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TEOLOGIA BIBLICA DEL PACTO BAUTISTA - Micah y Samuel Renihan PDF
TEOLOGIA BIBLICA DEL PACTO BAUTISTA - Micah y Samuel Renihan PDF
Este material fue presentado por los autores 1 para los estudiantes del Westminster
Seminary California durante una hora de almuerzo en el campus, en respuesta a sus
inquietudes sobre cómo los bautistas reformados ven la teología del pacto. Dadas las
limitaciones de tiempo de una presentación de una hora, el foco del material fue en las áreas
de argumento positivo para la posición credobautista donde difiere de la paidobautista.
Los puntos clave de la teología del pacto no son tratados en esta presentación, no debido
a que no forman parte de la teología del pacto bautista reformado, sino debido a que no hay
un desacuerdo entre nuestra posición y la de los paidobautistas. Por ejemplo, no hay discusión
del pacto de obras, completamente afirmado tanto por la confesión bautista de Londres como
por la Westminster, y tampoco hay discusión sobre la definición de un pacto ya que
coincidimos con la definición básica formulada por Meredith G. Kline: un compromiso con
sanciones divinas entre un señor y un siervo.
Otros argumentos y puntos significantes fueron omitidos por cuestiones de tiempo, tales
como la relación entre el reino y el pacto o la discusión exegética de pasajes específicos en
torno las cuales este diálogo normalmente gira. Lo que sigue son afirmaciones fundamentales
en la disputa de una perspectiva bautista reformada bíblica de la teología del pacto, aplicadas
específicamente al credobautismo.
1
Micah y Samuel Renihan son estudiantes de último grado [para el momento en que fue publicado este documento
originalmente] en programa M.Div en el Westminster Seminary California, Escondio, CA, y del Institute of Reformed
Baptist Studies.
FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGÍA PACTUAL
BAUTISTA REFORMADA
2
Cf. Heb. 7:20-22.
3
Cf. Jn. 6:38-40; 10:14-16, 26-28; 17:6-11, 17-21.
4
Herman Bavinck, Reformed Dogmatics Vol. III (Grand Rapids: Baker, 2006), 405.
Vos dice:
El pacto de redención es el patrón para el pacto de gracia. Sin embargo, es más que eso.
Es también la causa efectiva que lleva a cabo a este otro. En cuanto a su oferta y
aplicación, el pacto de gracia se encuentra encerrado en el consejo de paz, así que en
lo que respecta a este último aparece completamente como un regalo, como un
beneficio pactual. 5
Aquí hay una fuerza impulsora de unidad en la historia redentora, y ese es el pacto de
redención. A pesar de que no es realizado en la historia hasta que viene Cristo, vemos la
reunión de los elegidos que creen en Cristo desde la caída en adelante. Donde nosotros vemos
esa reunión de los elegidos que creen en el evangelio como es revelado progresivamente en
tipos y sombras, ahí vemos la acción retroactiva del Nuevo Pacto, y ese es el Pacto de Gracia.
Lo que ha sido requerido para todos los hombres de todos los tiempos es que crean en el
evangelio, sin embargo, este ha sido revelado en un momento particular en la historia
redentora.6 Debido a que el pacto de gracia es la acción retroactiva del Nuevo Pacto, en última
instancia estando fundamentada en el pacto de redención, las partes son las mismas que en el
Nuevo Pacto, Dios, Cristo, y los elegidos en Él.
Vos dice:
5
Geerhardus Vos, Redemptive History and Biblical Interpretation (Phillipsburg, 2001), 252.
6
Cf. Heb. 4:2; Gal. 3:8-9; 1 Pe. 1:10-11; Ef. 3:4-6, 8-12.
7
Vos, 199.
eternidad en el pacto de salvación de las tres personas y fue realizado por Cristo desde
que ocurrió la caída…
Uno de las características más distintivas de este pacto fue que Dios prometió
inmutablemente traer esas bendiciones aparte de cualquier mérito por parte de Abraham, y
por esta razón el Pacto de la circuncisión puede ser correctamente llamado un pacto de gracia.
Pero ¿éste puede ser llamado correctamente una administración del Pacto de Gracia? Si el
Pacto de Gracia es el cumplimiento del Pacto de Redención en la historia, la aplicación
retroactiva del Nuevo Pacto, entonces ¿qué tienen que ver las promesas nacionales con la
redención y reunión de los elegidos por Cristo? Se debe notar que a pesar de que todas las
promesas abrahámicas tipológicamente revelan el Nuevo Pacto, en su sustancia y esencia son
distintas de este último. Abraham sabía que Canaán no era el cielo.
8
Bavinck, 215-16.
9
Esto no es decir que la circuncisión no tiene otro significado, sino que las promesas nacionales fueron su principal
referente.
