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Graciela Morgade

Educación en la sexualidad desde el enfoque de género.

Una antigua deuda de la escuela.

El gran desafío de la incorporación sistemáti- tentes y se profundiza el desarrollo del en-


ca de cuestiones de sexualidad en la escuela foque de género, que evidencia la mayor per-
parece ser la posibilidad de construir situa- tinencia para el trabajo sobre temas de sexu-
ciones de confianza y respeto por las experi- alidad en la escuela.1 Dado que todo en-
encias de los/as alumnos/as. foque tiene siempre un correlato “práctico” en
términos del “qué” hacer en educación y sex-
Es evidente que la incorporación sis- ualidad, el “cómo” hacerlo y el “quiénes” de-
temática en la escuela de temas relacionados berían llevarlo a cabo, también se abordan
con la sexualidad es motivo de fuertes con- en este trabajo las prácticas y las políticas
troversias. Basta con recordar que en la Leg- educativas.
islatura de la Ciudad de Buenos Aires fueron
presentados seis proyectos de ley sobre la Aproximaciones teóricas para una defini-
cuestión, o que cada vez que los medios de ción de la “sexualidad”
comunicación toman alguno de sus aspectos
se producen debates intensos y, con fre- Para evocar el significado más corri-
cuencia, muy ásperos. Las discusiones y los ente de la palabra “sexualidad” parece
desacuerdos se vinculan usualmente con apropiado, por ejemplo, emplear el recurso
posiciones valorativas irreductibles, que en- de consultar el diccionario. El clásico de la
cuentran dificultades para entrar en diálogo. Real Academia Española presenta las sigu-
Sin embargo, también son los enfoques ide- ientes definiciones de “sexualidad”: “1. f.
ológicos y teóricos acerca de la educación Conjunto de condiciones anatómicas y fisi-
sexual los que entran en disputa y en este ológicas que caracterizan a cada sexo. 2. f.
territorio muchas veces se trata más de de- Apetito sexual, propensión al placer carnal”.
sconocimiento, desconfianza o luchas territo-
riales antes que de posiciones que en sí no Entendiendo que el diccionario mismo
puedan encontrar coincidencias. es un producto cultural, y en el caso de la
Real Academia Española, del cuño más
Por ello, y como intento de sistemati- tradicional, el significado establecido para la
zación que favorezca la toma de posición, se sexualidad alude a las partes del cuerpo sex-
revisan críticamente las tradiciones exis- uado y sus funciones. Funciones que –

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aunque no se lo mencione en forma explíci- Los afectos y el juego del erotismo


ta– deben ser controladas: solamente un/a son fuentes de placer y constituyen a la sex-
extranjero/a de nuestra cultura iberoameri- ualidad, al igual que la dotación biológica y
cana podría desconocer que la frase su funcionamiento. Ahora bien, las emo-
“propensión al placer carnal” alude a un poco ciones relacionadas con la sexualidad no só-
aceptable “primitivismo” del cuerpo humano – lo son placenteras y, por lo tanto, positivas:
aludido como “carne”– prosocial y premoral. también la sexualidad puede implicar dolor,
Sin embargo, la sexualidad es una de las di- sometimiento o frustración. Las emociones
mensiones de la subjetivación. “Devenir suje- que involucra no integran solamente el ám-
to” es, entre otros, construirse socialmente en bito de lo “íntimo” (o del orden de lo “person-
un cuerpo sexuado. al”) sino que, en la mayoría de las situa-
ciones, se vinculan con valores y prácticas
La sexualidad supera ampliamente la dota- culturales en los están presentes relaciones
ción biológica y fisiológica del sexo y consti- de poder desigual construidas socialmente.
tuye el modo particular de habitar el cuerpo Por ello, reducir la sexualidad al “placer car-
sexuado en una etapa de la vida, en un mo- nal” es omitir la complejidad de las relaciones
mento social, en una cultura. humanas en las cuales la sexualidad entra en
juego.
No se trata de la “carne”, entonces,
sino que se trata del “cuerpo” como producto Por último, el diccionario omite una
histórico. Aun en los momentos en que las dimensión central y constitutiva de la sexuali-
personas sienten que son más “particulares”, dad: el proyecto de vida. Vivimos el cuerpo
más “individuales”, está presente su condi- sexuado desde una representación simbólica
ción de sujeto social. Las determinaciones respecto de quiénes somos, y quiénes quer-
socioeconómicas, de género, étnicas, reli- emos ser. El proyecto de vida interviene en
giosas, de generación, de capacidad, etc., los modos en que nos cuidamos y cuidamos
intervienen en el modo en que cada una o a otros y otras. Un joven que piensa –y
uno vive su sexualidad y, por ello, pensar a la sabe– que puede morir en la calle al día sigu-
sexualidad como cuestión “natural” implica un iente va tener muchas menos preocupa-
reduccionismo que opera reforzando las ciones respecto del embarazo de su pareja o
tradiciones predominantes plasmadas en el de su propia exposición al contagio de infec-
diccionario. ciones de transmisión genital que otro que se
proyecta hacia el futuro desde una inscrip-
La Real Academia no pudo omitir, sin ción histórica y desde la inclusión social. Una
embargo, que la sexualidad tiene que ver con mujer que se concibe sólo como madre va a
el placer. tener dificultades para descubrir que, una vez

