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El siguiente material, es una traducción realizada

por fans y para fans.


Beautiful Coincidence no recibe compensación
económica alguna por este contenido, nuestra única
gratificación es el dar a conocer el libro, a la
autora, y que cada vez más personas puedan
perderse en este maravilloso mundo de la lectura.
Si el material que difundimos sin costo alguno, está
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invitamos a adquirirlo.

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Página
LIBRO GANADOR
DEL PRIMER
RALLY DE
CONTINUACIONES
3
Página
Cynthia L Itorres Meli Eli
Femme Fatale Scherezade

Cynthia L Jess Nora Greene


DianaX lauu lr Scherezade
rihano Leon Femme Fatale
Lorena

Scherezade, Meli Eli

Scherezade
4

Scherezade
Página
Jay Crownover
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Honor (The Breaking Point #1)
5
Página
N
o hay muchas cosas que decir sobre ella,
ama los tatuajes y las perforaciones e
incluso tiene gran parte de ellos en su
cuerpo. No ha visto su color natural en su
cabello desde hace mucho tiempo. Vive en Colorado
con sus tres perros, los cuales están totalmente locos, y
ama la nieve. Ha sido bartender desde la Universidad, pero su gran sueño es
ser estrella de rock en lugar de escritora, aunque lamentablemente no tiene
el talento para cantar, así que esto es lo que hay. Ama escribir y leer, sobre
todo libros donde los personajes pueden transmitir y hacer que el lector
sienta algo. Marked Men fue su primera serie de libros publicados, seguida
por su serie Welcome to the Point; y a partir del próximo año The Saints of
Denver.
Marked Men:

 Rule
 Jet
 Rome
 Nash
 Rowdy
 Asa

Welcome to the Point:

 Better When He’s Bad


 Better When He’s Bold
 Better When He’s Brave
 Honor: Libro sobre Nassir y Honor (11/2016)
 Sin Título: Libro sobre Stark
 Sin Título: Historia de Booker y Karsen

The Saints of Denver:


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 Leveled (02/11/2015)
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 Built (05/01/2016)
 Hooked (08/2016)
Jay Crownover la autora mejor vendida de acuerdo al New York Times y USA
Today, presenta en su tercera novela dentro de la sexy y emocionante serie
Welcome to the Point, a una mujer buscando el arrepentimiento, lo que la lleva
hacia un hombre de su pasado al que no puede olvidar, mientras unen sus fuerzas
para salvar su ciudad... y el explosivo amor sin el que ninguno de los dos puede
vivir.

T
itus King siempre ha visto su mundo en blanco y negro. Hay un firme
correcto e incorrecto en su mente, por lo que cuando era un
adolescente dejó atrás a la única familia que había conocido para
crear una vida mejor para sí mismo. Ahora, como un detective de la policía
en una de las peores ciudades del país, no puede negar que su vida se ha
vuelto de un millón de diferentes tonos de gris.

El nuevo elemento criminal en The Point ha traído la venganza y la


destrucción directo a la puerta principal de Titus, y caminar por el buen
camino parece mucho menos importante ahora. La diferencia entre el bien
y el mal no es nada en comparación con mantener con vida a sus seres
queridos. Para añadirse a su ya tensa brújula moral, la bella y misteriosa
Reeve Black ha hecho su camino de regreso a la ciudad. Esta chica podría
ser tan peligrosa para Titus como el chico tratando de destruir The Point pero
él no puede apartarse porque la necesita... en más de un sentido.

Reeve sabe todo acerca de la amenaza que intenta destruir The Point.
Ella sabe cómo de despiadado, vicioso, y cruel puede ser este nuevo
peligro... y en lugar de huir, quiere ayudar. Reeve sabe que tiene mucho de
lo cual arrepentirse y salvar la ciudad, además de al ardiente policía que no
ha podido olvidar, podría ser la única manera de que finalmente pueda
encontrar algo de paz interior.

Con toda una ciudad en equilibrio sobre el borde de la guerra, Titus y


Reeve se interponen en el fuego cruzado... y se necesitará de dos almas
valientes para luchar por el amor supremo.
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Página
TITUS
EN EL PRINCIPIO DEL FIN.

P
loc… ploc…
Plas… plas…
Trac… trac…
Clanc… clanc…
Pi… pi…
Paf… paf…
—JODER…
Gruñido…

Traté de levantar la cabeza después de la segunda vez que el tubo


metálico se estrelló contra mi nuca, pero fue demasiado. Mis oídos estaban
zumbando, y sangre caía en cada centímetro de mi cara y caí en el frío
suelo de cemento bajo mis botas. No quería pensar sobre lo profundo que
era ese charco o lo grande que se estaba haciendo. Esa era mucha sangre.
Demasiada sangre. Toda mía. No podía mantener mis ojos abiertos por más
tiempo, por lo que no podía ver a los hombres dispersándose a mí alrededor
mientras se tomaban turnos con los puños y lo que sea que podían encontrar
para golpearme en donde estaba encadenado a la tubería expuesta
encima de mi cabeza. Hice repiquetear las esposas, esposas que usaba
diariamente para intentar mantener esta ciudad bajo control, pero sabía
que no iba a liberarme muy pronto.

El sonido de un tubo metálico arrastrándose por el suelo mientras uno


de mis agresores se movía cerca de mí, hizo que lo último poco de aire que
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sobrevivió al último golpe, saliera de mis pulmones. El simple acto de respirar


me hacía sentir como si fuera a sacar todas mis entrañas, por lo que cerré
mis ojos lo más fuerte que pude para evitar que esos brutales hijos de puta
vieran lo efectivamente que me estaban rompiendo con puños y metal. Mi
cuerpo estaba derrumbándose lentamente bajo el torturante ataque
violento, pero mi voluntad, mi motivación de nunca dejar que un tipo como
él ganara, nunca se rompería.

Moriría en este hoyo de mierda en las manos de estos asesinos y


bribones, y no importa cuánto me lanzaran, cuánto intentaran romper el
contenedor en donde estaba mi braveza, mi llamado a mantener el mundo
a salvo de personas como estas, nunca se extinguiría. Nunca cedería, nunca
me rebajaría, y nunca dejaría que un tipo como Conner Roark ganara.

Escupí un trago de sangre, el fuerte sabor a cobre llenaba y cubría


cada superficie en carne viva en el interior de mi boca. Me las arreglé para
mover el cuello lo suficiente para ver los impenetrables ojos negros mirán-
dome. No había gozo en esa oscura mirada, no había victoria de que me
tuviera exactamente en donde me quería. No había satisfacción. No había
nada más que vacío, y completo vacío en el lugar en dónde algún tipo de
humanidad debería vivir. Había visto esa expresión antes. El padre de mi
hermano menor la había tenido cada día durante años mientras volvía esta
ciudad un putrefacto pozo negro de ilegalidad, desenfreno, y caos. Era la
peor ciudad que cualquiera podía escoger para intentar servir y proteger, y
aun así eso es lo que hice con cada aliento que tomaba. Era un gueto en
ruinas gobernado por hombres peligrosos y mujeres duras, pero era mi ronda
y sus ciudadanos eran mis hombres peligrosos y mujeres duras para proteger.
Muchos de ellos eran mi familia y mi corazón. No era solo mi trabajo, era mi
llamado. Lo que yo era. The Point no tenía espacio para héroes, pero yo era
lo más parecido a eso que este lugar alguna vez iba a tener. No es como si
me sintiera muy heroico encadenado y golpeado, sabiendo que este es mi
final.

Lo miré con los ojos entrecerrados a través de la sangre cubriendo mi


cara, retorcí los labios inflamados en algo que tenía que parecerse a una
sonrisa horripilante, y le dije inexpresivamente:
—Jódete. Me matarás antes de que me rompa.

Mis ásperas palabras temblaron con lo último del poco de aire que
estaba tosiendo fuera y dentro de mis obviamente lastimados pulmones y
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luego ya no pensé más, porque otra ronda de golpizas empezó, y ahora


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alguien había encontrado un bate de béisbol y por la forma en que conectó


con mi rodilla me hizo gruñir y colapsar, por lo que lo único que me mantuvo
derecho mientras los matones me golpeaban eran mis muñecas inflamadas
y moreteadas que estaban sujetadas con las esposas encima de mi cabeza.

En una sangrienta y vaga neblina pensé que vi a Roark sacudir la cabe-


za, y cuando habló, el tenue acento irlandés en su tono, rasguñó mi piel rota
y sangrante como un millón de esquirlas de vidrio. Él era un asesino, un
mentiroso, un tsunami criminal con cero arrepentimientos y remordimientos.
No debería de tener una voz que sonaba como colinas verdes y desenfadas
canciones folk. Debería de tener una cola y cuernos y sus palabras deberían
de oler como humo y azufre con cada sonido que pronunciaba. Conner
Roark era la encarnación más cercana al diablo con la que alguna vez me
había topado y eso era decir mucho, considerando que vivía de perseguir
demonios y todo tipo de seres caídos que llamaban a mi ciudad, mis calles,
y mi propia versión personal de casa infernal. Había tomado una justa
cantidad de villanas mentes maestras en mi rol de detective de homicidios
en una de las ciudades más peligrosas y corruptas del mundo. Era un lugar
que estaba tan mal, tan oscuro, tan perdido en el crimen y la violencia que
no tenía un nombre… simplemente la llamábamos The Point. Era el punto
final, el punto de quiebre, el punto sin regreso… era un lugar en dónde solo
los fuertes sobrevivían y todos los demás estaban condenados a morir
intentándolo.

El tubo de metal se estrelló dolorosamente contra mis ya jodidas costillas


y todo se puso negro en mi ondeante visión.

Gruñí incluso cuando luchaba por mantener al mínimo cada reacción


que estaban sacando de mí.

—Todo esto por una chica, por una ciudad que nunca te retribuirá tu
sangre y sacrificio. En serio, detective King, pensé que probarías ser más que
un desafío. Ella te hizo suave. Te hizo débil. Todos los hombres de esta ciudad
se distrajeron por sus pollas sacudiéndose y olvidaron que había una guerra
en curso. No hay chica por la cual valga la pena morir.

Tosí y escupí otro trago de sangre y dejé que mi cabeza cayera


adelante mientras jadeaba una ruidosa risa.
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—Puedes matarme. Puedes quemar esta jodida ciudad hasta los


cimientos. Puedes hacerle lo peor a cualquiera y a todos aquellos que se
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atrevan a llamar a este lugar casa, pero incluso después de que extiendas
el desperdicio aun así todavía no tendrás lo que quieres… una chica por la
que sí vale la pena morir. Ella te matará primero.

Apreté los dientes y ceñí las manos en los enlaces de las esposas para
poder mirar a mi captor a los ojos mientras escupía la cruel y brutal verdad
que sabía lo llevaría hasta el borde.

Le dije sobre la chica, quien ahora era mi chica, y cómo ella iba a traer
el mundo que Roark estaba intentando destruir hasta él y lo enterraría
debajo de él cuando averiguara que desaparecí. Entendía algunos cuantos
puntos que llevarían de vuelta al punto por el que sabía lo que estaba
tramando, entendía su verdadera motivación incluso si parecía caótica y
poco clara para todos los demás.

Un tic inició en la mejilla de Roark y dio unos pasos más cerca hacia
dónde estaba colgando desangrándome lentamente hasta morir desde
adentro hacia afuera. Se detuvo cuando las puntas de sus botas estaban
tocando las mías cubiertas de sangre. Le sentí poner un dedo debajo de mi
barbilla mientras hacía mi cabeza hacia atrás para vernos el uno al otro.
Tenía una mirada que me era familiar tanto en oscuridad como en locura.
Roark llegó a su locura e implacable desprecio por la vida humana natural-
mente. No había nada de genética retorcida.

—¿Tu chica? —La voz acentuada era dura, furiosa, y sabía que había
tocado un nervio tierno.

Solté una risa que sonaba más como un ruido moribundo, y sentí un
fugaz momento de satisfacción cuando algo de mi sangre cayó en su cara.
Éramos casi de la misma altura, y si no hubiera estado colgando y roto,
estaríamos ojo con ojo. Tenía solidos 20 kilos más sobre Roark y sabía cómo
luchar tan sucio como el otro tipo, pero a lo que nunca sería capaz de
sobreponerme, lo que siempre les daría a hombres como ellos la delantera
sobre hombres como yo, era el hecho de que todavía tenía un corazón.
Todavía me importaba. No importa cuán duro continuaba pateándome a
la basura esta ciudad, no importa cuántas veces tuve que escoger entre mi
familia y lo que estaba bien, no importa cuántas veces me recordaron que
vivía en un lugar ausente de justicia y luz… todavía me importaba. Todavía
tenía esperanza. Todavía quería ser una fuerza que luchara por lo correcto
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y la pequeña cantidad de bien que podía encontrarse escondida en grietas


y oscuridad, y todavía amaba. Mi corazón estaba protegido por un
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monstruo que vivía muy dentro de mí, pero esa bestia lo había mantenido
seguro mientras arañábamos este horrible lugar.

Amaba a mi hermano incluso cuando él era un idiota de mente


criminal. Amaba mi trabajo. Amaba a mi pequeño círculo de amigos que
más que seguido estaban del otro lado de la ley. Amaba a mi madre incluso
cuando ella era una borracha de toda la vida sin interés en rehabilitarse… y
amaba a mi chica.

La chica. Por la cual moriría. Aquella por la cual lucharía esta guerra
que Roark había empezado, y si esta era la forma en que me tocaba salir,
que así fuera. Moriría por tener un corazón, pero al menos sabía que iba a
irme por una jodida razón valiente e importante.

—Mía. —Le di otra sonrisa grotesca mientras él dejaba que mi cabeza


cayera, mi cuello estaba demasiado golpeado para sostener el peso—. Ha
sido mía desde el segundo en que le dio la espalda a Novak y su pandilla.
Ella solo cayó contigo porque me deseaba y no sabía cómo pedirlo. Pensó
que podrías mantenerla segura como sabía que yo lo mantendría. ¿Cómo
se siente saber que no fuiste para ella nada más que un pobre sustituto de
mí? Cada vez que la llevabas a la cama era en mí en quien pensaba. Nunca
has sido la primera opción de nadie, Roark.

Lo sentí tensarse. Sabía que la chica era un punto doloroso, una pérdida
que realmente había amplificado su motivación de destruir The Point en una
bola de fuego de venganza y odio. De ninguna manera Roark iba a dejar
pasar ese rechazo y desprecio, no por encima de los otros que The Point le
había dado.

Su mano se cerró en un puño en mi cabello y jaló mi cara arriba para


estar una vez más ojo con ojo. Los míos comenzaban a cerrarse por la
inflamación y sabía que estaba perdiendo mucha sangre. No podía sentir
mucho debajo de mis hombros excepto mi adolorida rodilla y cada parte
de mi piel expuesta que podía ver, estaba cubierta en moretones, piel
abierta y verdugones, filtrando lo último de mi fuerza vital contra el concreto
debajo de dónde estaba colgando. Traté de enfocarme en su cara, pero
seguía borrándose y desapareciendo en una que se parecía a otra que
amaba. La quemazón metálica contra mis labios cortados me hizo
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ahogarme cuando la culata de una oscura pistola negra de repente fue


metida entre mis labios inflamados y se detuvo con el tambor abierto
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descansando contra mis dientes.


Me vi reflejado en el vacío absoluto de esa mirada negra
observándome y supe que iba a jalar el gatillo.
—Escogió mal. Podía haber puesto esta ciudad a sus pies.

—Si ella quería la ciudad a sus pies, podría haberla puesto allí ella
misma. Es por eso que nunca la mereciste, idiota. Nunca entendiste que
podía correr en círculos alrededor de ti en el departamento de furia perdida
y necesidad de venganza. Solo ella fue lo suficientemente inteligente para
saber que en la vida tenía que haber más que eso. Yo soy su más. Tú solo
fuiste un medio para un fin. —Las palabras eran incoherentes por la pistola,
pero tenía que sacarlas.

Cerré los ojos y esperé que todo terminara. No suplicaría. No imploraría.


No cedería. Y no me iría de otra forma diferente con la que había vivido mi
vida… Iba a irme con valentía y no había forma de que este pedazo de
mierda fuera a saber lo asustado que estaba de que, no solo estaba
dejando a mi hermano atrás en este trágico lugar, sino que también estaba
dejando a mi chica… la chica. Cuando me fuera ella iba a liberar el infierno,
y Conner Roark no tenía idea de lo qué podía hacer una mujer que estaba
más allá del bien cuando estaba sufriendo con un corazón roto.
¡BANG!
13
Página
REEVE
H
abía dos lugares en el mundo en los que nunca pensé que
volvería a poner un pie. Uno era la derrumbada y putrefacta
superficie de la ciudad conocida simplemente como The Point.
El otro era la estación de policía que estaba en el corazón de esa ciudad y
tenía tanta corrupción y crimen dentro de sus paredes como la ciudad en
sus calles. Odiaba todo por lo que estaba aquí y aun así puse un pie delante
del otro, sabiendo que si alguna vez quería una oportunidad de ser el tipo
de mujer que pudiera vivir con la persona regresándole la mirada en el
espejo cada día, tenía que hacer algo dirigido por las decisiones correctas
por una vez en mi vida. Tenía que hacer algo que no estuviera motivado por
mis propios deseos egoístas y mi propia abrasadora necesidad de revancha
y venganza contra las crueles injusticias que yo sabía que este lugar era
capaz de repartir. Buenos o malos, todos teníamos un blanco en nuestras
espaldas si llamábamos a the Point nuestro hogar. La ciudad no discrimi-
naba cuando causaba dolor y destrozaba vidas.

Mis manos temblaron mientras alcanzaba la manilla de la puerta. No se


suponía que yo estuviera aquí. No en esta ciudad. No en este edificio. No en
esta vida que ya no era la mía.

Se suponía que tendría que estar escondida. Se suponía que fuera


alguien nuevo, alguien a quien se le había entregado una nueva
oportunidad para empezar todo de nuevo. Se suponía que fuera una chica
que no supiera cómo se sentía la muerte y la venganza aunque estas
vivieran tan ardientes y enojadas bajo su piel. La nueva yo se suponía que
estuviera segura, aislada y tan alejada del crimen y la asquerosidad que era
el alma de The Point, que no duraría cinco minutos en este terrible lugar.

Solo que la nueva yo nunca había encajado, y para ser honesta, nunca
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había sido fan de ese disfraz de chica frágil y sumisa. Esconderse era para
Página

los débiles, y yo sabía en lo profundo del interior de quién realmente era, que
nunca, jamás, estaría completamente segura. Había albergado demasia-
dos demonios, hecho demasiados tratos con diablos junto con la forma de
pensar que alguna vez me iba a salir con la mía caminando fuera de The
Point sin hacer alguna clase de penitencia manchada de sangre por mis
fechorías.

Estaba de pie con piernas temblorosas, pidiéndole al joven policía que


estaba resguardado detrás de barras y cristal a prueba de balas en la
recepción de la estación, que fuera a encontrar al único hombre, la única
bondad que había visto en este lugar olvidado por Dios. Si iba a tirar por la
borda mi nueva vida, saltar con los pies por delante de regreso dentro del
fuego, el Detective Titus King era la única persona en la que iba a confiar
para mantenerme a salvo de las llamas.

Algunos hombres querían ver al mundo arder. Titus era un hombre que
quería sacar todas las llamas por su cuenta desde el interior del fuego. Era
el único en quien confiaba con la información que yo portaba. Era el único
en quien confiaba para que me ayudaba a encontrar un lugar seguro para
aterrizar después de que pateara mi nueva vida hacia la cuneta y
desempolvara mi viejo yo y me pusiera de regreso en su dañada y andrajosa
piel. Solo Dios sabía cuánto tiempo iba a durar ahora que estuviera de
regreso, pero sabía que si tenía a Titus a mi lado tendría una mejor
oportunidad de llegar hasta el final, al borde, al lugar en el que necesitaba
estar para tener la posibilidad de enmendar mis errores. Uno de tantos en
este infierno.

The Point iba a ir a la guerra y estaba por convertirme en la ventaja que


los chicos buenos iban a necesitar si querían tener alguna oportunidad de
ser capaces de resistir.

El joven policía me preguntó mi nombre y cuando murmuré “Reeve


Black” observé la manera en que sus ojos fueron de apreciar la caída de mi
largo cabello negro y la manera en la que mi playera se colgaba contra mis
curvas que eran más peligrosas de lo que él alguna vez sabría, a especu-
lativos y casi disgustados. Tenía una reputación y no era una buena. Incluso
en este lugar lleno de personas malas haciendo cosas malas, aún había
lugar para lo peor de lo peor. Yo era lo peor y nunca fingí ser otra cosa.

El policía levantó el teléfono y habló bajo. Lo escuché decir mi nombre


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más de una vez y luego sacudir su cabeza. En verdad, realmente no se


suponía que yo estuviera aquí, y sabía que Titus iba a estar todo excepto
Página
feliz de verme. No necesitaba estar feliz, simplemente necesitaba escuchar
lo que tenía que decir y aceptar ayudarme a ayudarlo.

Empujé algo de mi cabello detrás de mi oreja y obligué a mis manos a


dejar de temblar. Este no era momento para revelar debilidad. No tenía
miedo de él. Tenía miedo por él.

Por el rabillo de mi ojo vi una puerta, que tenía su nombre y puesto


garabateado a lo largo en descascaradas letras negras de vinil, abrirse.
Sentí temblar un poquito mi corazón, sentí tensarse mi estómago mientras su
oscura cabeza se asomaba por la apertura. Incluso a través de la distancia
y aunque todas las barreras nos separaban, pude sentir el impacto de sus
ojos escandalosamente azules y la furia capturada dentro de ellos mientras
aterrizaban en mí.
Sip… no está en lo absoluto feliz de verme.

Estalló fuera de la oficina, sus ojos enfocados en mí mientras caminaba


hacia donde yo estaba parada, separada del resto del precinto policiaco y
los oficiales dando vueltas, algunos en uniforme otros sin él. Titus nunca
usaba el azul de policía. Al menos no lo había hecho ninguna de las veces
que lo había visto. No, Titus vestía como un hombre que tenía un trabajo qué
hacer y el trabajo lo estaba desgastando lentamente y seguro consumiendo
su alma.

Mientras él se acercaba, pude ver la forma en la que el nudo de su


corbata colgaba flojo en su cuello. Pude ver la forma en la que sus mangas
arremangadas se apretaban en sus antebrazos y sus manos se apretaban
en puños furiosos ante la vista de mí. Pude ver la forma en la que sus
pantalones oscuros se habían arrugado de cualquier cosa o tipo malo con
el que había pasado el día intentando llegar a un acuerdo. Cuando
finalmente me alcanzó no pude evitar mirarlo fijamente. Terminé mi
escrutinio en las puntas de sus desgastadas y raspadas botas mientras se
detenía para que pudiera cernirse sobre mí. Nunca habría pulidos zapatos
de vestir para un hombre como Titus King. Nunca habría inmaculados tenis
para deportes recreativos. Nop, Titus siempre sería un hombre que
necesitaba zapatos que podían hacer el trabajo y manejar el barro y lodo
lo que tenía que atravesar cada hora que pasaba mientras intentaba
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mantener algún tipo de orden.


Página

Tragué, luchando para evitar dar un paso hacia atrás. Titus era un
hombre enorme y realmente alto, así que era fácil querer acobardarse bajo
su ardiente mirada, pero si hacía eso le mostraría lo asustada que estaba y
no podía darme el lujo de empezar esta conversación de esa manera.

En lugar de eso batí mis pestañas lentamente, dejé escapar una


profunda respiración que sabía que lo obligaría a observar la elevación y
caída de mi pecho, y tiré hacia arriba la comisura de mi muy cuidadosa-
mente pintada boca, en una sonrisa que había hecho hacer a más de un
hombre, cualquier cosa que les había pedido.

—Detective King. —Me gustaba su nombre incluso con ese título frente
a él. Podía ser gobernante de alguna antigua tierra bárbara donde solo los
fuertes sobrevivían.

—¿Qué carajos? —Era una pregunta y una declaración gritada lo


bastante alto para arrastrar la atención tanto de policías como de criminales
deambulando alrededor del edificio.

Un agarre resistente como el acero se sujetó en mi codo y fui arrastrada


de manera poco ceremoniosa pasando las barras y barreras, pasando a los
otros policías sentados en sus escritorios, pasando una audiencia cautiva
que no pudo evitar especular qué tipo de bicho se había metido por el culo
del enorme detective. Titus no era un hombre propenso a grandes
demostraciones de emociones extremas. Era más como un hombre de
acción, así que la amenazadora mirada en su injustamente bien parecida
cara y la fuerza con la que me estaba mangoneando alrededor de sus
compañeros de trabajo y la gentuza que contaminaba la estación de
policía, no pasó desapercibida. Estaba más allá de enfadado por mi
repentina aparición y no hacía nada por ocultarlo.

Cuando estuvimos de regreso en su oficina me empujó dentro como si


fuera uno de sus criminales y estampó la puerta detrás de nosotros con
mucha más fuerza de la necesaria. Yo sabía que The Point estaba al borde
de arder, pero nunca nada sería tan ardiente o tan fuera de control como
la furia salvaje que vi destellando en las profundidades de los ojos color cielo
de Titus. Estaba enfadado como sabía que lo iba a estar, pero más que eso
estaba preocupado, y creo que eso lo puso incluso más furioso. Nadie
quería preocuparse por una chica como yo. Se suponía que yo obtuviera
toda clase de mierda cayendo en mi umbral. Lo merecía. Esa era la forma
17

en la que se supone que el karma funciona, pero Titus estaba programado


para preocuparse, incluso si la otra persona no se lo merecía, o necesaria-
Página

mente, lo quería, y eso tenía que enloquecerlo.


Lo estudié por un largo minuto, con los ojos fijos en un músculo que
crispaba su cincelada línea de su mandíbula. Era tan hermoso. Lo había
pensado así desde el primer segundo que puse los ojos en él cuando
inicialmente fui hacia él para derramar mi corazón y buscar algún tipo de
redención. Él era todo lo que un hombre debía ser. Todo lo que un guerrero
necesitaba ser para lograr sobrevivir en este páramo, luchando por cosas
que se habían perdido hace tanto. Algunas veces se sentía como si
estuviera dividida entre la lujuria y la adoración en lo que a él se refería.

Estaba constituido como una fortaleza impenetrable. Tan alto y amplio


que parecía que nada nunca sería capaz de atravesar dentro de él. Su
cuerpo era duro, desde la expresión de su cara hasta los músculos que se
flexionaban y enrollaban cuando hacía algo tan sencillo como inclinarse
hacia atrás en el borde de su escritorio. Su cabello estaba corto en los
costados y más largo en la parte superior; era casi del mismo negro
azabache como el mío, pero en la sien de uno de los lados estaba
empezando a surgir un punto blanco como la nieve. Era un recuerdo
constante de la noche en la que la nueva yo había nacido, y él había
observado a su hermano menor poner una pistola en su propia cabeza
amenazando con terminar con todo. Titus también tenía cejas oscuras
como un cuervo y una sexy y oscura barba que cortaba a lo largo de una
bronceada tez que no tenía nada que ver con estar en el sol.

Sus ojos eran azules, un bonito azul ligero que debería haber suavizado
la dureza de su cara, pero había algo en ellos, algo frío y duro, que los hacía
destellar y brillar como un arma pulida, tan afilados que dolía mirarlos por
demasiado tiempo. Esa hermosa mirada cubierta por pestañas que eran
demasiado largas y aterciopeladas para tal dura e inflexible cara, podían
hacer toda clase de daños por su cuenta, sin la peligrosa amenaza de ese
fuerte cuerpo detrás suyo. Titus era un hombre que nadie podía ser lo
bastante tonto como para tomarlo a la ligera, y todo sobre la manera en la
que miraba transmitía ese hecho alto y claro.

Cruzó sus brazos sobre su amplio pecho y observé sin ninguna vergüen-
za mientras los músculos se abultaban. No debería estar aquí, pero mientras
lo estaba, iba a admirar la vista.
»Mucho tiempo sin verlo, Detective.
18

Su ceño fruncido se profundizó incluso más y vi el tic en su mandíbula


Página

trasladarse a una vena palpitante en su cuello.


—Se suponía que no nos volveríamos a ver, Reeve. Eso es de lo que se
trata Protección de Testigos. Se suponía que ahora eras el problema de los
federales.
Cambié mi peso de un pie al otro y asentí lentamente con mi cabeza.
—Lo sé, pero algo surgió, algo que creo que necesitas saber.

Maldijo bajo su aliento y levantó sus manos para frotarlas sobre los
mechones más largos de su cabello, que quedaron levantados en la cima
de su cabeza. El cabello indomable y la mirada en su cara casi lo hacían
ver salvaje. Había salvajismo en el hombre y me pregunté si siquiera se daba
cuenta.

—Mira, Reeve. —Se empujó del escritorio y extendió una mano para
colocarla en mi hombro—. Necesitas ponerte en contacto con el agente a
cargo de tu caso. Ha habido una pérdida. Uno de los testigos que fue
levantado en la investigación contra Novak y su equipo fue asesinado
anoche. Acababa de cambiar de bando y los federales solo lo habían
tenido en Protección de Testigos por dos meses. Todo el mundo en el caso
podía estar comprometido, así que el que tú estés aquí, de vuelta en la
ciudad, es un movimiento estúpido y demasiado arriesgado.

Suspiré un poco y me moví alrededor de su enorme silueta para poder


sentarme en una de las tambaleantes sillas que estaban en frente de su
maltratado y abarrotado escritorio. Froté mis sudorosas palmas por mis jeans
y levanté mi mentón, esperando que no se diera cuenta de la forma en que
quería temblar.
—Hartman. Hartman fue asesinado anoche.
Asesinato era una palabra tan fea. Pesada y desagradable en
cualquier momento que era dicha en voz alta o incluso pensada. La palabra
fue inventada para señalar, cosas intensas que excavaban dentro de mi piel
y volvían pesada mi respiración. Tenía el poder de herir, el poder de
cambiarlo todo, y me habían estado cazando, colgando alrededor de mi
cuello como un medallón de piedra por años y años.

Titus se puso tenso, mucho más tenso de lo que ya estaba, y su boca se


adelgazó en una línea brutal.
19

—¿Qué?
Página
Tuve que alejar la mirada. Estaba intentando abrirme con esa glacial e
intensa mirada azul y no lo quería en ningún lugar cerca del sentimental y
suave centro de mi yo verdadero.

—Sé que Hartman fue asesinado anoche y es el por qué estoy aquí.
Dejé WITSEC porque sé quién lo hizo.

La línea de su boca fue de una delgada línea a furiosa desaprobación,


lo que hubiese hecho a una mujer más inteligente levantarse e irse. Se movió
de forma que estaba cerniéndose sobre mí y bajó su cabeza de manera
que no tuve otra opción que mirar directamente su inquisitiva mirada.

—¿De qué estás hablando, Reeve? Haz que valga la pena porque
estoy a dos segundos de lanzarte dentro de una celda y ordenar un
alcoholímetro y una prueba de drogas.

No estaba ebria y jamás toqué ninguna droga ilegal en mi vida. Puse


mis ojos en blanco y moví la resbaladiza caída de mi cabello sobre mi
hombro. Él rastreó el movimiento con ojos entrecerrados y finalmente dio un
paso hacia atrás. Respiré en silencio de alivio.

Podía aguantar mucho, pero Titus podía ser simplemente demasiado


para que yo pudiera manejarlo. Simplemente había demasiado de él para
tomar.

—Sé sobre Hartman… vamos, Detective, mírame. —Esperé hasta que


sus ojos encontraron los míos—. No habría renunciado a un cómodo lugar
en WITSEC y a un césped perfectamente podado en los suburbios, donde
las personas piensan que mi nombre es Jill Parker y donde tengo un trabajo
en cortar el cabello de las mamás de futbolistas en un centro comercial, a
menos que tuviera una razón para hacerlo. Estaba segura, Titus. Todo lo que
alguna vez he querido desde el minuto en que le entregué mi alma a Novak,
era estar segura. Nunca en un millón de años me hubiera alejado de eso…
pero aquí estoy. La guerra por esta ciudad acaba de empezar y conozco al
traidor que hizo los disparos de apertura. Me necesitas.

Me consideró por un largo tiempo, la tensión tan espesa que se estaba


llevando todo el aire en la diminuta habitación. No quería creerme, no me
quería aquí o que supiera lo que estaba sucediendo y cómo estaba eso
20

relacionado conmigo, pero no había manera de evitar los hechos. Yo


estaba diciendo la verdad. Él tenía el cuerpo y la sangre para probarlo.
Página
Cayó de vuelta contra el escritorio y sus gruesas cejas cayeron sobre sus ojos
frunciendo el ceño.
—Dime lo que sabes y luego decidiré si te necesito o no.

Él era hosco. Era maleducado. Era determinado. No podía culparlo por


nada de eso. The Point estaba bajo ataque y el inocente y el no tan
inocente se estaban convirtiendo en pérdidas. Si había una cosa que no le
gustaba a un hombre como Titus, eran las pérdidas.

Era una larga historia, una de la que él solo conocía el principio, y había
partes que no quería contarle. Partes como la conclusión, donde yo me
había enamorado del traidor. No quería admitir que había sido engañada
por el general que disparó la salva de apertura en esta batalla, principal-
mente porque en la superficie, ese general me recordaba demasiado al
imponente hombre justo ahora frente a mí.

Conner Roark se había abalanzado y me ofreció la única cosa que


había ansiado por más tiempo del que podía recordar. Confianza. Se-
guridad. Una oportunidad en una vida donde las palabras como asesinato
no tenían que colgar sofocantemente alrededor de mi cuello. Todo eso
había sido el pastel y mi anhelo empezaba a doler, pero el glaseado, el
golpe de azúcar que me envió a una total carrera hacia la locura, fue el
hecho de que él también era alto, fornido, tenía ondulado cabello oscuro,
soñadores ojos medianoche, y hablaba con el más ligero acento irlandés
que alguna vez escuché. No pude firmar para eso lo suficientemente rápido
y debido a que estaba atada a un hombre con insignia, un hombre que
prometió defender la ley y hacer lo correcto porque tenía la creencia y la
convicción, no pude atar mi estúpido corazón con un moño y entregarlo lo
suficientemente rápido. No es que fuera un regalo que muchos quisieran.

Solo que Conner Roark no era para nada como Titus King. Ningún
hombre lo era y fui tonta por alguna vez haber pensado de otra manera.

—El federal que me puso en WITSEC… —Tuve que apartar la mirada.


Era difícil admitir lo fácilmente que me había enamorado de una imitación
barata de lo que nunca sería capaz de tener. Lo peor no obtenía lo mejor y
Titus era definitivamente el mejor hombre que alguna vez hubiera
conocido—. Conner Roark. Es tan sucio como puede serlo. Envió a un
21

hombre por Hartman una vez que estuvo fuera de prisión y en una casa de
Página

seguridad. Quería que Race Hartman supiera que tomarlo desde donde
Novak lo había dejado era una mala idea.
Titus no dijo nada por un largo tiempo. Silenciosamente me observó y
pude verlo dándole vueltas a las palabras en su cabeza.

—¿Por qué? ¿Por qué le importa a Roark quién toma el control de The
Point? ¿Qué significa para él y por qué vale destruir su carrera con los
federales?

Crucé una pierna sobre la otra y golpeteé mis dedos en mi rodilla,


fingiendo estar más compuesta que en un remolino, excepto que de hecho
estaba dentro de uno.

—No tengo respuesta para eso. Odia la ciudad. Odia a las personas
que viven aquí a tal grado que borda el fanatismo. No puede decirte por
qué lo hizo. Solo puedo decirte que lo hizo. —Mordí un poco mi labio
observando a Titus intentar encajar las piezas en su lugar.

Finalmente me rompí. Mi labio inferior tembló y sentí la emoción


empezar a desgarrar y rasguñar su camino hacia mi garganta. Él no podía
decidir si iba a creerme o no, y eso dolía. Titus puso sus manos en sus caderas
y aventó su cabeza hacia atrás así que estaba mirando hacia el techo.
—Tienes que estar bromeando con esto.
Lentamente negué con mi cabeza y hundí mis dientes en mi labio.
—Ya quisiera.

Suspiró pesadamente y de repente se dobló hacia adelante y puso sus


manos en sus muslos como si alguien lo hubiera golpeado en las tripas.

—¿Exactamente cómo es que sabes esto, Reeve? ¿Por qué un corrupto


agente federal dejaría entrar a una mujer bajo su protección en su plan y su
crimen? ¿Por qué no simplemente se encargó de Hartman y continuó con
sus asuntos? ¿Por qué confía en ti lo suficiente como para dejarte saber en
lo que anda?

Lo escuché, la decepción en su tono, el conocimiento de que las cosas


eran peores de lo que él podía imaginar y más agentes policiales corruptos
estaban involucrados. Yo estaba justo en el centro de este específico
espectáculo de mierda y él sabía que eso significaba que yo estaba en lo
22

correcto. Me necesitaba.
—¿Por qué hombres peligrosos y desesperados hacen lo que hacen,
Página

Detective?
—Debido al amor —dijo sin emoción y llanamente.
Asentí con solemnidad.

—Empecé a ver a Conner casi tan pronto como me sacó de este lugar.
Después de todo lo que pasó con Dovie, me sentí terrible. Nunca quise que
ella saliera lastimada, pero tuve que hacer lo que hice debido al trato que
tenía con Novak. Conner me hizo sentir amada a pesar del hecho de que
había traicionado a mi amiga, a pesar del hecho de que soy una persona
horrible. Y me hizo sentir a salvo. —En realidad te deseaba a ti, pero sabía
que no había ni una sola oportunidad en el infierno de que alguna vez
sucediera, así que me conformé con lo que pensé que era lo segundo
mejor… Esa parte no fue dicha, pero supe que probablemente estaba ahí,
derramándose de mis ojos mientras nos mirábamos el uno al otro.
—Toda esta historia es malditamente increíble.

No me digas. Incluso cuando pensé que estaba haciendo algo bueno,


resultó ser exactamente lo contrario.

—Puedo ayudarte a derribar a Conner, Titus. Esa es la razón por la que


dejé WITSEC. Es por eso que estoy aquí. Odio The Point. Odio a la persona
que soy debido a este lugar, pero te lo debo, y a las personas que nunca se
irán de aquí, hacer lo que pueda para evitar que él haga más daño. Los
chicos buenos merecen ganar por una vez. —Él merecía ganar.

—¿Exactamente cómo crees que puedes ayudarme? Todo lo que


tengo ahora es tu palabra de que Roark es el federal corrupto que rompió
el protocolo al involucrarse con un testigo. Eso fácilmente puede reducirse
a tu palabra contra la suya, y a nadie le agrada un amante despreciado
buscando venganza.

Estaba anticipando eso, así que levanté mi bolso y busqué ahí hasta
que encontré el celular que le había robado a Conner la última vez que
estuvo en mi casa de seguridad en los suburbios. Solo había sido hace un
día pero se sentía como si toda una vida hubiera pasado. Se lo entregué sin
hablar y me puse de pie. Un pequeño zumbido de electricidad vibró por mi
brazo cuando mis dedos cepillaron ligeramente a lo largo de su áspera
palma.
23

—Este es el teléfono de Conner. Revísalo y contáctame de nuevo. Estoy


Página

en esto ahora, Detective.


Él maldijo de nuevo mientras me estiraba para abrir la puerta. Miré
sobre mi hombro cuando dijo mi nombre en una voz mucho más suave de
la que había utilizado hasta ahora.

Estaba dando vueltas al teléfono una y otra vez entre sus dedos y
mirándome como si estuviera tratando de ver dentro de mi cabeza. Él de
verdad no quería estar ahí; era un lugar atestado y retorcido, y creo que se
impresionaría de ver qué tanto espacio ya estaba ocupando él.

—Dices que no sabes por qué Conner está haciendo lo que hace, de
ser así él está involucrado, pero ¿por qué lo estás tú?

La respuesta me estaba mirando con una mezcla de hambre y odio,


tan fuertes que casi me derribaban a mis rodillas.
—Porque es lo correcto por haccer junto con la forma en que olvidé
cómo se veía eso. Ya no quiero ser esa persona. No puedo ser ella.

Salí por la puerta y casi choqué con la joven mujer a la que casi había
matado con mis tontas y egoístas acciones hace no mucho tiempo.

Dovie Pryce era una dulzura. No había nada en ella que no fuera
honesto y puro. La manera en la que sus ojos verdes se ampliaron ante mi
presencia y la manera en la que se puso más pálida debajo de su
complexión lechosa cuando nuestros ojos se encontraron, me hizo sentir
como la peor forma de vida que alguna vez haya existido.

—¿Qué estás haciendo aquí, Reeve? —Su voz estaba llena de preocu-
pación, lo que me hizo sentir incluso peor. Debería odiarme, aborrecerme, y
aun así estaba preocupada por mi bienestar. Ella era demasiado buena
para que yo la llamara mi amiga. Era demasiado buena para esta ciudad
olvidada por Dios.
Metí algo de mi cabello detrás de mi oreja y le di una sonrisa torcida.

—Acabo de tener un pequeño asunto que atender con Titus. WITSEC


en realidad no está funcionando para mí. —Quería agarrarla en un abrazo
y decirle que lamentaba que el cabrón de su padre hubiera sido ejecutado
por mi igualmente demente y jodido novio, pero supuse que Titus haría un
mejor trabajo que yo en eso. Además Dovie lo amaba y estaba enamorada
24

del vándalo medio hermano del detective, Shane Baxter. Noticias como
esas deberían ser dadas por la familia.
Página
Dovie hizo un sonido de preocupación pero antes de que pudiera
preguntarme otra cosa acerca de mi repentina reaparición un hombre rubio
de aspecto elegante se materializó a su lado y puso un brazo de manera
protectora alrededor de sus delgados hombros. Jamás había conocido al
hermano mayor de Dovie, Race, y no estaba muy ansiosa por hacerlo en
este momento. Él no sabía quién era yo pero con seguridad sabía de mi
participación en que su hermana fuera secuestrada y en poner en su
dirección a una despiadada banda de matones para que le dieran una
paliza a la que apenas si había sobrevivido. Race Hartman tenía todo el
derecho de querer que me sucedieran terribles, terribles cosas. Todo el
mundo que había sobrevivido a la masacre final de Novak lo hacía.

Ese conocimiento, a la par con el hecho de que Conner iba a ir tras de


mí por venganza una vez que se diera cuenta que lo había traicionado y
vendido, no me daba altas esperanzas de sobrevivir a cualquier efecto
colateral que siguiera a los eventos que yo acababa de poner en
movimiento. Demonios, con la manera en la que iba mi suerte, sería un
milagro si salía de esta estación de policía y volvía al motel de mierda que
en la actualidad llamaba hogar.

El nuevo yo había sido una frágil cáscara. El viejo yo estaba hecho de


material más resistente, pero incluso el ladrillo más resistente se rompería
cuando el peso del mundo entero decidiera descansar en él.
25
Página
TITUS
N
o debería haberme sorprendido lo bien que la novia de mi
hermano estaba tomando las noticias acerca del asesinato de
su padre. Después de todo, jamás había conocido al tipo y él
había intentado contratar a los peores y más violentos criminales de la
ciudad para asesinarla, pero había algo acerca de Dovie que simplemente
gritaba buen corazón y dulzura. Con frecuencia olvidaba que ella debía
tener un núcleo de concreto, reforzado con estructura de acero, de manera
que pudiera ponerse al tú por tú con la bestia que tenía como hermano
menor y sobrevivir a The Point.

Race era otra historia. Esperaba rabia, enojo, furia… esperaba cual-
quier cosa excepto la fría indiferencia que pareció cubrirlo tan pronto como
les di a ambos las noticias. No había amor perdido entre Race y su padre.
De hecho, más de una vez se habían lanzado amenazas, y de no haber sido
porque Reeve salió de la nada con su escandalosa historia, habría puesto a
Race y a mi hermano en la cima de mi lista de sospechosos del asesinato
del hombre.

Ninguno escondía que pensaban que Lord Hartman merecía tomar un


largo paseo con los peces en el fondo del mar, pero la glacial expresión de
Race mientras cambiaba su mirada entre su hermana y yo, me dijo que
todavía había también una parte de él que quería hacer luto por la pérdida
de su padre, sin importar lo terrible padre que pudo haber sido. Dovie debió
sentirlo también porque extendió una mano, la puso en el hombro de Race,
y le dio un apretón.

—¿Cómo sucedió? ¿La gente de Novak averiguó a dónde lo llevaron


los federales?
26

Froté la parte posterior de mi cuello y giré el teléfono celular que tenía


en mi mano una y otra vez, de manera que la esquina golpeó en la
Página

desastrosa superficie de mi escritorio. Me moría por abrirlo y moverme a


través de los mensajes, no solo por la información sino también para ver si la
belleza de cabello azabache estaba de hecho siendo honesta. Había algo
sobre ella, algo que se me quedó pegado la primera vez que entró en el
recinto y me dijo que tenía información sobre Novak, que había hecho un
trato con el mafioso para matar al novio de su hermana. Nunca antes había
visto a alguien tan calmado y compuesto cuando confesaba un crimen.
Nunca había visto a alguien tan compuesto cuando estaba prácticamente
tirando por la borda el resto de su vida, y nunca olvidaría lo infinitamente
oscura e ilegible que estaba su mirada azul marino, mientras admitía con
toda franqueza, haber revelado la ubicación de Dovie al imbécil de Novak
como pago por el golpe que él había llevado a cabo en respuesta a su
solicitud. Reeve era la razón por la que Dovie fue secuestrada en la calle y
la razón por la que yo había sido forzado a ver a mi hermano, mi única
familia, poner un arma en su cabeza con toda la intención de jalar el gatillo
para salvarnos no solo a su mujer sino también a mí. Incluso con eso no había
sido capaz de dejar de pensar en la hermosa traidora desde que los
federales se la habían llevado después que accediera a testificar contra el
resto de la gente de Novak, si podían garantizarle inmunidad y una nueva
vida.

—No, no creemos que fuera alguien de la gente de Novak. Estoy


investigando.

Race levantó una dorada ceja y la esquina de su boca se inclinó hacia


abajo.
—¿Más policías corruptos?

Eso era lo que hacía a Race tan peligroso y el por qué había sido la
clara opción para que tomara la larga empresa criminal una vez que Novak
estaba fuera de la foto. Era simplemente demasiado jodidamente inteli-
gente. Podía ver los puntos conectándose antes de que siquiera fueran des-
plegados.

—Todavía no estoy listo para decir eso. Lo estoy investigando. —Soplé


una larga respiración—. Llamé a Bax y a Brysen. Pensé que querrían decirles
lo que estaba pasando en persona. —La verdadera razón por la que había
llamado refuerzos era porque no estaba seguro de cuáles iban a ser sus
27

reacciones. Bax protegería a Dovie de cualquiera cosa que la lastimara,


incluyendo las noticias del deceso de su padre, y ahora yo pensaba que
Página

Brysen era la única persona que podía sacudir a Race fuera de la glacial
conmoción en la que parecía estar encerrado. Era un policía. Jamás
desestimaba lo benéficos que podían resultar los refuerzos.
Dovie me dio una pequeña sonrisa y negó un poco con la cabeza.

—Querías a Bax aquí porque querías asegurarte que no salga y haga


algo estúpido cuando se entere.
Race resopló y hundió sus manos por su enmarañado cabello.

—¿Cómo es que el asesinato del viejo encaja con todo lo demás que
está sucediendo, Titus?

R
ecientemente, The Point había visto a las chicas trabajadoras
espantadas de hacer lo suyo porque una de ellas se había
llevado una paliza que tenía la intención de matarla, justo
mientras el más sucio y desagradable club de la ciudad se incendiaba,
llevándose demasiados asiduos con él mientras se quemaba hasta los
cimientos. Encima de eso, el apreciado auto antiguo de Race hacía sido
incinerado justo enfrente de esta misma estación de policía y cuerpos
habían empezado a acumularse por ninguna otra razón que probar un
punto. Novak se había ido y eso hacía a la ciudad un juego justo, al menos
esa había sido la interpretación inicial. Ahora, con las revelaciones de Reeve
y Hartman fuera del camino, tenía la sensación de que algo más grande
estaba en juego. Ni asesinar al viejo de Dovie y tampoco el intentar asesinar
a Race, hacían nada por la ciudad. Estaban motivados por pura y simple
venganza. A alguien no le gustaba el hecho de que Race y su socio de
negocios, Nassir Gates, lo habían tomado justo donde Novak lo había
dejado. Incinerar el club jodió a Nassir y golpeó directo en el corazón de lo
que era más importante para él, su dinero y sus chicas. Lo mismo podía
decirse de la destrucción del auto de Race. Él amaba ese maldito auto, y
28

aunque su papá fue un hijo de puta, era obvio que Race todavía se
Página

preocupaba por él. Los ataques parecían más intencionados ahora que
antes.
Suspiré de nuevo y solo le di a Race una mirada que podía interpretar
de cualquier manera que quisiera. Era lo bastante inteligente para saber
exactamente lo que pensaba sin que tuviera que postrarlo frente a él. Me
puse de pie y caminé alrededor de donde él y Dovie estaban sentados.

—Déjenme darles el resumen a Bax y Brysen y luego ustedes pueden


marcharse. Si no le informo a Bax, tengo cerca de cinco segundos antes de
que destroce el vidrio de seguridad de cualquier forma. —Mi celular había
estado vibrando y sonando con impacientes mensajes de mí hermano
menor desde que llegó a las puertas de la estación. Nada, ni siquiera un
vidrio a prueba de balas y un ejército de personal policiaco portando armas,
mantendrían a Bax alejado de Dovie si él pensara que ella lo necesitaba—.
Ustedes tómense un par de minutos a solas si los necesitan.
Estaba en la puerta cuando la suave voz de Dovie me detuvo.

—¿Por qué volvió Reeve, Titus? ¿Qué tiene que ver ella con todo lo que
está pasando?

Le di una mirada severa y abrí la puerta de un jalón. Mis ojos


inmediatamente vieron a mi hermano y a la bonita rubia novia de Race. Me
encogí cuando también vi que la sincronización de Reeve había salido mal
y que actualmente estaba siendo encerrada por un Bax ladrándole. Mi
hermano menor había perfeccionado la intimidación hasta convertirla en
una forma de arte, y odiaba admitir que no lo culpaba por el obvio odio
que salía de él mientras aparentaba estar masticando y escupiendo a la
esbelta mujer.

—Todavía no lo sé. Estoy tratando de descifrarlo todo antes de que la


ciudad termine como nada más que escombros y cenizas. Tengo el mal
presentimiento de que la necesito.

—No puedes confiar en ella. —El tono de Dovie contenía antiguo


sufrimiento y traición. Sabía exactamente mejor que nadie lo desconfiable
que Reeve podía ser.
—Lo sé, Dovie. No confío en nadie.

Race resopló y se estiró para agarrar a su hermana en un abrazo de


una sola mano. Pude ver por la expresión en su cara que ella sabía que el
29

gesto era más por él que por ella.


Página
—¿No es demasiado tarde para preocuparse porque esta ciudad se
queme? ¿La gente en ella no puede hacer otra cosa excepto alimentar las
flamas?

Estaba de acuerdo con él, así que solo cerré la puerta detrás de mí y
caminé sigilosamente hacia donde Bax estaba haciendo a Reeve pasar
sobre las brasas mientras Brysen observaba con amplios y confundidos ojos.
Escuché su profunda voz ladrar:

—Tú perra. Debería estampar tu cabeza en esa pared por lo que le


hiciste a Dovie. Ella pensaba que eras su amiga. —Desearía que lo que
estaba hablando fueran solo palabras sin sentido, pero Bax no hacía
amenazas que no estuviera listo para cumplir. No importaba que Reeve
fuera una chica. Para él era el enemigo que había puesto a Dovie en
peligro. La trataría como a cualquier otra amenaza a su mujer.

Reeve parpadeó lentamente esos inusuales ojos azules, y suspiré


mientras se ponía realmente pálida aún bajo el violento ataque de la furia
de Bax. Odiaba que en algún lugar profundo dentro de mis entrañas, un
poquito de orgullo la animaba cuando se negó a alejar la mirada de él.

—Nadie tiene amigos en The Point… al menos eso fue lo que siempre
pensé. Estoy intentando arreglarlo. —Llegué exactamente a la pequeña
fiesta cuando la voz de Reeve se rompió y su labio inferior empezó a temblar
ligeramente.

Intervine justo cuando Bax se estaba preparado para inclinarse un


poco más sobre ella. Me estiré para golpearlo en la parte de atrás de su
cabeza con la palma abierta. Rara vez podría sorprender a mi hermano, sus
instintos estaban perfeccionados demasiado agudos, así que tomé la
oportunidad porque él estaba tan enfocado en su presa que nunca me vio
venir y también porque no me gustaba la manera en la que su amenaza a
Reeve tenía a todos mis instintos protectores brillando a la vida. Ella era la
última mujer en el mundo hacia la que necesitaba sentirme protector, pero
esto no me evitó querer empujar a mi hermano lejos de ella.

—Déjala en paz, cabrón. Está intentando ayudar. —Dejé que tanto mi


molestia como mi frustración le ladraran cuando se dio la vuelta para
cambiar su mirada fulminante hacia mí.
30

Reeve miró entre ambos, y fue lo bastante lista como para salir huyendo
Página

mientras tuvo la oportunidad. Se fue sin decirle nada a nadie de nosotros,


pero pude ver la manera en la que sus manos estaban temblando cuando
abrió la puerta de entrada de la estación de policía.

—¿Quién demonios era ella? —Brysen se escuchaba desconcertada y


sus brillantes ojos estaban llenos de confusión y preguntas.

Bax se vengó de mi golpe en su cabeza al golpearme en el vientre con


el puño. Él nunca contenía ningún puñetazo, por lo que la fuerza me hizo
gruñir y doblarme mientras lo fulminaba con la mirada.
Bax movió sus oscuros ojos hacia Brysen y dijo con enojo:

—Reeve Black. Ella es la persona que le dijo a Novak que Dovie estaba
por su cuenta la noche que él hizo que sus chicos la levantaran de la calle.
Se metió a la cama con él debido a una deuda de sangre y él la cobró y la
utilizó para lastimar a Race y a Dovie. Debería estar en prisión con pena de
muerte, pero sacó un enorme trato con los federales y se metió a Protección
de Testigos. Se supone que debería estar tan lejos de aquí como fuera
posible. Le dije a este idiota —me señaló con el dedo—, que si alguna vez la
veía de nuevo, no iba a ser responsable de mis acciones.

—Y yo te dije que dejaras de decirme mierda como esa. Recuerda, soy


un policía. —Le advertía sobre su lengua suelta y su violento temperamento
todo el tiempo. Mi hermano era capaz de matar; no necesitaba un
recordatorio de ello cada vez que su naturaleza salvaje se deslizaba de las
cadenas en las que la tenía atrapada desde que se había enamorado de
Dovie.

—¿Por qué estamos aquí, Detective? —Odiaba cuando me llamaba


así en un tono tan condescendiente.
Le fruncí el ceño a Bax y también le di a Brysen una mirada con los ojos
entrecerrados. Doblé un dedo y les hice señas para que se acercaran de
manera que yo no escupiera secretos por toda la estación. Apestaba que
en un lugar como The Point incluso los chicos buenos podían ser comprados
si el precio era el adecuado. No confiaba en nadie.

—Tuve una llamada de los agentes federales a cargo de todos los


testigos en el caso de Novak. El viejo de Dovie y Race fue asesinado anoche
en la casa de seguridad que Protección de Testigos le habían dado.
31

Hartman estaba dispuesto a dar los nombres de los más grandes traficantes
Página

de armas, proveedores de drogas al sur de la frontera, dónde estaba


almacenado el dinero, y toda clase de información que la unidad RICO
estaba babeando por meter sus manos en este caso. Tenía un servicio
completo de seguridad, estaba ubicado en medio de la maldita nada, y
aun así alguien se las arregló para llegar a él.
Brysen hizo un sonido de angustia y se mordió el labio.
—¿Cómo están manejando las noticias?
Respondí tan honestamente como pude.

—Dovie es una dulzura, así que pienso que principalmente está


preocupada por Race dado que él no ha dicho mucho. El cabrón de su
padre intentó hacer que Novak la matara, así que creo que ella
simplemente está aliviada de que esa es una amenaza de la que jamás
tendrá que volver a preocuparse. Race solo como que se congeló; nunca
antes lo vi así. Eso no es todo, sin embargo. —Me mecí hacia atrás en mis
talones y puse una mano en la culata de mi arma en mi cinturón—. Con
Hartman tan aislado, sabemos que el golpe tuvo que venir desde adentro.
Tuvo que haber sido alguien a cargo de su cambio y reubicación. —No
quería admitir esa parte ni siquiera a mí mismo, pero era claro que no había
otra explicación.
Bax maldijo.
—¿Un federal?
Asentí solemnemente.
—Probablemente.
Bax dejó caer cada palabra sucia que tenía en su vocabulario.

—¿No es suficiente que tengamos que preocuparnos por los tipos


malos, ahora nos tenemos que preocupar también por los buenos?
—Ese es más o menos el panorama.

—¿Por qué estaba Reeve aquí, Titus? —Era un cambio drástico de tema
pero sabía que estaba viniendo. Bax no iba a estar feliz de que Reeve
volviera sin importar cuáles fueran las razones de su repentina reaparición.

—Porque ella tiene información que voy a necesitar si tengo alguna


32

oportunidad de desenmascarar a nuestro federal corrupto.


Página

—¿Qué tipo de información?


Tuve que negar con la cabeza y froté mis manos sobre mi mata de
cabello corto. Le dije a Bax en un tono plano que no dejaba lugar a ninguna
clase de discusión:

—Esa es la línea donde hermano y policía se cruzan, Shane. Déjala en


paz, la necesito para poder hacer mi trabajo y estaré seriamente
encabronado si te metes en mi camino. —Utilicé su verdadero nombre para
que supiera que no estaba jodiendo.

Brysen obviamente se había cansado de que estuviéramos tratando de


intimidarnos el uno al otro y preguntó:
—¿Dónde está Race?

—En mi oficina con Dovie. —Detuve a Bax con una mano en el centro
de su pecho cuando fue a moverse a mí alrededor. Mi hermano era enorme,
pero yo siempre había sido más grande, y no tenía reparos en hacer uso de
mi peso si era necesario—. Mira, necesito a esta chica para detener lo que
está sucediendo en The Point… los incendios, las palizas, la destrucción…
todo está involucrado. Ella es absolutamente necesaria. Le dije a Dovie todo
esto y lo entiende, así que tú necesitas utilizar tu cerebro y no lanzar toda
una rabieta, porque te calmaré tan rápido que haré que tu cabeza de
vueltas. ¿Me entiendes, Bax?

Bax no dijo nada, simplemente me empujó hacia un lado y caminó


pisoteando por el recinto hacia una puerta de vidrio que tenía mi rango y
apellido escrito en letras negras. Brysen fue a seguirlo pero me estiré para
detenerla. Sentí como si tuviera que ponerla al tanto de que su hombre
estaba teniendo un momento difícil con las noticias acerca de su papá pero
estaba haciendo su mejor esfuerzo para esconderlo.

»Race es un buen hombre. Está en un lugar difícil justo ahora y tomando


decisiones realmente difíciles, pero siempre ha sido mucho más suave en su
interior que Bax. Su papá era un pedazo de mierda, un asesino y un maldito
cerdo hijo de puta, pero cuando esto lo golpeé, cuando realmente se
instale, él va a necesitar una mano para superar el hecho de que su viejo se
haya ido.

Ella me dijo en un tono arrogante que nunca se iba a separar de él,


33

mientras su hombre, mi hermano y su mujer caminaban todos hacia nosotros


reunidos sombríamente. Me hice a un lado mientras ambas parejas se
Página

abrazaban murmurando palabras suaves la una a la otra como si no


estuvieran en medio de una muy activa estación de policía mientras
caminaban hacia la puerta de entrada y actuaban como si manejar cosas
tales como un asesinato, traición, y profunda pérdida personal, fueran algo
bastante antiguo. Eso hizo que mi pecho se tensara porque en un lugar
como The Point esas cosas eran de hecho algo que sucedía todos los días y
todos esos jóvenes adultos estaban por mucho familiarizados con ellas. Al
menos todos habían encontrado a alguien con quien apoyarse, alguien más
para compartir la carga de todas las constantes malas noticias.

Los lazos se creaban en las peores circunstancias, el amor se forjaba en


el fuego, estaba destinado a resplandecer más brillante y durar por más
tiempo que los sentimientos que no eran puestos a prueba. La gente normal
llegaba a amar con facilidad y sin pensar. Personas que se enamoraban en
The Point tenían que hacerlo sabiendo que era una batalla permanecer
enamorados. Todo aquí era una pelea, y en un lugar peligroso lleno de
gente peligrosa, el amor era con frecuencia la única cosa por las que las
personas estaban dispuestas a hacer lo correcto. Mi hermano era un
excelente ejemplo de ello.

Toda la vida de Bax había sido una enorme casa de naipes esperando
derrumbarse. Pasó su juventud haciendo una hazaña ilegal tras otra,
simplemente apostando su tiempo hasta que fuera atrapado. Él no era un
buen tipo, y nunca lo sería, pero el hecho de que se preocupaba por Dovie,
que la amaba, lo obligó a hacer decisiones más inteligentes. Él sabía que si
volvía a prisión y si eventualmente se enfrentaba a alguien que fuera solo un
poco más duro o un poco más despiadado que él, la mataría tener que
ponerlo bajo tierra. Bax siempre fue peligroso, pero ahora, con la imperti-
nente pelirroja en su vida, también era cuidadoso. Nunca pensé que lo vería
suceder, pero había llegado el día en que mi hermano pensara antes de
actuar.

Volví a mi oficina y me instalé. Pateé hacia atrás mi deteriorada silla la


cual estaba seguro iba a dejar de resistir y tirarme sobre mi culo antes de
que el año terminara y encendí el teléfono celular que Reeve me había
dejado. Estaba tanto curioso como ligeramente enfermo de ver qué había
en él. Había enfrentado cada variedad de tipos malos que había desde que
había empezado como patrullero en The Point hace ocho años. No había
34

mucho que me impresionara, ya no había mucho que hiciera que mi piel se


erizara. Demonios, yo fui el que le puso las esposas a Bax y lanzó su culo en
Página

prisión por cinco años cuando su suerte finalmente se había agotado, y lo


hice sin sentir culpa ni arrepentimiento. La idea de un colega policía, un
colega oficial de la ley, siendo el que estuviera detrás de toda la destrucción
y los cuerpos acumulándose en la morgue tenía la furia hirviendo tan
caliente en mi sangre que no me sorprendería que ardiera por mi piel. Tú no
te anotabas para servir y proteger solo para decidir que el juramento era
simplemente demasiado para mantener.

Había un código de seguridad en el teléfono que no pude descifrar, así


que llamé a uno de los chicos de informática y le pregunté si podía revisarlo.
Yo era conocido como un tipo rudo por la estación, pero también hacía el
trabajo, así que generalmente cuando pedía un favor tenía prioridad. Solo
le tomó veinte minutos al chico de informática aparecer y otros cinco para
que él me diera acceso al teléfono. Para el momento en que se fue para
volver a su propia parte de la estación, yo ya había pasado por los mensajes
que tenían a mis dientes apretándose tan fuerte que había sido afortunado
de que no se rompieran.

Todo estaba ahí. Palabra tras palabra que contaban una historia de
venganza y destrucción. Había mensajes de ida y vuelta entre Roark y
alguien que tenía agendada una cita con una de las chicas de Nassir
arreglando la trampa de manera que el hombre irlandés pudiera llegar a
Roxie, una de las prostitutas más conocidas en The Point y una amiga
personal de Bax de tiempos pasados.

Había intercambios con alguien llamado simplemente Zero estable-


ciendo la entrada de explosivos a través de clientes. Los explosivos que
debieron haber sido usados para aniquilar el club de Nassir. El fuego fue
extendido para castigar no solo a Nassir y a Race sino también a las personas
que acudían en manada al corazón de The Point en busca de cosas malas.
La furia que el federal corrupto tenía hacia la ciudad era irreal y no podía
descubrir qué había detrás de esta. No era como si él viviera aquí o haya
sido víctima de las calles como lo habíamos sido el resto de nosotros que
llamábamos hogar a The Point. Su furia y la venganza que infligía se sentían
tan fuera de lugar. Sabía que tenía que haber más pero el teléfono no me
estaba dando tanto.

Había otra ráfaga de mensajes de ida y vuelta que hacían crónica de


un plan para agarrar a uno de los chicos que le debían dinero a Race por
35

una apuesta de futbol y tirar su cuerpo como mensaje para la nueva elite
Página

criminal. Más cuerpos le habían seguido igual que el dinero dentro de las
manos de hombres desesperados de manera que pudieran hacer cosas
desagradables para asegurarse de que todos supieran que The Point nunca
iba a ser seguro, sin importar quién estaba a cargo. Que nunca iba a ser
nada excepto un lugar olvidado lleno de gente olvidada que nadie extra-
ñaría si desaparecía.

Incluso había una foto del Mustang clásico de Race mientras se


incendiaba hasta convertirse en nada excepto una pila de retorcidos restos
de metal y escombros.

El tipo era vengativo y le gustaba atestiguar los efectos de su mano de


obra de manera cercana y personal. Desafortunadamente sabíamos lo bien
que estos tipos trabajaban, así que mientras había una plenitud de eviden-
cia de que él había estado presente en todos estos sucios actos en su final,
no había nada en los nuestros que lo mostraran. Roark sabía cómo evadir
las cámaras, cómo mezclarse en el fondo, y sabía lo bastante para evitar ser
atrapado mientras jalaba las cuerdas en el fondo como un demente
controlador de marionetas.

Pasé por los cientos de mensajes que él había intercambiado con


Reeve por los últimos pocos meses. No había nada inusual en los
intercambios. Eran coquetos y divertidos. Parecía que a ella en verdad le
gustaba el federal corrupto. Le decía que lo extrañaba cuando tenía que
volver a la ciudad durante la semana. Le agradecía profundamente por no
juzgarla por sus acciones pasadas. Le decía que la hacía sentir especial y a
salvo.

Él contestaba con respuestas al aire y fáciles confirmaciones reiteradas.


Le decía que era hermosa, que era preciosa, que era todo un premio.
Mientras Reeve le hablaba como una mujer en las primeras etapas de un
enamoramiento, Roark contestaba como un hombre con un trofeo del cual
estaba ansioso por presumir y alardear. Su puesto y su placa habían hecho
un montón para ganársela, el aspecto de ella había hecho todo para
convencerlo de romper el protocolo y llevarla a la cama. Yo entendía la
tentación.

Fueron los mensajes más reciente, los que antecedían al incendio en el


club, los que eran más interesantes. Reeve había crecido en the Point y
había perdido una hermana por los malvados e imperdonables caminos de
36

las calles. Ella no solo tenía inteligencia callejera sino también tenía agudos
instintos para el peligro. Empezó a enviarle textos preguntando sobre dónde
Página

estaba él los fines de semana y por qué no le contaba acerca de lo que


estaba sucediendo. Le preguntó por qué estaba en The Point por razones
que no tenían nada que ver con el trabajo. Le preguntó por qué su teléfono
estaba sonando a deshoras durante la noche. No era poco común para un
policía pero ella parecía saber que algo no estaba correcto. Le preguntó
quién era Zero y por qué había aparecido en su casa de seguridad
buscándolo. Era claro que sabía que algo estaba fuera de lugar y que Roark
no era quien clamaba ser.

Él intentó desalentarla. Le contestó que estaba en medio de un caso


ultra secreto, que era de alto perfil, y suavemente se disculpaba por todo el
secretismo y las evasivas. Le prometió llevarla a algún lugar tropical y cálido
tan pronto como el juicio para el resto de la gente de Novak hubiera
terminado, y cuando nada de eso pareció tranquilizarla sacó las armas
grandes y le dijo que la amaba. Eso la silenció por un día exactamente. Le
contestó que lo amaba y luego se quedó callada.

Después de la declaración no hubo más mensajes entre ellos dos pero


hubo varios entre Zero y Roark. Tenía a sus matones observando a Brysen y a
Dovie. También tenía ojos en Spanky’s, el club de desnudistas que ahora era
de hecho el centro de operaciones de Nassir dado que el Pit ya no estaba.
Spanky’s también era donde una desnudista llamada Honor bailaba, y si a
alguien le importaba mirar lo bastante cerca, vería que si Nassir tenía algún
tipo de debilidad, era ella. Los textos señalaban que lo que fuera que estaba
dirigiendo a Roark se estaba amplificando hasta llevar la pelea justo al
corazón de esos dispuestos a permanecer vigilantes entre él y su revancha,
y todo lo que eso podía significar era que las cosas se iban a poner más feas
y más sangrientas antes de que yo pudiera ponerles un alto.

Los textos se detuvieron porque era claro que la siguiente vez que Roark
vio a Reeve ella agarró su teléfono y se dirigió de regreso a la ciudad para
poder entregármelo. Vio su declaración de amor por lo que era, una cortina
de humo, y había hecho lo que hizo desde la primera vez que la conocí. Se
estaba cubriendo su propio trasero y apuesto que Roark era lo bastante
inteligente para saber que su cubierta de tipo bueno, como miembro de las
fuerzas policiales, se había jodido tan pronto como el teléfono desapareció.
Apostaría mi bola izquierda a que el federal se había escondido y que yo no
sería el único que lo estaría buscando. Hice una nota mental para hacerles
37

una llamada a los agentes federales solo para saber qué tanto sabían de su
agente corrupto.
Página
—Bueno, joder. —Lancé el teléfono en el escritorio, curvé mis manos en
puños, y las empujé en las cuencas de mis ojos. Podía sentir un dolor de
cabeza empezar a enroscarse alrededor de la base de mi cuello y palpitar
detrás de la parte posterior de mis ojos. Sentía como si un mazo golpeara el
interior de mi cráneo.

Me levanté de mi prehistórica silla y crujió con alivio. La puerta a mi


oficina repiqueteó en el marco cuando la cerré de golpe detrás de mí y
varios de mis compañeros oficiales se detuvieron para darme miradas
confundidas mientras caminaba por las puertas de entrada de la estación.

Aire fresco era algo que nadie nunca iba a encontrar en The Point, pero
necesitaba estar afuera, necesitaba la libertad de pasear de ida y vuelta sin
sentirme como una bestia enjaulada. Jalé fuera de mi cuello mí ya floja
corbata y saqué mi propio teléfono de mi bolsillo trasero. Estaba por hacer
una llamada que ni en un millón de años pensé que iba a hacer.

Sonó y sonó en el otro extremo. Al principio pensé que no iba a


contestar y luego pensé que si no lo hacía me iba a meter en mí, aburrido
hasta el infierno, sedán edición policial y conducir por cada uno de los
caminos de la ciudad hasta que encontrara dónde se estaba escondiendo.
Cuando te veías como ella no había ningún lugar donde pudieras escon-
derte.

Finalmente, cuando estaba al final de mi paciencia y me estaba


alistando para colgar y probablemente aventar el teléfono por el estaciona-
miento, su nublada voz llegó burlonamente a través de la línea.
—Bueno, eso fue rápido, Detective.

Incliné mi cabeza de manera que estaba mirando las marcadas puntas


de mis botas y me pregunté como lo había hecho un millón de veces antes,
por qué simplemente no me alejaba de esta vida. Tenía las credenciales.
Tenía el nivel de habilidades. Podía ser policía en cualquier ciudad, cualquier
lugar de América… demonios, probablemente podía dar un salto adelante
y unirme a los federales si quisiera. Lo que me mantenía aquí era indefinible
e imposible de pelear. Cuando era joven probé mi suerte en una vida mejor,
viviendo en el otro lado de las cosas en The Hill. Todo eso me había
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enseñado que la gente mala y las cosas malas estaban en todos lados. El
código postal realmente no importaba. Tenía gente inocente por proteger
Página

aquí e iba a hacer eso hasta que diera mi último aliento.


—Tienes razón. Sí te necesito, Reeve. —Y que Dios nos ampare.
Soltó una risita que no contenía humor.

—No tienes idea de cuánto tiempo he querido que me digas esas


palabras. Titus King.

No tenía idea de lo que estaba hablando, pero tenía un mal


presentimiento de lo que significaría para mí meterme en la cama con ella…
cama profesional o de otro tipo. En cualquier caso esta chica era proble-
mas.
39
Página
REEVE
M
e revolví y volteé toda la noche y no tenía nada que ver con
el hecho de que para ahora Conner tenía que saber que me
había ido y debe de saber que yo era la que tenía su celular.
Solo tuve unos poco segundos a solas con el dispositivo antes de que se
bloqueara, por lo que no estaba segura de qué tanto había bajado el
escurridizo de Conner, pero los pocos mensajes a los que eché un vistazo
dejaban tan claro como el día que el hombre que pensé era mi salvador en
realidad era un asesino y no mejor que yo. Cuando Titus había llamado y
gruñido que me necesitaba, sus palabras no solo hicieron a mis bragas
combustionar espontáneamente y a mi corazón aligerarse estúpidamente,
sino que también sus palabras me dijeron que había encontrado más que
suficiente en ese celular para hundir a Conner. No se habría molestado
conmigo de otra manera.

No le gustaba a Titus. ¿Cómo podía gustarle cuando estaba íntima-


mente familiarizado con todas las cosas terribles que había hecho en el
pasado? Nunca olvidaría la manera en que sus bonitos ojos azules se
iluminaron mientras le contaba mi sórdido relato cuando me entregué
después de que Dovie fuera secuestrada. La mayoría de los ojos de los
hombres se oscurecían, se ponían nublosos o difusos con emoción cuando
estaban enojados o molestos. No los de Titus. No, esos afilados e intensos ojos
azules suyos se volvieron tan claros que casi parecían plateados mientras lo
sacaba todo. Le dije acerca de mi hermana menor, sobre cómo el chico
equivocado la había arruinado. Le dije sobre cómo las drogas la habían
dominado y cómo la llevaron a la prostitución. Le dije cómo nunca era
suficiente, por lo que el novio de Rissa comenzó a lastimarla. Le dije cómo
me mataba, porque me hizo a un lado, me cerró la puerta cada vez que
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intenté alcanzarla. Quería salvarla y estaba desesperada. Mientras mi


historia continuaba, sus ojos parecían más y más claros, y el ceño en su cara
Página

más y más severo.