El Pacto Mosaico fue añadido y anexado al Pacto Abrahámico de tal manera que
condicionaba el disfrute de las bendiciones abrahámicas. Dios inmutablemente prometió a
Abraham que las bendiciones del pacto serían realizadas. La medida en que estas bendiciones
eran disfrutadas, sin embargo, dependía de la obediencia del pueblo de Israel. Para ponerlo
más simple, en el pacto Abrahámico, Dios prometió a Abraham una tierra, una nación y un
reinado, y en el Pacto Mosaico Dios condicionó el disfrute de esas promesas. El pacto Mosaico
controló la posesión de la tierra, los límites de la nación y la regulación del reinado. Estas
condiciones eran lo suficientemente fuertes como para que a pesar de que Dios
inevitablemente efectuara las promesas, ellas podrían perderse por la desobediencia. El que el
pacto Mosaico condiciona al Abrahámico es evidente no sólo en virtud del hecho de que la
obediencia es directamente vinculada con el disfrute de las promesas abrahámicas, sino
también en virtud del hecho de que fue hecho específicamente con el pueblo Abrahámico.
Que el Pacto Mosaico no sea uno en esencia y sustancia con el pacto de Gracia, es
reconocido además por el hecho de que, como la carta a los Hebreos nos dice, los sacrificios
no tienen poder para quitar el pecado. “La ley no tiene más que una sombra de las cosas buenas
que vienen en lugar de la verdadera forma de estas realidades” (Heb. 10:1). Hebreos 8:5 llama
al sistema Mosaico una “figura y sombra de las cosas celestiales.” Pablo, hablando a los
colosenses de los ritos mosaicos como las lunas nuevas, festivales y sábados, dice que “Estas
son una sombra de las cosas que vienen, pero la sustancia pertenece a Cristo.” Usando la
misma pregunta que fue aplicada al pacto Abrahámico, ¿es el acondicionamiento de las
promesas nacionales por la ley el cumplimiento de la redención de los elegidos en la historia?
No, el Pacto Mosaico está separado del Pacto de Gracia en su esencia. Sin embargo, cada
elemento de la economía Mosaica tipológicamente reveló y antepuso los ojos de los judíos al
Pacto de Gracia donde la verdadera justicia, el verdadero perdón de pecados, y la verdadera
santidad podrían ser encontrados. Dado que la tenencia en la tierra era lo que estaba en vista
en la ley mosaica, las ofensas contra ese pacto podían ser tratadas dentro de ese pacto y en el
sistema sacrificial. Pero en cuanto a las verdaderas realidades espirituales, concernientes a las
ofensas cometidas contra un Dios santo, los sacrificios no podían hacer otra cosa que apuntar
hacia el único sacrificio verdadero, Jesucristo.
Incluso hoy en día, muchos han luchado con la idea cómo puede ser que el Pacto de Gracia
hubiese sido administrado por un estricto principio de obras. Esta dificultad es simple y
correctamente evitada cuando uno reconoce que el Pacto Mosaico no es una administración
del Pacto de Gracia, sino que en su lugar lo revela tipológicamente en su ley y adoración. El
pacto Mosaico, por tanto, libre para es afirmado como un principio de obras administrado con
gracia, controlando la medida en la cual las bendiciones abrahámicas eran disfrutadas. “El que
lo haga vivirá por ellas” (Gal. 3:12).
El Pacto Mosaico carecía de una cabeza federal hasta que el reinado fue establecido. El
pueblo Abrahámico como un todo fue juzgada en diferentes niveles, a veces individual, otras
veces familiar, algunas veces por tribus, y también a nivel nacional. Cada quien hacía lo que
le parecía correcto ante sus ojos, y no había rey en Israel.
El Pacto Davídico trae todas las promesas de Abraham a la consumación y enfoca el Pacto
Mosaico en una sola persona. Fue bajo la línea de David, específicamente Salomón, que por
fin la nación de Israel alcanzó el cumplimiento de ser el pueblo de Abraham gobernando toda
la tierra de Abraham, bajo los reyes abrahámicos, específicamente de Judea. Los autores
bíblicos son cautelosos al registrar cuando se cumplen estas promesas (Josué 21:43-45 y I
Reyes 4:20). Bajo David y su línea, el pueblo nacional de Abraham disfrutó de las bendiciones
y beneficios de la tierra prometida en la medida en que el rey davídico obedeció la ley mosaica.
Esta es la preocupación de los registros de los reyes. Hicieron lo que era correcto ante los ojos
del Señor, o hicieron lo malo. Israel fue bendecido o maldecido en consecuencia.
Debido a que el Pacto Mosaico controla tanto el Pacto Abrahámico como el Pacto
Davídico, es el referente primario del Nuevo Testamento al hablar del Antiguo Pacto. Sin
embargo, el Pacto Mosaico no puede ser dividido o desconectado de los Pactos Abrahámico
y Davídico, y por lo tanto los tres se combinan para formar el Antiguo Pacto, en el que cada
aspecto es tipológico del Pacto de Gracia, pero en cada aspecto diferente en sustancia del
Pacto de Gracia.
Esto nos permite afirmar sinceramente cada aspecto de una hermenéutica redentora-
histórica y un acercamiento a la predicación. Cristo está en todas partes, el Evangelio está en
todas partes, el Pacto de Gracia está en todas partes, porque éstos son el propósito conductor
y unificador de Dios para reunir a los elegidos en la historia. Pero el pueblo de Abraham en
10
Cf. Lc. 1:55, 73.