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que crecieron los hijos y las hijas, existen Weeks plantea que somos herederos/as de
formas placenteras de habitar el cuerpo sex- la tradición absolutista, de raíces judeocris-
uado en las etapas de la vida que suceden al tianas, pero articulada fuertemente desde el
momento de la crianza. Ha sido ampliamente siglo XVIII con la familia tradicional burguesa
estudiado que existe una relación inversa del capitalismo moderno y, en virtud de esta
entre el nivel educativo de la mujer y la canti- asociación, fuertemente hegemónica.
dad de hijos/as que tiene y también que
cuanto más educado es un varón menos co- Por otra parte, diversos movimientos
erción sexual va a tratar de imponer a su radicalizados encarnaron a la tradición liber-
pareja (Pantelides y López, 2005). taria en los últimos 150 años. Sin embargo,
Weeks señala que, al colocar a la sexualidad
Es evidente que el significado que se también como “perturbadora”, aunque con
otorga la sexualidad, y las dimensiones que sentido contrario, los movimientos radicaliza-
se incluyen en esas definiciones, son produc- dos de liberación sexual tendieron a compar-
to de relaciones sociales de poder. Y también tir, en cierta medida, la visión que hace de la
lo son las normas que regulan “qué” hacer sexualidad una dimensión “amenazante” de
con nuestra sexualidad, “cómo” vivirla. Dice la subjetividad humana.
Jeffrey Weeks:
“Es difícil separar los significados particulares Según el autor, los movimientos inici-
que damos a la sexualidad de las formas de ados en los años 60, centralmente relaciona-
control que defendemos. Si consideramos al dos con la posibilidad que la píldora anticon-
sexo como peligroso, perturbador y fundamen- ceptiva brindó de separar el erotismo y la re-
talmente anti-social, entonces estaremos más
producción, fueron el punto de partida de la
dispuestos a adoptar posiciones morales que
tradición “liberal” fuertemente cuestionada
proponen un control autoritario y rígido. A eso
por el conservadurismo de los ’80 y los ’90 y
lo llamo abordaje absolutista. Si, por otro lado,
jaqueada por la pandemia del VIH-SIDA.
creemos que el deseo sexual es fundamen-
talmente benigno, vitalizante y liberador,
estaremos más dispuestos a adoptar un con- A pesar de ello, según Weeks, en la

junto de valores flexibles y tal vez radicales, a actualidad existen señales claras de una
apoyar una posición libertaria. En algún punto mayor permisividad en cuestiones culturales
entre estos dos abordajes podemos encontrar que tiene una incidencia directa en el modo
una tercera, que está menos segura de decidir de vivir el cuerpo sexuado: cambios en las
si el sexo es ‘bueno’ o ‘malo’. Sin embargo, actitudes respecto del matrimonio y la con-
está convencida de las desventajas del autori- formación de la familia (si bien la gente “se
tarismo moral y del exceso. Esta es la posición
casa”, mucha gente “se casa” más de una
liberal” (1999).
vez, lo cual muestra una búsqueda de una