Le dije sobre el embarazo y cómo el novio de Rissa se había espantado
cuando ella le dijo. Estaba tan molesto de que ella no sería capaz de
trabajar más, de que no sería capaz de tener sexo con extraños para pagar
las cuentas. Me descompuse entonces, comenzando a sollozar cuando le
dije a Titus sobre los policías llegando a la puerta de mis padres en medio de
la noche para decirnos que habían encontrado el cuerpo desnudo de mi
hermana menor en un callejón trasero muy en lo profundo del corazón de
The Point. No podía respirar con el dolor en mi corazón y lo recordé
levantándose y rodeando el escritorio para que bruscamente pudiera
darme palmaditas en la espalda. No era un hombre propenso a la gentileza
pero lo intentó… por mí… y todo lo que eso hizo fue romperme en pedazos
más pequeños cuando le dije el resto.
Le expliqué que ya no podía sentir. Que estaba insensibilizada. Susurré
que cuando pusieron a mi hermana pequeña en el suelo podrían haberme
enterrado justo allí con ella porque ya nada me importaba. Todo en lo que
podía pensar, en todo lo que podía concentrarme, era en ir con el asesino
novio de Rissa. Estaba consumida por ello, obsesionada. Nada más me
importaba. La venganza era lo que me nutría. La venganza era lo que me
despertaba cada día, y finalmente no pude solo pensar en ello. Tenía que
actuar.

Me dejó de tocar entonces. Se movió lejos de mí y se recargó contra su


escritorio, muy parecido a como había hecho ayer mientras me observaba.
Para ese momento sus ojos estaban destellando como diamantes en su
marcada cara y el metálico brillo en ellos se sentía como si pudiera cortar
mi piel sin ninguna resistencia.

Las siguientes palabras temblaron en mis labios porque sabía que


estaba admitiendo un crimen que podía llevarme a prisión en el mejor de
los casos y a pena de muerte en el peor de los casos. Le dije cómo no tomó
mucho tiempo encontrar a alguien que me dirigiera en dirección a Novak.
Por supuesto, la manera en que lucía hizo que sus matones estuvieran más
que entusiasmados por llevarme a la puerta del ahora muerto jefe del
crimen. A todos los hombres les gustaba que una chica bonita les debiera
un favor y lo que estaba pidiendo significaba que Novak podía ser mi dueño
en cuerpo y alma por el resto de mi vida.
41

No me importaba. Cual fuera el precio que pidiera estaba dispuesta a


Página

pagarlo. Si quería que pagara la deuda de espaldas sobre una cama, lo


haría. Si quería que girara en un tubo en Spanky’s, habría aprendido a bailar.
Si él quería que fuera una mula para sus pistolas y drogas, habría tomado
cualquiera y cada uno de esos riegos mientras él garantizara que el asesino
de Rissa se llevaría exactamente lo que merecía. Quería que fuera violento.
Quería que fuera sangriento. Quería que sufriera de la misma forma que mi
hermana sufrió, y Novak me había dado una sonrisa y me prometió la
amarga satisfacción que tan desesperadamente deseaba.

Solo había tomado un par de semanas y luego los policías estaban de


vuelta en la puerta de mis padres preguntando si sabíamos algo sobre la
muerte del novio de Rissa. Mis padres estaban perplejos, y todo lo que pude
hacer fue quedarme allí congelada en shock. Se suponía que me iba a
hacer sentir mejor. Se suponía que me iba a hacer sentir gratificación
cuando él muriera. Pero no. Todavía estaba enojada. Todavía estaba vacía
y extrañando a mí hermana, y ahora todas esas heridas abiertas se estaban
llenando con culpa e incredulidad de que fuera responsable de la
prematura muerte de otro ser humano.

Titus me gruñó como un animal, y cuando me atreví a mirarlo, el asco


estaba en toda su atractiva cara mientras se levantaba y ponía todo el
espacio posible entre nosotros. Sentí vergüenza de hacerle ver así, lo sentía
hasta lo profundo de mis huesos. Inclinó su cabeza para que siguiera
hablando y tomó todo dentro de mí seguir adelante. Nunca había clamado
ser una buena persona o una mujer sin culpas, pero la manera en que Titus
me estaba mirando me hacía sentir como si perteneciera a una sucia tumba
en un callejón trasero justo como había sido el lugar de la muerte de mi
hermana.

Expliqué que Novak no se me había acercado para nada por un largo,


largo tiempo. Tan largo que pensé que tal vez se había olvidado de mí y el
favor que había pedido. Me mudé de las casa de mis padres porque sabía
que estaba corrompida, sabía que había cruzado una línea de la que no se
podía volver, y fui a trabajar a un salón justo afuera del Distrito. Las strippers
pagaban un montón de dinero para asegurarse de que su cabello luciera
bien, y eran asombrosas con sus propinas ya que su vivir estaba basado en
la generosidad de extraños excesivamente lujuriosos. Era un buen trabajo y
pasé mucho tiempo convenciéndome de que mis acciones habían estado
justificadas, de que había hecho lo que cualquier otra hermana amorosa y
42

protectora haría. Usé una máscara de normalidad y la mantuve tan


fuertemente que casi me convencí de que todo lo que había pasado había
Página

sido un sueño. Entonces una tarde la mano derecha de Novak llegó y la


máscara fue arrancada, dejando a la odiosa y viciosa chica que era en
verdad expuesta al mundo una vez más.

Novak estaba pidiendo su favor. Iba a ir voluntariamente a una casa


de acogida para niños y hacer amistad con una silenciosa pelirroja llamada
Dovie Pryce. Se suponía que debía averiguarlo todo sobre ella, mantenerla
vigilada y, si lo necesitaban, se suponía que debía traerla con Novak sin
preguntas.

Pensé que podía hacerlo. ¿Es decir, qué tan difícil puede ser el ser
amiga de una chica tímida? Muy difícil cuando esa chica creció en las
calles y tenía el mismo tipo de instintos por las personas como yo. Dovie
nunca me dejó entrar, y cuando Bax entró al cuadro y traté de advertirle
sobre él, sobre lo mal que se iban a poner las cosas si ella no se alejaba, me
bloqueó completamente. Luego vino la llamada que estaba temiendo.
Novak la quería y no le importaba cómo la obtuviera. Me debatí entre
decirle a Dovie y solo forzarla a dejar el pueblo. Pensé en huir también yo,
pero sabía que Novak solo iría tras ambas. Al final del día, tomé el camino
de un cobarde y llamé a Benny, la mano derecha de Novak, y le hice saber
que Dovie estaba por su cuenta, tomando un autobús de vuelta a un garaje
en dónde se había estado quedando. Sabía que los chicos de Novak la
agarrarían; lo que no sabía era que la usarían para lastimar a Bax, o que
iban a asaltar el garaje y golpear a su hermano casi hasta la muerte y matar
al dueño del garaje.

Pensé mis opciones hasta que no pude soportarlo más y luego fui a
buscar a Dovie. Tenía que decirle por qué había hecho lo que hice. Sabía
que no podría perdonarme, nunca, pero necesitaba que supiera que mis
razones eran más complicadas de lo que parecían. Le dije que me iba a
entregar y ella me advirtió que no fuera con Titus. Por supuesto, eso
significaba que él era al que tenía que buscar. Estaba lista para el castigo
completo, y si eso incluía vaciar mi corazón al hermano de Bax para que
hiciera conmigo lo que quisiera, que así fuera. Merecía el castigo que la ley
considerara apropiado, y cuando terminé de hablar con Titus, podía ver que
estaba de acuerdo. Para él no era nada más que otra criminal haciendo lo
que los criminales hacían en The Point.

Estaba preparada para servir tiempo duro, preparada para observar mi


43

vida irse a la deriva mientras miraba a través de los barrotes de hierro, pero
Página

entonces Titus hizo algo que nos asombró a ambos. Llamó al fiscal del distrito,
quien rápidamente me mandó con el fiscal general del estado. El de mala
gana explicó qué tipo de información tenía de las operaciones de Novak a
los altos mandos, y lo siguiente que supe fue que estaba en una lujosa oficina
siéndome ofrecido un trato si acordaba testificar en el caso contra los
miembros restantes de la pandilla de Novak en un caso federal. Me
ofrecieron protección de testigos, me ofrecieron una salida, y no podía saltar
en ella lo suficientemente rápido. Titus podría odiarme y era obvio que lo
que había hecho le causaba repulsión pero a pesar de todo él me salvó, y
tenía bastante claro que iba a amarlo por siempre por eso. No había visto
mucho bien en mi vida y aquí estaba un gran montón de ello envuelto en
un sobresaliente paquete de masculinidad y taciturna esplendidez que ya
ni siquiera podía mirarme a los ojos.

Y ahora me necesitaba. Lo que significaba que iba a tener que mirarme


y, tal vez, quizás solo tal vez, podría ver más allá de todas las cosas que había
hecho y todos los caminos que no podía tolerar. Era una esperanzada
manera de pensar de mi parte, pero después de estar tan cerca de él ayer
en la oficina, después de respirarlo y observar esos ojos azul cielo calentarse
y enfriarse con todo lo que estaba sintiendo, no podía contener el anhelo
subiéndose en mí. Era tan pesado y sofocante que me mantenía despierta
toda la noche. Cómo me convencí de que Conner era un aceptable
sustituto de la fuerza de la naturaleza que era Titus King estaba más allá de
mí. Un hombre era una maravilla legítima de este mundo; el otro era una
barata baratija de plástico que se hacía pedazos tan pronto lo llevabas a
casa.

Entonces aquí estaba en el lúgubre baño de la horrible habitación de


un motel mirándome en un espejo que estaba tan resquebrajado y nebuloso
por los años que apenas podía ver mi propia cara, preocupándome por
cómo iba a verme cuando Titus se apareciera en mi puerta en cualquier
minuto. Sabía que no importaba. Él nunca me vería de la misma manera en
que lo veía incluso si había una innegable atracción entre nosotros. Sin
embargo, mi vanidad y mi propia necesidad de estar lo mejor posible cerca
de él todavía me tenían jugando con mi cabello y tratando de arreglar mi
cara con las escasas provisiones que había guardado en mi bolsa. Cuando
había agarrado el celular de Conner realmente no había planeado qué
seguiría. Todo lo que tenía conmigo era la ropa que traía puesta y lo que
estaba en mi bolsa, lo cual no era mucho, pero tendría que servir. Escuché
44

la delgada puerta sonar mientras un pesado puño golpeaba contra ella, y


Página

tomé una respiración profunda para calmarme.


Me rehusaba a andar descalza en este asqueroso suelo, por lo que mis
encorvadas botas hacían un fuerte sonido de arrastre en toda la andrajosa
alfombra mientras iba hacia la puerta. Coincidía con el débil tartamudeo
de mi corazón ante el pensamiento de estar cerca de Titus de nuevo. Me
asomé por el pequeño hoyo de la puerta y retrocedí por la ferocidad en el
ceño que ya estaba en su cara. Todavía ni siquiera me había visto y ya
parecía como si quisiera estrangular a alguien.

Apenas había quitado la cadena de la puerta y abierto antes de que


él metiera ese gran cuerpo por el espacio. No era la única que parecía que
no se había cambiado de ropa desde nuestro último encuentro. Todavía
tenía su pantalón arrugado y su arrugada camisa de botones del día
anterior y las bolsas debajo de sus ojos lo hacían parecer más viejo que sus
veintiocho años. Solo era unos pocos años más grande que yo, pero ahora
mismo esos años parecían décadas. Le faltaba la corbata y su cabello
oscuro era un desastre como si hubiera estado pasando sus manos por él.

—Encontramos a dos drogadictos muertos y atrapamos a un traficante


de drogas en este motel no hace ni dos semanas. ¿Este es el mejor lugar que
pudiste encontrar para esconderte?

Tan pronto estuvo en la habitación cerré la puerta detrás de él y me


recargué contra ella. Estaba yendo de atrás y adelante enfrente de mí
como un animal enojado, y todo lo que quería hacer era estirar una mano
y tratar de tranquilizarlo. Estaba tan tenso que podía ver la tensión en todas
las duras líneas de su estructura muscular y estampada en su cara.

Me encogí ligeramente de hombros cuando esa mirada azul eléctrico


finalmente se posó en mí.

—Conner no es estúpido. Va a estar tras mi rastro, por lo que no podía


arriesgarme a ir a casa. Mi familia ya ha tenido suficientes momentos difíciles
en los últimos años. No necesitan estar metidos en medio de todo esto.

—¿No va a buscarte allí primero? —Se movió como si fuera a sentarse


en el borde del a cama y luego hizo una cara cuando echó un vistazo de lo
asqueroso que se veía el cobertor amarillo mostaza después de una
inspección de cerca. En vez de eso cruzó los brazos sobre su amplio pecho
y me encaro contra donde estaba recargada.
45
Página
—No lo creo. No éramos cercanos después de que Rissa murió. Estaba
sufriendo tanto que supongo que no pensé que ellos estuvieran sufriendo lo
suficiente. En realidad no he hablado con ellos en años.

Titus me gruñó y arrugó su nariz mientras las personas de la habitación


de al lado decidían empezar un episodio de ruidoso sexo matutino que
sacudió todo el muro detrás de la cama.

—¿No tienes amigos, ni otros parientes, nadie que pueda darte un lugar
para esconderte mientras vemos cómo manejamos a Roark? El fiscal
general del estado va a pensar que te saltaste el programa de protección
de testigos. Vas a ser una fugitiva hasta que lo atrapemos y pueda dar las
pruebas de que está sucio a las personas correctas.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás hasta que pegó contra la puerta.

—Dile a los federales que todavía testificaré; solo que ya no quiero estar
en custodia de protección. Hicieron eso por Bax y Race. Además de que
está sucio, durmió conmigo y rompió el protocolo. ¿Por qué tengo que
probar que soy honesta? —Podía ver la respuesta en sus ojos. Le creerían a
Conner porque él tenía un trabajo respetable incluso si lo había usado para
romper la ley, y yo solo era una chica que seguía tomando malas decisiones.

—Bax y Race no estuvieron involucrados en un plan de asesinato con


Novak y sus matones.
Me encogí involuntariamente.

—No, pero estuvieron involucrados en sus otros negocios criminales.


Todavía voy a cumplir mi parte del trato, solo que lo haré aquí.
—Eso no es seguro. Vi los mensajes en su celular. Roark no ha terminado
con su masacre y está desquiciado. Está furioso por algo y eso lo está
motivando a hacer lo que está haciendo. Quiere que The Point caiga y va
ir por aquellos involucrados en mantenerlo de pie después de que Novak
cayera. Estoy seguro que sabe que eres la que lo traicionó y se llevó la
evidencia para atraparlo. Las cosas realmente se van a poner muy mal para
ti.

Me reí secamente y le alcé una ceja. Deseé tener el valor para caminar
46

hasta él y envolverlo en un abrazo. Creo que ambos podíamos haber


necesitado uno.
Página
—Las cosas siempre son malas para mí. Tuve algunos minutos de paz
cuando estuve pretendiendo ser alguien más y su piel nunca se sintió muy
bien. Así es como es mi vida, Detective.
Sus cejas se juntaron y hubo un notable tic en su mandíbula.

—¿Entiendes que lo más seguro es que Conner te asesine cuando


ponga sus manos en ti por traicionarlo? Quemó el club de pelea de Nassir
en una noche lleno de gente. Sacamos diez cuerpos de los escombros. La
mayoría eran más jóvenes que tú.

No necesitaba una clase de lo cruel y de sangre fría que era Conner.


Lo sabía. El bastardo me había lanzado la palabra amor como si fuera una
idiota. Como si fuera una simple chica que no había crecido en las calles
sabiendo el trabajo que sería amar a alguien como yo. Un buen hombre, un
hombre con un propósito y causa, nunca lanzaría la palabra con A tan
descuidadamente a una mujer con un pasado como el mío. Justo allí y
entonces supe que él estaba planeando algo de lo que no quería formar
parte. Él pensó que podía decirme que me amaba y sería maleable y dulce.
En vez de eso le mentí y me propuse joder sus planes. Le era bien merecido
por subestimarme.

—Sé lo que Conner va a querer hacerme si me pone sus manos encima,


es por eso que vine contigo.

Lo miré desde debajo de mis largas pestañas y vi su boca tensarse


cuando nuestros ojos se encontraron.

»Vas a mantenerme viva el tiempo suficiente para testificar, Detective


King. —Él me iba a mantener viva el tiempo suficiente para tomar a Conner
antes de que me tomara a mí, solo que Titus no necesitaba saber esa parte
del plan.
—¿Qué te hace estar tan segura de eso, Reeve?

Suspiré pesadamente y me separé de la puerta. Caminé hasta él e hice


la cabeza hacia atrás y él tuvo que mirar ligeramente hacia abajo para
poder seguir mirándonos a los ojos. Él era un hombre rudo pero realmente le
funcionaba… y a mí.
47

—Conner va a saber que yo soy quien lo traiciono. Soy la razón por la


cual ya no puede operar en lo expuesto pretendiendo ser bueno. Va a
Página

querer que sufra por eso, pero no es estúpido y sabe todos los trucos de
ustedes los policías. No es un matón ignorante vendiendo bolsas de
marihuana en una esquina. Él es como tú, Titus, solo que la versión malvada.
—Crucé los brazos sobre mí pecho para imitar su pose y un poco de
adrenalina me recorrió cuando no pudo esconder la forma en que su
mirada bajó para ver como mi blusa se tensaba en mi pecho. Podía no
agradarle, pero había una atracción allí que no podía controlar. Había una
parte interna de él que empujaba contra su dura fachada cuando
estábamos a una distancia de apenas tocarnos. Esa era la parte a la que
quería abrazar y enroscarme.

»Quieres a Conner, entonces vas a necesitarme para atraerlo. Él va a


venir por mí sin importar qué o quién tenga que atravesar para llegar a mí,
por lo que necesitas ponerme ahí afuera y luego agarrarlo cuando venga
por mí.

Él estuvo en silencio por un largo y tenso momento y vi su manzana de


Adán hundirse mientras tragaba con fuerza.

—¿Me estás pidiendo usarte como anzuelo? ¿Quieres que te lance allí
afuera en un océano de tiburones cuando el agua ya está llena de sangre?

Alcé las manos y quité algo de cabello de mi cara y dejé que mi


cabeza cayera para estar mirando la asquerosa alfombra entre nuestros
pies. Las puntas de nuestras botas casi se tocaban y todo en mi interior
quería tomar ese pequeño y diminuto paso adelante para estar en su
espacio.

—Si no testifico contra el resto de los chicos de Novak, entonces mi trato


con el estado se va, y voy a pasar el resto de mi vida en la cárcel. He hecho
algunas cosas horribles y no puedo dejar que Conner deshaga lo que queda
de este lugar por ninguna razón. Necesito que me mantengas viva lo
suficiente para hacer lo que prometí y vas a tener que usarme para atraer
a Conner. Es la única manera. Si fue a esconderse vas a tener que darle una
razón viable para aparecerse. Va a tener que saber que no solo tú lo estás
buscando sino también los federales.

Titus dio un paso hacia atrás y comenzó a caminar de nuevo. Podría


haber jurado que el punto blanco en su cabello se esparció un poco más
48

después de mi declaración. Ya que había pasado la noche en una cama


asquerosa, estaba menos quisquillosa de lo que él había estado por sentarse
Página

en ella. Me dejé caer y lo observé mientras iba de adelante hacia atrás


enfrente de mí.
—Oh, tiene una razón para lo que está haciendo, solo que todavía no
sé cuál es. —Sus ojos fueron a mí bruscamente—. ¿Qué hay de ir de regreso
a protección de testigos bajo la protección de otro jefe de policía?

Sacudí la cabeza y me recargué sobre mis manos para mirar al techo.


Había una mancha desconocida que no había notado el día anterior. Ugh.
Necesitaba salir de este lugar antes de que me diera algo.

—No. Si voy de nuevo a esconderme entonces perderás cualquier


oportunidad de conseguir que Conner se aparezca, además ya te dije que
una piel limpia y brillante no es algo que me quede bien. Quiero estar aquí.
Necesito estar aquí. —Él nunca entendería que me sentía como si no solo se
lo debiera a Dovie después de la forma en que la lastimé sino que también
se lo debía a la ciudad. The Point apestaba y no había cualidades positivas
de ella, pero me sentía de esa manera por mí misma y todavía quería que
alguien me salvara, alguien que me amara. La ciudad y yo éramos tan
similares que casi me sentía como si tuviera que salvarla para salvarme a mí
misma. Si vivía lo suficiente. Titus no parecía como si estuviera listo para saltar
a la acción con mi plan muy pronto. De hecho, parecía como si él fuera a
caerse desmayado.

—¿Dormiste algo anoche? —La pregunta era más personal de lo que


debería con él, pero las palabras solo salieron.

Dejó de caminar y su cabeza cayó hacia adelante como si pesara un


millón de kilos. Levantó una mano para frotar su nuca y su pecho se alzó y
bajó en un gran suspiro que sonaba como si tuviera todo el destino del
mundo en él.

—No. Trataba de averiguar qué hacer con Roark. Me estaba aseguran-


do que el idiota de mi hermano no hiciera algo ahora que sabe que estás
de regreso. Llegué a casa y estuve allí como veinte minutos antes de que
me llamaran por una prostituta muerta en el Distrito. Me tomó dos horas
localizar una identificación suya. Cuando fui a notificar a su familia descubrí
que no solo estaba casada sino que también tenía dos niños pequeños. Ella
estaba en las calles porque a su padre le gusta apostar y no podía tener un
trabajo. Ese tipo de mierda es mí día a día, por lo que no, no duermo mucho,
incluso cuando tengo la oportunidad.
49

Eso hizo apretujar mi corazón. No porque la historia fuera angustiante o


Página

algo inusual en este lugar, sino porque le importaba tanto. Llevaba esas
elecciones y fallas de otras personas como si fueran las propias, y en un lugar
como este el peso de eso tenía que ser enorme. Él era Atlas. En verdad
estaba tratando de cargar al mundo y todas sus jodidas cosas en su
espalda.

Esos ojos cristalinos fueron hacia a mí y luego recorrieron la cama en


dónde estaba.

—¿Qué hay de ti? Este lugar necesita un equipo de materiales


peligrosos para limpiarlo. ¿Dormiste?

—No. Tomé el teléfono y hui. Ni siquiera tomé un cambio de ropa y ni


siquiera tengo mi identificación real. Para el resto del mundo todavía soy Jill
Parker. Reeve Black no existe.
—Jesús. Esto se pone mejor y mejor.

—Ohhhh… no creo que ni siquiera hayamos comenzado a ver lo peor


de ello todavía.

Gruñó una maldición y cerró sus manos en puños apretados en sus


costados. El tic estaba de vuelta en su mandíbula pero había algo traba-
jando en sus ojos. El color estaba haciendo esa cosa en donde comenzaba
a desvanecerse en algo más claro y brillante. Él estaba fundido y caliente
desde adentro hacia afuera. Hombre, vendería las partes fragmentadas
que quedaban de mi alma para quemarme con él.

—¿Qué tan lejos estás dispuesta a llegar con todo esto, Reeve? ¿Cuál
es el límite?

No entendía qué me estaba preguntando, por lo que me senté


enderezada y me incliné hacia adelante.

—No hay límite. ¿Cuáles son mis opciones, Titus? Muero o voy a la
cárcel, y ninguna de las dos son muy atractivas. Sé que no merezco una
segunda oportunidad, pero soy lo suficientemente tozuda y egoísta para
querer tomar una para mí de todas maneras.

—Sabes que Conner va a venir por ti, ¿pero siquiera has considerado
las otras amenazas? Mi hermano es tan peligroso e impredecible como
Roark y tú has tenido acción directa en hacer que la única chica que le ha
50

importado fuera secuestrada y cortada. Y apuesto a que ni siquiera


pensaste en Nassir. Ese tipo es un monstruo de corazón negro. Él está
Página

enojado como el demonio de que su club haya sido quemado y de que


Roark haya agarrado a una de sus chicas y abusara de ella. Él es el tipo que
te usaría justo como dices, atraer a su presa, solo que a él no le importaría si
salieras viva o no de la carnada. Tienes más de un enemigo aquí.

Sus palabras eran escalofriantes en su franqueza y trajeron escalofríos a


la superficie de mi piel.

—Lo sé. —Salió sonando tembloroso y odié revelar esa debilidad


enfrente de él.

Se movió tan cerca de mí que nuestras rodillas se tocaron. Estiró una


mano y puso un dedo debajo de mi barbilla y levantó mi cabeza para volver
a estar atrapados en una mirada inquebrantable. Sus ojos estaban tan
claros ahora que casi no había color en ellos. Lo hacían verse fiero y salvaje.
—Soy la única persona de tu lado y estoy allí reacio.
—Auch.

Bajé mis pestañas para no tener que ver cómo se sentía realmente
sobre mí, brillando en esa mirada.
—Pero por mucho que me duela decirlo, podemos ayudarnos. De
hecho, creo que la única manera de hacer esto con los mínimos errores es
trabajando juntos. Quiero a Roark y tú quieres que te cubran el trasero, y
para hacer esto, tenemos que estar pegados de la cadera.
Le fruncí el ceño mientras continuaba avecinándose sobre mí.
—¿Qué estás sugiriendo, Detective?

—No estoy sugiriéndolo. Te estoy diciendo que estás repentina e


irrevocablemente enamorada de mí. Estás obsesionada conmigo y vamos
a embarcarnos en un romance apasionado, descontrolado, inexplicable y
muy obvio. Vamos a lanzar nuestra nueva relación tan profundo en las
gargantas de todos que van a ahogarse con ello.

Tragué y abrí mi boca para decirle lo loco que sonaba, pero el estiró
una mano y puso ligeramente su palma sobre mi boca. Le fruncí el ceño y
contemplé hundir mis dientes en la parte carnosa de su mano.

»En verdad, Reeve, es la única manera. Bax se controlara si piensa que


tengo algo por ti. Nassir no se echará atrás por completo, pero será menos
51

peligroso si piensa que tiene que pasarme para agarrarte. Además, por lo
Página

que me has dicho, y por lo que entiendo sobre los tarados como Roark, si
piensa que lo reemplazaste conmigo, eso lo forzará a moverse más rápido.
Saldrá de esconderse más rápido si piensa que seguiste adelante sin
pensarlo dos veces. Si entiendes los riesgos involucrados, estoy dispuesto a
tomarlos contigo.

Alcé mis cejas y golpeé mi rodilla con los dedos hasta que él dio un
paso atrás y consideró mi reacción. No sabía qué estaba esperando, pero
él parecía nervioso mientras me ponía de pie.

»¿Qué piensas? —Su voz era baja y no apartó la mirada mientras


caminaba para pararme directamente frente a él.

¿Qué pensaba? Pensé que no había nada de “repentino” sobre sentir


irrevocablemente algo que se parecía mucho a amor por él. Pensé que
apasionado, descontrolado, y obsesivo resumían lo que ya sentía por él y
eso requeriría cero actuación de mi parte. Él era cálido y duro. Se sentía
como seguridad y fuerza.

—Creo que tú vas a tener un tiempo mucho más difícil pretendiendo


que te gusto del que yo pretendiendo que me gustas, Detective. ¿Has
considerado eso?

Retrocedió un poco y alzó una mano para circular mi muñeca con sus
dedos. Me pregunté si sentía mi pulso acelerarse por el toque.
—Haré lo que sea que se requiera para tener el trabajo hecho.

Oh, apuesto a que sí. Le sonreí maliciosa y me puse de puntillas para


que nuestros labios casi se tocaran. Esperaba que retrocediera o se apartara
con asco, pero no lo hizo. En vez de eso su lengua salió por la comisura de
su labio inferior, y casi gruñí en voz alta.
—Pruébalo —susurré el desafío y luego contuve la respiración para ver
lo que este atemorizante y sexy hombre haría una vez que el guante estaba
lanzado.
No me decepcionó. Nunca lo hizo.
52
Página
TITUS

P
RUEBALO.

Esos extraños y oscuros ojos azules me lanzaron el


desafío y no pude resistirlo. No el desafío o la chica. No me
gustaba que se hubiera metido debajo de mi piel. Odiaba
que tuviera razón sobre el centro de este desastre con
Roark, y realmente, realmente chirriaba en mis ya tensos nervios que ni
siquiera sin maquillaje y luciendo como si no hubiera dormido ni un pestañeo,
ella todavía seguía siendo la mujer más hermosa que alguna vez había visto.
No quería darme cuenta de eso. No quería que mi polla se sacudiera
cuando ella me tocara, pero así era, lo cual iba a hacer fingir estar
encaprichado con ella tan fácil y tan difícil a la vez. Ella también lo sabía.
Pruébalo.

De acuerdo. Probaría el hecho de que podía hacer lo que tenía que


hacer con el fin de hacer que este engaño mío funcionara. Podía fingir que
me gustaba, lo cual en realidad sería lo único que sería falso. No podía
reconciliar la manera en que mi pulso se alzaba cada vez que ponía esa
mirada azul medianoche sobre mí con el hecho de que había orquestado
el asesinato de un hombre. Ella era hermosa pero también era letal. Ella era
tan dura como este lugar del que veníamos, y tenía suficiente con la ciudad
martillando contra mis cimientos, así como estaba.

Sentir lujuria por esta mujer que tenía por naturaleza ser tan fría, tan
calculadora, como cualquier otro criminal que encerraba diariamente no
era un lugar para que mi cabeza estuviera mientras estaba al borde de la
guerra con su trastornado ex-amante.
53

Estaba furioso cuando incliné mi cabeza hacia ella. Estaba enojado


conmigo mismo. Estaba enojado con ella. Aunque más que todo eso,
Página

estaba furioso de que cualquiera de los dos tuviera que estar en esta
situación en primer lugar. Cada vez que me volteaba, otra cosa mala u otra
persona mala estaban pisándome los talones. Finalmente me resbalaría y
caería y no habría nadie que quedara con ningún tipo de consciencia en
este lugar, no quedaría nadie a quien le importara la justicia y lo correcto.

Esa rabia tenía mis manos temblando mientras la agarraba y usaba los
pulgares para inclinar su cabeza para que su boca estuviera hacia mí. No
tenía mucho tiempo para salir con alguien, no tenía la paciencia para una
mujer que no entendía que estaba intentando salvar una ciudad entera de
sí misma y que mi trabajo se llevaba gran parte de mi atención y energía.
Las mujeres con las que salí nunca tenían la altura correcta, o el tamaño
correcto, y seguro como el infierno que nunca se vieron tan deliciosas y
tentadoras como esta mujer. Nunca nadie había encajado en mí de la
manera en que ella lo hacía y eso me enojaba mucho más.

Todo sobre ella era una prueba para mi voluntad. La forma en que sus
ojos oscuros brillaron cuando bajé mi cabeza hacia sus labios entreabiertos.
La forma en que su mano subió por mi pecho para curvarse en mi cuello
mientras me acercaba más y más. La forma en que soltó un suave suspiro
que cosquilleó en mi boca cuando finalmente toqué sus labios con los míos.
Se suponía que era para probar un punto. Se suponía que era un acto de
desafío, y tal vez lo fue por una fracción de segundo, pero luego no fue
nada más que un beso y olvidé quién era y de qué se suponía que se
trataba. Después de medio latido de corazón solo quería besarla y seguirla
besando hasta que ambos estuviéramos desnudos, y estuviera profunda-
mente dentro de ese perfecto y traicionero cuerpo suyo.

Su boca era suave, lo cual era una mentira porque ella no era una
mujer suave. Ella sabía dulce, lo cual también era una mentira. Podría lucir
como un sueño y saber como un postre, pero sabía que había mucho más
debajo de ese caparazón externo. Su lengua salió y la punta tocó m labio
inferior, y antes de que pudiera considerar lo que estaba haciendo, la
estaba besando como besaba a una mujer que deseaba, no a una mujer
a la que me intentaba resistir.

Tenía mis manos enredadas en su largo cabello y estaba usando eso


para acorralarla contra la delgada puerta de la habitación del hotel. Ella la
golpeó con un jadeo de sorpresa y tomé completa ventaja de sus labios
54

abiertos para hundirme dentro. Quería devorarla. Quería comerla. Quería


Página

quedarme en este momento en dónde todo lo que podía sentir era su


corazón latiendo contra el mío y sus pezones duros contra mi pecho. La
forma en que su boca se movía en la mía hacía parecer que ningún mundo
estaba cayéndose a pedazos alrededor mío. No había ciudad al borde de
la ruina de la cual me sentía responsable, solo estaba esta mujer gimiendo
mientras abría sus piernas con mi rodilla y acariciaba su lengua con la mía.

Sentí enterrarse sus uñas en la base de mi cuello. Sentí sus caderas


arqueándose para encontrarse con las mías cuando la dureza entre mis
piernas se alineó con la suavidad entre las de ella. Era casi atemorizante
cómo encajábamos juntos. No era un tipo pequeño y muy seguido sentía
como si tuviera que dominarme en lo que se refería al sexo opuesto. No
quería intimidar o parecer amenazante, pero con Reeve no tenía que pero-
cuparme. Ella agarraba todo lo que le lanzaba y lo regresaba en una forma
que yo tenía dejar que la correa que contenía la frustración y agresión se
soltara un poco. Cosas muy profundas en mi interior rugieron y despertaron
de dónde típicamente dormían. Ni siquiera parecía sorprendida de que
todavía tuviera mi pistola en el cinturón, en dónde se sentía que vivía
permanentemente. Ella mantuvo sus manos alrededor de mis hombros y me
dejé cautivar como si fuera mi última comida y yo fuera un muerto andante.
Nunca me había sentido famélico por nada hasta que mis labios tocaron los
suyos.

Dejé que mis dientes mordieran la suave curvatura de su labio inferior y


mis manos se volvieron realmente bruscas en su cabello mientras hacía
hacia atrás y adelante su cabeza y me hundía más profundo en el anclaje
caliente y bienvenido que era su boca. Mi polla me estaba gritando que
hiciera algo, cualquier cosa, y mi pulso estaba sonando en mis oídos tan
fuerte que casi me perdí mi celular sonando en mi bolsillo.

La solté y me tropecé hacia atrás como si ella estuviera en llamas.


Ambos estábamos respirando fuerte y acalorados. Sus ojos casi eran negros
y estaba seguro que los míos estaban quemándose en blanco con todo en
mi interior achicharrándose. No creo que alguna vez me haya sentido tan
bien y tan mal exactamente al mismo tiempo.
Saqué el celular de mi bolsillo y lo puse en mí oreja ladrando:
—¿Qué?

Me sentí como si no pudiera respirar y ella solo se quedó desplomada


55

contra la puerta observándome con sus grandes ojos. Casi enloquecí


Página

cuando sacó la lengua para quitar la humedad y la pequeña gota de


sangre que había dejado en su boca después de mi no tan gentil beso. No
había pretendido lastimarla, causarle un daño como ese, pero sus largas
pestañas bajaron un poco cuando vio que la estaba observando y entendí
que le gustaba. Le gustaba estar al borde. Le gustaba la violencia. Por
supuesto que sería así.

—Sé que tu turno acaba de terminar, pero tengo un CM en los puertos


que quizá quieras ver. —No podía localizar a qué detective pertenecía la
voz, pero obviamente era alguien que sabía que cuando alguien caía para
bien en The Point, yo era la primera llamada que generalmente salía
primero.

CM era una abreviatura para “cuerpo muerto” y absolutamente no


quería ir a verlo. Ya había visto demasiados de ellos en los últimos días. Me
pasé las manos por el cabello y miré a Reeve mientras finamente se
apartaba de la puerta y deambulaba para sentares en la cama. Me encogí.
Era realmente demasiado asquerosa de tocar.
—¿Qué te hace pensar que quiero verlo?
—Porque solo es una niña. No más de dieciocho o diecinueve.
Maldije y comencé a caminar.
—Sí, eso es una mierda pero no inusual.

—Sí, bueno, la razón por la que te hablé es porque luce mucho como
el encanto que vino a tu oficina ayer. Largo cabello negro, ojos azules. A
primera vista podría ser ella, pero es más joven y la jodió de una manera muy
personal.
—Joder.

—Sí. Ven aquí, King, y ve lo que ese enfermo bastardo le hizo a esta
pobre chica, y mientras estás en eso encuentra a la que todavía respira y
dile que cuide su espalda.

Colgué el celular y lo apreté tan fuerte en mi mano que me sorprendí


de que no se rompiera a la mitad. Miré a Reeve, quien me miraba solemne.

—Toma lo que sea que hayas traído contigo. Nos vamos. —No le
pregunté.
56

Me pestañeó lentamente y sus oscuras cejas se juntaron.


Página

—Ya te dije que me fui a prisa y no tengo ningún lugar a dónde ir.
—Tengo un lugar que servirá por ahora. Un cuerpo apareció en los
puertos y aparentemente tiene un asombroso parecido a ti. Eso significa que
Roark ya sabe que estás aquí y creo que nos hace saber que está enojado
por eso. Una pobre chica fue asesinada porque tenía el mismo color de
cabello y ojos que tú, Reeve. ¿No te dice eso lo peligroso que es esto para
ti? Este tipo es un sociópata. —Y no tenía tiempo de averiguar qué lo había
accionado, qué había empezado su masacre y cómo detenerlo.

Se puso de pie y vi la forma en que sus ojos cambiaron cuando


mencioné a la chica muerta. Era capaz de sentir arrepentimiento y remor-
dimiento. Eso era bueno de saber y me hizo sentir mucho menos mierda por
querer empujarla contra la pared y continuar en donde lo habíamos dejado.
—¿A dónde exactamente quieres que vaya, Detective?
—Cuando Bax fue a la cárcel se estaba quedando en un pequeño
estudio de mierda afuera del Distrito. No sabía que compró una casa antes
de que lo arrestaran. Cuando salió de la cárcel y se enredó con Dovie, dejó
el estudio y la llevó a los suburbios. Bueno, pagué la renta del estudio por
adelantado por algunos años para que tuviera un lugar garantizado para
regresar cuando saliera. Ha estado vacío por un tiempo y solo es un poco
mejor que este lugar, pero tendrá que servir hasta que pueda encontrar algo
más seguro. —Le di una mirada dura—. Además, todo mundo sabe cómo
se siente Bax por ti, por lo que nadie pensaría nunca que estarías cerca de
su casa.

No podía permitirse olvidar que había enemigos en cada esquina y


todos ellos estarían felices si de repente dejara de respirar.

—Titus… —Su voz estaba baja y sus ojos se clavaron en los míos cuando
nuestras miradas se encontraron—. Regresé para ayudarte. No quiero ser la
razón por la cual Shane y tú terminen de nuevo mal. Sé lo difícil que fue para
ti casi perderlo. Es por eso que nada de esto es sobre mí.

Sus ojos fueron al punto blanco en mi cabello que era un constante


recordatorio de lo lejos que mi hermano estaba dispuesto a llevar las cosas.
A diferencia de mí, Bax no tenía una jaula en donde mantenía su lado
salvaje encerrado. Él hacía lo que quería, cuándo quería, y eso lo hacía
increíblemente peligroso. Es por eso que me necesitaba. Bax y yo podríamos
57

no estar siempre en el mismo lado y siempre había una impía tensión entre
Página

nosotros y cómo veíamos lo correcto y lo incorrecto de las cosas, pero me


respetaba lo suficiente, le importaba lo suficiente que si podía venderle el
acto de que esta mujer me importaba en un nivel profundo, él retrocedería.
Pero no le gustaría. De hecho, él lo odiaría por completo, pero aun así lo
haría.

—Bax es mi problema. Siempre ha sido mi problema y probablemente


no quieras llamarlo Shane en su cara.
Levantó un hombro y lo dejó caer.

—Observé a Dovie enamorarse de Shane, no de Bax. Parece menos


atemorizante como Shane.

Gruñí porque Shane y Bax eran dos partes que creaban un hombre
completo. Ambos eran equivalentemente atemorizantes y peligrosos, pero
ella no tenía que saber eso, por lo que señalé la asquerosa habitación y
ordené:
—Toma tus cosas.
Ella me dio una sonrisa ladeada.
—No tengo nada.

Ella había dicho eso, pero no le había creído. ¿Qué tipo de mujer podía
huir con literalmente la ropa que traía puesta? Una que estaba hecha para
sobrevivir sin importar qué. Respondí mi propia pregunta.
Suspiré y caminé a la puerta.
—Está bien, vámonos de aquí. Necesito ir a los puertos.

Asintió un poco y caminó mientras jalaba la puerta delgada como de


papel para abrirla. Me tensé automáticamente cuando se detuvo enfrente
de mí e hizo la cabeza hacia atrás para mirarme a los ojos.

—Para lo que valga, eres muy convincente en pretender que te gusto,


Titus. Por un segundo antes de que tú celular sonara, casi te creí.

Cruzó la puerta, dejando sus palabras lanzadas como ladrillos a mis


pies.
58
Página
M
e tomó un poco llevarla al apartamento y meterla con las
órdenes de mantener un perfil bajo hasta que escuchara de
mí. El viejo estudio de Bax serviría por ahora, pero necesitaba
encontrar algún lugar a dónde pudiera llevarla que fuera seguro y todavía
lo suficientemente visible para que Roark supiera en dónde estábamos; en
dónde estábamos, pretendiendo estar encaprichados el uno con el otro.
Aunque mi plan se venía abajo después de eso. Sabía que necesitaba hacer
que Roark apareciera, pero después de que lo hiciera, no estaba cien por
ciento seguro de cómo terminaría saliendo. Quería tener la confianza en mí
mismo de que simplemente podría arrestarlo o llevarlo sin derramar sangre
de ningún lado, pero el tipo era violento y estaba furioso, por lo que dudaba
que fuera el caso. Una vez que tuviera a Reeve segura en algún lugar y la
fachada comenzara, tendría el resto de los detalles. El diablo siempre se
escondía en esos pequeños bastardos.

El camino al Distrito fue silencioso y tenso. La mirada en su cara cuando


vio la maltrecha condición de la casa de soltero de Bax no tuvo precio. Le
aseguré que Dovie había limpiado todo el lugar ya que se quedaban ahí
ocasionalmente cuando Bax trabajaba tarde en el taller del que era dueño.
Le prometí que tenía menos posibilidades de que le diera una ETS en el baño
de aquí que las que tenía en un motel.

No contestó y no me molesté en decirle adiós, pero le dije que


mantuviera la cabeza abajo y no llamara la atención. La única manera en
que una chica que lucía como ella podía hacer eso era sin salir, y
ordenando pizza y comida china. Era un plan de mierda, pero tendría que
ser así. Ella me dio una dura mirada, lo cual me recordó que se había salido
sin dinero y sin una identificación real. Con un suspiro le di unos cuantos
billetes de veinte que pude ver que quería rechazar. Reeve no quería
apoyarse en mí mucho más de lo que yo quería ser el que estuviera en la
posición de ayudarla.
59

Para el momento en el que llegué a los puertos, estaba enfurecido y


Página

ninguna cantidad de café o furia podía encenderme lo suficiente para que


me entrara en la cabeza el hecho de que una chica perdió su vida por
ninguna razón. La escena estaba caótica. Había un montón de policías en
todo el lugar y el examinador médico estaba merodeando en el cuerpo.
Bueno, estaban inspeccionando lo que quedaba del cuerpo. La pobre
chica había pasado por un infierno y Roark había hecho su sufrimiento
obvio. No había equivocación de que esto era un mensaje.

No solo estaba furioso de que Reeve lo traicionara. Ahora ella era el


enemigo y sería tratada como uno si él le ponía las manos encima. A este
tipo no le importaba quién fuera su víctima. Hombre, mujer, o niño, su
brutalidad estaba creciendo más y más aparente y dirigida. Este tipo
llevaba lo de hacer ver su punto hasta otro nivel. Iba hacia el impacto y la
carnada y parecía que los objetivos que elegía dejar como llamadas de
atención se estaban haciendo más y más jóvenes.

La mujer había sido cortada por el pecho justo como Dovie había sido
cortada la noche que fue secuestrada. Solo que Dovie había sobrevivido y
tenía las cicatrices para probar lo duro que luchó para vivir. Esta chica solo
tenía las heridas. También tenía quemaduras en cada superficie de piel
expuesta, un hoyo de bala en la frente, y nada de eso era tan perturbador
como las cosas que Roark le había hecho a partes de ella que nunca
deberían de ser tratadas con otra cosa además de reverencia y
apreciación. Había rabia y odio puesto sobre esta chica como nunca antes
había visto y era inquietante porque tenía un notable parecido a Reeve,
solo mucho más joven y pequeña.
—¿Está bien si la llevamos ahora, Detective?

Miré hacia el joven técnico y asentí. No me había dado cuenta de que


tenía la cabeza en otro lado y solo estaba mirando el cuerpo como si fuera
a levantarse y darme el nombre de Conner Roark para poder arrestarlo sin
ninguna dificultad. Nada nunca funcionaba de esa manera.

—Sí. ¿Tenemos una identificación suya? Solo es una bebé. Alguien tiene
que notificar a la familia.

—Todavía no. La única pista que tenemos es que podría haber sido una
bailarina en Spanky’s. Fue encontrada con un montón de dinero en su bolso
y nada más.
60

Oh, genial. Nassir ya estaba al borde y cerca de enloquecer por lo que


Página

había pasado en su club. Cuando se enterara que una de sus chicas estaba
en el peor lugar en el peor momento y que el mismo tipo que incendió el
club era responsable, definitivamente enloquecería. Había hombres que
poco me podía importar si decidían hacer una batalla en mis calles. Era más
duro, más rápido, más inteligente, y cuando tenía que ser así, era más brutal.
Nada de esto era el caso con Nassir Gates. No estaba cien por ciento seguro
de cuál era su pasado pero conocía el entrenamiento y maldad cuando lo
veía. Podía intentar hacerse pasar por un típico bribón pero lo sabía. Nassir
era el Diablo, y si se soltaba de la cornisa de civilidad a la que se estaba
agarrando, el baño de sangre que resultaría cuando se cayera nos ahogaría
a todos.

Mientras ponían a la chica en la camioneta del forense miré hacia el


canal industrial y sentí el peso de otra innecesaria muerte más asentarse
profundo en esa parte de mi alma en donde se reunían y me llenaban. Perdí
la noción del tiempo, atrapado en mis pensamientos, preguntándome
cómo exactamente iba a arreglar este desastre en particular, cuando una
pesada mano cayó en mi hombro.
No pensé.

Reaccioné y tenía mi pistola fuera y apuntada al ofensor antes de


volver a respirar. Ambos maldijimos mientras Race daba un paso hacia atrás
y alzaba sus manos en rendición.
—Caray, Titus.
Entrecerré los ojos y puse la pistola de vuelta en la pistolera.

—¿Qué estás haciendo aquí, Hartman? ¿No deberías de estar


corriendo apuestas, o mejor aún, lidiando con toda la mierda oscura que
tiene que haber en tu cabeza sabiendo que quemaron a tu viejo?

No estaba teniendo tacto o amabilidad. No la tenía más en mí y creo


que Race lo vio porque solo me sonrió sardónico y lució tan regio y calmado
como siempre. Él era un hombre distinto al que había estado en mi oficina
ayer. Me pregunté cómo una buena mujer, una mujer que lo entendía y la
vida que vivía, ayudó con eso. Sentí un arrebato de celos que tuve luchar
para tragarme.
—Vivo aquí afuera. La hermana menor de Brysen escuchó la
61

conmoción y eché un vistazo a las cámaras de seguridad del edificio. Te vi


Página

llegar y pensé que esperaría a bajar hasta que el resto de los chicos de azul
se fueran antes de ver qué estaba pasando.
—¿Vives aquí?

Asintió y señaló al edificio de concreto y cristal que parecía demasiado


bueno para estar aquí en The Point y definitivamente muy impecable para
estar en esos puertos en derrumbe.

—Mi viejo usaba este lugar para traer a sus amantes. El dueño de la
propiedad es turbio como el demonio, así que cuando todo lo del acosador
de Brysen salió, tuve que hacer que transfiriera la escritura a su nombre para
tener un lugar a donde irse. Me gusta aquí afuera. Es callado, y después de
que Booker saliera del hospital cuando le dispararon, lo llevé al edificio para
mantener vigiladas las cosas cuando estoy trabajando. Me gusta que las
chicas tengan a alguien con quien contar si no estoy cerca. Además,
modifiqué el sistema de seguridad para que fuera tan difícil meterse al lugar
como lo es estar en el lado bueno de Bax. Nadie se mete o sale sin que yo
o Booker lo sepamos. Hay cámaras en todos lados.

Noah Booker era un ex convicto y un cabrón. Era mucho como mi


hermano en esos aspectos. Booker era lo suficientemente inteligente para
saber que Race era el que iba a estar mandando las cosas en lo oscuro y
en las trastiendas y los callejones ahora que Novak se había ido, por lo que
se había puesto en el puesto base. Se había ofrecido para atrapar las balas
cuando la chica de Race se encontró atrapada en la vista de un acosador
letal. Booker casi había muerto tratando de mantener a Brysen y su hermana
a salvo, por lo que no me sorprendió que Race hubiera puesto al hombre
como su mano derecha y estuviera contando con él para protección, no
solo para él si no para sus chicas también.

Me froté la mandíbula con barba mientras los engranajes de mi cabeza


comenzaban a girar. Le alcé una ceja a Race y pregunté:
—¿Hay algo disponible en el condominio?
Cruzo los brazos sobre su pecho y sus ojos verdes se entrecerraron.
—¿Qué? ¿Qué hay de malo con tu casa?

Tenía una pequeña casa de estilo artesanal que no estaba


exactamente fuera de The Point pero estaba lo suficientemente al borde de
62

la ciudad, para que cuando durmiera lo hiciera sin preocuparme demasia-


do de que le dispararan a mis ventanas o patearan mi puerta. Era solo un
Página

lugar para guardar mis cosas y llegar cuando tuviera algunos minutos. No
era lo suficientemente segura para llevar a Reeve, con todas las personas
que querían una pieza de ella. Estaría aislada y sola si la dejaba allí mientras
continuaba buscando a Roark.

—No hay nada malo con mi casa, pero estoy en medio de una
situación y necesito algún lugar seguro para estar algunas pocas semanas.

—¿Esa situación involucra a cierta belleza morena que está de vuelta


en la ciudad?

Maldición, era demasiado inteligente para su propio bien. Bueno, mi


bien, en realidad.

—Sí, así es, y no quiero escuchar nada de eso. El tipo que quemó tu
auto, el tipo que molestó a Roxie, el tipo que torturó a la pobre chica y la
dejó aquí como si fuera basura, no solo está tras The Point si no también tras
Reeve por venganza. Ella me dio su nombre y está dispuesta a ser carnada
para sacarlo, por lo que necesito hacer lo que pueda para mantenerla
segura. Ayúdame, Race.

Pude verlo calcular los pros y contras de lo que le estaba pidiendo.


Race no hacía nada sin considerar todas sus opciones. Sabía que le estaba
pidiendo llevar una amenaza de seguridad verificada bajo su techo
protegido. Entendía que le estaba pidiendo algo con lo que Bax iba a estar
en contra. Entendía que estaba lo suficientemente desesperado para
pedirle que le ofreciera refugio a una mujer que no solo había ofrecido a su
hermana como una oveja de sacrificio, sino que también sus acciones
habían provocado directamente que fuera golpeado casi hasta morir. Le
estaba pidiendo mucho más de lo que alguna vez me había pedido, y lo
sabía. Y porque era jodidamente brillante, sabía que si accedía eso
significaba que yo tendría que deberle algo muy grande. Algo grande del
tipo liberarlo de la cárcel.

Vivía mi vida entre las muy clara líneas blancas y negras, pero
últimamente todo se había vuelto muy difuso en tantas sombras de gris que
era difícil ver a través de esa niebla. Creía en el bien y el mal, en lo correcto
y lo incorrecto. Estaba dispuesto a morir por esas convicciones, pero también
quería que los tipos buenos ganaran ocasionalmente. Últimamente, parecía
que la única forma de hacer que eso pasara era jugar con las reglas de los
tipos malos. Hacía todo dentro de mí partirse y revolverse en rabia, pero no
63

tenía opción y podía ver que Race veía eso también.


Página
—Dame una semana. No hay disponibilidad ahora mismo, pero
arreglaré algunas cosas y te encontraré un lugar.

Suspiré y dejé que mi cabeza cayera hacia adelante para ver mis botas
y la gastada madera del puerto entre ellas.

—¿Siquiera quiero preguntar cómo vas a arreglar una vacante en tan


poco tiempo?

Se rio entre dientes e hizo que los vellos de mis brazos se erizaran.
Recordé cuando él solo era un chico perdido acelerando autos con Bax. Ya
no estaba perdido, y el hombre en el que se había convertido no era uno al
cual subestimar.

—Probablemente no, pero ambos estarán seguros entre eso muros e


incluso te prestaré a Booker. Puede mantener un ojo en tu pequeña rata
mientras estás fuera intentado salvar al mundo.

Alcé la cabeza para fulminarlo con la mirada, pero él ya se había


volteado y estaba caminado de vuelta al condominio de aspecto lujoso.

—Pensaría que serías un poco más simpático con alguien haciendo lo


que tiene que hacer para sobrevivir, Hartman.
Vi sus hombros encogerse y no se volteó mientras voceaba:

—Deberías de recordar que ninguna buena acción pasa sin ser


castigada, Titus. Ella dice que está aquí para ayudarte, pero le dijo a Dovie
justo lo mismo antes de traicionarla. Quiero al tipo que se está metiendo con
mi vida y mi familia, y si crees que ella es la forma en la que podemos
atraparlo, entonces la quiero tan cerca como sea posible.

No tuve manera alguna de contradecirlo, porque esa era la misma


lógica que estaba aplicando, por lo que simplemente gruñí a su espalda
mientras se alejaba.

64
Página
REEVE
U
nos pocos días escondiéndome en el pequeño apartamento de
Bax me hicieron sentir como si estuviera de regreso en protección
de testigos. No había visto a nadie además del chico repartidor
de pizza. Y no había escuchado de Titus excepto en el día en que me dejó
aquí, cuando se apareció con algo de ropa que me dijo que tomó prestada
de una vecina y un celular desechable que me aventó en la mano con un
gruñido. Me dijo que solo lo usara en caso de emergencia y luego desa-
pareció sin ninguna palabra más. Era obvio que todo lo de tener que lidiar
conmigo lo estaba molestando, pero no tenía una solución a ese problema,
así que simplemente tomé el celular y colapsé contra la puerta después de
que se fuera, con una nube de enojo y tensión tras su estela.

Cada noche desde esa vez que lo desafié a que me besara,


provocándolo en dejar que un poco de esa apariencia dura como la piedra
que tenía se escurriera en mí, sentí como si estuviera ahogándome en él.
Admitía que mi fascinación con Titus King no era nada nuevo, pero ahora
que sabía, ahora que tenía experiencia sobre lo que era ser deseada por él,
ser la única dirección de ese infierno de deseo caliente, no podía superarlo.
Me perseguía hasta dormir. Me perseguía cuando estaba despierta. Lo
probé. Lo sentí, y cuando inspiraba y exhalaba podía jurar que mi corazón
estaba golpeteando su nombre una y otra vez.

Debería de estar concentrada en Conner. Necesitaba mantener mis


ojos en el premio, porque solo el ganador de este juego iba a salir vivo. El
pensamiento de estar en el punto de mira de un hombre loco era petrifi-
cante. El mató a una chica solo porque se veía como yo, por el amor de
Dios, y ni siquiera lo había hecho de manera limpia o piadosa. Ella había
sufrido; Titus fue brutalmente honesto cuando pregunté sobre el cuerpo que
65

lo había alejado antes de que las cosas se salieran de control en el motel.


Página

Ella había sufrido mucho tiempo y ambos sabíamos que no se comparaba


en nada a lo que Conner me haría cuando finalmente me atrapara.
Hubo un tiempo antes de Titus cuando simplemente hubiera huido. Era
rápida y sabía cómo terminar las cosas cuando tenía que hacerlo. Había
muchos pueblos sin nombre en América Central en donde podía perderme
y nunca ser encontrada otra vez. Pero ahora que el hosco detective estaba
justo enfrente de mí, dispuesto a creer que tenía algún tipo de cualidad que
me redimiera y estaba dispuesta a ayudarlo, no podía hacer eso.

No. Era tiempo de mantenerme de pie y corregir todos los males de la


única manera que conocía. Era una trampa que pocos hombres podían
resistir, una en la que Conner ya había caído, y una vez que él viniera por mí
iba a asegurarme de que nunca pudiera lastimar o engañar a alguien más.
El momento decisivo estaba en el horizonte. En el mundo real el bien no
triunfaba sobre la maldad, porque la maldad no jugaba justo. Eso
significaba que solo el mal tenía una oportunidad derrotando a la maldad,
y yo era lo suficientemente mala para hacer el trabajo. Quería que Titus me
mantuviera viva, no solo para poder testificar sino para poder ponerle una
bala a Conner antes de que él me la pusiera a mí o a alguien más en The
Point. Iba a sacrificarme a mí misma por un bien mayor y la única parte de
eso que me ponía nerviosa, era el hecho de que le estaba mintiendo al
guapo detective sobre mis verdaderas intenciones. Él ya pensaba que era
turbia y retorcida; una vez que esto saliera a la luz, él estaba condenado a
pensar que yo no era nada más que una asesina sin alma.

Cuando alguien golpeó la puerta después de que el sol bajara en el


día en el que Titus dijo que vendría por mí, automáticamente asumí que iba
a ser él. Sin embargo, había vivido en The Point el suficiente tiempo para
simplemente abrir una puerta sin ver qué había al otro lado. Cuando revisé
por el agujero, no había unos brillantes ojos azules regresándome la mirada,
sino un par de ojos verde bosque en una cara hecha para volver estúpidas
a las mujeres por la lujuria. Fue casi como si hubiera escuchado lo que
pensaba, porque antes de que alcanzara la cadena de seguridad en la
puerta, el dios dorado me sonrió, exhibiendo un hoyuelo que hizo que mi
corazón se detuviera involuntariamente. Race era peligroso de una manera
totalmente diferente a Bax, y de repente entendí por qué los dos hacían un
equipo imparable.

Abrí la puerta y puse un brazo en el marco para que Race captara que
66

no lo estaba invitando a pasar.


Página

—¿Titus te envió? —Odié el dolor que sentí al pensar en el policía de


cabello negro desechándome con alguien más. Se suponía que estaba
hecha de algo más fuerte que eso. No podía permitir que mis sentimientos
se hirieran cada vez que me recordaban que Titus no sentía por mí lo que yo
sentía por él. Necesitaba recordarme que él no podía sentirse así. No era
una buena persona y Titus merecía lo mejor.

Race me sonrió de nuevo y puse los ojos en blanco. Era fácil ver cómo
lograba todo a su manera sin ningún esfuerzo. Esa sola sonrisa podía hacer
que alguien le prometiera cualquier cosa y todo debajo del sol. El chico sin
ningún esfuerzo proyectaba buenos tiempos y cosas sucias y sexys.

—No. Él no sabe que estoy aquí y probablemente se pondría gritón y


violento si supiera. He estado conectando los puntos que otras personas
tienden a pasar por alto, por lo que supuse que te escondería aquí. Nadie
creería que Bax te dejaría esconderte en su casa. Te odia y estaría feliz de
darte al mejor postor. Titus se está matando para asegurarse de que nadie
sepa qué pasa contigo ahora mismo. Bax ha estado molestándolo
esperando información, y creo que eres lo suficientemente lista para saber
que no es para mandarte flores.
Me mordí el labio y miré a Race desde mis pestañas.

—Lo entiendo. Bax lo arruinaría por una pelea y no le importará por qué
estoy aquí o que Titus podría necesitarme para su juego final.

—Si fuera por Bax, terminarías seis metros debajo de algún lugar y siendo
nada más un distante recuerdo para todos nosotros, pero él seguido es de
corta vista. —Race cruzó sus brazos sobre su amplio pecho y observé la
forma en que jaló su camisa henley sobre los músculos que vivían ahí. No era
de estatura tan imponente como Titus o Bax, pero había una elegancia
severa en él que parecía tan amenazante mientras me consideraba en
silencio por un largo momento—. Quiero saber cuál es el juego final, Reeve.
¿Qué pasa una vez que este tipo se aparece? Titus podría pensar que
puede sacarte allí afuera y mantener sus ojos en el premio, pero lo conozco
lo suficiente para saber que si estás en peligro su atención estará en ti y no
en deshacerse de la amenaza. ¿Cuál es la verdadera razón por la que
accediste a jugar este juego? Ten en mente que no soy un muy buen
hombre cuando mis amigos o familia son amenazados. No tengo problema
en hacer una llamada y dejarle saber a Bax en dónde te escondió su
67

hermano si no quieres ser honesta conmigo.


Página

Sus ojos se oscurecieron, y me mordí más fuerte el labio. No le contesté


y no me moví cuando dio un paso más cerca de mí. No olía como las calles.
Olía bien, como algo caro y lujoso. Estaba tan fuera de lugar en el pasillo de
este condominio en decadencia justo en el centro de una ciudad que casi
me tenía tambaleando.
A regañadientes le dije:

—Sé quién es el tipo que estuvo detrás del asesinato de tu padre. Tenía
pruebas de quién era, así que se las di a Titus porque quiero ayudarle a
detenerlo.

Esos ojos del color del bosque se entrecerraron en diminutas rendijas y


vi su mandíbula tensarse.
—¿Quién?

Rodé mis ojos. No era como si darle a Race la información que buscaba
cambiaría el juego en algo. Conner no sería encontrado hasta que estuviera
listo.

—Su nombre es Conner Roark. Era el federal en cargo de manejar a


todos los testigos por el caso RICO de Novak.

Vi el entendimiento en su cara demasiado hermosa. Lord Hartman


pudo haber sido un bastardo de primera, pero aun así era el padre de Race
y el hecho de que Conner hubiera orquestado su ejecución no le sentaría
bien al rubio Adonis.

—No puedes detener a un hombre así con una placa y la amenaza de


la cárcel. La única manera de deshacerte de una amenaza como esa es
una bala.

Suspiré de nuevo porque coincidía. Lo observé mientras las cosas


comenzaban a moverse en su mirada mientras encajaba las piezas. Cuando
pensó que lo tenía todo resuelto, él dio un paso más cerca de mí y frunció
el ceño mientras demandaba:

—¿Regresaste aquí para hacer que Titus mate a Roark por ti, Reeve?
¿Estás jugando con las vidas de las personas de nuevo? Porque si es así,
tengo que decirte que terminará mucho peor para ti esta vez.

Tragué saliva y le entrecerré los ojos. Me rehusaba a ser intimidada por


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alguien, incluso si Race y sus palabras sacaron un frío sudor de mi piel.


Página

—Regresé a ayudar. Eso es todo. No me importa si Conner se pudre tras


las rejas o le pegan un tiro entre sus ojos. Es un lunático. Sé que todavía hay
hombres y mujeres buenos aquí. Titus y Dovie, para empezar. Estoy tratando
de hacer lo correcto.
—¿Crees que eso es suficiente?
Me aparté del marco y crucé los brazos para coincidir con su pose.
—No. Nunca habrá un suficiente, pero es un comienzo.
Él me alzó una ceja y entrecerró sus ojos tan solo una fracción.

—Bueno, si Titus no detiene a este tipo para bien, hay muchas personas
dispuestas a meterse y terminar la tarea. Solo me preguntaba si tú realmente
eres lo suficientemente conspiradora para saber eso. —Él sonrió sardónico
de nuevo y ahora ese hoyuelo hizo que mi estómago se tensara—. Creo que
sí. Creo que Roark tiene que morir como un perro y que Titus es demasiado
moral, demasiado concentrado en el lado correcto de la ley para hacerlo,
pero él tiene suficientes personas a las que les importa, que quieren
asegurarse de mantener sus manos limpias del desastre en el que nosotros
nos embarramos, y hacerse cargo del problema por él.

Solté un pesado suspiro y cambié mi postura para que mi cabello


cayera sobre mi hombro. No era exactamente sacudir el cabello, pero
estaba cerca.

—Cree lo que tú quieras, Race. Conner necesita ser detenido, y aunque


ni a ti, ni a Bax o a Titus les guste, el camino que dirige a él pasa a través de
mí.

Él soltó una risa amarga y alzó su mano para frotarse la línea de la


mandíbula. Parecía como un gran león dorado listo para saltar sobre su
presa. Muy mal para él que nunca haya estado en el menú de nadie. Yo era
la cazadora, no la cazada.
—Debes de ser increíble en la cama, Reeve. Tienes a un buen hombre
dispuesto a hacer cosas malas por ti y a un hombre malo decidido a
mostrarte lo malvado que puede ser.
Me burlé de él y le alcé una de mis cejas en repuesta a su provocación.
—Qué triste por ti que nunca lo sabrás, Hartman.
69

No esperé a su respuesta; en vez de eso le azoté la puerta en la cara y


Página

aseguré la cadena. Escuché su risa a través de la puerta mientras iba rápido


a la cocina a servirme un vaso de agua. Me hacía enojar tanto conmigo
misma que mis manos estuvieran temblando. Tenía que mantener mis
emociones a raya. Nadie estaba de mi lado. Nadie confiaba en mí o mis
motivaciones para estar aquí, y tenía que acostumbrarme a ese hecho. No
era parte del equipo y tenía que dejar que los constantes recordatorios me
afectaran. Si dejaba que mis emociones se mostraran, demostraría lo que
realmente estaba planeando antes de que fuera la hora del espectáculo, y
eso no podía pasar.

La verdad era que sabía que la única manera de detener a Conner es


hacerle caer como un perro rabioso en la calle. Y también sabía que así no
era como Titus operaba; de hecho, estaba contando con su fuerte compás
moral para que él evitara cruzar ese tipo de líneas. No, lo que él necesitaba
hacer era mantenerme el suficiente tiempo viva, lo suficiente a salvo para
poder acercarme a Conner y encargarme de él yo misma. Hasta dónde
sabia, era la única manera de restaurar el balance kármico que había
arruinado cuando fui a buscar a Novak todos esos años atrás. Cuando había
querido venganza, cuando quise que el novio de mi hermana pagara por
todas las maneras en que destruyo su vida, debería haber sido lo
suficientemente inteligente, lo suficientemente fuerte, para encargarme de
él yo misma y luego ser castigada apropiadamente. Tener a alguien que
hiciera mi trabajo sucio fue la máxima excusa. No volvería a ser así de débil
o deberle a alguien ese tipo de favor otra vez.

Ahora, cuando el día del juicio llegara, seríamos Conner y yo cara a


cara, y él sabría exactamente por qué yo era la que estaba jalando el
gatillo. Era mi turno de detener esa locura para que hombres como Titus
tuvieran una oportunidad, para que Race pudiera sacar los vicios y
adicciones que estaban descontroladas aquí y poner alguna jaula en ellas,
para que Nassir pudiera alimentar a la bestia sin hacer que se comiera a sí
misma, para que chicos como Bax tuvieran un descanso por una vez.
Entendía la redención mucho mejor de lo que cualquiera me daba crédito
y Titus no tendría que ensuciarse sus manos después de todo. Ya tenía sangre
en las mías, ¿qué era un poco más?

Conner me había engañado. Me hizo pensar que él era uno de los


buenos. Que él era uno de los luchadores de la justicia e igualdad. Sí, quise
creerlo tanto que ignoré todo lo que me estaba gritando, que estaba
70

tratando de decirme que no era lo que él parecía. La única vez que me


sentí segura, que me había sentido como cualquier otra mujer en los inicios
Página
de sus veintes, sin un horrible pasado y una ética cuestionable, había sido
con Conner y él lo fingió todo. Nada de eso había sido real.

Salté cuando el celular que Titus había dejado sonó con un mensaje de
texto. Lo agarré y me llamé con unas cuantas elecciones de nombres
cuando mi pulso se aceleró solo por ver su nombre en el mensaje.

Estaré allí para recogerte en 10.

Típico de Titus. Nada de palabras amables con ese tipo.

Suspiré y eché un compungido vistazo a la ropa prestada que estaba


usando. No tenía idea de quién era la vecina de Titus, pero era mucho más
pequeña que yo y tenía una cosa por los colores y diseños brillantes, donde
yo típicamente favorecía una gama más neutral. Me encogí por dentro
cuando pensé lo ridículos que se debieron ver los pantalones cortos de color
rosa fuerte y el top elástico verde lima. Asimismo, no había visto un gramo
de maquillaje aparte de mi bolso de reservas desde que regresé a The Point,
y hasta ahora lo más atractivo con lo que había aparecido era una cola de
caballo.

Estaba acostumbrada a verme bien. Estaba acostumbrada a ser capaz


de utilizar la forma en que me veía para desarmar a los demás y para desviar
las preguntas que no quería responder. No había tenido esa ventaja con
Titus desde que se había aparecido en el motel. Me estaba viendo en mi
peor momento y no me gustaba eso porque él ya tenía una opinión muy
pobre de mí. Quería algún tipo de delantera pero eso no estaba
sucediendo, así que me resigné a sufrir su inquietante silencio y juicio
mientras él me movía desde el punto A al punto B. Tenía que prepararme
para ello si íbamos a pasar tiempo juntos, lo que sería si las cosas salían según
el plan de Titus.

Me puse una sudadera con capucha que había pertenecido a él o a


alguien cercano a su tamaño. Cubría mis dedos y llegaba a la mitad del
muslo, bien pasados los pantalones cortos que actualmente llevaba. No era
mucho mejor que el traje chillón que había tenido debajo de ella, pero
71

serviría para este viaje.


Página
Abrí la puerta después de su primer golpe y di un rápido paso atrás para
evitar ser marcada en la frente por la caída de su puño, el cual se disponía
a golpear otra vez. Aspiré rápidamente un aliento que esperé el no pudiera
oír mientras me quedaba parada congelada en el lugar mientras sus ojos
vagaban sobre mí. El azul era tan brillante que era como abrirle la puerta al
cielo. Su boca tiró hacia abajo en las comisuras y sus cejas se levantaron de
un disparo cuando su mirada se deslizó a lo largo de la longitud desnuda de
mis piernas debajo de su capucha.
—¿Tienes puestos pantalones?

Su voz era ronca y áspera, mucho más de lo normal, y tuve que tragar
antes de poder responder. Estaba comiéndomelo con los ojos y me tomó un
segundo darme cuenta que me estaba hablando. En lugar de su normal
camisa abotonada y arrugada y sus pantalones planchados, tenía puesta
una camisa negra que se tensaba a través de sus músculos que se veían
como si estuvieran hechos de piedra. Sus largas piernas estaban enfundadas
en jeans desteñidos que tenían un agujero en la rodilla y uno en el muslo. La
piel asomándose del material deshilachado era de un color rojizo y se veía
tan duro como el resto de él. No había suavidad en Titus King incluso cuando
estaba fuera de servicio. Llevaba las mismas botas que usaba mientras
trabajaba, pero su cabello estaba desordenado, como si no se hubiera
molestado en peinárselo, y nunca había visto el parecido entre él y su
hermano menor tan fuertemente como lo hice en ese momento. Se veía
igual de duro, así como impredecible, como Bax siempre se veía y tenía
lugares dentro de mí que temblaban de una manera que realmente
necesitaba ignorar para que pudiera responderle y no sonar como una
idiota sin aliento.
—Por supuesto que tengo pantalones puestos. No es mi culpa que tu
vecina sea una enana.

Di un paso lejos de la puerta y él me siguió adentro, inmediatamente


haciendo sentir la habitación un centenar de veces más pequeña.

—¿Dije mi vecina? Quise decir la hija de mi vecina. Mi vecina pesa más


de ciento treinta y seis kilos, pero su hija adolecente es más o menos de tu
tamaño, solo que más baja. Le habría pedido a Dovie o a Brysen, pero
72

quería asegurarme de que tuviéramos un lugar seguro al que ir antes de que


comenzara la farsa. Dovie le habría dicho a Bax y he tenido suficiente de él
Página

estando sobre mi culo en lo que a ti concierne. Brysen habría estado


dispuesta, pero ya he tirado de todos los favores que tenía en lo que
respecta a Race y no quiero deberle nada más.

—Bueno, me alegra que ninguna mujer adulta estuviera intentando


usar pantalones cortos color rosa brillante como ropa de verdad. —Levanté
el dobladillo de la sudadera para mostrarle que de verdad tenia pantalones
puestos, y noté la forma en que el plateado brilló en el centro de sus iris—.
Pero voy a necesitar hacerme con algo de ropa real en el futuro cercano. Si
el plan es hacer alarde de esta aventura en la cara de Conner y conseguir
que salga de su escondite, entonces necesito verme como normalmente lo
hago.
—¿Cómo es eso?

Apartó de un tirón la mirada de mis piernas y la levantó para mirarme


a los ojos.
—¿Cómo es que?

—¿Cómo te ves normalmente? —Metió las manos en los bolsillos de sus


jeans y tuve que morderme la punta de la lengua cuando la acción tiró de
la parte superior de sus jeans hacia abajo, lo suficiente para que un
fragmento de piel se expusiera entre ellos y el borde de su camisa.
Abdominales corrugados y esa uve que estaba destinada a hacer que una
mujer babeara bailaban enfrente de mis ojos. Tuve que contar hasta diez
para evitar estirar la mano e intentar tocar esa piel expuesta que se
espolvoreaba con solo una pizca de vello oscuro. Por supuesto que Titus no
sería todo un bebé suave y perfectamente cuidado como tantos hombres
lo eran hoy. Era demasiado hombre para eso. Era solo una forma más en la
que Conner había sido una lamentable sustitución para lo que de verdad
quería. Él había sido refinado y emperifollado, incluso más que yo.

—Normalmente me veo bien. Normalmente me veo como si quisiera


que un hombre me deseara. Definitivamente no me veo así… como si ni
siquiera lo estuviera intentando. Conner nunca compraría que de repente
estás enamorado de mí si ni siquiera parece que estuviera haciendo un
esfuerzo. ¿Cómo crees que llamé su atención tan rápido?

Titus hizo esa cosa de chicos, donde sus pestañas bajaban y sus ojos
73

comenzaban en la parte superior de mi cabeza y me echaban una ojeada


todo el camino hasta los dedos de mis pies de una forma que casi podía
Página
sentir. Vi su pecho elevarse y caer y su pulso saltar un poco al costado de su
cuello.

—Te ves bien de la forma que estás. Te ves mejor así que la mayoría de
las mujeres cuando se esfuerzan. No necesitas intentarlo, y si un chico te
hace pensar que lo tienes que hacer, entonces es un imbécil. Consigue lo
que necesites y salgamos de aquí.

