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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO


Magistrado Ponente

SP15911-2014
Radicación N° 44436
(Aprobado acta N° 397)

Bogotá, D.C., veinte (20) de noviembre de dos mil


catorce (2014).

La Corte resuelve los recursos de apelación


interpuestos por la delegada de la Procuraduría General de
la Nación y el representante de las víctimas-Defensoría
Pública, respecto de la decisión adoptada por un
Magistrado con Función de Control de Garantías de la Sala
de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Bogotá, en audiencia celebrada el 12 de agosto de 2014,
mediante la cual negó la práctica de una prueba dentro del
incidente de oposición a medida cautelar presentado en la
actuación seguida en contra de los postulados RAÚL
ANTONIO GAMBA MORA y ELY MEJÍA MENDOZA.
ANTECEDENTES
Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

1. De acuerdo con las constancias allegadas, el 27 de


marzo de 2014, en el proceso que bajo la égida de la Ley
975 de 2005 y normas complementarias se adelanta en
contra de los postulados RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA, se ordenó por parte de un
Magistrado de Control de Garantías de la Sala de Justicia y
Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá la
adopción de medidas cautelares de embargo, secuestro y
suspensión del poder dispositivo respecto del predio “La
Herradura”, ubicado en el municipio de San Vicente del
Caguán (Caquetá), atendiendo que el referido inmueble fue
colocado a disposición en el trámite con el propósito de
reparar a las víctimas.

2. El 5 de junio de 2014, la apoderada judicial de


Darío Polanía Ortegón, ciudadano que manifestó ostentar la
legítima propiedad de ese fundo, pidió ante la citada
Corporación la celebración de audiencia preliminar
encaminada a la revocatoria de dichas medidas, aludiendo
el grave perjuicio económico que estas acarrean para su
patrimonio.

3. El 24 de julio siguiente, se instaló la diligencia


deprecada. En ella, la solicitante presentó el incidente de
oposición en comento, fundamentando su petición en que
su prohijado es quien aparece acreditado como dueño de la
finca “La Herradura”, por adjudicación que le hizo el Incora,
por lo que la misma no podía ser puesta a disposición por
los postulados. Inclusive, hizo mención del proceso penal
que en su momento se siguió en su contra por presuntos

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

vínculos con las FARC, por los delitos de lavado de activos,


enriquecimiento ilícito de particulares, rebelión y concierto
para delinquir que culminó con sentencia absolutoria a su
favor proferida por el Juzgado Primero Penal del Circuito
Especializado de Florencia, el 2 de febrero de 2009,
providencia que se encuentra ejecutoriada.

De esta manera, la togada invocó la práctica de


distintas pruebas testimoniales y documentales, entre
otras, la declaración de Darío Polanía Ortegón, que fue
negada por el a quo al considerar que sería lesiva de su
derecho a la no autoincriminación al estar en curso un
proceso de extinción de dominio en contra de la finca “La
Herradura” y atendiendo que, pese a la existencia de fallo
absolutorio ejecutoriado, de recibirse su versión surgirían
elementos de juicio que darían paso a la interposición de la
acción de revisión, para remover los efectos de tal proveído.

De cara a esta determinación, la profesional del


derecho interpuso los recursos de reposición y apelación
que fueron resueltos por el citado funcionario, el primero
desfavorablemente y, tratándose del segundo, negando su
concesión, aseverando que era excluyente su presentación
conjunta. De otro lado, en cuanto a la impugnación
impetrada por la delegada del Ministerio Público respecto
de la orden de practicar el testimonio de Luis Eduardo
López Godoy, la declaró improcedente, aduciendo que el
auto que admite pruebas era de sustanciación, no
susceptible de recurso.

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

4. Puestas a disposición de los demás intervinientes,


al tenor de los artículos 17C de la Ley 975 de 2005 y 56 del
Decreto 3011 de 2013, las pruebas aportadas por la
abogada que formuló el incidente, se reanudó la diligencia,
el 12 de agosto de 2014, en la que, previo a su
continuación, la apoderada de Darío Polanía Ortegón
impetró la nulidad de lo actuado a partir del auto que
decretó pruebas. Lo anterior, al estimar que se vulneraron
sus garantías procesales por la negativa de la judicatura a
escucharlo en testimonio, no concederse el recurso de
apelación frente a esta decisión en virtud de una errada
interpretación del artículo 26 de la Ley 975 de 2005, y por
no permitirse el recurso de queja tratándose de este último
proveído, ante lo cual el Magistrado de Control de Garantías
indicó que tal petición sería resuelta en la providencia que
pusiera fin al trámite.

