáticamente incapacitado para tomar esa decisión. Pero si tienen la capacidad mental para tomarla,
debería poder elegir entre la vida y la muerte. La única diferencia entre ellos y yo es mi incapacidad para
quitarme la vida´´.

De hecho, Tony solo tiene dos alternativas a morir en el hospital: La primera es acudir a Suiza, donde sí hay
una ley que permite el suicidio asistido, algo a lo que se niega porque es muy caro y porque entiende que
no debería dejar su país para morir. La segunda, más escalofriante, es dejar de comer hasta morir de
inanición.

7
Problemática Social - Discapacidad 2019

Losandes.com.ar

El miedo a los diferentes


jueves, 14 de octubre de 2010

En Argentina 1 de cada 5 hogares alberga 1 persona con discapacidad. Claves para superar obstáculos
cotidianos, familiares y educativos.

Cada vez que se espera a un hijo se piensa: “Que sea sanito”. ¿Pero qué ocurre cuando un bebé tiene
capacidades diferentes o, por causas diversas, manifiesta una incapacidad en algún momento de su vida?
Es una situación compleja, que trae miedos e incógnitas a resolver.

En primer lugar es importante lo que ocurre en el núcleo familiar. Son muchas las variables afectivas que
entran en juego en el proceso que vive la familia: la historia del grupo, la edad de los padres, el número de
integrantes (cantidad de hermanos). Y si se trata del primer hijo las reacciones son más dramáticas.

La Neuropsicóloga Beatriz Monton aclara: “Si es una discapacidad que se puede diagnosticar inmediata al
nacimiento, la reacción siempre es de impacto emocional, muy doloroso y singular para cada miembro de
la familia. Se produce un derrumbe narcisístico que tendrá su proceso de adaptación particular”.

La reacción más común en la dinámica familiar es la negación: no aceptar la nueva realidad. También
aparece el optimismo excesivo, el creer que con voluntad y sacrificio todo va a cambiar, aunque los daños
sean irreversibles. La sobreprotección ante lo desconocido: se sobreprotege al niño, y no se le da la
libertad e independencia para su desarrollo.

Marisa es mamá de Eduardo, un joven de 31 años que padece Síndrome de Down, y comparte su
experiencia: “Las primeras 24 horas, luego de su nacimiento, fueron crudísimas: me la pasé llorando. Pero
cuando llegué a mi casa me di cuenta de que empezaba una nueva etapa”.

La rutina de los padres, y del hogar, da un vuelco cuando afrontan una situación tan particular.

Muchas madres dejan sus tareas extra para dedicarse al cuidado del niño, para proveerle una mejor
calidad de vida.

“Dejé mi trabajo como docente y me dediqué a la crianza de Eduardo y mi hija más grande -cuenta Marisa-
. Cuando Edu fue creciendo le aclaré a los abuelos que no le tuvieran lástima, sino que es uno más y lo
trataran con dedicación; pero sin contemplaciones. Yo, para incentivarlo, le transmitía todo lo que pasaba
a su alrededor; como parte de los tratamientos que estábamos haciendo por su discapacidad”, cuenta
Marisa.

Las distintas etapas de la vida son un aprendizaje constante en las familias donde crece un niño con
capacidades diferentes. “La realidad que vive la familia es dura, ya que se instala permanente una situación
dramática, es una preocupación constante”, comenta la especialista.

8
Problemática Social - Discapacidad 2019

El cuidado permanente, el cariño y la educación en valores permiten que los individuos con capacidades
diferentes puedan superar obstáculos e integrarse a la realidad social en la que viven.

“Mi hijo fue a una escuela especial y luego a un taller de inserción laboral donde aprendió un oficio. Le
enseñé a manejarse solo, a tomar el colectivo, a higienizarse, lo guié como a mis dos hijos. Hoy, por hoy,
trabaja en una panadería, le ayuda a su padre en el trabajo, se pelea con sus hermanos como cualquiera
porque es maniático del orden, y es lo más independiente posible”.

El desarrollo de las personas con capacidades diferentes, depende del grado, y tipo, de discapacidad.
Pueden ser psicomotoras, sensoriales, de déficit cognitivo, de trastornos graves de personalidad. Para cada
caso siempre habrá un abordaje singular.