Podría haberme tropezado o quitarme toda la ropa y lanzarme hacia


él si pensara que hubiera una posibilidad de que él me atrapara en
cualquiera de los escenarios. Nadie me había dicho algo tan lindo en mi
vida. Claro, había escuchado que era linda. Había escuchado que era más
que linda, pero eran palabras huecas cuando provenían de bocas que
vomitaban mentiras más fácilmente que la verdad. Si Titus lo decía,
entonces él lo creía. No había intenciones ocultas, sin tretas, y había algo
tan poderoso y seductor sobre esa cruda honestidad y falta de artificio.

Reuní mi compostura y las pocas cosas que había dejado esparcidas


por el departamento y lo seguí fuera en el pasillo. Dejé caer la mirada al
arma que él todavía llevaba sujetada a su cinturón. Era un claro recordatorio
de que incluso cuando estaba vestido en ropa informal y fuera de servicio
todavía era uno de los chicos buenos y yo no lo era. Podríamos desearnos el
uno al otro durante todo el día, pero no había puente lo suficientemente
fuerte o lo suficientemente largo para cruzar esa brecha fundamental que
nos mantenía separados.

Él estaba alerta y rígido cuando llegamos al frente del edificio. A pesar


de que estaba enfrentando su espalda, casi podía sentir la forma en que su
mirada escaneaba cada sombra y cada lugar oculto que se extendía frente
a nosotros.

Se detuvo enfrente de un gran auto blanco y azul brillante que se veía


igual de grande y rudo que él. Las ventanas estaban polarizadas casi de
negro y los neumáticos no se veían como nada que había visto alguna vez
en cualquier otro tipo de auto.

—Este no se ve como ningún tipo de auto que un policía debería


conducir. —No pude evitar la incredulidad en mi voz mientras me abría la
puerta.
74

—No es el auto de un policía, es el auto de este policía. Cuando éramos


Página

más jóvenes Bax y yo no podíamos lograr pasar cinco minutos en la misma


habitación sin querernos asesinar entre nosotros. Nuestra mamá tenía un tipo
que era dueño del taller que Bax está manejando ahora. Gus puso una llave
en cada una de nuestras manos y nos dijo que arregláramos nuestra mierda.
Las únicas veces que no peleábamos era cuando estábamos trabajando
bajo el capo. Bax siempre fue mejor que yo en ello, pero no podía dejar que
mi hermano pequeño fuera el único con una maquina mortal. Construí el
GTO después que lo encerraran. Creo que fue la forma en como lidie con el
hecho de que fui el que lo puso tras las rejas.

Lo miré con la boca abierta mientras él caminaba alrededor del capó


y luego se subía en el otro lado. Todo en el interior del auto era tan pulcro
como el exterior. Los indicadores estaban brillantes con incrustaciones
cromadas que resplandecieron a la vida cuando maniobró el motor. El auto
hizo que todo el edificio se sacudiera y vi un vagabundo despertar de un
sobresalto cuando Titus puso su pie en el acelerador y rugió lejos de la acera.
—¿Te sientes culpable de haber arrestado a Shane?

Sus ojos cortaron en mi dirección e instintivamente apoyé la mano en


el tablero mientras él azotaba al monstruoso auto alrededor de una esquina
con los neumáticos chillando.

—No. No me siento culpable por encerrarlo. Violó la ley, siempre estuvo


violando la ley, y no le importaba lo suficiente para no ser atrapado. Me
sentía culpable de que fuera la razón por la que a él no le importaba. Me
sentía mal por ser la razón de que fuera un criminal en primer lugar. Dejé a
Bax para valerse por sí mismo con una madre borracha y un padre mafioso.
Él nunca tuvo una oportunidad y yo lo sabía, pero lo dejé de todas maneras.
Creo que fallarle a la única persona que tenía que mantener a salvo fue uno
de los factores determinantes para que decidiera entrar a la fuerza policial.
Construí el GTO para mostrarle que importaba… el tiempo que pasamos
juntos antes de que me odiara, antes de que lo decepcionara. Bax es un
hombre de acción. Las palabras no atravesaran, pero pensé que tal vez el
auto sí.

—¿Es por eso que pagaste su renta mientras él estaba encerrado?


¿Querías mostrarle que te preocupabas?

Titus gruñó en acuerdo y volvió los ojos de regreso a la carretera. Me


75

acomodé en el asiento y lo observé mientras él se concentraba en la carre-


Página

tera. Estaba conduciendo mucho más rápido que el límite de velocidad, y


me pregunté si siquiera se daba cuenta de que estaba rompiendo una de
las leyes que era firme en seguir. Titus era un hombre complejo y había
mucho más en él de lo que había pensado inicialmente. Sabía que su
relación con Bax era complicada y que los hermanos eran polos opuestos,
pero no había sabido que Titus tenía demonios de su pasado y por la forma
en la que se había sacado a si mismo de The Point, eso se aferraba a él. Lo
hacía parecer menos infalible, más humano. Me hacía desearlo incluso más,
lo que no creía fuera posible.

—¿A dónde vamos exactamente? —No habíamos dejado The Point.


De hecho, íbamos más profundamente en él, pasando el Distrito y todo el
camino a los muelles. Nadie iba a los muelles a menos que quisieran hacer
desaparecer un cuerpo o estuvieran intentando enviar algo ilegal o
embarcar algo ilegal.

—Race tiene un lugar en los muelles. Lo ha convertido en su propio


centro de mando. Tiene su propia fuerza y su propio sistema de seguridad
instalado alrededor desde que su mujer y su hermana viven ahí con él. Es
casi tan bueno como la custodia de protección, pero todavía está en la
ciudad y es lo suficientemente visible que si Connor quisiera hacer un
movimiento sabrá donde encontrarnos.
Jugueteé con mis dedos nerviosamente.
—Es también donde dejó a esa chica que se parecía a mí.
Titus suspiró.

—Lo sé. Pero es la mejor opción para lo que estamos tratando de lograr.
Estarás a salvo mientras trabajo, y eso significa que no tendré mi atención
dividida entre mi trabajo y tu seguridad.
Un hilo de calidez intentó trabajar su camino hacia el corazón que
había estado tratando de congelar hacia él.

—No creía que te importaría si estaba a salvo o no. Después de todo,


soy la que se metió a sí misma en este lio.

Puse la cabeza hacia a un lado para poder mirarlo y noté que el tic
que tenía cuando estaba intentando guardar lo que fuera que estaba
sintiendo en el interior había comenzado a trabajar en su mandíbula. Sus
76

grandes manos se apretaron en el volante y escupió:


Página

—No siempre podemos controlar de que o de quien nos preocupamos.


¿No aprendiste esa lección de la manera difícil con Roark?
De un tirón volví los ojos a la carretera y sentí el hielo apoderarse del
lugar donde el calor había estado infiltrándose.

—Tienes razón. No necesito aprender ninguna lección más de una vez.


Así que, ¿cómo conseguiste que Hartman estuviera de acuerdo con este
arreglo? Si él paso por todos los problemas de construir un castillo para su
reina y su princesa, ¿por qué dejaría que la bruja malvada entrara por las
puertas?
Me dio otra mirada dura de reojo.

—Porque él tiene sus propios asuntos, y ahora se lo debo. Race está


metido hasta el cuello en cosas en las que no debería estar, y ser capaz de
pedir un favor importante como este no es una oportunidad que un chico
listo como él puede dejar pasar.

Una bola pesada de culpa y algo más feo, algo más sucio, se alojó en
mi garganta.

—Así que, ¿te estás comprometiendo a ti mismo por mí, por esté plan
tuyo? Nunca le darías a nadie un pase libre de otra manera. —No quería
que Titus fuera contra su propio código solo para acercarme a Conner. No
quería que cambiara en absoluto. Me encantaba de la forma en la que
era… me encantaba la forma en que se acercaba a heroico y valiente.
Sabía que podría amarlo tan fácilmente con todo mi corazón, si no
pareciera tan imposible.

Maldijo en voz baja y luego giró el ruidoso auto por una rampa que
parecía que llevaba hacia un taller subterráneo. Se volvió a mirarme, sus ojos
casi tan brillantes como los faros brillando en la oscuridad frente a nosotros.
Sonaba resignado y cansado cuando me dijo:

—Ya no puedo percibir la diferencia entre los chicos malos y los chicos
buenos que son malos porque no tienen otra opción al respecto. No me
estoy comprometiendo, me estoy adaptando. ¿No es esa la primera regla
de supervivencia?

Lo era, pero no quería que se adaptara. Quería que se quedara tal y


como era, y moriría antes de ser la razón por la que él sintiera que tenía que
cambiar.
77
Página
TITUS
E
ste era algún tipo especial de infierno del que no estaba seguro
fuera a sobrevivir.

Había pasado una semana desde que mudé a Reeve al piso


en el condominio de Race. Una semana en la que me maté en el trabajo
tratando de averiguar por qué Roark había declarado la guerra a la ciudad.
Llamé a los jefes de policía, y conseguí quejas porque no querían que nadie
más supiera que tenían una víbora en el nido, por lo que estaba trabajando
alrededor de ellos en lugar de con ellos. También iba al apartamento por la
noche y fingía no ver a Reeve mientras ella desfilaba alrededor con ropa
demasiado estrecha y demasiado corta para mi salud mental o tranquili-
dad. Una semana en la que iba de puntillas a su alrededor porque el piso
era precisamente ruidoso. Era totalmente abierto, así que había muy pocas
paredes y no suficientes lugares para esconderse. La habitación era solo una
plataforma establecida por encima de la cocina abierta, así que no había
ni siquiera una puerta que cerrar y en la cual esconderse. La escuchaba en
la ducha, la veía patear las sábanas en el medio de la noche, escuchaba
el sonido de las ropas crujiendo mientras se vestía y desvestía. El sonido
erizaba mi piel, y todo ello estaba haciendo mi interior picar y mi tempera-
mento desbordarse. Todo era una frustrante pérdida de tiempo y estaba
casi al final de mi cuerda.

Le di la cama y tomé el sofá. Traté de encontrar otros lugares para estar,


para no tener que respirarla, y fingí ignorar la forma en que cada parte de
mi cuerpo reaccionaba ante ella. Caminaba por ahí con una constante
erección, e incluso si me decidía a ignorar la tensión sexual pulsando entre
nosotros, Reeve no lo hizo. Capté la forma en que me miraba por el rabillo
del ojo. Estaba esperando, observando. No estaba seguro de lo que ella
78

esperaba que hiciera, pero lo que fuera, me negaba a ceder a su seducción


Página

o a la tentación de nosotros juntos.


Se suponía que íbamos a estar por ahí haciendo un espectáculo para
atraer a Conner, pero no había tenido tiempo de averiguar lo que venía a
continuación y no estaba seguro de poder salir del juego mientras termina-
ba tan nerviosa como yo lo estaba. Mi plan estaba medio desarrollado
como el mejor, y hasta que tuviera más seguridad en el final del juego en su
lugar, no estaba dispuesto a arriesgar su cuello o el mío. El apartamento
tenía ventanas de piso a techo que se quedaban a oscuras y opacas con
el simple accionamiento de un botón de un mando a distancia y Race me
aseguró que incluso si alguien pudiera ver durante el día, no podían enviar
nada a través del cristal. Había construido, literalmente, una fortaleza
impenetrable, y ni siquiera quería pensar en dónde consiguió esa cantidad
de dinero para acomodar ese tipo de medidas de seguridad.
Cada noche, cuando finalmente volvía al apartamento, tenía que
luchar contra el impulso de agarrar a Booker por la garganta y echarlo del
piso o a la pared más cercana. Incluso con una notoria cicatriz que
decoraba la mitad de su rostro, Noah Booker era un tipo apuesto. Él era casi
del mismo tamaño que yo, pero tenía una fachada mucho más áspera. No
caería sin una pelea, pero la forma sencilla en la que él estaba con Reeve
hacía parecer que los dos estaban demasiado familiarizados con la vida en
el fondo y demasiado cómodos allí. Me irritaba a un nivel irracionalmente
furioso. Booker sabía que me molestaba, por lo que se salía de su manera
de ponerse cómodo en la casa y con Reeve. Cada vez que me daba la
vuelta, estaba poniendo una de sus enormes manos en su hombro o
empujándola con un codo como si hubieran sido mejores amigos durante
cientos de años. A su vez, la belleza de cabello azabache era coqueta con
él en una forma fácil que no tenía conmigo. Quería alejarme de esta
estúpida idea mía y olvidar todo el asunto. No podía, pero la tentación
estaba allí.

Estaba tumbado en el sofá con un brazo sobre mis ojos. Era pasada la
medianoche y había estado trabajando el caso de la chica-muerta-en-el-
muelle todo el día. Resultó que ella no tenía a nadie. Era una niña del
sistema. Otra pobre niña que nadie quería, por lo que terminó en las calles
haciendo lo que podía para sobrevivir. Me sorprendió lo furioso que Nassir
estaba sobre su situación. No es que una de sus chicas fuera asesinada por
el mismo enemigo que había quemado su club, pero no había nadie que
79

reclamara el cuerpo y llorara por ella. En silencio, entregué la información


Página

que necesitaría para reclamar el cuerpo y asegurarse de que la joven fuera


a descansar adecuadamente. Nassir nunca me pareció del tipo sentimen-
tal, pero fue una grata sorpresa descubrir que en realidad tenía un corazón
en algún lugar bajo ese traje de tres mil dólares que llevaba. Se preocupaba
por esas chicas más que los ingresos que generaban para él, y mientras no
podía tolerar lo que estaba haciendo, aprecié que lo estuviera haciendo
con su propio tipo de buena intención.

Estaba cansado. Estaba más que cansado. Tenía el alma cansada y no


había reservas de las que aprovecharse. Tenía que recargarme y obtener
este plan para dejar a Roark hacer un movimiento libre. Necesitaba una
idea y la necesitaba ayer. No podía soportar estar pegado a Reeve durante
mucho más tiempo, luchando contra mis instintos y los impulsos de mi cuerpo
al tratar de hacer mi trabajo de manera eficaz.

Escuché las sábanas moverse ligeramente y la escuché murmurar algo


adormilada mientras el claro de luna cortaba sombras de plata a través de
las ventanas oscurecidas. Mordí un gemido y me moví sin descanso en el
sofá. Por suerte, era un gran sofá de cuero, así que había suficiente espacio
para mí y mi tamaño, pero todavía no era tan cómodo como mi propia
cama o tan tentador como la cama king-size en la plataforma en la que
estaba una demasiado-sexy-para-su-propio-bien Reeve.

—¿Todavía estás despierto? —Su voz era suave mientras iba a la deriva
desde algún lugar por encima de mí.

Esta vez dejé que el gemido saliera vibrando por mi pecho, y me moví
para estar sentado. Dejé caer mi cabeza en mis manos.
—Sí.

—¿Cómo estuvo el trabajo hoy? —Había un toque de humor seco en


su tono. Suspiré y me eché hacia atrás contra los cojines del sofá y entrelacé
los dedos detrás de mi cabeza.
—¿En serio? —Sonaba como un idiota, pero no pude evitarlo.
Fue su turno de suspirar.

—Hemos estado haciendo esto una semana, Titus. Cada día que pasa,
te pones más tenso. Algo tiene que ceder. Se supone que debemos ser
amantes. Se supone que debemos ser incapaces de mantener nuestras
80

manos fuera del otro y poner a Roark loco de celos. Todo lo que estás
haciendo es evitarme. Solo estoy tratando de encontrar una manera de
Página

hacer esto más fácil para ti.


Las pisadas de sus pies descalzos sonaban en las escaleras.

—No es fácil. Estoy trabajando en una investigación de asesinato en la


que sé quién es el responsable y ni siquiera puedo encontrar al autor para
interrogarlo. Es como todos los años cazando a Novak mientras cavaba
agujeros en la ciudad solo para verlo alejarse de nuevo. No quiero perder
otra vez.

Volví la cabeza cuando los cojines junto a mí se hundieron mientras se


sentaba. Tuve que morderme la lengua para evitar que se moviera fuera de
mi boca como un adolescente cachondo. Incluso con la casi no luna todo
lo que podía ver eran kilómetros y kilómetros de largas piernas desnudas y
una cantidad infinita de cabello de ébano. Sus pantalones cortos y cami-
seta revelaban más de lo que cubrían y no hacía falta visión de rayos X para
ver que no llevaba sujetador. Maldita sea, esta chica iba a acabar conmigo.
Cosas grandes y salvajes comenzaron a hincharse dentro de mí.

—Cuanto antes empecemos a restregar esto en la cara de Conner,


antes hará su movimiento. Deja de andar de puntillas en torno a lo que hay
que hacer. —Me estremecí involuntariamente cuando acercó un solo dedo
y suavemente acarició las profundas líneas de expresión que estaban
grabadas en la frente por encima de mi nariz—. Tal vez entonces puedas
conseguir una completa noche de sueño. Vas a hundirte a ti mismo en la
tierra, Detective.

Agarré su muñeca y la alejé de mi cara. Su toque no era una buena


idea, para ninguno de nosotros. Los murmullos de las cosas que mantenía
tan cuidadosamente guardados se volvieron aullidos de hambre.

—Mañana te llevaré a que consigas algo de ropa que se ajuste, y


entonces podemos golpear algunos lugares muy visibles en The Point para
que de esa manera, incluso si Roark no nos ve, otras personas lo harán y la
palabra estará en la calle.

Tiró la mano libre y la utilizó para correr sus dedos por su largo cabello.
El movimiento empujó sus pechos más arriba, haciéndolos tensionarse
contra la fina tela apenas cubriéndolos y haciéndome gruñir mientras veía
la forma de sus pezones, obviamente, apretándose bajo el peso de mi
mirada.
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—¿A dónde exactamente piensas que deberíamos ir?


Página
Me tomó más tiempo de lo que debería tomar llegar a una respuesta
coherente. Con esta mujer, escuchar su respiración me encendía más que
lo cualquier otra mujer lo había hecho por mí o para mí. Empujaba todo mi
sentido común y lo revolvía directamente a mi polla, donde se convertía en
necesidad y deseo tan grueso y pesado que realmente dolía, ya que latía
detrás de mí cremallera. No eran solo las partes de mí que se negaban a lo
que ella llamaba, ¡eran todas las partes de mí que podrían desear y querer
escuchar su canción tan cuidadosamente!

Quería retroceder unos cuantos centímetros más porque podía sentir la


formación de un arco eléctrico entre nuestra piel desnuda. En retrospectiva,
me di cuenta que debería haberme dejado mi camiseta cuando había
venido para pasar la noche. Entre nosotros había muy pocos artículos de
ropa para contenernos de alimentarnos del calor el uno del otro.

—Creo que tenemos que hacer una parada en Spanky’s. Eso nos da la
oportunidad de estar con el tipo de personas que tienen que ver con
nosotros y también nos da la oportunidad de mostrarle a Nassir que estás
conmigo. Además, si por alguna razón Roark hace un movimiento, no vamos
a estar solos. Chuck estará allí y Nassir siempre tiene personal de seguridad
armado defendiendo a la tropa. No será una pelea desigual si Roark hace
un movimiento con un siervo en lugar de hacerlo por sí solo.

Cruzó las piernas y lancé mi mirada hasta la de ella para ver si lo había
hecho a propósito. Lo hizo. Sus ojos azul oscuro reflejaban el resplandor de
la luna y pude ver que estaba tan afectada por mi cercanía a medio vestir
como yo lo estaba por la suya. Esto iba a explotar sobre nosotros, y cuando
el humo se disipara, la metralla nos escogería. Tenía la sospecha de que las
heridas que nos íbamos a dejar el uno al otro, serían de esas que nunca
lograrían curarse del todo.
—Solía trabajar con el cabello de una gran cantidad de chicas de
Spanky’s cuando Ernie llevaba el lugar para Novak. La mayoría de ellas eran
muy dulces, incluso las chicas que hacían más aparte del baile. Se sabía que
una vez que entrabas en el negocio no había manera de salir. Novak era su
dueño.

Hubo una caída en su voz. Ella debió de haberse sentido de la misma


82

manera mientras esperaba y esperaba a cobrar el enorme favor que ella le


debía.
Página
—Nassir tiene una mejor atención en las chicas que trabajan para él
que eso. Él es exigente y se asegura de que estén protegidas y atendidas.
No va a mantener a nadie que no sea leal y tranquila, incluyendo a sus
clientes. He tratado de arrestarlo por cargos más de una vez, pero nadie se
presenta nunca como testigo. Él es el único que ha tomado disposición por
la niña en los muelles, por lo que creo que se preocupa por ellas a su propia
manera, amable y silenciosa.

Ella tarareó un pequeño ruido y mis bolas se tensaron instantáneamente


al pensar en lo que sentiría si su boca estuviera envuelta alrededor de mi
polla y estuviera haciendo lo mismo.

—Ellas deberían tener a alguien ahí para ayudarlas cuando quieran


salir. Eso es lo espantoso sobre esta ciudad. Una vez que estás dentro, no
parece haber ninguna salida. Una chica puede subir al escenario y ser
atraída por todo el dinero que puede conseguir bailando cuando tiene 18
o 19 años, pero ¿Qué hay después de eso? De repente tiene 30 y todo lo
que conoce son las calles y vender sexo, y ¿qué oportunidad tiene para
algo más?

—¿Estás hablando por experiencia? —Si alguna vez se quitaba la ropa


por dinero, países enteros estarían en quiebra.

—No, solo lo escuché cuando se sentaban en mi silla y luego mirando


y observando cuán rápido fue arrastrada mi hermana en todo esto. No hay
escape una vez que The Point te tiene.

Ella inclinó su cabeza de regreso al sofá y elevó sus ojos hacia el techo.
Pensé que vi un rastro de humedad a través de la superficie color azul marino
pero luego parpadeó y se había ido.

—Esto apesta —dije. Ella inclinó su cabeza para mirarme—. La manera


en que todo se fue abajo con tu hermana, eso apesta. Pero intentaste
ayudarla, intentaste salvarla y eso es en lo que deberías concentrarte.

Ella hizo un sonido bajo en su garganta. Y se empujó fuera del sofá.


Cruzó sus brazos sobre su pecho y me miró con ojos que se transformaron en
un duro pedernal.
—No fue suficiente. ¿A qué hora quieres salir mañana?
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El rápido cambio en la conversación me obligó a cambiar de marcha.


Página

—Tengo que trabajar en la mañana, así que cuando regrese.


—¿De verdad vas a regresar después de tu turno mañana?
Tantas tácticas de evasión no pasaron desapercibidas.

—Sí, voy a intentar estar aquí antes de las cinco. Realmente necesitas
algo de ropa que te quede. —Brysen había corrido a recoger un par de
cosas después de que fuimos a acampar por un par de días, y esas le
quedaban un poco mejor, pero ninguna chica viva parecía tener esas
piernas ridículamente largas o la misma clase de curvas con las que Reeve
estaba trabajando en la parte de arriba. La ropa de Brysen la cubría más
que la ropa de mi vecina adolescente, pero no lo suficiente para que no
tuviera un buen vistazo cada vez que la miraba.

Ella unió sus dedos y levantó los brazos sobre su cabeza de modo que
el dobladillo de su blusa se elevó sobre el borde de su ombligo y levantó el
borde de sus pantalones cortos tan alto que no tuve que utilizar mucha
imaginación para soñar como lucían sus suaves partes secretas. Como si
necesitara más incentivo para seguir pensando sobre ella y el sexo, cuando
mi mente y mi atención deberían estar en cualquier otra parte.

—Puedo cubrirlo todo, no va a cambiar el hecho de que deseas y estás


enojado por eso.

Giró sobre su pie y salió enojada de regreso a las escaleras. Si hubiese


habido una sola puerta en el apartamento sabía que la hubiera golpeado
para hacer su punto.

Tenía razón. Yo sí la deseaba. La había deseado desde el segundo en


que ella había entrado al recinto y me admitió que había solicitado a Novak
para un asesinato. La deseaba cuando ella entre lágrimas me dijo sobre su
parte en el secuestro de Dovie. Yo la deseaba cuando los alguaciles la
habían llevado lejos y nunca pensé que la vería de nuevo. Y sí, la deseaba
ahora, en medio de esta farsa que tenía la vida y la muerte pendiendo de
un hilo. No estaba enojado porque la deseaba, la codiciaba. Ella era
hermosa, hábil y toda clase de picardías. Ella me miraba como si entendiera
que me hacía temblar y no le importaba como si fuera yo contra toda la
ciudad la mayor parte del tiempo. Estaba peleando una batalla perdida
cada día y eso esencialmente me hacía un perdedor, pero ella no parecía
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ver eso. Había muchas razones para desearla, para encontrarla atractiva y
últimamente irresistible.
Página
Había más de una razón mayor que cada vez que mi sangre golpeaba
en respuesta a ella, culpa y vergüenza rugían a la vida dentro de mí. Por
supuesto que tenía un problema con el hecho de que ella era un criminal
admitido. Ella era una de las personas de las cuales estaba intentando
proteger a la ciudad.

Sin importar sus intenciones, sin importar si ella estaba intentando usar a
un chico malo para deshacerse de otro chico malo. Ella no lo había hecho
por medios legales. Pero estaba también el hecho de que tendía a olvidar
que estaban allí, los monstruos de mi pasado y la carga de bestias que
mantenía enterradas tan profundo y oscuro en mi interior despertaron y
comenzaron a gritar cuando ella estaba cerca. No podía ignorarlos más, la
manera en la que se tensaban contra la piel del hombre que intentaba tan
duro ser.

Estar encaprichado con una mujer que tenía una historia de tomar la
ley en sus propias manos podría ser mi absoluta destrucción y si no podía
mantener esos sentimientos en una caja, no iba a haber nada más de mí.
No tendría nada más para estar de pie en contra de mi animal interno, me
masticaría vivo desde dentro hacia afuera y estaría justo como el resto de
las personas, perdido y solo, tan solo esperando para que la ciudad los
reclamara. No podía dejar que esto suceda.

No estaba enojado porque la deseaba, estaba enojado porque lo


hacía.

Me recosté de nuevo en el sofá y tomé una de las almohadas


decorativas y la aplasté sobre mi cara así podía gritar cada palabra sucia
que pudiera pensar. Ya era una larga noche y ahora iba a parecer
interminable.
85
Página
—¿N
o vas a probarte nada de eso? —Odiaba ir de
compras. Lo odiaba. La mayoría de los hom-
bres solo lo consideraban un mal necesario
cuando tenían a una mujer en sus vidas que
necesitaban mantener feliz. Yo iba de compras solo cuando no tenía ropa
interior o necesitaba nuevos zapatos o cosas para el trabajo. La mayoría de
las camisetas y jeans que usaba los había tenido desde mis tiempos en la
academia de policía y eso funcionaba bien para mí. Reeve era una
anomalía. A ella parecía disgustarle el acto tanto como a mí.

No había nada parecido a un centro comercial en The Point, de hecho


la mayor parte de los comerciantes habían levantado barreras hace años
después de demasiados robos a mano armada. Asi que, habíamos condu-
cido a la tienda de liquidación que estaba en las afueras de la ciudad. Me
preparé para horas de tortura. Para mi sorpresa, ella ardió a través de la
tienda como si estuviera en una misión para entrar y salir tan rápido como
fuera posible. Sus ojos seguían lanzándose alrededor como si estuviera
esperando que alguien saltara de los vestidores de ropa y la agarrara y
como resultado ella tuviera una brazada de ropa con la que marcharía a la
caja registradora sin siquiera haberse probado la punta de una de ellas.

Me miró sobre su hombro mientras la vendedora comenzaba pasando


las etiquetas de todo.

—Sé que talla uso y no elegí nada lujoso. Solo algunos jeans, blusas y un
par de faldas que son demasiado cortas por lo que cualquiera viéndonos
sabrá por qué no puedes resistirte a mí.

Le gruñí y entregué mi tarjeta de crédito mientras la vendedora decía


el total. Reeve nos agradeció a ambos y luego me dijo que iba a cambiarse
muy rápido después de agarrar un par de jeans nuevos y lanzándose de
vuelta al vestidor. Tomé las bolsas que la vendedora me entregó y me dirigí
afuera enfrente de la tienda para esperarla. Eché un vistazo al
estacionamiento y mantuve un ojo en la gente dando vueltas mientras
esperaba a que Reeve apareciera.
Mi teléfono sonó y presioné ignorar cuando vi el nombre de mi hermano
iluminando a través de la pantalla. He estado haciendo un muy buen
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trabajo ignorando a Bax por el último par de semanas. Él sabía que yo


estaba viviendo con Reeve en el lugar de Race, pero todavía tenía que
Página

explicarle el por qué. Estaba sorprendido de que aún no hubiera asaltado el


castillo, exigiendo respuestas, pero había cambiado mucho desde que
Dovie entró en el cuadro. Estaba mucho menos activo de lo que había
estado antes.

—Jesús. —Me sacudí involuntariamente cuando una suave mano


aterrizó en mi espalda baja mientras deslizaba mi teléfono de regreso en mi
bolsillo y miré a Reeve. Ella no debería ser capaz de ponerse así de cerca sin
que yo lo notara. Esto hizo que mi columna diera un chasquido directo y mis
manos apretaron las bolsas que sostenía.

Ella se puso de puntillas y cepilló sus labios a través de mi mejilla. Sabía


que era todo para el espectáculo, pero el simple y dulce gesto hizo que mis
dientes chasquearan.

—Gracias. —Enroscó su mano alrededor del interior de mi codo y me


miró por debajo de sus largas pestañas.

—Esto tenía que hacerse. —Comencé a atravesar el estacionamiento


sin importarme que ella tuviera que luchar para mantener mí paso. Clavó el
borde de sus uñas en mi piel, forzándome a mirarla.

—Recuerda toda la cosa de pretender-que-te-gusto. Apestas en esto y


solo hemos estado afuera en público por una hora.

Suspiré y reduje mis pasos para igualar los cortos de ella. Puse una mano
sobre donde las de ella estaban descansando y forcé una sonrisa a través
de mis labios.

—Lo siento. Estar afuera al descubierto me pone nervioso y no te


escuché detrás de mí porque estaba pensando que era raro que Bax no
haya aparecido demandando respuestas todavía o encontrarme y tratar
de hacer un movimiento hacia mí. No puedo permitirme estar distraído y tú
no te puedes permitir estar distraída tampoco.

—Eres solo un humano, Titus. Solo hay mucho más que puedes hacer y
solo muchas más responsabilidades que puedes tomar.
Me detengo en el GTO y la rodeo para abrirle la puerta.
—¿No es eso lo que intenté decirte anoche?
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Ella se deslizó por delante de mí, su cuerpo arrastrándose todo el


camino a través del mío. Tuve que contener el aliento cuando se detuvo
Página

con la punta de nuestras narices casi tocándose.


—Estas intentando salvar a todos, yo solo quería salvar a la única
persona que me importaba. Es diferente.

Ella se deslizó en el asiento del pasajero y le entregué las bolsas llenas


de sus compras así podía tirarlas en el asiento trasero. No tenía una respuesta
para eso, así que fui alrededor del auto y nos saqué del estacionamiento y
regresamos de nuevo a la ciudad así podíamos llegar a Spanky´s.

—¿Cuál será la razón que daremos para estar en un club de


desnudistas? Realmente no me das como del tipo que necesita deslizar
dólares en una tanga para ver mujeres desnudas.

Estaría sorprendida. No he visto mujeres desnudas en mucho más


tiempo del que me importaba pensar y definitivamente no mantenía mis
ojos cerrados en cualquier momento que me aventuraba dentro de
Spanky´s por trabajo.

—Voy a decirle a Chuck que necesito hablar con Nassir sobre el caso
de la chica del muelle. Él nos dejará entrar sin hacer muchas preguntas.

Chuck era el jefe de seguridad de Nassir. Era un vestigio de los días de


Novak y músculos de la vieja escuela. No dejaría que un arma y una placa
lo intimidaran. Por suerte parecía que yo le agradaba y nosotros general-
mente no teníamos nuestras cabezas en el trasero. Sabía que ese no sería el
caso y alguno de los cargos que había tirado al club a través de los años
habían dañado hasta clavarse. Chuck era leal hasta el extremo y Nassir se
aseguraba de recompensarlo como corresponde.

—Está bien, así que ¿qué se supone que haga mientras hablas con
Nassir? Lo creas o no, en realidad yo nunca estuve en un club de
desnudistas.

—Solo tenemos que entrar y actuar como si no pudiéramos tener lo


suficiente el uno del otro. Nassir y cualquier otro que pudiera estar mirando
necesita pensar que no puedo soportar estar ni un segundo lejos de tú.
Agarra mi mano, continúa con los pequeños toques y esa basura. Solo
mírame con adoración y véndelo. Apuesto a que Roark tiene ojos en todos
lados, así que alguien recibirá la noticia y la llevara hacia él.
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Ella levantó una ceja y sonrió.


—Con adoración. Lo entiendo.
Página

Sonreí y miré por el rabillo de mi ojo.


—Las chicas que trabajan allí son algo territoriales. No van a amar a una
chica que luce como tú moviéndose campantemente en su propio terreno,
por lo que trata de ignorar cualquier sombra que arrojen en tu camino.
Ella resopló suavemente.

—Soy una mujer adulta, Titus. Puedo manejarlo por mí misma. Nadie
puede hacerme sentir peor sobre mí de lo que yo lo hago a diario.

No dudaba que no pudiera sostenerse a ella misma, pero años de ser


nada más que el alimento para los depredadores más hambrientos de The
Point tenía para ofrecerles a las chicas que bailaban en Spanky’s un grupo
completamente diferente de mujer. Podrían ser viciosas y crueles sin
pensarlo dos veces. Era la forma en que se protegían.
—Solo recuerda por qué estamos allí.

Ella murmuró su acuerdo y el resto del viaje fue en silencio hasta que
entramos en el estacionamiento del club. Me aseguré de estacionar al lado
del Bentley de Nassir. Era el único lugar donde estaba bastante seguro de
que nada iba a pasarle a mi bebé. Nassir amaba su auto extremadamente
caro, así que sabía que probablemente tendría cámaras en el lugar donde
estaba estacionado. No quería que el GTO corriera con la misma suerte que
había tenido el Stang de Race. Nassir podría no dar una mierda sobre mí o
lo mío, pero dejé el GTO lo suficientemente cerca de su máquina para que
si algo le pasaba a mi auto, el suyo se arruinaría, sería más como un daño
colateral, y el sofisticado hijo de puta nunca se recuperaría de eso.

Puse a Reeve a mi lado y pasé un brazo alrededor de su hombro para


que su costado se presionara fuertemente a lo largo de mí mientras
enroscaba su brazo alrededor de mi cintura y nos dirigíamos hacia adentro.
Quemaba en todas las partes que nos tocábamos y escuché su respiración
aumentar ante el contacto. Abrí la puerta e hice una mueca de dolor por
la fuerte música y un vistazo abrumador de rosa asaltó mis sentidos. Nassir
tenía mucho mejor gusto que el anterior propietario del club, pero no había
tenido tiempo de redecorar el lugar. Su atención se había centrado en su
club quemándose y en encontrar al hombre responsable.

Chuck era un hombre negro gigante. Era una de las pocas personas
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con las que me había encontrado que en realidad tuviera que inclinar la
cabeza hacia atrás para mirarle a los ojos. Me dirigió una sonrisa deslum-
Página
brantemente blanca, que tenía al incisivo de oro reluciendo hacia mí.
Apreté a Reeve cuando la sentí tensarse a mi lado.
—¿Qué pasa, Chuck?
—Dos veces en una semana, poli. Eso no es bueno para los negocios.
—Pensé en otra pregunta que quería hacerle a tu jefe.

Sus ojos echaron un vistazo sobre mí y aterrizaron en Reeve. Dejó que


su mirada barriera sobre ella y luego rebotara de nuevo hacia mí.
—¿Viajas con tu propio talento ahora?

Forcé una risa y vi a Reeve poner sus ojos en blanco por la esquina de
mi ojo.

—Algo así. —La abracé más cerca y por dentro la aplaudí cuando llegó
y puso una mano en el centro de mi pecho. Bateó sus pestañas hacia Chuck
y le dio esa sonrisa suya que fue diseñada para detener a cualquier persona
con el cromosoma Y de pensar con la cabeza que se encuentra por encima
de sus cinturones.

—Se suponía que iba a ser una noche de cita. Tiene suerte de que esté
dispuesta a dejarle que me compense más tarde. —Ella jugó a la seductora
tan bien que no era de extrañar que fuera lo único que podía hacer para
no tocar.

Ella se rio cuando dejé a mi mano deslizarse a su culo. Se volvió a la


sombra adecuada de rojo mientras Chuck nos guiaba con la mano hacia
el corazón del club. No era un hombre abiertamente afectuoso pero algo
en tocarla, poniendo mis manos en todas sus curvas, se sentía natural.
Actuar con esta chica se sintió más real que estar con cualquier otra chica
con la que en realidad había estado involucrado. Eso no auguraba nada
bueno para mí o para mi salud mental a largo plazo.

—Vayamos hasta el bar. Hay menos posibilidades de que alguna de las


chicas reconozca tu cara si no estás en la pista llevando la atención lejos de
ellas.

Ella no dijo nada. Sus ojos estaban grandes en su cara mientras


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observaba todo. No había mucho que ver. Chicas desnudas en el escenario.


Las luces de colores cambiando a medida que saltaban sobre desnuda piel
Página

brillante y clientes babeando. Los fornidos guardias de seguridad estaban


paseando para mantener un ojo en las cosas. Las camareras con poca ropa
se escabullían en tacones peligrosamente altos con bandejas llenas de
bebidas. Era ruidoso y llamativo pero en el fondo era tristeza y desesperanza
lo que parecía impregnar cada rincón del club.

Senté a Reeve en uno de los taburetes de cuero negro y esperé hasta


que el camarero con el torso desnudo que parecía que debía estar en una
cartelera para vender algo innecesario a la gente rica le entregara una
copa. Vi la puerta de la oficina de Nassir oscilar abriéndose, así que me
incliné hacia adelante y presioné mis labios a la parte posterior de su
cabeza.

»Quédate al pendiente. Vuelvo en un segundo. —Me puse rígido por


un segundo antes de recordar que tenía una audiencia cuando ella se giró
y tocó sus labios ligeramente con los míos. En realidad no era un beso;
apenas un tacto de bocas, pero aun así fue lo suficiente para tener mi pulso
tronando y a mi polla endureciéndose.

—No tardes en volver. —Su voz era cantarina y llena de diversión. Gruñí
y me dirigí hacia donde el dueño del club de cabello oscuro estaba
acechando en la puerta de su oficina.

Nassir era varios centímetros más bajo que yo y su constitución rondaba


el lado delgado pero nada de eso me engañaba pensando que no era una
amenaza. Sus ojos ardían en un extraño color bronce que parecía casi
antinatural y producía un escalofrío de otro mundo, que siempre parecía
rodearlo. Era mortal y sofisticado a partes iguales y nunca sabía lo que
estaba pasando en su cabeza. Él era un manipulador frío y no confiaría en
nadie o me dejaría engañar pensando que estaba de mi lado. Nassir se
preocupaba por una cosa y esa cosa era Nassir. Él era el propio dueño de
su día y eso le hacía implacable y despiadado cuando se trataba de la
forma en que manejaba su negocio.
—¿Cómo se siente Bax acerca de que estés coqueteando con ella?
No se anda por las ramas.
—No le he dado la oportunidad de decirme cómo se siente, todavía.
—Ella vendió a Dovie. Estaba en el bolsillo de Novak. ¿Cómo funciona
91

eso para ti, policía?


Página
—No tiene que gustarme para follarla. —Las palabras dejaron un sabor
amargo en mi boca porque estaban demasiado cerca de la verdad con la
que estaba luchando.

Nassir rio un poco y raspó a través de mi piel como maquinillas de


afeitar.

—Sí, lo hace. Hay una razón por la que estás con ella y una razón por la
que la trajiste aquí. Apuesto a que también hay una razón por la que una
de mis chicas fue cortada y arrojada en el muelle como basura. Si fuera un
hombre de apuestas, que ambos sabemos lo soy, apostaría que tiene algo
que ver con el hecho de que ella se parecía mucho a tu nuevo pedazo de
culo.
Sentí que mis hombros se endurecían mientras lo fulminaba.

—¿Por qué estaba tu chica en los muelles esa noche? ¿La enviaste allí
para reunirse con un cliente? Nadie va a esa parte de la ciudad sin una
razón.

Sus relucientes ojos se desplazaron hasta mí y tuve que esforzarme para


no mirar hacia otro lado. Él realmente podría ser un escalofriante hijo de
puta.

—Ya te dije que ella no trabajaba en ese lado de las cosas. No era más
que una niña. Bailaba y eso era todo. Chuck la acompañó por la noche
antes de que la encontraran y me dijo que ella se metió en su auto… sola.
Como hacía siempre. Puedes seguir preguntando y seguirás recibiendo las
mismas respuestas. ¿Y tú, policía? ¿Por qué pienso que tú y esta chica
significan más de lo que estás compartiendo?
—No es mi trabajo compartirlo con el submundo del crimen, Nassir.

—Lo es si no quieres estar en el camino cuando haga tu trabajo por ti.


Si no puedes encontrar al tipo, apuesto a que si tengo a tu nueva chica
implicada, podría sonsacarlo.

—Nadie está haciendo nada. —Mordí las palabras y le di una dura


mirada que le hiciera saber que no me gustaba que siquiera pensara en
jugar con Reeve.
92

—Ya lo veremos. Parece que tu chica está a punto de entrar en algo y


Página

todo por su cuenta.


Me giré justo a tiempo para ver a Reeve saltar a sus pies, enviando el
taburete de la barra volando hacia atrás estrepitosamente. Estaba ponien-
do su dedo índice en la cara de la única mujer que había visto que fuera
tan bonita como ella. Keelyn Foster formaba parte de The Point y de
Spanky’s, tanto como mi hermano lo formaba. Había estado por mucho
tiempo bailando bajo el nombre artístico de Honor y no era una mujer con
la que cualquiera se metería si fueran inteligentes. Hasta este punto, Reeve
había demostrado ser muy inteligente y podía leer a la gente como un libro,
así que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

Keelyn echó el cabello castaño por encima de su hombro, esbozó una


sonrisa con todos los dientes, y dijo algo que tenía a Reeve poniéndose lo
suficientemente roja que podía verse desde aquí. No hubo ninguna
advertencia mientras el bombón de cabello oscuro se zambullía por la sexy
pelirroja y caían en una maraña de brazos y piernas. Reeve estaba vestida,
Keelyn no lo estaba. Eso era un montón de atractiva acción de mujer-a-
mujer sucediendo y la gente se dio cuenta.

Nassir rio cuando empecé a ir hacia adelante con el fin de romper la


pelea de gatas.

—¿Qué? —le grité por encima de mi hombro mientras me movía hacia


adelante.
Se rio de nuevo.

—Hubiera cobrado más en la puerta si hubiera sabido que ibas a traer


este tipo de entretenimiento contigo, poli. Cuando ella se dé cuenta de que
estás usándola, y caiga en su culo, ponla en mi camino si quiere trabajo. Las
lubricaré a Honor y a ella cada noche y haré lo suficiente para comprar y
vender cada pedazo de mierda de esta ciudad un centenar de veces.
—Vete a la mierda, Gates.

Empujé a través de los cuerpos animando y agitando los brazos hasta


que pude llegar al punto en el piso donde las chicas estaban rodando. Me
asaltó un coro de abucheos y me golpearon con más de una botella de
cerveza volando mientras levantaba a Reeve de la stripper. Ambas estaban
respirando con dificultad y sangrando por varios arañazos.
93

»¿En serio? —hice la pregunta mientras ponía a Reeve en sus pies y la


Página

observaba mientras empujaba su largo cabello lejos de su cara. Suspiré y


tomé su mano cuando empecé a arrastrarla a la parte posterior, hacia los
baños que las chicas utilizaban en lugar de los que estaban allí para los
clientes.

—Está bien. —Su voz estaba temblorosa mientras la metía en la


habitación y golpeaba el interruptor de la luz.
—No está bien.

Ella se rio un poco de modo estridente y luego lo siguiente que supe es


que se lanzó a sí misma contra mí, así que tuve que usar las dos manos para
atraparla.

—Tienes razón. —Quería exigir saber lo que estaba pensando. Quería


preguntarle por qué había decidido pelearse con una stripper, pero antes
de que mi lengua desatara las palabras, su boca encerraba la mía y luego
no estaba pensando. Estaban solo el calor, el sabor de la sangre, y toda la
dulzura que siempre parecía elevarse por encima de la acidez cuando se
trataba de esta mujer.

94
Página
REEVE
P
odía tolerar muchas cosas. Era inmune a palabras repugnantes y
pensé un poco en la gente que las lanzaba alrededor sin sentido.
Había crecido escuchando que era una rata. A menudo escu-
chaba a la gente murmurando la palabra traidora mientras pasaba. Había
sido etiquetada con éxito, una traidora, pero lo peor fue la decepción que
veía en los ojos de Titus cada vez que trataba de acercarme lo suficiente
para que se diera cuenta exactamente de quién tenía sus manos sobre él,
que clase de mujer era que hacía que sus ojos perdieran todo su color y
quemaran el blanco ardiente con ansia y necesidad. Quitaba pequeños
pedazos de lo que quedaba de mi dignidad cuando me miró así, porque la
decepción no estaba dirigida a mí sino a mi interior. Él luchaba con la forma
en que me deseaba, luchaba contra cosas grandes y poderosas que se
elevaban en su interior cuando nos tocábamos y dolía que no cedería a
ello. No estaba segura que siquiera supiera que ellos estaban allí, pero podía
verlos brillando fuera de él y oírlos llamarme más y más fuerte tan fuerte que
Titus trataba de callarlos. El policía tenía más cosas que su deber de servir y
proteger, y yo quería cavar en todo eso.

Aparentemente la situación entre el guapo policía y yo molestaba


también a Honor. Conocía a Keelyn Foster y su brillante piel de stripper fuera
de Spanky´s. Ella era una de mis clientes regulares cuando trabajaba arre-
glando cabello aquí en el Distrito. Era resistente como uñas, decía lo que
pensaba y sí alguna vez hubiera una reina actual en The Point, sería ella. Era
fuerte e increíblemente hermosa. También ere imperturbablemente honesta
y no tenía ningún problema poniéndose inmediatamente en mi cara y
diciéndome que Titus era un buen hombre, demasiado bueno para que yo
le gustase, y que debería mantener mis garras manchadas de sangre lejos
95

de él. Esto debería haber sido ridículo. Las palabras eran trilladas y obvias y
ellas las entregó en nada más que una brillante tanga y un par de tacones
Página

de plataforma que casi la colocaban a mi altura. Pero estaba allí en sus


helados ojos grises. Ella realmente creía que Titus estaba sobre mí, pensaba
que de alguna manera iba a mancharlo y arrastrarlo al nivel en el que ella
y yo estábamos y no lo aprobaba. Me lo restregó de la manera equivocada,
tal vez la verdad en esto, tal vez la manera en que yo sabía que estaba
honestamente preocupada sobre lo que le haría a la reputación de Titus el
estar asociado conmigo. Solo quería ayudarlo y cada vez que volteaba,
alguien me lanzaba en la cara que iba a herirlo así lo quisieran o no.

Le dije que retrocediera. Le dije que Titus era un hombre adulto y podía
tomar sus propias decisiones sobre con quién quería pasar el tiempo. Los ojos
de Key se habían estrechado especulativamente y cruzó sus brazos sobre
sus pechos desnudos. Ella debería haberse visto ridícula y vulgar... no lo
hacía. Lucía feroz y protectora, como una guerrera amazónica, y eso
acababa de hacer que mis pelos de punta se elevaran aún más. Yo estaba
preocupada por Titus tanto como ella lo estaba. Demonios, estaba tonta-
mente y sin esperanza encaprichada con el chico, tenía un enamoramiento
a primera vista que iba creciendo en algo mucho más grande mientras
aprendía lo que había detrás de su impulso de proteger al bueno e ino-
cente. Nadie tenía una mayor participación en como esta farsa jugaba con
el que yo.

Ella continúo diciéndome que sabía que algo estaba pasando, que no
había manera en que el guapo detective quisiera de buena gana molestar
a su hermano por pasar el rato conmigo, que él tampoco sería tan servicial
y afectuoso porque no era de ese modo con nadie. Esto era de la presun-
ción que de alguna manera ella conocía a Titus mejor que yo, que ella tenía
íntimo conocimiento de cómo operaba, eso me envió sobre el borde. Sin
pensar, la empujé por el centro de su desnudo pecho y le dije que obvia-
mente él era ese tipo de sentimental, cuando sus manos estaban en alguien
que realmente quería. Sus ojos se habían vuelto predadores, y antes de que
pudiera detenerme, reaccioné, abalanzándome sobre ella, llevándola al
suelo antes de que tuviera una oportunidad. La primera regla en The Point
era nunca mostrar ninguna clase de debilidad, así que ataqué antes de ser
atacada. Era una simple lógica de la calle.

No había tirones de cabello. No había gritos delicados. No, fuimos la


una por la otra con puños cerrados y poderosos golpes. Ella atrapó la parte
96

interna de mi muslo con el borde letal de uno de sus tacones y el resultado


del rasguño tenía sangre derramándose por toda mi pierna. Realmente
Página

dolía, pero también lo hacían todas sus acusaciones, que fueron el por qué
me lancé hacia Titus tan pronto como las puertas del baño se cerraron
detrás de él.

No estaba pensando claramente. El calor de sus manos cuando me


separaba de la stripper, la plata ardiente en sus ojos mientras miraba mi
ahora sangrante rostro... todo esto revolvió mi cerebro. Todo en lo que podía
pensar era que quería lo que era mejor para él, y que a pesar de él mismo,
él me deseaba. Aferré mis manos alrededor de su cuello donde su cabello
corto hizo cosquillas a mis dedos, sellé mi boca sobre la suya tan pronto le
dije que las cosas nunca estarían bien.

Me aferré con fuerza porque esperaba que él me apartara, que me


dijera que esto era demasiado y que no había nadie aquí para que montá-
ramos un espectáculo. Esperé a que él me alejara con algo profundo y
atormentado en sus ojos demasiado azules.

Lo que recibí del serio y profundo Titus King fue completamente ines-
perado. En vez de la distancia, fui colocada con tanta fuerza en el lavabo
que el borde del tocador golpeó mis muslos. En vez de un espacio en
blanco, tenía a un hombre devolviendo mi beso tan ferozmente como yo se
lo estaba dando. Conseguí un muslo duro como una roca presionando entre
mis propias piernas que fueron forzadas a separarse, y una erección
imposible de ignorar incluso entre las capas de ropa presionadas contra mis
partes sensibles que de repente se encontraba adoloridas y húmedas.

Me sacudí cundo el soporte de las toallas de papel, fue golpeado con


el codo lo suficientemente fuerte para caer de la pared mientras Titus
levantaba una mano y la ajustaba alrededor de mi cuello mientras la otra
descendía bajo el dobladillo de la sencilla camiseta que él me había
comprado. El baño era pequeño y Titus no lo era realmente. No había el
suficiente espacio para maniobrar y aun así, él se las apañó para subirme al
tocador y sacar mi camiseta sobre mi cabeza sin romper algo más o
hacernos daño a nosotros mismos.

Mi pecho estaba palpitando y estaba segura que mis ojos lucían


salvajes mientras me aferraba a él como si fuera el final de la línea de vida
que alguna vez iba a conseguir y sin él me ahogaría inevitablemente. Me
incliné hacia adelante y lo besé otra vez, probando el cobre de la sangre y
97

la calidez limpia que de alguna simple manera era Titus. Él sabía cómo se
veía, fuerte, seguro y potente. Él sabía a justicia y honor. Redención y
Página
arrepentimiento. Él sabía a bondad, y no había manera de que yo tuviera
suficiente de eso.

Giré mi lengua alrededor de la suya. Lo tomé y dejé que llenara mi


interior. Mis uñas se clavaron en su piel cuando lo sentí tirar las copas del
sujetador que acababa de comprar. La tela negra no era competencia
para sus dedos acusadores y pensé que iba a desmayarme de placer
cuando la yema de su pulgar recorrió la cresta de un pezón que, de repente
se encontraba fruncido. Jadeé en su boca y él solo me acercó más hacia
la cresta detrás de su cremallera y me acomodé firmemente en el beso que
me estaba haciendo ver las estrellas.

Estaban aquellos que me tocaron en el pasado, quienes sabían lo que


estaban haciendo, quienes me hacían sentir deseada, hermosa y necesaria.
Pero nunca nadie me hizo sentir poseída y devorada de la manera que Titus
lo hizo. Era la fricción de su pulgar hacia adelante y atrás, era la presión de
sus dedos en mi nuca, y era la presión de sus piernas mientras me atraía más
y más cerca. Él estaba en todas partes, incluso en donde no estábamos
tocándonos, y tenía la sensación de que nunca iba a haber para mí un
camino alrededor de él, lo que significaba que iba a tener que ir dentro de
él para encontrar escape.

Adoraba al rudo, demasiado serio Titus que atormentaba a diario. Pero


el desquiciado, incontrolado Titus estaba irresistible, mientras bruscamente
tocaba mi ahora desnudo pecho y gruñía mientras deslizaba una mano
entre nosotros, mientras yo acariciaba su dura y palpitante erección. Lo
salvaje dentro de él cuándo lo dejó salir, fue la cosa más intoxicarte que
alguna vez haya visto y sentido, y sabía que era mejor tomar cada segundo
de esto mientras tenía la oportunidad. Porque una vez que recuperara el
juicio, Titus estará furioso al saber que había dejado la jaula sin cerradura y
que a su bestia interna se le había permitido correr libre por unos momentos
robados en el baño de un club de desnudistas.

Mis dedos agarraron los pantalones que lo mantenía lejos de mí, tiré la
cabeza hacia atrás con una repentina sacudida mientras su boca dejaba
la mía, aterrizando con precisión en el pezón que estuvo torturando con su
rudo toque. Fuego pasó rápidamente a lo largo de cada punta de mis
nervios, y algo más de pasión comenzó a zumbar en mis oídos.
98

Su boca estaba más caliente que el calor y era codiciosa. Yo estaba


Página

más aturdida y excitada de lo que creía, por el que a mi leal detective no


parecían importarle los toques suaves y gentiles caricias. Él era todo manos
poderosas y mordeduras de sus fuertes dientes. Titus era rudo, y era maldita-
mente increíble. Yo susurraba su nombre y trataba de poner mis manos
debajo de su pesado cinturón de cuero y detrás de su cremallera, pero no
había suficiente espacio. Estábamos muy cerca el uno del otro y me tenía
atrapada mientras consumía mi piel sensible con su boca. Jadeaba y me
movía deseando que entrara en acción al toqueteo por mí misma, pero él
no cedería. De hecho esos gruesos dedos en mi cabello presionaban y
tiraban lo suficientemente duro que ponían mis ojos un poco llorosos.

—Detente. —Su voz era un gruñido que vibraba contra mi garganta


mientras abandonaba mi pecho y hundía sus dientes en la tierna piel a un
lado de mi cuello, haciéndolo temblar bajo sus labios.

—Quiero tocarte. —Sonaba quejumbrosa y desesperada. Dos cosas


que nunca había sido antes de este hombre.

—No. No estamos haciendo esto. —Él continuó besando y mordis-


queando su camino detrás de mi oreja y quería preguntarle de qué demo-
nios estaba hablando, obviamente estábamos haciendo algo, pero luego
él se movió más rápido de lo que un hombre con grandes hombros sería
capaz y retrocedió un paso alejándome con ojos fundidos—. No haremos
esto, punto, pero absolutamente no haremos esto en el baño de un club de
desnudistas después de que comenzaras una pelea de gatas, y con cero
protección... —Se calmó y sacudió su cabeza hacia mí como si ambos
estuviéramos locos—. He hecho algunas decisiones cuestionables desde
que volviste a la ciudad, Reeve, pero al contrario de mis recientes acciones,
yo sí sé dónde dibujar la línea.

Lo miré fijamente. Mi cuerpo exhaló, lo que atrajo su mirada a mi aún


desnudo pecho. Si fuera alguien más, me hubiera cubierto para esconder
mi vergüenza. No era alguien más, era solo yo, y había tenido suficiente de
lo caliente y frío con él. Estreché mis ojos hacia él, saltando del tocador
donde él me había colocado. Retrocedió un paso pero no había el espacio
suficiente para que se fuera, así que terminó con su espalda contra la
puerta, mientras yo merodeaba cerca de él, tirando el resto de mi sujetador.
Él me miraba con cautela hasta que estuve directamente frente a él.
Desafío y pasión estaban combatiendo por la supremacía en su todavía
99

flamante mirada azul plateada.


Página
Había hecho muchas cosas malas en mi vida por los hombres
equivocados. Esta podía ser la primera vez que hacía algo malo por el
hombre correcto. No me importaba dónde estaba o qué saldría de esto,
quería la parte de él que dejaba salir a jugar solo para mí. Seguro, el lugar
dejaba mucho que desear, pero estaba tomando la parte de Titus que era
mía y él no iba a detenerme, no es como si él quisiera de todas maneas.
Seguro, tenerlo completamente no iba a pasar hoy. Él tenía razón en que
tener sexo sin protección era un estúpido error para cualquiera de los dos,
pero estaba equivocado sobre que nunca pasaría y él lo sabía. Lo vi en el
momento en que su oscura complexión se sonrojó mientras agarraba la
voluminosa hebilla del cinturón y tiraba el final de este. Debería sentirse sucio
y miserable. No lo hacía. Se sentía correcto e inevitable.
El cuero hizo un sonido agudo que hizo eco en la pequeña habitación
de azulejos.

—Esta es mi decisión cuestionable, no la tuya, y nunca le presté


atención a las líneas Detective.

El cinturón cayó y tiró la cremallera con fuerza, sonaba el doble de


fuerte mientras comenzaba a tirar hacia abajo. No estaba sorprendida
cuando su mano agarró mi muñeca. Estaba sorprendida de que él no la
apartara, solo la sostuvo inmóvil, el algodón de sus bóxers y el calor de su
erección quemando contra la parte trasera de mis nudillos.

—¿Por qué? No significará nada. No cambia lo que pasa con nosotros.


Cruzar la línea, si la ves o no, no hace la diferencia en este acto que estamos
montando.

Siempre el policía con el interrogatorio y la necesidad de un motivo.


Incliné la cabeza hacia un lado y gimió mientras los largos mechones de mi
cabello se deslizaban a través de la curva completa de mis pechos.

—Tú cuidas a todos, siempre. Tal vez yo quiera cuidar de tú. —Levanté
una ceja, deslizando mi lengua a través de mi labio inferior—. Esto está
sucediendo Titus. Pelea todo lo que quieras, pero puedes verlo venir desde
kilómetros y kilómetros de distancia.
100

Nos miramos fijamente en silencio por lo que se sintió como un sólido


minuto y luego él tiró su cabeza hacia atrás de modo que golpeó contra la
puerta con una explosión dejando ir mi mano al mismo tiempo.
Página

—Usualmente evito los problemas cuando están dirigidos a mí.


—No esta clase de problemas.

Bajé su cremallera el resto del camino, excitada por mi victoria, por más
de una razón. Él no me lo estaba dando para siempre, me lo estaba dando
por ahora, y eso era suficientemente bueno. Me reí un poco mientras tiraba
de su polla fuera de los confines de su ropa interior. Él era impresionante en
todas partes. No estaba sorprendida. Él era lo mejor de lo mejor, así que por
supuesto que su polla tenía que caer en esa categoría también. Se sacudió
en mi mano mientras frotaba mi pulgar en la punta donde la evidencia de
que a pesar de cualquier resistencia que su mente podía tener, su cuerpo y
el salvaje en su interior, estabas sueltos, escapando y llamándome.

Él gruñó en respuesta mientras caía sobre mis rodillas frente a él. No era
mi posición favorita ante ningún hombre, el olor de debilidad y sumisión,
pero aquí se sentía como poder, como tomando lo que era mío. No me
importó lo apropiado del tiempo o la ubicación. Todo eso se desvaneció
junto a la forma que ardía en mi boca mientras chupaba y jugaba con él.
Sus ojos habían ido a la deriva y todo lo que yo podía ver mientras él me
observaba era un torbellino plateado. Él todavía estaba peleando, se
negaba a moverse conmigo, se negaba a tocarme... al menos lo hizo hasta
que la bestia despertó mientras yo giraba mi lengua alrededor de su
adolorida punta. Estaba añadiendo mis manos a la mezcla haciendo girar
mi puño en la base de su erección, cuando de repente sus manos estaban
en mi cabello y moviéndose hacia mí.

—Eres malditamente peligrosa. —Su voz era ronca mientras lentamente


me daba lo que quería. Tarareé en acuerdo y usé mi otra mano para
aferrarme a su extremadamente apretado culo—. ¿Por qué no puedo
resistirme a ti?

Él sonaba enojado, pero no paró de moverse, tenía realmente que


concentrarme en lo que estaba haciendo, porque una vez más él no era
suave y sereno, era mucho hombre para tratar de manejar. Apreté más mi
mano e incliné mi cabeza hacia atrás mientras me guiaba con sus rudas
manos.
Sus ojos estaban totalmente abiertos ahora y estaban tratando de
101

fundirme en el piso del baño con su intensidad. Vi su ancho pecho comenzar


a subir y bajar rápidamente. Sentí la manera en que su polla temblaba todo
el tiempo en mi lengua mientras ahuecaba mis mejillas y chupaba tanto
Página

como podía soportar. Sentí al músculo que estaba agarrando flexionarse tan
fuerte que se sentía como roca bajo mi toque, entonces juró ante mi otra
vez y se vino en todas partes en una punta de deseo y algunas malas
palabras.

Ambos estábamos respirando pesadamente mientras me sacudía


hacia atrás y me ponía sobre mis pies. Nos miramos el uno al otro como
combatientes en lugar de casi amantes, giré para limpiarme la sangre del
rostro y vestirme sin decir una sola palabra. Preocuparse por este hombre
era peligroso, y si Conner no terminaba presionando el gatillo primero, los
sentimientos que tenía por Titus podrían ser muy bien el final para mí.

Coloqué mi cabello hacia atrás después de que me recompuse y lo


miré en el espejo donde podía verlo mirándome mientras subía la cremallera
de sus pantalones.
—No lo sé, Titus, pero si no puedes resistirte a mí, tal vez deberías dejar
de intentarlo tan duro. En este lugar nunca sabes que pila de mierda te
traerá el mañana, así que tener algo que te haga sentir bien aunque sea
por un segundo necesita ser valorado.

Empujó su mano a través de su cabello y luego la llevó hasta su cadera


para luego abrir la puerta. No había nada que ocultara lo que estábamos
haciendo allí. Era todo sobre él. Yo estaba sobre él y él definitivamente
estaba sellado por todas partes de mí. Me encantaba.

—No deberías ser tú la que me hiciera sentir bien, Reeve. —Ahí estaba.
La dura realidad de las cosas entre nosotros. Él en un extremo que divide la
línea y yo en el otro.

—Pero lo soy, y tú solo vas a tener que aprender a lidiar con eso. —Pasé
a su lado regresando al club de desnudistas, esperando que no viera la
forma en que mis piernas temblaban. Acomodé mi cabello y metí las manos
en el bolsillo asumiendo que él nos guiaría hacia la puerta. Definitivamente
habíamos causado una impresión esta noche y si Conner tenía ojos en el
club, no había forma de que se perdiera la manera en que salimos del baño,
desaliñados y excitados. Misión cumplida, incluso si mi corazón y mi ego
habían tomado una palpitación igual con las últimas duras palabras de Titus.
102

Estaba sorprendida y un poco enojada cuando él se detuvo en uno de


los escenarios donde Nassir estaba de pie con Chuck. Vi a ambos hombres
echarme un vistazo luego le sonrieron al policía de cabello oscuro. Las luces
Página

de repente se apagaron y luego una vieja canción de jazz comenzó a sonar


a través del sistema de sonido. Cambié mi mirada hacia el escenario
mientras una quemante luz blanca iluminaba repentinamente a una chica
vestida de manera sexy. Un vestuario al estilo gánster antiguo hacía alarde
de sus cosas en el escenario. Tenía un sombrero y tirantes, así como un arma
pegada en su liguero. Incluso tenía un cigarrillo encendido entre sus dientes
mientras zigzagueaba alrededor del escenario en plataformas Mary Janes.
Traté de no erizarme mientras los tres hombres detenían lo que estaban
hablando para mirarla mientras su blusa caía al piso, seguida rápidamente
por su pequeña falda negra. Ella tenía un buen cuerpo y realmente estaba
trabajando a la multitud, pero incluso con las cegadoras luces del escenario
se veía como si estuviera mirando justo a donde Titus estaba parado.

Resoplé y giré mi cabeza mientras un cuerpo se movía a mi lado. Key


se había vestido y ahora lucía un ojo hinchado pero todavía se veía mejor
que nadie. Ella me sonrió mientras yo la fulminaba con la mirada.
—Golpeas como niña.
Resoplé una respuesta.
—Esos zapatos tuyos son mortales.

—¿Por qué crees que los uso todo el tiempo? —Sacó su pierna y noté
que los tacones eran realmente altos y puntiagudos, incluso estaba vestida
con jeans y una camiseta. Inclinó su cabeza a donde los hombres parecían
absortos en la erótica escena del escenario. Quería patear a Titus—. Vas a
tener que pelear con alguien más que conmigo por él. Vas a tener que
pelear con Bax, la ciudad... demonios, incluso vas a tener que tirarlo abajo
a él, si lo quieres.

Levanté una ceja mientras la música subía y parecía ponerse más


fuerte. La chica ahora no tenía nada más que su tanga y no estaba bailan-
do demasiado mientras se estaba retorciendo en el escenario. Parecía que
le estaba haciendo el amor a un hombre invisible.

—He estado peleando cada día de mi vida. Algunas veces pienso que
todo lo que me queda es pelear. —Si algo merecía la pena la lucha, sería
cada minuto que tuve con Titus antes de que las cosas, inevitablemente
103

empeoraran a nuestro alrededor.

Ella me dio una sonrisa real, no la sonrisa que le daba a los hombres por
Página

dinero o para conseguir que la gente pensara que ella solo era una stripper
tonta. La hacía lucir como una persona completamente diferente. Ella fue
de una diosa del sexo a una mujer normal, una que solo resultó ser increíble-
mente hermosa.

—Pelear es lo que todos nosotros conocemos perfectamente. Es


agotador. —Murmuré un acuerdo y consideré seriamente alcanzar a Titus y
pellizcarlo en el brazo mientras la chica en el escenario acrobáticamente se
movía a sus pies y se escabullía hasta el borde del escenario. Ahora escupió
el cigarrillo fuera de su boca para el deleite del público y tiró del arma que
tenía en el liguero de su pierna. Apuntó a la audiencia. Pensé que era un
juguete, tal vez llena de agua o de esas pequeñas balas de plástico que
hacen esos lindos sonidos de explosiones.
Estaba equivocada.

Antes de que tirara del gatillo, fui golpeada por un camión. No


realmente un camión, pero siendo golpeada en el suelo por el peso del
cuerpo de Titus, se sintió como si lo fuera. Disparos hicieron eco en el club,
así también como los gritos de dolor de hombres y mujeres mientras el arma
seguía disparando. Escuché a Titus gritarle algo a Nassir y luego él se había
ido, sus manos volando a donde su arma estaba montada en su cintura. Fui
a trepar sobre él pero había cuerpos por todas partes, corriendo a la puerta
tratando de escapar de la confusión. Giré mi cabeza para ver donde había
terminado Key y jadeé cuando vi el brillante rojo carmesí que decoraba su
pecho.

Sobre mis manos y piernas trepé a través del suelo, tratando de no


pensar en lo asqueroso que era, hasta que llegué a ella. Sus ojos grises
estaban muy abiertos y podía escuchar que estaba jadeando en busca de
aire. Unos momentos atrás, había tratado de patear mi trasero y ahora se
veía como si estuviera muriendo justo enfrente de mí. Puse mis manos sobre
la herida de bala y le dije:

—Oye, no puedes irte a ningún lado. Este lugar te necesita. —Me refería
a la ciudad, no al sórdido club de desnudistas y esperaba que ella lo
supiera—. Me entiendes, Keelyn. —Sus ojos se cerraron y presioné más fuerte
en la herida.

Su sangre estaba caliente y pegajosa mientras se derramaba por mis


104

dedos.

—¿Key? —Sin respuesta, así que presioné aún más fuerte y grité—:
Página

¡Honor!
Sus ojos se abrieron y me espetó:
—No me llames así.

Reí un poco y luego fui empujada a un lado por manos fuertes. Miré a
Nassir mientras se arrodillaba junto a nosotras. Sin una palabra se sacó la
costosa chaqueta y la tiró al suelo. Inmediatamente quedó pisoteada por
los pies que huían.

—No puedes morir. —Su voz era dura mientras tiraba de su camisa y la
convertía en un improvisado vendaje mientras presionaba en la desagra-
dable herida. Esta situación era terrible, pero aun así me tomé un segundo
para mirar el devastador paisaje, él reveló una piel bronceada. Nassir no
tenía la constitución de una montaña como Titus, pero seguro era hermoso
y no había tenido idea de que el enigmático dueño del club tenía un
enorme tatuaje que cubría toda su espalda. De hombro a hombro y todo el
camino de su columna, incluso en la parte superior de sus pantalones a la
medida, tinta marcaba su piel. No podía entender de qué trataba la escena
y no era el momento adecuado para mirar de cerca.

—Puedo hacer lo que malditamente quiera, Gates. No eres mi dueño.


—Key jadeó las palabras mientras luchaba por respirar.
A lo que él gruñó:
—Lo sería, si me dejaras.

Estaba contenta de que Key sonara como si hubiera recuperado algo


de su lucha y ahora que algo del humo se había ido, quería asegurarme que
Titus estaba bien. No sabía lo que pasaba con esos dos, Key y Nassir, pero
era intenso y un poco sofocante.

Titus estaba arrodillado junto a Chuck quién también parecía sangrar


fuertemente. Mi mirada se dirigió al escenario y me encogí cuando vi a la
bailarina tirada en un montón como una muñeca de trapo sin vida. No
necesité preguntarme, si estaba muerta o no, el goteo constante de sangre
a un lado de su cabeza era un claro indicador. Era demasiado joven para
conocer un final como ese. El arma todavía estaba cerrada en su mano,
había dinero disperso y olor a pólvora por todas partes. Parecía una escena
105

salida de una película de Tarantino.

Hice mi camino hacia Titus y respiré un silencioso suspiro de alivio


Página

cuando sus ojos se dispararon a los míos.


—Sabía que algo andaba mal. Solo, no podía poner mis dedos en ello.
Continué mirándola, tratando de descubrir si sabía quién era ella o si la
había visto en algún lugar antes... pensé que ella podría tener una orden o
algo. Era la jodida arma. Debería haber sabido que era real.
Chuck gruñó y le pidió a Titus que lo ayudara a levantarse.

—Es mi trabajo, hombre. Yo soy el que debió haberlo visto. —Sus oscuros
ojos giraron a donde Nassir estaba apoyándose sobre Keelyn—. Mejor
consigue ayuda para ella rápido. Si esa chica muere, él perderá su siempre
amorosa mente.

—Ya los llamé. —Titus puso las manos en su cadera, sobreviviendo a la


matanza que nos rodeaba—. ¿Quién era ella?
Chuck estaba empujando su hombro y lo vi tambalearse un poco
mientras presionaba la herida. Extendí una mano para estabilizarlo y los tres
miramos donde la chica había caído. Me preguntaba si era Titus quien
había disparado a uno de los otros chicos.

—Realmente no lo sé. Nassir la contrató como reemplazo de la chica


que perdimos en los muelles. Ella le dijo que era una estudiante y que solo
necesitaba dinero extra. Sabes lo loco que es en cuanto a la seguridad. Ella
tendría que haber pasado la revisión de antecedentes.

Titus giró sobre sus pies para alcanzar una silla y patearla. Empujó al gran
bravucón.

—Sienta tu culo antes de que te caigas. —Pasó sus manos sobre su


rostro y entrecerró sus ojos mientras reconocía la escena—. Podría ser Roark.
Me moví nerviosamente y asentí un poco para mostrar que estaba de
acuerdo con la lógica.
—La chica que mató se parecía a mí, también trabajaba aquí. Él sabe
cuan vital es Spanky´s para The Point, Nassir y Race ahora que el Pit se fue.
Conner pudo colocarla adentro de aquí.

Él no dijo nada pero podía verlo considerar mis palabras cuidadosa-


mente, así que añadí.
106

ȃl es apuesto y encantador. Sabe exactamente que decir para hacer


que tú creas que eres la única para él. Ella era joven y probablemente era
Página

una inocente chica universitaria. Él sabe cómo elegir a sus objetivos. Tal vez
se suponía que ella tenía que intentar destruir Spanky´s de adentro hacia
afuera y escuchó que nosotros estaríamos aquí esta noche, así que subió el
juego. Ella estaba mirándote a ti, Titus. Ese primer disparo estaba dirigido a
ti.

Estaba segura de eso y estaba segura que Conner tenía una mano
metida en esto, podía ver por la expresión en la cara de Titus que estaba de
acuerdo. Luego las puertas del club estallaron abriéndose y los paramédicos
entraron apresuradamente con camillas. Keelyn y Chuck no fueron los
únicos heridos en la balacera y todos estaban mirando a Nassir como si fuera
una bomba que estaba a punto de explotar.

Los amigos policías de Titus aparecieron y de repente yo era solo la


chica con la que estaba follando en el baño y no la otra mitad del equipo
que estaba aquí para derribar a una mente criminal. Suspiré pesadamente
y fui hacia el bar a echarme un trago y lavar más sangre de mis manos.

Siempre había más sangre, siempre más violencia y más alboroto y odié
sentir que mí decisión de regresar había incrementado el volumen y la
frecuencia en ambas cosas.
Era bueno estar en casa. Suspiro...
107
Página
TITUS
H
abían pasado un par de días desde el tiroteo en Spanky’s, y una
vez más estaba enterrado en trabajo y evitando a Reeve como
si tuviera la peste.