Luego de esta salvedad, surtido el traslado referido en


precedencia, la Fiscalía se opuso a la petición elevada a
través del incidente solicitando diversas pruebas. Por su
parte, la delegada del Ministerio Público también invocó la
práctica de varias probanzas, entre ellas, el testimonio de
Darío Polanía Ortegón, con el propósito de examinar si en
su caso concurre buena fe exenta de culpa y auscultar las
condiciones en las que adquirió el predio “La Herradura”,
así mismo, para garantizar su derecho de defensa y
contradicción. Dicha petición, en este sentido, fue avalada
por el representante de las víctimas-Defensoría Pública,
quien igualmente realizó diferentes precisiones en el tema
probatorio. Por último, los defensores de los postulados,

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

coadyuvaron la petición de la Fiscalía.

De cara a las peticiones probatorias elevadas, el


Magistrado de Control de Garantías accedió en unos casos
y en otros no, negando la declaración de Darío Polanía
Ortegón, determinación impugnada por aquellos
intervinientes que en esta ocasión la solicitaron.

LA DECISIÓN APELADA

Señaló el funcionario que no era necesario escuchar a


Polanía Ortegón, toda vez que su testimonio ya se
encuentra plasmado en la declaración del 2 de junio de
2010, que rindió en la Fiscalía y cuya copia fue aportada
dentro de la prueba documental que la Delegada de esa
institución pidió tener en cuenta, remitiéndose, además,
con el fin de descartar su procedencia, a las
consideraciones que para negar su práctica efectuó en la
sesión del 24 de julio de 2014.

No obstante, “para garantizar el debido proceso y el


equilibrio de las partes”, de oficio ordenó el recaudo de su
indagatoria, ampliaciones de la misma y demás
intervenciones que haya podido rendir en el expediente
donde se profirió sentencia absolutoria a su favor,
indicando que dichas versiones no obran en el legajo
allegado por la Fiscalía.

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

ARGUMENTOS DE LOS RECURRENTES

1. El Ministerio Público apeló la determinación en


comento, ya que al cotejar el contenido del relato de Darío
Polanía Ortegón rendido el 2 de junio de 2010, no aparece
con claridad, a su juicio, cuál fue el contexto en el que
adquirió la finca “La Herradura”. Por ende, consultando el
principio de inmediación y, en especial, los derechos de
defensa y contradicción que le asisten como tercero
afectado con la medida cautelar, al estar cobijadas sus
actuaciones con la presunción de buena fe, solicita se
reciba su declaración en tanto resulta pertinente,
conducente y útil con los fines del incidente.

2. Por su parte, el representante de las víctimas-


Defensoría Pública, interpuso el recurso vertical para que
sea revocada la negativa a escuchar en testimonio a Darío
Polanía Ortegón, pues considera que en la prueba
documental a partir de la cual se descartó la procedencia de
su versión directa, solo se hace referencia en forma muy
somera a la adquisición de la finca “La Herradura”, de tal
manera que aprecia necesario dilucidar las circunstancias
que rodearon el particular y sobre todo para evitar una
violación flagrante a sus derechos de defensa y
contradicción.

LOS NO RECURRENTES

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

1. La apoderada de Darío Polanía Ortegón, indicó que


no se iba a pronunciar acerca de los recursos impetrados
por la existencia de las irregularidades a las que hizo
mención cuando sustentó la petición de invalidación de las
diligencias. No obstante, aclarando que ello no implicaba
que convalidara en modo alguno dichos vicios, señaló que
estaba de acuerdo y coadyuvaba las consideraciones de los
apelantes en lo concerniente a la importancia de decretar el
testimonio de su acudido, para hacer vigente su derecho de
contradicción, pues es él precisamente quien se encarga de
promover el incidente.

2. La Delegada de la Fiscalía pidió confirmar la


decisión impugnada, ya que estima que la sustentación de
las apelaciones versó en la supuesta necesidad de conocer
en detalle la coyuntura en la que Polanía Ortegón adquirió
el predio “La Herradura”, pero esto, afirma, es indiferente al
objeto del incidente, toda vez que se sabe que el inmueble le
fue adjudicado por el Incora y lo relevante en este asunto,
en su criterio, es establecer las condiciones posteriores a
ese suceso, de las que dieron amplia cuenta en su
oportunidad los postulados.

3. El representante de la Unidad Administrativa para


la Atención y Reparación de Víctimas, los postulados y sus
defensores, no hicieron ninguna manifestación sobre el
tema.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

1. La Sala es competente para resolver el recurso de


apelación interpuesto en el presente asunto, al tenor de lo
contemplado en el artículo 26 de la Ley 975 de 2005,
modificado por el 27 de la Ley 1592 de 2012, y conforme lo
prevé el artículo 32, numeral 3º, de la Ley 906 de 2004.

