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Historia de La Ciuda de Nueva York PDF
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Situada en el Noreste del país, en la desembocadura del río Hudson que atraviesa
todo el estado, no tenemos datos de su historia hasta el siglo XVI, en la isla de
Manhattan. La isla estaba habitada por diferentes tribus (Manahattoes y Canarsies)
dedicadas a la caza, pesca y algo de agricultura, cuando en 1524, el italiano
Giovanni de Verrazzano, hizo acto de presencia en estas tierras a las órdenes del
gobierno francés buscando un paso hacia oriente por el noroeste.
Casi un siglo después, en 1609, Henry Hudson remontó el río que hoy lleva su
nombre. Poco después, se instala el primer asentamiento holandés que
denominaron Nueva Ámsterdam. Esto duró hasta que hicieron aparición los
ingleses y tomaron la tierra rebautizándola como Nueva York, en honor del
duque de York.
Holanda, tras la segunda guerra anglo-holandesa, acabaría entregando
formalmente Nueva York a los ingleses quienes impusieron sus criterios hasta que
en 1776, se declara la independencia de los Estados Unidos de América, con
George Washington a la cabeza, siendo Nueva York capital del país en sus
inicios.
Durante el siglo XIX, el incremento de la población evoluciona rápidamente. Nueva
York se convierte en una ciudad receptora de inmigración proveniente de todos
los países del mundo. En 1811, se planifica y trabaja en el eficiente trazado en
cuadrícula de las calles y avenidas de Manhattan. Para 1835, se supera ya en
población a la que hasta ese momento había sido la ciudad más poblada de EE.UU,
Filadelfia.
No es hasta finales de siglo cuando Nueva York adquiere la organización política
actual. Anterior a esta fecha, sólo Manhattan y Bronx estaban unidos políticamente
hablando. A partir de este momento, se conforma la unión de la ciudad de Nueva
York compuesta por Manhattan y los llamados ‘boroughs’: Bronx, Queens,
Brookling y Stanten Island.
Saltando al XX, la ciudad se convierte en uno de los centros industriales,
comerciales y de comunicaciones más importantes del mundo. Los años 30 son
los años en los que florece la construcción del perfil de los rascacielos tan
característicos de la isla.
Avanzando en el siglo, podemos decir que la etapa anterior a la Segunda Guerra
Mundial representa un momento de moviendo poblacional de gentes que se mudan
de la ciudad a los suburbios. Esto va acompañado de una erosión de la base
industrial, y, tras la guerra, también se viven diversos choques raciales durante
los años 60 y 70. Los años 70 fueron, de hecho, tiempos de alta criminalidad. Las
cosas no iban bien y la culminación de los malos años llegaron con la declaración de
la ciudad en banca rota en 1975.
Malos tiempos en los que la ciudad, lejos de seguir hundiéndose, trabajó para
resurgir de sus cenizas. Los 80 representan el resurgir de Wall Street y la ciudad
asume el papel de centro financiero del mundo. En los 90, con la actuación del
alcalde Rudolph Giuliani, diversas fórmulas y actuaciones, consiguieron bajar las
tasas de criminalidad de forma considerable. La ciudad comienza de nuevo a ser
receptora de americanos venidos de otras partes del país e inmigrantes de diversas
partes del mundo.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001, minaron de nuevo el alma de esta
ciudad que, una vez más, lejos de rendirse trabajó para limpiar la zona y trabajar
duro para contribuir a mantener el pulso trepidante, lleno de fuerza y de optimismo
que siempre caracterizo a Nueva York.
En la actualidad, Nueva York es receptora de gentes venidas de cualquier
parte. Muchos traídos por lazos comerciales, otros absortos en la idea de conseguir
sus sueños artísticamente hablando, muchos otros, los que vienen de países más
desfavorecidos, buscando aprovecharse de las múltiples opciones y posibilidades
que parece ofrecer esta ciudad. Ciertamente Manhattan se está convirtiendo en la
ciudad donde se concentran los ricos del mundo además de una buena dosis de
talento artístico o habilidad para los negocios. En los borougsh aún encontramos
ese Nueva York más auténtico, más diverso y cosmopolita, menos pretencioso y
más profundo en muchas maneras.
Hoy y siempre, esta es una ciudad que nunca para y que seguro, merece la pena
visitar al menos, una vez en la vida. ¿A qué estás esperando?