Localizar a los testigos era imposible. No era como si la gente que


pasaba sus horas libres en un club de desnudistas quisiera que alguien
supiera en realidad a donde estaba yendo su duramente ganado dinero, y
cuando encontré a la familia de la chica que había estado detrás de la
masacre, me sorprendió que ella fuera de hecho solo una chica universitaria
normal con una mamá y un papá que vivian en una linda casa en The Hill.
Sus padres no tenían idea de que estaba bailando en Spanky’s, y cuando
les dije que había disparado en el lugar y herido a no menos de cinco
personas, quedaron atónitos. Era completamente atípico de ella, y según
ellos, ella nunca había visto siquiera un arma, así que no eran capaces de
creer que fuera capaz de sacar una en una habitación llena de gente. Por
lo cual no solo tuvieron la tarea de enterrar a su hija, también tuvieron que
procesar que en realidad no tenían idea de en quien se había convertido o
en que se había metido en las entrañas de The Point.

Parecía que la teoría de Reeve de que Roark había hundido las garras
en la chica podría tener algún mérito. Las personas hacían locuras en
nombre del amor. Simplemente no tenía en mí decirle que tenía razón. Si mi
cabeza no hubiera estado dando vueltas, si todo en mi interior no hubiera
estado tirando ferozmente del cinturón para llegar a ella, para entrar en ella,
para tenerla sin importar lo que el sentido común dijera, habría notado que
el arma era real. Estuve observando a la chica quitarse la ropa desapasiona-
damente. Ninguna chica desnuda se iba a comparar a la que casi había
108

follado en el tocador del baño de Spanky’s y ese era un hecho estricto. Pero
hubo algo de la stripper que me molestó bastante. Solo no podía identifi-
Página

carlo, porque mi cabeza todavía seguía tronando con lujuria y mis nervios
seguían tintineando con deseo.
Debería haber divisado la pequeña calibre 22 desde un kilómetro de
distancia, pero todo lo que podía ver era a Reeve de rodillas enfrente de mí
con todo ese cabello negro suyo enredado en mis manos mientras ella me
ponía al revés con un creativo giro de su lengua y el perfecto roce de sus
dientes. Sabía cómo trabajarme y cuidar tan bien de mí al mismo tiempo.
Estaba intentando mantenerla con vida, intentando mantenerme a mí
mismo con vida, y quizás, solo quizás, sacarnos a ambos de esta situación sin
corazones rotos.

Ella no estaba ayudando. Podía verlo en sus ojos cuando me miraba.


Se preocupaba. No creía que una chica que tomaba el tipo de decisiones
que ella tomaba, que tenía que cuidar de sí misma por encima de todos los
demás para sobrevivir, pudiera ser tan empática, pero sangraba de ella y
se iba todo sobre mí. Ella se preocupaba mucho. Por mí. Y no estaba seguro
de qué hacer con eso. Yo era el que siempre se preocupaba por todos, de
todo. Nunca había tenido a alguien más en mi vida que estuviera
preocupado por mí y mi bienestar. Hacía mi determinación de mantenerme
alejado de ella aún más débil de lo que ya era, y maldita sea, hacía que
quisiera ver qué más podía hacer con esa listilla boca suya.

Levanté de un tirón la cabeza cuando la puerta de mi oficina se abrió


de repente y un hombre mayor vestido en pantalones color caqui y una
camisa polo blanca entró de forma campante y se puso cómodo en la silla
frente a mi escritorio. Tenía el cabello color gris acero y una cara de piedra
que me recordaba a Clint Eastwood en El Bueno, El Malo, y El Feo. Todo lo
que él necesitaba era un poncho raído y un cigarro.

Cerré la carpeta del caso que estaba revisando y me recosté en mi


silla. No sabía quién era el tipo, pero todo acerca de su postura y la manera
en la que se puso cómodo mientras lo evaluaba gritaba “policía”. Tendía-
mos a ser capaces de detectar a los nuestros sin importar que rama o
insignia pudiéramos llevar.
—¿Puedo ayudarle?

El extraño cruzó el tobillo sobre su rodilla y comenzó a dar golpeteos


con sus dedos sobre su pierna.
109

—De seguro lo espero, hijo, de lo contrario todos vamos a estar hasta el


cuello en un baño de sangre.
Página
Su voz tenía un acento tranquilo, no era exactamente un acento sureño
o texano, pero había un poco de country en él, así que lo situé en algún
lugar alrededor de Virginia o las Carolinas. Elevé una ceja hacia él y esperé
a que se presentara formalmente.

—Sub alguacil Otis Packard. Oí por un pajarito que tienes a uno de mis
testigos en custodia protectora sin intención de devolvérnosla.
Solté un bufido.
—La situación es mucho más complicada que eso.
Él asintió y estrechó los ojos.

—Dímelo a mí. Aparte de los cuatros testigos que ubicamos o tenían


planes para mudarse mientras estábamos esperando que el caso de Novak
fuera ante un juez, ella es la única que queda respirando. Hartman cayó
primero, Ernie Díaz, el dueño del club, desapareció la semana pasada, y
Benny Truman ni siquiera llegó a la junta. Hartman fue enterrado tan
profundamente en un pueblo de mierda en el Oeste de Texas que no había
forma de que alguien debiera haber sido capaz de encontrarlo y Ernie
estaba tan asustado por las represalias que dejó de hablarle a cualquiera
sin credenciales, así que sabemos que tuvo que haber sido explotado por
alguien en el interior.
Hice un bajo sonido nasal en mi garganta.

—¿Sabías que alguien estaba asesinando a los testigos de tu caso y la


dejaste salir por ahí sin protección?

—Ella se largó cuando estábamos comenzando a unirlo todo. Era más


rápida que nosotros. Estábamos planeando entrar y conseguirla justo des-
pués de que la información de Hartman llegó, solo que se había ido, y así
también el comisario a cargo de su caso.
—Tenías a un zorro cuidando tu gallinero desde el primer momento.

El otro policía me consideró cuidadosamente por un segundo y luego


asintió solemnemente.
110

—Así parece.
—Estás buscando en Roark al resto de los asesinos, ¿verdad?
Página

Su mandíbula comenzó a moverse furiosamente.


—Lo averiguamos. Demasiado tarde. Conner tiene una reputación
estelar en nuestra división. Él era un marine, y cuando salió del servicio
trabajó para la Patrulla Fronteriza. Siempre fue nuestro chico al que recurrir
hasta que todo esto se desató con Novak. No nos dimos cuenta de la
correlación hasta que fue demasiado tarde. Hace unos años comenzó a
tomar un real interés en lo que estaba sucediendo en The Point, empezó a
pedir ser asignado a casos que eran de aquí. Cuando conseguiste que los
federales se involucraran para acabar con Novak, él fue el primero que
quiso estar en la acción.

Nadie quería involucrarse con The Point. Éramos una causa perdida
aquí en la alcantarilla. Todas las campanas de advertencia que habían es-
tado tintineando que las motivaciones de Roark eran más complicadas que
mostrarle a Race y a Nassir que no apreciaba que se hicieran cargo de los
negocios de Novak comenzaron a sonar alto y claro en mis oídos.

—¿No tienes que ser un ciudadano americano para estar con los
alguaciles? Roark es irlandés.
—Su mamá es irlandesa. Conner tiene doble nacionalidad.

—¿Y su padre? ¿Cuál es la teoría ahí? —Sabía por experiencia de


primera mano con mi hermano lo importante que podía ser la influencia de
un padre. Podría ser un buen lugar para comenzar a indagar.

—No estoy seguro. Siempre dijo que su viejo era un soldado de


Colorado, que tuvo una breve aventura con su mamá. El tipo se llevaba a
Conner cada verano, pero quien sabe si es la verdad o no. Resulta que
Conner es un mentiroso excepcional. Ahora que hemos hecho algo de
investigación, parece que mientras era un miembro de la Patrulla Fronteriza,
después de que dejó el ejército estuvo ayudando a Novak y a varios de sus
socios a mover armas y drogas por la frontera. Conner ha estado sucio
desde hace mucho tiempo y me siento como un tonto por asignarlo
personalmente a este caso.

Fruncí el ceño y le pregunté si podía darme el nombre del hombre en


Colorado. El viejo garabateó una nota rápida en un pedazo de papel suelto
en mi escritorio y lo empujó hacia mí.
111

—¿Por qué un agente condecorado de repente comenzaría a ayudar


a un conocido criminal a mover cosas ilegales por la frontera? ¿Dinero?
Página

¿Novak lo amenazó?
El anciano sacudió la cabeza.
—No lo sé. Tenemos que encontrar a Conner para preguntarle eso.

No era lo suficientemente paciente para eso. Me faltaba algo clave,


algo que posiblemente me daría la ventaja para lidiar con Roark y que me
ayudaría a encontrarlo. Tenía que averiguar qué era.

—Quemó el Pit. Le dio una paliza a una de las chicas trabajadoras que
han estado alrededor de estas partes desde hace mucho tiempo. Además
del asesinato, se está vengando de la gente de The Point golpeándolos
donde más les duele. Reeve descubrió que estaba involucrado con el
asesinato de Hartman, y huyó.

—¿Por qué corrió hacia ti? La evidencia parecía apuntar hacia ella y a
Conner siendo muy amistosos. Solo una regla más que el bastardo rompió.
Suspiré.

—No lo sé. Ella confía en mí. Sabe que no soy un policía corrupto y que
todo lo que quiero es detenerlo antes de que alguien salga herido. Mató a
una chica solo para dejarle un mensaje a Reeve y tuvo a otra disparando
en un club de desnudistas anoche. Este tipo está trayendo efectivamente a
The Point de rodillas y lo está haciendo sin ser visto. Es como una bocanada
de humo y es igual de toxico.
—Es bueno. —Respeto a regañadientes coloreó la voz del viejo.

—Demasiado bueno. —Pasé las manos sobre mi cabello y miré a la taza


de café vacía situada en el borde de mi escritorio. Necesitaba comer.
Necesitaba dormir. Necesitaba echar un polvo, y más que todo eso
necesitaba no perder la cabeza—. Entonces, ¿por qué estás exactamente
aquí?
—Estoy aquí porque el caso de Novak está en la basura. Todos los que
tenían cualquier información que pudiéramos usar se han ido. Benny estaba
a punto de darnos toda la cartera de proveedores y distribuidores si le
prometíamos inmunidad y una vida completamente nueva en el soleado
Orlando, pero como dije, alguien llegó a él antes de que pudiéramos hacer
112

que sucediera. Tenemos que detener a Roark. Es peligroso, y no solo porque


es hábil y desequilibrado, sino porque tiene el entrenamiento para hacer un
daño grave. Ya sabes que la gente manteniendo este lugar a flote es un
Página
objetivo, pero tú también lo eres y la chica. Conner no va a tomar a la ligera
ser traicionado.

—Ya averigüé eso por mí mismo. —Apunté hacia la palabra en la


puerta que decía DETECTIVE—. Es como mi trabajo.

—Bueno, el trato de la chica está acabado. Ya no necesitamos que


testifique.

—¿Entonces qué? ¿Estás planeando lanzarla a los lobos y dejarla


intentar luchar contra Roark por su cuenta?

—No. Creo que tú y yo probablemente tenemos la misma idea en


mente, hijo. Sabes que Conner va a venir tras ella y nosotros también.
Pensamos que podemos encontrarlo, evitarle al departamento un poco de
vergüenza; resulta ser que está utilizando nuestros propios trucos contra
nosotros. Queremos lo mismo aquí, tú y yo, King. Queremos detener a
Conner.
Gruñí.

—Ese era el plan, solamente no estoy seguro de cómo hacerlo y


mantener a la chica con vida en el proceso. No estoy tan ansioso por
colgarla por ahí como carne y esperar ser más rápido que el gatillo de Roark.
Tiene que haber un mejor plan.

—Sabes que no puedes permitirte el lujo de perder cuando llegue el


momento de enfrentarte a él, y como un incentivo podrías querer recordar
que si la chica no es de ninguna utilidad para nosotros, su acuerdo con el
fiscal se va y se busca cargos de asesinato a sueldo, sin hablar de ser
cómplice del secuestro de la chica Pryce. Queremos detenerlo, muerto o
vivo depende de ti.

Juré y me alejé del escritorio. El otro hombre también se puso de pie,


pero todavía me elevaba sobre él.

—La diste por muerta, y ahora ¿la dejarás en prisión si no está dispuesta
a arriesgar su cuello por ti? A la mierda con eso.
—Ella rompió la ley.
113

—Entiendo eso, pero ella estuvo de acuerdo en testificar contra la


banda de Novak y cuando ella se dio cuenta en lo que andaba Roark, trajo
Página
esa información y esa evidencia. Ella todavía debe ser considerada un
testigo protegido.

—Lo es. Mientras sea útil. Haz que sea útil, detective. Lo que estoy
asumiendo, que es lo que has estado haciendo; haz alarde de ella,
presúmela. Haz que Conner muestre su jugada. Ahí afuera, no estarás más
solo. Pondremos ojos en ti y en la chica, por si él hace un movimiento, tendrás
refuerzos. Aquí tienes mi tarjeta. Quiero estar informado de cualquier pro-
greso el caso de Roark. Si fuera veinte años más joven y no estuviera
dirigiendo un escritorio más de lo que me importa admitir, podría manejar el
trabajo de campo yo mismo. Me recuerdas mucho a mí, King. Sé qué harás
lo que se necesita hacer para cuidar el negocio. Como dije, nosotros
queremos lo mismo.

Le gruñí mientras se giraba para abrir la puerta de mi oficina. Quería


lanzarme sobre el escritorio y estrangularlo.
—No chantajearía a una víctima para conseguir mi propio camino.

—No es chantaje, ya estas saliendo con ella por ahí como un cebo. Tú
sabes que Roark va a ir por ella como un hambriento tiburón reaccionando
a la sangre en el agua. Yo solo te da un amistoso recordatorio de
exactamente lo que está en juego, las emociones no deberían interferir con
lo que hay que hacer.

—Haces que suene como si ella fuera reemplazable. —Reeve me


estaba volviendo loco, y mientras yo no estaba de acuerdo con muchas de
las decisiones que ella había hecho que la condujeron a donde estaba
ahora, todavía era una persona. Todavía era una joven mujer que merecía
una oportunidad para corregir algunos de sus errores. Ella estaba tratando
de ayudar, tratando de hacer lo correcto y eso debía ser admitido.
El viejo policía me dio una mirada severa.

—Todos somos reemplazables. Nosotros solo importamos mientras


estemos haciendo algo para cambiar el mundo que nos rodea, esperemos
que para mejor, pero muy a menudo la gente está cambiando nuestro
mundo para peor. Buena suerte, Detective King. La vas a necesitar.
114

Lo observé girar su camino a través del caos que era la comisaría y sentí
mis manos apretarse fuertemente en los costados. No necesitaba suerte.
Página

Necesitaba una oportunidad. Una oportunidad, e iba a atrapar a Conner y


encerrarlo. Estaba comenzando a sentirme mal de que la única manera de
hacer eso fuera pidiéndole a Reeve que ofreciera su elegante y encantador
cuello a la guillotina. No parecía correcto, incluso si ella seguía diciendo que
sabía que estaba haciendo lo correcto, que estaba reparando pecados
pasados. Si Roark terminaba mejor que yo en este juego, pagar con la vida
de ella parecía un precio muy exagerado, cuando todo lo que había hecho
era sacar a un abusador y un asesino fuera de las calles. Usar a un mal
hombre para eliminar del mundo a otro hombre, de repente no parecía
como un crimen imperdonable. Todavía seguía en conflicto con la forma en
que ella había usado a Dovie y como sus acciones habían dirigido a lo que
realmente fue una de las peores noches de mi vida. Pero todo el mundo
usaba a todo el mundo en The Point, así que la penitencia esperando por
ella no debería ser tan severa como la que nos estaba esperando al resto
de nosotros.

Tomé el pedazo de papel desecho con el nombre del hombre en


Colorado que el agente había dejado conmigo e investigué en internet
hasta que encontré a alguien que encajaba con la descripción. Me tomó
más clics y dos llamadas a números equivocados antes de conectarme con
un hombre llamado Alby Jones. Se oía como si hubiera fumado veinte
paquetes al día y parecía totalmente desinteresado cuando le expliqué que
yo era un detective buscando información de un posible sospechoso de
asesinato. Él iba a colgar hasta que mencioné que sabía que él había
estado en el ejército; fue la llave para abrir una puerta de comunicación.

Él siguió hablando sobre sus varias giras del deber. Me regaló sus
historias de guerra y heroísmo. Escuché pacientemente porque mientras él
seguía hablando, yo podía guiarlo a donde yo quería que fuera.

Le pregunté si alguna vez había estado casado o sí había tenido hijos,


él solo resopló, lo que llevó a una ronda de tos que duró cinco minutos. Me
dijo que una vez una mujer lo había jodido y desde entonces nunca había
confiado en el sexo débil de nuevo. Explicó que había conocido a una
hermosa chica irlandesa mientras estaba ubicado en Turquía. Lo persiguió,
lo sedujo y luego lo usó y a su estatus con la milicia para conseguir acceso
a las armas que nunca podría tener de no ser de otra manera. Usó su
nombre y su rango para contrabandear pistolas a través de fronteras
115

seguras, traicionándolo a él y a su carrera a lo largo del camino. Él la llamó


terrorista y luego finalmente, después de lo que se sintieron horas, mencionó
al niño.
Página
Unos años después de que había sido echado del ejército y fue
enviado a casa deshonrado y avergonzado, la mujer lo contactó para
dejarle saber que él tenía un hijo. Ella quería dinero y quería su apellido para
que así su pequeño niño pudiera tener doble nacionalidad. El deshonrado
soldado estuvo de acuerdo porque a pesar de cómo ella lo jodió, él todavía
amaba a la hermosa chica irlandesa y pensó que criar bien a su hijo, era el
camino para ganar su corazón.

Solo el niño apareció y el hombre supo desde el principio que algo


andaba mal con él. Intento amarlo, intentó mostrarle orientación, pero cada
verano que ellos pasaban juntos parecía ser peor. El hombre quería culpar
a la madre, después de todo, ella era una asesina y una persona terrible por
derecho propio, pero el muchacho parecía podrido hasta la médula. Él era
salvaje. Era irrespetuoso. Era cruel con los animales y con las cosas que
mantenían el rancho del hombre en marcha. Él era explosivamente violento,
pero lo que realmente le preocupaba al hombre era como el chico, sin
esfuerzo, podía encenderlo y apagarlo. Me dijo que cuando el chico se unió
a los marines, pensó que tal vez podía componerse.

Solo para su consternación vio que armar a un ya inestable joven y


enseñarle cómo matar, solo lo hizo más violento y peligroso. Me dijo que su
último contacto con el hombre que siempre había pensado que era su hijo
fue aproximadamente hace cuatro años. El chico había venido a casa para
sus vacaciones justo después de salirse de los marines y cambiarse a la
Patrulla Fronteriza. El hombre estaba esperando reconectar con su hijo, pero
lo que pasó, lo había asustado para siempre y lo había desgarrado en su
lugar.

De acuerdo con el hombre, el chico desapareció no mucho después


de la cena de navidad. Nadie pensó mucho sobre eso hasta que notaron
que una de las jóvenes mujeres, quien ayudaba a cuidar de la casa,
también se había marchado. Seguro, podrían haber sido dos jóvenes
amantes escapando para un momento tranquilo a solas, pero el hombre
sabía que no era así, por lo que fue a encontrar a su problemático hijo.

Él chico tenía a la chica inmovilizada, un cuchillo en su cuello y a


segundos de arruinarla de por vida. El hombre alejó al chico de ella,
116

lucharon, y el hombre terminó con un cuchillo en su estómago por sus


problemas.
Página
—Sabía que eras demasiado débil y patético para ser mi padre —dijo
el chico mientras se ponía sobre el hombre burlándose. Con eso, el hijo lo
pateó en las costillas y desapareció de la vida del hombre para siempre,
dejando al pobre bastardo que lo había criado desangrándose donde
estaba tirado. Solo que el hombre era un luchador y había sobrevivido a la
destrucción, ambos la madre y el hijo lo habían nivelado. Él estaba muy feliz
de decirme todo sobre eso.

Mientras él hablaba mi piel se tensó a través de mi cuerpo y sentí un


pequeño temblor comenzar a trabajar en mi mandíbula. Todas las piezas
que habían estado perdidas, comenzaron a aterrizar en mi regazo y de
repente no podía ver nada más que una mirada oscura bailando enfrente
de mis ojos. Aclaré mi garganta y pregunté al hombre si había tenido una
idea de quien era el verdadero padre del chico y el hombre contestó:
—Alguien igual de retorcido, brutal y jodido como lo era él.

Agradecí al hombre por el tiempo, me senté en mi silla y pateé mi


escritorio lo suficientemente fuerte que se movió unos centímetros a través
del piso.

—¡Hijo de puta! —No podía creer, que no había pensado en la


conexión antes. Justo como Novak había intentado clavar sus garras en Bax,
con el fin de convertirlo en la versión de él. Él había hecho exactamente lo
mismo con la otra semilla ilegítima que estaba por ahí en el mundo.

Roark tenía que ser hijo de Novak, y por supuesto el cerebro criminal no
había tenido nada que ver con el hecho de que fuera lo suficientemente
mayor para ser útil. Cuando Roark se unió a Patrulla Fronteriza, Novak se
abalanzó y puso sus manos sobre su ya contaminada descendencia. Él
había hecho lo mismo con Bax, ignorando a mi hermano hasta que sus
habilidades para robar autos probaron ser útiles. Todo hizo clic en su lugar e
hizo a mi corazón comenzar a palpitar.

Roark no estaba tratando de exigir algún tipo de justa venganza


porque Race y Nassir estaban haciéndose cargo del negocio de Novak; él
les estaba pagando por haber matado a su padre. El padre, era obvio
ahora, que compartía con mi hermano menor. Bax iba a ser sin dudas, el
117

punto de mira de Roark desde que él definitivamente tenía una mano en el


final de la vida de Novak. Todo, tenía un pavor asentándose en mi estómago
Página

pesadamente, necesitaba llamar a mi hermano lo más rápido posible y


advertirle que cuidara su espalda. Justo cuando estaba por marcar el
número de Bax, vi su rostro iluminándose en la pantalla de mi teléfono. Sabía
que iba a estar molesto sobre la situación con Reeve, pero lo necesitaba de
mi lado, necesitaba que él supiera cuan cuidadoso debía ser considerando
que era uno de los blancos de Roark.
—¡Oye!
—Así que estás vivo. Estaba comenzando a preguntármelo.

Puse mis ojos en blanco ante su tono y prácticamente podía verlo


entrecerrando sus ojos a través del humo del cigarrillo mientras lo oía exhalar.
—La mierda estuvo loca.

—Eso escuché. Nassir estaba más que feliz de contarme todo sobre el
tiroteo en el club y el hecho de que desapareciste con esa perra en la parte
trasera por un periodo de tiempo sin especificar. Sé que tú la pusiste en el
condominio de Race, pero no sabía que estabas durmiendo con el
enemigo.
Le gruñí muestras cruzaba el estacionamiento.

—Reúnete conmigo en la cafetería cerca de la estación. Necesito


comer y te pondré al día. Tengo muchas cosas que necesito contarte.

—¿Terminaste de evitarme? —Podía imaginar el modo en que la


estrella negra que tenía tatuada cerca de su ojo, estaba temblando con
irritación.

—Escucha, acabo de conseguir que confíes en mí después de que


todo se viniera abajo hace cinco años. No quiero que esta chica y lo que
tengo que hacer con ella estropeé eso. No sabía cómo hacerte entender
que, ahora mismo, ella es importante, y no hagas un lío con esto. Además,
tenemos problemas más grandes en nuestras manos que en donde estoy
poniendo mi polla.
—Ella casi hace que maten a mi chica.
Suspiré porque todavía podía escuchar cuánto lo destrozó eso.

—Entiendo eso Shane. En verdad lo hago, pero a veces tenemos que


118

hacer cosas que no nos gustan y con las que no estamos de acuerdo porque
el final del juego es más grande que nosotros. ¿Me entiendes?
Página
Lo escuché exhalar otra vez y luego una inundación de palabras
realmente desagradables golpeó mis oídos.
—Estaré en la cafetería en diez. Ordéname una hamburguesa.

El alivio me pegó con fuerza ya que estaba dispuesto a escucharme.


Bax y yo no habitamos sido cercanos al crecer, pero ahora que éramos
adultos y ambos estábamos en las trincheras aunque en lados opuestos, en
realidad sentía que nos necesitábamos el uno al otro. Amaba a mi hermano.
Había tomado verlo casi volarse los sesos justo enfrente de mí para darme
cuenta de cuan vacía había sido mi vida mientras se había ido. Necesitaba
una razón más allá del bien o el mal para continuar la pelea. Necesitaba a
Bax para recordarme que algunas veces los chicos malos, no eran malos
porque querían serlo; ellos eran de esa manera porque no tenían otra
opción. Bax no había tenido una oportunidad justo después del primer
momento. No con nuestra madre siendo una alcohólica y su padre siendo
un asesino sádico. Sin mencionar que le había fallado cuando él más lo
necesitaba. Era un milagro que el chico tuviera tanta humanidad en él
como lo hacía. Era mi trabajo darle a mi hermano opciones, para recordarle
que él importaba incluso si nosotros no estábamos de acuerdo y lo haría
hasta que ellos me pusieran en el suelo.

El restaurante estaba lleno con otros policías y el único lugar disponible


estaba cerca de la puerta. Estaba demasiado expuesto y no quería sentar-
me allí, pero mi estómago gruñía, así que cedí y me deslicé en el reservado.
La camarera se dio prisa y pedí las hamburguesas y el café. La tensión que
tenía en mi cuello era tan fuerte que el dolor se disparó hacia la parte de
atrás de mi cabeza en oleadas de agonía cuando alcancé la humeante
taza que me tendía. La única vez que había sentido algo de paz, cuando
sentí algún tipo de relajación o de corto olvido, fue cuando Reeve había
hecho exactamente con lo que había amenazado que haría y se hizo cargo
de mí. No era el tipo de hombre que se desnudaba e iba abajo y obsceno
en un cuarto de un club de striptease, pero fue la única vez en los últimos
tiempos que había sido capaz de dejar de lado todo lo demás que me
arrastraba todo el tiempo. No había Bax. No había The Point. No había Roark.
No había trabajo que poco a poco me iba agotando y me convertía en un
119

cascarón vacío de hombre. Solo había una hermosa mujer con los ojos de
color azul oscuro que tenían poniendo mi vida y mi polla dura dentro de ellos
y las cosas increíbles que estaba haciéndome. No debería desearla, pero lo
Página

hacía, y el nivel que quería estaba creciendo cada vez para convertirse
realmente en algo más grande que yo y cualquier reserva que podría haber
tenido.

Mantuve una pequeña charla con un par de patrulleros que se


detuvieron en mi mesa a preguntar sobre el tiroteo en el club. En particular,
querían saber cómo lo estaba haciendo "Honor". Keelyn tenía un lugar en
los corazones de muchos chicos solteros y solitarios de la ciudad, así que les
dije que lo estaba haciendo bien. Había recibido una bala en el pecho y
otra le había dado en el hombro y se alojó en el hueso. Era un desastre y
había perdido demasiada sangre y requirió de cirugía, pero estaba
despierta y estaba enfadada. Según Nassir, quién estaba soplando en mi
teléfono exigiendo cualquier información que tuviera de Roark, había
renunciado y dejaba The Point. Nassir parecía pensar que estaba hablando
humo, pero yo no estaba tan seguro. Keelyn había estado en la cuneta
desde el comienzo. No la culpaba si estaba preparada para cambiar de
escenario, y vi la forma en que Nassir se había asustado cuando él la vio
sangrando en el suelo. Ella podría haber sido capaz de mantenerse al
margen de sus garras hasta el momento, pero al final la tendría. Eso
significaría que se quedaría atrapada aquí, en este lugar, con él, para
siempre. Reconocí la forma en que la miraba. Quería poseerla.

La camarera dejó la comida delante de mí cuando escuché el rugido


del Semi-Cilindrico de Bax a manzanas de distancia. Ese auto era una bestia.
Era más fuerte, más rápido, y más infame que el mío. Envidiaba totalmente
el motor. Mi hermano pequeño era un mago a la hora de arreglar motores
viejos de autos. Lo que podía hacer con ellos era arte. Los patrulleros
asintieron en aprecio y tenían los ojos brillantes por la envidia cuando
mencioné que era el auto de Bax el que hacía todo ese ruido. Estaba arrai-
gado en el ADN masculino conseguir una pequeña erección cuando un
auto sonaba tan poderoso y rudo como lo hacía el Semi. El GTO era más
óptimo pero no lo pondría en contra del de Bax porque mi ego no podría
manejar conseguir ser machacado.

Estaba arrojando datos sobre la potencia y la rotación cuando uno de


los chicos hizo una cara extraña y señaló la ventana. Mi corazón se detuvo
de inmediato, porque la última vez que alguien hizo eso en este restaurante,
120

el auto de Race estaba en llamas en el estacionamiento. Otra inolvidable


carta de presentación de Roark.
Página

—¿Qué?
—No lo sé. Un camión de la basura salió volando por la calle. No es día
de recogida de basura en esta parte de la ciudad y parecía que tenía prisa.

No escuché el resto de la frase. Me zumbaban los oídos mientras


trepaba fuera del reservado y me abría paso entre los dos policías
uniformados que estaban de pie junto a la entrada. Golpeé la puerta justo
cuando el sonido de los neumáticos chillando y el chirrido de metal contra
metal ahogó cualquier otro sonido e hicieron a mis oídos chillar. Varios de los
otros clientes me habían seguido, pero era ajeno a todo, porque el auto de
mi hermano, estaba desplomado en un montón irreconocible bajo el
extremo delantero de un pesado camión de basura.

Escuché gritos y el sonido de la gente pidiendo ayuda, pero no me di


cuenta de que era yo hasta que mis manos golpeaban el metal mientras
trataba de abrir la desplomada puerta del lado del conductor para llegar a
Bax.

—¡Shane! —Tiraba y tiraba, pero el metal no se movía y tampoco lo


hacía Bax. Estaba doblado, con la cabeza rapada apoyada en el volante
torcido. La sangre fluía por todo su rostro y fuera del oído que estaba girado
hacia mí. No se veía como si estuviera respirando, y yo estaba a punto de
atravesar la ventana con mi puño todavía intacto cuando un conjunto de
manos me agarraron y me tiraron hacia atrás. La piel de las palmas de mis
manos rasgaron y mi propia sangre dejaba huellas sangrientas en el metal
mientras continuaba gritando el nombre de Bax, desesperado por cualquier
tipo de respuesta, alguna señal de vida o movimiento.

Me di la vuelta y sin pensarlo dos veces zarandeé al policía que estaba


tratando de tirar de mí hacia atrás:
—¡Ese es mi hermano!
Mi hermano pequeño en un auto que parecía una lata de atún.

Mi hermano pequeño que estaba sangrando demasiado y no se


movía.

Mi hermano pequeño que había sobrevivido a cualquier cosa de


mierda que la vida le había lanzado y que finalmente encontró algo bueno
121

en su vida.

Mi hermano pequeño que finalmente se dio cuenta que tenía a gente


Página

que se preocupaba por él, así que tenía que cuidar de sí mismo.
Movería el camión de la basura con mis propias manos si tuviera que
hacerlo.

—Detective, los servicios de emergencia tienen las Quijadas de la Vida.


Vamos a necesitar cortar para sacarlo.

Cerré mi puño en la ventana y grité el nombre de Bax otra vez. Todavía


no se movía. Me arrastré hacia atrás mientras los bomberos rodeaban el
auto. Mientras que yo trataba de doblar el metal con mis propias manos, los
paramédicos y mis compañeros policías, así como toda una flota de
bomberos, habían llegado a la escena. Empecé a ladrar órdenes,
diciéndole a alguien que quisiera escuchar que fuera a buscar a cualquiera
que había estado conduciendo el camión. Sabía que Roark estaba detrás
de esto. No tenía ni idea de cómo sabía dónde estaría Bax o cómo había
puesto sus manos en un gran ariete como el camión de la basura, pero sabía
que era él. E iba a aniquilarlo cuando finalmente pusiera mis manos sobre él.

El metal gimió y chilló en señal de protesta mientras ellos trabajaban


para liberar a Bax. Di un paso hacia adelante y seguí siendo tirado hacia
atrás. Se sentía como si hubiera tomado una vida, incluso si solo habían
pasado unos minutos, cuando la puerta del auto de repente se abrió y el
gran cuerpo de Bax se desplomó. Se veía peor al no estar rodeado de la
cáscara protectora del Semi. Pude ver que una de sus piernas estaba
realmente en mal estado. También pude ver que su pecho estaba
moviéndose, pero lenta y laboriosamente. Me froté las manos sobre mi cara
y traté de no enloquecer. Ni siquiera me importaba que me estuviera
restregando sangre por todas partes de mis manos desgarradas.
—Tengo que llamar a su novia.

Dovie iba a ponerse como loca. Con razón. Con todas las cosas
peligrosas y sucias con las que Bax se mezclaba, esto se trataba de un
accidente de auto que iba a tenerlo luchando por su vida. Era tan injusto
que me estuviera ahogando en ello y no pudiera verlo. Estaba enojado
mientras los paramédicos lo ajustaban y comenzaban a rodar hacia la
ambulancia. Nunca había visto a mi hermano parecer tan frágil o tan
impotente. Eso incluía cuando era solo un niño y tuve que explicarle que me
122

estaba mudando, dejándolo valerse por sí mismo, porque no había otra


manera. Se veía roto y estaba costando todo dentro de mí no aullar con la
necesidad de hacer algo, de buscar algún tipo de retribución. Nunca me
Página

consideré del tipo vengativo. Puse demasiada acción en la ley y la justicia


para eso, pero en este momento lo único que quería era venganza. Quería
enterrar a Roark en un ataúd de metal y hacerlo sufrir igual que había hecho
con Bax.

—Su pulso es débil, y está perdiendo mucha sangre. Lo llevamos al City


General. El tiempo es un factor. Ya tienen una unidad de trauma esperando
por nosotros.

¿El tiempo era un factor? Sin bromas. Él no se movía en absoluto y no


tenía color solo el negro de su estrella y el rojo que cubría su cara y
empapaba su camiseta. Parecía un cadáver.
—¿Quiere venir con nosotros, Detective?

No. No quería subir en la parte trasera de la ambulancia y verlos luchar


para mantener vivo a mi hermano, porque si no lo lograban, me iba a poner
como loco y no ayudaría a nadie. Mi rabia y mi dolor solo podría perjudicar
a las personas que estaban tratando de ayudar, y no quería eso. He
trabajado duro para mantener a la bestia en la jaula; dejarla salir ahora no
me haría a mí o a cualquier otra persona nada bueno. Reeve había
despertado ese monstruo y ahora ponerlo de nuevo a dormir era cada vez
más difícil de hacer.

—No. Tengo que llamar a su novia y tengo que ver si alguien tiene
alguna información sobre dónde ha ido el conductor del camión de la
basura. Voy a estar justo detrás de ustedes.

El paramédico miró a Bax mientras lo cargaban en el vehículo y luego


a mí. Había visto esa mirada un centenar de veces antes. La había dado a
familiares y víctimas. Él no creía que Bax lo fuera a conseguir y no quería que
me perdiera ninguno de los últimos momentos que podía tener con él.

—Solo vayan. —Apreté las palabras entre los dientes y di un paso atrás.
Saqué mi teléfono de mi bolsillo y tomé una respiración profunda antes de
marcar el número de Dovie. Respondió en su manera generalmente alegre
y, literalmente, escuché romperse su corazón cuando le dije lo que estaba
pasando. En la manera típica de Dovie, ella no chillaba o gritaba; solo
comenzó a respirar con dificultad y me hizo un millón de preguntas. Podía
123

oír su llanto, así que le dije que iba a reunirme con ella en el hospital y colgué
y llamé a Race. Le dije que fuera a buscarla. Tenía que estar preparada para
lo peor y no había manera de que la quisiera conduciendo por sí misma.
Página

Race manejó la noticia de la misma forma en que su hermana lo hizo, pero


después de darle la cantidad limitada de información que tenía, me
aseguró que iba ir por ella y que me vería en el hospital.

Cuando bajé el teléfono, uno de los chicos de la patrulla con los que
había estado hablando antes del accidente, apareció a mi lado.

—El verdadero conductor se detuvo por la gasolina a unas cuadras más


allá. Entró por gasolina, salió y el camión se había ido.

—¿Cómo diablos supo dónde iba a estar Bax? —murmuré bajo mi


aliento mientras los chicos de mi distrito comenzaban a establecerse para
hacer su investigación estándar de accidentes.

Una cosa estaba clara. Nadie que hubiera estado involucrado en


derribar a Novak estaba a salvo. Incluso el más malo de los agresivos como
Shane Baxter podría ser atrapado por sorpresa, y nadie era invencible. La
sed de venganza de un hijo sobre los agravios percibidos que habían caído
sobre su padre era un gran motivador. Roark había golpeado a Race y Nassir
donde más les dolía tanto económica como emocionalmente, pero Bax…
A Bax, quería sacarlo. Era un hermano tratando de eliminar al otro. Todos
sangramos lo mismo y Roark estaba haciéndome saber que quería pintar las
calles de color rojo con todo el mundo que fue responsable de su pérdida.

124
Página
REEVE
N
o había visto a Titus en días. Quería ir al hospital pero Booker no
me dejaría dejar el condominio, y parte mí sabía que incluso
aunque quería estar desesperadamente ahí para él, no me
necesitaba allí. Bax estaba en mala forma. No había despertado aún, y
había sido llevado a cirugía de emergencia en dos ocasiones desde que lo
metieron a la sala de emergencia. Casi no lo logró en la segunda, y de lo
que escuché nadie estaba seguro de cuándo despertaría… o si él lo haría.
También tenía un tobillo destrozado, una muñeca rota, costillas fracturadas
en ambos lados, un hombro dislocado y la mandíbula rota. Los doctores de
sala de emergencias habían luchado para abrirlo y operar su hígado per-
forado antes de que él sangrara hasta morir. Así que incluso cuando desper-
tara no estaría fuera de peligro, pero considerando que consiguió ser atro-
pellado por un camión de veinte toneladas y todavía estaba respirando, to-
dos estaban contando eso como una ganancia.

La mayoría de la información era filtrada a través de la hermanita de


Brysen, quien parecía haber tomado residencia permanente en mi sala de
estar, desde que Race y Brysen estaban pasando más de su tiempo libre en
el hospital en estos días. No escapaba a mi atención, que mientras la joven
e impresionante rubia parecía estar trabajando en sus tareas o jugando en
Internet, en realidad estaba observando cada movimiento que Booker
hacia como un pequeño y feroz halcón. A ella definitivamente no le gustaba
la fácil camaradería que yo había desarrollado con el grande, y marcado,
hombre. Cada vez que yo lo hacía reír entre dientes o él estiraba una mano
para tocarme, ella se estremecía y me daba una mirada como si yo hubiera
pateado a su cachorro. Quería decirle que era demasiado joven, y dema-
siado linda, para malgastar su corazón en el tipo de hombre que era Booker,
125

pero imaginé que no era mi decisión y lecciones como esas tenían que ser
aprendidas de la forma difícil. Todo lo importante lo requería.
Página
Era viernes en la noche, y yo había enviado otro texto todavía sin
respuesta a Titus, preguntándole si estaba bien y si necesitaba algo. No
estuve sorprendida cuando el silencio fue lo que me saludó pero estaba
dolida. Todavía no había imaginado como resolver eso. Estaba haciendo
queso a la parilla para alimentar a Booker y Karsen, ya que al parecer todos
íbamos a estar atascados juntos por otra noche, cuando decidí que había
pasado el tiempo suficiente para que pudiera pedirle al guapo, y oscuro,
hombre el favor por el que yo había estado trabajando ya que él se había
comprometido a vigilarme. Miré a Karsen, quien estaba observando algún
tonto reality show en la pantalla plana y de espaldas a nosotros. La última
cosa que necesitaba era que me escuchara por casualidad y me delatara
con Race. No que el dorado Adonis me pararía, pero no necesitaba que él
tuviera algo más sobre mi cabeza. Ya tenía demasiadas cartas en su difícil
juego, el que estaba jugando entre Conner y yo.
—¿Puedo pedirte que hagas algo por mí, Noah?

Sus cejas oscuras se levantaron y la cicatriz que cortaba el costado de


su cara se puso tensa, haciéndolo parecer amenazador y escalofriante.
Race había hecho bien en hacer de Booker su mano derecha. Podría parar
a una persona en su camino solo con esa mirada.
—Puedes pedir.

Suspiré y me di vuelta para girar los sándwiches. Mantuve mi voz baja


porque Karsen era más observadora de lo que creo que él se daba cuenta.

—Necesito un arma. Conner nos ha mostrado que está listo para hacer
cosas sangrientas, y no estoy segura de cuánto tiempo más Titus pueda
seguir con esta actuación que estamos tratando de representar. Él apenas
está sosteniéndolo como está, y ahora con lo que le pasó a Bax —sacudí mi
cabeza y lo miré sobre mi hombro—, necesito ser capaz de protegerme a
mí misma.

Sus ojos de color plomo cambiaban entre gris y azul mientras me


estudiaba silenciosamente. Los lados de su boca bajaron en una mueca
mientras se inclinaba sobre la encimera.
126

—¿Sabes cómo usar un arma?

Resoplé y aparté la sartén del calor. Lancé mi largo cabello sobre mi


Página

hombro y me di la vuelta para encontrar su mirada fija.


—Crecí en The Point. Titus no puede saber acerca de esto y Race tam-
poco. —Me encogí de hombros—. Ellos no estarían de acuerdo contigo ar-
mando al enemigo.

Él resopló y tomó asiento mientras yo sacaba los platos para poner los
sándwiches y un puñado de papas.

—Tú podrás ser su enemigo, pero nunca me has hecho nada malo y yo
entiendo de dónde vienes. Apuesto a que el policía tiene una idea más
clara de cuan poderosa y motivadora puede ser la venganza, después de
ver a su hermano yacer inmóvil en la cama de ese hospital durante la última
semana. Ningún hombre puede conocer el camino de la venganza y repre-
salias hasta que ha tenido que caminarlo por sí mismo.
Mordí mi labio y coloqué el plato enfrente de él.

—¿Así que puedes echarme una mano? —Él era mi opción más segura.
Tenía que estar lista para Conner, y si Booker me decía que no, iba a tener
que arriesgarme a salir a las calles para tratar de encontrar un vendedor por
mi cuenta. Ese era el último recurso, pero haría lo que tuviera que hacer para
poner fin a esto.

—¿Por qué me llamas Noah? Todos siempre me han llamado Booker,


todos excepto tú. También es extraño y llamas a Bax, Shane, lo cual nadie
más hace.

Cambió de tema tan rápido que parpadeé en una reacción


sorprendida mientras gritaba:

—Karsen, uno de estos sándwiches es para ti si lo quieres. —La chica se


giró en el sofá y vi su mirada color chocolate pasar sobre Booker mientras él
se inclinaba hacia mí, así podíamos mantener la conversación más baja. Ella
frunció el ceño y se giró de nuevo hacia la televisión.
—Tal vez más tarde. Realmente no estoy hambrienta justo ahora.
Suspiré y miré de nuevo al enorme hombre frente a mí.

—Te llamo Noah porque has sido agradable conmigo. Te has mante-
nido haciéndome compañía, e incluso aunque se supone que estás prote-
127

giéndolos a todos ellos de mí, has estado protegiéndome a mí de ellos,


también. Eres más que un matón. Más que un ex convicto, y veo eso. He
Página

visto eso porque soy más de lo que ellos piensan que soy, también. Así que
eres más que solo Booker para mí y para ella. —Apunté sobre su ancho
hombro a dónde la adolescente estaba obviamente malhumorada, y
lográndolo de lejos más elegante y glamorosamente de lo que yo alguna
vez sería capaz—. Sabes que esa chica está en medio de un encapricha-
miento importante por ti, ¿verdad? Su corazón está en sus ojos cuando te
mira.

Él miró sobre su hombro y luego me miró de vuelta con una ceja


levantada. La forma en que él lo hacía, con esa cicatriz, lo hacía parecer a
un villano salido de un libro de historietas. Resopló, levantó su sándwich y
tomó un considerable mordisco de este.

—Ella es solo un bebé. Su corazón no ha crecido lo suficiente para saber


nada todavía.
Solté una risa aguda y me volteé al refrigerador para sacar un refresco.

—Mi hermana se enamoró de un hombre a esa edad. Ella lo amaba


tanto que eso la mató. Karsen puede ser joven pero esos sentimientos se
sientes antiguos y muy crecidos. Necesitas ser cuidadoso con eso.
Él gruñó.

—Le he dicho a Race que le ponga una cadena. Le he dicho que ella
va a meterse en problemas mirando a los hombres de esa manera. Es
demasiado linda y suave para tener eso en su vida si va a ser parte de The
Point. También podría aprender eso ahora.

Estiré la mano, agarrando una papa de su plato, y tomé un trago de mi


bebida.

—Ella no está mirando a los hombres de esa manera, Matador. Está


mirándote a ti de esa manera. De la misma manera en que Brysen mira a
Race y la misma en que Dovie mira a Shane.
Él me sonrió y esto cambió toda su cara. Booker era un hombre bien
parecido una vez que pasabas más allá de toda la intimidación y la sorpresa
de esa imperfección que cubría la mitad de su cara. Cuando él sonreía,
cuando sus ojos fríos se calentaban, lo convertían en un rompe corazones,
no había duda de eso.
128

—De la forma en que tú miras al policía.


Levanté un hombro y lo dejé caer.
Página
—Sé cómo se siente cuando la persona a la que estás mirando no te
devuelve la mirada, es por eso que te estoy diciendo que seas consiente.
Ella es una niña dulce y ambos sabemos que la vida la pateara lo suficiente
sin ti añadiéndose a eso. Además, no quiero ser asesinada mientras duermo,
y ella parece que está en el medio de tomar acciones desesperadas.

Él rio de nuevo y terminó su sándwich. Fue el sonido de su risa ronca lo


que al final atrajo a la adolescente. Sus ojos oscuros estaban entrecerrados
mientras se acomodaba en el taburete junto a Booker y movía su mirada
entre nosotros dos. Realmente era una belleza delicada. Parecía que
simplemente poner un pie en la calles de The Point la ensuciaría.
—¿Qué es tan divertido?
Empujé el plato en su dirección y reacia levantó la mitad del sándwich.

—Booker se estaba burlando de mí por tener un enamoramiento con


Titus.

Karsen parpadeó sorprendida y levantó sus pálidas cejas ante mi


confesión.

—¿En verdad ustedes no tienen algo? ¿Por qué no tendrías un ena-


moramiento por él?

Me estremecí un poco. Olvidé que no todos estaban enterados de la


verdadera naturaleza de mi relación con el complicado policía.

—Tenemos algo y está bien, pero ese algo a menudo es mucho trabajo
y no siempre divertido, así que es bueno todavía tener un enamoramiento
por la persona por la que te preocupas.
Observé sus ojos dispararse al costado y luego de regreso a mí.
—Oh. Ya veo.

Apuesto a que ella lo hacía. Esta chica era inteligente más allá de sus
años e iba a ser incontrolable cuando fuera mayor de edad. Tenía la
sensación de que las miradas anhelantes, y la vigilancia furtiva iban a
convertirse en algo que a Booker le iba a ser difícil mantener a raya, una vez
129

que ella fuera lo suficientemente mayor para tomar sus propias decisiones.

»Titus no es tan agradable como tú pensarías que sería. Quiero decir, es


Página

un policía, uno de los tipos buenos y eso, pero siempre es tan rudo y de algún
modo malo. Él me asusta un poquito.
De las bocas de los niños. Compartí una mirada con Booker y tuve que
contener una sonrisa. Aquí estaba esta niñita encaprichada con un hombre
que había tenido un tiempo difícil, que le pagaban por romper cuellos y
golpear caras para el novio de su hermana, y ella pensaba que Titus era
malo y escalofriante.

—Es desafiante ser un buen hombre en un lugar malo. Él es el extraño y


eso lo hace difícil.
Ella sonrió un poco.
—Además tener a Bax por hermano haría a cualquiera extraño.

Ese era un sombrío recordatorio de por qué el resto de este pequeño


grupo no estaba este viernes en la noche. Booker alejó su plato y se inclinó
para empujar a Karsen con su hombro. Ella inmediatamente se volvió color
rosa neón, y era tan linda que yo solo quería abrazarla. Una punzada me
golpeó bajo en las entrañas, cuando pensé en cuan inocente y dulce había
sido Rissa antes de que la ciudad la hubiera cambiado. La injusticia de eso
escaldaba.

—Bax es un luchador. No dejará a Dovie por su cuenta, de ninguna


maldita forma. Superará esto porque no hay forma de que vaya a dejar que
un pedazo de mierda de camión de basura sea la razón de que muera. Y
cuando Bax despierte, este imbécil de Roark va a ser lastimado. Él solo
consiguió dirigir el Semi de la forma en que quería. Ahora que tiene que
comenzar todo va a estar furioso. —Booker sonaba seguro y era extraña-
mente consolador.

El ánimo era sombrío entre nosotros tres, así que me puse a limpiar la
cocina y Booker le dijo a Karsen que la acompañaría escaleras abajo de
regreso a su apartamento. Mientras ella estaba recogiendo sus cosas y por
encima del ruido del lavaplatos, esos turbulentos ojos azul grisáceo suyos se
posicionaron sobre mí y me dijo en voz baja:

»Te encontraré un arma, pero si el policía averigua acerca de esto estás


por tu cuenta.

Levantó sus manos y retrocedió hacia la puerta, donde la rubia


130

adolescente estaba esperando. Por la forma en que estaba observándolo…


me pregunté si él había sido antes el héroe de alguien.
Página
Esperé hasta que ellos estuvieran fuera de la puerta delantera antes de
susurrar al apartamento vacío:
—Siempre estoy por mi cuenta.

Sintiéndose melancólica e inútil, me acurruqué en el enorme sofá y


pasé a través de los canales. Quería estar en el hospital. Quería estar ahí
para Titus y quería ser una buena amiga para Dovie. Ella merecía eso. Y
ahora que yo podía ver tan fácilmente que eso era lo correcto por hacer,
me sentía como que merecía hacer un intento para ser eso para ella y ser lo
que sea que fuera que Titus necesitaba. El policía podría solo necesitarme
como carnada, pero el hombre… el hombre y las cosas que mantenía tan
fuertemente controladas dentro de él necesitaban mucho más. Podría
cuidar todo de él sí solo me dejara.
Me sentí dormir viendo alguna película acerca de un grupo de chicos
lanzarse a una batalla futurista para sobrevivir. La disfruté y en realidad amé
a la chica que era el personaje principal, pero algo acerca de hacer
cualquier cosa para sobrevivir, siendo forzada a comer o ser comida, golpeó
demasiado cerca del blanco y eventualmente mi atención se dispersó y me
dormí antes de ver cómo terminaba todo esto.

Desperté ante el sonido de la puerta cerrándose y el golpeteo de botas


contra el piso de madera. Al principio estaba un poco desorientada porque
los rayos de sol del estaban moviéndose, pasando por las ventanas sin
oscurecer que no había bajado cuando caí dormida anoche. No tenía
ninguna pista de qué hora era o cuánto tiempo había dormido. Había un
aura de intranquilidad rodeando a Titus que me tenía saltando bien
despierta. Todo dentro de mí se puso en alerta máxima, mientras él lanzaba
sus llaves sobre la encimera y luego desenganchaba más cuidadosamente
su arma y su placa.

Él se veía desencajado y molesto. Había pasado de la barba


descuidada, y estaba bien entrado en su camino para tener una barba
completa cubriendo la parte inferior de su cara. Sus ojos estaban demasiado
brillantes, y tan hinchados al rojo vivo que brillaban como láseres azules. Su
boca estaba retorcida en un duro fruncido, y el ceño entre sus cejas era tan
131

profundo que parecía que iba a ser una parte permanente de su cara de
aquí en adelante. Su cabello estaba parado y esa mancha blanca que
decoraba su sien parecía que se había duplicado en tamaño. Él tenía un
Página

vendaje Ace envuelto alrededor de una mano y algo de gasa blanca sujeta
en la otra. Parecía un luchador de peso pesado que había pasado por
nueve rounds y ningún ganador había sido declarado.
—¿Está despierto Shane? No estaba esperando que regresaras pronto.

La furia condimentó el aire mientras él se movía hacia donde yo


todavía estaba acurrucada con mis piernas debajo de mí.

—Despertó ayer en la tarde. No puede hablar ya que su mandíbula


está amarrada y todavía es dudoso porque perdió mucha sangre, y golpeó
su cabeza tan duro durante el impacto. Pero está despierto y me reconoció
y a Dovie, así que los doctores me echaron y nos dijeron que él necesitaba
tiempo.

—Oh. —Mi corazón se apretó dolorosamente. Habría sido agradable


de su parte dejarme saber que Bax había abierto sus ojos—. Traté de
escribirte un par de veces para ver si necesitabas algo o si podía hacer
cualquier cosa.

Él se acercó más, sus ojos pasando sobre mí como un toque físico. Este
no era el calmado y recogido policía que mantenía las calles seguras. Este
era el hombre salvaje que hacia un trato con una mujer en la que no
confiaba, y luego la dejaba poner sus manos y boca sobre él porque no
podía resistir la atracción. Este era la bestia que quería, necesitaba y anhe-
laba ser alimentada. Estaba prácticamente vibrando con las emociones
que estaban en guerra en su ardiente mirada. Rabia, lujuria, miedo, pena,
pesar, culpa, remordimiento… todas ellas compitiendo por la primera
posición mientras él me observaba y merodeaba más y más cerca.

—Arrojé mi teléfono en la escena del accidente. Roark tiene que estar


vigilando. No puedo imaginar cómo sabía dónde iba a estar Bax en ese
momento exacto. Él está en todas partes. He estado en el hospital sin parar
desde entonces, así que no tuve la oportunidad todavía de conseguir uno
nuevo. Solo salía para dirigirme al taller a tomar una ducha, o ir a la estación
para ver si alguien tenía algo nuevo o dónde podría estar Roark. Imaginé
que Race o Brysen le habrían dicho a Karsen o a Booker lo que estaba
pasando.
132

—No. Nadie mencionó que él estaba despierto. Habría sido agradable


saberlo. —No pude evitar lo brusco de mi tono. Bax no era mi persona fa-
vorita, pero le importaba a Titus, así que eso significaba que me importaba.
Página
Llegó a la parte de atrás del sofá y descansó sus manos sobre los
cojines. Estaba alzándose sobre mí y sabía que esto debería ponerme
nerviosa con el humor en que estaba, pero era Titus. No me lastimaría. Él no
lastimaría a nadie, sin importar cuan molesto o frustrado pudiera estar. Era
demasiado bueno para eso.

—Pienso que todos estaban tan aliviados de que él finalmente abriera


sus ojos que fue todo en lo que pudieron pensar. Brysen estaba preocupada
por Dovie y Race era un manojo de nervios. Él y Bax son como hermanos, así
que fue duro para todos verlo así. Tan roto y quieto. Ese no es Bax.

Ya no podía soportarlo más. Tenía que tocarlo. Tenía que tratar de


suavizar algo de esa rudeza de su prácticamente vibrante cuerpo. Nunca
ningún hombre había necesitado llegar a casa por un toque gentil como
este lo hacía. Me levanté sobre mis rodillas y estiré ambos manos, así ellas
estaban yaciendo cerca del centro de su pecho justo sobre su corazón. Este
golpeaba fuerte y lento bajo la punta de mis dedos, como si latir fuera
demasiado esfuerzo.

—Shane no va a quedarse en espera por mucho tiempo, y aunque él y


Race pueden ser como hermanos, tú eres su hermano, Titus. Así que te está
permitido estar tan preocupado y tan asustado como el resto de ellos lo
está. No tienes que contenerlo todo el tiempo. Eres un hombre, no una
máquina. Alguien necesita estar allí para decirte que todo está bien de vez
en cuando.

De repente fue como si su corazón despertara y el ritmo bajo mis dedos


comenzó a aumentar de súbito y bailar. Sus manos vendadas se levantaron
y se envolvieron alrededor de cada una de mis muñecas. Bajé la mirada a
su agarre mientras este lentamente comenzaba a apretarse.
»¿Qué le pasó a tus manos?

Su pecho se levantó y cayó con una respiración profunda y sus ojos se


cerraron. Cuando las largas y negras pestañas parpadearon abriéndose, el
color de sus extraordinarios ojos había cambiado de azul a ese luminoso
plateado. Mi piel hormigueó instintivamente.
133

—Traté de sacar a Bax del desastre y las corté con el marco del auto y
los vidrios rotos.
Página
Oh Dios mío, él era increíble e intrépido. ¿Cómo podía un hombre
preocuparse tanto por todos los demás y no ver el daño que esto estaba
haciéndole? Él no podía ser responsable por el mundo entero. Eso lo mataría.
—Titus… —Mi voz quedó atrapada en la emoción que brotaba.

No tuve que añadir a eso porque él simplemente negó son su cabeza


y me dijo tranquilamente:
—Dime que todo va a estar bien, Reeve.

No hubo duda mientras las palabras caían rápidas y furiosamente de


mis labios.
—Todo estará bien.

Lo encontré a medio camino mientras bajaba su cabeza hacia mí. El


escenario era diferente y de lejos más apropiado, pero la manera en que
puso su boca sobre la mía no lo era. Todavía estaba el crudo y brutal borde
en esta. Aún el áspero arañar de dientes y el urgente giro de su lengua
mientras giraba alrededor de la mía. Sus labios eran duros y entusiastas. Su
respiración se volvió cortante e inestable mientras dejaba ir mis muñecas y
ponía sus manos alrededor de mi cintura.

En una muestra de pura fuerza, él me levantó desde mi posición


arrodillada y me llevó hacia el extremo del sofá. Pensé que iba a colocarme
en esa posición una vez que mis piernas estuvieran enrolladas alrededor de
su cintura, pero no lo hizo. Puso una mano bajo mi trasero y me mantuvo
arriba, caminando hacia la pared de ventanas hasta que mi espalda
golpeó el vidrio, su boca moviéndose sobre la mía, devorándome el viaje
entero.

Una vez que él me había asegurado entre su gran cuerpo y el vidrio


detrás de mí, empezó a apartar mi ropa. El suave algodón de mi camiseta y
el delicado satén de mi sujetador no fueron competencia para sus desa-
fiantes e impacientes manos. Entre un jadeo, mientras mis excitados pezones
golpeaban su pecho y otro, mientras su pesado muslo forzaba su camino
entre ese lugar en mis piernas que estaba poniéndose húmedo y acalorado
bajo sus atenciones, él me tenía en su mayor parte desnuda y estaba
134

trabajando constantemente para conseguir abrir mis pantalones. Las cosas


se estaban moviendo rápido, demasiado rápido. Él estaba en algún tipo de
Página

frenesí y podía sentir como sus labios y manos corrían caóticamente a través
de mi piel. Esto era todo acerca de desear y tenía muy poco que ver con
necesitar, al menos de su parte, pero yo era lo suficientemente avariciosa,
lo bastante necesitada de este hombre para dejarlo tomar… por ahora.

El botón en mis jeans probó ser muy poco disuasorio cuando sin
advertencia, su mano y sus muy ágiles dedos estaban todos sobre mí e
infaliblemente encontrando todos los lugares que le darían la bienvenida,
incluso si mi sentido común estaba gritándome que debería poner un alto a
esto justo ahora. El vendaje a través de su palma era áspero sobre la
delicada piel, y el roce de la punta de sus dedos incluso más, mientras ellos
se hundían dentro de mí. Gemí en respuesta y todo mi cuerpo saltó contra
el suyo donde él me tenía sujeta. Apartó su boca de la mía y ambos
tomamos una respiración muy necesitada. Sus ojos quemaban y todo lo que
yo podía hacer era arder y moverme con él, mientras empezaba a
acariciarme con firmes y constantes movimientos. Nada sobre la forma en
que me tocaba se sentía reverente. Era frenética y salvaje. La urgencia lo
hacía todo más excitante y caliente.

—Eres tan hermosa. Te sientes aún mejor de lo que luces. ¿Sabes? —No
había mucho espacio ahí abajo ya que todavía tenía mis jeans puestos y sus
manos eran grandes, pero sus palabras me hicieron apretarme a su
alrededor y moverme aún más duro en sus dedos. El placer apretaba tan
fuerte y tan lleno que parecía que no encajaba dentro de mi cuerpo. Tenía
que salir de allí.

Enrosqué los dedos de una mano en los músculos en la base de su


cuello y acerqué la otra al cabello en su nuca. Era sorprendentemente
suave. Probablemente la única cosa en él que lo era. Tiré mi cabeza hacia
atrás así que se golpeó contra la ventana cuando su pulgar de repente
aterrizó con precisión sobre mi clítoris. Cada nervio de mi cuerpo se puso
firme y sentí que mi sangre comenzaba a correr alrededor de mis oídos
mientras el deseo comenzaba a sangrar por cada poro.

—Titus. —Su nombre era un ruego para que me diera más o me diera
menos. Necesitaba una u otra si iba a lograr salir de esta con vida.

Movió su pierna más alta en el vértice de mis piernas y el movimiento


empujó mis pechos aún más apretados contra su pecho. Todavía tenía su
135

camiseta puesta pero la fricción del algodón contra los doloridos picos era
suficiente para hacerme jadear su nombre otra vez. Me sonrió y no fue muy
agradable. Sus ojos eran lo suficientemente calientes para dejar marcas de
Página

cicatrices donde se enfocaban más en mí, y pensé que me iba a desmayar


cuando añadió otro dedo a los juegos sexuales que estaba jugando con mi
cuerpo. Las paredes de mi sexo se apretaron en respuesta automática
contra la plenitud y sabía que no iba a durar mucho más tiempo bajo el
sensual asalto.

—¿Terminaste, Reeve? ¿Es esto lo más que puedes tomar? Yo siempre


quiero más, siempre hay mucho más.

Su voz sonaba como el papel de lija mientras bajaba su rostro y hundía


sus dientes en la piel en el costado de mi cuello. Se sentía increíble y el roce
de su barba a través de mi suave piel, lo hacía aún mejor. Quería saber
cómo se sentiría abajo. Bajé mi mano de su cabello y la puse en su mejilla.
Esperé hasta que levantó la cabeza y se encontró con mi mirada. Giró su
muñeca al mismo tiempo y casi me rompí bajo la sensación. No estaba
segura de en qué tipo de batalla de voluntades estábamos comprometidos,
pero sabía que si no me extendía por el resto de lo que él tenía, nunca iba
a conseguir todo lo que era Titus King.
Así que simplemente le dije lo que necesitaba oír.
—Está bien, Titus. Dame todo lo que tienes. Quiero más.

Era la luz verde que necesitaba. De pronto, estaba en todas partes. Su


boca mordiendo, chupando cada pezón dolorido en su boca. Sus manos
trabajando febrilmente para conseguir quitar de su camino el resto de mi
ropa sin separarnos. Tuve que admirar la pura fuerza que tomó sostenerme
y tirar la ropa al mismo tiempo. Oí el cuero de su cinturón deslizarse
libremente y de repente una pesada billetera estaba en mi mano. Lo miré
con confusión mientras luchaba por quitarse la camisa por la cabeza con
una mano. No podría hacer que las palabras me volvieran a salir.
—Condón. Encuéntralo.

—¿Qué? —En serio estaba atontada por la vista de él. Era hermoso. Era
un guerrero. Era un hombre hecho para luchar, para ganar. Era grande y
duro. Estaba cortado y definido. Era poderoso y masivo de una manera que
me hacía sentir increíblemente delicada y femenina. Era todo lo que un
hombre debe ser y algo más y nunca habría nadie que alguna vez se le
136

pudiera comparar. Él me iba a arruinar tanto de buenas como de malas


maneras.
Página
—Compré un par de condones la última vez que estuve en la gasolinera
porque no puedo sacarte de mí jodida mente, y me gusta estar preparado.
Encuentra uno.

Sonaba como un hombre de las cavernas y como que me gustó.


También me gustó que la luz dejara rastros de felicidad mientras apretaba
su pelvis en los mía. La larga longitud de su polla se frotó contra mí mientras
bajaba su cremallera y se inclinaba más hacia mí. Encontré el envoltorio de
aluminio y lo abrí con los dientes después de lanzar la billetera al suelo.

»De prisa. —Sonaba como si estuviera a punto, así que agarré el pesado
eje y rodé el látex hacia abajo. Se estremeció ante mi toque y el poder de
eso fue tan embriagador que me incliné hacia adelante y sellé mi boca
sobre la suya. Él respondió envolviendo una de sus manos vendadas
alrededor de mi pecho y apretando con fuerza.

No fue hasta que la punta de él se deslizó, me estiró, quemó un sendero


que se sentía como el cielo y el infierno combinados, que me di cuenta que
estaba desnuda con el culo al aire y las ventanas polarizadas no estaban
cerradas. Cualquiera que estuviera mirando lo suficientemente cerca al
condominio, tendría una clara visión del libertinaje actualmente sucediendo
entre el ardiente policía y yo.

»Titus… —Quería decirle que teníamos que movernos. Que teníamos


que parar por un segundo, pero él solo gruñó y empujó sus caderas con
fuerza para unirnos por completo, nuestras pelvis alineadas así que no había
un él y no había una yo, éramos solo nosotros. Y estábamos tan en sintonía
con el otro, tan hambrientos el uno del otro, que se me olvidó lo que iba a
decir.

Puso una mano debajo de mi trasero e inclinó mis caderas más hacia
él. Acarició la curva de mi cuello con su rostro por lo que cada gruñido, cada
jadeo, toda maldición susurrada flotaba en mi oído como una promesa.
Puso su otro brazo en el cristal sobre mi cabeza para hacer palanca y luego
procedió a follarme hasta el olvido.

Nuestros pechos se frotaron entre sí. Nuestros cuerpos se retorcían y


molían uno contra otro. Lo sentí tensarse y flexionarse dentro de mí y sentí
137

cómo mi cuerpo respondió a él. Estaba ruborizada y sudorosa. Estaba


húmeda y ardiente. Por todas partes que nos tocábamos se sentía que nos
Página

fusionábamos y no quería que terminara. De repente, la mano que había


estado usando para sostenerme desapareció de mi culo y se metió entre
mis piernas. ¿Cómo sabía dónde tocar, cómo sabía exactamente cuánta
presión agregar?, nunca lo sabría. Pero me trabajó como un profesional y
me sentí tan bien que dolía demasiado como para contenerme más.

Me rompí a pedazos. Me quebré como el cristal y él me observó todo


el tiempo. Cuando estuve atrapada, inmóvil y jadeando, llevó sus dedos
húmedos por mi propio deseo, hasta el centro de mi pecho y para
envolverlos suavemente alrededor de mi garganta. Eso me hizo abrir los ojos
más grandes y él solo me sonrió. Yo le había dicho que quería todo, pero él
no me apretó, no me agarró con fuerza. Solo dejó sus dedos allí mientras
golpeaba dentro de mí, arrollando y empujando como la bestia que había
liberado.

Solo tomó unos minutos más para que él llegara a su propia conclusión,
y cuando lo hizo, de nuevo me dejó tonta. Sus músculos bloqueados, sus ojos
quemando todo lo que tocaban, y la apariencia de relajación que final-
mente salpicó sus duros rasgos fue como un milagro. Quería que luciera así
por mí todo el tiempo.

Inclinó la cabeza para que pudiera poner pequeños besos de mariposa


a lo largo de mi clavícula mientras sacaba y dejaba caer mis piernas a
ambos lados de él. Nuestra ropa era un desastre y definitivamente parecía
que habíamos estado fallándonos frenéticamente el uno al otro hasta
secarnos el cerebro.

»No me diste oportunidad de apretar el botón para oscurecer la


ventana. La gente en el edificio de enfrente, probablemente acaba de
conseguir un espectáculo infernal. —Era muy temprano en la mañana, pero
aun así.

Se quitó el condón y se metió en sus pantalones. Se pasó una mano por


el cabello y me miró con ojos que una vez más parecían del color azul del
cielo en el verano.

—No te hubiera dejado oscurecer las ventanas. Quiero que la gente


vigilándonos vea —dijo con total naturalidad que me dejó atónita. Él sabía
exactamente lo que estaba haciendo. Quería que Conner viera lo que
estábamos haciendo, quería que mi ex nos viera juntos así. No había sido
138

sobre nosotros en absoluto. Me dijo que tenía que tomar una ducha, pero
realmente no podía oírle sobre el sonido de mi corazón una vez más
Página

estallando a causa de este hombre.


Nunca iba a aprender. O aprendería, pero iba a ser demasiado tarde
cuando la lección se afianzara para evitar que me rompiera.
139
Página
TITUS
M
e sentía como si un extraño se hubiera asentado en mi cuerpo.
Y estaba haciendo cosas, diciendo cosas y tomando decisio-
nes que yo nunca tomaría. Quería achacarlo a que estaba
cansado, el estrés de casi perder a mi hermano, a la frustración de averiguar
demasiado tarde quien era Roark y por qué exactamente estaba librando
una guerra en mi ciudad. Pero la realidad de todo esto es que había crecido
en esas calles, había luchado mi propia lucha para sobrevivir y llegar a ser
el hombre que era ahora, así que había tanta suciedad y mugre debajo de
mis uñas como en las de los tipos que venían. Las partes más duras de quien
era y en cómo me había convertido en él estaban enterradas profunda-
mente dentro de mí, cubiertas por mi sentido del honor y mi empeño por
hacer del mundo a mí alrededor un lugar mejor para inocentes y desprote-
gidos. Las capas que cubrían la oscuridad y la brutalidad se estaban volvi-
endo cada vez más finas y finas, y lo que estaba comenzando a exponer
era el corazón del hombre que realmente era.

El alma de ese hombre que no tenía ningún reparo en meterse tan


profundo e ir tan lejos como podía con Reeve. Ella hizo que los bordes que
asomaban de él fueran menos afilados. Esos ojos azul marino traían la calma
y la boca, esas cosas que hacía con ella, hacían que el zumbido de todas
las cosas malas que me seguían hasta casa se callaran por unos minutos. Era
como una belladona. Tan bonita y suave en el exterior, tan delicada al
tacto. Pero una vez estaba en el interior, una vez tú tenías cada parte de
ella, sabías que era lo suficientemente fuerte y letal para matarte. Era
simplemente tan peligrosa en el interior como yo lo era, estaba bastante
seguro de que después de esa ronda de sexo animal en el comedor, ya no
140

me importaba, no tenía ningún deseo de buscar razones lógicas para


apartarme. Me gustaba estar con ella. Me gustaba que le gustara
asegurarse de que estaba bien. Me gustaba que me mirara como si yo lo
Página

fuera todo para ella y en el siguiente parpadeo me retara a darle todo lo


que tenía. Había terminado de sentirme mal por la atracción que me tiraba
hacia ella. Ahora quería darme un festín en su lugar.

Yo siempre era cuidadoso durante el sexo, no solo con la protección.


Sabía que tenía tendencia a volverme intenso, a olvidar que mi pareja no
necesitaba el escape, no necesitaba el olvido de la forma en que yo lo
hacía. Más de una vez el sexo había terminado mal cuando me daba rienda
suelta y el acto se convertía en más de lo que la chica podía tomar. A Reeve
no le importaba. Ella no solo tentaba a la bestia que había dentro de mí, ella
buscaba al bastardo necesitado con un palo y demandaba que saliese a
jugar con ella. Llamaba a las partes de mí que había olvidado que existían.
Demandaba más y más.

Era la misma bestia del interior que me demandaba que le enseñara a


Roark exactamente lo que se estaba perdiendo. La quería, y tenía que saber
que estaba tan expuesto, tan inestable por las emociones, después de que
Bax despertara, que cualquier tipo de simpatía o amabilidad viniendo de su
hermosa cara me iba a tener trepando sobre ella. Era un bono añadido
meterle ese derechazo en la garganta a Roark. Era rudo, sin clase. Y ella y
yo nos merecíamos algo mejor que eso, pero en el segundo que ella me dijo
que todo iba a estar bien, lo perdí. Quizás había ido demasiado lejos, había
perdido la cabeza por el hambre y la necesidad, pero el resultado final
hubiese sido el mismo. Me la hubiera llevado. Me sentía obligado a
perderme en ella estando Roark observando o no. Y fue una ventaja que la
puñalada de venganza se sintió bien. Solo esperaba que ella no lo usara en
mi contra. Planeé explicárselo todo y aclarar mi momento de locura y lujuria
una vez tuviera un par de horas de sueño y mi cerebro no se sintiera como si
estuviese hecho de algodón de azúcar.
Salí de la ducha y me envolví una toalla sobre mi cabeza y otra
alrededor de la cintura. La cama que estaba en la gran plataforma parecía
el cielo y apenas pude mantener los ojos abiertos mientras tropezaba hacia
ella. Estaba tan cansado que no me di cuenta de que Reeve estaba
sentada en el extremo del colchón hasta que me dejé caer y casi le doy
una patada. Se había cambiado a unos pantalones negros ajustado y un
suéter grande que le caía por un hombro y mostraba demasiada piel
141

cremosa para mi gusto. Su cabello estaba recogido en una alta cola de


caballo y para todo el mundo ella parecía una chica normal, una chica
guapa que iba de camino al trabajo en algún salón de moda. Nada sobre
Página
esta chica era normal y todas esas cosas que la hacían tan complicada
eran las que la hacían tan tentadora.

—¿A dónde crees que vas? —Mi voz sonó débil y pesada para mis
propios oídos.

—Necesito hacer un recado. Booker me llevará. Necesito salir de aquí


un par de horas.

Ella estuvo encerrada durante todo el tiempo que estuve en el hospital.


Probablemente iba a volverse loca. Estaba siguiendo órdenes y acatán-
dolas. Había sido tan idiota por no pedir prestado un teléfono o incluso usar
la línea de la habitación de Bax para decirle lo que estaba pasando. Se
merecía un descanso y una oportunidad para salir del piso, pero como el
bastardo egoísta que era, quería que se quedara conmigo. Quería que me
dijera que todo iba a salir bien una y otra vez y para nada la quería en
ningún lugar cerca de Booker después de lo que había pasado entre
nosotros en la sala. Si hubiese estado funcionando a plena capacidad,
hubiese sido capaz de poner todo lo que estaba sintiendo y por lo que
estaba luchando en palabras que ella pudiese entender. Ya que solo estaba
a la mitad de mi capacidad me había vuelto de nuevo el chico que siempre
parecía estar a su alrededor, el que estaba desquiciado y era codicioso por
el deseo y la necesidad. El que tomaba sin pedir. El que olvidaba ser
civilizado.