2. Ahora bien, de acuerdo con el recuento efectuado


en precedencia, se vislumbra que el trasegar al cual se ha
visto sometido el incidente que ocupa la atención de la Sala
suscita los siguientes problemas jurídicos, vinculados
inexorablemente a la decisión con la que se ha de desatar la
alzada: i) el artículo 26 de la Ley 975 de 2005, según lo
interpretó el a quo, excluye en los eventos regidos por esta
normatividad la interposición simultánea de los recursos de
reposición y apelación?, ii) en este tipo de actuaciones
resulta viable la presentación de recursos tratándose del
auto que decreta pruebas?, iii) la práctica del testimonio de
Darío Polanía Ortegón es superflua, por la existencia de
otra versión suya cuya copia fue aportada por la Fiscalía? y,
iv) en caso contrario, se conculcaría su derecho a la no
autoincriminación en otros trámites de recibirse su
declaración juramentada?.

Será este, entonces, el marco teórico que abordará la


Corte a efectos de definir la temática planteada.

2.1. El citado artículo 26 de la Ley 975 de 2005,


precepto modificado por el canon 27 de la Ley 1592 de
2012, en lo relevante para esta cuestión consagra:

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

“La apelación solo procede contra la sentencia y contra los autos


que resuelvan asuntos de fondo durante el desarrollo de las
audiencias, sin necesidad de interposición previa del recurso de
reposición. En estos casos, se procederá de conformidad con lo
previsto en los artículos 178 y siguientes de la Ley 906 de 2004
y las normas que los modifiquen, sustituyan y adicionen.

Para las demás decisiones en el curso del procedimiento especial


de la presente ley, solo habrá lugar a interponer el recurso de
reposición que se sustentará y resolverá de manera oral e
inmediata en la respectiva audiencia […]”.

Al examinar el contenido de esta disposición, es claro


que regula aspectos propios a los mecanismos de
impugnación conforme a la lógica que orienta las
herramientas procesales establecidas para discutir el
acierto de las decisiones judiciales, sin denotarse un
tratamiento diferencial respecto del régimen ordinario
contemplado en la Ley 906 de 2004, pues, incluso, se
remite a ella. Así, la regla general es que las providencias de
la judicatura son susceptibles de controversia por la parte a
la cual le genera un perjuicio, con el propósito de que, a
través de los recursos, sea revocada, modificada o aclarada.

En esa secuencia, se prevé la reposición para que la


inconformidad del disidente sea estudiada por el mismo
funcionario que profirió la decisión y éste, de ser el caso,
reconsidere su determinación. Y con la apelación se
pretende que sea el superior jerárquico de aquel quien
analice los motivos de discrepancia, con el fin de que
confronte la presencia de una eventual incorrección.
2.2. Las únicas limitaciones para la interposición de
tales recursos se vinculan a la providencia en contra de la
cual se formulan, toda vez que la apelación es viable solo

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

tratándose de las sentencias y los proveídos que decidan un


asunto de especial relevancia en la actuación judicial,
mientras que para las demás decisiones, únicamente es
procedente la reposición.

En ese orden, en el artículo 176 de la Ley 906 de


2004, se definen ambas modalidades de impugnación como
“recursos ordinarios” en los siguientes términos:

“Son recursos ordinarios la reposición y la apelación.

Salvo la sentencia la reposición procede para todas las


decisiones y se sustenta y resuelve de manera oral e inmediata
en la respectiva audiencia.

La apelación procede, salvo los casos previstos en este código,


contra los autos adoptados durante el desarrollo de las
audiencias, y contra la sentencia condenatoria o absolutoria”.

Es de anotar que este precepto es el único que no tuvo


modificaciones en su redacción original por virtud de las
ulteriores reformas efectuadas por las Leyes 1142 de 2007 y
1395 de 2010 a los artículos 177, 178 y 179 de la
normatividad en comento, que se encargan de
complementar la regulación del tema. De igual modo, ha de
señalarse que esta codificación no incluye una distinción
expresa acerca del carácter principal o subsidiario que
puedan llegar a ostentar los mismos, como sí aparecía en el
Decreto-Ley 2700 de 1991 y en la Ley 600 de 2000, pues
recuérdese que en esta última legislación, en condiciones
similares a la que le precedió, tenía cabida la formulación

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

de la reposición y la apelación en forma independiente o 1

conjunta . 2

Empero, esta situación no implica que en la


actualidad haya desaparecido la posibilidad de interponer
ambos recursos subsidiariamente, pues, nótese, no aparece
una restricción explícita en este sentido y de admitirse que
ambos mecanismos de impugnación son excluyentes, se
conculcaría eventualmente el principio de la doble
instancia, de raigambre constitucional y legal , afectándose 3

también, de contera, la celeridad del trámite, ya que, a


excepción de la sentencia, la presentación de la reposición
como pretensión principal, de prosperar, descartaría la
remisión de las diligencias al superior, si solo se permite la
apelación.