Canaán no es el evangelio, ni es el Pacto de Gracia. Lo revelan, progresan la historia hacia
ello, los que miraron más allá de los tipos a la realidad participaron en él, pero el tipo no es el
antitipo. El Nuevo Pacto cumple el Antiguo; no reemplaza al Antiguo.
Por lo tanto, los pactos Abrahámico, Mosaico y Davídico eran pactos nacionales,
temporales y tipológicos que colocaban a Israel en una relación externa con Dios y en el cual
el Nuevo Pacto se revelaba a través de tipos y sombras. Por un lado son, en su sustancia y
esencia, distintos del Pacto de Gracia, y por otro lado están relacionados con él por rica
tipología y progresión histórica.
Kline dice:
¿Qué son estos dos niveles? Son la descendencia física y la descendencia espiritual de
Abraham, el primero siendo un pueblo “provisional y prototípico,” y el otro siendo el pueblo
“mesiánico y eterno.” 12 ¿De dónde vienen? Los dos círculos de la distinción interna y externa
son el resultado de dos pactos diferentes. Como lo demostró anteriormente Vos, el paradigma
del Pacto de Gracia no es el Pacto Abrahámico, sino el Pacto de Redención. No estamos
argumentando que los no regenerados nunca han estado o nunca pueden estar en una relación
de pacto con Dios. Más bien, estamos argumentando que el Pacto de Gracia siempre ha sido
una relación de pacto interno con Dios a través de Cristo, mientras que los pactos nacionales
eran una relación externa pactual con Dios a través de Abraham.
En Gálatas 4, Pablo distingue entre dos pactos, la Jerusalén de arriba y Jerusalén de abajo,
contrastándolos como nacidos según la carne y según el Espíritu. Uno es claramente un pacto
físico, el otro es claramente espiritual. Pablo está contrastando la diferencia entre el Israel del
Antiguo Pacto y el Israel del Nuevo Pacto. La diferencia es el Espíritu y la Carne, lo externo
y lo interno, y son dos pactos diferentes.
11
Meredith G. Kline, Kingdom Prologue Genesis Foundations for a Covenantal Worldview (Overland Park, KS: Two
Ages Press, 2000), 335, énfasis suyo. Kline hace el mismo punto con respecto a Gal. 3:16.
12
Kline, Kingdom Prologue, 334.
mesiánicas. Estamos afirmando que esas promesas mesiánicas apuntan al Pacto Mesiánico, es
decir, al Nuevo Pacto, el Pacto de Gracia, y que como tales apuntan a un pacto distinto del
Pacto de Circuncisión con Abraham y su descendencia natural. Esto significa que no sólo ha
sido abrogada y fallecida esa típica relación de pacto externo, sino también que la relación
mesiánica y eterna siempre estuvo activa, incrustada dentro de ese pacto externo.
Los círculos internos y externos, visibles en el Antiguo Testamento, no son el resultado
de dos niveles de membresía de pacto, sino que son el resultado de dos pactos diferentes, el
Pacto de la Circuncisión y el Pacto de Gracia.
Con la forma triangular de la tipología en mente, usando el tipo (Abrahámico, Israel del
Antiguo Pacto) para dar forma al antitipo (Pacto de Gracia, Israel del Nuevo Pacto), no sólo
invierte el progreso de la historia redentora, sino que falla al entender el anti-tipo del Nuevo
Pacto como fundado en el arquetipo (El Pacto de Redención).
Esto también es importante que notemos: que cuando Dios ha hecho pactos, en los
cuales ya sea la humanidad en general o haya algún número elegido de hombres en
particular involucrados, le ha placido primero tratar con alguna persona pública, cabeza
o representante de todos los que deberían participar en ellos.13
Él agrega:
El derecho de la generación más remota era tanto derivado de Abraham y del pacto
hecho con él, como el de su simiente inmediata, y no dependía en absoluto de la
fidelidad de sus padres inmediatos. Así, la simiente inmediata de aquellos israelitas que
cayeron en el desierto bajo el disgusto de Dios fueron los que heredaron la tierra de
13
Nehemiah Coxe, “A Discourse of the Covenants,” en Covenant Theology: From Adam to Christ (Palmdale, CA:
Reformed Baptist Academic Press, 2005), 39.
Canaán en virtud de este pacto con Abraham. Ellos nunca pudieron haberlo disfrutado
en virtud de la firmeza de sus padres inmediatos en el pacto.14
Debido a que la membresía del pacto y las bendiciones del pacto dependen de la cabeza
federal, inmediatamente, cada miembro de cada pacto, de acuerdo con los términos de un
pacto dado, tiene derecho a toda bendición o maldición incurrida por la cabeza federal. Todo
ser humano se encuentra en igualdad en el Pacto de Obras porque son descendientes de Adán,
no importa cuán lejos. Cada ser humano está federalmente unido a Adán, directa e
inmediatamente. Estamos en Adán, no por nuestros padres, sino por nuestra directa relación
federal con Adán. El mismo principio se aplica con Cristo como cabeza federal del Pacto de
Gracia.
