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CONTENIDOS COMPLEMENTARIOS

CONVIVENCIA ESCOLAR CENTRADA EN SOLUCIONES

Democracia

Por Ximena Dávila y Humberto Matarana

Co-fundadores del Instituto Matríztico

www.matriztica.org
DEMOCRACIA

Gracias a la indignación pública que se ha desencadenado con el descubrimiento de las


diferentes situaciones de abuso, falta de ética, inequidad, y deshonestidad, que estamos
viviendo en Chile, nos damos cuenta de que aunque nos declaramos ser un país
democrático y decimos que vivimos en una democracia, eso no ocurre verdaderamente.

Esto es, no estamos conviviendo en el ámbito de honestidad que queremos evocar


cuando decimos que somos un país democrático. Para aclarar esto reflexionemos sobre
la intención de convivencia que la noción de democracia implica y que esta queja de los
ciudadanos nos muestra un grito a veces desesperado, dolido que dice: queremos un vivir
y convivir en el que operamos como personas autónomas que se respetan a sí mismas
como personas éticas que son responsables de lo que hacen en una dinámica relacional
que está centrada en los sentires y emociones que se orientan a generar y conservar el
bien-estar y la armonía en una convivencia en el mutuo respeto.

Ese grito dice: queremos ser vistos, tener presencia; queremos un vivir y convivir en la
honestidad del mutuo respeto, queremos un vivir y convivir democrático. Sin embargo,
con frecuencia confundimos dos aspectos de lo que sucede en el intento de ese vivir y
convivir: el primero se refiere a lo que sentimos; y el segundo se refiere a cuales son las
conductas y las instituciones con las cuales se realiza y conserva ese vivir y convivir.

Al primero de estos dos aspectos del vivir y convivir que queremos evocar al hablar de
democracia, lo llamamos sus dimensiones íntimas (sensoriales, emocionales), y al
segundo lo llamamos sus dimensiones operacionales (de acciones oportunas). Todo lo
que los seres humanos hacemos lo hacemos desde donde nos encontremos en nuestros
sentires íntimos según aparecen en nuestro vivir emocional. Esto es, todo lo que hacemos
lo hacemos desde nuestras ganas, deseos, miedos, alegrías, enojos, ...

Todo argumento racional se funda en alguna emoción aceptada a priori. El que sepamos
esto no niega nuestro razonar pero nos permite saber desde donde escogemos los
fundamentos de nuestro razonar, y podemos ser conscientes de nuestros motivos al
escoger lo que hacemos y ser responsables de lo que escogemos hacer. Los motivos son
siempre algo que queremos conservar.

¿Cómo tenemos que hacer para convivir en democracia?



La convivencia democrática es una obra de arte en el ámbito del vivir y convivir social-
humano que se realiza y conserva sólo cuando se quiere conscientemente vivir y convivir
en ella.


Dimensiones íntimas del convivir democrático.

*. Deseos de coexistir y convivir.

*. Respeto por sí mismo.

*. Honestidad.

*. Mutuo respeto.

*. Colaboración.

*. Equidad.

*. Ética social.

*. Conversar reflexivo.

Si falta cualquiera de estas dimensiones íntimas faltan todas las demás, y no hay ni puede
haber convivencia democrática. Estas dimensiones íntimas del vivir y convivir democrático
todos las conocemos, sin embargo, digamos algo de cada una de ellas. Deseos de
coexistir y convivir: Si no hay deseos de coexistir y convivir y estamos forzados a estar
juntos, vivimos en el enojo con el otro o la otra, y nos engañamos con la tolerancia si no
podemos separarnos. ¿Queremos o no queremos convivir?

Respeto por sí mismo: El respeto por nosotros mismos nos ocurre cuando sentimos que
no tenemos que justificar nuestras acciones y no sentimos vergüenza por ellas.

Honestidad: La honestidad ocurre cuando no mentimos, no engañamos, no manipulamos,


cuando reflexionamos, cuando reconocemos nuestros errores en el ámbito de nuestro
coexistir y convivir.

Mutuo respeto: El mutuo respeto ocurre en una relación cuando se siente que se puede
conversar en ella de manera reflexiva sin que uno u otro se sienta no escuchado de modo
que cualquier acuerdo o consenso que surja se viva en la honestidad.

Colaboración: La colaboración ocurre cuando hacemos con otro lo que hacemos en el


deseo de hacerlo explícita o implícitamente como un propósito común, y lo hacemos con
placer actuando en el mutuo respeto y sintiendo libertad reflexiva. No necesariamente es
hacer algo junto con otro sino que reconocer que mi hacer impacta a la comunidad.

Equidad: La equidad ocurre cuando sentimos que en el ámbito de convivencia en que nos
encontramos ninguna emoción rompe la armonía de nuestro acceso a las condiciones de
realización de la dignidad de nuestro vivir y convivir. La energía se distribuye de manera
armónica.

Ética social: La ética social ocurre cuando uno se conduce de modo que es consiente y
responsable de evitar las conductas y los haceres que nos dañan a nosotros mismos, a
otros o al ámbito ecológico.

Conversar reflexivo: El conversar reflexivo ocurre cuando en el conversar se mira y se
considera la validez de los fundamentos desde dónde se hace lo que se hace o se piensa
lo que se piensa dispuesto a cambiar el hacer o el pensar si en ellos se viola la equidad y
la ética social. Es el acto de soltar las certidumbres.

