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PROTEGERTE O NO, TÚ

DECIDES…

Estrategias de Autoprotección y
Defensa Personal

Carlos Proaño Proaño


Título: Protegerte o No, Tú Decides…
© 2017, Carlos Proaño Proaño
Email:
contacto@estrategiasdeautoproteccion.com
reacciontotal@gmail.com
Web: www.estrategiasdeautoproteccion.com
Ilustración de portada: www.escritoyhecho.com
Revisión de estilo y maquetación: www.escritoyhecho.com
1ª edición
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Antes de venderlo o publicarlo en parte o en su totalidad, modificarlo
o distribuirlo de cualquier forma, te recomiendo que consultes al
autor, es la manera más sencilla de evitarte sorpresas desagradables
que a nadie le gustan.
El autor puede garantizarte que los resultados obtenidos por él mismo
al aplicar las estrategias aquí descritas serán los tuyos, siempre y
cuando tengas en cuenta dos consideraciones:
El porcentaje de dedicación que aplicarás para implementar lo aquí
expuesto (a más práctica, más resultados).
Discernimiento de lo aquí expuesto y crítica, ya que incluso podrías
obtener mejores resultados dependiendo de tus habilidades para
desarrollar nuevas estrategias a partir de las que se mencionan.
Aunque se han tomado todas las precauciones para verificar la
exactitud de la información contenida en el presente documento, el
autor y el editor no asumen ninguna responsabilidad por cualquier
error u omisión de interpretación por parte del lector.
Tampoco se asume responsabilidad por daños que puedan resultar del
uso inapropiado de la información que contiene el presente texto.
Tabla de Contenidos
Sobre El Autor
Advertencia
Agradecimiento y Dedicatoria
Introducción
Mi Historia De Héroe
Qué Es La Autoprotección Y La Defensa Personal
Quiénes Pueden Utilizar La Autoprotección Y La Defensa
Personal
Algunas Pistas Que Salvarán Tu Vida
Reflexiones Finales
Sobre El Autor
Carlos A. Proaño Proaño,
Estrategias de Autoprotección.
Licenciado en Comunicación Social, periodista
profesional e investigador con casi 20 años
de experiencia en radio, prensa escrita y
televisión.
Ha trabajado en importantes medios, incluida
la Secretaría Nacional de Comunicación del
Ecuador.
Actualmente es responsable de dos
programas de radio en la estación oficial de la Presidencia de la
República del Ecuador.
En calidad de reportero e investigador ha realizado importantes
trabajos relacionados con el ámbito político, pero también en la
categoría de crónica roja, cubriendo acontecimientos referentes a toda
clase de violencia y criminalidad.
Durante prácticamente toda su vida se ha relacionado y convivido en
ambientes socialmente hostiles, obteniendo así experiencia en lo que
implica la realidad de la violencia existente en las calles (delincuencia,
drogadicción, narcotráfico, peleas, criminalidad, etc.) y otras zonas
conflictivas.
Además de su experiencia inicial en el Karate-Do Shotokan y el boxeo,
Carlos está certificado como instructor en manejo de cuchillo, avalado
por la organización internacional Guba Doce Pares, aprendiendo de
grandes maestros como Miguel Arroyo (Supervisor de Guba Doce
Pares para Cuba, Ecuador, México y Miami) y Julio César Vera
(director de Guba Doce Pares para Ecuador).
También posee la certificación como instructor en Krav Maga por la
organización Krav Maga Élite Latinoamérica, filial de Protect Israelí
Security Solutions, instruyéndose con el gran maestro Marko Eckert.
Ha asistido a seminarios internacionales especializados con
instructores altamente reconocidos como Miguel Arroyo, supervisor
para Cuba, Ecuador, México y Miami de Guba Doce Pares, experto en
autoprotección e instructor de grupos especiales de seguridad en
Estados Unidos y México, además de con Itay Gil, exdirector de las
Fuerzas Especiales de Israel e instructor de SWAT y FBI (EE. UU.).
Por otra parte, actualmente se encuentra inmerso en el mundo de la
Programación Neurolingüística, realizando cursos especializados junto
a famosos mentores internacionales como Xavier Illingworth (director
de PNL Esfera) y Hyenuk Chu (experto en la Bolsa de Valores de
Nueva York).
Advertencia
El presente libro es solo el primero de una serie de textos más
completos, detallados y prácticos, cuya finalidad es contribuir a crear
una mayor conciencia de autoprotección en las personas.
Los conceptos aquí expuestos no ingresan en un ámbito profundo,
pues la intención no es darle al lector una cantidad de información
impresionante y extensa que por diferentes razones no leerá sino más
bien al contrario, mediante un lenguaje coloquial y sencillo exponer
ideas básicas que pueden ser aplicadas rápidamente y en cualquier
momento.
En este primer libro haremos un paseo rápido por algunos conceptos
relacionados con la autoprotección, las artes marciales y la defensa
personal.
Lo que se presenta es una interpretación personal derivada de la
experiencia del autor en dichos contextos, pero además, es un
resumen de los conocimientos adquiridos durante varios años con
grandes maestros.
Estimado/a lector/a, revisa este libro, critícalo e incluso escríbeme
para tener tu pregunta o sugerencia como tema a tratar en la próxima
edición.
Muchas gracias por ser parte de este proyecto que pretende salvar
vidas y garantizarte que podrás vivir seguro/a, tranquilo/a y sin
miedos.
Agradecimiento y Dedicatoria
Este proyecto se concreta gracias al trabajo en mi mente y cuerpo,
acciones que fueron posibles gracias a mis mentores y grandiosos
maestros a quienes nombro sin un orden en particular, pues cada uno
de ellos son la pieza clave de este gran rompecabezas:
Xavier Illingworth en la Programación Neurolingüística.
Hyenuk Chu, en el emprendimiento y finanzas.
Julio Vera y Miguel Arroyo, en las Artes Marciales Filipinas y la
Autoprotección.
Marko Eckert, en el Krav Maga.
Agradezco infinitamente y dedico este trabajo a mi esposa Doris, por
su inagotable paciencia y apoyo.
A mi madre, mi hermana y a mis preciosos hijos Karla y César.
Por supuesto, también te agradezco sobremanera a ti estimado/a
lector/a, por darte el tiempo para revisar esta obra, decidir protegerte
a ti mismo/a y aceptar dicha responsabilidad.
Introducción
Faltaban pocos días para terminar el primer mes del año cuándo acudí
a una mentoría con Hyenuk Chu y Xavier Illingworth.
Nada más llegar al lugar acordado, nos saludamos efusivamente.
Xavier, conocedor de mis habilidades marciales, retó a Hyenuk a que
simulara tener un arma para atacarme con la intención de que yo lo
desarmara.
Ese tipo de ejecución en realidad no es algo complicado para mí, ni
para quien pueda aprender responsablemente cómo hacerlo. Sin
embargo, les respondí que más importante que aplicar una técnica, lo
prioritario es tener el conocimiento para evitar tener que utilizarla.
Expliqué que una de las fallas en la interpretación de la defensa
personal consiste en pensar que el objetivo es simplemente reaccionar
cuando existe el estímulo, es decir, cuando ya tenemos el revólver,
pistola, cuchillo o lo que sea encima de nosotros; pero se deja de lado
que la víctima también puede actuar mucho antes que el mismo
atacante y con resultados menos peligrosos.
A partir de esta anécdota, aquellos grandes maestros reconocidos
internacionalmente -uno por su amplio trabajo y experiencia en la
Programación Neurolingüística y el otro por ser un famoso
inversionista y guía de todo un ejército de emprendedores en el
mundo de la Bolsa de Valores Nueva York- inyectaron en mi cerebro
una idea que ni en sueños se me habría ocurrido: escribir un libro.
Desde hace años vengo entrenando, estudiando y preparándome en
aristas de las artes marciales, la defensa personal y la autoprotección.
Sin embargo, nunca imaginé que algunos de aquellos conocimientos
podrían plasmarse en un texto.
Esto te debe dar la idea de que si yo puedo aportar contenido de valor
y ayudar a los demás, tú también puedes hacerlo desde las
habilidades que poseas.
Actualmente soy instructor profesional en manejo de cuchillo, avalado
por la Organización Internacional Guba Doce Pares. También poseo
certificación, gracias a Krav Maga Élite Latinoamérica, como instructor
en Krav Maga (sistema de defensa personal israelí).