El que Cristo es el mediador del Pacto de Gracia, el Nuevo Pacto, ningún teólogo
reformado lo niega. Así, de acuerdo con la doctrina del Nuevo Testamento, la única manera
de estar bajo la cabeza federal de Cristo es estar unidos a Él por el Espíritu Santo. Esta unión
encuentra sus raíces fuera del tiempo en el que somos escogidos en Cristo en el Pacto de
Redención y es aplicada a los elegidos en el tiempo por el Espíritu, comenzado con el llamado
eficaz y consumado en la fe del creyente. Aparte de la fe salvadora, no puede haber unión con
Cristo, porque el Espíritu no reside en ninguno otro aparte de los elegidos, los que han sido
justificados por la fe.16
Cristo es la única cabeza federal del Pacto de Gracia, el Nuevo Pacto. La relación con la
cabeza federal no está mediada, por lo que nadie puede entrar en el pacto sino por aquellos
que están directa o indirectamente bajo su cabeza federal por el Espíritu Santo.17
14
Coxe, 97.
15
Cf. WLC 57-59.
16
Cf. Hc. 2:38, Ef. 1:13.
17
Cf. WLC 65-69.
Vos dice, “A pesar de lo muy estrecha o amplia que sea la frontera del pacto de gracia, en
cualquier caso implica una relación con Cristo, ya sea externa o interna, por la cual está
vinculada al pacto de redención.” 18
Él añade:
Uno es primero unido a Cristo, el Mediador del pacto, por una unión mística, el cual
encuentra su reconocimiento consciente en la fe. Por esta unión con Cristo, todo lo que
está en Cristo es dado simultáneamente. La fe abarca todo esto también; no sólo capta
la justificación instantánea, sino que se aferra a Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey,
como su rico y pleno Mesías. 19
Bavinck dice:
En la posición cristiana no puede haber duda de que todos los beneficios de la gracia
han sido adquiridos completa y exclusivamente por Cristo; por lo tanto, están incluidos
en su persona y preparados para su iglesia en Él... Y puesto que estos beneficios son
todos beneficios del pacto, fueron adquiridos en forma de pacto y son distribuidos en
la misma manera pactual, no hay participación en esos excepto por la comunión con
la persona de Cristo, quien la adquirió y la aplica como mediador del pacto. 20
Fairbairn dice:
Fairbairn añade: “Y dondequiera que se encuentre un alma unida en unión vital con Cristo,
también se encuentran las características esenciales de la simiente de Abraham, y el título de
la herencia de Abraham.” 22
18
Vos, 252.
19
Vos, 256.
20
Bavinck, 591, énfasis añadido.
21
Patrick Fairbairn. The Interpretation of Prophecy (London: The Banner of Truth, 1964), 261-62.
22
Fairbairn, 270.
Rom. 8:9 “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Rom. 10:11-13 “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor
de todos,23 es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo.”
1 Cor. 12:11-13 “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos
miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así
también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean
judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”
Gál. 3:26-28 “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que
habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no
hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”
Ef. 1:22-23 “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las
cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”24
Ef. 4:4-6 “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma
esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos,
el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”
El Pacto de Gracia es llamado así porque sus bendiciones son dadas libremente a sus
miembros. Esas bendiciones son gratis porque han sido ganadas únicamente por la obediencia
de Cristo en el cumplimiento de su comisión en el Pacto de Redención. Entendido así, el pacto
de gracia surge en la historia en contraposición al Pacto de Obras. Habiendo roto ese pacto de
obras, toda la humanidad nace inmediata y federalmente unida a Adán, bajo la maldición de
la ley. Cuando el hombre es liberado de esta condenación, su liberación viene a través de la
satisfacción propiciatoria de Cristo en su favor y la imputación por gracia de la justicia de
Cristo a su cuenta, apropiada por la fe. En otras palabras, como Génesis 3 muestra, el pacto
de gracia es la solución a las maldiciones del pacto de obras.
El hecho de que veamos esta redención prometida y tipificada desde la caída hacia adelante,
ha llevado a los teólogos reformados a ver la gracia de Dios extendiéndose en historia antes
de la encarnación y muerte de Cristo. Donde la gracia de Dios se extendió al pasado, éste vino
por medio de un pacto, en el cual la sangre de Cristo del Nuevo Pacto fue aplicada
retroactivamente a aquellos que creían en la promesa, y esa retroactividad del Nuevo Pacto
era y sigue siendo distinta del Antiguo Pacto. Así, el pueblo de Cristo han sido siempre
aquellos que le fueron prometidos a Él por el Padre, y son esas personas por quienes Él
derramó su sangre.
23
Todas las itálicas en los versículos de la Escritura son añadidas para hacer énfasis.
24
Cf. Ef. 5:23, Col. 1:18.
La Escritura enseña que Cristo trae a los suyos a sí mismo a través de la obra del Espíritu,
y mora en ellos por el Espíritu. Por lo tanto, sin el Espíritu, ninguno pertenece a Cristo. Si
perteneces a Cristo, estás en el Pacto de Gracia. Si no perteneces a Cristo, estás en el Pacto de
Obras. No es posible estar en ambos.25 Si es posible nacer en el Pacto de Gracia a través de
la cabeza federal mediada de un padre (o madre), entonces, a menos que se presuma la
regeneración, uno está tanto en Adán como en Cristo al mismo tiempo. Sin embargo, esto es
imposible. Un hombre pecó y trajo la muerte a toda la humanidad; otro obedeció y trajo vida
a su pueblo. O estás en Adán o en Cristo.
