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Temas de nuestra américa, ISSN 0259-2239

Metodologías para analizar lo que hemos pensado:


historia de las ideas, historia de los intelectuales
estudios culturales, análisis de discursos, estudios
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Dr. Javier Pinedo
Instituto de Estudios Humanísticos
Universidad de Talca, Chile

Introducción una disciplina que intenta


superar a la filosofía aca-
Intento examinar la manera cómo hemos ana- démica, considerada como
lizado lo que hemos pensado en América latina, estrecha para analizar la
en un ejercicio posterior al propio pensar. Estas amplitud latinoamericana.
formas, historia de las ideas, de los intelectuales,
estudios culturales, análisis de discursos, estudios El concepto Historia de las
eidéticos, en ocasiones se mencionan como sinó- ideas tiene múltiples defini-
nimos, pues constituyen variantes o énfasis en de- ciones y fue establecida por
terminados aspectos de una misma matriz común, el historiador norteameri-
aunque algunas poseen más tradición, más libros cano Arthur O. Lovejoy
y más autoridad académica. (1873-1962) que la usó al
iniciar el estudio sistemáti-
Historia de las ideas co del siglo XX, en la Johns
Hopkins University, en los
El camino recorrido por el pensamiento lati- primeros 30 años siglo XX.
noamericano comienza con el ensayo como
género literario, que cubre desde ciertas Arthur O. Lovejoy1, quien
crónicas durante el descubrimiento, las denominaba indistintamente,
reflexiones durante la colonia y duran- historia de las ideas o historia
te todo los siglos XIX y XX. El ensayo intelectual, escribe:
se supera y sistematiza con la apari-
ción del pensamiento de Leopol- 1 Véase, Lovejoy, Arthur O. (1936). The Great Chain
do Zea, que se constituye en la of Being. A Study of the History of Idea, Harvard Uni-
Historia de las ideas, como versity Press. El autor intenta conocer el proceso de
constitución y evolución de una serie de ideas “en
todas las provincias de la historia en que aparecen
de modo relevante, independientemente de que estas
provincias se denominen filosofía, ciencia, literatura,
arte, religión o política”. Fue el fundador de la revista
Journal of History of Ideas.

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La Historia de las ideas es, en mi con- moderno. Como sea, y aunque la Historia
cepto, algo menos específico y menos de las ideas tenga un origen norteamerica-
cerrado que la historia de la filosofía. no, y aunque la Unesco y la OCDE., no la
Al hacer la historia de las doctrinas reconoce como una disciplina académica,
filosóficas, la historia intelectual ac-
en América latina tuvo una gran adhesión
túa como una sierra, cortando los
sistemas, montados rígidamente y los
y fructífero desarrollo por las limitaciones
fragmentos en sus componentes a los que presentaba la filosofía académica para
que yo llamo ideas núcleos. enfrentar, como he dicho, la variada rea-
lidad del continente, historia de las ideas
Lovejoy encuentra las ideas-núcleos que intentaba ampliar el espectro de los
(que corresponden a lo que Tocqueville pensadores incluyendo a los ensayistas e
denominaba “idée-mére”) en sistemas intelectuales de diverso tipo, como perio-
ideológicos separados por el tiempo o distas, escritores y pensadores, más abun-
el espacio, por lo que considera que las dantes que los filósofos y que crearon y
ideas viajan constantemente de un pen- desarrollaron el pensar latinoamericano.
sador o de un sistema, a otro.
El mayor esfuerzo a nivel continental
Su metodología fue muy bien recepcio- para consolidar una disciplina académica,
nada en América latina por la ausencia que permitiera dar cuenta de lo que nues-
aquí de sistemas filosóficos, que no evita- tros pensadores, fue realizada por Leopol-
ban, sin embargo, otras manifestaciones do Zea y su concepto de Historia de las
del pensar, y aun ciertas creencia en el Ideas en América latina. Zea recibió la
poder de las ideas y de su acción en be- colaboración temprana de Ardao, Roig y
neficio de la sociedad. otros y su esfuerzo fue enorme para orga-
nizar seminarios y publicar libros, pense-
Alejo Carpentier, por ejemplo, al co- mos en la colección Historia de las ideas y
mienzo del El siglo de las luces, señala que en su famoso libro, América latina en sus
las ideas no caen en el vacío y José Martí, ideas, además de muchos otros. Aprove-
escribe su conocida frase: Trincheras de cho la ocasión para rendir un nuevo ho-
ideas valen más que trincheras de piedras. menaje al maestro Zea, al que recordamos
Probablemente por nuestra atracción por con alegría y entusiasmo, fundador, entre
los esquemas ideológicos heredados de la otras, de nuestro SOLAR.
escolástica española, o en la propia en-
sayística hispanoamericana, en nuestra Leopoldo Zea desde que se inscribe en la
tendencia mayor a las letras que a los nú- Historia de las Ideas, o al revés, por este
meros. Pero, sobre todo, porque la Historia mismo hecho, descubre que hay positi-
de las ideas, ha sido la manera latinoa- vistas en México, pero que estos han re-
mericana de enfrentar el pensamiento en formulado el pensamiento de Comte y lo
un mundo sin filosofía, al modo clásico y han insertado fuertemente con la propia

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circunstancia. Lo que descubre Zea es que esas ideas cuando pasan a formar parte del
aquí también se ha pensado, pero de una caudal de las personas instruidas e incluso
manera nueva y diferente. del de las no cultivadas”4.