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mayor satisfacción emocional), cambios en diferentes países del mundo se vincula con el
los modelos de familia aceptables, un mayor llamado –en forma crítica– modelo biologista.
reconocimiento (aunque a veces sin acepta-
ción) de las diversidades sexuales, un con- Desde esta perspectiva, se considera
senso creciente en que los derechos sexu- que en la escuela se abordan las cuestiones
ales y reproductivos deben ser ejercidos por de la sexualidad si se estudia la anatomía de
mujeres y varones, en cualquier etapa de su la reproducción. Y, eventualmente, la fisi-
vida... ología, aunque por lo general desgajada de
las emociones o de las relaciones humanas
Compartimos con Weeks que están que le dan sentido al uso del cuerpo biológi-
cambiando muchos de los contenidos de la co.
definición de la sexualidad..., pero queda
mucho camino por recorrer. La sexualidad Para este modelo, hablar de sexuali-
integra una de las dimensiones de la subje- dad en la escuela es hablar de la reproduc-
tividad que más cuesta a los sujetos sociales ción y, por lo tanto, de la genitalidad. Y en-
conquistar para conocer y disfrutar sin cul- tiende que “los aparatos” o, más reciente-
pas. mente, “la reproducción de la vida” son con-
tenidos que cómodamente pueden en-
Siguiendo a M. Foucault (1996), en- señarse en “ciencias naturales” del nivel pri-
tendemos que la sexualidad es una cuestión mario para reforzarse, con más profundidad,
política, hasta tal punto que, cuanto más se en “biología” del nivel medio.
la niega o reprime socialmente, más se la
alude, más se la nombra. Pero también que, La biologización de prácticas sociales históri-
y en particular en la escuela, no basta con cas no es novedosa, si no que integra uno de
nombrarla para habilitar discursos liber- los recursos más frecuentes para la per-
adores. vivencia de las relaciones de poder y saber
en que se inscriben los cuerpos.
Las tradiciones y debates en torno a la
educación sexual escolar Como vimos anteriormente, lo “natur-
al” es pre-social y concebido como aquello
A. Modelos dominantes que se debe “dominar” si se pretende ser
realmente humano. La inversión entre causas
Una de las tradiciones de mayor y efectos, es decir, la negación de que en
presencia en muchos programas de educa- toda forma de clasificación de “lo natural” es-
ción en la sexualidad llevados a cabo en tán subyaciendo categorías sociales de sig-
nificación, lleva a clasificar como “anormales”

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a todas las formas de combinación de carac- Si bien para el enfoque biomédico


teres sexuales externos o internos (los “inter- hablar de sexualidad en la escuela no sería
sexos”, en que se combinan lo masculino con necesariamente hablar de “reproducción”, el
lo femenino) o “abyectas” (Butler,2001) a to- énfasis que coloca en la actividad genital lle-
das las for mas de elección de objeto sexual va a pensar que la educación sexual deberá
no funcionales a la re producción de la es- realizarse, centralmente, en los años de la
pecie (los “glttbi” o sea gays, lesbianas, tran- escuela media y también en el área de bi-
sexuales, travestis, bisexuales e intersexu- ología o educación para la salud.
ales).
El recurso a la idoneidad como signo
Lo paradójico es que en este discurso académico de legitimidad implica el re-
lo natural vuelve a transformarse en social conocimiento de un “no saber”.
desde una visión condenatoria, en la cual con
frecuencia se alude a estas formas “no natu- Efectivamente las cuestiones de sex-
rales” como “transgresión moral”. ualidad estuvieron ausentes de la formación
docente por décadas. Sin embargo, el recur-
Este abordaje suele complementarse so es más un efecto del enfoque con el que
con una perspectiva “médica”, de importante la sexualidad es abordada en la escuela que
presencia a partir de la pandemia del VIH- una necesidad constitutiva de su tratamiento.
SIDA o de la creciente visibilización escolar
del embarazo adolescente. Reducida a un problema bio-médico,
parecería pertinente la presencia de especial-
El modelo biomédico suele abordar istas, que tratan los problemas de forma
las cuestiones de la sexualidad poniendo el “técnica”. Más allá del dudoso efecto
eje en las amenazas de las enfermedades o pedagógico que pueda tener una “charla”
“los efectos” no deseados de la sexualidad, puntual en el marco también de materias
quedando afuera no solamente todo con- como biología o ciencias naturales, volviendo
tenido vinculado con los sentimientos o las a Foucault, se trata de otra forma de despoli-
relaciones humanas, si no también toda ref- tizar a la sexualidad.
erencia a los efectos “deseados” o “de-
seables” que una sexualidad rica y sana po- Otra tradición que ha tenido y tiene
dría aportar al proceso de subjetivación hu- una fuerte presencia en los programas de
mana. educación en sexualidad en experiencias de
diferentes países es el que podríamos de-
nominar modelo moralizante.