Para concluir esto, una comprensión correcta de la membresía del Pacto de Gracia está
fundamentada en el Pacto de Redención y el Nuevo Pacto. Aquellos que están en el Pacto de
Gracia son aquellos que fueron prometidos al hijo por el Padre en el Pacto de Redención,
ganados por la vida, muerte y resurrección del Hijo, y sellados por el Espíritu Santo,
uniéndolos a su cabeza federal, Jesucristo. La afirmación de Cristo y sus beneficios es un
asunto serio, y como muestra la Escritura, sólo aquellos que tienen fe salvadora pueden
realmente hacer esa afirmación. No existe relación federal externa con Jesucristo. En términos
de membresía o cualificación, no hay distinciones en el cuerpo de Cristo, es decir, en la iglesia.
Todos son hijos de Dios a través de la fe, bajo una sola cabeza, habitada por un solo Espíritu.
“Quien no tiene el Espíritu de Cristo no le pertenece” (Rom. 8: 9). A pesar de las falsas
profesiones, incredulidad y de las mentiras de los apóstatas, Dios conoce a los suyos, Cristo
conoce a sus ovejas y el Espíritu de adopción conoce a los hijos de Dios.26 El pueblo del pacto
de Dios es “un linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1
Pe. 2:9). El glorioso Nuevo Pacto no mira al Antiguo en busca de su patrón y su pueblo, sino
que permanece en el fundamento eterno del Pacto de Redención y llega a los elegidos como
un Pacto de Gracia, adquirido, mediado y eternamente guardado por “nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo que se dio a sí mismo para redimirnos de toda iniquidad y purificar para
sí un pueblo propio” (Tito 2:14).
25
Cf. Rom. 7:4-6.
26
Cf. 2 Tim. 2:19, Jn. 10:27, Mat. 7:15-23, Rom. 8:16.
LAS BASES BÍBLICAS Y TEOLÓGICAS PARA EL
CREDOBAUTISMO
27
Meredith G. Kline, The Structure of Biblical Authority (Eugene, OR: Wipf & Stock, 1997), 98-99.
28
Ibíd., 99.
Kline no está diciendo que el Antiguo Testamento no tiene ninguna utilidad para los
cristianos del Nuevo Testamento. En cambio, él está diciendo que el pueblo de Dios del Nuevo
Pacto debe mirar al Nuevo Testamento, y no al Antiguo Testamento, como documento pactual
definitivo que incluye todas las estipulaciones y sanciones pertinentes. 29
29
Michael Horton dice esencialmente lo mismo, “El nuevo pacto está constituido por su propio canon… el Nuevo
Testamento… que tiene sus propias estipulaciones (tanto de doctrina como de ordenanzas) y sanciones (vida y muerte).”
Cf. The Christian Faith (Grand Rapids: Zondervan, 2011), 153. Él sigue diciendo, “No puede haber un pacto sin un canon
o un canon sin un pacto. De hecho, el pacto es el canon y viceversa.” (155, énfasis suyos).
30
Richard A. Muller, Dictionary of Latin and Greek Theological Terms (Grand Rapids: Baker, 2003), 174.
31
De IRBS PT 600 lecture por James M. Renihan.
32
Esto puede ser visto en el mandamiento del sábado. El 4to mandamiento tiene ambos aspectos, moral y positivo. Esto
fue afirmado en el Sínodo de Dordt en sus resoluciones con respecto al Sábado:
1. “En el cuarto mandamiento de la ley divina, parte fue ceremonial y parte moral.”
2. “El descanso del séptimo día después de la creación fue ceremonial y su observación rígida fue prescrita
peculiarmente para el pueblo Judío.”
3. “Moral en realidad, porque el día fijo y duradero de la adoración a Dios es señalado, para tanto descanso como
sea necesario para la adoración a Dios y la santa meditación de Él.
(traducción original por R. Scott Clark, http://clark.wscal.edu/dortsabbath.php)
Estos teólogos del Sínodo de Dordt afirmaron que la observancia del descanso sabático, un día de cada siete cesar de
todo trabajo y dedicarse a la adoración a Dios fue requerido por la ley moral. Sin embargo, también afirmaron que el día
en particular en el cual se le debe dedicar en adoración es un asunto de ley positiva (o ceremonial). En el Antiguo
Testamento fue el séptimo día de la semana, pero en el Nuevo Testamento es el primer día de la semana.
en un documento pactual en particular. Las leyes positivas sólo se aplican al contexto pactual
en el cual fueron dadas. Esta es la razón de por qué ya no estamos obligados a seguir las leyes
ceremoniales del Antiguo Testamento.33
Este punto tiene el potencial de ser malinterpretado. No dice que el Antiguo Testamento
no tiene relación con el Nuevo Testamento. Ciertamente, no queremos sugerir eso. El Antiguo
y el Nuevo Testamento tienen una conexión muy íntima, pero es una conexión de promesa y
cumplimiento. Sin embargo, si bien hay unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento,
permanece el hecho de que son períodos separados y distintos de historia redentora, con
cánones de pactos separados y distintos. Por esta razón, cuando queremos entender los
requisitos particulares de un pacto particular, debemos mirar el documento particular de ese
pacto.