Para Zea, las ideas encierran la identidad Es esta amplitud metodológica, lo que
nacional y tomar conciencia de ésta, nos le permite encontrar antecedentes muy
permite ponernos de pie y comportarnos antiguos, y Brinton menciona a Dilthey
como iguales, porque somos diferentes. y Weber, y de este último, señala que su
Es su gran aporte. obra La ética protestante y el espíritu del
capitalismo, puede ser considerada como
Más tarde, estudiosos de la obra de Lo- una obra de la historia de las ideas. Con
vejoy, como Crane Brinton2, han conti- la misma lógica menciona a Paul Ha-
nuado esta perspectiva interdisciplina- zard, Collingwood, Toynbee, Croce,
ria, señalando que no solo se busca ideas, Karl Mannheim, Ortega y Gasset, y aún
sino también rastrear “la difusión de la los textos de Henry Pirenne, Marc Bloch
obra de los líderes culturales - sus ideas- y Braudel. Y todavía otros antecedentes
en una sociedad determinada, así como en Huizinga, El otoño de la Edad Media;
la relación entre esas ideas, por un lado, Mímesis de Eric Auerbach; y La disputa
y los “impulsos”, “intereses” y demás fac- del nuevo mundo de Antonello Gerbi.
tores no intelectuales de la psicología
individual y social, por otro”3. Como se ve, este primer esfuerzo fun-
dador intenta separar la Historia de las
Brinton, por ejemplo, señala que se debe Ideas de la Filosofía, como un método
diferenciar entre esta disciplina y la histo- nuevo y más amplio. Además, es igual-
ria de la filosofía, la historia de la literatu- mente interesante, relacionar los traba-
ra, la historia de la ciencia, y otras ramas jos de Zea con el gran pensador inglés,
de la cultura, pues, mientras el historiador Isaiah Berlin, ampliamente reconoci-
de la filosofía se dedica de modo primor- do por sus aportes especialmente en el
dial, a explicar a los filósofos, la historia plano de las ideas políticas y filosóficas.
de las ideas se asocia a la observación de Berlin analiza los intelectuales que crea-
lo colectivo y lo social: “...ha de intere- ron los grandes sistemas de ideas que han
sarse sobre todo por lo que les sucede a modificado nuestra comprensión del
mundo, desde la modernidad, e incluso
2 Autor de la conocida obra Las ideas y los antes, como Karl Marx, del cual escribe
hombres. Historia del pensamiento de occidente, una biografía intelectual.
Aguilar, Madrid, 1966.
3 Crane Brinton (1975). Historia de las ideas.
En Enciclopedia Internacional de Ciencias Socia-
les, dirigida por David L. Sills., Madrid, Agui-
lar, pp. 436-440. 4 Op. Cit., p. 436.

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Los libros de Berlín, como los de Zea, Los intereses de Zea están en la Filoso-
agregan muchas veces el subtítulo, His- fía, pero los modificó por su interés por
toria de las ideas, como en el caso de El los hechos históricos que han marcado
fuste torcido de la humanidad. Capítulos América latina (su propia circunstan-
de Historia de las ideas (1990). O, Con- cia). Con rapidez, Leopoldo Zea fundó
tra la corriente. Ensayos sobre historia de el Seminario sobre Historia de las Ideas
las ideas (1979). Por mencionar solo dos. en América en la Facultad de Filosofía
Berlin, como Zea, estableció claramente de la UNAM, en 1947; y se constituye
la diferencia entre Filosofía e Historia de en el iniciador de una manera nueva de
las ideas, que le parecía un campo de estu- pensar que será la base de las formas pos-
dio, con una aplicación más directa en la teriores que surgirán de él.
propia vida del que la práctica.
Conclusiones similares, que no podemos
Zea, por su parte, inició el estudio exponer en detalle, encontramos en José
sistemático de los pensadores lati- Ferrater Mora5, y en los más actuales,
noamericanos detrás de los cuales se Michel Foucault6 y Norberto Bobbio,
encontraban las visiones fundamenta- para quien las ideas están asociadas a
les para comprender la marcha de las producciones intelectuales, en el sentido
ideas del continente. Para él resultaba de los autores precedentes:
imprescindible acceder a la raíz ideo-
lógica de Bolívar, Sarmiento, Bello y La historia de las ideas o de las ideo-
Echeverría, igualmente de Bilbao y logías o de los ideales es entendida
los autores del siglo XX, pues allí esta- aquí como historia de la conciencia
ban los conceptos fundamentales para que los intelectuales tienen de su
tiempo, de las categorías mentales
comprender nuestra realidad política
que emplean en cada ocasión para
y social. Su profundo latinoamerica- comprenderlo, de los valores que
nismo se expone en su convicción de adoptan para aprobarlo o para con-
que aquí era posible levantar un pen-
samiento propio que permitiera cons-
truir una nueva sociedad. Un sentido 5 Ferrater Mora, José. (1984). Diccionario de fi-
en cierto modo práctico de las ideas losofía, Madrid: Alianza. La primera edición
como instrumento valioso para modi- fue publicada en La Habana, en 1941 y la se-
gunda en Santiago de Chile, en 1944. Ferra-
ficar la realidad y alcanzar su unidad ter Mora posee una visión muy diferente a la
y su independencia definitiva. Para propugnada más tarde por los autores latinoa-
alcanzar ambas era necesario pensar y mericanos, motivada tal vez por la temprana
conocer la historia desde metodologías fecha de publicación de su obra, en una época
marcada por la mirada norteamericana.
interdisciplinarias. Era una manera, la
6 Foucault, Michel. (1970). La arqueología del
mejor, de modificar las circunstancias. saber. México: Siglo XXI.