Me he involucrado de lleno en el mundo de la autoprotección, lo que
implica la interpretación de cómo opera la mente criminal y por qué la
víctima siempre tiene las de perder ante la delincuencia y la violencia
social.
A todo esto le añado la preparación que he empezado a tener en
Programación Neurolingüística.
Poseer todo este conocimiento me ha librado de muchos problemas y
malos momentos, pero lo más importante es que puedo enseñar a
otras personas a que tampoco sean víctimas.
¿Quieres saber cómo lo hice y conocer mi método?
Continúa leyendo...
Mi Historia De Héroe
Al utilizar la palabra héroe me refiero a aquel personaje que todos
tenemos dentro y en algún momento aparece de la nada para hacer
cosas fantásticas.
Posiblemente te sientas identificado/a con la historia que te voy a
contar y eso es bueno porque quiere decir que, de alguna manera,
este libro te va a servir.
Sin embargo, antes de llegar a ser quien soy, debo confesarte que
durante varios años fui un sujeto que pasó por diferentes conflictos
sociales, te contaré solo algunos para no asustarte ni aburrirte.
De niño recibía palizas por parte de mis compañeros en la escuela y
esas acciones casan perfectamente con lo que hoy se conoce como
bullying.
Fui un niño muy pequeño, flaco, excelente estudiante, que utilizaba
unos enormes lentes por problemas de visión; aspecto que reflejaba
debilidad y causaba burlas y abusos por parte del resto de mis
compañeros, sobre todo de aquellos que eran más grandes y
gustaban de maltratar a los demás.
Empecé a sufrir todo tipo de ataques.
Por ejemplo, una vez fui arrojado por una pendiente de varios metros
hasta caer en un basurero.
En otra ocasión, me bañaron completamente con agua sacada de un
inodoro.
No faltaban los puñetazos, puntapiés, robos de cuadernos, insultos,
ataques colectivos donde tirado en el suelo recibía toda clase de
golpes… En fin, casi toda mi infancia, al menos en mi etapa escolar,
se resumió en maltratos y problemas.
Ya en la secundaria, los acosos de mis compañeros continuaron hasta
que, en segundo curso, viví algo que marcaría el resto de mi vida…
En el pupitre detrás del mío, se sentaba un chico que constantemente
me golpeaba en la cabeza, pero en una oportunidad -luego de casi un
año de esta situación- me di vuelta y le dije que dejara de tratarme
así.
Él se levantó furioso y me respondió: “Si quieres arreglar esto, nos
vemos en el recreo.”
Como ya te imaginarás, esa frase solo significaba una sentencia de
muerte. Desde ese momento, millones de cosas pasaron por mi
cabeza. Por una parte quería que llegara el momento acordado para
recibir la paliza prometida, pero por otra, deseaba que nunca se
acercara porque evidentemente significaba seguir siendo una víctima
por el resto de mi camino por este mundo.
Las horas pasaron rápidas y al recreo ninguno de mis compañeros
quiso salir, todos se quedaron pues no querían perderse de observar
la paliza que me iban a propinar.
Llegó el momento. En la mitad del aula estábamos él y yo. Sin
embargo, cuando mi victimario se acercó, no sé cómo pero me le
adelanté, levanté mi puño y le asesté un golpe tan certero, que le
rompí la nariz.
La hemorragia que sufrió fue muy intensa y aquella escena provocó
en mí una mezcla de emociones entre alegría y miedo, seguida de una
parálisis que no me permitía entender completamente lo acontecido.
No creía lo que había hecho y desperté solo gracias a las palmadas de
felicitación que en la espalda me daban algunos de aquellos que en
principio apostaron en mi contra y esperaban que yo fuera el de la
nariz partida.
Desde entonces, nunca más me molestaron, ya no era un juguete de
otros y aquel niño pequeño, flaco, que utilizaba unos enormes lentes
por problemas de visión pasó a ser respetado.
Pero posteriormente hubo otra experiencia que también me
marcaría...
Cómo continuó todo
Despertó en mí el interés por aprender a desarrollar mejor mis
habilidades pugilísticas.
Me animé a inscribirme en un gimnasio de boxeo, donde estuve
algunos meses. Ahí conocí ciertos trucos de esa disciplina deportiva,
pero también me di cuenta de que determinados chicos entrenaban,
no solo para figurar a nivel competitivo, sino también para pelear
callejeramente en el contexto de pandillas y grupos delictivos.
No obstante, yo también en algún momento debería aplicar mis
conocimientos en las calles, tarde o temprano, pues así tenía que
suceder.
Toda mi vida ha transcurrido hasta la actualidad en barrios
tradicionalmente considerados como peligrosos de mi ciudad, Quito,
capital del Ecuador. Ahí, más allá de los esfuerzos policiales, las
drogas, la delincuencia y la violencia son el pan de cada día.
En este tipo de ambientes conocí el mundo de la calle y su gente, la
buena y la mala. Aprendí que para sobrevivir no hay que ser ni
demasiado listo, ni demasiado ingenuo; el equilibro es primordial, solo
eso libra de problemas y conflictos.
Luego del boxeo me interesé por el Karate Do, disciplina en la que fui
pasando de cinturón en cinturón, de competencia en competencia;
pero una lesión durante un combate me alejó unos cuantos años de
ese deporte que forjó mi carácter y espíritu.
Después de estas experiencias, me dediqué a otros deportes como el
levantamiento de pesas hasta que, en una ocasión, sentado en el sofá
de mi casa dije: “Algo falta, volveré a las peleas de competición” y
decidí buscar algo más impresionado por la imagen de los torneos de
Artes Marciales Mixtas que se promocionan en televisión.
Definitivamente, cuando la mente quiere el inconsciente hace todos
los arreglos necesarios para que las cosas sucedan.
En mi búsqueda de nuevas experiencias, llegó a mí un correo
electrónico que daba cuenta de la llegada de un prestigioso maestro
que venía a enseñar a mi país Krav Maga, un sistema de defensa
personal empleado por civiles y militares de Israel, diseñado para
repeler cualquier tipo de ataque, ya sea con pistolas, cuchillos, objetos
contundentes o a mano limpia.
Al incursionar en la defensa personal, constaté que se trataba de una
herramienta mucho más efectiva que cualquiera de las artes marciales
tradicionales al momento de enfrentar situaciones de peligro
callejeras, debido a que, lamentablemente, las artes marciales se
quedan en la cabeza como un sistema deportivo y olvidando que en la
calle no se pelea por puntos, trofeos o campeonatos y en ese
contexto no existen reglas.
Mi interés por seguir aprendiendo me llevó al camino de las Artes
Marciales Filipinas.
Ahí, otro reconocido maestro en esa disciplina abrió aún más mi
mente ayudándome a desarrollar nuevas habilidades y estrategias
físicas, pero también fue el inicio de mi vinculación con el tema de la
Autoprotección que, para resumir rápidamente, implica utilizar una
serie de recursos con el fin de evitar estar en una situación de riesgo,
bajo la premisa de que todo lo que suceda en nuestro entorno y
ponga en peligro nuestra integridad es completamente evitable.
Por otra parte, es necesario explicar que debido a mi trabajo como
periodista profesional durante casi 20 años, he realizado
investigaciones relacionadas con el mundo de la delincuencia, el cual
pude conocer en buena parte.
He acudido a operativos policiales, presenciado autopsias, conversado
con agentes y atestiguado momentos críticos donde la integridad de
las personas ha estado en peligro. Me he involucrado en peleas
callejeras y no ha pasado desapercibida mi estancia en lugares poco
agradables como por ejemplo una cárcel.
En fin, toda esta serie de logros, experiencias, aprendizajes, estudios
y entrenamientos me otorgan autoridad para ayudar profesionalmente
a otras personas, no vendiendo fantasías, sino más bien la posibilidad
de caminar y moverse con seguridad y tranquilidad en cualquier
ambiente.
Qué Es La Autoprotección Y La Defensa
Personal
Como te expliqué al principio, este texto es un resumen corto del
estudio y aprendizaje con expertos y grandes maestros.
Mi interés radica en darte información práctica que te ayude a
discernir sobre algunos conceptos que si quieres pueden ser parte de
tu vida.
En esta sección te diré la diferencia básica entre la autoprotección y la
defensa personal, pero antes es preciso empezar identificando qué
son las artes marciales.
Vamos a verlas:

Las Artes Marciales


Existe la creencia de que las artes marciales proceden únicamente de
países asiáticos. Sin embargo, es preciso aclarar que la marcialidad
entendida como la actividad referente a la guerra, aparece en todas
las culturas, de las cuales derivan una infinidad de estilos de pelea
que históricamente se han aplicado para entrenamientos colectivos o
individuales.
De esta forma, podemos decir que las artes marciales surgieron en
cada pueblo de cada continente, pero debido a factores como las
conquistas o la globalización se hicieron unas más conocidas que otras
y entonces la alienación desempeñó un papel importante.
Las artes marciales pasaron de ser aplicadas solamente en las guerras
a convertirse en una actividad deportiva que actualmente practican
millones de personas sin límite de edad ni género.
Disciplinas como por ejemplo el Karate, Taekwondo, Jiu Jitsu, Judo,
entre muchas; se caracterizan no solamente por la formación física y
espiritual que le otorgan al practicante sino porque además, le obligan
a respetar una serie de reglas dentro de su aplicación al interior de un
tatami, ring, jaula o el escenario en que se realicen.
Las competencias siempre tienen como premio puntos, trofeos,
medallas, campeonatos, etc., pero para alcanzarlos se requiere
respetar las normas.
Los torneos de Artes Marciales Mixtas, aunque parezca que no poseen
reglas, también las tienen y todo ello deriva en la proclamación de
campeones en diversas categorías.
En conclusión, las artes marciales son deportivas pues existe una gran
concentración de esfuerzo físico regulado estrictamente. Tienen reglas
y eso queda muy claro desde el primer momento en que entrenas o
peleas en un ambiente controlado. Pero además puedes evaluar tu
progreso a través del escalamiento en cinturones, grados, medallas,
trofeos o campeonatos.
Las artes marciales también son parte de la formación que reciben
grupos policiales y militares en todo el mundo, aunque existe una
larga discusión entre profesionales sobre si ese tipo de instrucción es
efectiva, ya que una infinidad de factores durante una situación de
conflicto real harían ineficaces patadas voladoras, saltos acrobáticos y
otra serie de movimientos incluso con armas o a mano limpia.
Bajo ese principio, regresando al ejemplo de las patadas voladoras,
sería bueno que un o una practicante haga el experimento de
realizarlas primero con su uniforme de entrenamiento y luego con un
pantalón tejano o apretado como los que normalmente se usan e
incluso con un vestido de fiesta o de trabajo.
Claramente podrá notar la diferencia en la dificultad para ejecutar el
movimiento y se dará cuenta de que no será posible aplicarlo en una
situación de estrés a menos que durante todo el día realice sus
actividades con su ropa de entrenamiento.
Luego de esta breve referencia y más allá del atuendo, te hago una
pregunta.
Si durante mucho tiempo un individuo practicó un arte marcial y llegó
a ser cinturón negro muy avanzado, pero su cerebro siempre tomó
como referencia la existencia de normas, ¿podría desenvolverse
efectivamente ante un ataque callejero donde el victimario no pelea
por puntos, ni medallas, es violento, está armado y dispuesto a todo,
pero sobre todo, en su cabeza no existen reglas?
La respuesta la irás descubriendo más adelante…