En ese contexto, el artículo 26 de la Ley 975 de 2005


apunta a dicho objetivo, esto es, la celeridad, atendiendo
que para la apelación de “asuntos de fondo durante el
desarrollo de las audiencias” no se exige la “interposición

1 Artículo 189.- Reposición “[…] Cuando el recurso de reposición se formule por


escrito y como único, vencido el término para impugnar la decisión, el secretario,
previa constancia, dejará el expediente a disposición del recurrente por el término de
dos (2) días para la sustentación respectiva. Vencido este término, la solicitud se
mantendrá en secretaría por dos (2) días en traslado a los sujetos procesales, de lo
que se dejará constancia. Surtido el traslado se decidirá el recurso dentro de los tres
(3) días siguientes […]”.
Artículo 194.- Sustentación en primera instancia del recurso de apelación.
“Cuando se haya interpuesto como único el recurso de apelación, vencido el término
para recurrir, el secretario, previa constancia, dejará el expediente a disposición de
quienes apelaron, por el término de cuatro (4) días, para la sustentación respectiva.
Precluido el término anterior, correrá traslado común a los no recurrentes por el
término de cuatro (4) días”.
2 Artículo 194, inciso 4º, “Cuando se interponga como principal el recurso
de reposición y subsidiario el de apelación, negada la reposición y concedida la
apelación, el proceso quedará a disposición de los sujetos procesales en traslado
común por el término de tres (3) días, para que, si lo consideran conveniente,
adiciones los argumentos presentados, vencidos los cuales se enviará en forma
inmediata la actuación al superior”. (Subrayas de la Corte)
3 Cfr. Constitución Nacional, artículo 31 y Ley 906 de 2004, artículo 20

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
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previa del recurso de reposición”. Por ende, no se explica la


Corte cuál es el soporte del a quo para aseverar que este
precepto condicionó los recursos de manera fatal a la
escogencia de uno u otro porque el mismo, se repite, se
limita a reiterar el principio de la teoría general del proceso
atinente a que contra la sentencia solo procede la
apelación, contra los autos que no deciden un asunto
trascendente la reposición, mientras que contra los
denominados autos interlocutorios es viable la presentación
conjunta del recurso de reposición y, en subsidio, el de
apelación, de ser negado el primero y sin necesidad de una
nueva sustentación. En esta perspectiva, se pronunció
recientemente la Sala:

“La variación que incluye el «nuevo artículo 26», como lo


denomina el Magistrado con funciones de control de garantías
en este caso, es que para recurrir en apelación contra «los autos
que resuelvan asuntos de fondo durante el desarrollo de las
audiencias», no es necesario interponer previamente el recurso
de reposición.

Lo anterior significa entonces que los recursos ordinarios,


tratándose de autos que resuelvan asuntos de fondo durante el
desarrollo de las audiencias, sí se pueden interponer al mismo
tiempo, siempre que el de apelación se presente en subsidio del
de reposición” (CSJ AP 5218-2014).

Y en otro pronunciamiento con alcance similar, se


expuso:

“Conforme se ha entendido tradicionalmente, el recurso de


apelación bien puede ser interpuesto de manera directa, o bien
como subsidiario del recurso de reposición. En este sentido, dado
que en cualquiera de los dos casos persiste la obligación de
sustentarlos o motivarlos (art. 179 A Ley 906 mod. Ley 1395), la
fundamentación que se haga de la reposición se tiene como
válida frente a la apelación […]

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
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Ahora bien, cuando el artículo 26 de la Ley 1592, establece que


el recurso de apelación procede contra sentencias y autos que
decidan asuntos de fondo, sin que sea menester la interposición
previa del recurso de reposición, aclaración innecesaria y que
debe entenderse referida únicamente a los autos, por cuanto
respecto de las sentencias no procede, en términos generales, la
reposición; dicha aclaración, esto es, de que no es necesaria la
reposición previa, debe entenderse compaginada con el inciso
segundo, que establece como regla general que frente a los autos
proferidos en el curso del proceso, sólo procede el recurso de
reposición, salvo las excepciones señaladas en el inciso primero,
esto es, cuando se trata de autos que deciden asuntos de fondo
o trascendentales del proceso.

En manera alguna, de la norma de que se trata, hay lugar a


entender que la apelación no procede como subsidiaria de la
reposición, o que en aquellos casos, en que proceden ambos
recursos, por tratarse de autos que involucran asuntos de fondo,
deban resolverse por separado y de manera independiente los
dos recursos.

No puede comprenderse, desde el punto de vista lógico jurídico


que puedan ser distintos los argumentos que fundamentan la
reposición y la apelación, contra una misma decisión. La
dialéctica de los referidos medios de impugnación, cuando son
interpuestos de manera simultánea y subsidiaria, es la de que
se ataca la decisión, para que el funcionario de primer grado
revise sus propios argumentos, pero que, en caso de que se
mantenga la decisión, esos mismos fundamentos expuestos por
el recurrente sirvan para que el funcionario de segundo grado
revise la decisión del subordinado jerárquico” (CSJ AP, 22
May 2013, Rad. 41141).

