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A Citlali Alvaro, por ser fuego, tierra, aire y agua para mi vida…

Diego Van

Poesía, magia, dulzura, calidez.

Quisiera nadar en tus aguas, acariciar tu espalda. Quisiera ser un susurro que viaja de tu oreja a tu
corazón con el lenguaje de la paz.

Soy sanación para tus ovarios, excitación para tus orgasmos, dulzura para tu mirada.

Soy un escritor de promesas, un borrador de cicatrices, un sanador de malos tratos.

En este viaje podremos conocernos, acercarnos sin tocarnos, disfrutar sin poseernos.

Bienvenida Mujer Luz, a un viaje sin distancia, bienvenida al Universo del fuego lento.

Diego Van
Fuego

No nací para quemar,

sino para evaporar y expandir….

Dicen los Grandes Maestros de Alcoba, que aquél que sabe utilizar el fuego siempre está vestido
de Luz.

Con fuego puedo calentar y expandir, o quemar y matar.

Con fuego puedo dejar cenizas, pero también vapor.

La maestría de una caricia se mide por la calidez de quien toca. Saber tocar a una mujer es
concentrar todo el fuego en las yemas de la mano, para sanar cualquier frío que atormente a la
pareja.

Es así como me gusta hacerte el amor, encendiendo tu mirada, calentando tu corazón.

Ven dulzura, acompáñame al altar, encendamos una vela y nos mimeticemos con ella. Vamos a
buscar a Dios arriba de nosotros mismos.

Quememos nuestros egos, y que de nuestras cenizas resuciten nuestros deseos con humildad y
sabiduría.

Un verdadero fuego siempre eleva, nos eleva, nos disuelve, nos envuelve, nos desintegra, nos
hace nada. Nos desnuda.

Ven amada, perdamos nuestra identidad humana y reclamemos nuestra identidad divina. No
luches contra tus ojos que quieren mirar hacia arriba, déjalos que salgan, que viajen por el
Universo del placer y la claridad.

Escucha mi voz, quiere susurrarte derechos, placeres, paz, sabiduría. Quiere amarte bien, con un
respeto magistral. Quiere decirte que no está prohibido gemir, disfrutar, tener infinitos orgasmos.

En todas las grandes tradiciones, el fuego siempre ha representado la luz, lo divino, la alquimia.
Nos transformamos a través del calor, deponemos nuestras armas.

Cuando sentimos el calor, no queremos sábanas, queremos piel, queremos electricidad, somos
electricidad.

El fuego es el movimiento inicial, con el movimiento viene la energía y con la energía la felicidad.

Un amor sin fuego no es amor, es estreñimiento, muerte, esterilidad. Pide fuego, enseña a usar el
fuego.
El fuego no sólo debe saber encenderse sino atenderse, con un combustible de suma calidad y de
suma cantidad. Un amor a fuego lento multiplica nuestras emociones, relaja nuestras decisiones,
eleva nuestros ideales.

Es el fuego el que hace que nuestra relación no caduque, es el fuego el que no le pone
vencimiento a nuestras actitudes.

El fuego para quemar es químico, el fuego para sanar es alquímico. La química busca soluciones, la
alquimia transmutaciones.

La mujer tiene su fuego dentro, el hombre fuera. Es por eso que es el hombre quien debe acercar
la llama para encender. El hombre tiene sus genitales hacia afuera, la mujer hacia dentro. El
hombre es yang, la mujer yin.

Déjame preparar la alcoba, hechizar tus sentidos, tu fuego no se enciende sin belleza.

La noche fue creada para hacerte ver la luz. No reprimas, ¡sublima!

Con tu debido permiso, déjame ser una hoguera consciente donde puedas venir a degustar los
frutos del deseo y la sensualidad, donde puedas morder tus labios y hacer volar tu imaginación.

El verdadero empoderamiento de una mujer es sentarse en una hoguera de sabiduría y


sensualidad, quemando toda actitud machista para convertirse en dama o madre consciente,
según sea su caso. De esta forma hará crecer sus alas, y sólo buscará y atraerá seres alados.

Enseñará con maestría y amor el arte de la inclusión, no del despecho, el arte de fundir egos, no
de conservarlos y alimentarlos. Abrazará con libertad y desapego y aceptará que amamos como
podemos, no como queremos.

Te invito entonces, bella dama, a que puedas replantearte cómo estás utilizando tu fuego, cómo
estás amando y cómo estás permitiendo que te amen.

Busca un amor que te genere liberación, liviandad y serenidad. Un amor que presiona siempre
implosiona y enferma.