“Las más dolorosas para la familia son las discapacidades psíquicas, o los retardos mentales, son más
complejos de sobrellevar. El devenir de la crianza de ese niño será único y singular, y dependiente de los
apuntalamientos psíquicos, sociales y educativos”, dice Monton.

La educación como motor de inclusión

La educación del individuo tiene etapas intrafamiliares, y escolares-pedagógicas, que son fundamentales
para la estimulación de todas las capacidades conservadas del niño con alguna discapacidad.

Pero desde siglos remotos, a las personas con capacidades diferentes se las aislaba, y no formaban parte
del tejido social. ¿Esto ha cambiado en pleno siglo XXI?

El sociólogo Enrique Bolatti explica: “No hay resistencia a la inclusión por parte de la sociedad en general,
pero la delantera siempre la lleva el gobierno; y es por eso que lo aceptamos, nos acomodamos a lo
impuesto aunque no tenemos iniciativas propias”.

La educación es un pilar irremplazable para cualquier ser humano. El docente Jorge Gonzalez es parte del
proyecto de Necesiidades Educativas Especiales del Colegio Andino: “Desde la formación se trabaja con
profesionales externos que nos ayudan a la inclusión de personas con discapacidad dentro del grupo. A su
vez están los maestros de apoyo, situados en la escuela. La idea es entender que por medio de la
integración, la diversidad es clave para aprender la variedad”.

Tanto alumnos como docente se enriquecen con los nuevos valores, que aparecen a través de la
interrelación entre el grupo. “Los chicos le enseñan, lo toman como algo normal, con un trato muy cordial,
de acompañamiento, porque desde la sala de 2 tiene este modelo inclusivo -comenta González-. Y los
docentes son los encargados de trasmitir esa diversidad”.

Los educadores, con su vocación de guía en la vida de cualquier ser humano, cultivan su experiencia. “Es un
gran desafío para los docentes, con el apoyo externo que recibimos podemos cumplir nuestra tarea, y es
emocionante ver la felicidad de los padres cuando ven sonrreír a su hijos”, comparte el docente.

El desarrollo de estos métodos educativos siempre va de la mano del acompañamiento terapéutico


externo que tenga el alumno; además de la formación del docente, y de las posibilidades edilicias del
establecimiento.

9
Problemática Social - Discapacidad 2019

No en todas las escuelas la realidad ésta. Pero, en las últimas décadas, ha cambiado el discurso social. La
escuela se resistía a recibir niños o jóvenes con capacidades diferentes. Hasta que mutó la mirada. “Ahora
critican al que no acepta este modelo”, opina Bollati.

Hay muchas falencias sociales por resolver, en cuanto a la integración de personas con discapacidad fuera
de su entorno familiar. Fallas edilicias en la vía pública (es triste darse cuenta que personas con problemas
motrices no pueden circular libremente); o el propio mercado laboral no los incluye.

“Las empresas privadas no tienen incorporado el tema de la inclusión, sólo empresas públicas le dan
posibilidades de progreso en el mundo laboral. Las ONG son un eslabón en la cadena, pero carecen de
fuerza para lograr un cambio radical a nivel social”, observa Bollati. María Lorena Misetich -

10
Problemática Social - Discapacidad 2019

PÁGINA 12 - VIERNES, 6 DE MARZO DE 2009


DE B AT E S
¿Quién es el lobo feroz?
Pusieron el grito en la web: madres y padres británicos repudian a la BBC por poner al frente de
un canal infantil a Cerrie Burnell, la actriz-conductora a la que le falta un brazo.

Por María Mansilla

Las miradas personales, los


prejuicios y el miedo a lo diferente
están en pleno flechazo en estos
días y en Gran Bretaña. Sucede
desde que la BBC puso al frente de
su canal infantil Cbeebies a una
conductora del moderado estilo que
suelen tener las conductoras de
canales infantiles, como pueden ver
en la foto. El tema es que la foto
termina a la altura de su cintura y el
encuadre es lo suficientemente
amplio como para mostrar uno de
sus brazos o, mejor dicho, no mostrarlo. Porque a Cerrie Burnell le falta un brazo por una
malformación con la que convive desde que nació, hace 29 años.