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Se trata de un abordaje que enfatiza Es evidente que estos enfoques apor-


las cuestiones vinculares y éticas que susten- tan contenidos que constituyen el corpus de
tan las expresiones de la sexualidad y, con la educación para la sexualidad en la es-
frecuencia, las encara desde una perspectiva cuela. Sin embargo, suelen parcializar la
que retoma más los sistemas normativos (el cuestión, tienden a silenciar las realidades de
“deber ser”), antes que los sentimientos y niños/as, jóvenes y adultos/as y, por acción u
experiencias reales de los/as jóvenes. omisión, terminan reforzando las relaciones
de poder hegemónicas.
Este modelo también comparte con
los anteriores el supuesto de que la sexuali- B. Algunas vertientes más novedosas
dad se expresa centralmente en la genitali-
dad, poniendo especial énfasis en su control Existen otros enfoques menos exten-
mediante la abstinencia. Los espacios curric- didos, pero que también vale la pena retener
ulares apropiados para este enfoque son las en este breve inventario, ya que se trata de
materias relacionadas con la formación ética aportes más recientes que tienden a “abrir” o
o educación moral y cívica de la escuela me- des plegar con mayor amplitud los temas que
dia. nos ocupan.

Esta perspectiva es contradictoria con la vo- Se trata tanto del modelo de la sex-
cación universalizante de la escuela pública y ología como del modelo normativo o judicial
es más apropiada para los servicios educa- que de manera mucho más reciente también
tivos de gestión privada que sostienen un comienzan a tener presencia en los debates
ideario explícito para su proyecto educativo sobre educación en la sexualidad.
que las familias conocen y eligen.
La sexología, como disciplina que tan-
Sin embargo, aún con la libertad de to auxilia a la psicología o a la medicina más
construcción del proyecto pedagógico institu- clásica, tiende a sostener que la educación
cional de la que gozan los establecimientos y debe dedicarse a enseñar las “buenas prácti-
la libertad de elección por parte de las famil- cas” sexuales y, de ese modo, prevenir dis-
ias, existen leyes nacionales e interna- funciones, contrarrestar mitos o creencias
cionales con respecto a los derechos de niño erróneas, ayudar a explorar los modos per-
s/as y jóvenes a recibir información que tam- sonales o compartidos de conocer y disfrutar
bién limitan y brindan un marco común de del cuerpo sexuado.
ciudadanía que ningún proyecto educativo
debería omitir.

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Este enfoque entiende a la sexualidad dadana, haciendo fuerte hincapié en el