Si no encuentras este tipo de amor, constrúyelo, créalo. No es recomendable quejarse, se pierde


mucha energía estando descontento/a. No hay necesidad de mostrar al mundo tus heridas, trata
de sanarlas anónimamente. A los hombres no les gusta lamer heridas, sino disfrutar de mujeres
sabias, contentas, creativas, positivas.
Tierra

Cuando miro hacia dentro crezco,

cuando observo hacia fuera contemplo…

Sostén, franqueza, olor a certeza. La tierra viene a enseñarme a buscar tus raíces, a conocer tu
pasado, no para juzgarlo, sino para comprenderlo y abrazarlo en el presente.

La tierra me enseña algo maravilloso: El árbol, antes de ver la luz, se deja abrazar por el cariño
mineral durante 3 años. Nos hacemos fértiles cuando no tenemos miedo de ir hacia dentro.

Si quieres que tu espacio sea sagrado, dedica tiempo a ti misma.

Suenan los tambores, todos los instrumentos de la tierra, suenan al ritmo de tu corazón, que vibra,
que vive.

Que la tierra siempre te sirva como trampolín para ir hacia las estrellas. Naciste para volar, no para
arrastrarte.

Aprende los ciclos de las estaciones, come lo que crezca, nútrete de paisajes hermosos. Toda la
naturaleza es sensual, femenina, maravillosa.

Lo que se siembra siempre da frutos. Deseo que tus frutas sean jugosas, dulces, maduras,
nutritivas…

Ven al bosque de mi corazón, explora mis paisajes interiores, quédate el tiempo que quieras,
abrázame, yo también deseo ser amado por ti.

Mujer tierra, enséñame tus estaciones, tus ciclos, tus humores. Enséñame a llenarme de humus,
recuérdame tus orígenes.

La tierra de tu vientre es el pasaje a mi vida, gracias por obsequiarme el calor necesario para poder
nacer.

Ebanista de mi prosa, arquitecta de mis letras, eres el continente donde puedo volcar mi
contenido.

Uso toda la tierra como puente, para cruzar sin miedo al universo de tu corazón. Te obsequio
rosas, lirios, fresas, chocolate, todos regalos terrestres que sin embargo nos hacen ver el cielo.

La tierra evoca en mi mente la maravillosa maestría de la tortuga, que no pide casa pues la lleva
consigo, que ante un ataque jamás ataca, simplemente se oculta dentro de sí misma, que camina
lento, para observar el paisaje del universo. Tortugas terrestres, maestras del poco a poco,
alquimistas del karma.
Vuélvete un chamán de tu propio cuerpo, un científico de tus biorritmos y un artista de lo sagrado.

Los minerales de la Tierra bailan dentro de tu cuerpo, conéctate con ellos.

Estudia para qué sirve cada mineral en tu cuerpo, qué ocurre cuando falta alguno o hay alguno en
demasía.

Cada mineral habita en algún alimento que crece, día a día, para saciar tu hambre.

Vuélvete sustentable para tu pareja, renuévate constantemente en la rutina de la elevación de tu


consciencia.

Aire

Respiro instantes, sin dañar entre inhalaciones y exhalaciones,

ningún momento de tu vida.

¿Lo sientes?, ¿sientes la brisa que acaricia tus células? Así es el amor, no se ve, pero se siente.

Quizás no lo sepas, pero temprano, cuando abres tus ojos, cuando todavía ni el peine ni el
maquillaje han retocado tu belleza, te ves PRECIOSA. El aire es así, nos enseña que en el caos de tu
cabello o en el primer abrir de tus ojos, habita un precioso caos, un desorden maravilloso.

El aire representa el conocimiento que tenemos el uno del otro. Nos estudiemos, no nos
juzguemos.

El aire es lo efímero, lo que no ocupa espacio, el suspiro, el detenernos a observarnos, a


contemplarnos. Soltarnos, pero estando atentos el uno del otro. Es desearnos el bien, pensar bien
sobre el otro.

Cuando una pareja sabe amar dan la impresión de que vuelan. Vuelan porque sus mentes pesan
poco. Cada opinión y prejuicio que van dejando atrás, hace nacer una nueva pluma.

Son un ejemplo vivo de que el desafío en la tierra es vivir desnudos.

Los grandes Maestros explican que en la respiración está la clave para el vuelo vertical hacia la luz.
Respirando, explican, puedes abrazar al tiempo y flotar en sus segundos.

Cuando hagas el amor no olvides que entre inhalaciones y exhalaciones hay un viaje sin distancia
al universo de tus latidos, y ellos disfrutan más cuando la respiración es pausada, relajada,
tranquila.
La alquimia se produce cuando sostienes el soplo y lo transformas en energía. Luego, con el
tiempo de práctica, la energía se transformará en vacío.