Su exposición hizo que muchos padres se levantaran de sus butacas y se dirigieran hacia los
foros de Internet disponibles en la web del canal. En uno de esos e-mails preguntaban algo así
como: “¿No es una apuesta al rating alineándose a un discurso políticamente correcto?”,
“¿Discriminación Positiva?”. Más allá de la verdad que pueda haber en esas preguntas, resulta
inimputable ante el resto de los mensajes. “Que la chica sin brazo asusta a los más chicos”, “Que
me exige hablar de temas sobre los que no están preparados”, “¡Que podría provocarle pesadillas
a mi hijo!”. Porque la chica es, entre otros, la cara del programa Es hora de acostarse.

Encima, Burnell no reemplaza la carencia con ninguna prótesis. Cómo no iba a ser señalada por
la audiencia si la censura suele comenzar por casa: recordemos que Heather Mills –la ex de Paul
Mac Cartney– habría sido censurada por su compañero cuando ella posó (desnuda y) sin prótesis
a favor de una campaña contra las minas antipersonales.

La acusada conductora de la BBC no se alarmó. Es más, reconoció que la principal ganancia de


estar ahí era ésa: generar debate, que los adultos les respondan a los más chicos qué le pasa a
esa chica en el brazo, mamá, por qué no tiene mano. Y que los chicos y las chicas crezcan con
modelos positivos con características diversas. Por supuesto, un montón de organizaciones
salieron al cruce para apoyar a la conductora que alguna vez respondió que si tuviera poderes
mágicos se dejaría crecer una cola laaaaaarga hasta convertirse en sirena.

11
Problemática Social - Discapacidad 2019

500 millones de Cerrie Burnell

Según Naciones Unidas, “hay en el mundo más de 500 millones de personas con discapacidad”
que tienen iguales derechos que las demás. Sin embargo, “viven en desventaja debido a barreras
físicas y sociales existentes en la sociedad, que se oponen a su plena participación”.

¿Por casa cómo andamos? Según ANDI (Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia),
los jóvenes con discapacidades se reconocen poco en la programación de los medios. Niños y
niñas de entre 11 a 13 años que viven con diferencias intelectuales, visuales, auditivas o físicas
lamentaron que, cuando se los visibiliza, los ciegos son favoritos, luego los que usan sillas de
ruedas y/o padecen síndrome de Down. No sólo repudiaron lo que (no) pasa en los canales de
entretenimiento sino más: en el periodismo. Que en diarios y noticieros sólo son noticia cuando
son víctimas, sobre todo de crímenes sexuales.

En algo de eso anda León Gieco: estrena su película Mundo alas, donde presenta a jóvenes
músicos, destacando esa capacidad sobre otras diferentes. El actor Boy Olmi también sacó a
bailar este tema y no le temblaron los pies. Fue compañero de Lorena Paranyez en Bailando por
un sueño; ella fue víctima de la violencia de un ex novio que le arrojó ácido en la cara. “Trabajo en
tele desde que era chico y nunca tuve un criterio generalizador. Pero ésa era una experiencia de
altísimo riesgo porque se trataba de un espacio delicado, de dudoso gusto. Con Lorena hicimos
una especie de bloque para no traicionar nuestros intereses, para no prestarnos a la especulación
ni al morbo”, dice Olmi. Casualmente, está terminando su documental Huellas en el agua,
dedicado a la nadadora de aguas frías María Inés Mato, a quien le falta una pierna. Aclara: “El
tema de su pierna nunca es central, tampoco creo que ella le dé mayor importancia”.

Olmi conoce el medio desde todos los costados: como actor, como director, como espectador.
“Estoy seguro que quien impulsa contenidos como el de la BBC tiene valores como para querer
cambiar las cosas pero, ¿cómo se lo utiliza después? Es parte de las reglas del juego –reconoce–
. Pueden servir a dos intereses al mismo tiempo, los que tienen que ver con una honesta
integración adulta de la discapacidad y los intereses opuestos que tienen que ver con una
explotación de la perversión. En los medios siempre van a usar los contenidos para sus fines
comerciales. ¡El medio es tan inteligente que se apropia hasta del bien para sus fines maléficos!”

En la investigación de ANDI, los adolescentes señalaban más o menos satisfechos al personaje


que Mariano Martínez interpretaba en Son de fierro, que lideró la audiencia en su temporada. Allí
era Juan, el profe ciego. En una entrevista, su guionista, Marcela Guerty, contaba que les llovían
las cartas de televidentes preguntando cuándo Juan recuperaría la visión. No podían tolerar la
diferencia. No sólo Juan no recuperó la visión: se murió antes de que terminara el ciclo en el que
también se habló de cáncer de mama, de adopción, divorcios sin retorno, de familias
ensambladas. Miento: Juan sí recuperó la vista, minutos antes de morir, como un Quijote de la
televisión argentina que recupera la cordura, “la lucidez de la agonía”, también luego de una pelea
contra los molinos de viento.