Me elevé para poder poner mis brazos a su alrededor y tirarla contra mi


mientras caía de espaldas contra la cama y así estaba ella sobre mí. Rodé
así estaba de costado y su espalda estaba firmemente contra mí. La toalla
se había perdido en algún punto pero yo estaba tan cansado que no me
importaba y su postura rígida contra mí me indicaba que no tenía ningún
interés en que estuviese completamente desnudo y sujetándola cerca. No
me importó. Sentí mi latido empezar a estabilizarse, sentí como mis piernas
empezaban a relajarse. Enterré mi nariz en su cabello e inhalé el olor floral y
femenino. Nada en la ciudad olía tan bien.

—Necesito dormir. Quédate conmigo una hora y luego te llevaré a


donde necesites ir. Necesito ir al hospital de todos modos. —Sonaba ador-
142

milado y no estaba seguro de si había verbalizado mis palabras o solo lo


había pensado mientras la oscuridad tiraba de mí.
Página

Ella se movió un poco debajo de mí hasta que apreté mis brazos con
más fuerza a su alrededor y puse una mano sobre su plano estómago para
evitar que se moviera. Me aseguré que cada centímetro suyo estuviese
firmemente pegado contra cada parte de mi cuerpo desnudo. Eso se sentía
como un sueño de la vida real.

—Dormirás mejor si tienes la cama para ti solo —susurró las palabras


pero yo las escuché alto y claro.

—No. No lo haré. Todo parece mejor contigo a mi lado. Solo dame una
hora, Reeve ¿Por favor? —Inhalé y supe que no habría ninguna discusión
más tan pronto exhalé. Parecía que siempre le estaba pidiendo que me
diese cosas, lo que estaba muy en contra de mi carácter. Nunca tomaba
nada para mí mismo, al menos no lo hacía hasta que ella volvió a la ciudad.

No podía mantenerme despierto durante más tiempo, para ver si ella


aceptaba o no, pero cuando el sueño me reclamó estuve pacíficamente,
pensando en un prado tranquilo y un cielo a medianoche.

Cuando me desperté el piso estaba oscuro y también era bien entrada


la tarde. Definitivamente había dormido más de una hora según el reloj
digital de al lado de mi billetera, mi pistola y mi placa sobre la mesita de
noche. Me desperté solo. No debería de haberme sorprendido, después de
cómo había estado con ella y habiendo estado todo el rato sobre ella como
un maniaco. Ella era dura, pero todas las chicas necesitaban un poco de
ternura y yo no le había dado ninguna. No importaba lo que ella había
hecho en el pasado, o las decisiones que había tomado para mantenernos
en lados opuestos de la ley, ella aun merecía lo que cualquier otra chica
que estuviese expuesta a dar de sí misma merecía, y yo no le había dado
nada cuando ella se lo merecía todo por haber cuidado de mí.

Jurando para mí mismo, me puse una mano sobre los ojos, intentando
no pensar en cada cosa que había hecho mal con Reeve que me estaba
preocupando. Todo empezó cuando se la entregué a Roark en un principio.
No debí dejar que una placa me llevara automáticamente a pensar que
era uno de los buenos. Lo sabía muy bien. Fueron policías corruptos los que
me arrastraron ensangrentado hacia Novak. Policías que habían estado en
la nómina de los jefes del crimen incluso antes de que me hiciera detective.
Los chicos buenos se estaban volviendo cada vez más difíciles de encontrar
143

y aun así había estado tan cegado a repulsar sus acciones, tan ultrajado
porque una chica bonita hubiese hecho tales cosas feas e ilegales, que la
había querido fuera de mi vista y fuera de mi mente. Pensé que con ella a
Página

manos del Alguacil, el deseo golpeándome cuando la miraba se detendría


advirtiéndole a gritos a mí cabeza que ella eran malas noticias. Quería que
ella fuera el problema de alguien más porque me sentía culpable por
desearla. Pensaba que ella eran malas noticias pero eso no me detenía de
admirar su audaz honestidad sobre las cosas malas que había hecho. El tira
y afloja de mis sentimientos hacia la problemática belleza me había
empujado hacia fuera rápidamente, antes de que hiciera algo tan tonto
como llevarla a la cama o enamorarme de ella.

Escuché la puerta delantera abrirse con un suave clic antes de


escuchar pasos sobre el suelo. Podía decir que estaba intentando ser
silenciosa en caso de que aun estuviese durmiendo, así que la llamé:
—Estoy despierto.

Ella no contestó pero pude oír sus pasos cambiando de dirección


mientras se dirigía hacia arriba.

—No quería despertarte. Parecía que necesitabas el descanso. Su


cabeza apareció y deslizó los ojos sobre mí antes de que el rubor apareciera
en su cara.

Miré hacia abajo, hacia mí y tuve que reírme. Aún estaba encima de
las sabanas y todavía estaba desnudo. Todo lo que necesitaba era que ella
estuviese en la misma habitación para que mi polla se retorciera con interés.

—Sí. No estaba pensando claramente. ¿Arreglaste lo que tenías que


hacer?

Podía jurar que algo que se parecía a la culpabilidad danzó sobre sus
ojos oscuros, pero su atención estaba en lo que pasaba en la parte baja de
mi vientre y su expresión cambió a algo más.

—Sí. Booker se ocupó de ello por mí, y también me detuve y te traje


esto. —Gruñí un poco cuando sacó de su bolso una caja pequeña y la tiró
en mi dirección. Aterrizó sobre mi pecho con un sonido sordo. Agarré el
teléfono y levanté una ceja hacia ella.
—¿Me conseguiste un teléfono celular?

Se encogió de hombros y se quitó el bolso del hombro. Aterrizó sobre el


144

suelo haciendo ruido y se estremeció un poco. Fruncí el ceño hacia ella y


me moví un poco así podía poner mis piernas sobre el borde de la cama. No
Página

estaba acostumbrado a que alguien hiciese nada por mí y cada vez que
me giraba ella estaba haciendo algo importante o amable como eso.
»Gracias.

»Bueno, dijiste que no tenías uno y pensé que necesitarías uno


desechable ya que Roark estará rastreando todo lo que haces. No es nada.
—Ella se mordió la deseable curva de su labio inferior y mi polla se endureció
al instante. No iba a fingir que no prestaba atención a cada pequeña cosa
que hacía. Estaba completamente desnudo en más de un sentido y ella
podía verlo todo—. ¿Quieres vestirte e ir a ver a Bax? Te acompañaré si no
te importa. Quiero ver cómo está Key.

Me pasé la mano por la incipiente barba de mi rostro y doblé el cuello.


El estallido fue tan alto que escuchó el ruido desde donde estaba parada
en las escaleras.
—¿Key?

—Keelyn… Honor, como sea que tú la conozcas. Solía venir al salón


donde yo trabajaba antes… —Se detuvo. Antes y después parecían ser unos
grandes indicadores—. Da igual, ella nunca lo ha tenido fácil y no tiene
muchos amigos porque es una zorra, pero siempre me ha gustado. Pienso
que quizás le vaya bien ver un rostro amigable.
—¿Amigable? ¿No estaban peleándose la semana pasada?

Se encogió de hombros otra vez y se acercó. Se lamió los labios otra


vez, con su mirada fija en la erección que ahora se levantaba dura y firme
entre mis piernas.

—Solo hay un pequeño paso entre la amistada y la enemistad aquí en


The Point. A veces la misma persona es las dos cosas.
La tensión entre nosotros estallaba y se rompía como si fuera una cosa
viva. La electricidad pasaba de mí hacia ella y volvía hacia mí de nuevo.
—Reeve, ven aquí. —Mi voz era baja y el calor empezó a volverse
denso en mis venas.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado y cerró los ojos solo durante una
fracción.
145

—No lo creo. Te he dado tus horas, Titus. No creo que esté de humor
para darte nada más ahora mismo. Sé que quieres que Roark haga su
movimiento. Sé que estás furioso porque casi mata a Bax, pero nadie gana
Página

este juego si todos los que juegan son peones.


Mierda. Sabía que ella estaba enfadada por lo de las ventanas, e
incluso así se había quedado mientras yo dormía. Eso me hacía querer
agarrarla y ponerla debajo de mí para siempre.

—Tú no eres un peón. Pero soy un idiota. Mira, cuando pasé esa puerta,
tenía tantas cosas en mi cabeza… —Me detuve y respiré—. Apenas podía
soportar estar esperando si Bax lo iba a lograr. Y entonces abrió los ojos. Tuve
que explicarle a todo el mundo que me importa que el legado de Novak
aún siguiera jodiéndonos la vida. Tuve que decirle a Bax que aún tenía otro
medio hermano yendo por mí ahí fuera, y este lo quería muerto. —Sacudí la
cabeza lentamente hacia ella—. Todo eso tuvo que ir a algún lugar y ese
lugar eras tú. Te deseaba, Reeve. Vine aquí hacia ti, en vez de irme a casa
o al apartamento de la ciudad. Lo jodí, pero lo que pasó entre nosotros era
sobre tú y yo y no tenía nada que ver con él.

Ella arrugó su nariz como si estuviera considerando la validez de lo que


le estaba diciendo. Así que tendí una mano en su dirección.

»Ven y te lo probaré. Las ventanas están oscuras. No hay nadie en esta


habitación más que tú y yo. Te deseo así tengamos una audiencia o no. te
lo mostraré, si solo vienes aquí.

Ella estaba vacilando. Sus ojos me dijeron que quería dar esos pocos
pasos que nos separaban pero el modo en que su cuerpo estaba rígido y el
modo en que sus manos involuntariamente se enroscaron en pequeños y
feroces puños, me dijo que no estaba creyendo completamente mi afirma-
ción, que nuestro interludio previo había estado basado en lujuria y en
abrumadora pasión en lugar del orgullo de macho y amarga venganza. Eso
me hizo sentir como un completo idiota. Ahora que no estaba privado del
sueño y cuerdas apretadas con demasiadas emociones para nombrar,
sabía que en este momento la deseaba absolutamente más de lo que
deseaba venganza por lo que Roark le hizo a mi hermano.
Pregunté suavemente.

»¿Alguna vez te he dado una razón para dudar de mí antes de esta


mañana?
146

Sus dedos finalmente se relajaron un poco y dio un paso más cerca de


mí.
Página

—No, pero realmente no nos hemos conocido por mucho tiempo.


—No tengo ningún tipo de plan escondido. Sabes que te deseo y eso
es complicado porque necesito que consigas a Roark. Puedo admitir que
ninguno de los dos estaba planeando realmente fingir cuando se trataba
de actuar como si estuviéramos atraídos el uno por el otro y que algo entre
nosotros estaba obligado a liberarse. Ahora que lo está, he terminado de
tratar de detenerlo. Me quieres, me tienes.

Dio otro paso más cerca y estiró su mano para que la punta de sus
dedos rozara los míos.
—El problema no es querer, Titus. Está todo lo que es más que eso.

Ella no estaba equivocada pero no podía pensar en eso hasta que


Roark estuviera fuera de las calles. Esa era una batalla diferente que iba a
ser combatida y no sabía en qué tipo de forma iban a estar los guerreros
cuando fuera el momento de pelear o de tirar la bandera blanca. Desde
que ella estaba lo suficientemente cerca para tocarnos ahora, tomé su
muñeca y la tiré de modo que ella estuvo entre mis piernas. Mi polla tembló
feliz en su dirección y puse mis manos en sus caderas e incliné mi cabeza
hacia adelante así podía descansar justo debajo de su pecho. Pasó sus
dedos a través de mi cabello y nunca nada se sintió tan bien. Estaba
tratando de calmarme, pero me pregunté si ella sabía que la gentil manera
que me manejaba tenía el efecto contrario. Me hacía querer comérmela,
que es exactamente lo que iba a hacer.

—Ahora mismo, no puedo hacer más, Reeve, así que esto es todo lo
que tenemos. Es esto o nada. —La alcancé y la tiré más cerca con una
mano en su culo. Cuando estaba tan cerca cómo podía estar, comencé
trabajando mis manos por debajo de la parte posterior de su flojo suéter. No
parecía tener nada debajo del delgado material. No había sujetador
interponiéndose en mi camino mientras alisaba una palma sobre la delicada
piel de su columna, llevándome la tela conmigo.

Ella dejó ir mi cabeza y cepilló sus manos sobre mis hombros. Su toque
me hizo temblar y una vez que tuve su top fuera de ella, la estreché y la tiré
a la cama para que estuviera arriba de mí. Necesitaba tenerla tan desnuda
como yo lo estaba, así que la volteé así estuviera debajo y trabajé en sus
147

pantalones antes de que me diera luz verde. Su vientre se hundía mientras


ella respiraba profundamente cuando comencé a tirar hacia abajo la
ajustada tela de sus kilométricas piernas.
Página
—Creo que es esto. —Su voz era ronca y un poco humeante mientras
tiraba de sus botas y luego se arrastraba hacia atrás sobre su cuerpo de
modo que me cerní sobre ella, mi erección frotando seductoramente contra
la suave piel de su estómago. Ella siempre se sentía tan bien, incluso cuando
realmente no estaba tocándola.
La miré y prometí con todo lo que tenía en mí:

—Haré que esto valga la pena. Haré que esto sea suficiente hasta que
podamos hacer más. Esto importa, lo que sea que esto es, y por ahora, esto
es todo, ¿está bien?

Ella me miró solemnemente por un largo momento, lo suficientemente


largo para que mi polla se impacientara y se moviera contra ella como si
tuviera mente propia. Eso hizo que ella me levantara una oscura ceja y todo
en mi interior aumentó cuando la mitad de una sonrisa se elevó en su boca.

—Está bien. Esto contigo es mucho más que más con alguien más de
todas maneras.

Ella iba a ser mi ruina. Iba a ser mi corrupción y mi vicio. Iba a ser mi
adicción y mi compulsión y todavía estaba por caer de cabeza dentro de
ella, sabiendo que el aterrizaje iba a ser brutal para los dos.

La besé fuerte en la boca. Un beso afilado y mordaz pero no me


detuve. Podía perderme besándola y la manera en que se encontró
conmigo mordida por mordida, me dejó lamerla y mordisquearla como si
fuera un trato dulce. Me dejó besarla hasta que ninguno de los dos podía
respirar, hasta que nos dolió a ambos, y la amé. Amé que me dejara tenerla
sin dudar y sin miedo, pero eso no era lo que yo quería en todo este tiempo.
Ella siempre estaba dando, esta vez era mi turno. Solo ella y yo y todo lo que
pudiera darle. Todo lo que quisiera darle. Hice un lugar para mí entre sus
piernas y empecé a trabajar mi camino hacia abajo. La besé en la garganta
y sentí su corazón retumbar contra mis labios. La besé en el centro de su
pecho y vi cómo el simple toque de mis labios hizo que ambos de sus rojizos
pezones saltaran. Me moví a succionar en cada punta. Hice el amor en
cada punta con mis labios y mi lengua hasta que estuvo retorciéndose
debajo de mí y clavando sus uñas en mi piel. Dejé sus pezones mojados y
148

rozagantes y me moví hacia abajo para poder lamer a través de la planicie


de su estómago. Tembló y se encogió con placer mientras continuaba mi
Página

camino hacia abajo. Jadeó solo un poquito cuando hundí la punta de mi


lengua en la pequeña hendidura de su ombligo y susurró mi nombre cuando
llegué al límite de sus ya húmedos labios. Sus piernas se juntaron reticentes a
cada uno de mis lados y agarré sus rodillas y empujé sus piernas abriéndolas
totalmente y me arrodillé frente a ella en el suelo.

Brillante. Linda. Secreta. Prohibida. Elusiva. Misteriosa. Ella era todas las
cosas que guían a los hombres a romper las reglas que han seguido desde
el inicio de los tiempos y estaba acostada ante mí como un banquete digno
de los dioses. Esto supuestamente era sobre dar, no recibir, pero cuando me
miró con esos ojos azul media noche sobre su pesado pecho, no había
manera de negar que estaba recibiendo tanto como lo que estaba dando.
La igualdad de ello, lo justo de ello se situó a mí alrededor de una manera
que era sorpresivamente cómoda. Era como si esto fuera exactamente
como debería ser entre dos personas y nunca había experimentado algo
así.

Quería tocarla, pero más quería saborearla. La forma en que brillaba


me llamaba más cerca. Me apoyé en ella, usé la yema de mi dedo para
frotar sobre sus labios y encontré ese pequeño núcleo que estaba lleno de
nervios y deseo. El primer desliz de mi lengua sobre él la hizo arquear su
espalda fuera de la cama. El segundo la hizo tirar de mí frenéticamente y
sacudir su cabeza de lado a lado. Sus ojos estaban cerrados y apretados y
respiraba como si recién corriera una maratón. Se veía excitada y caliente
como el infierno al mismo tiempo que se movía con el ataque de mi lengua
en sus partes sensibles.

Agregué el rasguño de mis dientes y cambié así podría añadir un dedo


o dos a la ecuación. Dobló sus piernas junto a mi cabeza y hundió sus talones
en el borde del colchón. Sus músculos internos me palpitaban, tiraban de
mí, e hizo que mi propia excitación empujara dentro de mí. Podía sentirla
acabar, sentía la forma en que se apretaba más y más liquido cuanto más
trabajaba en ella. Podría felizmente enterrar mi cara entre sus piernas hasta
el fin de los días, pero quería que se viniera, quería verla terminar. Levanté
mi mirada contemplándola y le gruñí, lo que hizo que ladrara mi nombre.

Sus ojos estaban abiertos ahora y estaba mirándome. Un rosa brillante


asomaba en sus mejillas y se extendía por su pecho. Tenía sus manos en sus
tetas y frotaba suavemente sobre las puntas sobresalientes. Mierda, era
149

perfecta, tan perfecta. Sus ojos estaban casi negros con una pasión casi
como una droga y podía verla tambalearse en la puerta de su orgasmo. Tan
Página

hermosa, y sabía de esa forma en mi lengua, y se sentía de esa forma en mis


dedos.
Añadí un poco de presión y otro dedo, y eso fue todo. Prácticamente
levitó en mi boca y su jugo de deseo me consumió. Mientras temblaba y se
retorcía sobre mí me hice hacia atrás solo lo suficiente para cepillar un beso
en el interior de su muslo. Todavía necesitaba afeitarme, así que dejé un
camino de humedad donde mi boca la tocaba. Pensé que era sexy como
el infierno.

Me incliné hacia un lado hasta que pude conseguir mi billetera,


agradeciendo al Señor por los pequeños favores que había escuchado de
esa molesta voz que me decía que iba a necesitar más de un condón si iba
a estar con ella. Lo saqué y se lo entregué mientras ella me miraba con ojos
nebulosos y cara sonrojada. Me agaché y la besé como realmente quería
hacerlo, con mucha lengua y sin ceder. Ella no perdió nada de tiempo
agarrando mi tensa erección maniobrándola así ella pudo rodar el condón
por mi rígida longitud. Mis ojos se cruzaron un poco cuando metió sus manos
entre mis piernas y le dio a mi sensible y bien ajustada polla un apretón
juguetón. Ella no tenía límites y creo que esa era mi manía favorita de ella.

Puse mis manos alrededor de la base de su cabeza y usé mis pulgares


para inclinar su cabeza hacia atrás tan lejos como su posición y la cama lo
permitieron. Incliné mi cabeza para que así pudiera mordisquear el tenso
arco de su garganta y empujé sus piernas para quitarlas de mi camino para
que pudiera deslizarme dentro de su muy bienvenido calor. Incluso a través
del látex ella quemó. Tan caliente. Tan húmeda. Tan codiciosa, mientras sus
músculos internos me empujaron más y más lejos dentro de ella. Todo dentro
de mi estaba arañándome para llevarme a casa, para enterrarme tan
profundo como podía ir y aliviar mi necesidad de martillar en mi interior. Esto
se suponía que debía ser sobre ella, sobre mostrarle que esto era algo, tal
vez no algo más, pero algo sin embargo. Tenía delicadeza maldita sea, e
iba a usarla incluso si se sentía como si fuera a rasgarme.

Sus manos se deslizaron por mi espalda y luego las envolvió alrededor


de mis hombros. Llevó sus piernas arriba a cada lado de mí y luego sentí la
picadura de sus tacones en mi culo, instándome más y más cerca. Sin ningún
pensamiento dejé que mis dientes se hundieran con fuerza en su tierna piel
y ella gimió en respuesta.
150

—¡Titus, muévete! —No fue un suspiro o nada dulce, era una orden, y
era lo más jodidamente caliente que jamás haya habido.
Página
Ella se arqueó contra mí, tomando medidas drásticas, se movió contra
los afilados bordes de mis dientes. Sus uñas arañaron mi espalda y la
quemadura de ello fue lo suficiente para que las riendas se deslizaran. Gemí
e hice lo que ella me ordenó. Me moví.

Tiré de sus piernas más alto y me estrellé contra ella. No había


delicadeza. No había cuidado. No había elegancia o romance... éramos
solo yo tomándola y ella dejándome tenerla una y otra vez.

Era sudoroso. Era agresivo. Era ruidoso y casi brutal en el modo en que
nuestras manos se agarraban, la manera en que nuestros cuerpos luchaban
para estar más cerca y tomar más. Era sencillamente la mejor experiencia
sexual que jamás haya tenido en mi vida.

Olvidé que mi cara estaba cubierta con barba de tres días y rasgó su
suave piel mientras yo comía su cuello y su boca una y otra vez. Puse una
mano entre nosotros y capturé uno de sus pezones entre mi pulgar y dedo
índice y pellizqué hasta que gritó de placer y se convirtió en dolor. Me habría
disculpado, pero sentí la forma que a ella le gustó mientras el placer recubría
la superficie de mi polla mientras se movía dentro y fuera de ella en una
fiebre de paz. Era tan bueno. Todo sobre ella, todo sobre hacer esto con
ella, era tan increíblemente bueno que iba a darme vuelta de adentro
hacia afuera. Lo sentí corriendo por mi columna. Lo sentí quemando en mis
bolas. Sentí cómo mi polla condujo más fuerte y más profundo con cada
empuje.
—Más. Quiero más.

Su voz se rompió y eso fue todo para mí. No podía darle el más que ella
quería, pero podía darle esto.

Levanté sus caderas y golpeé en su interior lo suficientemente fuerte


que nuestras pelvis golpearon juntas de una manera casi dolorosa. Hundí mis
dientes en su labio inferior y lo chupe con fuerza. Eso fue todo lo que se
necesitó para empujarla otra vez. Ella gritó mi nombre en mis labios y sentí su
cuerpo temblar y los espasmos a mi alrededor. También estaba cerca, así
que tan pronto como esos oscuros ojos azules brillaron y se clavaron en los
míos con placer y terminación, lo dejé ir. Todo salió corriendo de mí y se
151

precipitó dentro de ella, y al igual que lo había hecho desde que ella vino
estrellándose de nuevo en mi vida, ella tomó todo sin una queja.
Página
Colapsé encima de ella, respirando pesado y cubierto en sudar y sexo.
Jadeé en su garganta mientras ella deslizaba sus manos de arriba a abajo
por mi espalda. Me sentí sin huesos. Me sentí sin peso. Sentí como si todo lo
que importaba en este momento fuéramos ella y yo, lo que es exactamente
el por qué no podía darle más. Ella ya tenía demasiado.

—Esto tiene que estar bastante bien, por ahora —dije las palabras, pero
podía escuchar que carecían de la fuerza que necesitaban para hacer mi
punto.
—Por ahora. Vamos a limpiarnos para que puedas ir a ver a tu hermano.

Murmuré un acuerdo y rodé fuera de ella así podía levantarse. No


quería decirle que ahora era todo el tiempo que podíamos tener si no podía
encargarme de Raork antes de que ella se encargara de mí.

152
Página
REEVE
H
ubo un tangible cambio entre nosotros dos mientras acelerá-
bamos por la ciudad en su fantástico auto. Iba más allá del sexo.
Iba más allá de querer algo que no deberíamos. Había una
simple aceptación de que no era “él” o “yo”, era “nosotros”, ya sea para
bien o para mal. Estábamos finalmente juntos en esto sin importar lo que
estuviera por venir. Éramos un equipo.

El motor rugió en mis oídos y también lo hizo el hecho de que cualquier


trato legal que tenía con los federales se había ido, considerando que iban
a cerrar el caso de Novak y ya no me necesitaban. Titus me lo dijo en
términos burdos, y sabía muy bien que eso significaba que podría estar
buscando tiempo en la cárcel si no me las arreglaba para ayudarle a atraer
a Conner. Mi propósito ya había sido entregado y ya no era de utilidad, al
menos en lo que se refería a los federales y a la pandilla de Novak. Los
federales pensaban lo mismo que Titus. Conner vendría por mí y esa sería la
única oportunidad que cualquiera tenía para atraparlo. No tenía intención
de dejar a Conner irse a algún lado sin una bala en su cabeza, por lo que
significaba que iba a joder muy bien cualquier oportunidad que tuviera de
salir de todo esto sin ver el interior de una celda.

No le dije nada a Titus mientras intentaba decirme que todo funcionaría


una vez que tuviera a Conner encerrado. Intentó decirme que yo era la que
estaba arriesgando mi cuello y que incluso los conservadores federales
tenían que saber que esto se trataba de un dar y recibir. Solo murmuré una
respuesta evasiva y pensé en la Glock que se encontraba pesada y
cargada en el bolso a mis pies. Todo se trataba de dar y recibir, y cuando
terminara de recibir sería un tiempo bien pasado para que diera algo. Si esa
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tenía que ser mi libertad, entonces que así fuera. Era un precio que estaba
dispuesta a pagar una vez que todo regresara a su lugar.
Página
Una vez que llegamos al hospital pensé que solo iríamos por caminos
separados, ya que Bax todavía estaba en cuidados intensivos y Keelyn
estaba en otro piso en recuperación general, pero sorpresivamente Titus
quería que caminara con él a la habitación de su hermano. Estuve vacilante
porque sabía que Dovie y Race estaban por allí y no quería tener ninguna
confrontación fea. Es decir, antes de dormir con Titus estaba durmiendo con
Conner, y Conner era la razón por la cual Bax casi había muerto. Si la
situación fuera inversa yo tendría mucho que decir al respecto. Sin embargo,
mientras Titus tomaba mi mano en la suya y me jalaba junto a él mientras
nuestros zapatos rechinaban groseramente contra el suelo de linóleo, no
tenía las palabras correctas para objetar, por lo que solo lo seguí
silenciosamente.
La habitación de Bax fue fácil de localizar. Había dos policías armados
parados en cada lado de la puerta y una pelirroja despeinada caminando
de un lado a otro enfrente de ellos. Dovie se veía ojerosa y demacrada.
Tenía sombras moradas bajo cada ojo verde y su típico color cremoso
estaba manchado y rojo. Lucía como un desastre y agitado mientras nos
acercábamos. Su mirada voló a Titus y sin ninguna palabra él soltó mi mano
y la agarró en un abrazo rompe costillas. Inmediatamente los sollozos co-
menzaron a sacudir su pequeño cuerpo. Titus hizo sonidos tranquilizadores y
acarició de arriba hacia abajo su espalda con una de sus grandes manos.
Hizo que mi corazón se inflara solo un poco. Él siempre estaba allí para cuidar
de todos los demás, siempre. Tenía que hacer a la bestia a un lado y ser el
chico que arreglaba todo, tan seguido que no había duda de qu, cuando
su propio monstruo se liberaba, no tenía idea de qué hacer con él.

—Ni siquiera puede hablar y me dijo que me fuera. Me dijo que no me


quiere aquí. —La voz de Dovie sonaba como si estuviera muriendo. Como si
todo lo que ella había amado se lo acabaran de quitar. Estaba temblando
tan fuerte que era una sorpresa que no se hubiera hecho pedazos—. Sigo
diciéndole lo ridículo que es eso. Estoy en dónde sea que esté él, pero solo
me sigue diciendo que me vaya. ¿Cómo las palabras pueden lastimar tanto
cuando ni siquiera son habladas?

Titus maldijo y luego la apartó de él para poder poner sus manos sobre
154

sus hombros.

—Te ves como el infierno. Él puede ver lo mucho que te duele, y no


Página

puede hacer nada. No es diferente de cuando lo arrestaron después de que


Novak recibió un disparo y se rehusó a verte. Está tratando de evitarte sufrir
con él. Haz que uno de esos oficiales te lleve. Toma una ducha. Come algo
y luego regresa e ignora cualquier idiotez que intente decirte. Te quiere aquí.
Te necesita aquí y ambos lo saben.
Ella parpadeó sus ojos llorosos y tomó una profunda inspiración.
—¡Casi murió, Titus, y la persona que casi lo mató fue su hermano!
Vi a Titus bajar la cabeza en reconocimiento.

—Lo sé. Pero él no murió y eso es lo que importa, ¿de acuerdo? En


cuanto a Roark, solo porque comparten la mitad de la misma sangre, eso
no los hace hermanos. Déjamelo a mí.

Cerró los ojos apretándolos y luego se recompuso visiblemente. Cuan-


do abrió sus ojos estaban secos y ya no había un temblor en sus labios.
—De acuerdo.

El gran policía se inclinó hacia adelante y depositó un suave beso en el


centro de su frente y casi me tuvo derritiéndome en el suelo. Era tan bueno
con los suyos. Eran increíblemente suertudos de tenerlo. Titus le dio una
sonrisa ladeada y la rodeó para alcanzar la puerta.

—Quizá solo está malhumorado porque no puede fumar con su mandí-


bula inmovilizada. Bax sin una dosis es una completa pesadilla.
Dovie se recuperó lo suficiente para sonreírle de vuelta.
—Quizá lo obligaré a dejarlo.

Titus se rio y le dijo secamente, mientras desaparecía en el interior de la


habitación oscurecida:
—No contaría con ello.

Una vez que el gran hombre estuvo fuera del pasillo, sus ojos aterrizaron
en mí. Tenía todo el derecho a odiarme. Tenía todo el derecho a no confiar
en mí. Pero Dovie, siendo Dovie, solo me miró con una expresión contempla-
tiva en su cara mientras daba un paso hacia mí.

—Necesitas ser buena para él, Reeve. No sé qué pasa entre ustedes
155

dos, pero estoy diciendo ahora mismo que sí lo lastimas, lo traicionas de


alguna manera, no tendrás que preocuparte por los chicos. Tendrás que
Página

preocuparte por mí.


Un escalofrío se apresuró por mi espalda porque no era una amenaza.
Solo lo estaba presentando como un hecho. Si jodía a Titus ella me iba a
hacer lamentarlo. No lo dudaba. No tenías a un chico como Bax o sobre-
vivías exitosamente en esta vida sin saber cómo jugar sucio.
Tragué un poco y me moví insegura de un pie a otro pie.

—Necesita a alguien que cuide de él. Todo el día, cada día, todo lo
que hace es entregares a todos los demás.
Ella alzó una ceja cobriza.

—¿Tú eres ese alguien? ¿Vas a cuidar de él? ¿No estabas follando al
tipo que mató a mi papá y trató de matar a mi hombre? ¿Cuidabas de él
también?
No estaba asustada de la verdad, por lo que le dije inexpresiva:

—Pensé que Conner era alguien más, y sí, me importaba el hombre que
pensaba que era.
Ella me bufó.
—¿Quién pensaste que era?

Suspiré. Admitir lo equivocada que había estado, lo fácil que había sido
arrastrada por una farsa, todavía era difícil para mí. Se suponía que tenía
más inteligencia de la calle que eso.

—Pensé que era lo suficiente como Titus, que podía enamorarme de él


y hacer que funcionara. Pensé que era un buen hombre, pero no es así. Él
es grandioso siendo la persona que necesitas que sea, pero todo es una
mentira. En lo que se refiere a ser ese alguien que cuide de Titus, por ahora
soy yo. —Porque no podía hablar acerca de más, y hasta que pudiera, esto
tendría que ser suficiente.

Ella suspiró y alzó sus manos para frotarlas en su obviamente cansada


cara.

—Nadie es como Titus. Nadie es así de fuerte, así de seguro, así de duro.
Él es su propia ley y su propio ejército. A Bax nunca va a gustarle que estés
156

cerca de su hermano. Nunca confiará en ti.


Página

—Lo sé, pero estoy segura de que a Race no le gustaba que Shane
estuviera cerca y con el tiempo tuvo que aceptarlo. Shane no tiene que
confiar en mí mientras su hermano lo haga. Ahora mismo Titus y yo nos
necesitamos el uno al otro, por lo que no importa lo que alguien más piense
o sienta, somos un equipo.

Ella me consideró en silencio antes de darme un tenso asentimiento que


hizo que sus enredados rizos rojizos cayeran hacia adelante.

—Tengo mis propias manos llenas con mi propio hombre terco y


peligroso. No puedo preocuparme por lo que el otro está haciendo. Titus
sabe de lo que eres capaz, por lo que sí está dispuesto a hundirse hasta el
cuello contigo, ¿quién soy para cuestionarlo? Deberías de saber que si lo
traicionas, es capaz de ser tan malo y perverso como Bax. No es el chico
completamente bueno. Lo esconde muy bien, pero hay mal allí.

—Lo sé. —La rodeé—. Él no intenta esconderlo de mí. Probablemente


porque piensa que no lo juzgaré por ello. —Tenía mi propia maldad
dándome combustible cada día, ¿por qué miraría a Titus por tener sombras
de ella viniendo a la vida de vez en cuando? Dovie solo me asintió y nos
fuimos por caminos separados.

Me tomó un minuto encontrar la habitación de Keelyn, y cuando la


encontré estuve sorprendida de encontrarla sentada en el borde de su
cama, completamente vestida y luciendo como si estuviera a punto de salir
de compras o hacer encargos. No fue hasta que llamé su nombre y se giró
para mirarme cuando vi que su brazo estaba colgando y tenía una gruesa
venda asomándose del cuello de su blusa suelta.
—¿Ya estás levantada y lista? —No pude evitar la sorpresa en mi voz.
Ella parpadeó sus grandes ojos grises y luego asintió.
—Me estoy declarando lo suficientemente bien como para irme. De
hecho tienes un perfecto tino. Puedes ayudarme a bajar, a donde el taxi
que llamé me está esperando.
Le fruncí el ceño y me puse las manos en las caderas.

—¿Entonces no estás dada de alta para ir ningún lado? —Ahora que


me daba la cara podía ver que tenía un tono gris en su piel normalmente
157

impecable. Su boca también estaba arrugada en una mueca de dolor.

—El doctor piensa que debería de quedarme un par de días más, pero
Página

necesito salir de aquí. Hice que me dieran de alta.


—¿Necesitas salir del hospital? ¿Por qué? ¿Cuál es la prisa?

—Necesito salir de esta ciudad. Ya no puedo hacer esto, Reeve.


Mírame. —Señaló con la mano su pecho vendado y brazo inmovilizado—.
Tengo veinte puntadas en mi pecho y la mitad de eso en mi espalda. Me
veo como el personaje de un videojuego. Nadie va a pagar dinero para ver
a una desnudista cubierta de cicatrices quitarse la ropa. Todo esto es tan
cansado y triste. Estoy exhausta y ya no quiero hacerlo.

Cerré la puerta detrás de mí y entré a la habitación. Puse mi bolsa en


el suelo e hice una mueca con el golpe seco que produjo la pistola cuando
aterrizó. Iba a necesitar acostumbrarme a ello o Titus iba a sospechar.
—Has estado en the Point tanto como yo. ¿A dónde más irías? —Había
visto lo suburbios, pensé que podía hacer que funcionara para mí, y había
estado tan equivocada. Me pregunté si Key había estado en algún lugar
además de The Point.

—En cualquier lugar en donde nadie haya escuchado nunca el


nombre Honor. Quiero enterrarla. No quiero ser ella. No quiero su vida. No
quiero querer lo que ella quiere. —Ella se movió y usó su mano buena para
pasar algo de su cabello rojo oscuro sobre su hombro—. Estaba esta chica
que bailó en Spanky’s por seis meses hace unos pocos años. Ella era algo
gitana, alguien que no se asentaba en un lugar por demasiado tiempo. Era
joven, pero astuta y ambiciosa. Terminó en Denver, creo. Escuché que
reconectó con una vieja flama y ahora tiene un hijo en camino. Mante-
nemos el contacto de vez en cuando, por lo que estaba pensando en
dirigirme a esa dirección. Ella dice que Colorado es el lugar más hermoso en
el que ha estado. Nada como The Point. El aire fresco podría ser justo lo que
necesite para recomponerme.
—No es tan fácil —le dije quedamente.
—¿Qué?

—Dejar este lugar atrás. El escenario cambia, las personas son distintas,
pero todavía serás tú y eso significa que siempre tendrás una gran parte de
158

la ciudad en ti. No puedes solo dejarla atrás, puedes intentarlo y engañarte


en querer algo distinto, pero no funciona. —Nunca intentaría una imitación
Página

de nuevo.
Ella bufó y luego luchó para ponerse de pie, forzándome a apresurarme
y ayudarla mientras se paraba inestable.

—Puedo intentarlo. Ahora, ¿me ayudarás o no? —Sonaba tan mal-


humorada y disgustada que tuve que reírme.

—Sí, te ayudaré. —¿Qué opción tenía?—. Entonces, ¿planeas decirle a


Nassir a dónde vas o que te vas a ir?

Puse una mano en su cintura y dejé que se recargara contra mí


mientras íbamos a la puerta. La jalé para abrirla y ella gruñó con inco-
modidad mientras la acción la sacudía.
—Ya se lo dije. No me creyó.

Las enfermeras alzaron la vista cuando llegamos al pasillo. Le fruncieron


el ceño a Keelyn, pero ella solo sonrió dulcemente mientras lentamente
íbamos hasta el ascensor. Ella me alzó una ceja.
»No les agrado, por alguna razón.
Me burlé de ella y estiré la mano para presionar el botón con mi mano
libre.

—Porque solo tú puedes recibir un disparo, y aun así verte como una
diosa. No es justo.
Ella puso los ojos en blanco.
—Pagué mucho dinero para verme así de bien.
Apostaba que sí.

—Vi a Nassir cuando caíste. No estaba feliz, en verdad nada feliz.


¿Sucede algo entre tú y él, no? ¿Es por eso que cree que no te vas a ir?

Ella se dejó caer contra la puerta del ascensor. Era evidente que estaba
sufriendo, más que por la herida de bala del pecho.

—Nada hace a Nassir Gates feliz. Es un bastardo de corazón frio y de lo


único que se preocupa es de Nassir. Lo que quiere, lo toma, y ya le he dado
suficiente a los hombres, suficiente para toda la vida. Me destruirá. —Su voz
159

se rompió en la última parte de la frase, y cuando levantó los parpados otra


vez para mirarme, vi una expresión que me era demasiado familiar. El deseo,
Página

el anhelo, el ardor por un hombre al que no debes querer.


—Él es muy intenso.

—Es un asesino. No hay nada de bueno en el cómo lo hay con Bax o


Race. Solo hay un vacío en el que existe en su propio mundo y opera bajo
sus propias reglas, y cualquier persona que no acate eso va a ser un daño
colateral. Es despiadado y el único lado que le importa es el suyo. Él es todo
humo y espejos y lo que hay bajo el reflejo de sofisticación y humanidad es
una pesadilla. Es el diablo vestido de Armani.
—Ya veo.

—¿Lo haces? ¿Realmente lo ves, Reeve? Porque la mayoría de las per-


sonas con las que hablo de él solo tienen una vaga idea de lo peligroso que
puede llegar a ser realmente.
Había matices mientras hablaba que sugerían algo profundo entre ella
y el propietario del club exótico, pero no pude preguntarle porque el
ascensor sonó cuando llegamos a la planta más baja y puse mi mano
alrededor de su cintura así podía medio arrastrarla hasta la puerta principal.
Se movía muy despacio y creo que estaba sufriendo más de lo que dejaba
ver. Le di un pequeño apretón y le susurre suavemente:

—Creo que lo veo muy claro, Key. Crees que puedes correr. Crees que
el espacio y el tiempo y quizás un hombre diferente lo sacaran de tu sistema
porque él no es quien tú debes querer. Piensas que quizás, solo quizás, pue-
des ser una persona diferente, dejar todo el lio y la mierda de aquí en The
Point, y ser alguien que has pensado que deberías ser. Crees que puedes
remplazarlo, perderlo, y te lo voy a decir por experiencia de primera mano,
no es así de fácil. Así como la ciudad está dentro de ti, él también lo está, y
tú siempre serás tú, así que esta parte de ti que está hambrienta por él, que
duele por él incluso aunque pienses que él es el final para ti, siempre estará
ahí.

Un maltratado taxi amarillo estaba esperándola, así que abrí la puerta


de atrás y la ayude a meterse en el asiento. El taxi olía asqueroso y parecía
que tenía varios disparos de bala, pero eso era bastante típico en los taxis
de The Point. Me miró frunciendo el ceño.
160

—Gracias por echarme una mano, pero sigues siendo una perra.
Me encogí de hombros.
Página

—Tú también. Buena suerte persiguiendo una nueva vida.


Se mordió el labio inferior.

—Prométeme algo. —Levanté una ceja hacia ella y esperé por lo que
iba a pedirme—. Si me ves aquí otra vez en los próximos seis meses,
prométeme que no dirás “te lo dije”. Eso realmente me enfadaría y podría
volver a pegarte otra vez.

Le sonreí y agarré la manilla de la puerta así podía empujar para


cerrarla.

—Buena suerte, Key. No querría ser tu cuando Nassir finalmente te


alcance, pero prometo no hurgar en ello cuando te traiga de vuelta.

El taxista se puso en marcha tan pronto el metal tocó el metal y me


crucé de brazos mientras caminaba hacia el interior. Realmente no quería ir
arriba a la habitación de Bax y entrometerme en el momento de hermanos,
así que me fui a la barra del bar y me conseguí una botella de agua para
pasar el tiempo. No necesitaba a Bax en su peor humor dando mierda por
haber metido las garras en su hermano. Él estaba herido y necesitaba
centrarse en mejorar. Agarré mi agua y encontré una sala de espera para
sentarme durante un rato, vi unas antiguas revistas hasta que pasó una hora.
Me imaginé que Titus se estaría preguntando dónde había estado para este
momento, así que me dirigí a los ascensores para que me llevaran a la
unidad de cuidados intensivos.

Cuando las puertas se abrieron corrí inmediatamente hacia un duro


pecho y unos fuertes brazos me envolvieron y me hicieron retroceder. Titus
tenía una expresión atronadora en su rostro y estaba tan enfadado como
para escupir agujas. Era asombroso para mí cuánto daño emocional podía
hacer Bax estando confinado en una cama de hospital e incapaz de hablar.

—¿Estas bien? —Esos pesados músculos titubearon un poco a mí


alrededor.

—No. Mi hermano es un imbécil y razonar con él es como darse


cabezazos contra la pared.

—¿De verdad que no quiere que venga Dovie? —Eso era triste y estaba
mal de tantas maneras.
161

—Oh, él quiere que venga, pero no hasta que se deshaga del guardia
armado de la puerta y le meta un tiro a Roark. Bax piensa que una vez que
Página
Roark escuche que ha sobrevivido al accidente, vendrá por él. Quiere que
le consiga un arma.

—Oh no. ¿De verdad te pidió eso? Tendría que saber que dirías que no.
—Temblé ante la extraña manera por la cual el plan de Bax se hacía eco
del mío.

—Por supuesto que lo sabía. Era su forma poco sutil de decirme lo que
tenía bajo la manga, así no estaré sorprendido cuando todo se vaya al
infierno. ¿Y sabes que es lo me jode? Por supuesto le dije que se jodiera, pero
Race no lo hará. Si Bax le pide a Race que le ayude con esto, lo hará.
Maldición, todo el mundo al que quiero tiene deseos de morir.

Él puso un brazo a mí alrededor y me llevo a un lado, yo pase un brazo


alrededor de su esbelta cintura. Era tan normal, las cosas de pareja que
hacían que mi corazón palpitara feliz e inmediatamente me castigaba a mí
misma. Cosas como esas definitivamente eran de la categoría de más y Titus
todavía no estaba allí. Y si el supiera lo que estaba planeando, si supiera que
iba a acabar conmigo muerta o detrás de las barras ni siquiera sería una
opción, entonces ¿por qué no podía evitar pedirlo, perseguirlo cada vez
que me tocaba? Era bueno que él no estuviese ni cerca de amarme, o seria
solo una persona más de las que se preocupaba jugando peligrosamente
con el destino.
—¿Le dijiste lo que estábamos haciendo?

Él se rio y se detuvo cerca del brillante auto azul. Me asombré cuando


inclinó la cabeza y me dio un beso duro y punzante. Me hizo estremecerme
hasta la punta de los dedos del pie.

—Le dije que tú y yo teníamos algo. Le dije que no iba a gustarle, pero
es lo que hay. Estaba sorprendentemente tranquilo por el tema, tan tranquilo
como si estuviese pensando en otra cosa. Él me dijo que intentara que no
me dispararan en la polla.

Me reí y recorrí mis manos por su pecho. Amaba la forma en que se


sentía, tan sólido y firme. Me gustaba pensar en él como irrompible, a prueba
de balas, incluso aunque no fuera verdad. Curve mis manos en la parte de
162

atrás de su cuello para atraerlo hacia mí y poder besarlo de una forma


mucho más suave de la que él me había besado a mí.
Página

Tenté sus labios con los míos, y recorrí mi lengua por el borde de los
suyos, y la introduje cuando finalmente abrió la boca. Lamí la curva de su
labio inferior y me precipité dentro enrollando su lengua con la mía. Sabía a
café y un poco de pasta de dientes. Un sabor real y limpio. Sabia a todo por
lo que vale la pena luchar.

En la forma típica de ser de Titus él solo dejaba que las cosas fueran
suaves y dulces un segundo antes de tomar el control. Una de sus manos
encontró mi culo y me inclinó más hacia delante, bajando él más la cabeza
para poder devorarme. Cuando nos separamos finalmente, los dos está-
bamos jadeando y teníamos cosas sucias y sexuales flotando por nuestros
ojos. Pude ver mi propia expresión de anticipación brillando hacia mí en el
translucido plateado de sus ojos. Era una buena vista para mí. Se veía incluso
mejor en él.

Abrió la puerta para mí y me deslicé dentro, asegurándome de pasar


mis dedos por el frente de su pantalón y la dura longitud que sabía que
estaba esperándome.

Él se puso detrás del volante y me dio una mirada caliente por el rabillo
del ojo.
—¿Viste a Honor?

—Keelyn —le corregí automáticamente—. Sí, la vi. Lo está pasando mal


por lo del disparo.
—Le pasaría a cualquiera.
Asentí ausentemente.
—Está viendo hacer algunos cambios.

—Nassir mencionó que le dijo que se iba. No creo que fuera una
amenaza real. No creo que él la deje marchar. Tiene a muchas mujeres
arrastrándose por él, pero por alguna razón ella es la única a la que trata
como si fuera un ser humano. Normalmente trata a todos como si fueran una
molestia y una pérdida de su tiempo.

Jugueteé distraídamente con mi cabello mientras los edificios cubiertos


de grafitis y las aceras rotas pasaban como un borrón. Si entrecerrabas los
ojos lo suficiente era casi bonito, como arte abstracto, casi.
163

—No creo que él sepa que se ha ido hasta que sea demasiado tarde.
Ella sabe que no la dejara irse y que se dejaría convencer para quedarse.
Página
Necesita ver cómo es ahí fuera. Necesita ver que no todo es como The Point,
y eso no siempre es algo bueno.

Él alzó una mano y la dejó sobre mi muslo. Otra vez estaba la


normalidad, los gestos simples entre nosotros que me desgarraban y me
hacían anhelar más. Con mi dedo índice tracé las pesadas venas del dorso
de su mano alrededor del vendaje limpio que le había puesto después de
nuestras acrobacias sexuales en la cama más temprano. Tenía suerte de
que no se le habían abierto los puntos, por lo agresivo y manoseador que
tendía a ser cuando perdía el control.

—¿Eso es lo que descubriste en Protección de Testigos? ¿Qué la hierba


no siempre es verde?
Me reí amargamente y pase un dedo por sus nudillos cortados.

—Ni siquiera había visto césped hasta que llegué a Protección de


Testigos. No era una de esas chicas que perseguían chicos en The Hill. No
estaba intentando salir con nadie que estuviese fuera de mi clase. No tenía
ningún deseo de ser basura de The Point de la que pudieras abusar y luego
deshacerte. Siempre he sido de las que usaban. Aprendí que es difícil
mantener el césped verde y que necesitas mucho tiempo de inactividad y
un ingreso disponible para incluso hacer que crezca. No estoy cómoda con
ninguna de esas cosas, así que elijo el concreto y el asfalto cualquier día. No
tienes que mantenerlo vivo, solo tienes que lavarlo.

Dejó escapar un pequeño silbido entre sus dientes y se giró para


mirarme. Sus ojos eran de un azul tan hermoso que podría mirarlos todo el
día. Keelyn quizás quería Denver, por una brisa de aire fresco, la mía estaba
justo ahí, en esos penetrantes ojos.
—Esa es una visión bastante sombría de la vida, Reeve.
Solo me encogí de hombros.

—Es como es. Creo que es importante aprovechar lo que tienes. Antes
de que te des cuenta, todo se puede ir y entonces solo te queda el lamento.

—¿Estamos hablando de tu hermana? —Su tono era suave pero apretó


164

los dedos contra mi muslo.

—−Podríamos, pero podríamos estar hablando de cualquier cosa en


Página

realidad. ¿Por qué dejaste a Bax cuando eras más joven, Titus? ¿Era porque
querías más en vez de apreciar lo que ya tenías? ¿Con que te dejó eso? ¿El
lamento de que tú hermano se juntó con malas compañías? ¿El lamento de
que no estabas ahí para él? ¿Es por eso que estás tan obsesionado por el
abrumador deseo de proteger a cada inocente y humilde, porque no
pudiste hacerlo por la persona que más te importaba? No te estoy juzgando;
solo digo que no aceptar de dónde vienes y cómo eres no es bueno.

Él levantó la mano de mi pierna e inmediatamente sentí la pérdida de


su tacto. Curvó las manos sobre el volante hasta que sus nudillos se hicieron
blancos. Había tocado la fibra sensible con él, pero no iba a disculparme.
Había dejado de disculparme por ser cómo soy hacía ya mucho tiempo.

—Sé exactamente de dónde vengo y cómo me hace eso quien soy


ahora. Fue por lo que me fui en primer lugar —gruñó las palabras de tal
modo que prácticamente las sentí arañándome la piel.
—¿Y dónde es eso? ¿De dónde vienes? —Sabía que la respuesta era
mucho más que de The Point o The Hill, pero no sabía si él lo iba a compartir
conmigo.

Contuve mi respiración para ver lo que iba a hacer, y me sentí


terriblemente decepcionada cuando apartó la mirada de mí y murmuró:

—Eso está en la categoría de más, Reeve. —Callándome efectiva-


mente y sin el mínimo esfuerzo. Deseaba no sentirme como si él alcanzara
mi interior y me apretara el corazón con su puño cada vez que lo hacía.

—No me importa, ¿Sabes? No me importa de dónde vienes. Me


preocupo por quien eres ahora. Lo he visto en ti, Detective. He visto las partes
que intentas bloquear y mantener apartadas. Las partes que te hacen
salvaje y rudo. Las he visto y no me importan porque son parte del equipaje
completo.

Eso era lo que había estado buscando cuando caí presa de Conner.
Alguien que viese todas las partes de mí, todas las cosas que me hacían lo
que era y que me amara de todas formas.
—Ves demasiado. —Estaba enfadado.
—Solo porque estoy observando.
165

Llegamos a un punto muerto y el resto del viaje pasó en un silencio


incómodo. Pensaba que cuando llegáramos al condominio, cada uno
Página

tomaríamos un lugar del piso y nos daríamos un tiempo muerto. La tensión


era gruesa y rodaba entre nosotros y lo odiaba.
Aparentemente Titus lo odiaba también, porque incluso antes de que
la puerta estuviese cerrada tenía sus manos sobre mí, su boca sobre mí y
estaba desnudándonos a ambos eficientemente y llevándonos a la cama.
No estaba hablando, no me dejaba entrar. No estaba dándome más, pero
era algo, y el algo se sentía muy bien, muy correcto, no podría pararlo
aunque quisiera, lo cual absolutamente no quería.

Solo una idiota habría dicho que no a esos ojos de plata fundida, a esa
talentosa boca, a esas manos fuertes e impacientes, a ese cuerpo hecho
para castigar y dar placer, y yo era muchas cosas, la mayoría de ellas
desagradables, pero idiota no era una de ellas.

166
Página
TITUS
D
e dónde era, era algo sobre lo que no quería hablar con nadie,
nunca. No tenía nada qué ver con Reeve o el hecho de que
dejarla meterse en ese profundo hoyo negro iba a pegarme
incluso más sólidamente a ella. Podría ser un hombre con un propósito
ahora, pero antes solo era como cualquier otro chico corriendo por las
calles, y odiaba esos recuerdos. No me habían dado una salida; yo me hice
la mía, y la forma en la que lo hice todavía dejaba un sabor sucio en mi
boca todos esos años después. Tenía tanta mala sangre corriendo por mis
venas como Bax, incluso mucho más cuando lo veías bien. Era esa parte de
mí contra la que luchaba por mantener enterrada cada minuto de cada
día bajo el honor y el deber. Esa sangre manchada, ese pasado
desagradable, me seguían, me perseguían, lo cual era el por qué no tenía
ningún espacio para el gris de mi vida. La niebla del pasado estaba llena de
monstruos que sostenían mi alma, por lo que los mantenía en la oscuridad.
Usualmente estaban allí, hambrientos y furiosos, pero desde que Reeve
había traspasado mi fortaleza de protección estaban escalando a la
superficie y demandando atención.

Hasta ahora parecían contentos de alimentarse con su atención y su


increíble cuerpo. Bebían la aceptación y el entendimiento de su mirada azul
marino como si fuera ambrosía, pero sabía que con el tiempo ella no sería
suficiente para mantener a esos animales a raya. Mi vida cuidadosamente
construida era viable a caer víctima del desastre que ellos causarían si
escapaban. Es por eso que me salía de la cama cada mañana antes del
amanecer y me iba a trabajar, dejándola extendida en el otro lado de la
cama, desnuda y marcada por mis dientes y manos. Cada noche ella me
dejaba tenerla sin queja y cada día me despertaba pensando que ella
167

merecía algo mejor de lo que le estaba dando. Dos semanas que se sintieron
como una eternidad mientras me ponía encima de ella y la dejaba hundirse
Página

más y más profundo en mi interior. Su bonita piel tenía marcas de un rojo


furioso de mi cara frotándose en ella, y en vez encogerme por el arrepenti-
miento de haber dañado algo tan hermoso, arruinar tal perfección, quería
alzar el pecho con orgullo y declararme a mí mismo el ganador del premio
más grande del mundo. Era una manera peligrosa de pensar porque ella no
era un premio, un trofeo, y no había hecho nada para ganarla, por lo que
la dejaba allí cada mañana y me iba a cazar.

Buscaba en cada callejón trasero que podía encontrar. Entraba en


cada bar clandestino y presionaba a los dueños con esperanza de poder
hacerlos hablar. Fui a cada almacén de droga que tenía en mi radar y
demandé respuestas. En cualquier lugar en donde Novak iba tiempo atrás…
me mostraba preguntando sobre su obstinado hijo. Incluso detuve a las
chicas que trabajaban en las esquinas, las cuales no querían la protección
de Nassir y preferían conseguirla por su propia cuenta en lo salvaje, y les
pregunté sobre Roark. Era la misma historia en cada escoria que encon-
traba. El escurridizo hombre con acento había hecho su presencia
conocida. Todos los criminales y malhechores sabían que Roark estaba en
la ciudad, escondiéndose en las sombras, haciendo que pagaran aquellos
que consideraba responsables de la muerte de su padre. Nadie parecía
saber en dónde estaba el hombre irlandés, pero todos contaban la misma
historia. Él estaba observando y ellos estaban temerosos de él.
Honestamente, yo también.

Ver a Bax así de roto, observar a Nassir sobre Keelyn mientras la sangre
salía de su pecho… todo me pegó fuerte. Estaba acostumbrado a hacer
malabarismos con la ley y las personas que me importaban. Tuve a mi
hermano encerrado por cinco años, y estaba esperando a que Race hiciera
algo lo suficientemente estúpido para que fuera su turno de sentarse en una
celda. Pero el tipo de contienda abierta que Roark estaba lanzando a las
personas que amaba era completamente diferente, y odiaba saber que él
tenía ventaja. Cuando el tipo malo conocía todos los trucos del tipo bueno,
hacía el trabajo de atraparlo el doble de difícil que debería de ser.

Ya me estaba sintiendo derrotado y decepcionado después de horas


de estar en las calles cuando tuve una llamada de un robo armado con una
muerte. El cajero de la tienda de licor estaba muerto en la escena y dos de
168

los clientes que habían estado esperando para comprar cervezas también
fueron balaceados y estaban en camino al hospital. No era un escenario
Página

inusual en The Point, pero por alguna razón, cuando llegué a la escena y vi
que el chico que estaba esposado y sentado en la parte de atrás del auto
de la policía, no podía tener más de doce o trece, eso casi me hizo
voltearme, regresar a mi aburrido sedan, y no detenerme hasta que llegara
a la estación y entregara mi pistola y mi placa. Toda la violencia y el
desperdicio innecesario de vida parecía demasiado para seguir cada día
de mi vida.

Me subí la corbata y traté de desarrugar mis pantalones mientras salía


del auto. El oficial uniformado que estaba hablando con el grupo de
personas reunidas afuera de la escena de crimen me vio y vino en mi
dirección. El chico en la patrulla me miró y podía ver que tenía rastros de
lágrimas en sus mejillas. Mierda. Él debería de estar jugando fútbol con sus
amigos, no cometiendo crímenes.
—¿Alguien vio algo?
El policía uniformado asintió y apuntó al chico con la pluma que estaba
usando para escribir las declaraciones.
—El tipo detrás del mostrador era el dueño. Su esposa estaba en la
parte de atrás haciendo inventario cuando las primeras balas se dispararon.
Ella vio a su esposo caer y dijo que el chico siguió disparando y disparando.
Nos dio una identificación positiva de él.

Gruñí y fruncí el ceño mientras el equipo forense sacaba una camilla


de la tienda con el cuerpo cubierto en una pesada y negra bolsa de plástico
para cadáveres. Escuché jadeos de la multitud ante la vista, y suspiré.

—¿Cómo fue atrapado tan rápido? ¿Sus padres fueron notificados?


—Podría ser un asesino, pero todavía era un menor, lo cual significaba que
teníamos que hacer las cosas como se debía.
—Regresó a la escuela. Supongo que no sabía qué hacer cuando las
cosas salieron mal. Uno de los profesores lo vio escabulléndose de vuelta al
edificio y notó que no se veía bien. Cuando se acercó a él notó la sangre
salpicada en su ropa y zapatos. Hizo que un guardia de seguridad lo detu-
viera y el director nos llamó. Lo trajimos aquí y tuvimos la identificación de la
esposa. Se deshizo de la pistola, todavía estamos buscándola, y no hay
padres. La madre está en prisión por fabricación de metanfetaminas y no
169

hay padre. De acuerdo con el chico, se queda con un “tío” —El policía hizo
comillas en el aire—. Pero suena como que el tipo es un circo de fenómenos.
El chico dijo que estaba intentando robar el lugar para poder comprar un
Página

boleto de autobús y salir de la ciudad. Dijo que estaba cansando de que su


tío lo lastimara. La pistola es del supuesto tío, por cierto, así que mandamos
a una unidad para atraparlo también.

—Jesús. —Pasé una mano sobre mi cara—. ¿Nunca termina, no es


cierto? —Todo era un ciclo vicioso sin ninguna salida a la vista.
El otro policía suspiró y miró al chico.
—No. No termina.

—Las otras dos víctimas sobrevivieron a la cirugía, asegúrate de tener


declaraciones de ellos. Asegurarte de que el chico tenga a alguien de
servicios sociales con él durante el proceso ya que no tiene tutor legal. Mejor
aseguraste de que todas las íes tengan el punto y todas las tés estén
cruzadas porque apuesto a que pueden intentar acusarlo como un adulto.

—No puedo estar en desacuerdo. Es una jodida muy de adulto en la


que se metió.

Así era, pero el chico nunca tuvo una oportunidad, y todo en lo que
podía pensar era como habría sido para Bax hacer algo tan estúpido
cuando estaba luchando para alimentarse y sobrevivir porque nadie más
estuvo allí para hacerse de cargo de él cuando tenía esa edad.

—Algunas veces, se siente como si la única opción que tienes es la peor


que hay. Demasiados chicos en estos días terminan en esa posición.
Tenemos que hacer nuestro trabajo y hacer lo mejor en nuestra habilidad
para mantener a todos los demás seguros de esas terribles decisiones y de
las personas forzadas a tomarlas.
—¿Habla por experiencia personal, Detective?

No me molesté en contestar. Cuando eras un policía en esta ciudad, o


en cualquier ciudad, en realidad; durante cierto tiempo, lo veías todo. Niños
asesinos. Adictos que eran prácticamente zombis por su adicción. Mujeres
que hacían lo que sea que tuvieran que hacer para alimentar a sus familias
o a ellas mismas. Familias viviendo en la calle porque un juego ilegal de
póker era más importante que pagar la hipoteca. Hombres forzados a pasar
por encima de la ley en vez de trabajar en ella porque alguien tenía que ser
170

el chico malo y supusieron que podrían ser ellos. Todos teníamos experiencia
personal con las cosas que pasaban aquí, y no tenía que soltar historias
sobre mi propia madre alcohólica y mi padre asesino en masas, o el
Página
hermano ladrón de autos, para mostrar cuánta experiencia tenía en lo que
se refería a lo oscuro que The Point podía ser.

Tomé las cintas de vigilancia, tuve una rápida charla con la


inconsolable esposa tomé las notas que necesitaría para el reporte, y luego
crucé la ciudad hacia la escuela primaria en dónde otra patrulla había
encontrado el arma escondida dentro de uno de los tubos en el parque de
juegos de la escuela; eso estaba sola a una cuadra de distancia de la
secundaria a la que chico atendía. El arma todavía estaba cargada, sin el
seguro, y todos estábamos agradeciendo al Dios que fuera que estuviera
observando ese día que otras pequeñas manos no la hayan encontrado y
causado más tragedia. Estaba pensando sobre todo el desastre que era y
lo profundamente triste que me hacía. Sentí el desperdicio de vida joven en
todos mis huesos, y aun así sabía que no había nada que pudiera hacer. Era
la impotencia de no ser capaz de arreglar la vida de ese pobre chico, de
no ser capaz de ayudarlo antes de que se volviera tan desesperado, lo que
me mataba. Ningún ser vivo debería de ser llevado hasta esos extremos, y
aun así aquí pasaba cada día.

Estaba cerrando la escena cuando una de los radios de los oficiales


graznó. Una llamada por una amenaza de bomba en una preparatoria a
unas pocos kilómetros de distancia. Los chicos llamaban con amenazas
falsas todo el tiempo, pero desde que el club de Nassir había sido volado y
quemado hasta los cimientos, solíamos tomarlas más en serio. El oficial
respondió y todos nos subimos a nuestros respectivos vehículos y nos
dirigimos a la escuela. Parecía que la mayor parte de los profesores y chicos
habían evacuado ya. Había muchos cuerpos enfrente del edificio y en la
calle. Mientras salía del auto fruncí el ceño porque todos los chicos estaban
vestidos en un uniforme azul y caqui muy familiar. Veía ese mismo combo de
color cada vez que pasaba Karsen Carter cuando estaba viniendo y yendo
de la escuela.

El vello en mis brazos se erizó y la tensión hizo que mi espalda se


enderezara. Dejé que mis ojos escanearan la multitud en busca de una
cabeza de cabello rubio casi blanco y no vi una. No vi a Race o Brysen
tampoco, lo cual me hizo soltar un suspiro de alivio. La escuela habría
171

llamado a Brysen para recoger a su hermana una vez que los chicos fueron
liberados.
Página

—¿Cuál es el estado? —Mire hacia otro detective mientras venía junto


a mí haciendo la pregunta.
—No lo sé. No es mi escena. Estaba trabajando en un robo armado en
el centro y estaba a unos kilómetros de distancia, por lo que vine. Creo que
solo están esperando que el escuadrón de bombas vaya y se asegure de
que no es una amenaza real.

Gruñó en respuesta y tomé unos cuantos pasos hacia donde vi a los


chicos reunidos esperando a que sus padres los recogieran. Estaba
esperando encontrar a alguien que hubiera visto a Karsen cuando una
mujer que lucía hostigada apretujando un celular se apresuró hasta mí. Sus
ojos estaban enormes y estaba jadeando como si hubiera corrido un
kilómetro. Me lanzó el celular y se inclinó hacia adelante para poner su
mano en sus rodillas mientras luchaba por recuperar el aliento.

—¿Eres… el… Detective… King? —Miré el celularl en mi mano y luego a


ella. Un escalofrío de aprensión me recorrió la columna mientras ella
jadeaba y se sacudía enfrente de mí.
—Soy yo. ¿Quién eres?

—Debbie Granger. Soy la directora. El hombre del celular dijo que te


encontrara. Dijo que te diera el celular.

Le fruncí el ceño y me puse el celular en el oído. No estuve para nada


sorprendido cuando la voz que me saludó tenía una entonación.
—Hola, Detective.
Mis dientes se apretujaron y mi corazón se aceleró.
—Roark.

—Pensé que era tiempo de hacerte saber que recuerdo muy bien el
papel que tuviste en la noche en la que mi padre fue asesinado. Te vi allí,
Detective.

Mi columna se enderezó de golpe y mi mano se cerró dolorosamente


sobre el celular.
—¿Qué estás balbuceando, Roark?

—La noche en la que mi padre fue asesinado… estabas allí. Te vi


172

cuando hicimos una redada al club. Golpeado e inútil. No hiciste nada para
detener a mi hermano de matar a nuestro padre. Él todavía tenía la pistola
Página

recién disparada cuando entramos al edificio. He estado corrompiendo lo


que más te importa, Detective, y ni siquiera me has visto hacerlo. Y si piensas
que puedes meterte y tomar a mi chica, estás tristemente equivocado. No
permitiré ninguna de tus acciones y su traición.
Me pasé los dedos por el cabello y maldije.

—¿Qué quieres decir con que has estado corrompiendo lo que más me
importa? ¿Estás hablando de Race y Bax? ¿Estás hablando de lastimar a mi
familia? —Mi cabeza estaba girando y entre más tiempo pasaba sin ver a
Karsen, estaba más seguro de que ella estaba adentro del edificio,
posiblemente con él, posiblemente sentada sobre una bomba lista para
explotar.
La acentuada voz se carcajeó e hizo que el vello de mi nuca se erizara.

—Lo averiguarás. De hecho, lo averiguarás mientras estás enfrente de


esa escuela y no haces nada mientras esperas nerviosamente por si lastimé
a la bonita rubiecita. —Chasqueó la lengua y su voz se endureció—. Da un
paso en el interior del edificio y la chica muere. Si veo a un solo policía
dirigirse hacia el frente de ese edificio, la mataré y no será la única causa-
lidad. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo, Detective King?
Apreté los dientes y solté:

—¿La manzana no cayó lejos del árbol demente contigo, verdad,


Roark? —Me tenía acorralado y me estaba matando que estuviera lo
suficientemente cerca para ver su trabajo desenvolverse, pero no lo
suficiente para tener mis manos en él.

—La locura de un hombre es la brillantez de otro hombre. Estaremos


viéndonos pronto. Dile a Reeve hola por mí. Parece que está disfrutando
fallándote por el limitado tiempo que le queda en esta tierra.

Me forcé a devolverle el celular a la directora y miré impotente hacia


la entrada de la escuela. No había duda en mi mente de que Karsen estaba
atrapada en algún lugar de adentro y todo en mi interior me gritaba que
fuera a salvarla. Eso es lo que hacía, salvar a los inocentes de la violencia de
The Point, y ahora Roark había atado efectivamente mis manos, y me estaba
poniendo furioso. Comencé a gritarle a mis colegas oficiales y a cual-quiera
que escuchara que tenían que esperar antes de ir adentro. No estaba
173

seguro de qué tipo de amenaza tenía Roark en el lugar, pero no estaba en


la posición de presionarlo. Cuando mis colegas me vieron como si hubiera
Página

perdido la cabeza, les dije que teníamos que esperar al escuadrón de


bombas. Era la excusa más simple que pude sacar. No les gustó, pero
retrocedieron mientras caminaba de un lado a otro, sin quitar los ojos de esa
puerta.

Ella solo era una niña, una buena niña. Merecía algo mucho mejor que
ser arrastrada a los juegos letales de Roark. Apreté las manos en puños en
mis costados y miré al policía con el que había hablado cuando llegué a la
escena.

—Los padres comienzan a llegar. —Asintió su cabeza en la dirección en


la cual personas y autos comenzaban a llegar. Padres histéricos mientras
localizaban a sus niños y los niños viéndose aburridos con todo. Estaba
tratando de averiguar una forma de colarme en el interior de la escuela o
una manera para tener una idea de qué estaba pasando en el interior
cuando escuché una voz llamar mi nombre.
—¡Titus! ¿Qué está pasando? —Mi corazón inmediatamente se me
cayó a los pies cuando vi a Brysen trotando hasta mí, con sus ojos súper
azules abiertos con miedo. No estaba con Race, lo cual era sorprendente;
en vez de eso Booker estaba junto a ella, mirándose como si fuera a asesinar
a cualquiera que se pusiera en su camino.
—Hubo una amenaza de bomba.

—Estaba en clase y tuve una llamada diciendo que la escuela fue


evacuada y necesitaban que viniera por Karsen. ¿En dónde está y por qué
estás aquí?

—Los estudiantes están con los profesores, pero no he visto a Karsen con
ellos. —No estaba listo para decirle que su hermana era actualmente un
peón en un muy peligroso juego y que no tenía idea de cómo ayudarla.
Booker alzó una ceja. Su apariencia era amenazadora con esa cicatriz
desfigurando su cara.

—Por qué no me dices por qué no estás allí buscando a la chica,


porque ambos sabemos que no está allí con esos profesores

Solté un largo suspiro y alcé la mano para frotarme la nuca. Miré la


punta de mis botas en vergüenza y derrota.
174

—Roark acaba de llamarme. Dijo que si entro a la escuela por Karsen,


la matará. Me dijo que tuviera a todos los refuerzos fuera del edificio o habrá
Página

fatalidades. Solo estoy tratando de comprar algo de tiempo hasta que el


escuadrón de bombas llegue aquí y tengamos ojos en el interior y pueda ver
con qué estamos tratando.

Brysen alzó las temblorosas manos hacia su boca y vi sus ojos salir en un
tamaño innatural.
—¿Piensas que está allí adentro con ella?

No quería pensar nada, pero si este era otro los bombardeos de Roark,
entonces todo era posible. Iba a abrir la boca para darle a la bonita mujer
joven mis típicos clichés cuando Booker me rodeó y dio rápidos pasos hacia
el frente de la escuela. Estiré una mano para agarrarlo y me sacó fuera de
balance cuando se detuvo de golpe. El tipo estaba fornido como una
montaña y no era seguido que alguien pudiera igualarme en el departa-
mento físico.

—¿A dónde crees que vas? Te dije que nadie entra hasta que ese
edificio esté asegurado. No podemos arriesgarnos.

Me sacudió y sus ojos se volvieron duros y vacíos. Conocía muy bien la


mirada. Era la misma mirada que Bax tenía cuando estaba listo para
decirme que me fuera al carajo, porque iba a hacer algo que no me
gustaba.

—No soy policía y Roark dijo que mantuvieras a los policías fuera. Race
me paga para cuidar de esas chicas, eso es lo que voy a hacer.

No había punto en argumentar más, porque además de electrocutarlo


o dispararle, el tipo iba a hacer lo que quisiera de todas maneras. Y honesta-
mente, deseaba ser el que estuviera diciendo al demonio con todo y entrar
al edificio para buscar a la adolescente desaparecida. Booker quitó a unos
policías más que intentaron detenerlos e incluso empujó a uno que fue lo
suficientemente estúpido para meterse directamente en su camino. Suspiré
porque ahora estaba buscando cargos por agredir a un oficial, aún si
evadía los cargos que fuera a encontrar para lanzarle por ignorar una orden
directa de la policía.

—¿Qué pasa si ella está lastimada o algo peor? ¿Cómo puedo vivir con
eso? Es mi trabajo mantenerla a salvo. —La voz de Byrsen estaba débil, pero
175

se estaba conteniendo sorprendentemente bien. No estaba llorando, al


menos no todavía, y estaba equivocada. La seguridad de Karsen y el resto
Página

de los chicos que no habían sido contaminados por la ciudad todavía era
mi trabajo.
Me golpeó como un montón de ladrillos. Tan pesado y tan duro que
casi me puso de rodillas. Roark había estado yendo tras lo que más me
importaba desde el inicio. Me importaban las personas que todavía tenían
una oportunidad de librarse de The Point. Luchaba por los inocentes o los
jóvenes, porque seguido sentía que nadie más iba a hacerlo. Cada persona
que Roark había lastimado, había retorcido, había infectado en su busca
de sacar su venganza había sido alguien que había jurado proteger y
mantener a salvo.

Comenzó con el chico cuyo cuello rompió y tiró afuera del Pit. Solo un
tonto apenas en sus veintes que le gustaba apostar, pero solo era un niño y
merecía un mejor final. Luego fue el club. Antes de que se quemara hasta
los cimientos, Nassir había sido sacado deliberadamente y todas las víctimas
solo fueron chicos buscando diversión y problemas. Perdieron sus vidas
haciendo lo que todos los chicos del país hacían cada día. Después fue la
chica en el puerto y la stripper armada en Spanky’s. Dos chicas demasiado
jóvenes para ser atrapadas en ese tipo de vida y demasiado jóvenes para
estar muertas. Dos chicas que debería de haber sido capaz de mantener a
salvo. Y por último estaba mi hermano. Claro, Bax estaba más allá de la
inocencia, lejos de tener un disparo en una vida buena y respetuosa de las
leyes, pero él todavía era mi única familia, mi sangre, e incluso si lo había
decepcionado en el pasado, era mi deber de corazón ahora mantenerlo a
salvo y mantenerlo fuera de problemas. Matar a Bax habría servido al doble
propósito de sacar su venganza del hombre que Roark pensaba como
responsable de la muerte de su padre y frotar sal en la herida que sufriría por
ser incapaz de protegerlo.