De este modo, sea esta la ocasión para reiterar que en


el procedimiento penal colombiano y en los asuntos
sometidos al trámite de la Ley de Justicia y Paz, a excepción
de la sentencia, tratándose de aspectos de repercusión en
las diligencias es válida la interposición conjunta y
subsidiaria de los recursos de reposición y apelación, con la
salvedad de que su formulación, en esa hipótesis, ha de ser
simultánea, porque no podría elevarse el primero y luego, si
la decisión es adversa al recurrente, invocarse el segundo,
en tanto la oportunidad para la presentación y sustentación

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Rad. 44436 Segunda Instancia
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de ambos fenece después de habilitarse, durante la


audiencia en la que se profiere la providencia materia de
discrepancia, el correspondiente traslado a los
intervinientes que cuenten con legitimidad e interés para
impugnarla.

Ahora, en gracia a discusión, si el anterior argumento


se estima insuficiente debe decirse que por virtud del
principio de integración , conforme con el cual “en materias
4

que no estén expresamente reguladas en este código o


disposiciones complementarias, son aplicables las del
Código de Procedimiento Civil y las de otros ordenamientos
procesales cuando no se opongan a la naturaleza del
procedimiento penal”, cobra vigencia lo regulado en el
artículo 322 de la Ley 1564 de 2012, Código General del
Proceso que, en términos similares a los consignados en el
derogado Código de Procedimiento Civil (artículo 352),
consagra:

“Artículo 322. Oportunidad y requisitos. El recurso de apelación


se propondrá de acuerdo con las siguientes reglas:

1. El recurso de apelación contra cualquier providencia que se


emita en el curso de una audiencia o diligencia, deberá
interponerse en forma verbal inmediatamente después de
pronunciada. El juez resolverá sobre la procedencia de todas las
apelaciones al finalizar la audiencia inicial o la de instrucción y
juzgamiento, según corresponda, así no hayan sido sustentados
los recursos.

La apelación contra la providencia que se dicte fuera de


audiencia deberá interponerse ante el juez que la dictó, en el
acto de su notificación personal o por escrito dentro de los tres (3)
días siguientes a su notificación por estado.

4 Ley 906 de 2004, artículo 25

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2. La apelación contra autos podrá interponerse directamente o


en subsidio de la reposición. Cuando se acceda a la reposición
interpuesta por una de las partes, la otra podrá apelar del nuevo
auto si fuere susceptible de este recurso [...]” (Subrayas de la
Sala).

Y en condiciones análogas, la Ley 1437 de 2011,


Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo, dispone en su artículo 76:

“Artículo 76. Oportunidad y presentación. Los recursos de


reposición y apelación deberán interponerse por escrito en la
diligencia de notificación personal, o dentro de los diez (10) días
siguientes a ella, o a la notificación por aviso, o al vencimiento
del término de publicación, según el caso. Los recursos contra los
actos presuntos podrán interponerse en cualquier tiempo, salvo
en el evento en que se haya acudido ante el juez […]

El recurso de apelación podrá interponerse directamente, o como


subsidiario del de reposición y cuando proceda será obligatorio
para acceder a la jurisdicción.

Los recursos de reposición y de queja no serán obligatorios”


(Subrayas de la Corte).

Así mismo, valga aclarar que esta hermenéutica no


implica necesariamente que todas las determinaciones
adoptadas en el proceso son susceptibles de recurso, de
acuerdo con lo expuesto recientemente por la Sala:

“El inciso final del artículo 176 de la Ley 906 de 2004, dispone
que “La apelación procede, salvo los casos previstos en este
Código, contra los autos adoptados durante el desarrollo de las
audiencias, y contra las sentencias condenatoria o absolutoria.”

Por su parte, el artículo 20 del mismo plexo normativo que


consagra el principio de doble instancia, advierte que: “Las
sentencias y los autos que se refieran a la libertad del imputado
o acusado, que afecten la práctica de las pruebas o que tengan
efectos patrimoniales, salvo las excepciones previstas en este
código, serán susceptibles del recurso de apelación”.

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Rad. 44436 Segunda Instancia
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De acuerdo con estas dos normas, se puede decir que son


apelables:
- La sentencia,
- Los autos que se refieran a la libertad del imputado
o acusado,
- Los autos que afecten la práctica de las pruebas,
- Los autos que tengan efectos patrimoniales; y,
- Los autos adoptados durante el desarrollo de las
audiencias.

A su turno, lo que hace el artículo 177 de la Ley 906 de 2004 es


detallar, de acuerdo con la enumeración que acaba de hacerse,
cuál es el efecto en que se concede la alzada.