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denarlo, de los programas que formu- como continental, América latina, con
lan para transformarlo7. propuestas diversas, pero que se igualan
en que se trata de intelectuales que estu-
Historia de los intelectuales. Historia dian a otros intelectuales.
intelectual
La Historia de los intelectuales, tam-
Después de la etapa fundacional de poco fue inventada en América latina,
Leopoldo Zea, se abre la discusión, inicia- aunque mantiene una larga tradición al
da por las propias propuestas del pensa- buscar explicar el comportamiento, rol,
dor, y aparecerán diversas metodologías, y función de las figuras intelectuales,
muchas de ellas surgidas en el extranjero particularmente en países subalternos.
pero con fuerte raigambre entre los estu-
diosos latinoamericanos, a partir de los Se considera al intelectual como el su-
decenios de 1960 y 1970, cada vez más jeto diferente al hombre de acción, que
multidisciplinarias y más abiertas, como actúa para conquistar o conseguir ali-
la Historia de los intelectuales, la His- mento. El intelectual, desde muy anti-
toria intelectual, los Estudios culturales, guo, se asocia con el chamán, el sacerdo-
el Análisis de los discursos, los Estudios te, el maestro, el pensador. Lo que hace
eidéticos. Muchos usan indistintamente es más bien orientar a la sociedad hacia
estos conceptos como sinónimos, para re- dónde ir. Por supuesto, no es el único
ferirse al ámbito del pensamiento puesto que piensa, pero sí es el que tiene acceso
en un contexto histórico. a divulgar su pensamiento públicamente
y el poder político le reconoce este po-
Uno de los mayores aportes ha sido la der de las ideas.
Historia de los intelectuales al conside-
rar su mayor importancia en la produc- Weber los define con el nombre que se
ción de textos y fomentado por un grupo les daba en la antigua China: PuoChe, bi-
de académicos argentinos liderados por bliotecas vivientes, y por esta razón tenían
Carlos Altamirano, actualmente ligado derecho, los únicos, a mirar de frente al
a la Universidad de Quilmes, en con- emperador, quien les reconocía la supe-
junto con Jorge Myers, Oscar Terán, rioridad del pensar. Con el advenimiento
Elías Palti, quienes han desarrollado de la modernidad, los intelectuales cre-
una amplia labor para determinar taxo- cieron en prestigio y capacidad de difu-
nomías de intelectuales y su respectiva sión de sus ideas.
conceptualización. Sus trabajos tienen
una orientación tanto local, Argentina, Brevemente, se debe hacer referencia al
método y conceptualizaciones utilizadas
7 Bobbio, Norberto. (1989). Perfil ideológico del por Carlos Altamirano y Jorge Myers en
Siglo XX en Italia. México:FCE.

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su reciente libro8. Ambos, así como sus en las circunstancias sociales y políticas,
colaboradores de cada artículo, se cen- en la tradición de Ángel Rama y La ciudad
tran en grandes figuras de intelectuales, Letrada (1984), en el sentido de que las
desde la colonia hasta el presente, di- ideas y aquellos que las practican, recurren
vididos por países, espacios culturales y a su capital intelectual, como otros lo hi-
épocas históricas, de los que desprenden cieron con el capital económico.
ciertas denominaciones (gentes de sa-
ber, élites ilustradas, letrado patriota, ju- Es una concepción opuesta a la de Orte-
ristas, clima intelectual) e incluye otros ga y Gasset (y a la de Gaos y Zea), quien
ámbitos cercanos, como la literatura, el definía a los intelectuales como los mejo-
derecho, la prensa donde los intelectua- res cuya ausencia, en el caso de España,
les se movieron con facilidad. había contribuido a su decadencia, y re-
clamar así por la necesidad de pensadores
Se intenta modificar la antigua concep- consideradores como superiores, en sen-
ción elevada de los intelectuales, hablan tido ético, en el manejo del idioma y del
de élites culturales, por una nueva concep- compromiso social y cultural, al modo de
ción, más bien denunciativa, al insertarlos Unamuno o Romain Rolland: un intelec-
tual clarividente, que guía a la sociedad
8 Altamirano, Carlos (2008). La ciudad letra- hacia el desarrollo cultural, económico
da, de la conquista al modernismo. Historia
de los intelectuales en América latina. Volumen y moral, para dar alcance a las naciones
I. (Jorge Myers, editor del volumen). Buenos más desarrolladas. Para Ortega, los me-
Aires: Katz. El segundo volumen, publicado jores países lo eran debido a sus intelec-
en 2010, se titula Historia de los intelectuales en tuales. Esta distinción me parece funda-
América latina. Los avatares de la ‘ciudad letra-
mental para comprender la posición de
da’ en el siglo XX. (Carlos Altamirano, editor
del volumen). Buenos Aires: Katz. A estos Altamirano, heredada de Ángel Rama.
textos se debe agregar un libro anterior, coor- El pensador uruguayo instaló la sospecha y
dinado por Mabel Moraña (2010). Rethinking la visión de una sociedad injusta en cuya
Intellectuals in Latin America. Madrid: Ibe- construcción, el intelectual ligado al po-
roamericana. Ver también de Aimer Grana-
dos, Universidad Autónoma Metropolitana, der, también es responsable. No se trata
Historia intelectual de América Latina, 1890- de subir, pensando mejor, sino de mirar
1930, Construcción de las identidades latinoa- hacia el interior social.
mericanas. Ensayos de historia intelectual, siglos
XIX y XX, compilación junto con Carlos Ma-
La de Ángel Rama es una perspectiva
richal, México, El Colegio de México, 2004.
Crear la Nación. Los nombres de los países de diferente a la Zea, a la de Roig y Ardao,
América Latina, compilación junto con José para quienes las ideas en América lati-
Carlos Chiaramonte y Carlos Marichal, Bue- na son liberadoras, pues al conocerlas se
nos Aires, Editorial Sudamericana, 2008. Así puede acceder a la identidad del conti-
como múltiples artículos que nos muestran el
interés por el pensamiento y los intelectuales nente y luego a su emancipación.
en el continente