12
Problemática Social - Discapacidad 2019

PAGINA 12

29 de octubre de 2019

Informe sobre acceso e inclusión en la educación superior

Discapacidad en la universidad: barreras e


insuficiencias
Al menos diez universidades no cuentan con áreas especiales para la inclusión de los estudiantes
con capacidades diferentes.

Por Constanza Bonsignore

Imagen: Cilsa

El acceso a la educación para personas con


discapacidades aún presenta barreras en las
universidades nacionales, además de una
insuficiencia reglamentaria. Hay al menos diez
universidades que no cuentan con espacios
creados especialmente para la inclusión de los
estudiantes con capacidades diferentes. Y hay
otras siete universidades sobre las que no hay
información disponible al respecto. Estos datos surgen de un informe divulgado por Cilsa, una
organización no gubernamental que promueve la inclusión plena de niños y jóvenes en situación
de vulnerabilidad y personas con discapacidad.

En el marco de sus diez años de trabajo con el Programa Becas de Educación Superior, la
mencionada ONG presentó un informe sobre logros y desafíos para promover el acceso de los
estudiantes discapacitados en la universidad e institutos terciarios. "El objetivo es conocer cuál es
el estado de situación de la educación superior en materia de inclusión de estudiantes con
discapacidad", señaló la coordinadora nacional del programa de becas y oportunidades de Cilsa,
Paula Rossi, en diálogo con Página/12.

El informe destaca, entre otras cosas, que en "la Ley de Educación Superior no está reflejado el
enfoque social de la discapacidad que entiende que las dificultades para acceder y permanecer
en este nivel educativo surgen de las barreras físicas y actitudinales presentes en la sociedad y
no por las particularidades de la persona con discapacidad". Allí está la principal insuficiencia
reglamentaria.

"Si bien son muchos y muy significativos los avances en materia de discapacidad, la única forma
de generar cambios cualitativos que garanticen el derecho a la educación de las personas con
discapacidad en el nivel superior, es legislando sobre las causas sociales que generan la
discapacidad", destaca el trabajo.
13
Problemática Social - Discapacidad 2019

Así también, señala que "el carácter autónomo y autárquico de las universidades nacionales del
país implica que las consideraciones sobre accesibilidad de los estudiantes con discapacidad se
circunscriban a la regulación que emita cada universidad, por lo que se observa una normativa sin
delimitaciones de competencias precisas o estándares comunes de actuación".

De las 59 universidades nacionales, hay 42 que cuentan con áreas especialmente encargadas de
la inclusión de estudiantes discapacitados. Otras diez carecen de esa estructura y sobre siete no
hay información disponible.

El informe resalta el trabajo de la Red Interuniversitaria de Discapacidad, pionera en materia de


inclusión educativa y accesibilidad académica, ya que a través del trabajo en red ha logrado
avances significativos relacionados con la inclusión de las personas con discapacidad. Su
actuación, destaca, ha generado espacios de debate e intercambio, ha promovido la organización
de diversos sectores, como por ejemplo el de alumnos y alumnas con discapacidad y, también
brinda asesoramiento a organismos del Estado en materia de universidad y discapacidad.

No estoy feliz

"La Red forma parte del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), lo que implica un hito
significativo ya que le da otro respaldo institucional al tema de la inclusión y visibiliza a un
colectivo, a una organización que intenta canalizar estas necesidades, generar los apoyos y
ajustes razonables para que las personas con discapacidad puedan cursar las carreras", indicó
Rossi.

"El mayor desafío es que el modelo social tiene que impregnar en las casas de estudio. Se piensa
que quien porta una discapacidad es un problema y en realidad es el contexto el que lo inhabilita
por su condición", señaló la coordinadora, quien destacó que hay que "fortalecer la capacitación a
los docentes, abrir una nueva dimensión, aprender de otras maneras, que haya una
diversificación de las herramientas de comunicarse, de evaluar, de interactuar".

14

También podría gustarte