De cara a resolver el recurso de la referencia resulta necesario


determinar si realmente todas las decisiones adoptadas en el
curso de las audiencias son apelables, para lo cual se observa
oportuno revisar, en principio, el contenido del artículo 161 del
Código de Procedimiento Penal, el cual dispone:

“Las providencias judiciales son:

1. Sentencias, si deciden sobre el objeto del proceso,


bien en única, primera o segunda instancia, o en virtud
de la casación o de la acción de revisión.

2. Autos, si resuelven algún incidente o aspecto


sustancial.

3. Órdenes, si se limitan a disponer cualquier otro


trámite de los que la ley establece para dar curso a la
actuación o evitar el entorpecimiento de la misma.
Serán verbales, de cumplimiento inmediato y de ellas se
dejará un registro.

Parágrafo. Las decisiones que en su competencia tome la


Fiscalía General de la Nación también se llamarán órdenes
y, salvo lo relacionado con audiencia, oralidad y recursos,
deberá reunir los requisitos previstos en el artículo
siguiente en cuanto le sean predicables”.

Pues bien, del contenido del artículo 250.4 constitucional se


advierte que la oralidad fue incorporada como uno de los
principios que irradian el sistema de partes adoptado en el Acto
Legislativo 03 de 2002, lo cual se concreta en múltiples normas
de la Ley 906 de 2004, orientadas, como se ha indicado en
múltiples oportunidades, a garantizar que el juicio sea verbal, de
viva voz, concentrado y por tanto célere y con todas las garantías
[…]

Ahora bien, no obstante que el inciso final del artículo 176 de


2004 señala que son apelables los autos adoptados en el curso

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
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de las audiencias, hay que tener en cuenta que como la oralidad


supone que todas las decisiones se expresan de manera verbal,
admitir que la totalidad son apelables, sería propiciar el colapso
del sistema, ya que con esto se desdice de las mencionadas
máximas de optimización del modelo adversarial.

Por tanto, en audiencia no se pueden revivir, so pretexto de la


impugnabilidad de todas las decisiones, discusiones fenecidas,
cuando el objetivo de la oralidad es precisamente otorgarle
prontitud y agilidad al debate.

Tampoco son objeto de recursos las decisiones que tienen la


forma de órdenes, esto es, aquéllas con las cuales el juez que
dirige el proceso, se ocupa de darle cumplimiento a lo dispuesto
en el auto de decreto de pruebas, ley del juicio, como sucede en
el asunto de la referencia; tal como esta Sala ya ha tenido
oportunidad de precisarlo al indicar (AP 897-2014 Radicado
43176):

“6. En tales condiciones, la oposición al interrogatorio genera un


incidente regido por la lógica del debate, cuya decisión, a cargo
del juez, debe ser inmediata, como lo dispone el artículo 395 de
la Ley 906 de 2004, el cual expresamente señala: «Oposiciones
durante el interrogatorio. La parte que no está interrogando o el
Ministerio Público, podrán oponerse a la pregunta del
interrogador cuando viole alguna de las reglas anteriores o
incurra en alguna de las prohibiciones. El juez decidirá
inmediatamente si la oposición es fundada o infundada.»
(Negrillas fuera de texto).

Por manera que cuando el juez resuelve la objeción, como común


se denomina a la oposición, no hace nada diferente a emitir una
decisión de cumplimiento inmediato que no es recurrible por las
partes. En efecto, cuando considera que la misma es «ha lugar» o
«no ha lugar», simplemente, en el primer supuesto, ordena al
examinador no hacer la pregunta o replantearla, según el caso, y
en el segundo evento, que el cuestionamiento no transgrede las
reglas del interrogatorio ni las prohibiciones contenidas en la
norma procesal y, por lo tanto, el testigo está obligado a
responderla.”

Resulta inimaginable la situación a la que se llegaría si


decisiones que se adoptan para dirigir y controlar la audiencia,
por ejemplo aquellas por las cuales se rechaza o acepta una
objeción, o se ratifica o se retira una pregunta de un
interrogatorio o un contrainterrogatorio, fueran susceptibles del
recurso de apelación” (CSJ AP 2421-2014).

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

Por último, no puede pasarse por alto que la Corte


Constitucional, a través de comunicado de prensa Nº 43 de
octubre 29 y 30 de 2014, dio cuenta que mediante
sentencia C-792 del mismo año declaró inexequibles varios
apartes de algunas de las normas traídas a colación en
precedencia. No obstante, se colige de la información allí
suministrada que a esa determinación se arribó por cuanto
dichas disposiciones, en sentir de ese Tribunal, “omiten la
posibilidad de impugnar todas las sentencias
condenatorias”, al punto que declaró exequible “el contenido
positivo” de estos preceptos. En consecuencia, las variables
decantadas con antelación y relacionadas con una
interpretación que concibe la interposición de recursos
desde una perspectiva amplia, no restringida, incluso se
vería prohijada con la postura asumida por la citada
Corporación, por lo que la misma no tendría incidencia en
las consideraciones expuestas en esta oportunidad.