Lo hemos visto tantas veces en las películas… y lo cierto es que la estética cuando
llegas aquí no te choca por lo familiar. El metro de Nueva York es bastante viejo y
da la sensación de no muy limpio. En su favor hay que decir que es rápido, la
frecuencia es buena y nos lleva a prácticamente todos los puntos de
Manhattan así como dentro de los ‘boroughs’ (Queens, Brookling y Bronx).
Abrió sus puertas en 1904 y cuenta en la actualidad con 26 líneas y 468
estaciones. La compañía encargada de operar este sistema de gigantes
dimensiones es MTA New York City Transit. En los últimos años van renovando
su flota de trenes por lo que, aunque algunas estaciones pueden parecer un poco
sórdidas, las máquinas son nuevas.
En los años 80, el metro tenía fama de peligroso y no era para menos.
Actualmente, no es un problema durante el día. Es bastante seguro aunque por
la noche, obviamente tendremos que tener más cuidado. Sobre todo en invierno
hay gente que duerme en los trenes y las estaciones están más solitarias así que,
mejor ir precavido o si las distancias no son muy grandes, coger un taxi.
El horario de apertura cubre las 24 horas del día. Además hay que señalar que con
el razonable miedo a ataques terroristas, verás a veces policía en estaciones que,
podrían llegar a pedirte que abras tu mochila como medida de seguridad. Con
respecto a la seguridad dentro de los vagones, por megafonía es común escuchar
avisos para que tengas cuidado de tu bolso de mano ya que, también aquí hay
amigos de lo ajeno, así que hay que andar con ojo, puro sentido común.
Aunque en su mayoría es subterráneo, aproximadamente un 40% corre a través
de vías elevadas. Esto ocurre más en los ‘boroughs’ que en Manhattan.
Por él se movieron (según estadísticas del año 2006) un promedio de más de
cuatro millones y medio de personas en días laborables. Sobra decir que en hora
punta puede resultar una pesadilla así que si se puede evitar, mejor no usarlo
entre las 4 y las seis de la tarde o muy temprano por la mañana.
Tienes que saber que la mayoría de las líneas son locales, es decir, paran en todas
las paradas. Sin embargo, hay también las llamadas líneas express, como la E, la
4 o la 5, con las que podemos cubrir amplios trayectos en muy poco tiempo.
Asimismo, y según las horas, hay líneas que en hora punta saltan algunas
estaciones convirtiéndose en semi-express). Lo peor que te puede pasar es que si
no te das cuenta, quieras bajarte y no puedas. Sólo tienes que coger de nuevo otro
tren local en dirección contraria y problema arreglado.
Por último las tarifas:
El precio de un billete regular (puedes usarlo en metro o en bus) es de 2$
Para autobuses express, precio por viaje: 5$
Metro Card sin límites:
1-days fun pass: 7.50$. Viajes ilimitados en metro y autobuses locales durante 1
día.
7-days Unlimited: 25$. Viajes ilimitados en metro y autobuses locales durante 7
días
14-days Unlimited Ride MetroCard: 47$. Viajes ilimitados en metro y autobuses
locales durante 14 días
30-days Unlimited Ride MetroCard: 81$ Viajes ilimitados en metro y autobuses
locales durante 30 días
Más opciones para circunstancias más particulares en:
http://www.mta.info/metrocard/mcgtreng.htm#unlimited
Información de interés para turistas:
http://www.mta.info/metrocard/tourism/index.html
En cualquier caso, como turista debes vivir la experiencia de moverte en
metro. Además de poder acceder rápida y fácilmente a casi todas las atracciones y
lugares de interés, el metro es un espacio improvisado de todo tipo de artistas.
Bailarines, cantantes, músicos, actores… nos deleitan generosamente con su arte
convirtiendo a veces el viaje en una experiencia digna de ser contada.
Estaciones como Times Square-calle 42 o Union Square, se convierten en un
escenario diario de gentes de todo el mundo que llegaron un día aquí con la
esperanza de hacer su sueño realidad.
Tras los atentados del 11-S, el acceso a la estatua y a sus alrededores se cerró,
volviendo a abrirse en Agosto del 2004, aunque el acceso a la corona no se ha
vuelto a permitir, siendo el pedestal el punto más alto al que se puede ascender.
Para visitar tanto Liberty Island, donde se encuentra la Estatua, como Ellis Island
es necesario ir en ferry, bien desde Battery Park, al sur de Manhattan o desde el
Liberty State Park en New Yersey. No obstante, si queremos acceder al interior de
la estatua, necesitaremos un pase especial, que se puede obtener sin cargo
adicional cuando compremos el ticket para el ferry. No obstante, el número de
pases al interior de la estatua está limitado y se acaban enseguida, por lo que se
recomienda reservarlos por teléfono en el 1-866-STATUE4 (1-866-782 8834) o en
internet en www.statuereservations.com y aunque aquí si que tenemos que pagar
casi 2$, no merece la pena arriesgarse a quedarnos sin pase.