La comprensión de cómo de insidiosas y maliciosas, y también jodida-


mente brillantes son las malas maquinaciones de Roark me tenía sacudién-
dome con tanta fuerza que casi me perdí las palabras de Brysen mientras
susurraba:

»Alguien tiene que detenerlo; no podemos permitir que vaya detrás de


nadie más.
Solté un suspiro y traté de permanecer tranquilo.
176

—Lo estoy intentando.


Ella entrecerró sus muy azules ojos.
Página

—Esfuérzate más.
No es de extrañar que Race hubiera saltado sobre ella. Parecía una
muñeca, pero tenía la mordedura de una barracuda. Era su pareja perfecta
en ese sentido, todos dorados y brillantes en el exterior pero hechos de
fuerza, de cosas más resistentes en el interior. Si Roark tenía a Karsen, espera-
ba que la joven Carter fuera tan dura como Brysen.

Justo cuando los grandes, vehículos utilitarios negros con los miembros
del equipo SWAT y los técnicos de bombas llegaron a la escena, las puertas
de metal en la parte delantera de la escuela rechinaron abriéndose y
Booker salió con su brazo alrededor de una Karsen obviamente sacudida y
trastornada. La adolescente se veía tan pequeña y frágil al lado del gigante
hombre que tenía la rabia asesina hacia Roark golpeteando fuertemente
no solo a través de mi corazón, sino el corazón de la bestia que estaba muy
despierta en mi pecho y hambriento de venganza.

Brysen dejó escapar un grito y echó a correr hacia el dúo. Debería


haberla detenido considerando que el edificio aún no era seguro y yo
todavía no tenía idea de dónde acechando estaba Roark, pero no tuve el
corazón para mantenerla alejada de su hermana. Las dos rubias se abra-
zaron y luego ambos estaban llorando mientras Booker fue arrancado de la
adolescente y agarrado por los puños por el mismo policía que había empu-
jado solo unos momentos antes.

Karsen comenzó a gritar cuando el policía comenzó a llevarse a Booker,


pero Brysen la hizo callar y la guio hacia donde yo todavía estaba de pie.
Observé con curiosidad mientras los chicos vestidos con equipo táctico
negro descargaban un robot que parecía algo de Star Wars y utilizaban una
computadora para guiarlo hacia el frente de la escuela. Me moría de ganas
de saber si iban a encontrar algo o si todo esto había sido alguna artimaña
elaborada que Roark había organizado solo para demostrarme que me
tenía justo donde me quería.

—¿Estás bien? —La adolescente estaba llorando grandes y gordas


lágrimas silenciosas pero parecía ilesa. Asintió con la cabeza y miró en la
dirección en la que los policías se habían llevado a Booker.
—¿Por qué está siendo arrestado? Él fue el único que se acercó y miró
177

por mí. —Auch. Esa acusación quemó caliente a través de mi piel.

—Empujó a un policía. Ellos tienden a ofenderse por eso. ¿Por qué


Página

estabas todavía dentro del edificio, Karsen? ¿Qué pasó? —No quería presio-
narla demasiado duro porque estaba obviamente muy sacudida, pero no
tenía tiempo que perder tampoco.

Frunció el ceño y apoyó la cabeza en el hombro de su hermana


mientras Brysen acariciaba su cabello rubio.
—Sí, ¿por qué estabas todavía ahí? —Brysen sonaba desesperada.
Karsen tragó saliva y miró a su hermana con los ojos muy abiertos.

—Ellos anunciaron que todos teníamos que evacuar por el sistema de


megafonía. Hacemos simulacros todo el tiempo, así que no era un gran
problema. Toda mi clase se levantó y se dirigió a la puerta como de costum-
bre. Bueno, el señor Kline, mi profesor de matemáticas, me detuvo y me dijo
que tenía que esperar un minuto. Pensé que era extraño, pero entonces él
me dijo que tenía que tener un testigo para comprobar que la habitación
estaba totalmente vacía, así que me quedé. —Ella parpadeó como un búho
y miró hacia nosotros dos—. Sabía que algo estaba mal. Me estaba prepa-
rando para cerrar la puerta cuando él me agarró y me empujó de nuevo en
uno de los escritorios. Siguió divagando acerca de cómo él tiene una familia
y que lo sentía. Me encerró en la habitación. No podía salir.

Brysen dijo cada palabra sucia que había existido y me miró sobre la
cabeza de su hermana.
—Dime que vas a hacer algo al respecto.
Asentí.

—Karsen, ¿está el profesor todavía aquí? —pregunté justo cuando el


escuadrón de chicos de las bombas gritaban que estaba despejado y
asaltaban el frente de la escuela, haciendo finalmente su camino en el
interior del edificio. No había sido una amenaza real. Todo era una distrac-
ción. Inquietud y algo más fuerte, más escalofriante, corrieron arriba y abajo
por mi columna vertebral.

Ella dio una mirada superficial a donde la multitud empezaba a


dispersarse y movió la cabeza en sentido negativo.

—No. No lo veo. Esto es debido a ese tipo, ¿no es así? El tipo que
178

incendió el club de Nassir y quien quemó el auto de Race y mató a su papá.


No veo ninguna razón para mentirle, por lo que iba a decirle que sí,
Página

pero, como si ella lo hubiera conjurado de la nada, Race estaba de repente


luciendo más allá de furioso y dispuesto a comerse a toda la fuerza policial
y a cualquier otra persona que pudiera estar interponiéndose entre el
camino de él y de las chicas. Las envolvió en un abrazo tan fuerte que las
tuvo chillando, y me miró fijamente por encima de sus cabezas.

—¿En serio? ¿Una niña siendo arrastrada a todo esto? Esto termina
ahora, Titus.

No podría estar más de acuerdo, pero no estaba seguro de lo que


cualquiera de ellos espera que haga. Ya estaba colgando el incentivo
delante de Roark; él simplemente no lo había mordido todavía.

Karsen se sacó a sí misma fuera del sofocante abrazo de Race y lo miró


con ojos suplicantes.
—Booker fue el único que entró en la escuela y me encontró. Le oí decir
mi nombre y golpeando todas las puertas hasta encontrar la correcta. Lo
arrestaron. Tienes que ayudarle, Race.

Había más en su tono que preocupación por su salvador. Oh, chico, no


envidio a Race o a Brysen teniendo que lidiar con un flechazo así por un tipo
como Booker. Estaba gritando por todo tipo de dolores de cabeza.
Race me dio otra mirada dura y simplemente me encogí de hombros.

—Este es mi trabajo, Race. Booker decidió ignorar las órdenes de la


policía y entró a pesar de que no sabíamos si la escena estaba limpia. Podría
haber estado poniendo a Karsen en mayor riesgo. Se puso a mano con un
policía cuando intentaron detenerlo, por lo que lo agarraron.

Sus ojos verdes brillaron al negro de furia y su boca se frunció en una


apretada línea dura.

—¿Y si hubiera sido una bomba, Titus? ¿Y si ella solo estaba atrapada
allí esperando a morir porque un loco tiene problemas de papi?

Decidiendo que las cosas simplemente se pondrían más desagradables


con Race, porque no tenía una respuesta a sus preguntas, le pedí a Karsen
que me diera el nombre completo del profesor y le prometí que haría lo que
pudiera para que Booker fuera liberado tan pronto como fuera posible. La
179

pobre chica había tenido suficiente por un día.


Llamé al Despacho para obtener una dirección del profesor de
Página

matemáticas y decidí mejor llamar para ver cómo estaba Reeve ya que
estaba sola. Estaba marcando y el teléfono solo sonaba y sonaba. Se
suponía que debía estar en el apartamento y ella era demasiado inteligente
como para aventurarse por la ciudad por su cuenta sabiendo que Roark
estaba ganando este mortal juego de manos. Traté de recordármelo a mí
mismo a medida que el teléfono seguía sonando sin respuesta. Ella no estaría
dispuesta a ponerse en peligro sabiendo lo que había en juego. También
traté de tener en cuenta que si ella había dejado el apartamento, se
suponía que los federales iban a mantener un ojo en ella por nuestro trato,
por lo que no estaría ahí afuera en la zona de guerra sola.

El profesor vivía en ese extraño barrio donde Bax había comprado una
casa. Era lo suficientemente bueno como para no necesitar barras en las
ventanas, pero aún lo suficientemente cerca de la ciudad que se podía
sentir la mugre y la suciedad debajo de sus pies. El profesor tenía una casa
sencilla de estilo rancho que estaba bien cuidada y se veía de clase meda
baja. No había señales de nada que indicara que estaba de alguna manera
mezclado con Roark, pero sabía que las apariencias podían ser engañosas.
Mandé a Reeve un último texto exigiéndole que me dijera dónde estaba
antes de salir del sedán y caminar hasta la puerta principal.

Levanté una mano para llamar y casi caí en la casa cuando la puerta
se abrió bajo el golpeteo de mis nudillos. El interior estaba oscuro, y antes de
dar un paso por encima del umbral, el metal y el olor metálico de la sangre
golpeó mi nariz.
Juré en voz baja y entré en la casa esperando lo peor. Lo conseguí,

El profesor de mediana edad y su esposa estaban sentados en el sofá,


cada uno con un agujero de bala perfectamente redondo en el centro de
la frente. Todavía estaban tomados de la mano.

Un adolescente que no podía ser más viejo que Karsen estaba a pocos
pasos de distancia, boca abajo sobre la alfombra y le faltaba la parte
posterior de su cráneo. Parecía que había tratado de correr y no llegó muy
lejos. Saqué mi teléfono para poder llamar a los forenses y vi que me perdí
un texto de Reeve. No hice caso de él, así podría llamar a la estación,
explicando que pensaba que el homicidio múltiple estaba directamente
180

relacionada con la amenaza de bomba en la escuela. No estaba seguro


de cómo explicar lo de Roark, así que solo le dije al Despacho que todo era
parte de una investigación en curso. Un niño más que no había llegado a
Página
tiempo en un charco de sangre. Roark realmente estaba carcomiendo los
cimientos mismos de lo que hice y por lo que lo hice.

Salí para poder hablar con los vecinos y ver si alguien había visto algo.
Mientras salía me acordé de mirar el texto de Reeve. Golpeé la pantalla
para abrirla y fruncí el ceño ante su conciso mensaje.
Tenía que ir a casa.

¿Qué demonios significaba eso? ¿Ella todavía estaba en el


apartamento? ¿Tenía que ir a su casa en el norte, donde Protección de
Testigos la había escondido? ¿Tenía que ir a su casa que tenía en la ciudad
cuando las cosas se iban al demonio? No estaba seguro de lo que ella
consideraba su casa y no me gustaba en absoluto. Le envié de vuelta:
¿Qué carajos significa eso? ¡Llámame AHORA! Ocupado en el trabajo.
Triple homicidio, lo más probable que sea Roark.

Pensé que llamaría su atención, y escucharía de nuevo de ella en una


fracción de segundo, pero lo único que conseguí fue silencio. No me
gustaba, pero tenía un trabajo que hacer, así que empecé a tocar puertas.
El primer vecino no había visto ni oído nada. Por supuesto que no. El segundo
tuvo el gran placer de contarme todo sobre el delincuente que era su hijo.
Al parecer, el chico tenía un problema de drogas y había sido atrapado
tratando de entrar en casas de varios vecinos. Dos casas más abajo, una
anciana que tenía que estar en sus años ochenta juró que vio una gran
camioneta plateada que no pertenecía al barrio, estacionada enfrente de
la casa. También pensaba que Clinton seguía siendo presidente de los
Estados Unidos, por lo que apunté la información sin mucha esperanza de
que condujera a nada. Finalmente, cuando hablé con la joven pareja que
vivía al otro lado de la calle, conseguí algo que en realidad podría ser útil.

Ellos dijeron que vieron a un hombre calvo con una barba de chivo
hablar con el chico. Había estado un par de veces cuando los padres se
habían ido, y la pareja concordaba con que no emitía una buena vibra. El
problema de las drogas del chico era muy conocido por el barrio, por lo que
pensó que podría ser un distribuidor. Les dije gracias y me dirigí al otro lado
de la calle mientras la tripulación llegaba a la escena del crimen. Estaba
181

poniéndome realmente enfermo de esos tipos y los de las bolsas para


cadáveres.
Página
Roark tenía una cabeza llena de cabello y estaba bien afeitado. Se
parecía a un montón de militares jubilados. Duro y cansado de la batalla
pero aún atrapado en el régimen de limpio y enderezado. Me pregunté si el
chico calvo con la barba de chivo era el infame Zero, quién había
aparecido en la puerta de Reeve preguntando por Roark. Sonaba como si
tuviera una descripción del hombre que le había hecho el trabajo sucio a
Roark mientras movía los hilos, oculto de manera segura.

Una vez que terminé con la escena, empecé a saturar el teléfono de


Reeve a llamadas, y traté de luchar contra el pánico cuando todavía no
había ninguna respuesta. Sabía que ella era inteligente, pero hasta ahora,
Roark había demostrado ser más inteligente que todos nosotros. Ella sabía
que toda su protección estaba atada a la escuela subvencionada con la
distracción cuidadosamente elaborada de Roark, y ella no habría dejado
la seguridad del apartamento a menos que ella sintiera que no tenía
absolutamente otra opción. Necesitaba averiguar qué significaba "casa" y
tenía que averiguarlo ahora. Llamé a Otis, el jefe de policía, para ver si sus
chicos tenían los ojos en ella y me pudiera orientar en la dirección correcta.

Cuando me dijo que ella estaba fuera, mi corazón cayó y sabía que
tenía que llegar a ella. Había estado cuidando de mí desde el momento en
que puso un pie de regreso en The Point. Ahora era el momento para
devolverle el favor.

182
Página
REEVE
C
uando Booker salió después de una llamada de pánico de
Brysen, tenía planeado quedarme por el resto del día y no hacer
nada. Estaba realmente harta y cansada de no hacer nada.
Nunca había tenido la oportunidad de sentarme inactiva, mientras que otra
persona se encargaba de mí, y no me importaba en absoluto. Especial-
mente desde que me despertaba sola y carente cada mañana sabiendo
que Titus estaba deliberadamente poniendo espacio entre nosotros durante
las horas de vigilia. Teníamos que encontrar una manera de que yo pudiera
estar al aire libre que pareciera que estaba por mí misma sin tener que volar
en solitario. Tenía que haber algún lugar donde Conner pudiera estar más
cerca de mí. Este condominio era como una fortaleza y no había manera
de que pudiera poner sus manos sobre mí si yo estaba encerrada tras los
impenetrables muros.

Estaba jugando con mi cabello en el espejo del baño porque estaba


aburrida cuando el teléfono celular que Titus me había dado, sonó. Solo dos
personas tenían el número, Titus y Booker, por lo que me congelé cuando
ninguno de esos nombres estuvo en la pantalla. Pensé que sabía quién iba
a estar en el otro extremo, que un acento irlandés golpearía mis oídos
cuando contestara la mortal y efusivo llamada. Estaba tan sorprendida de
escuchar una voz que no había oído desde que mi familia estaba completa
que puso mis rodillas débiles y tuve que sentarme antes de caerme.

Mi mamá sonaba tan parecido a Rissa por teléfono que era como
hablar con un fantasma. Estaba temblando tan mal que estaba teniendo
un momento difícil para aferrarme al teléfono y sus palabras se perdieron
por la sangre corriendo a través de mi cabeza.
183

Ella dijo algo acerca de un agente federal deteniéndose en la casa y


dejándole saber a ella y mi papá que sabían que había nueva información
Página

sobre el asesinato de Rissa y su novio. Ella me dijo que el agente había sido
tan agradable, tan guapo y educado. Me dijo que él pensaba que debería
ser ella la que me llamara porque era información que toda la familia
necesitaba saber. Mi madre no había tenido esa cantidad de vida en ella
desde que el cuerpo de mi hermana estaba en la tierra. Sus palabras
apuñalaron a través de mí como fragmentos rotos de vidrio. Ella me pidió
que fuera a casa. No había estado en casa para verla o a mi padre en casi
seis años. Demasiado tiempo y un enorme secreto me impidieron volver a
ellos, y ahora Conner estaba manipulando la situación por lo que no tenía
otra opción.

Él quería que les dijera lo que había hecho. Él sabía que admitirle a mis
padres mi parte en lo que había sucedido después de la muerte de Rissa era
mi peor temor. Estaba usando en mi contra cosas que le había dicho,
compartido con él, cuando pensé que estaba enamorada. Él era pura
maldad y realmente astuto. No me pasó desapercibido que me estaba
guiando lejos de la seguridad del condominio mientras que Titus y Booker
estaban lejos. Me pregunté si todavía tenía que atender a los policías que
estaban supuestamente manteniendo un ojo en mí desde el jardín o si
simplemente no le importaba.

Le prometí a mi mamá que lo intentaría y llegaría a casa pronto. Ella


lloró, y cuando colgué sabía sin duda que el teléfono sonaría de nuevo. No
sé cómo Conner consiguió el número, pero estaba cuestionándome cómo
se las arregló para estar siempre un paso por delante. A pesar de necesitar
enfocarme en traerlo más cerca.

Nunca entendería cómo un hombre tan terrible podría tener una voz
tan hermosa. Era sin duda una de las mejores armas que tenía en su arsenal.
Su acento solo una sombra debajo de sus duras palabras cuando dijo mi
nombre.
—Reeve. Bonita, bonita Reeve. Es una pena que se tuviera que tomar
este camino. Tenía grandes planes para ti.

Me quedé mirando el teléfono como si me pudiera morder. Sus


palabras se enrollaron apretadas y amenazadoras alrededor de mi gar-
ganta.
184

—¿Porque me amabas, Conner? ¿Tenías planes porque me amabas?


—Sonaba amargada y despreciada, y de alguna forma lo estaba. Odiaba
Página

que me hubiera engañado tan mal. Odiaba que acabara de traer más mal
en mi vida, cuando lo único que quería era lo bueno. Odiaba que fuera a
matarlo, y esta hermosa cosa que se estaba desplegando entre Titus y yo se
marchitaría y moriría.

—Te amo tanto como tú me has amado, Reeve. Un drogadicto


normalmente puede detectar a otro a un kilómetro de distancia. Pensé que
eso es lo que estábamos haciendo… consumiendo.
Me burlé de él.

—Pensé que estábamos empezando una relación. Pensé que eras algo
diferente.

—Ya somos dos. Pensé que entenderías por qué estoy haciendo lo que
tengo que hacer. Pensé que hablábamos el mismo idioma de la venganza,
de hacer lo que tengas que hacer para corregir un error.

Me estremecí al oír la palabra venganza y lo poderosa que podría ser


en las manos equivocadas. Metí mis dedos por mi largo cabello.

—¿Por qué fuiste a casa de mis padres, Conner? ¿Qué estás tratando
de hacerles?

Se echó a reír, e hizo que mi estómago volteara una y otra vez. Pasé un
brazo alrededor de mi cintura y me incliné. Me sentí como que había una
buena probabilidad de que pudiera estar enferma.

—Les estoy diciendo la verdad. ¿No crees que se merecen saber el


papel que jugaste en llevar al asesino de su hija a la justicia? ¿No crees que
deberían estar orgullosos de ti, admirar lo que arriesgaste? —Se rio—. Estoy
ayudándote a enfrentar tus miedos, querida. ¿No crees que es hora de que
te limpies y pongas la carga? Fuiste de nuevo a The Point para terminar, pero
olvidaste que muchos de tus secretos aún vivían allí. Hay un montón de
maneras de hacer sufrir a alguien, Reeve, y creo que debes experimentarlas
todas antes de que nos volvamos a encontrar.

Él no estaba tratando de hacerles algo a mis padres o por ellos. Él


estaba tratando de hacérmelo a mí. Los había dejado porque las cosas no
se habían sentido correctas. No me había sentido bien sabiendo lo que
había hecho y no sentir ni una pizca de culpa por la elección que había
185

hecho. No podía quedarme allí y mentirle a la cara a mis padres, así que me
fui, y ahora él me estaba obligando a volver. Él iba a hacer estallar a mi
familia una vez más, usándome y a mis elecciones pasadas como dinamita.
Página
Apreté mis ojos, cerrándolos. Él tenía razón: había más de una manera de
hacer sufrir a alguien. Sentí el dolor bien dentro de mí.

—Esperas que les diga lo que hice. Quieres que les diga que fui con
Novak.

—No lo espero, lo sé. Si no lo haces, la próxima llamada será que tu


nuevo novio estará de camino a sus cuerpos. ¿Me entiendes?

—Los vas a matar de todos modos. Es lo que haces. —Y a pesar de que


mis padres y yo no éramos muy cercanos, todavía no podía dejar que les
hiciera eso. Ellos eran inocentes de todo esto, su único crimen es que
estaban relacionados conmigo. Sus muertes serían mi culpa, y a pesar de
que era fuerte, el peso de más culpa y más cuerpos me paralizarían.
—No he matado a nadie que no se lo merezca. —Esa voz era tan
seductora, haciéndome creerle.

—¿Oh si? ¿Qué pasa con la chica en los muelles? ¿Quieres que me
crea que no tienes las manos en eso? Se veía igual que yo.
Se rio un poco.

—Tenía tu boca inteligente también. Podría haber tomado un interés


personal en ella y conseguido un poco de exceso en tratar de enseñarle lo
que ocurre con preciosas y boconas niñas. Es hora de ir a casa, Reeve. Ve
sola. Si el policía aparece, no va a terminar bien para nadie.
Gemí un poco.

—Él va a querer saber dónde estoy. No va a dejar que me vaya fuera


de su vista. —Titus iba a estar enojado si dejaba el condominio en primer
lugar. Cuando se enterara de por qué, me iba a llamar cada clase de idiota
por caer en una de las trampas de Roark.

—Bueno, es mejor que compres un poco de tiempo, entonces. Esta


pequeña reunión ha sido un largo rato en el que tú y tu nuevo novio no se
han metido en mi diversión. Tengo otra llamada que hacer pero te veré
pronto, Reeve. —Sonaba como si me lanzara un beso sobre la línea antes
de terminar la llamada. Después de colgar el teléfono me quedé allí sentada
186

mirándolo durante mucho tiempo. No pensé hasta que me di cuenta de


que estaba llorando y grandes y gordas lágrimas estaban golpeando la
Página

pantalla. El ir a ver a mis padres era un riesgo estúpido que tomar. Podría
tomar un taxi a su casa, explicarles lo que había hecho, y Conner todavía
enviaría a Zero detrás de ellos, pero si no voy, estaban muertos con
seguridad. No había un ganador en este escenario, y como de costumbre,
al final del día sería la perdedora. Imaginando que yo en realidad no tengo
otra opción, un regreso a casa, esa reunión de bienvenida ponernos al día
con la gente que me había criado desde hace mucho tiempo de todos
modos, llamé a mi madre de vuelta y le dije que iba a estar en casa para la
cena. Estaba sorprendida de lo emocionada que sonaba por verme, y el
señuelo de nueva información, de algún tipo de cierre cuando se trataba
de la muerte de su hija, la puso casi vertiginosa. Esto hacía que mi corazón
doliera.

Me puse un poco de maquillaje, decidiendo que lo necesitaba como


pintura de guerra para mentalizarme a mí misma, y luego llamé a un taxi.
Titus intentó llamarme, una y otra vez, pero él no dejó un mensaje y sabía
que si trataba de hablar con él, trataba de explicar lo que estaba haciendo
y por qué tenía que hacerlo, no dejaría que fuera sola. Demonios, parte de
mí esperaba que todo fuera una estratagema elaborada para conseguir
que me alejara del fuerte castillo de modo que Conner pudiera agarrarme.
Tenía la Glock en mil bolso y la confrontación era una para la que estaba
preparada. Mucho más de lo que estaba preparada para esto nuevo con
mis padres. Había tenido un tiempo bastante difícil diciéndole a Titus sobre
el complot de asesinato a sueldo cuando me entregué; no me podía
imaginar tratando de encontrar las palabras adecuadas para justificar mis
acciones ante mis padres.

Conner no era solo el mal, era retorcido y cruel. Él sabía que decirles a
mis padres que había concertado un asesinato, que había vendido mi alma
a Novak, terminaría eficazmente con cualquier sentimiento que tuvieran por
su hija sobreviviente. No se trataba de herirme tanto como me estaba
obligando a rasgar su mundo en dos, una vez más, sino hacerme tan mala
como una persona como él. Quería recordarme lo parecidos que fuimos,
que era también una forma de recordarme lo diferentes que Titus y yo
éramos. Eso dolía. Quemaba y se podría dentro de mí. No quería que fuese
cierto, pero no se podía negar que lo era.

Llamé a un taxi y decidí apagar mi teléfono. No mantendría a Titus a


187

raya para siempre, pero lo mantendría a raya el tiempo suficiente para que
hiciera el trabajo sucio. Pensé que si los alguaciles todavía me estaban
siguiendo buscando a Conner, lo sustituirían por el hecho de que estaba en
Página

movimiento. Envié a Titus un texto diciéndole que iba a casa antes de


apagar mi teléfono, esperando que le diera una vaga idea de lo que estaba
haciendo. Sabía que tendría un millón de preguntas una vez que él me
alcanzara, pero no podía dejarle saber la incomodidad y malestar que
estaba saboreando mientras me dirigía hacia las afueras de la.

Mis padres todavía vivían en The Point. Tenían una casa de la ciudad
detrás de un centro comercial que llevaba mucho tiempo abandonado y
dejado a la putrefacción. El lado del edificio donde vivían estaba cubierto
de grafiti y todas las ventanas tenían barras verticales corriendo a través de
ellas. Mis padres no tenían un problema de drogas, y ninguno de los dos
había tomado alguna vez en sus vidas. Habían sido dos niños pequeños que
habían caído perdidamente enamorados, tuvieron un bebé demasiado
jóvenes, y nunca lograron salir adelante lo suficiente con cualquier trabajo
para invertir en su futuro. Mis padres eran los trabajadores pobres que
siempre habían sido, y The Point encajaba como un cómodo zapato viejo.
Mi madre trabajó como camarera desde que era una adolescente, y mi
padre era conserje en algún gran edificio en The Hill. Tendía a saltar de un
trabajo a otro, y aunque nunca había habido nada por lo que crecer, siem-
pre había sido suficiente.

Mientras, miraba la pintura descolorida en la puerta me inundaron los


recuerdos. Todo lo que podía ver era a mi hermana. Todo lo que podía sentir
era la pérdida y el vacío que siempre se quedaba cuando se trataba de
Rissa. Tuve que luchar contra las lágrimas cuando levanté mi mano para
llamar a la puerta.

Cuando mi mamá la abrió, supongo que esperaba que ella pareciera


más vieja, todavía cansada y devastado por el dolor. No lo hacía. De hecho,
se veía muy parecida a como estaba antes de que Rissa fuera asesinada, lo
que me hizo retroceder un paso. La distancia entre nosotros no duró mucho
cuando ella se acercó y me envolvió en un abrazo. Estaba tan sorprendida
por el contacto que ni siquiera abracé su espalda. La cálida recepción me
sorprendió y volvió la razón por la que estaba aquí después de tanto tiempo
aún más difícil de tragar.

—Te ves hermosa. Ha sido un largo tiempo. —Ella me llevó a través de


un pasillo familiar lleno de fotos de mi juventud. Foto tras foto de mí y Rissa
188

creciendo. Los recuerdos me golpearon tan fuerte que tuve que poner una
mano en la pared para mantenerme en pie. Mi mamá me dio una mirada
Página

de preocupación y me agarró del codo para guiarme el resto del camino


en la pequeña y abarrotada sala de estar, salpicándome en el camino con
preguntas sobre dónde había estado y lo que había estado haciendo. Mi
padre estaba recostado en su sillón viendo la televisión. Se veía tan normal,
como mi madre, que prácticamente caí en el sofá cuando la parte de atrás
de mis piernas lo golpearon. ¿Cómo había continuado la vida para ellos?
¿Cómo habían luchado contra la pena y el dolor sin hacer algo al respecto?
Cambié mi mirada de uno a otro en estado de shock. Esta no era la familia
que había dejado atrás. Esta era una familia que había sanado y había
continuado sin mí.
Tragué saliva cuando mi mamá palmeó mi rodilla.

—Fue encantador escuchar tú voz hoy, Reeve. Tú padre y yo te


extrañamos. Nos preguntamos cómo estarás todos los días. —Había tanta
bondad y amor en su rostro que quería doblarme y agarrar mi estómago,
porque me sentía como si me hubieran pateado en la barriga.

Mi papá gruño su acuerdo y se volvió hacia la televisión. Respiré


profundo y enrosque mis dedos con fuerza en mi palma.

—También los extrañé. Era duro estar aquí. Demasiados recuerdos.


—iba a tener que decirle a mi mamá que casi me asfixiaron y preguntarle
como a ella no.

—Bueno, los recuerdos son todo lo que nos queda, así que intentamos
aferrarnos a ellos.

Conner sabía exactamente lo que estaba haciendo. Esto me iba a


matar más efectivamente que una bala en el cerebro o un cuchillo deslizán-
dose entre mis costillas. Estaba matando mi alma, asesinando mi espíritu, y
el bastardo lo sabía. Iba a empañar los restantes buenos recuerdos a los que
mis padres se aferraban de Rissa y de mí. Esos recuerdos estarían conta-
minados por siempre una vez que les contara el alcance de lo que había
hecho para cobrar venganza en contra del asesino de Rissa.

»Estábamos tan emocionados cuando ese guapo agente golpeó la


puerta y nos dijo que había nueva información. Sabíamos que Rissa no
estaba metida en todas esas cosas horribles que dijeron cuando murió.

Un sudor frío estalló por mi piel y tuve que parpadear lentamente y


189

forzar a que entrara y saliera aire de mis pulmones.

—Ese agente les mintió, mamá. Él no tiene nada nuevo de Rissa. Ella
Página

murió porque su novio era un traficante de drogas y un proxeneta. Ella murió


porque amó a un hombre malo y él la lastimó. Ella murió porque tomó muy
malas decisiones y estaba igual de arruinada como él al final.

Mi mamá se quedó sin aliento y levantó las manos hacia su boca. Mi


papá lanzó una mirada hacia mí desde su posición reclinada, pero no se
levantó. Así que comencé.
Suspiré y le dije a mi madre:

—El agente vino a verlos porque sabe secretos sobre mí. Feos y oscuros
secretos, y quiere que se los diga para que puedan saber el tipo de persona
que realmente es su hija sobreviviente. —Tuve que tomar una respiración
profunda, porque la mirada de horror que cruzó el rostro de mi madre fue
casi suficiente para hacerme dejar de hablar—. Él quiere que les diga lo que
hice cuando averigüé que Rissa estaba muerta. Él quiere que confiese que
me volví un poco loca, me perdí tanto en la necesidad de venganza y en el
dolor que tomé mis propias malas decisiones. Él ya ni siquiera es un alguacil,
no creo que alguna vez realmente lo fuera. Tenía una insignia, pero la
utilizaba para sus propios fines, no para ayudar a alguien más. Es un hombre
malo y está tratando de hacerle daño a mucha gente. Me obligó a venir
aquí y lastimarlos.

Mi mamá se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro


enfrente de mí.

—¿De qué estás hablando, Reeve? Nada de esto tiene sentido. —Ella
todavía tenía esperanza. La puedo oír en su voz. Si no hubiera estado
planeando matar a Conner ya, lo estaría planeando ahora. Odiaba tener
que ser la que robe esa esperanza de ella.

—Sabía que el novio de Rissa fue el que la mato, y sabía que él iba a
salirse con la suya. Hay demasiadas personas que mueren en The Point para
que una chica importe, incluso si cargaba un bebé. Era demasiado. Dema-
siado daño, demasiado dolor, demasiada injusticia. Decidí que él necesi-
taba aprender una lección del mismo modo en que él la enseñó, así que fui
y hablé con Novak.

Mi madre jadeó y apartó la mirada de mí. Miró a mi papá con los ojos
190

bien abiertos y él finalmente se puso de pie. Se movió atropelladamente


para que pudiera poner un brazo alrededor de los temblorosos hombros de
mamá.
Página
»Le prometí todo. Le hubiera dado mi alma, mi cuerpo, hasta el último
centavo que ganara entonces hasta la eternidad para dejar de sentir todo
la ira y dolor que estaba sintiendo. Me dijo que se haría cargo del novio y lo
hizo. —Bajé la cabeza para que mi cabello cayera sobre mi rostro y sentí mis
uñas romper la piel en mis palmas lo suficiente para liberar un pequeño hilo
de sangre—. El novio de Rissa murió porque yo necesitaba que lo hiciera. Era
la única forma en que podía seguir viviendo.

Escuché a mi madre murmurar en voz baja y luego arrastrar los pies


mientras dejaba la habitación. Cuando finalmente levanté la mirada,
éramos solo mi padre y yo, y él me estaba mirando como si fuera una
extraña.

—Te criamos mejor que eso. Toda vida tiene valor y tú no eres quien
sentencia. No le dimos la espalda a Rissa cuando cayó en las drogas. No
dejamos de amarla cuando se volvió la puta de ese chico. Todavía
valorábamos lo bueno en ella. ¿Cómo pudiste hacer eso, Reeve? ¿Cómo
pudiste hacer un trato con un monstruo como Novak? ¿Dónde hay algún
tipo de bondad en eso?

—Sentí que tenía que hacerlo. Rissa merecía algo mejor de lo que
recibió. —¿Cómo no podía él querer que el hombre que había lastimado
tanto a Rissa pagara? ¿Por qué fui la única que pensó de esa manera?
—¿Te hizo sentir mejor después de que se hizo? ¿Te trajo paz?

Todo lo que pude hacer fue sacudir la cabeza en negación. Él sonaba


disgustado por lo que había hecho. No estaba sorprendida, pero aun así
cortaba hasta el hueso.
—No. Nada lo hace.

—Porque no hay cura para el dolor. Todo lo que puedes hacer es


esperar, y día tras día, poco a poco, lo aceptas. Pero lo que tú hiciste
—ahora era él el que estaba sacudiendo la cabeza hacia mí—, ni siquiera
el tiempo puede arreglar ese tipo de error. Siempre estarás atada a un
asesino, Reeve, y hemos tenido tanta muerte y pérdida en esta familia. ¿Por
qué viniste aquí? Estamos bien. ¿Por qué pensaste que teníamos que saber
191

eso?

Tragué saliva para evitar que sus palabras me golpearan como


Página

puñetazos.
—No tuve opción. El agente que vino a la puerta está intentando tomar
su propio tipo de venganza contra la gente que siente le ha hecho daño y
soy una de ellas. Él amenazó con herirte a ti y a mamá si no venía a
sincerarme sobre lo que había hecho. Él podría herirlos de todas maneras,
así que deberían ser realmente cuidadosos. La venganza puede hacer que
una persona se vuelva loca. —Sé lo que me había hecho a mí y no estuve
tan loca y desquiciada como Conner estaba resultando ser.

—¿Herir? Esa no es la palabra correcta para describir lo que has hecho


aquí hoy, Reeve. Perdimos una hija por sus vicios y su amor por el hombre
incorrecto. Estamos perdiendo otra por su propio egoísmo e impulsividad. No
deberías haber venido aquí. Si esto es lo que tenías para traer a casa con-
tigo, deberías haberte quedado lejos, muy lejos.

—Tenía que hacerlo. —Realmente tenía que hacerlo. Esta era la reac-
ción que esperé, pero aun así me rasgó por la mitad.

—Igual que tuviste que hacer un trato con un hombre terrible para
poder buscar venganza. “Tener que” y “querer” son muy diferentes criaturas.
Creo que deberías irte.
—Lo siento.
Me puse de pie y tropecé hacia la puerta principal.

—Deberías sentirlo. —La voz de mi padre fue dura y agitada durante


todo el intercambio. Había dejado a mi madre casi catatónica, pero él tenía
suficiente que le quedaba por decirme—. No vuelvas, Reeve. Estábamos
sanando, habíamos seguido adelante sin ti.

Habían sanado porque él tenía razón; eran solo el tiempo y la


aceptación de la perdida lo que llevaban a la sanación, a seguir adelante.
Todavía tenía que aceptar la muerte de mi hermana. Seguía atascada en
el momento, observando el ataúd cubierto de tierra de Rissa arder como
una brasa viva con furia y rabia. Nunca iba a estar completa.

Empujé la puerta para abrirla e irrumpí en las desgastadas escaleras de


cemento que guiaban hacia la puerta. Me tropecé un poco con mis pies,
porque estaba débil con el rechazo y la decepción, pero duras manos
192

estaban ahí para sostenerme. Parecían estar ahí para atraparme cada vez
que caía estos días. Ni siquiera levanté la mirada, solo me apoyé en su
Página

pecho y comencé a llorar. Titus no hizo preguntas. Solo me estrechó en sus


fuertes brazos y me llevo a su auto. El GTO era como un faro de libertad, de
justicia en este desgastado lugar, y una vez que estuve adentro, colapsé
completamente. Los sollozos sacudieron mi cuerpo entero cuando el motor
rugió a la vida y Titus se alejó de la casa de mis padres. Se sentía como si
estuviera dejando todo mi pasado atrás.
—No apagues tú teléfono otra vez.

Hipeé un poco ante su tono severo y parpadeé el agua de mis ojos


para ver a dónde íbamos. La ciudad estaba detrás de nosotros y estábamos
cruzando a una gran velocidad alrededor de The Hill y por las montañas.
Nunca había estado tan alto. Era una chica nacida y criada en la ciudad,
así que lo más cerca que llegué a la naturaleza fue caminando por el
césped cuando estaba en Protección de Testigos. El paisaje era oscuro e
imponente y también hermoso.
—Tuve que hacerlo. Si hablaba contigo sabía que conversarías sobre ir
o insistirías en ir conmigo. Conner me dijo que los mataría si no iba sola.
Además, no necesitas escucharme explicar lo que había hecho otra vez.
—Asumir el disgusto de mi padre era duro, pero verlo en el apuesto rostro de
Titus otra vez me habría matado.
—Roark podría ir tras ellos de todas maneras.

—Podría. Pero era más sobre destrozarme que sobre ellos. Él imaginó
que mi papá iba a mirarme como si nunca quisiera verme otra vez, y tenía
razón. Tuve que decirle que contarles a mis padres lo que había hecho era
lo único que nunca podría hacer. Admitírselo a ellos siempre fue uno de mis
temores más grandes. Resulta que tenía una razón para estar aterrorizada.
—Apoyé la frente en el frío cristal de la ventana y pregunté—: ¿Cómo me
encontraste?

Él resopló y las ruedas giraron cuando la grava se volvió tierra,


pateando la parte trasera del poderoso auto hacia los lados.

—Llamé a los federales. Aunque me siento un poco molesto conmigo


mismo de que no pudiera averiguar donde era “casa” desde el instante que
me enviaste el mensaje.
Tarareé un poco de reconocimiento.
193

—¿A dónde vamos?


Página

—A la cima de la montaña. Solíamos correr por el costado por dinero y


cartas de despido. Bax tenía un infierno de racha ganadora cuando tenía
dieciséis años que más o menos desalentaba a todos de hacerlo, pero
todavía es un lugar agradable para tener un minuto tranquilo.

—No sé si esa tranquilidad es buena para mí en este momento. —Sentía


frío y entumecimiento por todas partes—. Pero gracias por venir por mí.

Él juró y el auto derrapó de nuevo, pero no parecía tan interesado en


desacelerar. Su voz era ahumada y gruesa cuando me inundó.

—Mi mamá es una borracha. Tenía una botella en la mano desde el


momento en que nací y no la ha bajado desde entonces. Nunca estuvo
muy interesada en ser una madre, pero era hermosa y tenía una extraña
habilidad para atraer hombres muy peligrosos y poderosos.
—Como Novak.

Asintió en la oscuridad y pude ver lo rígida que su mandíbula estaba


mientras me hablaba.
—Novak y mi papá, Elías King.
No pude evitar el grito de asombro que cayó de mis labios. La vida de
Elías King era una historia de horror que los padres le contaban a sus hijos
para hacerlos llegar temprano a casa de noche y para mantenerlos por el
buen camino. El suyo era un nombre susurrado con miedo cuando sus
terribles fechorías eran arrojadas como una advertencia para las jóvenes.
Elías King era un asesino en serie. Un asesino desbocado que había violado
y asesinado a más mujeres de las que yo tenía dedos de las manos y pies.
Por no hablar de que cuando finalmente lo arrestaron el tipo estaba sentado
en suficiente heroína negra de alquitrán para alimentar a todos los adictos
de todo el estado durante los años venideros.

—No. —No había forma en el mundo de que este hombre, este


maravilloso e increíble hombre respetuoso de la ley, viniera de un horrible
malhechor como Elías King. Titus tenía monstruos dentro de él, pero no podía
creer que hubiera nacido de ellos.

—Sí. Creo que mi mamá sabía lo que él estaba haciendo; eso fue lo
que comenzó su problema con la bebida en primer lugar. Aprendió su
194

lección, sin embargo, y cuando quedó embarazada de Bax, sabía lo


suficiente para no encasillarlo con el apellido de un asesino. He tenido un
asesino en serie siguiéndome a donde quiera que vaya toda mi vida.
Página

—Oh Dios mío, Titus, no tenía idea.


—No muchas personas lo saben. No es algo a lo que le haga
publicidad, y King es un apellido bastante común, así que la gente rara vez
hace la conexión. Mi mamá estaba embarazada de mí justo antes de que
él se fuera. Nunca siquiera lo he visto en persona. Solo sé lo que el resto del
mundo sabe a través de la prensa y los medios de comunicación. Está
programado para ejecución, pero la fecha sigue siendo postergada.

—Pero aun así... —Mi voz se apagó, todavía intentando abrirse camino
por su gran revelación.

—Cuando tenía quince años tenía este amigo llamado Jordan. Su


mamá solía traerlo a la tienda de Gus y pasábamos el rato con autos. Él era
de The Hill, pero no pensé realmente en nada de ello hasta que un día su
mamá le dijo que no me hablara, no por mi papá, sino debido a de dónde
era. En serio, vengo de genes asesinos, pero porque era pobre y de The Point,
¿por eso ella no quería que fuéramos amigos? Estaba tan jodido, pero me
hizo darme cuenta que así era como siempre iba a verse mi vida. Era
suficientemente malo que tuviera el apellido de un asesino, pero también
estaba del lado equivocado de la ciudad para alguna vez ser de utilidad
para alguien.

Estaba respirando pesadamente y mi corazón retumbaba en mis oídos.


No podía creer que me estaba dando todo esto. Dejándome entrar en la
jaula que contenía sus monstruos.

»Bueno, resulta que la madre de Jordan pasaba mucho tiempo en la


tienda y no era porque tuviera problemas con el auto. Estaba allí porque
estaba durmiendo con Gus. Le dije que si no me dejaba venir a The Hill con
ella, si no me daba una oportunidad de salir de la preparatoria y entrar a la
universidad para que pudiera hacer algo de mí mismo, le diría todo a su
esposo. Gus siendo Gus accedió a ayudarme si ella no lo hacía.

—¿Qué hizo? —Apenas respiré las palabras, fascinada por este otro
lado de él.

—Había un video. Gus no era del tipo tímido. Ella me mudó a su


mansión, me metió en una lujosa escuela privada en The Hill, y dejó que me
quedara allí hasta que me gradué. Chantajeé mi camino hacia un futuro, y
195

dejé a mi hermanito atrás para valerse por sí mismo mientras lo hacía. Me


gustaría poder decir que hice todo lo que pude para volver y ayudar a Bax
Página

y mi madre, de modo que pudiera hacerme cargo de ellos, pero lo hice


porque quería ser más que un niño roto salido del interior de la ciudad. No
fue por el dinero; fue por la forma en que la gente me miraba. Con un
uniforme conseguía respeto, y no importaba si estaba en The Hill o en la
cuneta de The Point. Yo importaba. Fue en mi primer año en la patrulla que
me di cuenta que realmente podía hacer una diferencia. Podría detener
que chicos como Bax fueran succionados por el submundo del crimen.
Podría ayudar a las jovencitas a tener algo más que un rincón para trabajar.
Podría hacer una diferencia e importar de una manera que realmente
contara para algo sin dejar de ser un hombre mejor y ponerme lo más lejos
como fuera posible de la herencia de Elías King. Quería que los inocentes, la
gente que todavía tuviera la oportunidad de conseguir algún tipo de
opciones consiguiera una oportunidad. Mis razones para ser policía no
comenzaron ni de lejos tan altruistas y nobles como la mayoría de la gente
piensa, y tengo que vivir con eso. Es por eso que trabajo tan duro, por qué
todo el mundo por ahí en mi ciudad, bueno o malo, me importa. Todo el
mundo tiene que tomar decisiones, Reeve, y no siempre van a ser las
correctas. A veces son las necesarias. El hecho de que haces cosas malas
automáticamente no te hará una mala persona. Hay una zona gris allí que
tengo una tendencia a ignorar porque no quiero que me recuerde que pasé
un montón de tiempo allí mismo. Eso no es justo para ti.

El auto finalmente patinó hasta detenerse en una lluvia de grava y


polvo. Los faros iluminaron la bajada enfrente de nosotros. La luna estaba
alta en el cielo, forzando su camino a través de la niebla y las nubes para
brillar como plata. Era del mismo color que los ojos de Titus cuando estaba
excitado, cuando estaba enterrado profundamente dentro de mí.

—No he tenido a mis padres en mi vida durante mucho tiempo, así que
no debería sentir que los perdí. Pero lo hago.
—Me sentí de esa manera cuando encerré a Bax. Sabía que no iba a
entender que tenía que hacer mi trabajo, y cuando salió, la primera vez que
lo vi me dio un puñetazo en la cara. Me odiaba. —Apagó el auto y acercó
un dedo para girar un mechón de mi largo cabello alrededor de él.

—No dejes que Roark gane. Una vez que todo esté resuelto, vuelve con
ellos y hazlos entender.
196

Me di la vuelta para mirarlo. Él era feroz a las sombras. Era cómo se


suponía que se verían los héroes sin importar el camino que había tomado
para convertirse en uno.
Página
—Ni siquiera sé si lo entiendo. En ese momento se sentía como mi única
opción. Ahora no estoy tan segura. —Me incliné sobre el espacio que nos
separaba y pasé los nudillos en su mejilla todavía áspera. Estaba casi en
modo barba y se veía tan bien en él—. Últimamente lo único que entiendo
eres tú, Titus.
Él levantó una de sus cejas oscuras y me preguntó:
—¿Qué es lo que entiendes sobre mí, Reeve?

—Que haces todo mejor. Me haces mejor, y nunca podría ser lo


suficientemente buena para ti, pero me haces sentir que puedo acercarme.

Una de sus manos se deslizó hasta mi muñeca y lo siguiente que supe


fue que me estaba guiando sobre la consola y el freno de emergencia, de
modo que estaba a horcajadas encima de él con la espalda contra el
volante. No había estado con un chico en un auto como este desde que
era una adolescente. Como que me gustaba. Más que eso.

—Haces todo mejor también, Reeve, y no hay suficiente bueno porque


esto contigo es lo mejor que ha habido en toda mi vida. —Y entonces su
boca estaba sobre la mía y no tuve la oportunidad de decirle que habíamos
dejado esto atrás y ahora estábamos aventurándonos firmemente a más.
Saber que Titus era defectuoso, que había tomado algunas decisiones
cuestionables en su camino a convertirse en el hombre que era hoy, me hizo
amarlo aún más. De donde él era, era aún más feo que de dónde yo era, y
eso era hermoso para mí. Y así era la forma en que estaba tirando de mi
ropa y besándome a lo largo de mi garganta.
Me aparté un poco y encontré esos brillantes ojos metálicos.
—Domo a tu bestia todo el tiempo, Titus. Creo que después de esa
escena con mis padres necesitas tratar de calmar la mía. Ella puede usar un
poco de caricias y algunos mimos. —Quería hacer con él lo que hizo
conmigo, pero de una manera diferente. Quería manejarlo con suavidad,
ser ruda con ternura, amarlo hasta que estuviera sin aliento y como gelatina
bajo ligeros toques y suaves besos. Quería matarlo con amabilidad. Los dos
habíamos tenido tan poco de ella en nuestras vidas que podríamos
197

emborracharnos y olvidarnos del resto del mundo por solo un poco.

Sus cejas se alzaron hasta el nacimiento del cabello y levantó sus dos
Página

manos fuera de mi piel.


—Dámela.

Una vez que lo hiciera, iba a tener que quedarse con ella. Mi bestia
hecha de ternura y compasión estaba hecha para encajar perfectamente
contra su bestia hecha de dureza y pelea.

198
Página
TITUS
P
odía contar el número de gente con la que hablé de buena gana
sobre mi padre con una mano, y compartía sangre con dos de
ellos. Nunca hablé de mis padres, de donde venía o cómo
terminé donde estaba ahora. No me gustaba pensar en eso. Esos recuerdos
me hacían sentir como un fraude, un impostor, un falso. No importaba cuán
dedicado estaba hacia las leyes, cuán concentrado en ayudar a otros, o
cuánto de mí mismo dediqué intentando hacer la diferencia en este lugar
olvidado de Dios. Debajo de todo eso yo no era diferente de Bax o Race.
Demonios, en realidad era tan frío y tan manipulador como Nassir cuando
esto venía sin rodeos. Hería a otros para obtener lo que quería, y lo hacía sin
remordimientos, porque la verdad del asunto era que haría exactamente lo
mismo otra vez si esa era la única salida que tenía.

Reeve habló de la bestia dentro de mí y tenía razón. La parte básica


de quien era todavía tenía enormes pedazos de ese niño enojado con un
asesino como padre y una borracha como madre haciéndome el hombre
que era hoy. Todavía había un pequeño niño que tenía hambre porque
nunca había comida y asustado porque tenía un hermano pequeño del que
nunca iba a ser capaz de cuidar apropiadamente. Y mientras intentaba
esconderlo, intentaba mantenerlo todo bajo llave, cuanto más tiempo
pasaba en las calles, cuando más tiempo pasaba con esta mujer quien
entendía la oscuridad y desesperación, más cerca de la superficie
escalaban esos molestos recuerdos.

Ella estaba encima de mí, una de sus manos duras e insistentes en mi


cabello mientras me tiraba más cerca de su boca. La otra estaba tirando
del nudo ya flojo de mi corbata y violentamente tirando de los botones de
199

mi camisa. Nunca supe que la impaciencia podía excitarte.

No la toqué. Este era su espectáculo. Su turno de tomar lo que


Página

necesitaba tomar, y yo con mucho gusto iba a dárselo. Aunque el asiento


de enfrente del GTO no ofrecía mucho espacio para hacer la clase de cosas
que realmente quería hacer con ella. Ella hasta ahora no había mostrado
ningún miedo, ningún punto de parada, ningún borde de vacilación
cuando nos corríamos juntos. Eso solo me hacía querer empujarla más y más.
Este era un elemento adictivo del sexo que no había experimentado con
nadie más. Por supuesto que nadie que ha estado en la cama conmigo se
emparejaba a mí de la manera que ella lo hizo. Nadie tomó todo lo que
tenía para dar y luego pedía por más. Creo que ella era el único ser humano
que alguna vez había visto al verdadero yo. Él no era muy atractivo en toda
su codiciosa, insaciable, y avara gloria, pero ella ni una vez apartó la mirada.

Justo como ella no estaba apartando la mirada ahora mientras cada


mano agarraba un lado de mi camisa y tiraba de ella. Pequeños botones
de plástico golpearon cada pared interior del auto y rebotaron en el cristal.
Ella luchó para sacar la tela fuera de la parte superior de mis pantalones y
corrió sus manos sobre mi estómago donde mis abdominales se contrajeron
mientras ella se removía y usaba la punta de sus uñas para ligeramente
arañar la piel.

—Amo lo fuerte que eres. —Sus dedos escalaron hacia arriba y viajaron
ligeramente por mi pecho y a través de mi clavícula. Aspiré una bocanada
de aire mientras usaba su dedo índice para arañar sobre la superficie plana
de mi pezón, y me pregunté si esto es cómo se siente cuando iba detrás
ella—. Pareces indestructible.

Me senté tan quieto como una roca, mientras ella cambiaba su


atención hacia el otro lado. Podía sentir mi sangre volverse espesa y
comenzar a reunirse abajo donde ella estaba sentada en mi regazo. El
interior del auto se sintió a millones de grados y todo lo que podía ver era la
interminable oscuridad de sus ojos de un color extraño. Ella se inclinó hacia
adelante y su cabello se deslizó como satén negro a través de la piel que
tenía expuesta.
—Todos tienen un punto de ruptura.

Soné brusco y realmente tuve que concentrarme en dejar salir las


palabras porque ella se inclinó hacia adelante y sus labios golpearon justo
200

debajo de mi oreja sobre mi áspera mandíbula. Sus dientes comenzaron a


mordisquear y su lengua dejaba un largo y húmedo camino detrás de mi
oreja donde ella respiró:
Página

—Amaría ver cuando llegues al tuyo.


Ella envolvió una mano alrededor de mi cuello y frotó su mejilla contra
la mía. Cuando dejé que mi monstruo la tuviera, la tomó en bocados
gigantes, engulléndola, y trató de arder tan rápido y tan caliente como el
placer se lo permitiera. Ella no estaba bromeando cuando dijo que la suya
necesitaba ser suavizada. Cada movimiento que hacía era deliberado,
erótico. Nos tocamos en todas partes y de alguna manera era más íntimo
que todas las veces que había estado dentro de ella en el último mes. Ella
cepilló su pecho contra el mío y decidí que el campo de juego necesitaba
nivelarse un poco, así que enganché mis manos debajo de su camisa
levantándola sobre su cabeza. Su cabello cayó alrededor de nosotros como
una cortina oscura y agarré su cara así podía besarla. Ella me parpadeó con
grandes ojos y sonrió.
—Tú eres la única que lo ve, una y otra vez. Tú fuiste el punto de quiebre
desde el momento que entraste por la puerta para decirme que ayudaste
a Novak para agarrar a Dovie. Quería estar asqueado, quería odiarte, pero
no lo hice. Pensé que eras hermosa y resistente. Parecías tan equivocada y
perdida, e incluso entonces quería que estuvieras desnuda y follarte en mi
escritorio.

Su cara bajó a la mía y nuestros labios se tocaron solo un poquito. Una


de sus manos patinó hacia el centro de mi pecho y aterrizó en la hebilla del
cinturón. Le correspondí haciendo estallar el broche en la parte de atrás de
su sostén y tirándolo fuera de mi camino.

—Debiste intentarlo. Te habría dejado. —Las palabras bailaron a través


de mis labios y en algún lugar en el centro de mi pecho un animal aulló en
placer. Eso era lo que estaba ausente en mi vida. Alguien que apreciara
todo el sacrificio, las decisiones difíciles que había hecho para convertirme
en el hombre que era, pero quién también apreciara al niño jodido que
había sido.

Todavía estaba dejándola establecer la paz, así que mientras ella se


sentó ahí y me respiraba mientras trabajaba en la hebilla de mi cinturón yo
simplemente corrí mis manos arriba y abajo de sus costillas, a través de su
espalda, y debajo de las exuberantes curvas de sus pechos. Quería rodar
cada punta arrugada entre mis dedos. Quería meter mi lengua entre sus
201

dientes. Quería moler mi palpitante polla en el caliente centro situado en la


cima de ellos. Quería todo lo que pudiera conseguir, pero ella se estaba
Página

moviendo, tocando, jugando como si tuviéramos todo el tiempo del mundo,


y era una tortura.
Ella pudo abrir mi cinturón y me hizo levantar un poco así podría bajar
mi cremallera. En el reducido espacio cada movimiento se sintió amplifi-
cado, se sintió erótico, y excesivamente sensibilizado. Puso su mano en la
entrada que creó y envolvió su mano alrededor del eje. Deslizó su agarre
hacia arriba y abajo hasta que estuve listo para esquivarla. Jadeé contra sus
labios donde descansaban contra los míos mientras nos mirábamos el uno
al otro como predadores decidiendo quien iba a ser el último ganador del
punto de quiebre. Ella deslizó su palma sobre la cabeza de mi polla y tomó
la humedad que estaba saliendo de ahí mientras continuaba trabaján-
dome.

Sentí mi cara calentarse. Sentí mi respiración trabajosa y pesada. Mis


párpados cayeron una fracción y apreté mis manos con tanta fuerza
alrededor de la curva de su cintura que no estaría sorprendido si dejaba
marcas atrás.

—Pensé que tenía que estar calmando a tu bestia, Reeve. Esto se siente
como lo opuesto a eso. —Estaba a punto de correrme en su mano y ella
todavía estaba en su mayoría vestida y no la había besado—. Se supone
que debes tomar lo que necesitas.

Ella se rio un poco contra mi boca y finalmente me dio un pequeño y


suave beso.

—Lo hago. Me gustas así. Nunca eres suave, ni gentil, pero para mí lo
eres. Eso alivia algo dentro de mí. Me gusta ser la que puede hacerte correr
a fondo. La correa está siempre tirando, siempre jalando, pero ahora mismo
no lo está. —Había poder en esas palabras. Para calmar su salvaje interior,
el mío propio se había calmado. La necesidad de marcar y calmar no
estaba ahora aquí bajo su ligera caricia. Era diferente con ella. Siempre lo
era.

—Voy a ser muy suave, como en dos minutos y luego tú vas a ser
jodidamente afortunada si deseas utilizar eso para algo.

Señalé a propósito a la erección que todavía estaba trabajando arriba


y abajo. Parecía enrojecida y enorme en su pequeño puño. Su mirada se
desvió hacia abajo también y sus ojos oscuros se pusieron grandes. Era una
202

visión increíblemente sexy observarla mirar lo que estaba haciéndome. Vi la


punta de la lengua dispararse para tocar el centro de su labio inferior y vi
Página

como su pulso se agitaba mientras yo jalaba su mano.


De repente, se agarró sujetando la corbata que todavía estaba
alrededor de mi cuello y me atrajo hacia ella para el tipo de beso que yo
quería. Dientes golpeando, lenguas enredándose, alientos mezclándose,
aire siendo robado. Su pecho desnudo se frotó desenfrenadamente contra
mi pecho y lo tomé como mi señal para seguir adelante y empezar a tratar
de ayudarla a desnudarse. No había espacio y ella tenía estúpidas piernas
largas, así que probablemente parecería un ridículo juego de retorcerse. No
se sentía de esa manera. En todas partes que nuestra piel se tocaba había
electricidad. En todas partes en que su boca aterrizó y chupó o lamió, arra-
saba. En todos los lugares que mis manos tocaron se sentía preciosa e
insustituible.

Conseguí sacar mis pantalones fuera del camino y decidí que no iba a
perder el tiempo con la ropa interior. Eran solo pequeños trozos de encaje
de todos modos, así que los empujé a un lado y la atraje hacia abajo sobre
la parte superior de mí. Ella no tenía ningún otro lugar al que ir con el volante
a su espalda, por lo que se deslizó en mi polla y ambos gruñimos mientras
ella se estiraba a mi alrededor y me dejaba todo el camino interior. No había
nada del empujón frenético y presión que normalmente había cuando
teníamos sexo. Esto era diferente. Esto era más.

Mantuvo una mano empuñada en mi corbata y la otra envuelta


alrededor de mi hombro. Puse una mano bajo su culo ayudándola mientras
me cabalgaba arriba y abajo, y la otra la curvé posesivamente alrededor
de su pecho. Cada vez que usaba mi pulgar para rodear su pezón sentía
cuando ella involuntariamente se apretaba a mí alrededor. La dejé que me
besara. Suave y dulce, mientras subíamos más y más alto. El roce de la tela,
combinado con el suave deslizamiento de su suave piel mientras se
levantaba y caía, fue suficiente para tenerme bizco e incoherente. Nada en
mi vida se había sentido nunca tan seguro, tan absolutamente mío.

Cuando susurró mi nombre, yo susurré el suyo a cambio y dejé que mi


cabeza cayera hacia atrás sobre el asiento de cuero de mi auto. Las
ventanas se empañaron y esto casi me hizo reír de cuan cliché era, cuan
cliché éramos ella y yo. El policía y la sexy criminal con un corazón de oro.
Era ridículo realmente, pero eso no me impidió apartar sus dedos apretados
203

en mi corbata y arrastrarlos entre nosotros para que pudiera tocarse… y a


mí.
Página

Gimió ante el contacto cuando sus dedos encontraron su pequeño y


necesitado clítoris. Gemí cuando la parte de atrás de ellos frotaron
seductoramente a lo largo de cada cresta, y levantaron mi polla mientras
nos movíamos juntos. Entre su seducción acumulada más temprano y la
doble estimulación, ninguno de nosotros estaba destinado a durar mucho
más tiempo. Todos mis músculos estaban vibrando y pude sentir los suyos
poniéndose flojos y cálidos a mi alrededor. Su cuerpo se estremeció de
adentro hacia afuera, y cuando la moví hacia atrás solo una fracción así
podía poner mis dientes en su pezón, ese fue el final de esto. La empujé
sobre el borde y me llevó con ella.

Nos corrimos con un suspiro, con los ojos cerrados y los corazones
latiendo a tiempo el uno con el otro. Fue el sexo más fácil que el que
normalmente teníamos, lo cual era extraño considerando cuanto más
estaba sumergido en este.

Ella dejó escapar un largo suspiro, y luego movió la mano que estaba
alrededor de mi cuello así podría frotar sus dedos a lo largo de mi desaliñado
rostro. Solo estaba mirándome y yo estaba mirándola en el silencio y la
oscuridad. No creo que alguna vez haya conocido un momento tan suave
y tranquilo, con otro ser humano. Este estaba logrado incluso más profun-
didad, por el hecho de que todavía estábamos tan estrechamente
conectados como dos personas podrían estarlo.

Ella me dio una pequeña media sonrisa y fue a quitarse de mi regazo.


El arrastre y afloja de tierna carne contra carne mientras se movía nos tenía
a ambos congelándonos. No es de extrañar que todo se sintiera mejor, se
sintiera como más, se sintiera como para siempre. No había nada entre ella
y yo, literal o figurativamente. Suspiré y me incliné hacia adelante así mi
frente la golpeó en el centro de su pecho.

Sus manos subieron para peinar a través del cabello en mis sienes. Se
detuvo en el lado con la mancha blanca y la recorrió.

—Sabes, cuándo me fui a Protección de Testigos no llevé nada


conmigo, ¿de acuerdo? Eso incluye control de natalidad.-
Asentí.

—Lo sé. —Habíamos estado teniendo suficiente sexo últimamente que


204

no había escapado a mi atención que el látex era un mal necesario cuando


lo hacíamos.
Página

—Uhm, de acuerdo. Podemos pasar a una farmacia o algo. Esta no es


una razón para asustarse. —Ella sonaba tan tranquila, tan bien con cualquier
cosa y todo lo que le hacía que eso me golpeo directo en el intestino y tal
vez en el corazón, aunque no estaba dispuesto a admitir eso aún. Pasé las
manos arriba y abajo por sus costillas un poco más, y me empujé hacia atrás
así podía mirarla a los ojos. Ellos estaban girando entre azul y negro como la
medianoche.

—Esto acaba de cambiar a más y vamos a tratar con esto en


consecuencia. Si deseas parar en algún lugar de regreso en la ciudad, lo
haremos, pero si no lo haces, estoy de acuerdo con eso también.
Ella pareció sorprendida y tentativa al mismo tiempo.
—¿Titus?

Sonaba como un lunático. No éramos el indicado el uno para el otro, y


aquí estaba yo tratando de atarla a mí para siempre.

La atraje hacia mí en un abrazo y le di uno de esos suaves besos que


aparentemente le gustaban. Levanté una ceja hacia ella y la levanté, así
podía acomodarse de nuevo en su propio asiento para que pudiera
meterse de regreso en su ropa.
—Ya te dije que voy a hacer lo que necesite ser hecho. Siempre.

Ella todavía parecía un poco perdida, así que negó con la cabeza y
comenzó a jalar de sus pantalones de nuevo por sus piernas.

—Nunca me propuse arruinar tu vida. —Lo dijo en voz tan baja que si el
auto hubiera estado funcionando no la habría escuchado—. Yo solo quiero
ayudarte. Quiero hacer lo correcto.

Me metí de vuelta dentro de mis pantalones y me puse mi camisa


arrugada por completo. Estiré la mano y aparté un mechón de su cabello
oscuro y le di una sonrisa ladeada.

—Lo correcto para nosotros podría no ser lo correcto para alguien más
y tú no arruinaste nada. De hecho, podrías estar arreglando partes de mí
que no me di cuenta que estaban rotas. Ahora, ¿nos detenemos o no?

No debería presionarla. Caray, no estaba seguro de por qué impor-


205

taba. Debería exigir que tomara la píldora del día después, pero no quería
eso. Por completo no quería eso. Se sentía mal. Me sentía como que se
suponía que estaba construyendo algo con esta chica que me entendía,
Página

tenía todas las partes de mí, y no tenía miedo de nada de eso. No creo que
alguna vez hubiera estado completo hasta que ella comenzó a sacar a la
bestia a jugar.

Oh, tan lentamente, negó con la cabeza no sin mirarme. Su mirada fue
arrastrada hacia su bolso entre sus pies y estaba blanca como un fantasma.
Ya que yo había conseguido la respuesta que quería, no la presioné. Creo
que los dos estábamos locos, y yo no había decidido todavía si se trataba
del buen tipo o el malo. Solo el tiempo lo diría.

206
Página
REEVE
T
oco a la puerta de Brysen y Race una hora, o así, después de que
Titus se fue a trabajar. Seguía esperando que Booker apareciera,
pero cuando no lo hizo me imaginé que mejor iría a descubrir
dónde estaba. Necesitaba devolverle la pistola. No podía hacerlo. No podía
permitirme volver a caer en la trampa de tratar de tomar decisiones, como
quién debería vivir o morir porque creo que sé la respuesta correcta. No
después del modo en que las cosas han cambiado entre el policía y yo.

Él me trajo de regreso al apartamento y me llevó a la cama, su corbata


fue a través de usos mucho más interesantes a través de la noche, y ser
atada, sostenida, y trabajada por él, si bien más cuidadosamente esta vez,
me hizo darme cuenta que no podía mentirle, no podía mantener la
agenda secreta oculta de él por más tiempo. No si alguna vez quería una
oportunidad de que esta cosa entre nosotros fuera real. Él me despertó
cuando tuvo que irse y me llevó a la ducha con él, y me besó en despedida
cuando todo hubo terminado y estaba de camino a la puerta. La simpli-
cidad de eso, la manera en que se sintió como una relación real, me hizo
vestirme apresuradamente y pasear de ida y vuelta mientras esperaba a
que Booker apareciera. Cuando pasó una hora más o menos, me impa-
cienté y bajé las escaleras.

Race abrió la puerta usando nada más que un par de jeans de corte
bajo y un gesto soñoliento en su rostro demasiado bonito. Su cabello dorado
estaba desordenado y sus ojos verdes lucían oscuros y cansados. Apoyó un
hombro en la puerta y se inclinó, cruzando los brazos por encima de su suave
207

y definido pecho. Chicos que lucían como él no deberían ser amenaza-


dores, pero él lo era y sentí el picor de advertencia por mis nervios.
Página
—Oye, ¿sabes dónde está Booker? Le pedí algo prestado y realmente
necesito devolvérselo.

Estaba tratando muy duro de mantener la mirada enfocada en la suya,


pero era un montón de piel expuesta, y en serio, solo era humana.

Race elevó una rubia ceja hacia mí.

—Pasó la noche en la cárcel. Fue un dolor en el trasero sacarlo pero


debería estar en casa pronto. Fue liberado esta mañana.

Fruncí el ceño.

—Usualmente viene tan pronto como Titus se va al trabajo. No lo he


visto.

Él levantó una mano y la pasó por su mandíbula.

—No sé dónde está, entonces. No soy su niñera. Después de todo lo


que pasó ayer, Bry y Karsen se están quedando en casa, así que tal vez se
imaginó que merecía un día libre.

Booker no parece del tipo que necesita un día libre, pero no comparto
esa opinión con Race. Doy un paso atrás y le digo:

—Bueno, si se aparece, ¿puedes enviarlo conmigo? Lamento lo que


pasó ayer con Karsen. Conner no tiene ningún límite.

—No, no lo tiene, y cruzó una línea de la que no hay vuelta atrás. —La
amenaza está ahí, clara como el día. Trago un poco.

—Estoy de acuerdo. De hecho, justo estaba pensando que necesitaba


encontrar una forma de ser más visible, salir más, así si Conner quiere hacer
un movimiento, puede. Hiciste un gran trabajo en hacer este lugar seguro.
Nadie puede llegar a mí aquí.

Él inclinó su cabeza un poco hacia un lado y me observó concienzud-


208

amente. Me miraba como si fuera una pieza de rompecabezas y estuviera


tratando de descifrar dónde encajaba en el gran esquema de las cosas.
Página

—¿En verdad estarías dispuesta a arriesgar así tu cuello?


Suelto una risotada mordaz y enderezo mi barbilla desafiantemente.

—Lo estoy, y como que no tengo opción. Los federales están dejando
caer el caso contra el escuadrón de Novak. Conner lo arruinó, así que no
me necesitan. La única manera en que soy útil es para derribar a Conner.
Ellos no han dicho nada aún, pero los federales ya le dijeron a Titus que mi
trato se pierde si no ayudo a traer a Conner. No puedo hacer nada desde
adentro de esta fortaleza. Alguien necesita dispararle y no creo que estés
en desacuerdo con que no importa quién lo haga.

Él asintió lentamente.

—¿Entonces qué? ¿Aún quieres a alguien que elimine a Roark por ti o


quieres que Titus haga su trabajo?

Me tensé y levanté los brazos para cruzarlos por encima de mi pecho.

—He decidido que no me corresponde a mí tomar esa decisión. Conner


es una persona horrible que continuará haciendo cosas horribles, así que,
básicamente solo quiero que obtenga lo que se merece. No quiero que
nadie más salga lastimado en el proceso.

Race se empujó fuera de la puerta y pasó los dedos a través de su


cabello rubio. El dorado ha pasado de despeinado a largo. Sorprendente-
mente funciona para él. El estilo lo hace parecer más hermoso.

—Si no te importa el resultado, entonces mi consejo es golpear a Nassir.


Ve a pedirle un trabajo en Spanky’s. Dile lo que has planeado. Déjale saber
que traerás a Roark directo a su puerta delantera siempre y cuando él te
mantenga con vida. Nassir no dudará. Estará de acuerdo con cualquier
cosa para tener sus manos en Roark. Si mantendrá o no el trato de mante-
nerte con vida es cuestionable. No es inteligente confiar en Nassir. —Ríe un
poco y apunta hacia mí—. Incluso aunque no hay manera en el infierno de
que Titus te vaya a dejar hacer eso. Incluso con los federales cuidando tu
espalda, no le gustará que tu primera línea de defensa venga de un gánster
209

y un estafador.

Me atraganto un poco y me abrazo más apretado.


Página
—No va a tener mucha elección. Eventualmente los federales lo forza-
ran, y terminaré afuera por mí misma de cualquier modo. Creo que preferiría
tomar mi oportunidad con Nassir. Al menos, el disparará primero y dejará el
interrogatorio para después.

Race hace un sonido de acuerdo y mira sobre su hombro mientras una


voz femenina llama su nombre.

—Dame una hora e iré abajo, al club contigo desde que Booker está
perdido en acción. Nassir podría no escucharte, pero si voy contigo, él
tomará cinco minutos para escuchar la historia que tienes que decir.
Necesitas decirle a Titus lo que vas a hacer, sin embargo. No lo necesito
golpeando mi puerta en medio de la noche para patear mi trasero de
vuelta a The Hill.

Reticentemente estoy de acuerdo con su estipulación y me dirijo de


regreso escaleras arriba. Me detengo en la puerta de Booker en el camino
y golpeo solo para asegurarme de que no está en casa. Necesito devolver
la pistola. Solo tenerla en mi posesión me hace sentir culpable y sucia.

Cuando Titus me había dicho que estaba bien con lo que sea que
pasara después de nuestro imprudente ataque de sexo sin protección,
pensé que lo había escuchado mal. Traer un niño a este mundo, especial-
mente con las cosas tan impredecibles e inciertas como ahora, era una idea
horrible. Era tonto y totalmente algo que nunca habría considerado antes
de él. Pero si él estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario, entonces
yo también, y eso significaba no más mentiras, no más tretas, y no más
desear ser algo más de lo que era. Nunca sería perfecta y realmente la
había jodido, pero después de que él me dejó entrar y me dejó ver que tenía
fallas parecidas a las mías, ya no me sentí como si tuviera que ser una mejor
versión de mí misma para merecerlo.

Mordisqueando nerviosamente mi labio, llamo a su celular y espero


ansiosamente para que responda. Estaba esperando secretamente que
solo fuera a buzón de voz y pudiera dejar un inconexo, incoherente mensaje
210

explicando cuál era mi nuevo plan, pero no tengo tanta suerte.


Página

—¿Hola? —Su profunda voz viene a través de la línea e instantánea-


mente mi lengua se atasca en mi boca.
Tengo que aclarar mi garganta antes de empezar. Hay un sonido de
sirenas, y el ruido del tráfico y voces detrás de él.

—Oye, ¿estás ocupado? —Por supuesto que lo estaba. Podía escuchar


lo ocupado que estaba, pero él gritó algo y entonces el ruido de fondo se
alejó.

—Sí, pero tengo un minuto. ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

Me río un poco histéricamente. No puedo creer que se alejó de su


trabajo por mí, incluso si es solo por un segundo. Lo que él hace es una parte
tan grande de lo que es, que el significado del gesto no me pasa desaper-
cibido.

—Todo está bien, pero lo que estoy a punto de decirte no va a hacerte


feliz.

Él maldice.

—¿Qué está pasando Reeve?

Enredo un mechón de mi cabello alrededor de mi dedo.

—Voy a hablar con Nassir. No puedo seguirme escondiendo en este


apartamento. Conner necesita su mano forzada y la única manera de hacer
eso es si puede llegar a mí. Voy a ver si Nassir me pone a trabajar en
Spanky’s. Race parece pensar que estará dispuesto a cualquier cosa,
incluyendo mantenerme viva, siempre que obligue a Conner a salir.