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Para Altamirano, se trata de un conti- la antigua “concepción del hombre de


nente compuesto por dos grupos socia- letras como apóstol secular, educador del
les radicalmente separados: por un lado, pueblo o de la nación, fue seguramente
élites de criollos y blancos con acceso el más poderoso de estos modelos que se
al poder y al dominio de la historia, la encarnaban en ejemplos dignos de admi-
lengua y las ideas. Y, por otro, indígenas, rar o de imitar…”10, se mantuvo, hasta
mestizos y africanos, en los que habitan mediados del siglo XX.
los mudos, eidéticamente hablando.
En este caso, habla de inteligencia ameri-
En este contexto, según Altamirano, cana, para recurrir al concepto usado por
las élites culturales en América han Rodó, Reyes y Arturo Ardao, aludiendo
actuado como bisagras, que ponen en al debate entre arielistas (Rodó y Los man-
contacto las metrópolis culturales con darines) y no arielistas (Alejandro Korn,
las tradiciones locales, tanto en el do- José Ingenieros, José Vasconcelos): “Los
minio de las ideas como en la política. arielistas tuvieron lo que en Rodó habría
Por esta razón, para Altamirano, la li- sido deseable: poder. Nuestros gobiernos in-
teratura y el pensamiento siempre ha doamericanos están plenos de mandarines
estado al servicio de los debates políti- arielistas que constituyen una clase cerrada
cos, al hacerse cargo de la historia, y de de monopolizadores del saber”, planteaba
los conflictos culturales, en los diversos Luis Alberto Sánchez, en 1933; y, de modo
procesos de modernización. similar, la tesis de Altamirano: “Desde la
fundación del régimen colonial hasta la
Además, se asocia al intelectual con un mayor parte del siglo XIX, las élites letradas
trabajo que se realiza en la ciudad (ate- formaron parte del sistema de poder”11.
neos, editoriales y en la enseñanza), y en
este sentido se cuelga del concepto de
Grafoesfera, inventado por Régis Debray, critores y múltiples servidores intelectuales,
la esfera de la escritura, pues la acción de todos esos que manejaban la pluma, estaban
los intelectuales se asocia con la impren- estrechamente asociados a las funciones del
ta, los libros, la prensa que los caracteriza poder y componían lo que Georg Friederici
ha visto como un país modelo de funciona-
por producir enunciados sobre el mundo, riado y de burocracia”. Se refiere a Georg
que se socializan a través de la publica- Friederici, El carácter del descubrimiento y de la
ción impresa a la que ellos tienen acceso. conquista de América: introducción a la historia
de la colonización de América por los pueblos del
Viejo Mundo. México: FCE., 1973.
El gran cambio, como he dicho, pro-
10. Altamirano, Carlos (2008). Historia de los in-
puesto por Rama y Altamirano9, es que telectuales en América latina. La ciudad letrada,
de la conquista al modernismo. Buenos Aires:
9 Dice Rama: “Una pléyade de religiosos, ad- Katz Ed., p. 17.
ministradores, educadores, profesionales, es- 11. Ibíd., p. 18

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Detrás del monopolio de la escritura, en Sin embargo, una historia de los in-
una sociedad analfabeta, que no cam- telectuales no puede reducirse a (ni
biará con la independencia, se mantuvo confundirse con) una historia de las
“…la tenaz tendencia aristocrática de los ideas. Aunque se alimente de ellas,
del discurso que la imaginación so-
letrados”12, generalizando la imagen arie-
cial de las élites ha puesto en forma,
lista de los pensadores, tal como lo había así como de las representaciones que
establecido previamente Juan F. Marsal, éstas han forjado sobre sí mismas, ta-
aunque Rama acepta cierta autonomía les elementos no pueden constituir
de los intelectuales (Karl Mannheim ) la única materia, menos aun la única
y no son “simples mandatarias de otros fuente de referencias de esa historia.
poderes”, porque se perdería de vista “su No solo los textos, sino el ejercicio
peculiar función de productores, en tanto mismo de pensar y escribir textos en
conciencias que elaboran mensajes, y, so- tal o cual momento histórico resultan
bre todo, su especificidad como diseñado- mejor comprendidos si no hacemos
abstracción de sus condiciones de
res de modelos culturales, destinados a la
existencia. Pero los textos, conviene
conformación de ideologías públicas”13. añadir, no se prestan sino raras veces
al conocimiento inmediato, requie-
La palabra intelectual fue inaugurada en ren por lo general del esfuerzo de la
1898, en relación con el caso Dreyfus, y interpretación. En otras palabras: la
según Altamirano tuvo repercusión muy historia de los intelectuales no exime
rápida en América latina, específicamen- de sus tareas a la historia intelectual,
te en Rodó. Apenas dos años después, en que trabaja sobre los “hechos del dis-
una carta al venezolano César Zumeta, curso” bajo la idea de que aquellos
Rodó indicaba: “Es, como se verá, una es- dan acceso a un desciframiento de la
historia que no se obtiene por otros
pecie de manifiesto dirigido a la juventud
medios. Ese trabajo específico tiene
de nuestra América (…) Me gustaría que instrumentos propios15.
esta obra mía fuera el punto de partida de
una campaña de propaganda entre los in-
telectuales de América”14. Al aplicar esta concepción a la histo-
ria del pensamiento latinoamericano,
En relación con el tema que nos convo- abre nuevas miradas sobre el mundo,
ca, las diferencias que señala Altamirano prosigue Altamirano:
entre Historia de las ideas e intelectua-
les, es que la primera es más restringida Una historia de los intelectuales
debería activar la exploración de
que la segunda, considerada como un
diversas canteras y alimentarse del
ámbito de estudio más amplio, escribe: aporte de varias disciplinas, más o
12 Op. Cit. 153
13. Ibídem, p. 30 15. Ídem
14. Ibídem, p. 21