Está implícito que las revelaciones por profecía, con respecto a la era del evangelio y
sus realidades, fueron necesariamente defectuosas en cuanto a claridad y precisión, y
no son capaces de soportar una interpretación tan exacta, o dar un significado tan
explícito, con respecto a los asuntos del reino de Cristo, tal como lo transmiten los
escritos del Nuevo Testamento. Pero tal es, precisamente, el resultado que se esperaba,
del lugar y de la vocación de los profetas del Antiguo Testamento... No puede haber
un canon de interpretación más seguro, que: todo lo que afecta a la constitución y el
destino de la Iglesia del Nuevo Testamento tiene su determinación más clara en la
Escritura del Nuevo Testamento.35
Para resumir hasta ahora, nuestra comprensión de la historia redentora articulada por
hombres como Vos, Owen y Ridderbos, nos dice que el contexto histórico redentor en el que
la Escritura está escrita debe tenerse en cuenta al entender ese pasaje de la Escritura. Kline y
otros han combinado esto con la idea de pacto y canon, mostrando que el Antiguo Testamento
y el Nuevo Testamento son documentos de pacto separados que rigen pactos separados. Al
33
Cf. Col. 2:16-17.
34
Kline, Structure, 100.
35
Fairbairn, 157-58, énfasis de él.
entender los elementos esenciales de un pacto particular, debemos buscar en el documento
propio de ese pacto para entender adecuadamente aquellos elementos esenciales del pacto.
Además, el principio regulador de la adoración requiere que nos fijemos sólo en la forma
explícitamente prescrita de administrar el bautismo. La Confesión de Fe Bautista de Londres
(22.1), en un lenguaje casi idéntico a la Confesión de Fe de Westminster (21.1), articula este
principio: “La manera aceptable de adorar al Dios verdadero es instituida por él mismo y
limitada por su propia voluntad revelada, para que no sea venerado... de ninguna otra manera
no prescrita en las Sagradas Escrituras.” Ya que los sacramentos del bautismo y la Cena del
Señor son elementos de culto, también deben caer bajo este criterio del principio regulador.
La administración del bautismo debe ser limitada por la propia voluntad revelada de Dios de
acuerdo a la manera prescrita en la Escritura.38 Puesto que el bautismo de los niños no está
prescrito en la Escritura, no debe hacerse.
36
Cf. Gal. 5:6; Hc. 7:8; 1 Cor. 7:19; Rom. 2:25-27.
37
Este es el mismo principio que es ejercido con la Cena del Señor. Aunque reconocemos una conexión tipológica entre
la Pascua y la Cena del Señor, nuestro entendimiento de la observancia de la Cena del Señor proviene del Nuevo
Testamento, no de la observancia de la Pascua en el Antiguo Testamento.
38
Cf. Fred A. Malone, The Baptism of Disciples Alone, (Cape Coral, FL: Founders Press, 2003), xv.
Compare esto con lo que B. B. Warfield dijo:
Es cierto que no hay una orden expresa de bautizar a los niños en el Nuevo Testamento,
ni un registro expreso del bautismo de los niños, ni pasajes tan estrictamente implícitos
que debemos inferir de ellos que los niños fueron bautizados. Si tal garantía como ésta
fuese necesaria para justificar el uso debemos dejarla incompletamente justificada.
Pero la falta de esta garantía expresa es algo tan lejos de prohibir el rito; y si la
continuidad de la Iglesia a través de todas las edades puede ser hecha buena, la orden
para el bautismo infantil no debe ser buscada en el Nuevo Testamento, sino en el
Antiguo Testamento cuando la iglesia fue instituida, y nada menos que una prohibición
real de ella en El Nuevo Testamento justificaría nuestra omisión ahora.39
39
B. B Warfield, Studies in Theology (Grand Rapids: Baker, 2003), 399-400.
40
Kline, Structure, 98, énfasis añadido.
tipológica. El Nuevo Pacto es revelado, además, por varios pasos a lo largo de la era del
Antiguo Testamento, primero en el protoevangelio, y luego a través de todos los pactos del
Antiguo Testamento. Así como el evangelio fue revelado paso a paso, también lo es el Nuevo
Pacto, porque es en esencia el evangelio.
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos
y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.
Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.42
Debe darse un peso adecuado a la novedad del Nuevo Pacto al verlo como algo que
todavía no ha surgido desde la perspectiva del Antiguo Testamento. Esto no es simplemente
una escala en la cual el Nuevo Pacto es “más de lo mismo.” No es meramente
cuantitativamente diferente del Antiguo Pacto. Es algo cualitativamente diferente. Habrá
cosas que son verdaderas en el Nuevo Pacto que no son verdaderas cuando cualquier escritor
del Antiguo Testamento escribe. Del mismo modo, hay cosas que ya no serán verdaderas en
el Nuevo Pacto que son verdaderas en el Antiguo Pacto.