Espero que él discuta inmediatamente. Espero que grite y vuele su


cabeza. Espero a que cuestione mi cordura y si tengo o no deseos de morir.
En lugar de eso maldice en voz baja y me pregunta:

—¿Vas a desnudarte en Spanky’s?

¿Le estaba diciendo que voy a ponerme directamente en la línea de


fuego y estaba preocupado acerca de mí desnudándome en público? Me
211

sorprende tanto que me echo a reír.

—No. No tengo el ritmo ni el deseo de ser manoseada por extraños


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borrachos y sudorosos. Además las tangas van a donde ningún artículo de


ropa debería ser colocado jamás. Le voy a pedir que me ponga detrás de
la barra o algo así. Voy a descifrar esa parte después. ¿No estás molesto?

Él suspira.

—No me encanta la idea. Te deja realmente expuesta.

—Entiendes que si Nassir obtiene un vistazo de Conner, él no va a sen-


tarlo y ofrecerle una bebida mientras espera a que llegues y lo escoltes a
una prisión de máxima seguridad, ¿verdad?

—Sé exactamente cómo trabaja Nassir, Reeve. Sé lo que pasará si se


acerca lo suficiente a Roark para hacer cualquier tipo de daño.

Dejé escapar el aliento.

—Está bien.

Dio un gruñido y escuché lo que sonaba como alguien golpeando


vidrio. Me imaginé que se había ido a su auto para poder hablar.

—Tengo que irme. Un drogadicto entró a un banco y trató de robarlo


con un rifle de asalto. No terminó bien.

Querido Señor, su trabajo era descorazonador. No sé cómo lo hace día


tras día. Dejé caer el cabello con el que estaba jugando y lo atoré detrás
de mí oreja.

—Cuídate, Detective. O mejor aún, llega a casa en una pieza así yo


puedo cuidarte.

—Nadie nunca ha querido cuidar de mí antes. Eso hace el ser cuida-


doso mucho más importante. Tú también. Mantente a salvo.

Cuelga el teléfono y no puedo creer la cantidad de alivio que cae


sobre mí. Honestidad como esa era inaudita en mi vida. Miro mi bolso y
pienso en cuán mentirosa he sido con él desde el principio, planeando un
212

asesinato bajo sus narices desde el segundo en que me arrastró a su oficina.


Tal vez necesito ser clara al respecto, decirle que aún estaba sedienta de
Página

venganza, y que atacar a un hombre malo con una bala aún era algo que
tenía sentido para mí. Tal vez él necesitaba saber cuál había sido mi plan
desde el principio ahora que sabía que no podía llevarlo a cabo. No quería
ser una asesina. Quería ser alguien que él pudiera amar. Suspiré y golpeé el
borde de mi teléfono contra mi frente. Solo yo podía poner mis manos en
algo que quería demasiado y estar preparada para arruinarlo todo en el
mismo latido.

Me arreglé un poco mientras esperaba a Race. Había visto a las chicas


que Nassir empleaba, y ninguna de ellas tenía defectos. Seguro, la mayoría
tenía la dura, hastiada mirada que venía de ser parte de The Point, pero
debajo de eso, todas ellas eran sorprendentes, como Keelyn. Ella puede
tener bubis hechas-por-el-hombre y una actitud de la que incluso una hiena
rabiosa se asustaría, pero no había duda de que era sorprendente y la
mayor parte de ello se lo debía a Dios. Me imaginé que no lastimaría arrojar
un poco de encanto en dirección a Nassir mientras le pedía que me mantu-
viera viva.

Race tocó la puerta exactamente una hora después. Se había puesto


un par de pantalones ajustados y un suéter negro con las mangas
arremangadas hasta sus codos. Sus botas eran negras y lucían costosas y
extranjeras. La única cosa fuera de lugar en su estilizado estilo era el borde
blanco de un cuello blanco hecho por una esposa asomándose por debajo
del cuello de su camisa. Lucía como si estuviera en camino a trabajar en
una firma financiera o de leyes, o un club nudista en medio del día. Race
Hartman era un personaje bizarro, y sabía que por mi bien, no debía
subestimarlo nunca.

Su mirada pasó sobre mí, desde mi cabello rizado y muy maquillado


rostro, hasta mis piernas que estaban desnudas bajo el borde de un sencillo
vestido veraniego. Antes de Titus, habría elegido una mini falda que mostra-
ra más de lo que cubría, y habría encontrado el top más revelador que
pudiera, pero ahora sabía que la sutileza en el sexo podía ser un arma muy
efectiva si se usaba correctamente.

La boca de Race se apresuró en una sonrisa mientras cerraba la puerta


213

y comenzaba a bajar hacia el recibidor con él justo a mis talones.

—Va a pedirte que bailes. Con esas piernas harías una fortuna.
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Arrugué la nariz incluso aunque él no podía verlo.


—De ninguna manera. Ya le dije a Titus que no haría eso. A regaña-
dientes está de acuerdo con el plan así como está. No le voy a dar una
razón para detenerlo incluso antes de que comience.

—No hay nada malo en bailar para vivir. Honor hizo más dinero de lo
que hizo Bax cuando comenzó a trabajar para Novak solo quitándose la
ropa.

Le doy una mirada por encima de mi hombro.

—Keelyn. Ella pudo haber hecho un montón de dinero pero se perdió


a sí misma en el camino. ¿Por qué crees que se fue?

Sus cejas se fruncieron en una profunda V por encima de sus muy


verdes ojos.

—Creo que se fue porque Nassir no se rendiría con ella. Él ha estado


rondándola por siempre. Creo que esa es una de las razones de que él no
me guste. Ella y yo solíamos tener algo cuando éramos más jóvenes. —Él me
sonríe mientras alcanzamos el ascensor que lleva al garaje bajo tierra—.
Aunque claro que solía tener algo con media ciudad en mis días buenos.
Pero ella siempre fue uno de mis recuerdos más entrañables.

Le pongo los ojos en blanco y presiono el botón que nos baja con más
violencia de la necesaria.

—¿Uno de tus recuerdos más entrañables y ni siquiera la llamas por su


nombre real, solo por su nombre escénico? ¿Cómo crees que la hace sentir
eso? —Resoplé un poco y lancé mi cabello por encima de mi hombro—. Te
diré cómo la hace sentir. Como si fuera nada más que un cuerpo, un objeto
sexual, como si solo fuera lo suficientemente buena para el sexo y la fantasía,
nada más.

Su sonrisa cae y puedo ver los motores que ponen en marcha a su


poderosa mente, comenzar arder. Se inclina contra la pared del ascensor y
un ceño se asoma en sus apuestos rasgos.
214

—Ella nunca me dijo nada. Antes o después.


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Cuando las puertas se abren en el garaje, él toma mi codo y me
mantiene quieta así puede liderar el camino. Se mueve con una preocupa-
ción y tensión a la que me estoy acostumbrando en los hombres que viven
en este lugar. Estaba vigilante y se movía con propósito, así que lo dejo
guiarme.

—¿Por qué lo haría? Tuviste sexo con ella. La llamaste por su nombre
artístico y entonces seguiste adelante. Cuando comenzaste a ganar dinero,
comenzaste a hacerte de un nombre cuando te hiciste cargo de los
negocios de Novak, ¿alguna vez pensaste en preguntarle si quería más?
Nassir tampoco. Él se hizo cargo del club de Ernie y solo la dejó seguir
bailando en el escenario. Nunca le ofreció nada más. Si lo hubiera hecho,
ella se habría entregado a él sin preguntas. Todo lo que quiere es a alguien
que la valore.

Él gruñó y abrió los seguros de un ligero y moderno auto deportivo. Era


tan diferente al Stang de la vieja escuela en el que había estado paseando
recientemente, que casi hice una mueca. Los chicos se tomaban en serio
sus juguetes, sin embargo, así que me detuve justo a tiempo. Ojos verdes me
miraron por encima del auto y la voz de Race era contemplativa cuando
preguntó:

—¿Cómo sabes lo que quiere? Pensé que ustedes dos no se llevaban


bien. Nassir dijo que trataste de patear su trasero un par de semanas antes
cuando Titus te llevó al club.

Dejé salir un aliento que elevó unos mechones de mi cabello y los dejó
caer de nuevo en mi rostro.

—Lo sé porque yo soy ella. Somos del mismo lugar. Estamos hechas de
lo mismo. Hemos tenido que luchar las mismas batallas, y sé que todo lo que
yo deseaba era que alguien me valorara, todo de mí.

—Titus. —No era una pregunta.


215

Elevé un hombro y lo deje caer.

—Él no aprueba algunas de las cosas que he hecho en el pasado, pero


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esas cosas me dan la habilidad de ver todo de él, así que tenemos que
aceptarnos el uno al otro. Además, de dónde vengo me da la suficiente
fuerza para luchar y tratar de mantenerlo cuando quiera alejarse. —Abrí la
puerta mientras Race daba una risa seca.

—Siempre supe que el hermanote tenía más cosas pasando de las que
todos sabían. Bax estaba tan enojado con él cuando éramos más jóvenes
que lo hizo parecer un monstruo. Siempre confié en Titus con mi vida, pero
sabía que debajo de la superficie escondía algo más. Ninguno de nosotros,
los que sobrevivimos en los guetos, tenemos el lujo de ser una sola cosa.
Todos tenemos las manos en diferentes frascos de galletas, esperando que
al final del día no quedemos atrapados en ninguno de ellos.

El auto arrancó con un ligero ronroneo, mucho más silencioso y menos


furioso que el ruido que hacia el GTO. Race y yo estuvimos en silencio por el
resto del camino, y cuando se estacionó en la parte de atrás, se inclinó
hacia mí para sacar una pistola de la guantera e frente de mí, retrocedí un
poco porque aún estaba alterada por la que estaba en mi bolso a mis pies.
Necesitaba deshacerme de ella como ayer.

»No suelo cargar una pistola, pero algo me dice que salir contigo puede
hacerlo necesario. —El arma desapareció en su espalda y debajo de su
suéter mientras salíamos del auto y nos dirigíamos dentro del edificio muy
rosa. Era mucho peor en el día. Solo gritaba perdición y degradación. Era
tan brillante y feo que dolía mirarlo. No podía creer que alguien con tanto
estilo y clase como Nassir no lo hubiera remodelado aún. Y le dije eso a Race.
Él hizo un sonido de acuerdo mientras golpeaba el código de seguridad en
el tablero y una masiva puerta de metal se abría.

»A Nassir no le importa. Él terminó aquí por default después de que el Pit


se incendió. Solo está aquí hasta que reconstruya su propio club.

—Eso es tonto. Él cuida de todas estas chicas, invierte en ellas. Debería


darles algún lugar del que puedan estar orgullosas. Esto aún se siente como
cuando Novak lo usaba como un burdel y una casa de citas. Nassir debería
poner algo del dinero que estas chicas lo hacen ganar y darle un giro.
216

—Quiero decir, siempre sería un club de desnudistas, pero no veo por qué
no podría ser uno lindo.
Página

Race guio el camino a la oficina y levantó la mano para golpear la


puerta. Antes de que su puño conectara me dio una dura mirada.
—Recuerda no confiar en él. Nassir tiene su propia agenda en todo lo
que hace.

Levanté una ceja.

—Así como tú.

—Jodidamente correcto. Así como Bax, y como Booker. Todos la


tenemos. De hecho, en la única persona que deberías confiar para estar al
frente contigo es en Titus. Él es el único de nosotros que merece confianza.

—Confió en él. —Más que confiar, lo que significaba que él podía


romperme muy fácilmente si no era cuidadosa.

Race asintió ligeramente, algo de su rubio cabello cayendo sobre sus


ojos.

—Sí, bueno, él confía en ti también, eso es lo escabroso. No lo decep-


ciones, porque ese no es un regalo que dé fácilmente.

Uf. Estúpido, hermoso genio. Era como si estuviera mirando directa-


mente a través de mi piel, a la culpa parpadeando ahí sobre aún tener la
pistola y acerca de mi original plan de escape. No tuve que responder
porque Chuck abrió la puerta y nos invitó a pasar.

Nassir estaba sentado detrás de un desvencijado escritorio de metal


que parecía como si fuera a caerse. Tenía una MacBook abierta enfrente
de él y un brillo en su pecaminoso y apuesto rostro. Nassir era un tipo difícil
de leer pero no estaba esforzándose por ocultar el hecho de que estaba
frustrado y en el borde. Chuck me dio un guiño, mostrando sus dientes de
oro, y se inclinó contra la puerta por la que acabábamos de pasar. Estaba
destinado a lucir como un gesto casual, pero no había manera de salir de
la oficina sin pasar por encima de él, y eso me hizo sentir ligeramente atra-
pada.

—¿Has visto a Booker desde que salió bajo fianza? —La voz de Nassir
217

era suave y llena de humo pero siempre había un borde afilado que cortaba
a través de ella.
Página

Race resopló y se encogió de hombros.


—No, y no estoy seguro de por qué todos parecen pensar que es mi
trabajo mantenerlo vigilado. No tengo un microchip en el chico. Él puede ir
y venir como le plazca.

La mirada caramelo de Nassir pasó por encima de mí. Era difícil no


tensarse ante la intensidad de la misma. Este chico daba miedo, y me tenía
deseando repensar este precipitado plan.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Solo había sorpresa en su tono mientras


me hablaba.

Aclaré mi garganta así podía hablar sin que me temblara la voz. Nunca
era una buena idea mostrar miedo enfrente de un depredador.

—Quiero que me encuentres algo que hacer en el club así Conner


puede hacer un movimiento. Toda esta espera no nos está llevando a
ningún lado y él está evolucionando. Prefiero que tú vayas pisándole los
talones antes que los federales, que es la siguiente opción. Ellos quitaron mi
trato de la mesa.

Nassir no dijo nada por un largo rato. Sus astutos ojos pasaron entre
Race y yo, y entonces una de sus muy negras cejas se elevó hasta su frente.

—¿Esta fue tu idea? —le preguntó a Race.

El hombre rubio negó y me señaló con su pulgar.

—Toda suya, e incluso la aclaró con el policía.

La segunda ceja se elevó para unirse con la primera en el rostro de


Nassir.

—El policía sabe que si el irlandés viene a cualquier lugar cerca de mí


él no se alejará respirando. Nunca estará de acuerdo con eso.

—Tiempos desesperados. —No podía explicar realmente la motivación


de Titus en acceder a este nuevo plan, pero mientras estuviera apoyándolo,
218

no iba a tentar al destino al indagar muy profundo.


Página
—¿Qué es exactamente lo que quieres hacer? ¿Subirte al escenario?
—Sus ojos rodaron sobre mí y blanco destelló mientras me daba una sonrisa
lasciva—. Podría trabajar con eso.

Crucé mis brazos sobre mi pecho y le estreché mis ojos. Me abstuve de


darle un codazo a Race en las costillas mientras susurraba:

—Te lo dije. —Por la esquina de su boca.

—No, no quiero bailar. Le dije a Titus que no sería parte de esto. ¿No
puedes ponerme detrás de la barra o algo? —No pregunté sobre servir
cócteles porque incluso esas chicas tenían que trabajar en topless, y aunque
no era tímida, no estaba de acuerdo con tener mis partes de dama a poca
distancia de las manos de los borrachos.

—No hay espacio detrás de la barra. Y ese trabajo es más turbio que
estar desnuda en el escenario. Al policía le daría un ataque si supiera que te
estas metiendo con dinero sucio.

Ambos, Race y Nassir parecían tan suaves, tan pulcros, que era fácil
olvidar que tenían sus manos en pilas y pilas de dinero ilegal corriendo por
debajo de la ciudad. Todo ese dinero sucio se necesitaba para estar limpio
de alguna manera y llevar las cuentas a través del bar en un club de
desnudistas era obviamente pan comido.

Race estuvo de acuerdo y luego me sonrió.

—¿Sabes cuán enfocado estás en construir tú mismo un nuevo club y


siempre quejándote sobre cómo no quieres estar aquí? Deja a Reeve a
cargo. Ella piensa que Spanky’s es un culo feo y justo estaba diciéndome
cómo alguien necesita mostrarle algo de amor. ¿Por qué no dejar que una
mujer lo haga? A las bailarinas probablemente podría gustarles tener un
toque más suave aquí. Ella piensa que necesitan algo que valoren como
propio. Piensa que eso podría haber mantenido a Honor alrededor.

—Keelyn. —Nassir y yo vociferamos el nombre real de la mujer al mismo


219

tiempo y ojos que eran del color de la sidra condimentada cambiaron de


molestos a especulativos.
Página

—¿Qué quieres decir con darles algo que valoren?


Levanté un hombro y lo dejé caer.

—Contratas a las chicas más lindas que puedes encontrar, les das un
grado de seguridad que no tendrían en las calles, pero todavía están
consiguiendo desnudarse para extraños y eso puede ser humillante.
Aumenta la clase de este lugar. Deshazte del rosa por todas partes. Es
llamativo. Haz que este lugar se sienta costoso y que valga la pena, y las
chicas no solo trabajaran aquí, lo poseerán. Además puedes cobrar más y
traer una mejor clase de perdedores. Este lugar se siente como un regreso a
los tiempos difíciles, y después de ese tiroteo... —Me encogí de hombros otra
vez porque él no era estúpido y sabía exactamente de lo que estaba
hablando—. Necesitas respirar nueva vida dentro de este lugar justo como
lo que estás intentando hacer con los otros negocios de Novak.

Nassir murmuró algo en un lenguaje que no entendí pero sonó exótico


y sexy. No me extraña que Key huyera. Tener todo esa ardiente intensidad y
atractivo sexual enfocado solamente en ella tenía que ser casi imposible de
resistir.

—¿Piensas que una nueva capa de pintura y algo de decoración


nueva habría mantenido a Key aquí? —Él sonaba escéptico.

—No, pienso que ella tenía que irse para que cuando regrese pueda
hacerlo sabiendo que probablemente nunca se irá otra vez. Esa es una
píldora difícil de tragar. Pienso que si ella hubiera sabido que era más que
unas tetas, un culo y un bonito espectáculo, hubieras llegado más lejos con
ella.

Me gruñó y se sentó en su silla detrás del feo escritorio. Miró hacia algo
en la computadora y luego sobre mi hombro donde Chuck todavía estaba
parado como un silencioso centinela.

—¿Qué es lo que piensas? ¿Es esto una idea loca?

El gigante afroamericano vociferó una risa que me tuvo saltando un


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poco.

—De ninguna manera. Esto es jodidamente brillante. Los regulares están


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muy cómodos y tienes mucho en tu plato. Deja que rompa este lugar y lo
arregle. Deja que lo haga tan lindo como ella lo es. Nadie sabrá quién los
golpeó.

Le disparé a Race una mirada por el rabillo de mi ojo y luego moví mis
pies nerviosamente. Esto no era lo que esperaba en absoluto.

—Uh... No puedo jugar con lavado de dinero. Los federales ya me


tienen en su radar y Titus nos matará a todos después de que nos encierre si
piensa que algo de eso está pasando.

Nassir lanzó una mirada a Race luego volvió hacia mí, dobló sus manos
y se inclinó en su silla. Patricia el diablo sentado en un andrajoso trono.

—Esa es una de las razones por las cuales necesito terminar de


reconstruir mi club. Nosotros siempre tratamos de mantener Spanky’s limpio.
Ahora mismo solo el bar está manejando cualquier cosa que necesitamos
filtrar mediante fines legítimos. Podemos encontrar otro camino para eso
mientras estás aquí, pero solo si tomas las riendas. A menos que estés de
acuerdo con esto, el único otro lugar que tengo para ti es arriba del
escenario, ¿estamos claros? Y tienes que ver el trabajo hasta el final, no solo
hasta que ponga una bala en el irlandés.

Me moví nerviosamente. Cuando la gente llamaba a Nassir despia-


dado no estaban bromeando. Él tenía una manera de manejar a la gente
y las situaciones, así tenía el resultado exacto que buscaba. Sentía que ahí
había cero márgenes de error para mí si estaba de acuerdo con esto. Había
muchas más responsabilidades involucradas de lo que había estado espe-
rando cuando planeé pedirle que me pusiera a trabajar. No sabía nada
sobre manejar un club de desnudistas o cómo trabajar con feroces desnu-
distas forjadas en el fuego de la ciudad. No sabía cómo iba a reaccionar
Titus sobre mí trabajando para Nassir. Dejó claro que no era un fanático de
los negocios que los chicos practican y la habilidad para patinar alrededor
de esas cosas molestas como las leyes y las regulaciones. Pero de nuevo, no
era como si tuviera otra opción en el horizonte. Solo estoy esperando por la
confrontación con Conner, así que puede ser que también ayude a algunas
221

damas hasta que el día del juicio final me encuentre.


Página

—Si puedes mantenerlo legal, todo esto, abiertamente, así Titus no tie-
ne ninguna razón para dudar de mí, entonces estoy adentro.
Race rio y me palmeó tan fuerte en la espalda que casi me caigo
mientras Nassir me estudiaba fuertemente.

—¿La opinión del policía importa mucho?

Incliné mi barbilla hacia arriba y me aseguré de que los tres pudieran


ver cuán seria era cuando contesté:

—Es la única cosa que importa.

Chuck se rio detrás de mí.

—Bienvenida a la familia, chica linda. Esto debería ser interesante.

Interesante iba a ser probablemente la cosa más simple que iba a ser.
No importaba lo que hiciera, parecía que solo me hundía más y más
profundo dentro de la sujeción de esta ciudad. Al menos era lo suficiente-
mente inteligente para saber que luchar contra ella solo hacía el agarre más
fuerte. Como Keelyn pronto lo iba a descubrir, una vez que vuelves aquí lo
haces sabiendo que vas a quedarte para siempre, y había una rara especie
de paz en ese conocimiento. Iba a morir intentando proteger mi hogar y mi
hogar eventualmente iba a matarme. Era lo mismo para todos nosotros, lo
que nos hacía exactamente lo que Chuck dijo, una familia. La más disfuncio-
nal de todas, pero aun así, todos teníamos el mismo destino que nos ataba
juntos.

Que suerte la nuestra.

222
Página
TITUS
M
e desperté de golpe mientras mi puño, que estaba
sosteniendo mi cabeza, se deslizaba de debajo de mi barbilla.
Me había agotado mientras me sentaba en la habitación de
hospital de Bax después de tener una rápida y furiosa discusión por mensaje
de texto con él desde que no podía decirme adecuadamente que me
jodiera mientras los clavos y cables mantenían su boca cerrada. Dovie no
había dejado su lado desde el día que la había obligado a ir a casa. La
razón de que estaba ahí ahora era que necesitaba correr a casa y limpiarla
un poco porque Bax sería dado de alta mañana. Se suponía que sería dado
de alta dos semanas antes pero había tenido una recaída cuando uno de
los muchos tornillos que sostenían su fracturado tobillo unido, se había roto y
desarrolló una fea infección. Terminó necesitando más cirugías y más tiempo
acostado en recuperación. Demandó que Dovie pasara la noche en una
cama real, que descansara, y cuando ella discutió, accedió a enviarme un
mensaje texto y pedirme que me quedara con él hasta que fuera liberado
al día siguiente. Fue algo lindo, mi ultra malo hermano cediendo porque se
preocupaba demasiado por la enérgica pelirroja. Dovie no quería que se
quedara solo, así que me envió un mensaje y me aparecí para quedarme
con él. Tan pronto como ella se fue, Bax procedió a agredirme por no
ayudarlo a mantenerla alejada. Me tomó un segundo reconocer que
estaba asustado, realmente asustado por su bienestar y a pesar de que ella
estaría más segura lejos de él y de mí, y todo el desastre con Roark. Él estaba
tratando de alejarla por su propio bien, pero ella era demasiado inteligente
y testaruda para irse.
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Fuimos de ida y vuelta, ida y vuelta, hasta que se agotó y cayó en un


intermitente sueño. Después de que se durmió, lo observé por un rato,
Página

asombrado de cuán distinto lucía. Bax siempre había sido grande y


constituido como un camión, ahora lucía casi frágil. Su rostro se había
adelgazado dramáticamente, la estrella negra tatuada cerca de su ojo
ahora luciendo enorme y ominosa en los repentinamente agudos planos de
su rostro. Su clavícula se destacaba debajo del cuello de su bata de hospital
y todo el músculo alrededor de sus hombros y brazos se había adelgazado
dramáticamente. Si no fuera por el tatuaje en su rostro y el perpetuo ceño
que torcía su boca incluso dormido, habría lucido como cualquier otro niño
hambriento de la calle. No había estado tan cerca de ser “Shane” en lugar
de “Bax” desde que era un niño pequeño. Me hizo darme cuenta de que
no solo estaba asustado por Dovie, estaba aterrorizado de no ser capaz de
cuidar de ella en su condición actual. Estaba aterrorizado de fallarle, así que
por supuesto, estaba tratando de que se fuera. Gracias a Dios que ella no lo
haría nunca.

Tomé asiento junto a la cama y lo analicé todo en mi cabeza. Bax


estaba tratando de mantener a Dovie a salvo, incluso si ella no estaba
siguiéndole la corriente. El lado opuesto de esa moneda era la manera en
que yo había puesto a Reeve afuera, frente a Conner desde el principio. Me
avergonzó pensar en la manera en que la arrojaba justo a las fauces del
león cada día cuando la llevaba a Spanky’s y la dejaba ahí afuera, en The
Point, para defenderse por sí misma. Ella me besaba en despedida, sacaba
esas piernas fuera del auto, y entraba al club de desnudistas como si no
tuviera una preocupación en el mundo o un blanco gigante pintado en su
espalda… y yo la dejaba. ¿Qué tipo de hombre me hacía eso?

Sabía que me preocupaba por ella, sabía que esta cosa entre nosotros
ya no tenía una fecha de expiración próxima e iba a durar aún después de
atrapar a Roark. Ella estaba en mí. Muy profundo dentro de la misma jaula
donde mantenía al monstruo y parecía feliz de estar ahí, así que, ¿cómo
podía vivir conmigo mismo sabiendo que estaba dispuesto a ponerla en
riesgo cada día? ¿Cómo se había convertido mi hermanito, que nunca se
preocupaba por nadie más que sí mismo, en un hombre honorable tratando
de hacer lo correcto por su mujer y yo terminé siendo lo opuesto? ¿Cuándo
224

mi mundo se había vuelto de cabeza y no había hecho nada para


detenerlo?
Página

Eso me hizo sentir un poco enfermo. Reeve era demasiado buena para
eso. Dejando atrás sus malas elecciones, que habían sido alimentadas por
el dolor, era una mujer sorprendentemente buena. Tenía un corazón duro
con un centro suave y merecía algo mucho mejor de lo que le había dado.
Merecía a alguien dispuesto a arriesgarse tanto como ella se estaba
arriesgando. Merecía ser cuidada y protegida del modo en que Bax
cuidaba a Dovie, protegida del modo en que Race, construyendo una
fortaleza, protegía a Brysen. Merecía más que a mí.

Saqué mi teléfono y le envié un mensaje de texto preguntándole cómo


iba su noche. Ella jodidamente amaba ese sucio club de desnudistas. En
verdad, había tomado algo destruido y roto, y le había agregado su agudo
estilo callejero. Había tomado un puñado de bailarinas cansadas y hastia-
das de la vida, y les había dado un propósito. No había estado dentro del
club en la semana que ella había estado ahí, pero ya el exterior lucía como
un lugar totalmente diferente. El grafiti había sido cubierto de las paredes, el
letrero rosa neón que parpadeaba CHICAS-CHICAS-CHICAS se había ido
hace mucho, el estacionamiento estaba iluminado como un faro, y la
ridícula señal declarando al lugar SPANKY’S no estaba en ningún lugar a la
vista. En su lugar, un letrero antiguo con suaves luces que lucía como algo
de la iluminación de Moulin Rouge, dirigía a las personas al renovado
EMPIRE. Era inteligente. Era sexy y quedaba bien. Estas chicas habían cons-
truido un imperio a partir de piel desnuda y caderas contoneantes. Reeve
les estaba dando su propio reino de sexo y poder para controlar, y podía ver
cuán empoderada estaba cada vez que miraba sus brillantes ojos marinos.
Amaba que estaba ayudando a mujeres con las que se identificaba, y creo
que sentía como si se estuviera redimiendo por su pequeña hermana siendo
rota y escupida por The Point. Quería asegurarse de que ninguna otra joven
mujer sufriera el mismo destino.

Me dirijo a casa. Te veo pronto.

Miré fijamente el mensaje de texto y fruncí el ceño. Booker no se había


225

aparecido desde que salió bajo fianza, lo que tenía a todos preguntándose
dónde podría estar, y dejaba a Reeve para cuidarse sola con los federales
Página

y Nassir manteniendo un ojo en ella cuando no estaba conmigo. Odiaba la


idea de ella en las calles sola. Estaba haciendo un terrible trabajo
manteniéndola a salvo.

Como si pudiera leer mi mente, otro mensaje de texto entró.

Chuck va a llevarme. No te preocupes por mí.

Maldije en voz alta y le respondí el mensaje de texto diciéndole que


estaría en casa en la mañana porque le prometí a Dovie que me quedaría
con Bax. Reeve me respondió con una cara ceñuda y sentí mi corazón
patear. Ella no quería irse a la cama sola mucho más de lo que yo quiero
dejarla. Necesitaba adelantar mi juego, asegurarme de que ella supiera que
la quiero a salvo cada segundo en que está arriesgando su cuello. No puedo
dejar que Bax me supere. Mi naturaleza competitiva y el hecho de que
realmente me preocupo por Reeve de una manera profunda y poderosa
no me lo permiten.

Le dije que pensara en mí mientras duerme y me dijo que si estuviera


pensando en mí mientras esta en la cama, la última cosa que estaría
haciendo es dormir. Gemí fuerte en la silenciosa habitación de hospital y
golpeé mi teléfono contra mi frente. En serio era perfecta, el justo balance
entre el bien y el mal, y no podía tener suficiente de ninguna parte de ella.

Me acomodé de nuevo en la pequeña silla y agradecidamente


observé el pecho de Bax bajar y subir hasta que me quedé dormido en
algún punto escuchándolo respirar. No era cómodo y de todos modos
nunca dormía profundamente, así que estuve completamente despierto
tan pronto como mi barbilla se deslizo de mi mano. Sacudí la niebla de mi
cabeza para aclararla y traté de ver en la oscuridad para imaginar qué hora
podría ser. Me levanté estirando los brazos por encima de mi cabeza,
haciendo que cada vertebra en mi columna crujiera dolorosamente. Era
demasiado grande para tratar de curvarme en una siesta. Froté una mano
226

por mi corto cabello y estaba pasando por un correo electrónico en mi


teléfono cuando la puerta se entreabrió y una familiar masa de cabello rojo
Página

apareció.
Dovie entro de puntillas, silenciosa como un gato hasta que vio que
estaba completamente despierto mirándola. Parpadeó lentamente y se
encogió de hombros sin culpa.

—No voy a la cama sin él.

Ella se movió hacia la cama de hospital y levantó un dedo para pasarlo


a través de la mejilla de Bax.

—Está preocupado por no poder mantenerte a salvo. —Fue un ronco


susurro pero ella lo escuchó y asintió. Se quitó sus zapatillas deportivas de
tela de una patada y se subió al borde de la cama.

—Sé que lo está, pero puedo mantenernos a salvo a ambos mientras


se mejora. Y solo va a tener que acostumbrarse.

Bax murmuró algo en sueños e instintivamente se estiró por ella.


Cuidadosamente se acostó junto a él y puso la mano en su pecho. Que era
cóncavo y más delgado de lo que había sido nunca.

»Nos cuidamos el uno al otro. Así es como se ve el amor en este lugar.


Tienes la espalda del otro.

Ella suspiró suavemente mientras Bax volteaba su cabeza y frotaba la


nariz en su salvaje cabellera. Ninguno había lucido nunca tan despejado de
toda la suciedad y maldad de su día a día. Ellos lucían solo como una pareja
enamorada y unida. Eso retorció algo profundo y duro en mi garganta. Bax
había pasado por un infierno para llegar aquí. Era una victoria duramente
ganada.

—Voy a irme ya que estás aquí con él. Llámame si necesitas algo de
ayuda llevándolo a casa. Puede ser mucho que manejar una vez que no
esté atado a una cama de hospital.

Ella se rio un poco y ondeó una mano en la oscuridad.

—Me gusta cuando es mucho que manejar. Es mi favorito cuando me


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hace trabajar por ello.


Página

—Ustedes son perfectos el uno para el otro.


—No, no lo somos, pero no somos buenos para nadie más, así que creo
que eso significa que estamos atrapados juntos hasta el final de los tiempos.

Bax hizo un ruido en su sueño y movió su muñeca rota hacia ella. Ella
susurró sonidos calmantes y continúo frotando la punta de su dedo por
encima de esa estrella negra. Como dije, así es como lucía el amor en The
Point y no podría estar más feliz por ellos.

Cerré la puerta silenciosamente detrás de mí y saqué mi teléfono, así


podía mandarle un mensaje a Reeve de que iba hacia el apartamento
después de todo. Ella no me respondió, así que asumí que ya estaba
dormida ya que era media noche. Estaba saliendo del estacionamiento del
hospital cuando mi teléfono empezó a sonar. Pensé que era Reeve
llamándome para dejarme saber que estaba despierta y lista para jugar
algún juego nocturno una vez que llegara a casa. Mi sangre se congeló
cuando la antinaturalmente calmada voz de uno de mis detectives
subalternos vino a través de la línea.

—Detective King, nos acaban de llamar de aquel condominios de altos


apartamentos en el muelle. Hubo disparos y uno fue reportado fatal. Uno de
los testigos en la escena demandó que lo llamáramos. Dijo que se ha estado
quedando ahí.

Tenía que concentrarme en respirar después de que mis pulmones


fueran apretados y que mi corazón cayera a mis zapatos.

—El muerto, ¿es hombre o mujer?

Escuché el típico sonido de fondo que iba con una escena del crimen
y apreté el acelerador del GTO hasta el fondo mientras corría a través del
pueblo.

—Hombre, sufrió múltiples disparos en la cabeza y el pecho. Parece un


allanamiento e intento de violación. La victima dijo que le disparó en
defensa propia. Le dijo a la oficial femenina en la escena que es su novia y
nos pidió llamarlo de inmediato. —El policía tosió—. Linda chica. Parece que
228

recibió una horrible paliza antes de apretar el gatillo. No irá con los para-
médicos hasta que usted llegue aquí.
Página
¿Una horrible paliza? ¿Qué exactamente significaba eso? Mi mente
estaba corriendo con cada peor escenario en el que podía pensar. No
podía creer que Reeve le había disparado a alguien. ¿De dónde había
sacado una pistola y cómo había alguien traspasado toda la alta
tecnología y extremas medidas de seguridad que Race había instalado en
el condominio de apartamentos? Nada de eso tenía ningún sentido para
mí, pero todo lo que importaba justo ahora era que Reeve estaba bien y
quien sea que hubiera tratado de lastimarla era el que ya no respiraba.

Cuando me estacioné frente al condominio, parecía como una


escena de un mal show de policías. Sirenas encendidas, muelles desgas-
tados, aburridos transeúntes esperando ver los cuerpos ser rodados a la
camioneta de la morgue, policías y detectives de ojos cansados mante-
niendo la escena segura, y seguramente, una adorable víctima vestida en
prácticamente nada, sentada en la parte trasera de una ambulancia mien-
tras un paramédico se deshace en atenciones a su alrededor. Reeve estaba
envuelta en una sábana que parecía incómoda. Su cabello oscuro estaba
revuelto y recogido sobre su cabeza como si alguien lo hubiera usado para
fregar pisos o algo así. Estaba hablando con otro policía y las girantes luces
rojas y azules dibujaban sombras en su pálido rostro. Lucía calmada. Lucía
compuesta. Lucía como un milagro y no fue hasta que atrapó un vistazo de
mí y volteó a verme que vi el daño que el otro detective había descrito.

Tenía vendoletas blancas por encima de una de sus oscuras cejas. Ya


tenía un ojo negro comenzando a formarse alrededor de esas azules órbitas.
Su mandíbula estaba colgando abierta y con marcas negras de arañazos,
y mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia mí pude ver los
cortes y moretones que decoraban su suave piel. Un enojado y rojo brillante
corte decoraba su garganta, y eso me hizo apretar los puños. Todo lo que
tenía puesto era una camiseta sostenida por un tirante mientras el otro
colgaba roto e inútil en su hombro. También tenía uno de esos pantalones
cortos demasiado cortos en los que le gustaba dormir y podía ver que sus
rodillas estaban raspadas rudamente como si hubieran sido arrastradas por
el suelo.
229

Dejé salir un pequeño “uff” mientras ella golpeaba mi pecho y


Página

enterraba su cabeza por debajo de mi barbilla. Comenzó a llorar tan pronto


como mis brazos se cerraron a su alrededor. Lloraba y lloraba. Su cuerpo se
estremecía tan fuerte que pensé que iba a deshacerse. Pasé mi mano por
encima de su desordenado cabello y le murmuré palabras calmantes
mientras el otro detective caminaba lentamente hacia donde estábamos
parados. Me miró y entonces a Reeve, y elevó una ceja.

—Aún tengo algunas preguntas.

Estreché mis ojos hacia él mientras Reeve temblaba incluso más contra
mí. No estaba acostumbrado a estar en el extremo opuesto de esta conver-
sación y no podía decir que me importaba en lo más mínimo.

—Danos un minuto.

—Está bien, pero me gustaría volver a la cama antes de que salga el


sol, así que un minuto es todo lo que tienen.

Quería golpear al tipo en el rostro pero Reeve necesitaba más mi


atención, así que agaché mi cabeza y puse mis labios en su oreja.

—¿Roark? —Tenía que saber si el ratón finalmente le había volteado el


juego al gato. Ella negó y su húmeda mejilla tocó mis labios, así que presioné
ligeros besos en ella.

»¿Quién?

—Zero. Acababa de salir de la ducha. Me estaba preparando para la


cama y de repente él estaba justo ahí. Lo reconocí de cuando se apareció
en la casa de seguridad buscando a Conner. Tenía un cuchillo.

Ella retrocedió y me miró con amplios ojos llenos de miedo.

»Iba a matarme.

La silencié suavemente y presioné mi boca en la suya.

—Pero no lo hizo. ¿De dónde salió la pistola?

Alejó la mirada y comenzó a temblar en serio. Eso me hizo fruncir el


230

ceño y apretarla un poco más en los brazos, donde la estaba sosteniendo.


Página

»Reeve… ¿la pistola?


—Esa es mi pregunta también, señora Black. Hay un arma de fuego no
registrada, sin número de serie reconocible. ¿De dónde vino?

Ella me miró y rápidamente alejó la mirada. Se alejó de mí y envolvió


sus brazos a su alrededor. No levantaría la mirada del suelo mientras
susurraba:

—Él la trajo. —Era mentira. Lo supe de inmediato e hizo a mi piel sentirse


de repente demasiado apretada.

Abrí la boca para llamarla pero entonces miré al otro detective. Él nos
miraba y sabía que decir algo llevaría a más preguntas que no podían
responderse.

—Termine con ella mientras voy a despertar a Race y preguntarle cómo


en el infierno alguien traspasó su seguridad. Estaré de regreso. —Sabía que
sonaba enojado y mucho menos simpático de lo que debería, pero no pude
evitarlo. Ella estaba mintiendo y aun haciendo elecciones que nos ponían a
ambos en un punto peligroso legalmente. Aún estaba caminando en el gris
y lo odiaba. Me hizo desear sacudirla cuando lucía como si lo que necesitara
fuera un abrazo.

Resultó que no tenía que despertar a Race. Brysen respondió a la


puerta con ojos enormes y me dijo que estaba con su chico de tecnología
en el centro de seguridad del edificio, tratando de descubrir cómo Zero
había conseguido colarse a la fortaleza. Me dio instrucciones hacia el
sótano y fui a encontrar a Race y su tan llamado experto en seguridad. La
puerta estaba abierta y cuando llegué fui inmediatamente confrontado
con un muro entero de cámaras que transmitían en vivo. Estaba el frente del
edificio, el estacionamiento, los pasillos de cada piso, el ascensor, el techo,
todos ellos mostrando la actividad pasando actualmente.

»¿Qué demonios pasó esta noche? —vociferé la pregunta y ni Race ni


el otro chico saltaron. El otro chico me miró por encima de su hombro, detrás
de los marcos de sus lentes negros y frunció el ceño. Debería lucir como un
231

nerd de las computadoras por la manera en que golpeaba el teclado y


jugaba con palancas y botones que alimentaban el sistema de vigilancia,
Página

pero no lo hacía. El chico era alto como yo y casi igual de constituido. Tenía
tatuajes en cada centímetro visible de piel y un duro brillo en sus ojos que
me dejaba saber que no estaba asustado de mi tamaño o mi furia que
llenaba la habitación.

—Lo que pasó es que alguien apagó todo y entonces abrió la puerta
delantera. Bailó al entrar.

—¿Qué?

Race se volvió a mirarme. Parecía tan enojado como yo lo estaba y me


di cuenta de que sus chicas estaban solo unos pisos debajo de Reeve, así
que un extraño en el condominio era una violación tanto para él como para
mí.

—Stark tiene este sistema armado para que nadie pueda meterse con
él. Está grabando constantemente y alimentando servidores, así tenemos
una visión de todo el tiempo. Alguien literalmente tiró del enchufe esta
noche, y una vez que lo hizo, dejó al chico entrar. No hay grabación de él
subiendo el ascensor hacia el apartamento, nada. Pateó la puerta y atacó
a Reeve, pero desde que Booker es normalmente la única otra persona que
se queda en ese piso nadie la escuchó gritar. Alguien llamó a los policías
cuando escucharon los disparos y entonces, de repente, los generadores
volvieron a la vida como si los hubieran conectado a la corriente.

—¿Todo este sofisticado equipo y un simple enchufe lo hizo todo?


—Sabía que sonaba incrédulo pero no pude evitarlo.

—Es una computadora. Las computadoras necesitan energía para


trabajar —espetó la respuesta Stark, el chico tatuado, y volvió a meterse con
la laptop—. Hay un respaldo de seguridad que mantiene todo grabando
hacia un servidor externo después de que la electricidad deja de funcionar,
pero toma un rato para encenderse. Suficiente tiempo para que alguien use
el punto ciego para su avance.

—Así que ¿quién sabe que está aquí en primer lugar? ¿Quién sabría
qué enchufe desconectar? No Roark, y no su ayudante.
232

Race pasó las manos por su desordenado cabello y compartió una


dura mirada con el chico de la computadora.
Página
—Estamos reproduciendo las cintas de más temprano para descubrirlo.
Solo un puñado de personas sabe dónde está este lugar e incluso más pocas
tienen el código para pasar la puerta.

Algo parpadeó en sus ojos como si ya tuviera la respuesta y solo


estuviera esperando confirmación. Bajé la voz y le pregunté:

—¿Cómo consiguió Reeve una pistola?

Sus ojos verdes se oscurecieron.

—Eres un detective Titus. Investiga.

Dejé salir un aliento enojado como un toro a través de mi nariz mientras


un rostro familiar de repente decoraba el monitor en la entrada del edificio.

—Booker.

—Exactamente. —Me di cuenta de que Race estaba respondiendo mi


pregunta acerca del arma de fuego y no viendo lo que yo veía en la
pantalla.

—No, Booker está en la puerta delantera y que se joda si no es el que


le consiguió la pistola. Esta fuera bajo palabra, voy a mandar su trasero de
regreso a la cárcel.

Race se giró y vi su cuerpo entero tensarse. Booker pasó por las puertas
delanteras del condominio, mirando justo a las cámaras de seguridad todo
el tiempo. Fue al ascensor y vi a Race tensarse visiblemente cuando golpeó
el botón para el sótano.

—Mierda.

—Pensé que él era tu chico. —Eso vino de Stark mientras Booker llegaba
al nivel más bajo del edificio y las cámaras lo seguían directamente a la
puerta de la habitación donde estábamos ahora. Se detuvo y miro la
cámara una vez más antes de presionar el código. La puerta se abrió y
233

entonces todo se oscureció.

Race maldijo y Stark giró de nuevo en su silla, silbando entre dientes.


Página
»Tienes una rata jefe.

Race apretó sus manos y miró de ida y vuelta entre el chico de las
computadoras y yo.

—A él le gusta Reeve. ¿Por qué la entregaría de esa forma?

—Era extraño. La manera en que mantenía sus ojos en las cámaras.


Sabía que ustedes lo verían hacerlo.

Race negó.

—No lo entiendo.

Gruñí.

—No tengo que entenderlo. Lo veo y va a pagarlo. Ella fue casi violada
y asesinada hoy.

Race elevó una de sus cejas doradas hacia mí y preguntó:

—Entonces supongo que es una buena cosa que alguien le haya dado
un arma para protegerse, ¿no? Esta historia pudo haber terminado de una
forma mucho más triste, ¿o no, Titus?

Nos miramos el uno al otro, ninguno dispuesto a ceder un centímetro.


La tensión fue rota por Stark aclarando su garganta.

—Chicos, mismo equipo ¿recuerdan? Tal vez deberían dejar todas esas
poses y furia para el tipo que dejó entrar a los chicos malos.

Fui el primero en apartar la mirada. Desvié mis ojos hacia el monitor,


donde sentía como si Booker me estuviera viendo directamente a través del
cristal.

—Si lo encuentro primero va a volver tras las rejas.

La boca de Race se apretó.


234

—Si yo lo encuentro no quedará nada de él para poner tras las rejas.


Este es el único lugar seguro en toda la ciudad y él me lo quitó, se lo arrebató
Página

a mi familia. No hay explicación en la tierra que justifique eso.


Solía decirle que no me dijera cosas como esas porque era y siempre
sería un policía. Eso hacia sus acciones premeditadas. Ahora solo le dije:

—Que no te atrapen. —Y me di la vuelta para volver con Reeve.

Estaba sentada en el asiento del pasajero del GTO. Alguien le había


conseguido una sudadera, pero incluso antes de que me pusiera detrás del
volante, pude ver que aún estaba temblando como una hoja. Le pregunté
al detective a cargo de la escena si ella podía irse. Él solo me gruñó y me
dijo que era una chica con suerte.

Cuando me subí al auto me di cuenta de que aún estaba llorando,


gordas lágrimas silenciosas.

»¿Estás bien? —Aún estaba enojado con ella por mentirle al policía, por
ser deshonesta conmigo, pero era obvio que necesitaba un toque más
gentil del que quería darle.

—Bien. ¿A dónde vamos? No podemos volver al apartamento hasta


que limpien la escena.

—A mi casa. —No era tan segura como el apartamento, pero mira


cuán bien había resultado eso.

—Está bien. —Sonaba tan derrotada, tan rota, no pude resistir la


urgencia de alcanzarla y poner mi mano en su rodilla. Mis dientes se
apretaron cuando saltó y se alejó del contacto. Me lanzó una mirada y más
lágrimas cayeron—. Lo siento.

Maldije suavemente.

—No te disculpes. Fue una noche difícil. Podemos hablar de eso des-
pués. De todo.

—¿Qué si no quiero hablar de todo eso? —Algo del acero que


fortificaba quien era ella se coló de regreso en su tono, y el orgullo por su
lucha acarició mi columna. Mi chica tenía las herramientas para cuidar de
235

sí misma, para luchar, para mantenerse a salvo, y eso hacía que la forma en
que yo la había arriesgado cada día, se sintiera menos como un movimiento
Página

idiota.
—No tienes opción. Eso es lo que es más, Reeve. Tú y yo y todo eso. Pero
puede esperar hasta mañana.

Alejó la mirada de mí e inclinó su frente en la ventana del pasajero.

—Mañana será otro día, pero yo aún seré la misma chica, Titus. No te
va a gustar lo que tengo que decirte.

—La historia tiene a un hombre lastimándote y a mí en ningún lugar


cercano para detenerlo. Te tiene sola y asustada mientras luchabas por tu
vida. Malditamente cierto que no me va a gustar lo que tienes que decirme
Reeve. Lo demás voy a escucharlo y vamos a trabajar a través de ello
porque tienes que confiar en mí lo suficiente como para no mentirme más.

—Siempre he confiado en ti. Es de ti confiando en mí a lo que me estoy


ajustando.

—Entonces nos ajustaremos juntos.

Esperaba que no fueran solo palabras vacías que le estaba ofreciendo


porque necesitaba que la reconfortaran. Quería creer que podíamos en
verdad pensar en algo más que el estricto blanco y negro que regía mi vida
y el sucio gris que llenaba la suya. Esta vez cuando puse mi mano en su rodilla
no se tensó o se alejó, en lugar de eso, cubrió mi mano con la suya y la
apretó.

236
Página
REEVE
L
a casa de Titus era un poco como él. Por fuera, era una pequeña
y ordenada casa de estilo americano Craftsmancon1 un patio con
el césped perfectamente cortado, pero en el interior las cosas
estaban un poco desordenadas y por todo el lugar. Era fácil ver por su
decoración que era soltero y vivía solo. No había el toque de una dama en
ningún lugar y el poco mobiliario que había era pesado y oscuro, cubierto
de artículos de ropa desechados y botellas de cervezas dispersas por el
lugar y recipientes de comida para llevar vacíos. Titus era descuidado en su
propio espacio y nunca lo hubiera creído sino lo hubiera visto con mis propios
ojos.

Estaba cansada y me dolía todo el cuerpo, así que en lugar de saltar al


enfrentamiento que sabía que me esperaba, le pregunté si podía usar su
baño para asearme un poco. Me dijo que esperara un segundo y lo escuché
golpeando cosas mientras se apresuraba a limpiar un poco antes de que
viera en profundidad quién era realmente el hombre detrás de la insignia.
Le llevó unos veinte minutos, pero cuando terminó vino y me llevó, me dirigió
hacia una bañera llena de agua humeante y esperó a que me metiera
dentro. Me observó mientras hundía mi dolorido cuerpo en el calor y me dijo
que me traería algo más para usar, dado que las cosas que tenía puestas
estaban destrozadas o eran prestadas. Asentí y lo observé mientras cami-
naba con rigidez por la puerta.
237

Estaba enojado e intentaba ocultar el hecho mientras se esforzaba por


ser amable conmigo. Estaba enojado conmigo por mentirle y enojando
Página

consigo por no estar allí cuando lo necesité y no estaba segura de cuál de

1 Craftsmancon: Modelo arquitectónico de casa americana que fue popular en los años
‘20 y ‘30.
esas cosas lo tenían más rabioso. Tampoco estaba segura de si iba a poder
mirarme a los ojos después de que le contara por qué tenía el arma y cuál
había sido mi plan inicial con esta. Dijo que iba a intentar trabajar en esto,
pero lo iba a decepcionar de nuevo y no estaba segura de que su sentido
innato de moralidad fuera a ser capaz de lidiar con mi admisión de que
tenía la completa intención de ser parte de la muerte de otra persona. Era
mucho para cualquier persona, especialmente un hombre con un código
tan estricto del bien y el mal, para salir a través del paso.

Se suponía que no humedeciera mis puntos de sutura en mi barbilla, por


lo que me sumergí hasta la parte superior de mis hombros e hice mi mejor
esfuerzo para fregar las heridas en mis brazos y piernas. Mi cabello flotaba
como una nube oscura a mí alrededor y tuve que concentrarme mucho en
mi respiración para no comenzar a temblar y llorar de nuevo.

No muchas cosas me asustaban. Había visto mucho, perdido mucho,


sufrido mucho, pero ser sorprendida por Zero en un lugar en el que me había
sentido tan segura fue suficiente para hacerme sentir como si nunca
estuviera a salvo de nuevo. Él estaba justo allí, en mi rostro y en todos lados,
sin hacer sonido y sabía que estaba allí para matarme bajo órdenes de
Conner, pero la mirada en sus ojos me decía que me haría daño y me haría
sufrir por su propio placer.

Era un hombre de aspecto brutal. Lo reconocí de inmediato con su


cabeza calva y su perilla bien recortada. Me sonrió cuando grité y vi el
destello del cuchillo, y atrapó la parte carnosa de mi brazo antes de que me
diera cuenta de que debería estar luchando. Solo que estaba en el baño,
en pijama y completamente desarmada. Estaba tan indefensa como nunca
en toda mi vida. No era una lucha justa tanto como alguien pudiera
imaginarse y junto cuando me di cuenta que debería hacer ruido o intentar
huir, arremetió con el puño cerrado y me dio un puñetazo en el rostro. Fue
un golpe lo suficientemente duro que caí inmediatamente de mis rodillas.

Puso una mano en mi cabello y tiró mi cabeza más cerca de su entre-


238

pierna mientras bajaba su cuchillo y tocaba mi mejilla con la punta.

—No es de extrañar que Conner tenga una erección por ti. Eres mucho
Página

mejor de cerca y en persona.


El escozor de la hoja y sus crudas palabras fueron como una bofetada
en el rostro. No tenía idea de cómo se había metido dentro del condominio,
pero sabía que solamente uno de nosotros iba a salir caminando por la
puerta principal.

—Conner es un lunático. Está arruinando vidas por un hombre que era


una sociópata, ¡un hombre que no lo reclamó como su hijo hasta que lo
necesitó! —No pensé, solo tiré mi cabeza hacia atrás hasta que mi frente
conectó sólidamente son las partes vulnerables de su cuerpo escondidas
detrás de su cremallera. Fue suficiente sorpresa ya que se dobló, dándome
espacio suficiente para moverme a su alrededor. Gateé fuera de la puerta
del baño sobre mis manos y pies, dejando una considerable parte de mi
cabello en el puño de Zero. Maldijo y se lanzó hacia mí, pero fui más rápida
y, tan pronto como salí del baño, me puse de pie y me dirigí como una loca
por las escaleras.

La Glock estaba aún en mi bolso. Nadie había visto a Booker y no


estaba lista para admitirle a nadie que la tenía y, justo en este momento,
estuve agradecida de no haberme deshecho del arma.

Cuando estaba a mitad de camino por las escaleras, fui golpeada por
detrás con la suficiente fuerza para levantarme de mis pies y enviarme
volando a través del aire. No golpeé más escaleras y me estrellé contra el
piso de la planta baja con todo el peso de Zero encima de mí. Mis dientes
rasgaron mi labio inferior, mi barbilla se golpeó contra el piso de madera con
la fuerza suficiente para hacerme desmayar por un segundo y las palmas de
mis manos y mis rodillas perdieron la primera capa de piel, mientras inten-
taba apresuradamente encontrar cualquier tipo de tracción en el piso para
alejarme del peso opresivo sobre mi espalda.

Me insultó, me llamó nombres viles y me dio vuelta para estar a


horcajadas sobre mi cintura. El cuchillo se deslizó a través de mi pecho
mientras balanceaba mis puños hacia él violentamente e intentaba
arañarlo con mis uñas. Solo se rio ante mis intentos y usó la hoja del cuchillo
239

para cortar el tirante de mi camiseta sin mangas de uno de mis hombros. Le


grité mientras me decía todas las cosas repugnantes que me haría mientras
Página

el cuchillo se clavaba en mi pecho. Grité hasta que me quedé sin aire, pero
eso solo pareció estimularlo mientras se inclinaba y mordía la ladera expues-
ta de mi pecho donde la tela de mi camiseta había sido arrancada.

Todo lo que podía saborear era pánico y sangre, y aplicó más presión
y continuó cortando mi piel con el cuchillo. Pateé mis piernas inútilmente
debajo de él mientras continuaba una y otra vez sobre lo caliente que
Conner le dijo que era yo en la cama, sobre todas las cosas obscenas y
horribles que se había estado haciendo mientras me observaba durante los
últimos meses. Era asqueroso y mucho más violento que la forma en la que
estaba sentado sobre mí y cómo me estaba ahogando.

Estaba empezando a ver manchas alrededor de los bordes de mi visión.


Necesitaba aire, pero sin importar lo mucho que intentara aflojar sus duros
dedos, no los aflojé ni un centímetro. Sentí mi teléfono sonar en algún lugar
en mi bolso. Lo hizo reír mientras movía sus labios sobre los míos donde estaba
jadeando como un pez sin acceso al mar, para poder respirar.

—¿Es el policía? Imagina lo divertido que sería que te encontrara así.


Rota, destrozada. Cubierta de suciedad de otro hombre. Solo desearía estar
por aquí para ver su rostro. A Conner le encantaría eso.

Tenía que hacer algo y, ya que luchar no me iba a llevar a ninguna


parte, decidí detenerme. Dejé que mis brazos cayeran al piso junto a sus
piernas. Dejé de patear y de mover mis piernas y caderas. Me quedé quieta
como una piedra y yací debajo de él como si ya fuera un cadáver. Vi el
destello del triunfo en sus pequeños ojos y empujó su grotesca boca sobre la
mía una vez más.

»Me gusta más cuando peleas, pero esto también funciona. —Me
obligué a no mover ni un solo músculo mientras aflojaba su agarre en mi
cuello y comenzaba a frotar el borde del cuchillo a lo largo de donde
estaba seguro que estaba latiendo mi pulso. Antes de que pudiera cambiar
de opinión o evaluar los riesgos en juego, levanté mi cabeza del piso solo un
poco como si fuera a besarlo y hundí mis dientes en su labio. Sentí que la
carne se desgarraba, sentí la oleada de sangre, pero fue suficiente para
240

sacarlo de su balance una vez más y así poder zafarme de debajo de su


corpulencia. El cuchillo rastrilló mi piel con una quemadura que escocía
Página

mientras me liberaba, pero no podía dejar de pensar sobre lo malo que


podría ser ese corte. En su lugar, corrí hacia mi bolsa y casi empecé a llorar
en el acto cuando mis dedos tocaron el frío metal de la pistola.

Estaba cerca de nuevo. Podía sentirlo. Así que solté el seguro y me volví
ya apretando el gatillo sin apuntar. Disparé y disparé, cada disparo más
fuerte que el anterior. Disparé hasta que el cargador estuvo vacío y mi
hombro se sintió como si estuviera dislocado por retroceder. Todo el desván
olía a sangre y pólvora mientras Zero se desplomaba en un cúmulo en el piso
junto a mis pies. No lo había golpeado con todas las rondas, pero suficientes
habían hecho contacto como para que ya no fuera una amenaza. El
cuchillo ahora estaba tirado inútil y cubierto de color carmesí en el suelo
junto a su forma laxa.

Llamé al 911 solo para ser informada que ya había unidades en camino
a mi localización debido a reportes de disparos. Le dije a la operadora que
había un cadáver en la escena y entonces Race y Brysen estuvieron allí de
repente, haciéndome salir con prisa del apartamento y haciéndome un
millón de preguntas. Nadie me escuchó gritar, pero seguro que escucharon
la pistola. Antes de siquiera poder empezar a procesar lo que me estaban
preguntando o el hecho de que estaba sangrando y probablemente en
estado de shock, el malhumorado detective estuvo sobre mi haciéndome
preguntas y todo lo que podía decir era que quería a Titus.

Solo quería a mi policía.

Hablando de eso, la puerta del baño se abrió y su gran figura estaba


llenando el espacio repentinamente.

—¿Todo bien aquí?

Sin que lo notara, el agua se había enfriado y solo estaba sentada en


la bañera llorando. Levanté mis manos para frotar mis mejillas y fui a
ponerme de pie.

—Sí. Solo necesitaba un minuto. —Siempre estaba luchando. Luchando


contra alguien, algo, contra mí misma. No estaba acostumbrada a ser la
241

víctima, a ser débil y estar fuera de control.


Página

Nunca me puse de pie. Antes de que pudiera pararme, sus fuertes


brazos estuvieron alrededor de mí y debajo de mí, y me estaba acunando
contra su pecho. Mojándose a sí mismo y al piso del baño en el proceso. No
discutí. Solo envolví mis brazos alrededor de su grueso cuello y dejé que me
llevara a su cama todavía goteando agua y con los ojos llorosos.

Obviamente, había pasado el tiempo en el que me estaba empa-


pando, limpiando su dormitorio. No había ninguna camisa perdida o un
calcetín a la vista y la cama estaba hecha con sábanas y mantas,
obviamente limpias. Froté mi adolorida mejilla contra su pectoral y suspiré
contra el latido de su corazón.

»No puedo creer lo desordenado que eres. Nunca lo hubiera ima-


ginado.

Gruñó y me movió un poco para poder estirar la manta superior y


ponerme en el centro de la cama. Me miró durante un largo momento antes
de empezar a sacarse la ropa. Ese era un espectáculo que me daría millones
si le cobrara a otra mujer para que lo observara. Lástima que era avara y
quería que toda la flexión y curva de todo ese músculo duro y piel morena
fuera solamente para mis ojos por siempre.

—La única persona que lo ve siempre soy yo, así que supongo que no
me molesto realmente por cuidad del interior de la casa. No estoy mucho
por aquí.

Una vez más, me recordó al hombre en sí mismo. El único que alguna


vez veía dentro de la oscuridad donde su corazón vivía era Titus. La bestia
era solitaria y yo era la única a quien alguna vez permitió entrar a su jaula.
Me necesitaba, solo esperaba que todavía pudiera verlo después de que le
contara el último de mis sucios secretos.

Una vez que estuvo desnudo al igual que yo, se acercó, apagó las luces
y se subió a la cama junto a mí, a pesar de que era temprano en la mañana
y el resto del mundo estuviera comenzando a despertarse, nosotros íbamos
a la cama.

Curvó un brazo alrededor de mí y me atrajo fuertemente contra su


242

pecho.
Página

»Es mañana.
Sabía que quería hablar, pero todavía no estaba lista.

—Todavía será mañana cuando nos despertemos. Descansemos por


un minuto. —Lo necesitaba. El olvido nunca había sonado tan agradable.
Sentí que sus labios rozaban la coronilla de mi cabeza y su palma pasaba
rozando la superficie maltratada y en carne viva del brazo que envolví
alrededor de él.

—Está bien. Podemos descansar. Por cierto, estoy orgulloso de ti. Eres
una gran luchadora, Reeve.

Solo podía rezar para que se sintiera de la misma manera cuando


abriera mis ojos y le contara mi historia. Entre mis propias emociones siendo
drenadas y despojadas a nada, y su calor y la seguridad de estar finalmente
en sus brazos después de mi pesadilla, ya no pude mantener abiertos mis
párpados. Dormir y un pequeño respiro no era algo contra lo que fuera a
pelear.

E
staba teniendo el sueño más maravilloso. Estaba lleno de manos
que buscaban. Besos tiernos. El roce de cabello suave contra mi
piel. Mi nombre era susurrado entre labios que amaba y nunca
había estado en un lugar más seguro o feliz.

Pero entonces cambió y estaba siendo perseguida. Estaba corriendo


por mi vida y me desperté con un grito atascado en mi garganta y lágrimas
corriendo silenciosamente por mi rostro. Me senté en la cama y miré a Titus.
Unos brillantes ojos azules me estaban mirando cuidadosamente, llenos de
243

compasión y rabia. Empujé mi cabello de mi rostro y puse una mano sobre


mi corazón acelerado. Él levantó su mano y rozó sus nodillos por mi húmeda
Página

mejilla. Fue un gesto dolorosamente tierno y era tan impropio en él que me


sorprendió temblando. Titus me había mirado con muchas emociones
diferentes desde que irrumpí de nuevo en su vida, pero me negaba a que
la lástima fuera uno de ellas. Entendía los riesgos… todos… y necesitaba que
lo supiera.

Me incliné y le di un punzante beso en su ceño fruncido.

—Estoy bien. Al menos, lo estaré.

Vi que sus ojos examinaron el corte en mi cuello y la piel adolorida y


amoratada alrededor de mí ojo.

—No estás bien. —Sonaba como un policía y no el hombre muy


desnudo y muy sexy que podía reemplazar tan fácilmente todos los malos
recuerdos con otros mucho mejores.

Podía no tener sentido, pero quería sus manos sobre mí. Quería a mi
corazón tronando y corriendo en mi pecho por él y no porque estaba
asustada y sacudida. Todo lo que era malo, todo lo que era trágico y no
tenía sentido, Titus estaba allí para darle sentido. Era el bien y necesitaba
todo eso en mí.

—Lo estaré. Haz que esté bien, Titus.

Me frunció el ceño a la luz de la mañana, pero nunca podría esconder


la forma en que sus ojos cambiaron y, ya que los dos estábamos desnudos,
no había manera de perderse la forma en que reaccionó su cuerpo. Lo besé
de nuevo y esta vez enrolló su mano alrededor de mi cuello.

—No estoy seguro de que sea una buena idea. Tuviste una noche dura.

—Tú y yo juntos siempre es una buena idea. Necesito esto. —Sabía que
nunca me lo negaría cuando le decía que lo necesitaba. Era demasiado
entregado para decir que no.

Con un suspiro, besó el lado magullado de mi rostro. Sus labios tocaron


el costado de mi cuello donde mi pulso tronaba pesadamente en una
mezcla de ansiedad y deseo. Su desliñado rostro rozó a través de la piel
244

sensible mientras se movía cada vez hacia abajo a través de mi pecho


desnudo y sobre mi estómago tembloroso.
Página
Mi piel estaba tarareando con tentador placer y mi corazón estaba
corriendo a toda velocidad para acomodarse a la forma en que mi cuerpo
se movía contra aquel que lo estaba presionando contra el suave colchón
bajo mi espalda. Fui atrapada en medio de una nube, flotando en amor y
sexo. Realmente era la mejor cura para cualquier tipo de pesadilla o
recuerdo horrible y mientras un aire frío golpeaba ese lugar hipersensible
entre mis piernas y las sábanas se alejaban de la maraña de extremidades
desnudas, estuve lista y adolorida por un beso que era mucho más íntimo y
mucho más serio.

»Titus… —Solo decir su nombre me hizo sentir mejor, más fuerte.

Rio entre dientes contra mi lugar más sensible y levantó mis caderas de
la cama. Tiré de su cabello y le dejé saber que se estaba dirigiendo en la
dirección correcta y me apretó el culo a cambio.

Su cabeza desapareció entre mis piernas abiertas y jadeé mientras


usaba su inteligente lengua para distraerme. Sus dedos hacían cosquillas
detrás de mis rodillas mientras comenzaba a dedicar su atención a toda mi
carne resbaladiza y necesitada frente a su rostro. Lamió. Chupó. Mordió. Se
rio de nuevo mientras más ansiosa me ponía y más fuerte mis manos se
aferraban a su cabello. Usó sus manos y boca conjuntamente hasta que no
pude ver bien y cuando fui una masa temblorosa de nada más que placer
y culminación debajo de él, comenzó todo de nuevo.

Después del segundo orgasmo, estuve segura de que nunca me


movería de nuevo. Titus dejó que mis piernas se deslizaran de nuevo a la
cama y luego se detuvo para besar cada raspadura, cada corte, cada
moretón, cada marca o imperfección que no había estado allí antes de que
me peleara con el hombre de Conner. La dulzura del gesto me hizo un nudo
en la garganta y una vez que se apoyó sobre mí, sus bíceps tensos mientras
sostenía su considerable peso sobre mí, no pude evitar envolver mis brazos
alrededor de él y atraerlo hacia abajo para que me cubriera como una sexy
manta de seguridad.
245

Me besó la barbilla y mi ojo negro. Me besó a través de la enojada


marca roja que el chuchillo había dejado en mi cuello. Acarició su nariz en
Página

mi oreja y susurró:
—Lamento no haber estado allí.

Podía sentir el remordimiento en su enorme cuerpo. Podía sentir la


forma en que el pesar y la rabia tensaban sus músculos. Pero honestamente,
me importaba más el si se quedaría una vez que le revelara lo que había
planeado para esa Glock de lo que importaba si no estuvo allí para
protegerme de Zero. Froté mi mejilla contra su aspereza, lo mantuve cerca
de mí para que nuestros corazones saltaran y brincaran para tocarse entre
ellos a través de nuestros pechos y le dije:

—Puedo cuidar de mí misma y de ti, Titus. Nadie debería subestimarme.

Suspiró en mi oreja e hizo que mi corazón aleteara. Enrolló sus brazos


debajo de mis hombros y se movió para que sus magras caderas se
instalaran en la cuna de las mías. Nunca me había sentido una parte de otro
ser humano en mi vida. Parecía como si moriría si él fuera arrancado de mí
alguna vez. Gran parte de Titus estaba ahora tejida en la tela de quién era
yo y quién sabía merecía ser.

Él levantó sus caderas y las dejó caer de nuevo, frotando su erección


entre mis pliegues hinchados y sensibles. Era una jadeante y sexy incitación
que me hizo tirar mis piernas junto a sus costados y levantar mis propias
caderas para seguir sus movimientos.

—Nunca te subestimé. Me sobrestimé. Pensé que podía jugar a este


juego, permitir que arriesgaras todo por el objetivo final, pero estaba
equivocado. Eres mucho más para mí, Reeve. Eres todo en este momento.

Si sus ligeras caricias y reverentes toques no habían sido suficientes para


hacer que las lágrimas se derramaran otra vez, esas palabras y la forma en
que fueron gruñidas para mí de la boca del hombre y la bestia, lo fueron.
Ambos estaban reclamándome como suya y no podría estar más feliz.

—Estoy avergonzada de admitir cuánto tiempo has sido todo para mí,
Titus. Cualquier riesgo valió la pena para terminar justo donde estoy contigo
ahora. —Y el deseo de Dios era suficiente para mantenernos juntos de esta
246

forma hasta que se supiera la verdad.


Página

Se deslizó a lo largo de la grieta nuevamente. Asegurándose que la


punta de su polla golpeara mi clítoris con cada embestida y retirada. Era
suficiente para que me tuviera tirando de él con impaciencia para que solo
entrara. El sexo con Titus siempre había sido un deporte de contacto y
aunque me gustaba la suave y sexy estimulación, estaba necesitada y
realmente quería esa sensación de plenitud y de ser poseída que venía con
él entrando en mi preparado calor. Él estaba haciendo un esfuerzo por ser
amable y considerado, teniendo en cuenta por lo que había pasado la
noche anterior, pero no quería el recordatorio. No quería que nada de eso
tuviera lugar aquí entre nosotros, así que cerré mis piernas alrededor de su
espalda baja, clavé mis tobillos en las duras esferas de su culo y empalé su
polla erecta dentro de mí.

La forma en que mi cuerpo lo devoró nos hizo jadear. Lo arañé con mis
uñas y tiré mi cabeza hacia atrás para poder mirarlo. Sus ojos estaban
luminosos con un calor plata y un rubor muy rojo decoraba sus mejillas.

»Ya hiciste que todo fuera mejor y besaste todas mis heridas. Fue dulce,
pero ahora necesito que me folles como haces normalmente, por favor.
—Aleteé mis pestañas hacia él y empujé mis tobillos de nuevo, esperando
que entendiera la indirecta.

Sus cejas se hundieron entre sus brillantes ojos y destelló el color blanco
en su rostro mientras me sonreía.

—¿Acabas de pedirme que por favor te folle?

—Sí. Ahora, ¿te moverás? —Moví mis caderas impacientemente, lo que


hizo que su polla se contrajera dentro de mí. Apreté de nuevo y murmuró
una palabra sucia.

—Bueno, ya que fuiste tan amable… —Movió un poco su pierna para


que mis caderas se inclinaran de arriba a abajo y luego empezó a
montarme de manera que prácticamente le estaba rogando. Nuestras
caderas se oprimían. Mis pechos eran aplastados contra su pecho. Nuestros
alientos se mezclaban mientras respirábamos en vez de besarnos. Sus manos
tiraron de mis hombros, lo que dolería después de la caída que tuve, pero
247

me encantaba. Lo necesitaba. Ansiaba este tipo de salvaje y desquiciado


tipo de dar y recibir con él. Era mío. Era a la única a quien le daba, así que
Página

no había forma en fuera a permitirle que me lo restringiera.


Gruñó un poco más, tiró de mis piernas aún más alto junto a sus costillas
y agarró una almohada junto a mi cabeza. La metió debajo de mi trasero,
obligando a que mis caderas estuvieran aún más levantadas de la cama, y
entonces se arrodilló y continuó golpeando dentro de mí. Me observó desde
su posición elevada. Sus ojos se clavaron en lo míos y nos llevó a los dos más
y más cerca del borde del orgasmo. Me encantaba la forma en la que
había comenzado a sudar, empezado a brillar como una estatua pulida,
toda dura y fuerte. Era una totalmente excitante, así que no pude evitar
rastrillar mis manos por mis pezones. Me detuve a jugar un segundo, lo cual
lo hizo moverse más rápido y sus ojos brillaban aún más. Cuando sentí sus
dedos clavarse profundamente en la piel de mis caderas, supe que estaba
cerca.

Debido a que aún estaba aturdida por los regalos que me había
otorgado con su boca, estaba un poco más atrás. Rocé la punta de mis
dedos por mi abdomen, me detuve a rodear mi ombligo, amando la forma
en que me observaba todo el tiempo. Se sentía agradable tocarme, pero
se sentía aún más saber que cuando lo hacía, Titus perdía la cabeza. Estaba
respirando como si estuviera corriendo una maratón y su ritmo constante se
había vuelvo ligeramente desesperado y frenético. Me detuve en el vértice
donde estábamos unidos, dejando que me rozara la punta de los dedos
mientras entraba y salía.

Gruñó en voz alta y me exigió:

—Tócate. Déjame verte. —Y lo hice. Sonreí por un segundo. Bajé un


poco más para que mis dedos pudieran llegar a mi pequeño centro de
placer. Me aseguré de que el ángulo estuviera bien para él para que viera
la forma en que rodeaba la pequeña protuberancia. La forma en que la
golpeaba. La forma en que la rozaba a tiempo con sus movimientos. Se
sentía tan bien y, tan pronto como ladró mi nombre y cayó sobre mí, lo seguí
al borde y caí con un aterrizaje mucho más suave. Fue perfecto. Él era
perfecto. Éramos perfectos.
248

Masajeé su espalda mientras él sacaba la almohada debajo de mí.


Finalmente me dio un beso y luego cerró su brazo alrededor de mí y me rodó
Página

de modo que él estuviera debajo de mí y yo tirada sobre él. Mi rodilla golpeó


un punto muy obviamente húmedo en las sábanas y tuve un momento de
pánico. No fuimos cuidadosos de nuevo y esta vez, no estaba segura de sí
estaría dentro una vez que escuchara lo que tenía que decirle. Tomé una
respiración profunda y hablé con el corazón, dado que allí estaba mi
cabeza.