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menos próximas. Entre estas disci- Corona, los sabios especializados en al-
plinas vecinas, las más obvias son gunas de las nuevas ciencias, los jesuitas
la historia de las ideas, la historia de descastados, o los abogados y los juris-
la literatura, la historia política y la tas…”. En tercer lugar, “El grupo social
sociología de los intelectuales. Pero
conformado por los especialistas en de-
hay otros campos de conocimiento
menos obvios, aunque no por eso
recho (que)… pasó a convertirse en uno
menos importante, como la historia de los principales sostenes de la función
de la prensa y la historia de la edi- intelectual durante el siglo XIX (…) fi-
ción. En otras palabras: una historia guras como los Egaña, Mariano Moreno,
que tome en cuenta la diversidad de José María Luis Mora…” 18.
formas que adoptó la acción de los
intelectuales a lo largo de dos siglos En las últimas décadas del siglo XIX y
solo puede ser fruto de la colabora- comienzos del XX, surgen cuatro nue-
ción de estudiosos de diferentes dis- vos tipos de intelectuales: el científico,
ciplinas, desde la historia política a
el militante de la revolución social, el
la historia de la literatura latinoame-
ricana, pasando por la sociología de
modernista, y el escritor popular. Y, por
la cultura y la historia de las ideas16. último, el periodista político converti-
do en publicista crítico y doctrinario. O
En el mismo sentido, Jorge Myers define sea, la profesión del intelectual va mo-
a los intelectuales como “los expertos en dificándose desde sacerdotes, escritores,
el manejo de la palabra escrita (o de las periodistas y políticos.
técnicas retóricas para el dominio del
discurso oral docto)”, es decir, “los ex- Tanto para Altamirano como para
pertos en el manejo de los recursos sim- Myers (y Gramsci), el intelectual no
bólicos…”, caracterizados como, “gens es una figura por encima del ciudadano
de lettres, gens de savoir”, “letrados común, pues cualquier pudiera serlo,
laicos”, “polímatas”, “patriota letrado”, si tuviera acceso a la prensa y a cierta
“publicista ilustrado”17. formación. Una novedad, es que Alta-
mirano también analiza la relación entre
Myers establece un orden de los pensado- la intelligentsia y las ciencias sociales, por
res en América latina: primero el clero, ejemplo la CEPAL un gran espacio pro-
“la fuente par excellence de los ejecutantes ductor de conceptos y proyectos de ideas
de las funciones del intelecto en la pri- no considerado tradicionalmente:
mera era colonial y aun en la barroca”;
El ingreso de las modernas ciencias
luego, incluye a los “funcionarios de la
sociales en América latina introdujo
cambios importantes en el espacio de
16. Ibíd., p. 22
17. Ibíd., p. 30 18. Ibídem, p. 35

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la intelligentsia. No solo porque la acli- Recientemente Peter Watson ha publica-


matación y el cultivo de disciplinas do su libro Ideas. Historia intelectual de la
como la antropología y la sociología humanidad 21, en el cual más que pregun-
implicaron el surgimiento de un nue- tarnos qué fuentes o metodologías utiliza,
vo tipo de élite intelectual, sino tam-
por ser tan enorme su documentación,
bién porque la formación y el adies-
tramiento en las nuevas formas de
más bien me preguntaría, cuáles no han
expertise requerían sedes académicas y sido utilizadas.
porque los nuevos saberes estuvieron,
desde el comienzo, integrados en redes Si la historia de las ideas analiza siste-
institucionales de carácter internacio- mas de ideas, en cambio, la historia in-
nal: redes académicas, profesionales, telectual estudia, además, sujetos y per-
de publicaciones, etc19. sonalidades considerando pensadores,
científicos e intelectuales, así como las
Se mantiene cierta tendencia más hacia prácticas de análisis y de acción en que
ciencias sociales y menos hacia la filoso- se insertan, sin olvidar la historia social
fía, pero a los intelectuales de la literatu- y cultural de su época. Más que exponer
ra, quienes “ligaron la interpretación de su metodología, se hace pertinente, leer
textos y procesos literarios del subconti- y estudiar algo de la producción europea
nente con la interpretación de la socie- y norteamericana, de la denominada In-
dad y la cultura latinoamericanas”20, en tellectual History, un campo de estudios
clara referencia a figuras como, Ángel que ha tenido un gran desarrollo en los
Rama, Antonio Candido, y Antonio últimos años, justamente por la variedad
Cornejo Polar. de sus propuestas que incluyen a la his-
toria de las ideas, el análisis del discurso,
Respecto a la historia intelectual sería la semiótica, el estudio de los símbolos
una parte de la historia de las ideas, y comunitarios y por supuesto a las gran-
se dice que recurre a disciplinas como la des figuras de la cultura y la literatura.
filosofía, el pensamiento político, cien-
tífico y religioso, a la cultura y la histo- El propio Carlos Altamirano comenzó
ria, en la creencia que para explicar el en la historia intelectual (la concibe
funcionamiento intelectual de una so- más como un campo de trabajo que una
ciedad necesariamente se debe recurrir a disciplina) y evolucionó hacia historia
una multiplicidad de miradas que evitan de los intelectuales, que le parecía más
las verdades absolutas, siendo la historia propia de América latina, como en su
intelectual, una entre otras. análisis del Facundo de Sarmiento, el

19 Ibídem, p. 24
21 Watson, Peter (2006). Ideas. Historia intelectual
20 Ibídem, p. 26
de la humanidad. Barcelona: Crítica. Pp. 1420.