La Defensa Personal

Como su nombre indica, el objetivo es defenderse uno/a mismo/a,


reaccionando ante el estímulo generado por un atacante.
Esta disciplina toma movimientos de las artes marciales aunque no
todos sus principios. De hecho, por ejemplo el Krav Maga (conocido
como el sistema oficial de combate que utilizan las Fuerzas de
Seguridad y Defensa de Israel), se construye con recursos del Karate,
Boxeo, Judo, entre otras, pero con la finalidad de causar severos
daños al agresor.
Sistemas de defensa personal existen muchos y cada cual brinda una
solución diferente a un mismo tipo de ataque. No obstante, el éxito
está en ejecutar la menor cantidad de movimientos con la mayor
efectividad posible.
Es importante recalcar que la diferencia entre las artes marciales y la
defensa personal radica en que la segunda no tiene un fin competitivo
ni tampoco deportivo. Aquí el objetivo es salvaguardar la integridad
de la víctima a toda costa y por lo tanto no hay reglas.
Aunque hay escuelas de defensa personal que evalúan a sus alumnos
mediante cinturones de colores, la verdad es que se trata de un
método cuya efectividad solo puede medirse en situaciones reales, de
riesgo extremo y donde el fin es precautelar la vida sin importar nada.
Los ataques pueden ser con diversos instrumentos: armas de fuego,
corto-punzantes, de filo, contundentes, etc. Sin embargo, es preciso
conocer cómo funciona y la dinámica que posee cada tipo de arma, ya
que intentar desarmar a un victimario sin tener este conocimiento
puede ser una mala idea con consecuencias muy graves.
Por esta razón, hay que rechazar la presencia de supuestos
instructores irresponsables que juegan con la vida de sus alumnos
enseñándoles cosas dignas de cualquier película pero ineficaces y
arriesgadas en la vida real.
Al no haber reglas, en la defensa personal se apela a todo tipo de
recursos como golpes en los genitales, luxaciones, fracturas,
rasguños, perforación de los ojos del atacante con los dedos de la
víctima, mordeduras, etc.
Para muchas personas esto puede ser muy polémico y exagerado,
pero lo cierto es que en la mayoría de ocasiones el delincuente o
atacante no tiene escrúpulos y lo menos que piensa es en la
integridad de la víctima. Entonces habría que preguntarse si quien es
objeto de la agresión no tiene derecho también a salir ileso.
Desde luego, esto también da paso a que cada lector haga un estudio
minucioso de lo que dice su legislación local acerca del uso de la
fuerza y las consecuencias que esto puede tener.
No obstante, la defensa personal también ofrece oportunidades para
controlar, inmovilizar y desarmar al victimario en cuestión de
segundos y con toda seguridad, siempre y cuando los entrenamientos
hayan sido guiados con total profesionalismo y responsabilidad.
Con esta información volveré a plantear la pregunta:
Si durante mucho tiempo un individuo practicó un arte marcial, llegó a
ser cinturón negro muy avanzado y su cerebro siempre tomó como
referencia la existencia de normas, ¿podría desenvolverse
efectivamente ante un ataque callejero donde el victimario no pelea
por puntos, ni medallas, es violento, está armado y dispuesto a todo,
pero sobre todo, en su cabeza no existen reglas?
Como te darás cuenta, la respuesta cada vez es más clara: Muy
probablemente No, a menos que incorpore la defensa personal a su
bagaje.
Si el sujeto del ejemplo es emboscado por otro que posee un cuchillo,
lo primero que hará muy posiblemente será crear un plan mental en el
que primero adopta una determinada posición de pelea, luego calcula
cierta distancia y finalmente elige activar un determinado movimiento
repasado miles de veces.
Sin embargo, su memoria le recordará que no debe atacar ciertos
puntos vitales y tratará de acoplar la situación a un contexto de
competencia deportiva porque para eso fue entrenado.
Pero todo esto de nada le servirá, pues el delincuente solo responderá
con el caos de una serie de ataques efectivos a distintas partes del
cuerpo, no importándole recibir algún impacto de puño o de pie, ya
que sabe que sus golpes, al ser con un cuchillo, son más mortales
dejando como resultado un orgulloso cinturón negro y campeón
mundial en cualquier disciplina desangrándose en alguna calle.
¿Te das cuenta ahora de la diferencia entre solo aprender un arte
marcial y defensa personal?
Por lo expuesto, no quiero que malinterpretes mis palabras y pienses
que hago de menos a las artes marciales. Nunca lo haría pues las he
practicado y respeto.
De hecho, entrenar un arte marcial es muy bueno, pero la clave está
en tener claro el contexto para el que te servirá y los objetivos que
buscas, como por ejemplo si quieres ser un campeón mundial, lo cual
es excelente.
La recomendación es que sigas practicando tu deporte favorito, pero
además aprendas defensa personal, de manera que tengas más
opciones para actuar cuando el peligro ya sea inminente y debas
reaccionar.
A propósito de reaccionar quiero contarte que existe algo más que es
muy importante que conozcas…