El ferry opera desde las 9 a.m. hasta las 3.30 cada treinta minutos y tiene un
precio de 12$ con descuentos para jubilados y niños.
Si no tenemos un especial interés en entrar en la estatua, hay otra opción que es
coger el ferry que toman los neoyorquinos para ir de Manhattan a Staten Island y
viceversa, y que es gratuito. Este ferry pasa muy cerca de Liberty Island y nos
permite contemplar el monumento desde una perspectiva muy interesante, además
de ahorrarnos las largas colas de la opción anterior y estar en circulación durante
todo el día.
Hablar de Wall Street es hablar del mayor mercado de valores del mundo. Un
corazón financiero que encontramos en la parte baja de la isla, rodeado de
edificios donde el ritmo trepidante de las jornadas laborales no para.
La bolsa de Nueva York, o conocida también en inglés como New York Stock
Exchange, ha representado desde su creación un valuarte dentro del mercado de
valores que superó diversas crisis, la más profunda la que trajo consigo el conocido
‘Crack del 29’.
Un poco de historia:
Los orígenes de lo que hoy conocemos los encontramos en 1792, donde 24
comerciantes y corredores de bolsa firmaron el ‘Buttonwood Agreement’, una serie
de reglas para poder comerciar con acciones.
Sería en 1817, cuando un grupo de corredores de bolsa organiza la New York Stock
and Exchange Borrad (NYS&EB), para controlar el flujo de acciones que se
negociaba a pie de calle, en la acera de Wall Street.
En 1863 el nombre cambia por ‘New York Stock Exchange’ (NYSE). Una
denominación que conserva hasta nuestros días.
El edificio que ahora admiramos con sus imponentes columnas corintias, quedó
inaugurado el 22 de abril de 1903. En este momento fue el parquet más
grande del mundo, con unas dimensiones de 35x50 metros y 25 de altura. Como
curiosidad, decir que fue uno de los primeros edificios de la ciudad en disponer de
aire acondicionado. Muchos han sido los que tras esta sólida arquitectura de pilares
reconocen el espíritu de superación y continuidad pase lo que pase. Así, tras la
Primera Guerra Mundial, se podría decir ya que Wall Street se convirtió en la
primera bolsa del mundo, superando a la de Londres.
Pero peores tiempos estaban aún por llegar. El 24 de octubre de 1929, conocido
desde entonces como el ‘Jueves Negro’, se produjo una de las caídas en bolsa más
estrepitosas que se recuerdan. Este fue el triste pistoletazo de salida de la recesión
económica más importante de Estados Unidos en todo el siglo XX, o mundialmente
conocida como ‘La Gran Depresión’.
Ha pasado tiempo desde entonces y no cabe duda que Nueva York sigue siendo
considerada una de las principales bolsas de valores del mundo.
Visita turística:
Hoy en día, si vienes de visita a la ciudad, sólo podrás ver el edificio por fuera.
Por razones de seguridad, han quedado clausurados de forma indefinida los tours
que antes permitían subir hasta la primera planta para ver en directo, el trepidante
ritmo de la bolsa.
Lo que si se puede visitar el Edificio de la Reserva Federal, o para definirlo de
una forma más gráfica, dónde se guarda el oro. Los tours son gratuitos aunque
limitados a un número máximo de personas.
Los diferentes modelos de i-Pod mueven a miles de turistas a diario hasta el gran
cubo de cristal que preside la esquina sur-este de Central Park.
Abierta las 24 horas del día, esta tienda es una auténtica mina de oro. Las colas
en Navidades son indescriptibles, aunque no lo son menos cualquier otro día del
año. Los precios… comparados con España u otros países europeos, pueden llegar a
ahorrarnos por poner un ejemplo, unos 85$ en el i-Pod nano.
Firmas de diseñadores…
H&M ...
El distrito de la moda…
The Garment District, entre la 34 y la 42, de la sexta a la octava avenidas, se
conoce también como distrito de la moda. Aquí se diseña casi toda la ropa fabricada
en Estados Unidos. Si te fascina el mundo de la moda, date una vuelta y entra en
las numerosas tiendas que irás encontrando a tu paso. En algunas de ellas puedes
encontrar elegantes prendas a precio de ganga.