como una dimensión de la construcción de la conocimiento de los derechos humanos. Sin
subjetividad que está presente toda la vida. embargo, incluir solamente estos contenidos
Es un conjunto de desarrollos teóricos y de en la educación sexual escolar sería reforzar
herramientas de intervención clínica más que el temor a una sexualidad concebida como
fructífero para abordar la temática de la sex- amenazante.
ualidad, fundamentalmente, en contextos ter-
apéuticos y con una formación profunda en el Estas cuestiones suelen necesitar de
campo de la psicología y la medicina (Altable, una formación especializada en leyes y, en
2000). particular, en los modos de encarar el
tratamiento del problema como para evitar
Entendemos que, si bien aportan in- profundizar el daño. También aporta con-
teresantes abordajes para incluir en la es- tenidos relevantes para la formación docente,
cuela, una formación sexológica profunda es pero, básicamente, como elementos para
más un requerimiento en las consejerías en posibilitar la orientación hacia servicios espe-
sexualidad que se brindan en servicios de cializados.
“Salud y Adolescencia” antes que un compo-
nente de la formación docente. C. El enfoque de género y sus vínculos
con las otras tradiciones
Los enfoques centrados en los temas
jurídicos ponen el énfasis en las realidades Considerando los aportes de los
que atraviesan, de manera innegable, nu- diferentes enfoques, tanto en su potencial
merosos niños, niñas y jóvenes con una fre- propositivo como en sus limitaciones, las
cuencia que nunca deja de ser sorprendente, propuestas emergidas de los estudios de
en sus hogares y también en ámbitos labo- género han adoptado algunos de estos de-
rales o en la calle. Se trata de los casos de sarrollos, pero a la luz del análisis histórico y
asedio y acoso sexual, así como de las difer- cultural de los modos en que se han constru-
entes formas del abuso que pueden llegar a ido las expectativas respecto del cuerpo sex-
la violación. uado y los estereotipos y las desigualdades
entre lo femenino y lo masculino.
Dado que se trata de situaciones que
violan los derechos de niños/ as y jóvenes, Se trata de entender que el cuerpo
los temas que este enfoque ilumina deberían humano está inscripto en una red de rela-
estar presentes también desde el nivel inicial ciones sociales que le da sentido y que su
y a lo largo de toda la educación formal, en uso, disfrute y cuidado, es decir, las prácticas
materias tales como formación ética y ciu- en las que lo comprometemos, están fuerte-

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mente condicionadas por el sector socioe- concurrir a los servicios de salud, el de-
conómico y educativo de pertenencia, las sconocimiento del propio cuerpo, y tantas
costumbres y valores del grupo social que se otras limitaciones que sufren las personas a
integra, las relaciones de género hegemóni- lo largo de su vida, tienen sus raíces en la
cas, y varios etcéteras más. sociedad y no solamente en la constitución
subjetiva individual.
Por ejemplo, es sabido que con fre-
cuencia la falta de uso de preservativo no se Asimismo, el enfoque subraya que
debe a falta de información o a dificultades existen diversas formas de vivir el propio
en el acceso, sino que suelen subsistir pre- cuerpo y de construir relaciones afectivas,
juicios negativos respecto de la moralidad de formas y relaciones que deben enmarcarse
las jóvenes que llevan alguno consigo, o en el res peto por sí mismo/a y por los/as
temor, por parte de las mismas chicas, a demás y que merecen –todas– el mismo re-
perder al compañero si se exige el uso. Por speto. Y también que existen prácticas abu-
ello, los condicionantes sociales y culturales sivas condenables que no pueden ni deben
de la construcción de la sexualidad represen- ser silenciadas.
tan uno de los ejes estructurantes de la edu-
cación sexual con enfoque de género. El marco de los derechos humanos consti-
tuye el encuadre mínimo de inclusión de to-
No se trata solamente de estudiar las dos y todas, promoviendo la consideración
peculiaridades que cada grupo de sexo – igualitaria de la diversidad (FEIM-UNICEF,
género, edad, generación, etc.– pueda desar- 2005).
rollar. Al introducir la noción de “desigualdad”,
la perspectiva de género, acompañada pos- A partir de las diferentes críticas de la
teriormente por los estudios de la homosexu- Declaración de los Derechos del Hombre –
alidad y los más recientes de la teoría queer, progresista sin duda para su época–, los
se está trabajando también sobre las rela- diferentes sujetos sociales que no se sentían
ciones de poder que la construcción social de o no estaban incluidos en ese marco (las mu-
la sexualidad implica. jeres en su conjunto, los niños, las niñas y los
y las jóvenes, etc.) fueron trabajando en el
Esto lleva a analizar los modos en ámbito de cada país (en las diferentes consti-
que operan los prejuicios sociales acerca de tuciones) y en el internacional para incluir su
lo “adecuado” o no para que las mujeres perspectiva y necesidades respecto de los
sean “femeninas” y que los varones sean derechos humanos.
“masculinos”. La coerción sexual, los mitos
con respecto a la sexualidad, los temores a