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cual le permite acceder a la realidad po- sí mismo es el que encierra los valores,
lítica y a las ideas de Echeverría, José proyectos y contradicciones ocultas.
Luis Romero, Martínez Estrada y otros
pensadores argentinos22. El análisis de discursos logró constituir-
se en una disciplina desde la década de
El análisis del discurso 1960, y se estableció como un avance
para ciencias consagradas como la an-
Otra perspectiva derivada de los análi- tropología, la lingüística, la filosofía, la
sis, que han subrayado la importancia poética, la sociología y otras, como los
del estudio del lenguaje como punto de aportes de Theo Van Dijk que postula
encuentro entre el universo social y el que en todos los discurso podemos en-
cultural se desarrolló en el análisis del contrar huellas del contexto, que permi-
discurso, por el lado francés iniciado por ten vislumbrar las características sociales
Barthes, mientras que en el ámbito an- del hablantes como su condición sexual,
glosajón se plasmó en la llamada historia de clase social, su posición ideológica y
de los conceptos. El análisis del discurso otras formas de identidad social.
apunta a exponer el carácter construido
de la realidad a través de una construc- El análisis del discurso nos muestra el
ción discursiva. paso de la historia de las ideas hacia las
nuevas metodologías en las publicacio-
El análisis del discurso ha sido desarrolla- nes de José Palti:
do entre otros por Jorge Myers y la revista
Prismas, editada por la Universidad Na- Este trabajo se propone trazar la evo-
cional de Quilmes, ya mencionada, y no lución de la historia intelectual en el
estudia figuras intelectuales sino grupos último cuarto de siglo, tratando de
sociales constituidos en opiniones públi- destacar la dimensión de las transfor-
maciones teórico-metodológicas en-
cas, en una época y sociedad específica:
tonces producidas. Según se muestra,
el discurso popular, el empresarial, el po- el tránsito de la antigua historia de
lítico, el revolucionario. En este caso, el “ideas” a la llamada “nueva historia
análisis se hace siguiendo las coordenadas intelectual” supuso, de hecho, una
estructurales de pensadores como Roland reconfiguración fundamental del ob-
Barthes, por ejemplo, para determinar su jeto de estudio”, y destaca una situa-
coherencia interna, su ideología y, even- ción latinoamericana que la justifica:
tualmente, siguiendo a Jacques Derrida, “…las nuevas formas de aproximarse
su deconstrucción, pues es el discurso en a la cuestión de las peculiares con-
diciones de asimilación conceptual
22 Ver Altamirano, Carlos. (2005). Para un
impuestas por la condición marginal
programa de historia intelectual y otros ensayos.
Buenos Aires: Siglo XXI.

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de América Latina en el marco de la permite averiguar niveles más profundos


cultura occidental 23. de la realidad. En mi opinión, metodoló-
gicamente hablando, estos intelectuales
Palti concibe el estudio de los discursos, son herederos en parte de Walter Benja-
desde una perspectiva más cercana a min, muy leído aunque tardíamente en
Roland Barthes y las particularidades de América latina, quien impuso nuevas
ciertas formas de la lengua localizada en miradas al mundo cotidiano y las lectu-
sujetos sociales, también desde propues- ras sobre la modernidad y su expresión
tas que le permiten un mayor eclecticis- en los países periféricos, a través de
mo, en la que están presente la herme- nuevos sujetos sociales no considerados
néutica de Ricoeur y Gadamer, como los con anterioridad (mujeres trabajado-
conceptos de Habermas sobre la opinión ras, marginales urbanos, indígenas), y
pública, pero sobre todo el contexto his- nuevos conceptos como marginalidad,
tórico y social latinoamericano. Dice postcolonialidad, imperio, sexualidades
Elías Palti: y tendencia políticas nuevas.

Desde que el lenguaje dejó de ser con- La influencias del psicoanálisis, la ma-
cebido como un medio más o menos gia y los mitos en la vida cotidiana, así
transparente para representar una rea-
como la negritud, el anarquismo, el
lidad ‘objetiva’ externa al mismo, el
foco de la producción historiográfica
nacionalismo autóctono, el neolibera-
en su conjunto se desplazó decisiva- lismo y el feminismo, el análisis de la
mente hacia los modos de producción, modernidad abrió nuevos espacios al
reproducción y transmisión de sentidos conjunto de disciplinas de la historia
en los distintos periodos históricos y intelectual, al determinar las estrate-
contextos culturales.24 gias llevadas a cabo por pensadores y
países para alcanzar el desarrollo y la
Tanto Elías Palti como Jorge Myers y integración mundial. La conciencia
Carlos Altamirano consideran que han del proyecto moderno obligó a definir
provocado un cambio metodológico fun- lo propio y singular de las culturas pe-
damental en el avance del estudio y la riféricas y sus torcidas relaciones con
comprensión de los fenómenos de ideas aquel proyecto: lo que éramos y lo que
y culturales de América latina, que les queríamos llegar a ser. También, han
surgido nuevas regiones antes poco
23. Ver Palti, Elías José. “De la historia de “ideas” trabajadas (el mundo andino, el Río de
a la historia de los “lenguajes políticos”. Las
escuelas recientes de análisis conceptual:
la Plata), o mirando de otra manera,
el panorama latinoamericano”. En Anales, mestizando la historiografía con socio-
1101-4148, Nº. 7-8, 2004 - 2005, p. 63-82. logía, la cultura y pensamiento.
24. Ver, Palti, Elías (s/f). Historia de discursos re-
volucionarios en México.