Cuando el Antiguo Testamento habla del Nuevo Pacto, habla de ella como algo futuro y
como algo realmente diferente de lo que está actualmente en su lugar. El lenguaje tanto de
41
Vos, 192.
42
Jer. 31:33-34: “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley
en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más
ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.”
Joel y Jeremías claramente indica que las cosas serán diferentes en este futuro Nuevo Pacto
de cómo estaban en su día.
Una vez más, Vos dice esto muy bien, “La revelación del Nuevo Pacto no sólo es mejor
comparativamente hablando, es definitiva y eterna, ya que ha sido entregada en un Hijo, a
quien Dios no puede enviar ningún revelador más elevado.” 43 Las diferencias más esenciales
entre el Nuevo Pacto y todos los Pactos Antiguos es que el Nuevo Pacto es hecho y sellado
en la sangre de Cristo y es revelado en Cristo (Heb. 9:15-16). Por esta razón, el Nuevo Pacto
es diferente en sustancia de todos los pactos del Antiguo Testamento.
Como sigue diciendo Vos, el Nuevo Pacto está necesariamente conectado a la nueva era,
la consumación. Con la inauguración del Nuevo Pacto, la nueva era surge (irrumpe) en esta
era actual. Vos dice, “El Nuevo Pacto, entonces, coincide con la edad venidera; trae las cosas
buenas por venir; se incorpora al esquema escatológico del pensamiento.” 44 Si el Nuevo Pacto
coincide verdaderamente con la Nueva Era, no deberíamos mirar atrás a los Pactos Antiguos
para entender este Nuevo Pacto. En su lugar, debemos mirar hacia la consumación. Es cierto
que vivimos en el “no todavía.” Pero es igualmente cierto que vivimos en el “ya.” Por estas
razones, debemos concluir que las teologías que dependen demasiado de los Antiguos Pactos
para su descripción y articulación del Nuevo Pacto demuestran una escatología sub-realizada.
No dan suficiente peso al “ya.”
43
Vos, 194.
44
Ibíd., 195.
45
Cf. Herman Ridderbos Paul: An Outline of His Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1977), 44-49.
Col. 1:26-27 “El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora
ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”
Ef. 1:9-10 “Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual
se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.”
2 Tim. 1:9-10 “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador
Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.” 46
Ridderbos señala que este misterio ahora revelado tiene “una connotación noética y una
connotación histórica”47. Por lo tanto, hay tanto un mayor entendimiento como una nueva
revelación (especialmente en la forma de nuevos eventos históricos redentores). Si seguimos
a Warfield al mirar el Antiguo Testamento como nuestra base para administrar el bautismo,
violamos este principio fundamental de la hermenéutica.
9. Promesa y Cumplimiento.
Para nuestro último punto queremos notar un par de elementos de promesa y cumplimiento,
de tipo y anti-tipo, que encontramos en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Ridderbos dice:
El pueblo de Dios son aquellos por quienes Cristo derrama su sangre del pacto. Ellos
comparten en la remisión de los pecados efectuado por Él y en la comunión
inquebrantable con Dios en el nuevo pacto que Él ha hecho posible... El rechazo de
Israel como pueblo de Dios no aniquila la idea de pacto, sino que le imparte un nuevo,
o al menos un contenido más definido. El carácter particular de la gracia y de la
comunión con Dios es mantenido plenamente. Pero el círculo en el cual es concedido
y donde se encuentra el pueblo de Dios, ya no es el del Israel empírico, sino el de
aquellos a quienes se les ha dado el perdón de los pecados en la muerte de Cristo y
cuyos corazones han sido renovados por el Espíritu Santo.48
El punto que Ridderbos quiere hacer aquí es que se ha producido un cambio fundamental
desde el Antiguo Pacto hasta el Nuevo Pacto. El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento
estaba compuesto por un pueblo empírico. Ridderbos habla explícitamente de una “nueva
46
Cf. Tito 1:2-3 “en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los
siglos, y a su debido tiempo manifestó su palabra por medio de la predicación que me fue encomendada por mandato de
Dios nuestro Salvador.”
47
Ibíd., 46.
48
Herman Ridderbos, The Coming of the Kingdom (Philadelphia: P&R, 1976), 202, énfasis añadido.
formación del pueblo de Dios.” 49 Él reconoce que hay algo muy diferente en el pueblo de
Dios en el Nuevo Pacto del pueblo de Dios en el Antiguo Pacto. El pueblo de Dios en el Nuevo
Pacto se caracteriza por la fe, por la remisión de los pecados y por la regeneración.