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En este sentido, la cuestión de los El gran desafío de la incorporación


derechos es otro de los núcleos centrales del sistemática de cuestiones de sexualidad en
enfoque. Por una parte, por su propósito –no la escuela parece ser la posibilidad de con-
logrado totalmente aún– de constituir un dis- struir situaciones de confianza y respeto por
curso universal que tienda a incluir a todos y las experiencias de los/as alumnos/as.
todas; por otra parte, porque se trata de
compromisos que asumen las personas, Sin embargo, es aún más desafiante, y esta
pero, fundamentalmente, los estados y, por lo vez desde la perspectiva de cada docente,
tanto, también devienen un parámetro para el asumir que estos temas de alguna manera
monitoreo social. revierten en la propia subjetividad: ninguno
de los temas involucrados en la educación en
Obviamente, no se trata de eliminar el la sexualidad dejan de impactar en la propia
estudio de las dimensiones biomédicas de la experiencia subjetiva.
sexualidad y, menos, de eliminar las oportu-
nidades de niños/as, jóvenes y adulto s/as de En este punto, además por supuesto
cuidar su salud. Sin embargo, se propone su de que el proyecto –como cualquier otro–
tratamiento en un marco más amplio que re- implica un trabajo institucional colectivo, se
pone su sentido social. juega también la posibilidad de “no saber”, de
postergar una respuesta, de escuchar otras
¿Es posible hacer lugar en la escuela para posibilidades. Es obvio lo difícil que esto
la sexualidad? puede resultar en la escuela, en la que sen-
timos una misión social de inculcar “lo correc-
Desde esta perspectiva de género, to”, y no se trata de renunciar a convicciones
todos los niveles educativos están involucra- y creencias.
dos en la educación en la sexualidad. Esta
perspectiva adopta los aportes de los enfo- Por ello se trata de formarse: for-
ques reseñados, pero no implica un marse para abrirse a escuchar a otros y otras
conocimiento ni una intervención especial- más que cerrarse en una posición, se trata
izada en tratamientos ni otro tipo de tareas de formarse para habilitar que emerja la afec-
que no corresponden al trabajo docente, tividad y la curiosidad, se trata formarse para
tales como la consejería en sexualidad o la encarar el trabajo desde el profesionalismo
asistencia legal. docente –y no desde la experiencia propia–.

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Insistimos en la formación docente


porque es evidente que estos contenidos no
han tenido plena presencia en profesorados y
cursos, pero también para marcar una vez
más que maestra s/os y profesoras/es son
los profesionales más adecuados para hacer
de la escuela un espacio relevante en cues-
tiones de sexualidad. Con otros profesionales
y servicios, sin duda, pero en un papel pro-
tagónico.

Notas

1. Es te enfoque ha sido adoptado por el Plan de Igualdad de Graciela, M. (2006). Educación en la sexualidad desde el
enfoque de género. Una antigua deuda de la escuela. Re-
Oportunidades y de Trato entre Mujeres y Varones de la
vista Novedades Educativas, 184. Recuperado de: http://
Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, www3.educacion.rionegro.gov.ar/contenidosmultimedia/
del cual la autora es coordinadora general. wp-content/uploads/2013/03/Educacion-en-la-sexualidad-
2. Las Naciones Unidas han reconocido a los derechos sex- desde-el-enfoque-de-género.-Morgade.pdf

uales y reproductivos de las personas como derechos


humanos. Los derechos sexuales y reproductivos son una
de las dimensiones del derecho a la salud integral.
3. La teoría “queer” o “de la rareza” sostiene que, antes que
estudiar parcializadamente las desigualdades, la teoría
social debe comprender que todos y todas somos diver-
sos/as, de alguna manera, “un poco raro s/as”, y que en
diferentes situaciones se juegan las diferentes formas de
la opresión (de clase, de género, de etnia, de generación).
Principales exponentes de la teoría queer son: en Estados
Unidos, Judith Butler; en Brasil, Guacira Lopes Louro,
quien ha hecho importantes aportes.

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