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De igual manera, los cambios entre la se privilegia los modos culturales de vida
cultura impresa u oral, la cultura negra, de seres individuales, cómo se enfrenta
el mestizaje son perspectivas diversas la historia o las relaciones de determi-
pero que tienen en común una mirada nados aspectos con el mundo desarrolla-
que intenta la novedad de no recurrir do y las diferencias latinoamericanas, a
a una sola disciplina (filosofía, litera- partir de la lectura de poemas, novelas y
tura, sociología) y además proponen películas; o más aún, los rasgos cultura-
un intento de bajar a lo cotidiano, a lo les, como la influencia de la Internet en
no heroico, a lo opuesto a la élite, una las culturas juveniles. Todo esto es muy
tendencia que había comenzado con norteamericano y reemplazó, en la do-
Octavio Paz, quien en El laberinto de cencia, a los antiguos cursos de historia
la soledad (1950), había incorporado a y civilización en América latina de los
personajes como el pachuco, la Malin- años de 1950 y, en parte, también a los
che, etc. En su momento fue una nove- estudios disciplinarios formales, en cier-
dad. Hoy no. Hoy se habla de cultural ta declinación. Sobre los estudios cultu-
life, antropología cultural. rales se han compuesto muchas páginas
y es una de las tendencias de mayor uso
Debemos considerar también de la in- en los últimos tiempos, especialmente
fluencia de los estudios culturales, que en los Estados Unidos.
plantearon su interés por otros sujetos
sociales y otros niveles culturales. Fueron Algunos mal pensados opinan que los es-
los estudios culturales los que abrieron la tudios culturales es el último intento de
puerta, con la gran proliferación de post- las academias norteamericanas por en-
grados en ciencias humanas y sociales, tender para sí mismas a América latina,
especialmente en los departamentos de desde una mirada neocolonizada que nos
español y portugués de las universidades explique a nosotros en relación con nues-
norteamericanas, a nuevos temas y nue- tras diferencias respecto a ellos. Los estu-
vas revisiones de lo ya dicho. Especial- dios culturales tienen su origen en las re-
mente en el ámbito de la posmodernidad flexiones iniciadas en el decenio de 1950,
y su relación con el estudio de la identi- en la Escuela de Birmingham, con los tra-
dad, tema que venía desde mucho antes, bajos de una serie de académicos, entre
pero ahora desde contextos que permi- ellos Raymond Williams, que van dando
tían volver a determinar quiénes somos, o forma a los cultural studies, con los que,
quiénes queremos llegar a ser, en un con- de manera voluntariamente ecléctica y
tinente multicultural y pluri lingüístico. deconstructiva, intentan evitar modelos
únicos o excluyentes e incluir la crítica
Los estudios culturales latinoamericanos literaria, junto a la comunicación social,
no siempre se han centrado en el pen- la semiótica, la antropología, la políticas
samiento o las ideas, pues en su análisis y el multiculturalismo y subtemas como

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la globalización y su efecto en la variedad lice un momento determinado del fun-


de las culturas. cionamiento de las ideas al margen de
las circunstancias históricas, al modo
Es evidente, además, percibir ante- cómo funciona la lingüística; es decir,
cedentes en trabajos de la Escuela de conociendo su funcionamiento inter-
Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Benja- no, su gramática, lo que eventualmente
min, Marcuse o Habermas) y su interés permitiría determinar las buenas de las
en el estudio de las industrias culturales malas ideas y la proyección de estas ha-
y su impacto en la sociedad de masas de cia el futuro para una construcción de
inicios del siglo XX. Entre los latinoa- América latina.
mericanos se mencionan a Jesús Martín
Barbero y Néstor García Canclini y sus El problema de la historia intelectual,
trabajos sobre modernidad y posmoder- como con la historia de las ideas (más
nidad en las sociedades periféricas. larga y de carácter histórico), se dice, es
que siendo muy útiles, solo nos permiten
Existen todavía algunas metodologías comprender lo que sucedió y a lo largo
de análisis que por problema de tiempo de un cierto tiempo, en una historia ya
no quiero detallar y, además, porque han pasada; no el funcionamiento de estas,
tenido menos presencia entre nosotros o ni su proyección.
bien porque sus aportes han sido incor-
porados a nuestros propios trabajos. Me Conclusiones y propuestas
refiero a la historia de la cultura o historia
cultural, desarrollada por Roger Chartier, He expuesto algunas de las metodologías
con el objeto de estudiar los imaginarios sobre el estudio de las ideas de mayor
junto con el de las prácticas sociales que presencia en América latina. No se trata
los producen para captar la mediación de refundar una nueva, sino de aprender
simbólica y el modo como los individuos de las experiencias pasadas. No nos inte-
organizan la realidad social. resa el nombre que adopten los métodos
futuros, pues como hemos visto, todos
También está la sociología de la cultura, de ellos son relativamente cercanos y se
Pierre Bourdieu, con conceptos de gran diferencian en ciertos énfasis. Para mí,
uso en las ciencias sociales como el de la historia de las ideas sigue siendo una
habitus, gusto, campo y capital cultural, fórmula útil y ya consolidada entre no-
entre otros. Concluyo con lo que mi sotros. Aunque también nos interesa el
amigo, Eduardo Devés, identifica como sujeto productor de textos de ideas y or-
estudios eidéticos, con los que intenta una ganizar estas en sistemas y matrices que
metodología que no solo nos permita la dan origen a nuevos sistemas, cada vez
exposición diacrónica de las ideas sino más complejos.
también un trabajo sincrónico que ana-