2.3. Volviendo al caso concreto, se tiene que la


particular interpretación del artículo 26 de la Ley 975 de
2005 efectuada por el a quo, repercutió en el derecho de
defensa y contradicción de quien formuló el incidente, así lo
recalcó con ahínco su representante judicial, al verse
privado de la garantía atinente a la revisión por una
instancia superior de una decisión de especial importancia,
como lo es, que se le permita comparecer directamente a la
actuación en donde se discuten medidas restrictivas que
recaen sobre su patrimonio.

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

De otra parte, no puede pasar desapercibido que ante


tal situación la abogada de Darío Polanía Ortegón invocó el
recurso de queja, debido a la negativa del funcionario de
primera instancia en conceder la apelación. Por tanto,
procedía, al tenor de los artículos 179B, 179C y 179D de la
Ley 906 de 2004 -a los cuales se remite el artículo 26 de la
Ley 975 de 2005-, expedir copias de lo pertinente para que
su superior jerárquico examinara la viabilidad de darle
trámite al reclamo.

Así, el Magistrado de Control de Garantías, en


principio, y previo a culminar la audiencia en la que fue
presentado dicho recurso, dispuso darle aplicación a los
citados preceptos.

Sin embargo, de manera sorpresiva, en auto proferido


por escrito, contrario a lo dispuesto en el artículo 12 de esa
codificación, que dispone la oralidad del procedimiento,
adujo lo siguiente:

“Ciertamente, la abogada incidentante, ante la advertencia del


Despacho en el sentido de que a términos del nuevo artículo 26
de la Ley 975 de 2005, simultáneamente no caben los recursos
ordinarios de reposición y apelación, expresamente descartó el
de apelación, interponiendo y sustentando el horizontal
recurso; impugnación que, en efecto, fue a la que se le dio
estricto trámite junto con el de la misma especie interpuesto por
la Delegada del Ministerio Público en tema de práctica o no de
pruebas; pronunciándose el Despacho, como tenía que ser, única
y exclusivamente sobre el recurso de reposición.

Entonces, si no fue interpuesta la vertical impugnación,


obviamente tampoco sustentada por sustracción de materia;
menos, por ende, que el Despacho haya negado la concesión del
recurso, mal haríamos ahora en acceder a la tramitación
sugerida por la misma abogada (sic) indidentante sobre los
recursos de queja y de apelación ante la segunda instancia.

20
Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

En pocas palabras. En sede de primera instancia no fue


interpuesto, tramitado ni decidida la concesión o no del recurso
de apelación ante el ad quem.

Se abstiene por ende el Despacho de remitir la actuación ante la


Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia”. 5

Por consiguiente, el entendimiento sui generis


conferido a los recursos de reposición y apelación abarcó
también el de queja, en tanto que para su concesión se
hicieron extensivos los mismos efectos erróneos derivados
de la escogencia de uno de aquellos con exclusión de los
demás, pese a que el artículo 179C de la Ley 906 de 2004,
adicionado por el artículo 94 de la Ley 1395 de 2010, de
forma diáfana refiere que “Negado el recurso de apelación,
el interesado solicitará copia de la providencia impugnada y
de las demás piezas pertinentes, las cuales se compulsarán
dentro del improrrogable término de un (1) día y se enviarán
inmediatamente al superior”, sin supeditar dicho trámite a
condicionamientos de ningún tipo.

Aunado a lo anterior, el proveído transcrito en


precedencia no consulta lo ocurrido en la mencionada
audiencia, por cuanto la abogada recurrente sí interpuso
la apelación como subsidiaria de la reposición (Cfr. récord
2:13:30 y siguientes sesión 24 de julio de 2014) por lo que
negada la concesión de la alzada, debía dársele paso a la
queja.

Por ende, este proceder igualmente coadyuvó a la


restricción de los derechos de Darío Polanía Ortegón, ya que

5 Cfr. Folio 26 cuaderno actuación, resaltado en el texto

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

ninguna alternativa se le brindó para discutir el acierto o no


de la negativa al recaudo de su declaración, al punto que su
apoderada intentó la invalidación de estas determinaciones
sin que hubiese tenido eco su pedimento, pues el a quo
difirió resolver el particular sin tener en cuenta que en el
hipotético caso de tener cabida la nulidad, lo actuado con
posterioridad a ese momento quedaría sin sustento jurídico
acarreando la pérdida de importantes recursos logísticos no
solo para la administración de justicia, sino también para
los convocados a las diligencias.