La Autoprotección
Al convertirse la defensa personal en la posibilidad de reacción ante
un ataque determinado, existen criterios profesionales que cuestionan
la efectividad de dicha acción, pues el agresor al actuar por sorpresa,
violencia y rapidez puede tener mayor ventaja. Se sostiene que la
acción siempre superará a la reacción y nunca será al contrario.
Para no dar demasiadas explicaciones complejas, basta con decir que
en el momento de una situación de estrés causada por un ataque
sorpresa, se generan una serie de cambios químicos en el cuerpo que
provocan efectos como parálisis, visión de túnel y pérdida de
percepción a través de los órganos de los sentidos.
Todo lo aprendido en los entrenamientos puede olvidarse en
fracciones de segundos, de manera que reaccionar en una situación
así en la que incluso el victimario está en situación de estrés podría
ser peligroso.
La solución a esto se llama autoprotección.
Resumiré la autoprotección como, “un conjunto de herramientas que
le permiten al individuo prevenir y adelantarse con mucha antelación
al peligro, de manera que llegar a utilizar algún recurso de defensa
personal sea lo último que se haga y cuando definitivamente no haya
más remedio.”
Con la autoprotección todo tipo de ataque es evitable. Robos,
secuestros, violaciones, peleas, etc., todos pueden prevenirse y para
ello existen técnicas que permiten examinar y escanear el entorno
para de esa manera, no estar en el papel de víctima.
Esto quiere decir que si estás en una situación de peligro debes
preguntarte qué pasó antes para haber llegado hasta ahí y qué no
hiciste para evitarlo.
Es útil señalar que la autoprotección no solo sirve de manera
individual, sino que puede aplicarse para cuidar la integridad de toda
tu familia, empresa, casa y demás ambientes en los que te
desenvuelvas.
De acuerdo con importantes investigadores, el nivel de prevención
que una persona tenga, pasa por algunas fases: existe una etapa de
total descuido por lo que ocurre en el entorno, luego hay una
condición de alerta, siempre vigilando; posteriormente otra de acción
plena de identificación y acción ante el peligro, etc.
No obstante, lo lamentable es que mucha gente se queda en la
primera etapa y por eso termina siendo víctima de ataques
“sorpresa”.
En todo caso, esta es materia que será abordada posteriormente con
mayor detalle en una nueva edición.
Recapitulando
Si logras cohesionar las artes marciales, la defensa personal y la
autoprotección, seguramente tendrás un conjunto de herramientas
altamente eficaces que te servirán, no solamente para defenderte a ti
mismo/a, sino también a tus seres queridos.
Puedes practicar artes marciales como deporte para formar tu cuerpo
y espíritu, pero también es recomendable que conozcas la
autoprotección como el elemento preventivo que te hará evitar llegar
a situaciones desagradables en las que tengas que aplicar la defensa
personal.
Sin embargo, la cosa no queda ahí e insisto, ¿crees que la reacción
siempre te dará ventaja ante un oponente?
Imagina esta situación:
¿Qué harías ante un tipo que de repente te apunta con una pistola en
la cabeza?
Si se te ocurre dar una espectacular patada voladora estarás muerto.
Si reaccionas y has entrenado defensa personal posiblemente
utilizarías una técnica de desarme que podría o no funcionar
dependiendo de diversas circunstancias.
Sin embargo, en un momento como ese en el que tu cerebro no
puede controlar totalmente tus movimientos es posible que falles e
incluso seas el propio culpable de que el proyectil entre en tu cabeza.
Como podrás notar, la reacción podría llevar al error, pero el
escenario cambia cuando logras aplicar una acción que te anticipe a lo
que puede suceder.
Un caso:
Si observas que un sujeto sospechoso se acerca con las manos dentro
de los bolsillos de su pantalón y está dispuesto a violar tu espacio
personal, lo primero que deberás hacer es advertir que algo malo
sucederá, luego sospechar que el individuo trae un arma y finalmente
anticiparte con una acción que el posible agresor no espere.
Por supuesto, esto en el caso de que el sujeto sea un total
desconocido ya que si se trata de un amigo o familiar, tal operación
no sería necesaria.
Cuando me refiero a una acción anticipatoria, apunto a algunas como
por ejemplo, gritar, correr o la más arriesgada pero quizás la más
segura, abalanzarte sobre el victimario impidiéndole que saque las
manos de los bolsillos, bloquear sus movimientos y mediante algunos
recursos, inmovilizarlo, desarmarlo y huir.
Posiblemente alguien podrá cuestionar lo aquí descrito, pero lo cierto
es que en una situación de peligro real, la víctima tiene las de perder
pues posee sentimientos de moral que el victimario no tiene.
Mientras la víctima piensa en la integridad del victimario, este sabe
que si tiene que hacer daño lo hará sin importarle el futuro de la otra
persona o la de su familia.
Entonces la pregunta debería ser: “¿Prefiero cuidar mi integridad o la
de mi agresor?”
En este punto es imprescindible que entiendas lo siguiente, nadie
tiene derecho a agredirte, nadie tiene derecho a violar tu
espacio personal y por esa razón estás en pleno derecho de
actuar.
Desde esta perspectiva tú decides si quieres ser parte de las
estadísticas de personas que han muerto a manos de sus atacantes o
mejor utilizas un mecanismo que salve tu vida.
La autoprotección es vital para detectar el peligro antes de que
aparezca. Implica poseer recursos para identificar lo que va a pasar
en tu entorno a varios metros a la redonda e incluso tener las
herramientas para actuar físicamente.
Es común escuchar infinidad de noticias donde la delincuencia ganó la
partida, pero también están aquellos casos de personas que
previnieron el peligro y salvaron su integridad y pertenencias.
Debo insistir en que todo tipo de acciones delictivas y violentas son
totalmente previsibles y prevenibles. Por eso, si pones en práctica al
menos uno de los elementos que te voy a dar en este libro, evitarás
ser víctima.
Quiénes Pueden Utilizar La Autoprotección
Y La Defensa Personal
Seguramente te preguntaste qué significa la portada de este libro.
Responderé esa interrogante.
Al colocar la imagen de una mujer no pretendo aseverar que se trata
de un texto exclusivo para ese sector de la población, sino todo lo
contrario. Es una lectura recomendada para cualquier persona.
Lamentablemente, en muchas sociedades la mujer es vista como un
ser débil e incapaz de protegerse por sí mismo, cuando la realidad es
que ellas son fuertes en todos los sentidos, aunque en una gran parte
de los casos no se animan a actuar cuando de defender su integridad
física se trata.
La intención es plasmar la idea de que si ellas o cualquier persona no
deciden o se atreven a protegerse por sí mismos, nada cambiará y si
experimentan cotidianamente situaciones violentas, estas seguirán
sucediendo y terminando muchas veces de forma fatal.
Entonces, si la presente obra es para conocimiento general implica
que la autoprotección y la defensa personal también lo son.
En una ocasión un joven de complexión delgada y gruesos lentes se
acercó para preguntarme si creía que una persona como él podría
defenderse de la delincuencia que acecha en la calle.
A aquel muchacho, que me recordó cómo era yo de niño, le respondí
que por supuesto e incluso que las habilidades y estrategias que
durante años he aprendido, él también podría hacerlas formar parte
de su vida.
El chico insistió en que por mi apariencia física, para mí eso sería
posible pero no para él, ya que a su criterio, saber protegerse solo
servía para gente fuerte y en excelente estado físico.
Completé mi respuesta añadiendo que estaba equivocado, pues de
hecho, la autoprotección sirve para todas las personas, desde un niño
pasando por un joven, un adulto, un anciano, una mujer, una persona
con discapacidad… En fin, para todo ser humano que esté dispuesto a
cambiar su forma de pensar y a cuidar su integridad.
Desde luego, es objetivo aclarar que el entrenamiento se da en dos
planos.
El primero es teórico-práctico, explicando todos los fundamentos de la
autoprotección y la operatividad que posee ante distintos tipos de
escenarios.
Aquí pueden verse aspectos como la psicología y accionar del
delincuente o del agresor, situaciones comunes y diferentes tipos de
ataques, prevención ante diversas formas de violencia, etc.
El segundo plano es el físico, que implica el desarrollo de destrezas y
habilidades para actuar en casos de arremetidas con cualquier tipo de
arma, peleas con objetos o a mano limpia, enfrentamiento con uno o
varios oponentes, entre otros.
Bajo estas consideraciones, vale la pena recalcar que cualquier
persona puede hacer uso de la autoprotección, porque de lo que se
trata es de aplicar una serie de estrategias que pueden ponernos en
prevención y anticiparnos a cualquier tipo de peligro.
Pongamos ejemplos:
Un niño pequeño, que haya sido instruido previamente, podrá
identificar el escenario de un posible secuestro y actuar de manera
disuasiva, por ejemplo gritando para llamar la atención de las
personas a su alrededor, algo tan sencillo pero muchas veces
menospreciado por los padres.
De esta manera, podrás darte cuenta de que un grito no solo puede
ser molesto, sino que bien aplicado salva vidas.
Si te preguntas qué poder puede tener un grito para poner a correr a
un supuesto secuestrador, la respuesta es que una de las
características del delincuente es que no quiere ser identificado ni
tampoco desea perder tiempo, por lo que ante un ambiente con
demasiados testigos lo que preferirá es huir.
Sin embargo, es útil aclarar que no todos los delincuentes tienen estos
patrones en su cabeza, por lo que en el mismo caso del niño, la
autoprotección también deberá dirigirse a los padres, para que sepan
evitar dejar a sus hijos en situaciones de riesgo.