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Nos interesa pensar en torno a ciertos es más ajustado a un número de personas


temas (conceptos, visiones sociales, re- ordenadas cronológicamente, así como sus
presentaciones simbólicas) aglutinantes libros y las ideas principales que se les reco-
de una época, rastrearlos y explicar estos noce en el canon oficial.
conceptos, aunque pasen tan rápido que
lo que ayer tenía plena vigencia hoy no la Me parece que una historia de los inte-
tenga; por ejemplo, conceptos como con- lectuales en América latina (como una
servador y liberal, nacionalistas o extran- historia de los poetas o de los novelis-
jerizantes, modernizadores o identitarios, tas) es más fácil de sistematizar que una
parecen decir poco, en la actualidad. historia de las ideas, pues esta supone
incluir además, la anterior, pero con un
Nos interesa, especialmente, la mane- nivel de abstracción más alto, el conjun-
ra cómo se estructura una posible cons- to de ideas surgido de cada uno de ellos
trucción de país o su visión de futuro. Lo y su constitución en sistemas y matrices
más difícil es averiguar cómo circulan las ideológicas, así como la relación de esos
ideas. Recientemente, se habla de trans- sistemas con otros más o menos cerca-
ferencia de saberes para saber cómo se nos, supone un esfuerzo mayor.
desplazan los conocimientos y cómo lle-
gan a otras matrices culturales, según lo Hablar, en cambio, de arielismo, es ha-
planteado por Ottmar Ette: determinar cer historia de las ideas, en el sentido
estas ideas (saberes) en permanente mo- de un proyecto ideológico con ciertas
vimiento de emigración de una cultura a características, como su llamado a la
otra, o cómo surgen y cómo desaparecen. juventud, su relación antagónica con el
positivismo, así como su influencia en
Podríamos establecer un esquema que, ciertas conciencias pertenecientes a la
creo, se ajusta a lo que he dicho: analizar, élite latinoamericana. Es analizar el lu-
por ejemplo, a José Enrique Rodó, es hacer gar que ocupa Ariel en las ideas anterio-
historia de los intelectuales, lo que signifi- res y posteriores surgidas en América, las
ca imaginar a Rodó como figura individual redes que estableció el texto, a quienes
considerando su biografía académica y iba dirigido, cómo fue leído, por quienes
personal, los conceptos que utiliza, su po- fue aplaudido y por quienes no, estable-
sición política, sus preferencias literarias cer el grupo de arielistas en cada país, las
y los medios en que expresó sus ideas, su acciones que acometieron para imponer
vida fuera de Uruguay, las influencias que los contenidos de este libro, su presencia
recibió y las que entregó, así como el he- entre los jóvenes universitarios, su con-
cho que haya publicado Ariel, justamente tacto con las ideas de Ortega y Gasset y
en 1910, es la historia de un intelectual. otros autores no americanos.
En la historia de los intelectuales, el corpus

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Por último, se puede analizar el discurso académico diferente. Por supuesto las
arielista, para estudiar su estructura in- perspectivas convergen, pero una mirada
terna, su gramática, podríamos decir, y analiza a Rodó como sujeto social, con
ver a quienes afectó, cómo y por quienes un oficio determinado (pensar y escribir),
fue recepcionado, cómo se continuó uti- los recursos con los que cuenta, su mira-
lizando el concepto en el futuro y qué da sobre el mundo, etc., para, finalmente,
figuras lo hicieron suyo. Al analizar el acceder al mapa del latinoamericanismo
discurso arielista se estudia el estilo del intelectual, como escribe Altamirano.
texto, sus estructuras de sentido, su re-
chazo al materialismo y la búsqueda de Es decir, el paso desde la filosofía acadé-
valores de carácter elevado, su esteticis- mica al estudio de las ideas circunscritas
mo25. Y todavía, en análisis más recien- a la realidad histórica de América latina,
tes, se puede estudiar si el intelectual iniciado por Leopoldo Zea, permitió, a
arielista es (o no) una constante latinoa- través del tiempo, el surgimiento de nue-
mericana marcada por el aristocraticis- vas miradas metodológicas que no han
mo espiritualista, el rechazo de lo mate- llegado a su fin con la aparición cada día
rial real, el desprecio por el compromiso de nuevos sujetos sociales, nuevas lectu-
político, la aceptación de los valores ras cada vez más verticales. Probablemen-
occidentales y hasta qué momento duró te en el futuro serán cada vez más nove-
esta posición. dosas para abarcar una realidad compleja
como la nuestra. Es lo único importante
Evidentemente, en todas las perspectivas, de lo que he dicho en esta conferencia:
se analiza en concepto de nordomanía, dar cuenta de esta heterogeneidad ideo-
creado por Rodó, pero en un contexto lógica y cultural en que vivimos.

25. Myers, Jorge. (1995). Orden y virtud: El dis-


curso republicano en el régimen rosista. Buenos
Aires: Universidad Nacional de Quilmes.

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