Responsabilidades de la Instituciones: dimensiones operacionales de las instituciones que


definen de manera explícita el vivir y convivir democrático como un proyecto de
convivencia deseada .
Operaciones relacionales en el convivir democrática.

*. Responsabilidades transitorias.

*. Espacios reflexivos comunes.

*. Conflictos de deseos.

*. Formación de ciudadanos.

*. Cambio y transformación.

Si falla cualquiera de estas instituciones no hay posibilidad de conservar la convivencia


democrática a menos que se conteste de manera afirmativa la pregunta fundamental que
surge en ese instante, y que es: ¿queremos o no queremos coexistir y convivir?

Responsabilidades transitorias: El problema que surge con las responsabilidades de


gobierno es la tentación a apropiarse de ellas porque se siente que se lo hace bien. Es
por esto que el convivir democrático requiere de instituciones que aseguren que las
responsabilidades de gobierno sean siempre asignadas con un carácter transitorio.

Espacios reflexivos comunes: El conversar reflexivo es básico para cualquier convivencia
humana en el mutuo respeto, y es por esto que la convivencia democrática requiere de
instituciones que definen y conservan los espacios reflexivos comunes.

Conflictos de deseos: Los problemas de la convivencia humana son siempre conflictos de


deseos; hay momentos en los cuales queremos cosas diferentes, y ese es un conflicto
que solo se puede resolver si nos encontramos o reencontramos en el deseo de coexistir
y convivir. Y es por esto que las instituciones que abren o colaboran para que se abra o
reabra el espacio de encuentro o de reencuentro en el deseo de la coexistencia y la
convivencia, son fundamentales, y son posibles solo en el mutuo respeto del amar*.
Formación de ciudadanos: El ciudadano democrático se forma de manera espontánea
desde la infancia familiar y escolar vivida en las dimensiones del convivir democrático, o,
si no ha ocurrido así, o se ha perdido, siempre es posible más tarde en un encuentro
reflexivo en el mutuo respeto del amar que toda persona busca desde su intimidad
biológica. Las instituciones de formación y de inspiración de una convivencia ciudadana
(democrática) desde la infancia en un convivir que surge espontáneo en el mutuo respeto
desde el amar, y luego más tarde en un convivir como personas reflexivas conscientes de
su participación en este proyecto de convivencia son fundamentales para su
conservación.

Cambio y transformación: Todo ocurre en el vivir humano, al igual que en el



vivir de todos los seres vivos como un suceder histórico en el que todo cambia

y se transforma en torno a lo que se conserva. Si deseamos un vivir y convivir
democrático, lo que debemos conservar de manera consciente e inconsciente son las
dimensiones operacionales íntimas que realizan ese deseo. Y eso ocurrirá en la medida
que tengamos instituciones explícitas e implícitas que nos permiten reflexionar sobre
nuestros deseos de coexistencia y convivencia frente al cambio histórico de los
conocimientos y habilidades tecnológicas que se viven.

La convivencia democrática es una obra de arte en el ámbito del vivir y convivir social-
humano que se realiza y conserva sólo cuando se quiere conscientemente vivir y convivir
en ella. El propósito de este documento es hacer tres cosas: primero, invitar a reflexionar
sobre la naturaleza psíquica íntima que funda el acuerdo de la convivencia democrática; y,
segundo, invitar a reflexionar sobre la naturaleza de las dinámicas operacionales que el
acuerdo de convivencia democrática trae consigo, y sobre si tenemos el deseo y propósito
de realizarlo y conservarlo en nuestro vivir y convivir cotidiano ... porque queremos vivirlo;
y tercero para nosotros en Matríztica reflexionar sobre Democracia no es un mero
ejercicio intelectual, estamos reflexionando sobre nuestros niños, niñas y jóvenes quienes
se están transformando en la convivencia con nosotros hoy.

Nos ocupa y por eso nos ocupamos en la reflexión y acción, el que nuestros niños, niñas
y jóvenes no estén conviviendo en este presente en un ámbito democrático que es el
único ámbito sano en que nos podemos hacer cargo del espacio relacional que ellos viven
hoy, en un país que los acoge porque los ve o los rechaza en la ceguera de la
inconsistencia y deshonestidad en que estamos inmersos.

¿Queremos o no queremos que estos niños, niñas y jóvenes se transformen en adultos


democráticos, que no discriminen al prójimo; que se respeten a si mismos para desde allí
respetar a otros y otras; que sean honestos consigo mismos y con la comunidad; que
colaboren como un modo natural de coexistencia; ¿y que la equidad surja espontánea en
todo su hacer?


Imaginemos que en 10 o más años les preguntamos a los niños, niñas y jóvenes de hoy
que serán los adultos del mañana, (muchos de ellos maestros, papas, mamas, políticos,
profesionales, técnicos, artistas, científicos, empresarios): ¿que país viviste en tu infancia,
y adolescencia, y que aprendiste? Con seguridad querríamos que nos respondan, en un
país democrático donde aprendí que la democracia no es un “en sí” ni es “un concepto” es
un modo de convivir y co-existir en la armonía de los unos con los otros en la comunidad
que realizamos. Y nosotros en Matríztica nos preguntamos ahora: ¿qué estamos haciendo
hoy como País, Estado, Gobierno, Instituciones, Empresas, Organizaciones Políticas,
Familias... para que esto suceda cuando ellos sean adultos?

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