En el caso de los niños, la autoprotección debe ser fundamental y si


no se enseña en las escuelas es obligación de los padres educarse
para transmitir este tipo de conocimiento o buscar un mentor privado.
Para los menores de edad, el entrenamiento físico es bueno a través
de la práctica de cualquier arte marcial, pero en términos de defensa
personal debe hacerse con estricta prudencia, debido a que sería una
irresponsabilidad enseñarles técnicas ineficaces y peor aún el manejo
de armas, dependiendo sobre todo de las leyes que se apliquen en
cada país.
¿Quieres otro ejemplo?
Habrás visto en muchas ocasiones por televisión, la secuencia de una
mujer que sale de casa, se dirige hacia su coche y cuando se dispone
abrir la puerta del vehículo es atacada por un encapuchado que trae
consigo un cuchillo o una pistola.
La mujer, sometida bajo insultos y amenazas, es despojada de sus
pertenencias y si tiene suerte, quedará ahí sola, paralizada y sin sus
cosas o en el peor de los escenarios, podría terminar gravemente
afectada.
Desde la autoprotección, esto pudo evitarse.
El error de la chica fue haber estado en total descuido de su entorno
todo el tiempo.
Un delincuente nunca aparece de la nada y aunque se oculte, debe
recorrer una distancia desde su escondite hasta llegar al objetivo.
Dicha distancia también se traduce en tiempo que la víctima tiene que
usar en su beneficio.
Sin embargo, podemos incluso ir más atrás y declarar que antes de
salir de su casa, la mujer pudo emplear unos segundos de su tiempo
para observar en todas direcciones e identificar si existía algo que
genere sospecha.
Por supuesto, regresando al momento de la agresión, mencionaré que
ella podría haber aplicado algún recurso de defensa personal, pero
(aunque suene paradójico) no desde la reacción, sino a partir de la
acción.
Uno de los cuestionamientos que se usan en la Programación
Neurolingüística como paso para establecer objetivos es “¿qué pasa
si…?”
Dicha interrogante también la utilizaremos aquí.
Supongamos que un individuo es un gran conocedor de la
autoprotección. Sin embargo, ¿qué pasa si en cierto momento se
encuentra en un lugar que él considera completamente seguro,
rodeado de personas, pero de repente una de ellas saca a relucir un
arma y está dispuesta a usarla?
La autoprotección entonces no habrá servido de mucho, fue una
situación quizás imposible de prever, pero hay que actuar. Entonces,
es el momento de poner en ejecución otro tipo de conocimiento
basado en habilidades físicas.
Habrá que enfrentarlo, desarmarlo y tratar de salir con la menor
cantidad de heridas que, sobre todo, no comprometan la vida de
quien se defiende y tal vez también del atacante.
De esta manera, regresamos al hecho de que la autoprotección y la
defensa personal pueden ser para todos y la sinergia de ambos
conceptos da mayores probabilidades de sobrevivir.
Es prioritario recalcar que aprender habilidades físicas de
autoprotección no garantiza el éxito debido a factores que no se
encuentran en los ambientes controlados de entrenamiento, como por
ejemplo un gimnasio.
Ante un ataque inesperado y violento, los sentidos dejan de funcionar
correctamente. Tu cuerpo se paraliza y el miedo se apodera de la
consciencia. De esta manera, aunque se hayan aprendido 400 o 500
técnicas de defensa personal en el momento de la crisis el cerebro no
recordará ninguna de ellas.
Por esta razón, no es necesario aprender 100 tipos de desarmes para
un mismo tipo de ataque, sino más bien, identificar principios y
recursos básicos y sencillos que funcionarán mejor.
Por ejemplo, ante la agresión con un cuchillo lo más útil quizás sea
agarrar la mano del atacante con desesperación, pero a partir de ahí
la idea es ejecutar un desarme previamente entrenado, que aunque
provoque cortes a quien se defiende, no le significará perder la vida,
cosa que sí sucedería si la víctima solo espera pasivamente que le
llegue el impacto en cualquier parte del cuerpo.
Ante esto es imprescindible advertir que lamentablemente,
especialmente en Internet, existen vídeos donde personas realizan
demostraciones de desarmes demasiado fantasiosos, pero que quien
los observa y no tiene suficiente preparación toma como efectivos sin
saber que está poniendo en riesgo su existencia.
En el caso de actuar ante un individuo armado siempre existe la
posibilidad de salir herido, sin embargo te pregunto, si el ejemplo
fuera con un cuchillo, ¿prefieres salir con un corte en la mano, en la
ropa o en el rostro o terminar con un corte en la yugular o cualquier
otra parte del cuerpo que acabe con tu vida?
Lo que quiero decir con esto es que sí, es preferible tener un corte
relativamente menor antes que morir sin haber intentado siquiera
defenderse.