—Cuando volví a The Point, estaba planeando matar a Conner. Sabía


que me protegerías y necesitaba permanecer viva el tiempo suficiente para
tener una oportunidad de matarlo. Es un monstruo, Titus, y es inteligente.
Nunca verá el interior de una cárcel y ambos lo sabemos. Estaba esperando
que estuvieras de acuerdos con mi plan para que pudiera ser quien
apretara el gatillo. Desde el principio, supe que era la cárcel o una tumba
poco profunda e imaginé que la cárcel, para corregir un error tan grande
tantos años atrás, era una compensación justa. Sabía que nunca lo
aprobarías, así que no te dije que le pedí a Booker que me consiguiera un
arma o lo que estaba planeando. No quería que estuvieras unido a otro
crimen. Mentí. Mentí desde el principio y lo lamento mucho, pero después
de que me dijeras que estabas conmigo en el auto, supe que no podía
arriesgarlo, o a ti. Sabía que tenía que ser mejor, hacer mejor las cosas, así
que tenía toda la intención de que Booker tomara el arma de nuevo y dejar
que Nassir o incluso Race hicieran el trabajo sucio. Por favor, intenta ver por
qué hice esas elecciones.

En serio, quería suplicarle que me amara de la forma en que lo amaba.


Quería rogarle que me perdonara por ser desesperada e imprudente.
Quería que me viera por quién sería siempre, una mujer que tenía un buen
corazón, pero que a veces tomaba malas decisiones. Era humana.
Defectuosa y rota, pero también lo era este lugar al que llamaba hogar y así
era él. Quería que viera que encajábamos como pareja en estas calles
dañadas.

Se puso rígido debajo de mí y mordí mí ya destrozado labio porque


pensé que iba a alejarme. No lo hizo. Sus dedos recorrieron mi cabello
desordenado y masajearon la parte trasera de mi cuello.
249

—Me di cuenta de todo eso cuando le mentiste al policía sobre el arma.


Y solo para que lo sepas: fue Booker quien permitió que Zero entrara al
Página

edificio.
Fue mi turno de ponerme rígida.

—¿Qué?

Suspiró y movió su cabeza para poder besar mi frente.

—Booker dejó entrar al tipo y desactivó las cámaras de seguridad para


que nadie pudiera verlo entrar al condominio. Nada de eso tiene sentido.

Me quedé sin habla. Sabía que Booker era un matón y ex convicto,


pero también pensaba que era mi amigo. Nos entendíamos.

—¿Qué hay del resto, Titus? La jodí de nuevo. —Le estaba dando
pruebas de que nunca iba a ser tan buena como él incluso si él venía de un
lugar que era tan sucio y manchado como yo.

Dejó escapar un profundo suspiro y enrolló el brazo que no me estaba


sosteniendo alrededor de la parte posterior de mi cabeza.

—No puedes ser la juez, jurado y verdugo si vamos a estar juntos, Reeve.
Tienes que entender la diferencia entre una mala decisión y una decisión
que tiene consecuencias que no se pueden deshacer y perduran por
siempre. Si Dovie hubiera muerto, si hubieras tenido éxito en matar a
Conner… ¿dónde estarías al final de todo eso? Enterrada bajo la culpa y el
remordimiento al igual que lo has estado desde que le pediste a Novak que
se hiciera cargo del novio de tu hermana. Necesito que confíes en que haga
mi trabajo y tienes que confiar en el proceso. Sé que Roark era un policía
corrupto, sé que hay más de esos en esta ciudad que los buenos, pero no
soy uno de ellos. Tienes que darme la oportunidad de hacer lo que necesita
ser hecho.

Asentí lentamente.

—Eso lo sé.

—Ahora.
250

Fue mi turno de suspirar.

—Nosotros no empezamos como un frente unido, Detective. Estaba en


Página

el exterior tratando de entrar. Estaba intentando hacer lo que era mejor para
todos. Y para que lo sepas, Race pensó que estaba intentando tenderte una
trampa a ti para matar a Conner por mí. Él nunca confió en mis motivos.

Vi sus dientes brillar en una sonrisa.

—Race es inteligente pero eso no significa que lo sabe todo. Sabía


desde el principio que nunca esperarías que me comprometiera sin importar
cuán perversa y violenta haga Roark esta pelea. Me dijiste muchas veces
cuánto admirabas y apreciabas mi dedicación para hacer lo correcto. Me
imaginé que tenías un plan. Solo no lo entendí todo hasta que mentiste sobre
el arma.

—No quiero que te arrepientas de estar conmigo, Titus. —Podía


escuchar todo lo que mi corazón sentía por él en mi voz.

—No hay arrepentimientos, Reeve, y no hay opción. Bien o mal, estás


en esto por mí. Entiendes todas las partes de mí. Me haces sentir que puedo
ser solo yo, no un policía, no un hermano mayor, no un héroe, no un
salvador… solo un hombre. Un hombre que tiene sus partes buenas y malas.
Nunca seré perfecto pero para ti siempre seré real, y tú siempre puedes ser
quien eres conmigo. Incluso si eso es una chica que piensa que puede
resolver sus problemas con una bala. Solo necesito seguir recordándote que
siempre hay otras opciones y que nosotros tenemos mucho que perder si no
pensamos bien las cosas. Nosotros dos somos un maldito desastre, así que
quién más querrá meterse con nosotros, de cualquier manera. —Me besó
para demostrarme que estaba burlándose de mí con la última parte—. Te
he deseado desde el principio. Debería haberlo sabido desde el comienzo
que esto es dónde nosotros acabaríamos.

No era una declaración de amor. Ni siquiera me pidió que fuera su


novia, pero diciendo que yo siempre sería la única que tendría todo de él,
todo quién realmente era, se sintió tan importante cómo esas dos pequeñas
palabras.

Estaba por agradecerle y por sofocarlo con mi alivio, con más besos y
251

definitivamente con más sexo, pero sus ojos se volvieron de piedra y de


pronto se largó de la cama y tiró de su cabello.
Página
—¡Hijo de puta! —No se disculpó por la interrupción a nuestro momento
íntimo, en su lugar balanceó sus largas piernas por el borde de la cama y
alcanzó sus pantalones. Vi sus hombros tensarse, lo que me hizo sentarme y
preguntarle:

—¿Qué está mal?

Se veía enojado y muy salvaje mientras comenzaba a ponerse su ropa.

—Es el comienzo. Todo esto ha sido sobre el comienzo. Esto comenzó


con Novak.

—¿Y qué? —No entendía de qué estaba hablando pero él estaba


poniéndome nerviosa. Esta era la primera vez que había visto a ambos, el
policía y la bestia, soltarse al mismo tiempo. Era aterrador en su ferocidad.

—No vi la conexión cuando Roark comenzó a meterse con Nassir y


Race. Fastidié totalmente la relación entre él y mi hermano. Me tomó una
amenaza de bomba y muchos niños muertos para ver el camino que él
estaba golpeándome donde más me doliera, pero ahora lo veo todo. Ha
sido sobre hacernos pagar usando nuestras debilidades en contra de
nosotros, y la única debilidad que Roark ha mostrado es su obsesión bizarra
con su viejo. Busqué en todas partes de esta maldita ciudad por él, excepto
en el único lugar donde él se sentiría más cerca de su padre. —Maldijo un
poco más, y me estremecí mientras colocaba el arma en su cinturón.

El hilo de sus pensamientos sonaba siniestro y tenía realmente un mal


presentimiento sobre esto.

—¿Piensas que Conner está en la vieja bodega de Novak?

Solo gruñó y sacó una tarjeta de su cartera que sacudió en mi


dirección.

—No sé si está ahí o no, pero necesito ir para comprobarlo.

Recogí la tarjeta con el logo de los Alguaciles y doblé mis dedos en ella.
252

—No vayas solo. —Mi voz era apenas un susurro. No podía soportar el
Página

pensamiento de él en peligro a pesar de que sabía que era su trabajo.


Titus se inclinó para besarme fuerte en la boca y me dijo que confiara
en él y creyera que podía hacer este trabajo. Me dijo que llamaría por
refuerzos y que si no escuchaba nada de él en una hora, que llamara a los
Alguaciles. Sabía exactamente dónde estaba localizado el viejo lugar de
Novak. Si no me llamaba en una hora iba a ir tras él yo misma, solo que no
le dije eso. Así que le regresé el beso con todo lo que tenía y le dije que haría
exactamente lo que me pidió hacer. Mientras observaba su ancha espalda
desaparecer fuera de la puerta, pedía a cualquier entidad superior que
pudiera estar escuchando que mantuviera seguro a este hombre que
mantenía seguro al mundo. No quería vivir en este lugar sin él.
253
Página
TITUS
M
e sorprendí cuando la gran y levantada camioneta detuvo su
marcha junto al GTO en una colina donde estaba estacio-
nado con vistas a la estropeada y abandonada bodega
donde solían trabajar Novak y su ahora difunto personal. Había estado
parado allí por un rato, solo esperando y observando, golpeándome a mí
mismo por no haber puesto las piezas en su lugar antes, lo que parecía ser
la forma en que manejaba todo lo referente con Roark. Algunas veces, los
chicos malos eran simplemente mejores que yo. Cuando el conductor salió
de la bestial máquina, algo de la sorpresa se disipó y pensé que debería
haber sabido que él tendría que estar al acecho, esperando para hacer
cualquier movimiento que estuviera planeando luego del ataque. La forma
en que había mirado a esas cámaras de video para que no nos perdiéramos
que estaba vinculado a los planes de Roark lo revelaba. La manera en la
que había actuado Booker cuando estuvo en el edificio de Race había
dado a entender que sucedía algo, que estaba maniobrando piezas por
todo el tablero que no podíamos ver. Era igual que un ex convicto creando
sus propias reglas y olvidando poner al tanto al resto de los jugadores sobre
que lo eran.

Si estuve sorprendido de verlo, no creo que él estuviera sorprendido en


absoluto cuando estuve encima de él antes de que sus pies tocaran el suelo.
Quería arrancarle la cabeza y escupirle en la garganta por el peligro en el
que había puesto a Reeve. Estaba feliz por no haber llamado refuerzos aún.
No podría golpearlo en The Point si tenía testigos.
254

Golpeó un costado de la camioneta mientras me abalanzaba sobre él,


pero estábamos igualados en el departamento de tamaño y volumen, por
Página

lo que no pasó mucho tiempo antes de que tuviera un puño en mis costillas
y ambos estuviéramos rodando por el asfalto intercambiando golpes
pesados y gruñendo por el esfuerzo. Le dio un buen golpe a mi mejilla y
estuve bastante seguro de que le rompí la nariz cuando golpeé mi frente en
el centro de su rostro. Llevó un codo a mi esternón, lo que me dejó sin aire,
por lo que respondí con un golpe en el riñón que finalmente alejó al otro
hombre de mí. Ambos nos pusimos de pie, ensangrentados y furiosos,
mientras continuábamos haciendo un círculo como perros de pelea.

—Ella podría haber muerto, imbécil. —Escupí sangre hacia sus pies,
haciendo que retrocediera y me maldijera.

—Ella tiene una pistola y sabe cómo usarla. Era la única manera en que
alguno de nosotros iba a acercarse a Roark. Alguien necesitaba meterse
dentro y la única manera de hacerlo era darle algo que quisiera.

—¿El cadáver de Reeve? —Solo decir las palabras hizo que mi corazón
ardiera aún más y di otro paso amenazador hacia el otro hombre. Booker
levantó sus manos frente a él en un gesto de rendición y sacudió su cabeza
lentamente.

—No. Él te quiere a ti, pero para convencerlo de que yo era digno de


confianza, que lo seguiría, tuve que demostrarle cuán lejos iría. ¿Por qué
crees que dejé que me atraparan las cámaras? Conozco cada jodido
punto ciego en ese edificio. Quería que ustedes me vieran. Race es
inteligente y es tu jodido trabajo descifrar la mierda. Quería que supieras que
sucedía algo.

—Ese bastardo la hirió, casi la violó. No valió la pena el riesgo. Ella no es


tuya para que juegues así.

—No tenemos otra opción. Hay que hacer sacrificios porque, hasta
ahora, Roark está ganando y todos nosotros estamos colgando en el
extremo de su cuerda esperando como un montón de estúpidos para ver
tras quién va a ir después. Creía que Reeve podría cuidar de sí misma y eso
nos llevó exactamente hacia donde necesitábamos estar. Los seguí cuando
salieron de la casa para poder hablar contigo, aunque sabía que me ibas a
255

hacer algo. Roark no se mostrará, pero me permitirá llevarte hacia él ahora


que le he probado mi lealtad. Pensará que te derribé al igual que pensó que
Página

yo quería dejar que Zero entrara en el edificio. Es la única oportunidad que


tenemos de acercarnos, Titus. Él es demasiado inteligente. Sabe cómo
funciona esta mierda desde el interior. Es mejor en esto que nosotros y más
personas que nos importan van a salir lastimadas. Podemos detenerlo si
confías en mí.

Crucé los brazos sobre mi pecho mientras él dejaba caer sus manos.

—¿Por qué me quiere?

Booker dejó escapar un profundo suspiro y levantó un dedo para


limpiar un goteo constante de sangre filtrándose por su nariz. Me dolía el
costado y mi mandíbula palpitaba. Nos habíamos lastimado.

—Porque la chica te ama. Es obvio para cualquiera que los vea juntos.
Él no quiere que se vaya, quiere que sufra. En su propia enferma y maníaca
forma, se preocupa por ella. Pensaba que ellos dos eran perfectos juntos
cuando ella le contó cómo le había pedido a Novak que se hiciera cargo
del novio de la hermana. Pensaba que era tan brutal y violenta como él.
Pensó que la venganza los ataría juntos para siempre. Creo que ella lo
decepcionó al probarle que tiene un corazón y que realmente se preocupa
por otras personas y quiere que pague por eso. Ella lo decepcionó, por lo
que merece sentir ese mismo tipo de dolor.

—Zero intentó matarla, Booker.

El hombre de las cicatrices negó con la cabeza e hice una mueca


mientras lanzaba sangre.

—Roark es malicioso y tortuoso, Titus. Zero no sabía que ella estaba


armada, pero Roark sí. Envió al tipo tras ella sabiendo que se iba a defender.
Sabiendo que apretaría el gatillo. ¿Por qué crees que el tipo tenía solamente
un cuchillo? Roark quiere que ella sea como él. Quiere que sea una asesina.
Envió al hombre allí para que muriera por su mano.

—El arma estaba en el piso inferior. Zero pudo haberla apuñalado en el


segundo que ella salió de la ducha. Él la sorprendió y ella tuvo que luchar.
Luchó duro para mantenerse con vida. Hay muchos “y si” en ese escenario.
256

—Es una situación ganar-ganar para Roark. Ella mata al tipo y él siente
Página

como que le demostró que es exactamente lo que él quiere que sea o


termina muerta y está fuera del camino mientras él continúa torturando al
resto de nosotros. Como dije, es mejor que nosotros en esto, por lo que la
única manera de detenerlo es desde adentro. Le dije que podía llegar a ti,
que arreglaría que te encontraras conmigo y que aparecerías para darme
una paliza por traicionar a la familia al permitir que Zero entrara. Le dije que
harías tu trabajo y que no pasarías por arriba la oportunidad de llevarme por
violar mi vínculo y desaparecerme. Le dije que te derribaría y te llevaría con
él. Me creyó… solamente que después de que dejé que Zero entrara al
edificio.

—¿Cómo te contactó, en primer lugar?

Booker se pasó una mano por el rostro, corriendo más sangre y


mirándome con el ceño fruncido mientras se tocaba la nariz hinchada y
rápidamente amoratada.

—Zero me estaba esperando cuando salí de la cárcel. Literalmente,


justo afuera de la estación de policía. Me preguntó si necesitaba un aventón
al condominio y dejó claro que la única opción que tenía era un sí. Me
preguntó por Karsen. Sabía que iba a buscarla a la escuela. Es sola una niña,
maldición. No debería tener parte en todo esto que sucede en este lugar.
Tiene una oportunidad de llevar una vida normal. Le dije que la dejara en
paz y me mencionó que Roark siempre estaba buscando buena ayuda. Era
muy “venir al lado oscuro”. Lo hizo sonar como que dejaría a la niña en paz
si hacía lo que querían, así que le dije que siempre hay un precio justo por
las cosas y fue ahí que me dijo sobre meterse en el edificio para ir tras tu
chica.

Gruñí porque no pude evitarlo y mi puño voló por voluntad propia y


chocó contra su mejilla. Toda su cabeza se giró hacia un costado y dio un
paso hacia mí con la ira vibrando mientras sacudía mis ahora palpitantes
nudillos.

—¿Qué hay del resto?

Abrió la mandíbula de atrás a adelante y levantó los dedos para rozar


257

su ahora roja e hinchada mejilla.

—Tan pronto como Zero entró al edificio, recibí una llamada de un


Página

número bloqueado. Supe por el acento que era Roark. Me dijo que siempre
recompensaba un trabajo bien hecho. Me ofreció trescientos mil dólares por
dejar que Zero entrara y otros diez mil si acordaba llevarte hacia él. Le dije
que era un trato.

—¿Se suponía que me traerías aquí? —Mi mente ya estaba girando.


Necesitaba refuerzos. Necesitaba más potencia de fuego. Necesitaba
calmarme porque tenía que hacer mi trabajo cuando todo lo que quería
hacer era disparar primero. No podía creer que Roark finalmente estuviera
lo suficientemente cerca para tocarlo y realmente quería golpear a Booker
un poco más.

—No lo dijo. Me dio un número para contactarlo una vez que tuviera el
paquete asegurado. —Levantó una ceja hacia mí—. Tú eres el paquete,
policía.

Solté un bufido.

—Lo imaginé. ¿Entonces qué? ¿Nos golpeamos y luego me tiras en la


camioneta y me llevas a algún lugar secreto? ¿Qué hay sobre prevenir que
Roark nos meta una bala a ambos en el segundo en que lleguemos? Es lo
que yo haría en su lugar.

Booker sacudió su cabeza de nuevo.

—Te estoy diciendo que tiene algo muy enfermizo y retorcido con tu
chica. Quiere que sufras y quiere que ella sepa que estás sufriendo por ella.
En cuanto a mí… es solo un riesgo que voy a tener que tomar.

Resoplé de nuevo.

—Es uno estúpido. Si te mata, entonces no eres una amenaza y no tiene


que pagarte. Eres hombre muerto.

—Entonces que así sea. Es la única manera de terminar esto.

—Tengo que llamar refuerzos. No podemos intentar derribarlo solos.


—Estaba lamentando no haber llamado a la estación en el segundo en que
258

salí de la casa. Parte de mí quería asegurarse que finalmente había resuelto


el rompecabezas. Finalmente tenía todas las piezas en su lugar antes de
Página

llamar. Estaba cansado de ser un peón. Era tiempo de ser el rey.


—No más policías. Si sabe que hay más que nosotros, simplemente se
hundirá bajo tierra y nunca tendremos una oportunidad con él. Recuerda,
era un policía. No juega según las reglas, por lo que sabrá qué esperar. Tiene
a toda la estación de policía conectada. Ha estado mirando a los chicos
peleando para encontrarlo y se está riendo de todos ustedes. Video,
sonido… conoce cada movimiento que hacen. Está en cada jodido lugar.
Todos tenemos suerte de que Novak no le entregara las riendas… Pienso que
creyó que el tipo lo hubiera matado solo para ser el número uno. Está loco.

—¿Así que solo entramos como Butch y Sundance2? Sabes que


murieron al final de la película, ¿cierto? Es un plan terrible, Booker. ¿Crees
que vamos a tener una oportunidad de disparar antes que él?

—Bueno, es el único plan que tengo y solo necesitamos una


oportunidad para hacer que cuente. Tienes que dejar que te golpeé el
trasero un poco más, que te espose y te tire en la camioneta. Tienes que
dejar tu teléfono ya que puede ser usado para rastrear dónde estás. Se
supone que tengo que tirar el mío también después de que me dé la
ubicación. Te estoy diciendo que el tipo piensa en todos los ángulos. Incluso
me dijo que desactivara el LoJack3 en tu GTO para que no pudiera ser rastre-
ado.

Maldije, tirando cada palabra sucia y horrible en la que pudiera pensar


mientras intentaba armar algún tipo de plan. Nada estaba poniéndose en
su lugar. Booker tenía razón, Roark era demasiado bueno en este juego. Metí
mi mano en mi cabello. Le había pedido a Reeve que se ofreciera como
cebo desde el principio de este juego. Ahora era mi turno de colgarme
como un gusano en un anzuelo. Si ella era lo suficientemente fuerte para
259

hacerlo, lo suficientemente valiente para arriesgar su cuello una y otra vez,


entonces yo también podía. Podía hacerlo por ella, probar que era digno
Página

de su fuerza y su valentía.

2Butch y Sundance: Butch Cassidy and the Sundance Kid es una película estadounidense
que cuenta la historia de los famosos asaltantes de banco Butch Cassidy y su compinche
The Sundance Kid.

3LoJack: Es un sistema de seguimiento de vehículos que permite que los vehículos sean
rastreados por la policía, con el fin de recuperarlos en caso de robo.
—Bien. Vamos por esa oportunidad. Pero tengo que llamar a Reeve y
decirle lo que está pasando. Si no salimos vivos de esto… —Mi voz se apagó.
Si no salía vivo de esto, ella iba a envolverse en venganza y la necesidad de
sangre. Iba a volver adonde había estado antes de llegar a mí y sentirse
como si fuera su deber jurado tomar la vida de Roark para vengarme. No
podía dejar que eso sucediera. Recién había devuelto su alma a dónde
pertenecía. No podía ser la razón de que la perdiera de nuevo.

Atendió al primer tono, sonando sin aliento y asustada.

»Oye. Soy yo. —No dejé que hablara antes de lanzarme a contarle lo
que estaba haciendo y el papel que jugaba Booker en todo esto. Me di
cuenta de que estaba llorando para cuando hube terminado de hablar.

—Ese es un plan terrible. —Su voz era ronca por las lágrimas.

—Lo sé, ¿pero qué opción tengo?

Se quedó en silencio por un largo momento.

—Puedes entregarme a él, en su lugar.

Solté una risa que no tenía nada de humor.

—No. No puedo. —Estaba loca si pensaba que esa aún era una opción
después de todo lo que habíamos luchado para llegar a más.

—Tienes que estar bien, Titus. No puedo estar aquí, no puedo ser alguien
bueno sin ti. —Eso hizo que mi corazón pesara como quinientos kilogramos.

—No seas buena, entonces. Solo sé tú, Reeve. No te preocupes porque


sabes lo que dicen, no puedes oprimir a un hombre bueno. —Estaba
llorando en serio ahora y casi podía saborear cada lágrima a través del
teléfono—. Tiene que terminar, lo sabes.

Ella sollozó un poco.

—Debería ser yo quien lo termine. Es a mí a quien realmente quiere


260

lastimar. Debería poder cuidar de ti, Titus.


Página

—Ya lo has hecho, mucho mejor que cualquier otra persona. —Debería
decirle que la amaba, pero se sentía mal, barato. Necesitaba escuchar esas
palabras cuando no hubiera una fuerte posibilidad de que fuera la única
vez que estuviera por aquí para decirlas—. Confía en mí y mi pedido inicial
sigue en pie: si no tienes noticias de mí en una hora, llama a los Alguaciles y
diles dónde estoy.

Colgué mientras ella sollozaba mi nombre. Saqué la batería de mi


teléfono y se la entregué a Booker. Él dejó caer el dispositivo al suelo y lo
aplastó bajo el talón de su bota. Desabroché la pistola de mi cinturón y
también se la entregué. Señaló mi tobillo y se quedó mirándome mientras
me agachaba y liberaba mi arma de respaldo. Saqué la insignia de mi
cinturón y me la metí en el bolsillo.

»Déjame deshabilitar el dispositivo antirrobo en mi auto y agarrar las


esposas de la guantera.

No quería que nadie más pusiera sus manos en mi bebé. Solo esperaba
que pasara lo que pasara, alguien pudiera llevárselo a Bax en una sola
pieza. Se merecía más que ser abandonado en este páramo. Me deslicé
bajo el marco y tiré de los cables que enviarían la señal de localización en
caso de que necesitara encontrarlo si esta hermosa máquina alguna vez
desaparecía. También saqué mis esposas de la guantera y se las entregué
al otro hombre. Las lanzó hacia arriba y las atrapó con su mano con una
sonrisa.

—Nunca he estado en el otro lado de estos chicos malos antes.


—Levantó una ceja, la cual tiró de su cicatriz—. Recuerda que tiene que
parecer real.

Iba a preguntarle de qué demonios estaba hablando cuando el primer


golpe aterrizó en mi mejilla. El metal de las esposas hizo que el puño de
Booker se sintiera con si estuviera encapsulado en acero. Sacudí mi cabeza
para aclarar el zumbido en mis oídos cuando otro golpe aterrizó en la otra
mejilla. Levanté mis manos en defensa automática, pero él se movió
alrededor y aterrizó un gancho debajo de mi barbilla que hizo que mis
dientes partieran mi lengua. Le gruñí y todo lo que conseguí fue otro golpe
261

con la mano envuelta alrededor de las esposas. Estaba teniendo


dificultades para mantenerme de pie. Me tambaleé un poco y estaba
Página
viendo manchas mientras la oscuridad comenzaba a arremolinarse en mi
visión.

»Oye, poli.

—¿Qué? —La palabra salió como un jadeo de mis pulmones que se


sentían forzados y de labios que estaban rotos e hinchándose rápidamente.

—Realmente lo siento mucho. —No tuve oportunidad de preguntarle


de qué estaba hablando porque lo siguiente que supe fue que su frente
estaba conectada con la mía, y todo cambió y caí de rodillas. Estaba
apenas consciente y seguro de que tenía una conmoción cerebral después
de la fuerza de ese golpe. Algo picante y grueso cayó por mi cabeza,
haciendo que fuera difícil respirar e imposible ver. Luché por puro instinto
mientras Booker me levantaba y me arrastraba con dureza a la camioneta.

—Sácame esta cosa. —Quería tirar de la capucha, pero mis manos


estaban apretadas detrás de mi espalda y aseguradas con el frío metal de
mis propias esposas.

—No puedo. Eso era parte de las órdenes del malote. Creo que
realmente podría tenerte un poco de miedo. —Sentí que ponía algo en mi
bolsillo trasero—. Esta es la llave por si por algún milagro sales de allí vivo.

Escuché que respiraba profundamente y luego todo lo que obtuve fue


su lado de la conversación cuando llamó a Roark.

»Atrapé al policía. Sí, está desarmado y asegurado… Sí, todavía está


respirando, pero el hijo de perra me rompió la nariz. —Una sonrisa fingida y
luego—: ¿Dónde lo quieres?

Un golpe contra un costado de la camioneta.

»Por supuesto que voy a ir solo. Bax apenas puede moverse. Race
quiere matarme y el policía está atado como un cerdo.

Una letanía de palabrotas.


262

»Sí, me desharé de mi teléfono. Ya te dije que lo haría. Mira, solo quiero


Página

que dejes a la chica en paz. Ya hablamos de esto. No me importan una


mierda el resto de ellos.
Me moví, tratando de determinar si podía ver algo a través de la tela
de la capucha. No sirvió de nada. Estaba prácticamente indefenso y prepa-
rándome para montar justo en el vientre de la bestia. Era la cosa más
estúpida y valiente que había hecho alguna vez. Quería patear mi propio
trasero por no tener otra solución que no pareciera tan desesperanzada y
tan desesperada

Fue el momento de Booker para resoplar.

»Tienes que estar bromeando. Está bien, estaré allí en breve.

—Está en el almacén de Novak, ¿cierto?

Soné incoherente y sofocado detrás de la tela que cubría mi rostro.

Booker golpeó el costado de la camioneta de nuevo.

—Sí. Dijo que le parece apropiado que sea tu última parada dado que
pasaste tanto tiempo intentando derribar a su padre. Nadie ha estado allí
desde que lo incautaron los federales. Ha sido propiedad del gobierno y
dado que él solía ser jefe de policía y trabajó en el caso, lo sabe.

Golpeé mi cabeza contra el respaldo.

—Joder, lo sabía.

—Hora del espectáculo, poli. —Escuché que el segundo teléfono se


agrietaba y se hacía añicos en el asfalto y el sonido del metal sobre metal,
lo cual solamente podía asumir que eran mis armas mientras caían en el
asiento de la camioneta junto a mí.

La camioneta arrancó y fuimos retumbando por la ciudad. Estaba


intentando mantener el pánico y el miedo a raya. Estaba intentando recor-
darme que me había enredado con hombres realmente malos antes y
siempre había ganado. Apreté los dientes y me recordé una y otra vez que
había mucho en juego como para no salir a la cima.
263

Podrían haber sido diez minutos, pero se sintieron como cinco según-
dos. Había solo una franja de tiempo entre la teoría y la práctica, y ahora
Página

estaba a punto de encontrarme cara a cara con el hombre que había


declarado la guerra a mi ciudad, lastimado a mi hermano, asustado y
acosado a mi mujer y desafiado personalmente a todo lo que yo defendía.
No había manera de que el Titus que usaba la insignia de policía pudiera
hacer esto y sobrevivir. Era hora de conocer a Roark de monstruo a
monstruo, y el mío estuvo negado y suprimido por tanto tiempo y estaba
mucho más hambriento de lo que podría estar el suyo alguna vez.

La camioneta retumbó hasta detenerse y escuché que se abría la


puerta. Escuché arrastrar los pies hacia Booker y luego:

—¿Tienes algún regalo para mí?

Ese cadencioso acento irlandés. Quería masticarlo y escupirlo.

—Sí. ¿Tienes algo de dinero para mí?

—Oh, Booker. ¿Crees que no sé sobre esa dulce Ruger4 que tienes
metida en la cintura? ¿Crees que no sé que tienes un punto débil en la forma
de una pequeña chica adolescente? Los hombres que se preocupan por
algo tan frágil son tan predecibles. Al igual que el detective King. Sabía que
vendría contigo sin importar cuáles eran las circunstancias, pensé que
tenerlo envuelto con una moña era un buen toque. Gracias.

Escuché un disparo y luego otro. Escuché a alguien gruñir y luego el


sonido de un peso muerto golpeando el suelo. El olor a hierro de la sangre
llenó mis fosas nasales y lo siguiente que supe fue que estaba siendo tirado
de la camioneta por unas manos que me sujetaban. Iba a luchar, pero no
sirvió de nada. Había demasiados de ellos y con mis manos atadas y la
cabeza cubierta no había manera de luchar. Unas duras manos se cerraron
debajo de mis axilas y me arrastraron a través de la grava y solo Dios sabía
qué más. Mis piernas y pies se agitaban en busca de apoyo.

Sabía que habíamos entrado en el almacén una vez que mi lucha


comenzó a hacer eco contra las paredes de cemento y acero. 264
»Una pena para el Sr. Booker que un hombre con entrenamiento
Página

siempre vaya a ser más rápido en tirar del gatillo que un simple matón

4
Ruger: Sturm, Ruger & Company, Incorporated es una compañía ubicada en Southport,
Connecticut, Estados Unidos, dedicada a la fabricación de armas de fuego, más conocida
por su nombre abreviado Ruger.
callejero. Estuvo cerca, sorprendentemente cerca. Sabía que iba a morir,
pero aun así corrió el riesgo. ¿Quién dice que los criminales no tienen honor?

Mis brazos fueron sacudidos por encima de mi cabeza y sentí algo duro
deslizarse contra mis muñecas mientras mis pies colgaban, apenas tocando
el suelo. Fui estirado como un trozo de carne en un refrigerador y sabía que
no era bueno. Booker había estado contando con conseguir disparar y
ahora había caído y yo estaba colgado como una especie de sacrificio.
Fue aquí exactamente donde el plan se vino abajo. Solo llámame Butch
Cassidy.

La capucha fue arrancada de mi cabeza y me encontré cara a cara


con el hombre que había puesto mi mundo al revés.

Conner Roark lucía mucho como lo había hecho la primera vez que
vino a recoger a Reeve para Protección de Testigos. Alto, guapo, lo
bastante similar a Bax que me hizo odiarlo un poquito más fuerte. Sus ojos
color ébano brillaban con un regocijo de maldad mientras caminaba de un
lado a otro frente a mí.

»¿Puedo contarte una historia divertida, Detective? —Esa voz, tan


tranquila, tan engañosa sobre la maldad que contenía capturada entre los
melódicos tonos. Tiré con fuerza de las esposas en vano.

—Puedes joderte.

Me levantó una ceja.

—Qué grosero. Confía en mí, Detective, esta es una historia que querrás
escuchar. Verás que involucra a la mujer de la que al parecer ninguno de
los dos podemos permanecer alejados.

No quería escucharlo decir el nombre de Reeve. Tiré de nuevo, mis


músculos flexionándose y esforzándose mientras él me miraba como si fuera
un animal atrapado en una exhibición en un zoológico.
265

»Cuando la vi ese día luego de que se entregara, supe que tenía que
tenerla. Hermosa, suave, pero con afilada. Era perfecta para mí. Venganza,
la necesidad de hacer que otros pagaran por la forma en la que la habían
Página

ofendido. Era música para mis oídos. Ella era todo lo que había querido
alguna vez y pensé que odiaba este lugar, las cosas que le había hecho.
Pensé que estaría junto a mí y observaría mientras se quemaba porque lo
entendía.

—Piensa que eres un sociópata. Vio a través de ti, Roark. Ella es así de
buena. Tiene visión de rayos X.

Escuché algo cayendo en el fondo y podía escuchar a los hombres de


Roark voltearse con ansiedad para conseguir dispararle a sus objetivos. Yo
era una piñata en tamaño real y ellos no podían esperar para romperme.
Me dije a mi mismo que tenía que esperar una hora. Podía sobrevivir una
hora antes de que la caballería apareciera, eso si Reeve hacía lo que le dije
que hiciera y no intentaba algo estúpido como tomar el asunto en sus
propias manos. Dándome cuenta que luchar contra los puños no me estaba
llevando a ninguna parte, me volví flojo y en lugar de envolver mis dedos
alrededor de ellos, solo colgaba de allí. Roark recorrió unos pasos cerca de
mí.

—Tal vez ella lo hizo, pero nunca vio a través del hombre que me hizo.
¿De verdad piensas que Novak sería tan desinteresado, o incluso lo suficien-
temente altruista para acabar con un hombre que mató a su puta novia?
¿Piensas que a Novak le importó alguien más lo suficiente como para
involucrarse en su pequeño drama? La respuesta es no. Era un hombre de
negocios y Reeve era una chica linda. El novio le debía dinero por un
escondite que el delató soplándolo en su propia nariz. Él no pagaría, así que
consiguió que se encargaran. Fue solo coincidencia que Reeve apareciera
rogando por venganza. El chico era hombre muerto incluso antes de que la
novia estuviera en el suelo. Novak era un hombre astuto. Sabía que Reeve
podría resultar de utilidad en el camino, así que le dejó creer por años que
ella era la catalizadora... que ella tenía dentro ser la asesina. La mantuvo en
una cadena y era hermosa. Pensé que podía ser mi muñeca también.

Me incliné más cerca y vi mi oportunidad. Usé la palanca que tenían


las cadenas en mis manos y torcí la parte baja de mi cuerpo arriba desde la
266

cintura. De una patada liberé mis piernas así podía engancharlas alrededor
del cuello del presumido hombre irlandés y comencé a apretar. Él me dio un
Página

puñetazo, luchó, pero solo cerré mis muslos cada vez más apretados. Iba a
estrangular la vida fuera de él y no me importaba si recibía una bala en la
espalda.

—Las personas no son juguetes —resoplé las palabras y justo cuando


Roark se estaba volviendo púrpura, y realmente viéndose como si estuviera
por caerse de rodillas, algo se quebró a través de la parte trasera de mi
cráneo, lo suficientemente fuerte que me hizo irme inmediatamente. Mi
cabeza cayó hacia adelante y sentí sangre comenzar a correr por mi cuello
como un río salvaje.

Algo goteaba. Algo aterrizó con un splat. Algo se sacudió. Había un


clank y un whoosh. Débilmente escuché un golpe sordo y todo lo que podía
hacer era maldecir y gemir silenciosamente mientras mi cerebro latía
caliente y pesado en mí cráneo. Los golpes habían comenzado en serio.

»Vete a la mierda. Vas a matarme antes de quebrarme.

—Todo esto por una chica. En serio, Detective King, pensé que
probarías ser mucho más que un desafío. Ella te hizo suave. Te hizo débil. To-
dos los hombres de esta ciudad olvidaron que había una guerra en marcha
cuando se distrajeron por sus palpitantes pollas. Ninguna chica vale la pena
para morir por ella.

Tosí y escupí otra bocanada de sangre y dejé que mi cabeza cayera


hacia adelante mientras jadeaba y dejaba salir risas entrecortadas.

—Puedes matarme. Puedes quemar esta maldita ciudad hasta los


cimientos. Puedes hacerle lo peor a todos y cada uno de los que se atrevan
a llamar hogar a este lugar, pero incluso después de devastar esta ciudad,
todavía no tendrás lo que quieres... una chica por la cual vale la pena morir.
Ella te matará primero. —Esperaba que no llegara a eso, pero sabía que lo
haría si él la presionaba.

»No importa lo que le hagas a este lugar o a mí, no cambiará el hecho


de que ella me eligió y a The Point, sobre ti. Solo eres tan retorcido y jodido
como tu padre y seguro como la mierda que no eres lo suficientemente
267

bueno para mi chica.


Página

—¿Tu chica? —Su voz con acento era fuerte, furiosa, y sabía que había
golpeado un nervio.
—Mía.

—Ella eligió mal. Pude haber puesto esta ciudad a sus pies. —Se
escuchaba casi como un chico enfermo de amor, un personaje que estaba
intentando interpretar en lugar del estúpido asesino que realmente era.

—Si ella hubiese querido la ciudad a sus pies, la habría puesto ahí ella
misma. Ese es el por qué nunca la mereciste, idiota. Nunca entendiste que
podía correr en círculos a tu alrededor en el departamento de ira-
inapropiada y necesidad-de-venganza. Solo fue lo suficientemente inteli-
gente como para saber que tenía que ser más en la vida que eso. Yo soy su
más. Tu solo fuiste un medio para un fin. —Solo debería haber mantenido mi
boca cerrada porque mis odiosas palabras fueron las que lo tuvieron
empujando su arma en mi boca y el chasquido metálico de advertencia
contra mis dientes frontales. Me miró fríamente, con victoria y demencia
brillando en sus oscuros ojos, y vi su dedo temblar en el gatillo. Era tiempo de
terminar las cosas.

El mundo explotó…

¡BANG!

Vi a Roark sacudirse violentamente mientras balas comenzaban a volar


alrededor de la cavernosa bodega. Sus ojos permanecieron trabados en los
míos mientras caía en sus rodillas frente a mí, el arma en su mano cayendo
inofensivamente a su lado. Los hombres de Roark comenzaron a disparar
mientras la habitación era de pronto un enjambre de hombres con equipos
tácticos y otros tipos usando chaquetas negras adornadas con ALGUACILES
DE E.E.U.U. a través de la espalda. Agaché la cabeza inútilmente mientras
una bala golpeaba contra el tubo sobre mi cabeza, y miré alrededor al caos
que estaba sucediendo. Un rostro familiar apareció como un hombre
vestido en una camiseta polo, cubierto con un chaleco antibalas y se paró
ante el cuerpo de Conner. Pateó al tipo a un lado mientras se inclinaba para
comprobar el pulso de Conner y fruncía el ceño. Miró hacia donde estaba
colgado y luego maniobró alrededor de sus hombres y los cuerpos donde
268

yacía la pandilla de Roark.


Página

—¿Tienes una llave para esas, King? Por cierto, te ves como la mierda.
—En mi bolsillo. —Comenzó a bajarme mientras continuaba mirán-
dolo—. Ese es un buen momento el que tienes ahí, Packard. —No es que no
estuviera feliz de verlo, considerando que estaba por comer una bala.

Las cejas grises del viejo jefe de Roark se levantaron mientras caía en
una pila a sus pies una vez mis manos estuvieron libres. No estaba seguro de
si estaba rota, pero mi rótula se sentía como si estuviera hecha de gelatina,
así que no había manera de que saliera caminando de aquí por mí mismo.

—Recibí una fantástica llamada de Reeve Black. Dijo que un hombre


llamado Noah Booker te había secuestrado y te estaba llevando hacia
Roark. Nos dijo que nos apurásemos. Dijo que le dijiste que esperara una hora
pero eso era demasiado. Llamó al segundo que colgaste el teléfono. Le
saqué a mis hombres de encima y los moví para que fueran tras de ti. Tengo
que decir que el tiempo no podía haber sido más cercano. El chico en el
estacionamiento casi muere desangrado pero los paramédicos parecen
pensar que lo logrará si lo llevan a cirugía rápido y consigue transfusión de
sangre. Todavía estaba consciente cuando llegamos a la escena, así que
ellos tomaron eso como una buena señal y la bala no tocó nada importante.
Bastardo con suerte. Parece que podrías haber estado en bastante mala
forma si nosotros hubiéramos llegado un minuto más tarde.

No sabía si Booker estaría de acuerdo con que era afortunado. Esta era
la segunda vez que tomaba una ronda en su pecho en menos de seis meses.
Incluso si él tenía tantas vidas como un gato, estaban comenzando a correr.

—Estoy agradecido que ella me ignorara y te llamara. —Demonios,


estaba aturdido de que no había intentado correr al rescate ella sola.

—Sip. Le dijo a alguien quién era ella y estaba gritando algo sobre
confiar en el sistema y hacer lo correcto. También dijo que si no enviábamos
a alguien detrás de ti, estaba llamando al refuerzo no-tan-legal. No me
había dado cuenta que tenías tus manos metidas tan profundamente en la
lata de galletas, Detective. ¿Puedes caminar?
269

Sacudí mi cabeza en negación y él me levantó mientras envolvía un


brazo alrededor de mi espalda. Ambos miramos a donde Roark todavía
Página

yacía sin vida, un agujero de bala decorando el centro de su frente.


»Parece decepcionante después de todo lo que les hizo pasar a ti y a
la gente de esta ciudad.

No estaba de acuerdo, pero acababa de pasar los últimos confusos


momentos siendo golpeado con tuberías y puños.

—Murió en las cenizas de un imperio que nosotros le quitamos a Novak.


Me parece extrañamente apropiado.

Packard resopló, mientras nos dirigíamos hacia la puerta.

—Solo me alegro de que esto terminó, y aunque oficialmente nunca lo


admitiré, estoy agradecido de haber sido el que disparó. La jodí con Roark.
Tal vez la balanza se inclina un poco a mi favor.

Suspiré. Esto era The Point. Nunca iba a terminar y nuestras balanzas
siempre estaban fuera de control en el lado opuesto que cualquiera quería.
Me arrastré, salté y trastabillé fuera de la bodega con su ayuda hacia donde
podía escuchar sirenas. Nos estaban dirigiendo hacia la parte trasera de
una ambulancia cuando escuché mi nombre. Vi su oscuro cabello en la
multitud y gruñí hacia Packard cuando uno de sus chicos la sujetó para
mantenerla lejos de caos y de la escena del crimen.

Él le ordenó al federal que la dejara pasar y ella corrió hacia mí como


si los perros del infierno la estuvieran persiguiendo. Golpeó mi pecho con
fuerza y casi nos llevó a los tres al suelo. Estaba cubierto de sangre, no toda
era mía, y parecía no importarle. Me besó por todo el rostro y ayudó a
Packard a llevarme por el resto del camino hacia la ambulancia. Estaba
hablando a kilómetros por minuto, sus ojos muy abiertos y brillosos con alivio
y lágrimas no derramadas. Me desplomé y acuné sus mejillas así podía
sostener su rostro. La besé para callarla y porque tenía que hacerlo. Estaba
vivo. Ella estaba viva. Los chicos buenos estaban hechos papilla pero
victoriosos.

—No esperaste.
270

Envolvió su brazo alrededor de mi cuello, y enterró su rostro en la curva


de este.
Página
—He estado esperando por algo bueno y correcto en mi vida por
siempre, Titus. No iba a esperar por ello otra hora. No podía arriesgarlo. No
podía arriesgarte.

—Gracias. Estoy tan orgulloso de ti por saber qué hacer, por cuidarme.

Asintió contra mí.

—Quería hacer lo correcto. Quería que vieras que confío en ti, confío
en tu sistema. Quería mostrarte más. Quería cuidarte de la manera correcta.

La apreté con fuerza e hice una mueca de dolor mientras ella frotaba
mi rodilla. La maldita recibió un disparo. Parecía una pelota de baloncesto
y estaba del mismo color azul oscuro que los ojos Reeve.

—Cualquier decisión que tomes para cuidar de mi es la decisión


correcta, Reeve. Te amo.

Ella hipó contra al lado de mi cuello y sentí las lágrimas comenzar a


caer.

—También te amo.

Corrí mi mano hacia arriba, debajo de la pesada caída de su cabello


y lo envolví alrededor de la parte de atrás de su cuello. Le di un pequeño
apretón y susurré en su oído mientras un paramédico uniformado
comenzaba a caminar hacia nosotros.

—Necesito decirte algo.

—Lo que sea.

—Nunca tuviste algo que ver con la muerte del novio de tu hermana.
Él le debía a Novak dinero por drogas. Ya tenía un objetivo en él. Novak te
manipuló, te usó como lo hizo con todos en The Point. Nunca has sido una
asesina, Reeve. No eres una mala persona. Puedes ir y hacer las cosas bien
con tus padres, y dejar ir algo de esa responsabilidad que dejas que te
271

controle.

Se alejó y me miró aturdida. Discutió con el paramédico cuando él le


Página

pidió moverse así podía atender mi pierna herida.


Lentamente sacudió su cabeza y tomó mi mano.

—No. Todavía soy la misma, Titus. Independientemente de si tuve una


mano en eso o no, estoy agradecida de que el asesino de Rissa esté muerto,
y habría matado a Conner. Todavía quiero hacerlo. Viendo ahora lo mal
que te hirió. No tomaré esa decisión otra vez, sé que no puedo y aun así
mantenerte, pero todavía quiero. No creo que me haga una mala persona.
Creo que me hace una sobreviviente. Si soy yo y alguien a quién amo o un
chico malo, el chico malo va a caer y no voy a sentir más culpa por eso.

Me incliné y la besé.

—Eres una domadora de leones. —Audaz y siempre dispuesta a bailar


en la oscuridad con los monstruos y animales que querían comerla. No es de
extrañar que mi bestia la amara. Arrugó su nariz hacia mí.

—¿No puede ser la Bella y la Bestia? Creo que eso me gusta mejor.

Quería reír pero gruñí en su lugar mientras ellos me decían que


necesitaban moverme hacia una camilla. Realmente dolía pero era
tolerable porque mi chica estaba ahí para cuidar de mí.

Como siempre lo había estado. Podría sangrar por todo el mundo.


Pelear hasta el final por esta ciudad y aquellos a quienes amo que viven
aquí, pero esta mujer... ella sangraría por mí, nunca pediría nada a cambio.
No había nada más que eso. Esto es cómo mi amor se veía en The Point: una
chica que podía cuidar de sí misma y de cualquiera por el que se
preocupara... y Dios ayude a quien se metiera en su camino.

272
Página
REEVE
E
l taller estaba ocupado cuando caminé a través de él. Estaba
ruidoso y olía a aceite y gasolina. Obtuve algunas miradas curio-
sas de diferentes chicos que tenían sus cabezas enterradas en
motores o que estaban trabajando en otras partes diferentes de los autos,
pero no les presté nada de atención. Todos sabían que estaba con el
hermano de Bax, y siempre y cuando ellos quisieran seguir respirando o
permanecer fuera de la cárcel, mantenían sus opiniones para ellos mismos.

Sabía que Bax estaba en algún lugar dentro del cavernoso recinto.
Había llamado a Dovie más temprano para preguntarle dónde podía
encontrarlo. Me dijo que se estaba volviendo loco sentado en casa, y ya
que el artilugio que sostenía su mandíbula en su lugar había sido quitado,
volvió a trabajar. Se escuchaba frustrada y sabía exactamente de donde
venía eso. Aunque las heridas de Titus eran menos graves que las de Bax en
el magnífico esquema de las cosas, todavía estaba en reposo con una
rodilla y algunas costillas rotas. El policía era un paciente terrible y me estaba
volviendo loca con su mal humor y hosca actitud, mientras golpeaba
alrededor de la casa en su yeso. Mi opinión personal era que el resto era
bueno para él. Se merecía algo de tiempo libre después de todo por lo que
había pasado, pero Titus no era la clase de chico que se relajaba. Se
quedaba en una espiral apretada, escuchando a su radio de policía y
constantemente en el teléfono con sus compañeros policías, hablando
sobre trabajo o casos sin resolver. Incluso golpeado y cojeando, el chico era
una fuerza a tener en cuenta, y lo mismo se podría decir de Bax.
273

Él estaba en su oficina, sentado en su gran escritorio de metal. Su


muñeca se encontraba en una pesada escayola pero tenía su tobillo roto
Página

elevado en el borde del escritorio, y estaba envuelto en una voluminosa


bota negra para andar en casa. Todavía estaba muy delgado y la nitidez
en su rostro hacía que su mirada fuera más intimidante mientras tomaba
asiento frente a él sin preguntar. Todavía emanaba rudeza y no-te-metas-
conmigo, incluso si se veía como si hubiera estado en el lado perdedor de
su última pelea.

Dovie me había dado los códigos para entrar al recinto y a través de


las masivas rejas, en primer lugar, desde que no había oportunidad en el
infierno de que fuese invitada. No era bienvenida y el hecho era evidente
en las duras facciones de Bax.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Golpeó los dedos en la rodilla de su


pierna levantada y miré alrededor de la oficina. Estaba intentando descubrir
qué parecía diferente acerca de él, además de la pérdida de peso, cuando
el viejo olor a humo de cigarrillos se coló en mi nariz.

Levanté una ceja hacia él.

—No tienes un cigarrillo en tus manos.

La vena al lado de la estrella tatuada en su rostro se crispó con enojo.

—Tengo bastante mierda tratando de matarme todos los días. Pensé


que no era necesario que ayudara con los asuntos. Era una perra intentar y
fumar a través de todos los cables y mierda que estaban sosteniendo mi
rostro unido, hasta hace un par de días. ¿Qué haces aquí, Reeve?

Empujé algo de mi largo cabello sobre mis hombros y aclaré mi


garganta.

—Sé que no te agrado, que no confías en mí y quieres a alguien más


para tu hermano.

No dijo nada pero su barbilla se inclinó en casi un asentimiento.

—Nada de eso es un secreto.

Crucé los dedos en mi regazo y me forcé a mí misma a encontrarme


274

con su oscura mirada y la animosidad que vivía en las profundidades.

—Mira, sé que la jodí con Dovie y salió lastimada, pero salvé la vida de
Página

Titus, así que eso debe contar para algo. No voy a ir a ningún lado y sabes
que no puedes hacer nada al respecto sin lastimar a tu hermano. Quiero
alguna especie de tregua, Shane. Te guste o no, somos parte de la misma
familia ahora.

No dijo nada. Se recostó en su silla y juntó los dedos frente a él mientras


me consideraba. Tomó cada gramo del autocontrol que tenía para no
moverme e inquietarme debajo de esa pesada mirada profunda. Era como
si todo el cielo nocturno estuviera aterrizando encima de mí.

—¿Qué vas a hacer con Titus a largo plazo, Reeve? Siempre va a ser un
policía, tú siempre vas a ser una chica con un pie a cada lado de la ley.
¿Vas a hacerlo elegir entre tú y quien es él, quién siempre fue?

Sacudí mi cabeza lentamente.

—Voy a amarlo y cuidarlo como él siempre lo ha hecho contigo, Shane.


Necesita a alguien que se preocupe por él y te prometo que nunca voy a
comprometerlo. Le dije a Nassir eso cuando accedí a quedarme en el club.
Todo es legal, y se queda de ese modo o me voy. Tal vez no es el trabajo
moral más original para que la mujer de un policía tenga, pero paga bien y
me gusta ser capaz de cuidar a las chicas. La mayoría de las desnudistas
son buenas mujeres haciendo exactamente lo que tienen que hacer para
sobrevivir aquí afuera. Entiendo eso mejor de lo que Nassir o Race nunca lo
harán. No es como si pudieras juzgar, de cualquier manera. Sé qué son todos
esos autos descansando en tu estacionamiento. De los dos, eres quien pone
a prueba su resolución de ser quién es, no yo. —Me paré, y puse mis manos
en el borde del escritorio. Me incliné un poco hacia adelante para que así
Bax pudiera sentir mi mirada profunda y pesada mientras aterrizaba sobre
él—. Y él no siempre fue un policía. Fue un chico atorado justo como tú lo
fuiste. Es un hombre que ha tenido que tomar decisiones difíciles igual que
tú. No lo obligues a tomar otra, Shane. Encuentra la manera de encontrar
paz con el hecho de que estoy aquí y estoy aquí para quedarme.

No iba a rogarle. Tenía mucho orgullo para eso, pero iba a pelear si me
obligaba. Titus nos necesitaba a ambos en su vida y no iba a dejar que Bax
275

reabriera la brecha que los había separado por tanto tiempo. Me empujé
fuera del escritorio y giré la cabeza hacia la puerta. La voz grave de Bax me
Página

detuvo justo mientras estaba empujando el pestillo para abrirla.


—¿Cuándo dices “aquí para quedarte”, estás hablando de bebés y
anillo? ¿Mierda tradicional que no tiene sentido en este lugar? —Se
escuchaba desconcertado por el concepto.

Solo sacudí mi hombro. Qué sucedería después no surgió exactamente


en la conversación con el policía, pero no parecía para nada preocupado
de que el control de natalidad había escapado por la ventana. Bueno, una
vez que los federales lo habían oficialmente aclarado y no había más
amenaza de un posible tiempo en la cárcel colgando sobre mi cabeza, el
control de natalidad había caído a la orilla del camino. Bebés y The Point
realmente no se mezclaban, pero cuando la madre estaba dispuesta a
hacer lo que sea, y me refiero a lo que sea, para mantenerlos felices y a
salvo, creo que Titus y yo nos dimos cuenta que traer una vida a este jodido
mundo era un riesgo que ambos estábamos dispuestos a tomar. Y tan
tradicional y serio como el hombre era acerca de la familia, no tenía ningu-
na duda que en algún punto en el futuro querría hacer oficial todo el más
entre nosotros.

—Estoy aquí por todo esto. Lo que sea que esto sea.

Giró el voluminoso artilugio sosteniendo su tobillo fuera del escritorio y


se puso de pie. Cruzó sus brazos sobre su pecho y tuvimos una guerra de
miradas. Cuando no alejé mi mirada dio ese pequeño asentimiento y dejó
que su boca se torciera en una sonrisa de suficiencia.

—Estamos bien por ahora, Reeve, pero si alguna vez lastimas otra vez a
alguien que me importa, no habrá un lugar lo suficientemente lejos en el que
te puedas esconder para alejarte de mí.

—Nos importan las mismas personas, Shane. No voy a cometer esa


clase de errores otra vez.

Caminé fuera antes que él pudiera decir algo más. Era una tregua
inestable en lo mejor, pero debería funcionar por ahora. Bax nunca iba a ser
mi gran admirador, pero siempre y cuando me tolerara y entendiera que
276

nunca dejaría que nada lastimara a Titus, era una chica feliz.

Tenía una parada rápida más que hacer antes de regresar a casa con
Página

mi malhumorado policía. Tan bonito y moderno como el apartamento era,


no se sentía como un hogar. No quería estar en encerrada en una fortaleza
y no quería elevarme por encima de las calles que eran mi hogar. Me
gustaba el pequeño lugar desordenado de Titus. Me gustaba que una vez
que estaba limpio y en realidad tenía algunas cosas dentro de él para
hacerlo sentir como un hogar, esto automáticamente se sintió como un
hogar que habíamos construido juntos. Él ni siquiera me había pedido que
me mudara. Solo lo hice tan pronto él salió del hospital. Sabía que iba a
necesitar ayuda ya que apenas podía caminar y todavía tenía más cirugías
reconstructivas que esperaba con impaciencia, pero no dijo nada acerca
de todas mis cosas invadiendo el clóset y ocupando el tocador del baño.
Asumí que estaba feliz con la situación ya que nunca se había quejado o
pestañeado, incluso si le hablaba constantemente para recoger sus cosas
detrás de él. Nunca conocí a una persona que pudiera dejar un tremendo
desastre detrás de él, a donde sea que fuera. Tenía suerte de que lo amara
porque el hombre era un completo haragán.

Encontré la habitación que estaba buscando con mínimo esfuerzo


cuando llegué al hospital. Había querido pasar antes, pero entre los policías
interrogándolo y los federales queriendo una pieza de él, Booker era un
chico ocupado. Sin mencionar que había necesitado tres operaciones
separadas para mantenerlo con vida y para sacar la bala fuera de su
pecho, y ahora estaba despierto y lo suficientemente lúcido para visitas.

Cuando empujé la puerta para abrirla no estuve en absoluto sorpren-


dida de ver que no estaba solo. Grandes ojos marrones me miraron
culposamente mientras Karsen tomaba un sobresaltado paso atrás desde la
cama. La adolescente se sonrojó y se mordió su labio inferior.

—Hola, Reeve.

—Hola, cariño. ¿Saben tu hermana o Race que estás aquí? —La adoles-
cente se sonrojó aún más y sabía que la respuesta era no. Suspiré—.
Entonces será mejor que te vayas. No es necesario meterse en más
problemas con Race.
277

Asintió y susurró un adiós a Booker antes de salir corriendo por la puerta.


La cerré detrás de ella y fui alrededor para tomar el lugar que había dejado
Página
vacante al lado de la cama. Booker me estaba mirando con unos cansados
ojos azul-grisáceos, y tenía toda clase de tubos y cables saliendo de él.

»Realmente tienes deseos de morir si piensas que Race va a dejarte


poner tus manos en esa chica, amigo.

Dejó salir un jadeo que sonaba como una risa.

—¿También estas enojada conmigo?

Al principio, cuando Titus explicó el por qué Booker nos había traicio-
nado a todos, había estado tan furiosa, me sentí tan violada, que estaba
segura de que no quería ver al hombre otra vez. Pero era experta en saber
todo sobre decisiones drásticas hechas en el vórtice de la desesperación y
frustración, así que cuando me calmé, sabía que no podía permanecer
enojada con él. Booker estaba jugando la única mano que había tenido,
justo como todos lo hicimos. Todos jugábamos con el destino y la oportu-
nidad cada día, así que estábamos destinados a perder de vez en cuando.

Ese es el por qué estoy aquí. Sabía todo sobre joderla tan mal que te
sentías tan solo y nadie sería capaz de perdonarte. Necesitaba que Booker
supiera que aunque sus acciones me habían herido, habían sido terribles e
imprudentes, lo aceptaba y entendía qué le hizo hacerlo. Nosotros éramos
muy parecidos, y en este lugar, era difícil encontrar gente que no solo te
agradara sino también con la que pudieras relacionarte. No iba a echarlo
fuera y quería que lo supiera.

Race no era tan rápido en perdonar como yo lo era. Su fortaleza había


sido violada desde adentro y eso lo hizo sentir como si no pudiera mantener
a sus chicas a salvo. No estaba segura de lo que el futuro les deparaba a él
y a Booker, y a su relación laboral, pero con Karsen todavía husmeando
alrededor del mucho mayor y mucho más duro hombre, sabía que los
baches del camino estaban solo comenzando para Booker.

—No, ya no estoy enojada. Entiendo por qué hiciste lo que hiciste, pero
eso es solo porque he estado ahí. Los chicos... —Moví mi mano adelante y
278

atrás en un movimiento tranquilizador—. Ellos solo pueden verte poniendo a


sus mujeres en peligro, así que quieren irse como hombres de las cavernas
Página

sobre ti. Dales tiempo. Race verá todo el cuadro tarde o temprano.
—¿Qué hay del policía?

Me encogí de hombros.

—No ama que conseguí una paliza, y tampoco ama que me diste un
arma, pero está orgulloso de mí por cuidar e3 mí misma. Creo que entiende
que estabas desesperado y aferrándote a un clavo ardiendo. Alguien tenía
que hacer algo y tal vez no era la forma correcta, pero al final, tus acciones
hicieron que Conner cayera, y eso es todo lo que cuenta. Titus dijo que
todavía ibas a tener libertad condicional por escaparte de tu libertad bajo
fianza.

Jadeó otra vez lo que creí que era una risa.

—¿Te dejó conservar el arma?

Asentí un poco.

—No. Pero me consiguió otra. Esta está registrada. —Todavía estaba


haciendo y viviendo mi vida, solo estaba haciéndolo con líneas más claras
y definidas de lo que lo hacía antes. En realidad era muy divertido cuando
tenía a mi propio policía sexy alrededor para reforzar las reglas.

—Bien. No quiero que pierdas tu toque. —Sus párpados comenzaron a


caer, así que alcancé una de sus manos y la apreté. A pesar de todo, el
corazón de Booker había estado en el lugar correcto incluso si podía haber
ido sobre todo lo incorrecto. Eso era algo que era dolorosamente familiar
para mí.

—Esos toques se suavizan naturalmente cuando terminan frotándose


contra la persona que es tu roca, mi amigo.

Él gruñó algo y dejó que sus ojos se cerraran.

—No necesito una roca. Soy lo bastante duro por mi cuenta. —No dije
nada, pero pensaba en los ojos-de-ciervo de la adolescente que acababa
de colarse aquí.
279

Algunas veces, las rocas eran pequeñas piedras arrojadas alrededor en


Página

una tormenta, golpeando sin cesar contra una roca más grande,
lentamente, silenciosamente saltando lejos en la superficie.
Me deslicé fuera de la habitación y fui hacia el GTO así podía regresar
con Titus. No había arrojado mucho la palabra con A alrededor… de hecho
solo me lo había dicho dos veces. El día después que Conner fue arrastrado
lejos por el Alguacil y el día que finalmente había regresado a casa del
hospital cuando todavía estaba drogado por las pastillas para el dolor. No
me molestó porque al día siguiente, me había entregado las llaves de ese
musculoso auto azul Liberty y me dijo que podía usarlo hasta que su pierna
estuviera fuera de la escayola. Si esa no era una declaración llena de amor
y devoción, entonces no sabía qué lo era. Las llaves del GTO eran mejores
que cualquier anillo de diamantes que podría haberme dado.

Estacioné el auto en el callejón atrás de la casa e hice mi camino a


través de la puerta trasera. La cocina era un desastre, obviamente los restos
sobrantes de Titus tratando de hacerse el almuerzo. Suspiré bajo mi aliento y
tiré mi bolso sobre la mesa. Me tomó quince minutos poner las cosas de
regreso en el refrigerador, enjuagar los platos, y limpiar las encimeras. Estaba
irritada cuando fui a buscarlo. No era su mucama por el amor de Dios.

Cuando llegue a la sala, fue bastante fácil de detectar. De alguna


manera, se las había arreglado para empujar todos los muebles hacia los
bordes de la habitación y estaba recostado en su espalda, en el centro de
la habitación, haciendo abdominales. Su camiseta estaba fuera, mostrando
el vendaje elástico que todavía estaba envuelto alrededor de sus costillas
magulladas y todo lo que tenía puesto por ropa, si querías llamarlo así, era
un par de bóxers negros, desde que conseguir ponerse algo sobre su
escayola requería de ambos y muchos tirones y maldiciones. Debe haber
estado en esto por un rato porque todos sus músculos estaban tensos y un
brillo resbaladizo de sudor cubría toda su piel desnuda. Estaba respirando lo
suficientemente fuerte que podía escucharlo a través de la habitación y
eran más ruidosos que los tacones de mis zapatos repiqueteando en los pisos
de dura madera, mientras caminaba hacia él. Giró su cabeza mientras me
aproximaba pero no dejó de removerse hasta que me dejé caer encima de
él. Se dejó caer en el piso con un gruñido y puso sus manos en mi cintura.
280

Afortunadamente para mí, me había puesto una falda cuando había salido
para andar alrededor de la ciudad, así que toda su caliente y sudorosa piel
cepilló seductoramente a lo largo de mis muslos mientras me sentaba a
Página

horcajadas en él. Siempre se sentía como lo mejor que tenía en la vida.


Froté mis dedos en el lugar blanco de su cabello. Parecía que dejó de
esparcirse y ahora era del tamaño de una galleta Oreo, rígido y brillante
contra el resto de su cabello negro. Era una de mis características favoritas
de él. Una de las otras estaba volviendo a vida debajo de mi trasero mientras
me inclinaba hacia adelante para besarlo ruidosamente en la boca.

—¿Cómo moviste todos los muebles? Se supone que debes tomarlo


con calma.

Sus manos se movieron hacia mis muslos y comenzaron a empujar la


vaporosa tela de mi falda hacia arriba de mis piernas. La rudeza de sus
palmas me hizo temblar mientras me devolvía el beso tan duro y tan fuerte
como siempre lo hacía.

—Tomárselo con calma apesta. Quiero volver al trabajo tan pronto me


saquen esta estúpida cosa. Eso significa que necesito mantenerme más
grande y malo que los chicos que cometen los crímenes.

Puse mis manos en su pecho duro como roca y enterré mis uñas en el
flexible músculo que vivía ahí.

—Sentarse alrededor y ver televisión por algunas semanas no va a


ponerte fuera de forma, Titus. Te mereces relajarte.

Sus cejas se dispararon hacia arriba mientras sus dedos se sumergían en


el borde de las bragas en la cima de mis muslos. Ya me estaba poniendo
húmeda y lista.

—Sí me relajo. —Sus dedos bailaron debajo de la tela más cerca de mi


centro.

—¿Cuándo? —La palabra salió en un susurro entrecortado y me incliné


más adelante, dándole más acceso a los lugares que quería que tocara. Mi
cabello cayó alrededor de nosotros como una cortina bloqueando la luz de
la tarde.
281

—Cuando estoy dentro de ti. —Jadeé hacia él mientras sus dedos


encontraban ese perfecto punto de placer y comenzaban a viajar a través
de este.
Página
Estreché mis ojos y puse una mano en su mejilla.

—Voy a restringir el sexo si no comienzas a recoger tu desorden. En serio,


¿cuán duro es tirar un plato en el fregadero? —La amenaza hubiera tenido
más peso si no estuviera cabalgando sus dedos mientras él los deslizaba en
mi interior.

—No puedes decirme que no, Reeve. Quieres a la bestia tanto como
esta te quiere a ti. —Me besó otra vez y gemí un poco mientras él empujaba
su mano lejos de mí y fuera de mi falda. Estaba por ponerle mala cara
cuando me dijo—: Quítate estas y voltéate. Nos podemos relajar mutua-
mente. —Sacudió sus cejas hacia arriba y abajo mientras aprensivamente
hacía lo que me pidió, probando que estaba en lo correcto. Nunca le diría
que no.

Desnuda me senté de espaldas, en la punta de sus definidos


abdominales y lo miré sobre mis hombros a través de mis pestañas.

—¿Ahora qué, Detective?

Rio bajo y vibró por todo mi cuerpo.

—Ahora nos cuidaremos el uno al otro. —Sus grandes manos sujetaron


mis caderas y me tiró hacia atrás, así estaba sobre mis manos y rodillas,
revoloteando sobre él, con todos mis lugares privados y secretos, abiertos y
frente a él.

Estaba por preguntarle qué pensaba que estaba haciendo cuando su


lengua salió como una flecha y lamió a través de mí, desde la punta hacia
abajo. El agudo calor me hizo jadear en sorpresa, y cuando miré hacia
abajo, me di cuenta que estaba arriba de su erección cubierta de algodón.
Cuidarnos el uno al otro de verdad. Me preparé a mí misma con una mano
en el piso, al lado de su escayola, y cuidadosamente trabajé su tensa carne
con la otra. La aterciopelada cabeza cepilló contra mis labios mientras lo
llevaba cerca de mi boca. Él dijo mi nombre e hizo que mi clítoris
hormigueara contra sus labios. Estaba tratando de concentrarme en lo que
282

estaba haciendo y me incliné para sumergir su polla en la caliente humedad


de mi boca, pero lo que él me estaba haciendo con su boca lo estaba
Página

haciendo difícil.
Lo tomé tan profundo como podía y luego me balanceé hacia arriba.
Traté de tomarme mí tiempo con el rápido movimiento de su lengua y el
delicioso empuje y marcha atrás de sus dedos, pero era imposible. Su ritmo
era rápido y duro, me gustaba que el mío fuera lento y tortuoso. Quería que
terminara y me destrozara y quería bajarle la velocidad y llenarlo con tanto
placer que se desbordara. Era la guerra más sexy que había peleado.

Añadió otro dedo mientras continuaba lamiéndome y follándome.


Añadí mi puño alrededor de la base de su erección y apreté mientras
continuaba chupando y jugando con él. Mi cabeza estaba nadando con
la combinada excitación, mía y suya, y cuando él llegó entre nosotros y tuvo
a su inteligente dedo alrededor del punto de dolor de uno de mis pechos,
sabía que no iba a ser capaz de sostenerlo por mucho tiempo. Tarareé
alrededor de su curiosa excitación y lance una mano entre sus piernas así
podía frotar mis dedos a través de sus tensas bolas. Hizo que su cuerpo
entero se arqueara en el piso.

»Déjame entrar, Reeve. —Como que lo amaba más que nada cuando
me daba órdenes como esa, así que liberé esa deliciosa dura carne con un
rápido movimiento de mi lengua y me levanté de vuelta sobre mis rodillas,
sobre él. No me molesté en darme vuelta. Eso solo habría desperdiciado
tiempo. Me deslicé hacia abajo, hacia su cintura y me levanté, así él podía
alinearse a sí mismo en mi resplandeciente entrada. Una vez que sentí su
punta tocar mis pliegues húmedos, me hundí todo el camino hacia abajo,
haciéndonos a ambos gemir. Puso una mano en mi cadera y levantó su
pierna buena, lo que forzó a mis piernas a separarse más a cada lado de las
suyas. Me estiró e hizo la presión y el empuje dentro de mí, incluso más
notable mientras comenzaba a moverme hacia arriba y abajo en un
movimiento de constante balanceo.

Miré sobre mi hombro, queriendo asegurarme que estaba sintiendo


todo lo que yo estaba sintiendo, pero no me estaba mirando. Aquella
mirada fija, caliente de pasión alumbrada desde el interior por el fuego de
plata, estaba bloqueada sobre el lugar donde estábamos unidos. Él lamió
283

sus labios y sus dedos se apretaron más y más, cada vez que mi cuerpo
tomaba el suyo dentro. Esa era la mirada de posesión. Era la mirada de las
Página

cosas primitivas que él mantenía escondidas viniendo a la superficie y


tomando lo que le pertenecía. Era la mirada del amor y la lucha que tomó
para mantener ese amor. Una mirada que era suficiente para tenerme en
erupción y romperme sobre él.

Me incliné hacia adelante con un suspiro y descansé mi mejilla en su


rodilla buena mientras él levantaba sus caderas unas cuantas veces más y
golpeaba dentro de mi hasta que encontró su propia liberación. Casi
ronroneaba mientras él frotaba su palma arriba y abajo de mi espalda.

»Ves. Bueno y rejalado. —Le habría puesto los ojos en blanco si todavía
me quedara cualquier tipo de energía.

—Eso todavía no compensa el dejar la cocina hecha un desastre.


—Torció su mano en mi cabello y me tiró hacia atrás, así que estaba
yaciendo encima de él y estábamos mirando el techo—. Voy a cuidarte
siempre, Titus, pero no voy a limpiar después como una empleada.

Se rio en mi oído y puso su brazo a través de mis pechos. No podía estar


cómodo con el piso sobre su espalda y conmigo encima de él, pero no iba
a quejarse, no estaba apurada por moverme.

—Lo siento. Lo voy a intentar y ser mejor al respecto. —Solo podía


suspirar porque eso era lo que siempre decía—. Y no moví los muebles, Nassir
lo hizo. Pasó por aquí para pedirme un favor, y mientras estaba aquí le pedí
que me ayudara a sacarlos del camino.

Me estremecí automáticamente. No podía pensar en ninguna clase de


favor que mi jefe demasiado rudo y demasiado despiadado quisiera pedirle
a mi hombre.

—¿Qué quería Nassir? —La mano libre de Titus comenzó a frotar lentos
círculos a través de mi vientre y me pregunté si estaba pensando acerca de
lo que inevitablemente iba a pasar ahí si continuábamos teniendo sexo
desinhibido sin protección. Me estremecí un poco cuando me di cuenta que
estaba trazando corazones invisibles a través de mi piel.

—Me pidió que rastreara a alguien para él.


284

Puse mi mano sobre la suya y susurré:


Página

—¿Keelyn?
Titus gruñó su afirmación.

—Sí. Le dije que no.

No podía creer el alivio que me inundó.

—¿Por qué?

—Porque va a encontrarla conmigo o sin mí, y cuando lo haga ambos


sabemos cómo ella terminará regresando a este lugar. Es tu amiga... algo
así... así que no quiero ninguna parte de traerla de regreso aquí si ella tuvo
la oportunidad de hacerlo en otro lugar. Nassir lo entiende, pero se fue de
aquí y fue directo con Stark. Ese chico tendrá su localización en dos minutos.
Especialmente desde que todos sabemos que ella está en Denver.

Suspiré otra vez.

—Nassir nombró al nuevo club Lock and Key. Esa no puede ser una
coincidencia.

No estaba abierto aún, pero la ciudad y las calles ya estaban vivas con
ruido y anticipación para ver lo que el príncipe del pecado y la oscuridad
podía ofrecerles.

—No, probablemente no. El amor puede verse realmente extraño en


The Point. De hecho, si tú no estás prestando atención puedes perderlo
completamente porque no se ve como amor en absoluto.

Incliné mi cabeza así podía besarlo.

—Bueno, agradezco que no muchos sean alcanzados por ti, Detective.

Él me devolvió el beso.

—Y yo agradezco que pelees por lo que crees que es correcto, Reeve.

Eso es lo que tomaba no solo sobrevivir sino prosperar en The Point.


285

Amor y pelea.

Lo bueno es que nosotros tenemos mucho de ambos.


Página

Continuará con la historia de Nassir...


THE BREAKING POINT #1

La historia de Honor y Nassir comenzará en octubre o noviembre de


2016….

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Te esperamos con muchas más
Lecturas en:
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