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- Autor directo.
- Autor mediato.
- Coautor.
- Cooperador necesario.
- Cómplice.
Pero, ¿Qué pasa en los delitos especiales? Es decir, en aquellos delitos en los que el
partícipe no reúne las características necesarias para la realización del tipo. En este
caso, debemos distinguir entre:
- Delito especial propio: El autor debe reunir la cualidad específica exigida por el
tipo, y quien no la reúna solo puede ser partícipe y no autor.
Una de las reglas hasta entonces vigentes, era la extensión de la autoría; Por ejemplo,
fijémonos en el delito fiscal, dónde es necesario reunir la condición de deudor fiscal, y
¿Qué ocurría si esa condición de deudor fiscal recae en una persona jurídica?, para
eso tenemos el art. 31 CP que permite considerar autor al administrador de hecho o de
derecho que actúa en nombre de la empresa.
- El que ordena.
- El que ejecuta la orden
2. Mandos intermedios.
3. Subordinados.
Los subordinados son quienes realizan la acción ejecutiva medita, por lo que conforme
a la teoría general, son autores del delito en cuestión. La autoría mediata, se basa en
que uno es un mero instrumento en manos del autor mediato. El instrumento carece
generalmente de culpabilidad, puesto que no sabe lo que está haciendo y además,
está en manos de autor mediato.
Sin embargo, otros autores consideran que esta teoría de la autoría mediata y de
considerar al subordinado como un instrumento no es la solución adecuada. De tal
manera que, el subordinado respondería en base al principio de responsabilidad por el
hecho propio.
En este caso, la posición de los mandos intermedios es diferente, pues ellos, por un
lado reciben órdenes, y por otro lado, las transmite.
Es posible que nos encontremos en muchas ocasiones con el problema de que, sobre
todo en grandes empresas, los mandos intermedios son también superiores
jerárquicos. Y son dos los mecanismos existentes que permiten imputar la
responsabilidad penal a los superiores jerárquicos:
- Down-top (De abajo a arriba): Quien realiza la acción es autor y quien la ordena
es el partícipe.
Se puede imputar los hechos penales a los superiores jerárquicos por dos vías:
- Autoría mediata.
Como tal aquí no es posible. Pero quizás sí que sería posible aplicar la autoría mediata
a través de los aparatos organizados de poder formulada por Carles Chin y Roxin, la
cual fue pensada para la criminalidad de Estado, pues fue aplicada por el Tribunal
Federal Alemán en los disparos del muro.
Los requisitos exigidos por Roxin para aplicar esta teoría de los aparatos organizados
de poder son los siguientes, aunque dicho autor no la considere aplicable;
- Poder de mando: El auto solo puede ser quien dentro de una organización
rígidamente formalizada pueda dar órdenes.
El concepto básico de coautoría supone que los coautores como mínimo conocen el
hecho, y en principio, hay una distribución de funciones. Pero además, solo puede ser
considerado coautor si se comparte el dominio del hecho, pues este, (el coautor) tiene
la posibilidad de frustrar el hecho típico.
En opinión del profesor, la coautoría no es una solución adecuada para resolver los
problemas de imputación en el seno de una empresa.
Pero, también existe una omisión propia o pura, y el ejemplo más característico sería
la omisión del deber de socorro del art. 195 CP, en este caso, se trata de un delito
omisivo de mera inactividad, por lo que se trata de un delito común.
¿Se violaría en estos casos el principio del hecho propio? La respuesta es no, porque
se castiga la no evitación, que es a la vez un hecho propio.
- Ley.
- Contrato.
¿Si hay una delegación de competencias de una esfera a otra, esta liberta de la
posición de garante? Como por ejemplo, una delegación entre el superior jerárquico y
el mando intermedio. En principio, el superior jerárquico se libera de la posición de
garante, pero sobre la base de que el riesgo nunca se delega. Por lo tanto, puede
existir una delegación siempre y cuando las condiciones se mantengan, pero si estas
cambian pueden regresar al superior jerárquico.