Recapitulando
Debes tener la seguridad de que la autoprotección sirve para todos.
No importa si eres mujer u hombre, si estás embarazada, si eres un
anciano o un niño, posees una discapacidad, etc. Lo importante es
que si conoces ciertos principios elementales, podrás tener una vida
tranquila.
Todo lo expuesto no sugiere andar por las calles como una persona
paranoica, viendo agresores por todos lados, pero sí incita a aprender
herramientas para identificar y adelantarse al peligro.
En cuanto a la defensa personal, no importa lo fuerte o lo grande que
sea tu agresor si sabes lo que tienes que hacer y la manera correcta
de ejecutarlo.
Este libro no pretender ser un curso, pero sí un resumen básico y
sencillo de muchos conceptos que hacen la diferencia entre la fase
ideal en la que se usan movimientos de película y otra fase real donde
los ataques son violentos, rápidos e inesperados.
Algunas Pistas Que Salvarán Tu Vida

Esta primera edición tiene como fin solamente darte algunos


conceptos básicos para que decidas aprender a protegerte, con la
seguridad de que es posible andar tranquilo y sin miedo por las calles.
No obstante, a continuación de daré algunos tips en materia de
autoprotección que puedes aplicarlos de inmediato y sentir que
puedes anticiparte a eventos peligrosos provocados por la
delincuencia y la violencia social.
Por supuesto, te invito a estar atento a una próxima edición en la que
profundizaremos en el tema.

Conoce tu Espacio Personal


Tu Espacio Personal, (TEP como yo lo abrevio), es aquella zona
solamente tuya, que nadie debería violar o ingresar en ella sin tu
consentimiento.
Imagina que estás parado y tienes un círculo a tu alrededor. Muchos
investigadores le dan a esa circunferencia medidas de diámetro
diferentes, pero yo te sugiero que no tenga más de un metro.
¿Para qué sirve eso?
Esta distancia es la que la persona que quiera atacarte nunca debería
sobrepasar. Si esto llegara a suceder, ten por seguro que serás
golpeado/a de diferentes maneras y si no posees los conocimientos
apropiados, muy difícilmente saldrás bien librado/a.
Por otra parte, si te percatas de que el victimario está acortando su
distancia de desplazamiento y se acerca al límite de tu espacio
personal, tendrás la oportunidad de tomar varias decisiones, una de
ellas salir corriendo u otra, pelear.
Debo advertir que, aunque te proporciono un dato, eso no quiere
decir que tú mismo/a no puedas poner tu propia distancia de espacio
personal.
Habrá personas para las que esa medida no será de un metro, sino de
dos, tres o cuatro. Lo importante es identificar que cuando ese límite
es violado, algo malo está por venir y es preferible evitarlo o actuar si
la situación ya es demasiado extrema.
Como te darás cuenta, el espacio personal marca una diferencia
importante en el resultado de una confrontación.
Lamentablemente, muchas personas lo desconocen y por eso es
común observar escenas donde dos sujetos discuten airadamente
nariz con nariz, hasta que uno de ellos decide dar el primer golpe y
este puede ser a veces fatal.
TEP también sirve para marcar distancia con individuos que aunque
no parezcan agresivos, sí pueden tener malas intenciones.
Por ejemplo, ha habido casos de personas que permitieron que otras
traspasen su límite para ofrecerles productos o entregarles papeles u
otros objetos. Estos previamente fueron impregnados con sustancias
imperceptibles que causan la pérdida de consciencia.
Una de estas drogas se conoce en mi país como Escopolamina y tiene
la particularidad de que al contacto con la piel, nariz o boca de la
víctima, anula su voluntad quedando totalmente a merced del
delincuente, quien la persuade para llevarlo a su casa o a un cajero
automático donde le despoja de sus pertenencias e incluso, la
conduce a otro lugar donde será objeto de todo tipo de agresiones y
abusos.

Observar las manos de quien se acerca


Imagina ahora que estás parado/a cuidando tu espacio personal. Sin
embargo, más allá de tus precauciones, un sujeto con claras
intenciones de atacarte se acerca y no tienes adonde escapar.
En ese momento debes tener en consideración un detalle que no debe
pasar desapercibido: la posición de sus manos.
Existen dos tipos de agresores, aquellos que te permiten ver sus
manos y los que no.
En el primer caso es fácil determinar cómo serás atacado/a.
Puede ser que en principio no tenga nada en sus manos y entonces
podrías enfrentarte a golpes; pero también es posible que se acerque
con un arma de cualquier tipo, ante lo cual deberás aplicar una
estrategia diferente.
Sin embargo, son también peligrosos aquellos victimarios que no te
permiten ver sus manos, ya sea porque las tienen ocultas dentro de
sus bolsillos o detrás, en su espalda.
Al respecto, hay dos posibilidades:

Que no tenga nada en sus manos o en sus bolsillos, algo poco


probable si estamos hablando de un atacante violento.
Que lleve algo en sus manos o en sus bolsillos, como una
manopla, una navaja, un arma de fuego o cualquier instrumento que
le sirva para causar daño.