Cuando te conviertas en un recipiente vacío, aprenderás que una pareja vuela cuando no hay
prejuicios, se estanca con la indiferencia y se destruye completamente con la violencia de
cualquier tipo.

El aire también tiene que ver con la palabra, con cómo usamos las palabras para acercarnos al
otro. Hay palabras que transmiten silencio, otras sensualidad, otras dispersión. Una pareja
alquímica utiliza las palabras cuando son necesarias, sino utiliza el lenguaje del silencio.

Mira a tu pareja, inhala su presencia.

El aire también representa nuestros olores, perfumes, aromas. Regala a tus poros aromas
afrodisíacos. Baña tu piel con perfumes que te hagan volar, que eleven tus ojos, que busquen
mirar siempre hacia arriba.

Agua

Soltar, lo puro siempre habita en el origen, no en el final.

Pero, ¿cómo puede tener final algo que no tiene principio?

Sensibilidad, tacto, escalofríos, flexibilidad, fluidez, ¡cómo amo el agua!, ¡tú agua!

Venimos de ella.

El agua es el arte de darnos cuenta que la mujer es cíclica, no lineal. Hay que aprender su danza,
sus pasos.

Durante 28 días ella pasa por etapas, por estadios interiores. Ella está dando a luz
constantemente, no sólo cada 9 meses cuando es fecundada. Da a luz ideas, proyectos, trabajos,
libros, no tiene calendario, es un misterio.

El agua es el aceite que utilizas para masajear su espalda, para aflojar sus presiones. Es la ducha
que le preparas cuando ella llega de trabajar.

También son sus aguas, que debes atender, purificar, absorber, estimular.

No existe frigidez cuando sabes hacer humedecer a tu pareja. La frigidez es amiga de la


indiferencia. Las aguas son amantes del detalle, de la poesía, del servicio.

Si has aprendido a usar el fuego, derrites a tu pareja, sino la congelas.

Dicen los grandes Alquimistas que para iluminarnos a través de la sexualidad, debemos ser
capaces de dar vuelta la naturaleza de los elementos: el agua, que tiene a bajar, debe subir
convertida en vapor, y el fuego que tiende a subir debe bajar para calentar y expandir.
Un Maestro de Alcoba, entonces, hace hervir el agua de su amada, hasta que las humedades de
sus fantasías se convierten en recuerdos de su origen.

El cuerpo es la vestidura del alma, es por eso que cuando tenemos un orgasmo, por unos instantes
disfrutamos sin peso los sabores del vuelo vertical hacia la Luz.

Un Alquimista nunca permite que se estanquen las aguas del amor. Juega con ellas, las mueve,
porque sabe que el movimiento llama a la creatividad.

Las manos tienen una capacidad natural para producir goteo en los genitales. Acerca con suma
delicadeza la yema de tus dedos a la frontera del país de tus fantasías. Nadie te apura, tómate el
tiempo necesario para acariciar toda la zona, agradécele, está a punto de despertar.

Recomendaciones finales para preparar la Alcoba con los 4 elementos:

La alcoba debe ser como un útero, un temazcal de sensaciones. El calor debe ser el adecuado para
sentirnos amados por el fuego. La fertilidad debe decir presente a través de la tierra, con una
planta. Asegúrate que la planta esté donde ella quiere crecer, no donde tú quieres que esté.

El aroma que elijas es sumamente importante. La canela, el anís, la mirra, la menta, el mango, son
algunos de los olores que recomiendo al momento de buscar lo Divino en la alcoba.

El agua puede manifestarse a través de alguna fuente pequeña, para que veas y escuches como
fluye, y ese fluir te recuerde que el amor debe tener diferentes posturas para obsequiarte sus más
refinados sabores.

Sin quemarnos, pero sintiéndonos cálidos, sin estructuras fijas, pero sintiéndonos sólidos, sin
dispersarnos, pero sintiendo que volamos, sin ahogarnos, pero sintiendo que fluimos, hacer el
amor es abrir una puerta al mundo de la transmutación.

Te invito a que puedas experimentar el significado de amar con otros ojos, con otras caricias, con
otras respiraciones, con otras palabras.

En un mundo que le da lo mismo penetrar que sacralizar, poseer que amar, eyacular que sublimar,
este pequeño Microlibro es un intento consciente de recordarte que todo, cuando se hace con la
intención correcta, hace del presente un Universo eterno de bendiciones.
Queda prohibido hacer cualquier tipo de copia sobre este material.

Todos los derechos reservados a Diego Van.

Contacto:

www.diegovan.com

alchemia.diego@gmail.com

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