Ridderbos dice:
La relación especial entre Dios e Israel como pueblo es uno de los fundamentos del
Evangelio... Al mismo tiempo hemos notado una transición en esta idea básica, en el
sentido de que, por el lado y en el lugar del Israel empírico, los que creen en el
evangelio son considerados como el rebaño de Jehová, simiente de Abraham, y los
hijos del reino.50
La simiente de Israel, como pueblo elegido, puesta bajo el pacto con Dios, representaba
la compañía de una iglesia elegida, redimida de la maldición del pecado, para que
vivieran para siempre en el favor y la bendición del Cielo: y cuando vino la redención,
la representación pasó a la realidad.51
Ridderbos continúa su argumento diciendo: “Este resultado es de la mayor importancia
para la cuestión en discusión. Porque este rechazo de Israel y esta nueva formación del pueblo
de Dios no es simplemente algo del futuro escatológico, sino que ya ha comenzado a realizarse
con la venida de Jesús.” 52 Y continúa diciendo:
La ekklesia en todo esto es el pueblo que en este gran drama se ha puesto al lado de
Dios en Cristo en virtud de la elección divina y del pacto. Se les ha dado la promesa
divina, han sido llevados a la manifestación y reunidos por la predicación del evangelio,
y heredarán la redención del reino ahora y en el gran futuro... Así que no hay cuestión
de basileia y ekklesia como siendo idénticos.53
Vamos a reunir algunos de estos hilos. En el Antiguo Testamento, el Antiguo Pacto era
un tipo y una sombra de la plenitud por venir. Esa plenitud estaba envuelta en misterio y tipos
esperando su revelación en Cristo. Con la venida de Cristo ahora tenemos esa plenitud. Los
elementos externos, tipológicos, del Antiguo Pacto son quitados. El misterio y las sombras se
han ido. Con el Nuevo Pacto viene la entrada (el irrumpimiento) de la era escatológica en su
forma “ya - todavía no.” El pueblo del Antiguo Pacto fue generado naturalmente y marcado
por la circuncisión de la carne. El pueblo del Nuevo Pacto es generado espiritualmente, por lo
tanto circuncidado en el corazón, el antitipo de la circuncisión. Así, el bautismo sólo debe
administrarse a aquellos que espiritualmente han nacido en el pacto. La única manera prescrita
49
Ibíd., 351.
50
Ibíd., 351-51.
51
Fairbairn, 267.
52
Ridderbos, Coming of the Kingdom, 352.
53
Ibíd., 354-55.
en las Escrituras para evaluar si alguien está en el pacto es por una profesión de fe. Sobre la
profesión de fe el bautismo es administrado. Este es precisamente el patrón que vemos en el
Nuevo Testamento: el bautismo sigue una profesión de fe.54
Esto encaja exactamente con nuestra comprensión de la teología del pacto. Todos los que
están en el pacto tienen a Cristo como su cabeza federal. La única manera de estar “en Cristo”
es tener el Espíritu Santo (Rom. 8:9), y los que tienen el Espíritu son los que tienen fe. Todo
esto está arraigado y fundamentado en el gran Pacto de Redención, el Pactum Salutis, donde
el Padre hizo pacto con el Hijo para darle un pueblo elegido. Así, el bautismo como signo del
pacto es administrado sólo a aquellos que hacen una profesión de fe. Es un medio efectivo de
gracia para los que lo reciben en la fe. Aparte de la fe, no hace nada.
CONCLUSIÓN
Para cerrar, queremos considerar una cita de Charles Hodge.
La dificultad en este tema es que el bautismo, por su misma naturaleza, implica una
profesión de fe; es la manera en que por la ordenanza de Cristo, debe ser confesado
delante de los hombres; pero los infantes son incapaces de hacer tal confesión; por lo
tanto no son los sujetos apropiados del bautismo. O, para exponer el asunto en otra
forma: los sacramentos pertenecen a los miembros de la Iglesia; pero la Iglesia es la
compañía de los creyentes; los infantes no pueden ejercer fe, por lo tanto no son
miembros de la Iglesia, y por consiguiente no deben ser bautizados. Para justificar el
bautismo de infantes, debemos alcanzar y autenticar tal idea de la Iglesia, que incluirá
a los hijos de los padres creyentes.55
Hodge reconoce que la doctrina del bautismo excluye la idea de bautizar a infantes y, por
lo tanto, recurre a la definición de la iglesia de tal manera que permita esta práctica. Sin
embargo, como hemos mostrado, el movimiento de la historia redentora, la plena revelación
en Cristo, la entrada de la era escatológica, el principio regulador, la naturaleza del pacto, la
naturaleza de la ley positiva y los principios básicos de la hermenéutica bíblica, todos estos
muestran que este movimiento de Hodge simplemente no se puede hacer. En cambio, debemos
reconocer la novedad del Nuevo Pacto en su cumplimiento de los tipos y sombras del Antiguo
Testamento, así como en su conexión con la consumación.
54
Louis Berkhof dice que el Nuevo Testamento “apunta a la fe como un prerrequisito para el bautismo,” Systematic
Theology (East Peoria, IL: Versa Press Inc., 2005), 637. Cf. Hc. 2:41; 10:44-48; 18:8.
55
Charles Hodge, Systematic Theology, vol. 3 (Peabody, MA: Hendrickson, 2003), 546-47.
Artículo original:
Reformed Baptist Covenant Theology And Biblical Theology
https://thelogcollege.files.wordpress.com/2012/11/rb-cov-theo-renihans.pdf
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