Si tiene algo o no, es imposible saberlo hasta el momento en que el


agresor decida mostrar sus manos. Sin embargo, la única solución es
que en el momento en que viole tu espacio personal, abalanzarte
sobre él y evitar que saque sus manos para luego proceder a
inmovilizarlo.
Esto, por supuesto, suena complicado y peligroso y por ello hay dos
alternativas, la primera aprender a prevenir para nunca estar en un
escenario como el descrito y la segunda conocer estrategias físicas
apropiadas de defensa personal.
Cabe recalcar que estos movimientos deben ser enseñados por
profesionales en la materia, ya que si no es así el alumno podría
poner en peligro su vida.
Para que tengas una noción de lo que significa no prestar atención al
detalle de las manos, puedes fácilmente encontrar en Internet vídeos
donde incluso oficiales de Policía reciben sorpresas desagradables
cuando permiten que algún sospechoso se les acerque con las manos
en los bolsillos porque escondían armas o no hacen caso de la orden
de poner dichas extremidades donde se las pueda ver.
Siempre ser consciente de lo que sucede en el
entorno
Posiblemente la mejor de las estrategias de autoprotección consiste
en ser conscientes constantemente de lo que sucede en el entorno.
Esto aplica al entrar o salir de casa, tomar el bus, subir a un coche,
llegar o salir del trabajo o lugar de estudios… Siempre es necesario
prestar atención a detalles que resulten sospechosos o inhabituales,
como por ejemplo gente extraña, vehículos desconocidos,
movimientos inusuales, etc.
Esto no siempre es un indicador de peligro, pero vale la pena no dejar
de observarlo.
Es común ver en las calles a personas que caminan concentradas en
su teléfono móvil o cualquier dispositivo similar. Para ellas, el mundo
pasa totalmente desapercibido porque su atención está en el aparato
que llevan en las manos.
Desplazarse de esta manera no solo puede ocasionarles una caída o
tropiezo, también pueden ser atropelladas por un vehículo, pero lo
más importante es que se exponen y quedan a merced de cualquier
individuo que intente hacerles daño.
La vigilancia del entorno no debe darse solo en las calles, aplica en
todo tipo de ambientes, incluso los más complejos como por ejemplo,
un ascensor.
A propósito, imagina que subes a uno de esos aparatos, ¿te has
preguntado alguna vez en qué parte deberías ubicarte? Si hay alguien
dentro y deseas entrar, ¿cuál es el lugar más seguro?
Te lo voy a responder sin que esto se entienda como la intención de
crear en ti un miedo innecesario, pero recuerda la pregunta “¿qué
pasa si…?”
Si entras a un ascensor en el que hay un sujeto extraño según tu
percepción y pasas a ubicarte en el fondo, definitivamente corres
riesgo pues si la intención del individuo es atacarte, no tendrás
adonde escapar y el limitado espacio físico también restringe cierto
tipo de movimientos defensivos.
Por el contrario, si entras y te colocas en la entrada, cerca de los
botones de control y sin dar la espalda a quien esté dentro, en caso
de ser agredido tienes más posibilidades de oprimir los botones, lograr
que las puertas se abran y salir, evitando así daños severos en tu
integridad.
Sin embargo, a pesar de lo explicado, debo decirte que si ves a
alguien extraño, lo más seguro será hacer caso a tu sexto sentido y
no subir al ascensor. Es preferible perder un minuto más esperando el
siguiente turno, que arriesgarse a que algo malo suceda.

Recapitulando
Como ya te he comentado en capítulos anteriores, muchas veces
pueden verse por diferentes medios vídeos espectaculares en los que
personas hacen desarmes de todo tipo.
Sin embargo, hay que diferenciar entre la realidad y la fantasía.
En la fantasía todo sale a la perfección, pero la realidad es
complicada, indescifrable.
Ningún recurso físico de defensa que aprendas, funcionará en la
realidad al 100% tal y como lo entrenaste debido a que existen
diferentes condiciones ambientales y emocionales que hacen que todo
sea un caos.
Esto quiere decir que aunque hayas practicado mil técnicas, ninguna
aparecerá por tu mente en el momento de necesitarlas
verdaderamente, pues el estrés bloquea el funcionamiento normal del
cuerpo y entonces el miedo se apodera provocando incluso la
parálisis.
Ante esta situación, lo único que funciona es el instinto de
conservación y si este fue previamente complementado con un
entrenamiento especializado con recursos más sencillos y menos
complicados, existen mayores probabilidades de sobrevivir.
Recuerda que los ataques suelen ser violentos e impredecibles, pero
actuar en lugar de solo reaccionar genera más posibilidades de éxito
para la víctima.
Si esperas a tener un cuchillo en tu cuello para poner en práctica un
desarme, hay altas probabilidades de que falles, porque el delincuente
no estará predispuesto a dejarse desarmar ni actuará pasivamente.
Por esa razón es imprescindible prepararse tomando en cuenta todos
los factores que podrían darse y que anularían el intento.
En el sistema que propongo, planteo que los principios reales y
sencillos son más decisivos que una técnica mal enseñada.
Esto explica por qué han existido casos de personas que ante el
peligro lograron hacer movimientos efectivos para salvar sus vidas y
sin nunca haber recibido una preparación en defensa personal.
Reflexiones Finales
Todo lo que te acabo de contar es simplemente un grano de arena en
el desierto inmenso del conocimiento de la autoprotección y la
defensa personal.
En próximas publicaciones te iré resumiendo mis aprendizajes con
grandes maestros, acerca de qué es lo que sucede en la mente de los
criminales, por qué siempre tienen éxito en detrimento de las víctimas
y cómo establecer un plan de autoprotección de forma efectiva.
Te contaré también qué NO es la autoprotección y la importancia de
identificar la delgada línea que dice quién es la víctima y quién el
victimario.
Aunque parezca complicado, también te diré qué hacer y qué
movimientos aplicar cuando estés ante el ataque de un tipo de arma
determinado.
Todos estos elementos configuran un conocimiento que es muy
importante en tu vida y espero que estas breves líneas hayan
despertado en ti, al menos, la curiosidad para querer aprender más y
por supuesto, generar la consciencia de que protegerte o no es tu
decisión.
Nunca podrás encontrar un policía en el momento justo en que tengas
una emergencia y esto es porque físicamente es imposible que
cualquier gendarme acuda a ti apenas se genere el hecho delictivo.
Si quieres un ángel de la guarda, pues conviértete en él, para cuidar
tus propios pasos.
Aprendiendo autoprotección te darás cuenta de que las cosas pueden
verse de manera distinta y podrás caminar por las calles sin tenerle
miedo a la delincuencia o a la violencia social.
Podrás ver que a través de la autoprotección y la defensa personal
tienes más confianza en ti mismo/a, serás una persona alegre y
tranquila, controlarás mejor tus emociones y al mismo tiempo, tendrás
una nueva perspectiva de lo que podrás hacer cuando adquieras
importantes habilidades.
De esta manera me despido hasta mi próximo libro, donde te seguiré
dando más claves para proteger tu vida y la de los tuyos.
Y si mientras tanto quieres contactar conmigo para obtener más
información, lo puedes hacer por estos medios:
Email:
reacciontotal@gmail.com
contacto@estrategiasdeautoproteccion.com
Web: www.estrategiasdeautoproteccion.com

Hasta pronto.
Tu amigo,

Carlos A. Proaño P.

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