Del mismo modo, obvió el Magistrado de Control de


Garantías que aplazar una decisión sobre el tema era una
facultad que únicamente se encontraba consagrada para
ciertos supuestos en el esquema regulado por la Ley 600 de
2000, siempre y cuando no diera lugar a la afectación
sustancial del proceso , faltando así al deber de “atender
6

oportuna y debidamente las peticiones dirigidas por los


intervinientes” 7
y de “decidir la controversia suscitada
durante las audiencias”. 8

2.4. De esta manera, recapitulando, surge ostensible


el yerro de las aludidas posturas porque, se insiste, contra
las providencias adoptadas en el trámite de Justicia y Paz
procede la interposición de los recursos ordinarios sin que
sea dable, como sucedió en este evento, compeler a los
intervinientes para que se abstengan de presentar en forma
subsidiaria la apelación si han optado inicialmente por la

6 Ley 600 de 2000, artículo 410


7 Ley 906 de 2004, artículo 138, numeral 5º
8 Artículo 139, numeral 5º, ibídem

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
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reposición, pues una y otra, a excepción de la sentencia que


solo admite aquella, no son excluyentes, en punto de los
proveídos que deciden un asunto de fondo en la actuación.
3. Ahora, en lo relativo a la viabilidad de impugnar el
auto que admite pruebas, tampoco encuentra la Corte
acertada la tesis del a quo en cuanto a que ello no es
posible por constituir una decisión de sustanciación, “de
mero impulso”, toda vez que la jurisprudencia de la Sala ha
contemplado que contra esta determinación procede la
interposición de recursos, inicialmente restringiéndolos a la
reposición (CSJ AP, 30 Nov 2011, Rad. 37298) y luego
aceptando la apelación (CSJ AP, 13 Jun 2012, Rad. 36562).
En esta última oportunidad, se señaló:

“Un nuevo análisis del tema, lleva a la Sala a reconsiderar esta


postura, y adoptar como postulado jurisprudencial que el recurso
de apelación procede no solo contra las decisiones que niegan la
práctica de la prueba (trátese de exclusión, inadmisión o
rechazo), sino también contra las que ordenan su aducción,
admisión o aceptación, y que la concesión del recurso debe
hacerse en el efecto suspensivo.

Esto, atendiendo a una interpretación sistemática del modelo de


enjuiciamiento acusatorio, comprensiva de un estudio
correlacionado de los artículos 20 y 359 con los artículos 176,
177 y 363 ejusdem, como también del papel que debe cumplir la
audiencia preparatoria en este sistema y la necesidad de
asegurar la realización de los principios de depuración y eficacia
probatoria.

El artículo 176, en su inciso tercero, establece, en el carácter de


cláusula general, que el recurso de apelación procede contra los
autos adoptados durante el desarrollo de las audiencias, salvo
las excepciones legales, dando de esta manera cabida a la
segunda instancia a todas las decisiones que cumplan tres
condiciones, (i) que tengan la naturaleza de auto, (ii) que hayan
sido dictadas en el curso de una audiencia, y (iii) que el recurso
no esté exceptuado por la ley.

Las decisiones que deciden sobre la exclusión, admisión, rechazo


o práctica de pruebas tienen a no dudarlo la condición de autos,

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

entendidos por tales los que resuelven algún incidente o un


aspecto sustancial, de acuerdo con la definición que de ellos trae
el artículo 161 ejusdem, en cuanto se erigen en expresiones del
derecho a probar y a la controversia probatoria, previsto en el
artículo 29 de la Constitución Nacional.
El artículo 177, por su parte, en su primer inciso, incluye como
decisión susceptible de ser apelada en el efecto suspensivo, el
auto que niega la práctica de prueba en el juicio oral
(estipulación cuarta), pero también, el auto que decide sobre la
exclusión de una prueba del juicio oral (estipulación quinta), sin
hacer distinciones sobre el sentido de la decisión, previsión esta
última de la que se sigue que la apelación procede en ambos
casos, es decir, cuando se ordena o niega su exclusión.

El mismo precepto, en el inciso segundo, incluye como decisión


contra la que procede el recurso de apelación en el efecto
devolutivo, el auto que admite la práctica de la prueba
anticipada (estipulación sexta), precepto del que igualmente se
establece que la regla acogida por los estatutos procesales
anteriores, en los que el derecho de impugnación solo procedía
contra las decisiones que negaban pruebas, no es la que preside
el modelo de enjuiciamiento acusatorio.

Esta nueva orientación se reitera en el artículo 363, que


consagra como motivo de suspensión de la audiencia
preparatoria, el trámite de la apelación de las decisiones
relativas a las pruebas, hasta cuando el superior jerárquico
resuelva, expresión que, al igual que las anteriores, no distingue
entre el sentido de la decisión, resultando comprensiva tanto de
las decisiones que niegan como de las que autorizan.
(Resaltado en el texto).

Desde esta perspectiva, el haber impedido a la


Delegada del Ministerio Público la interposición de recursos
en lo concerniente al decreto del testimonio de Luis
Eduardo López Godoy , surge desacertado por cuanto sí
9

tenía la facultad de discutir acerca de la admisión de esta


declaración.

Sin embargo, debe advertirse que el yerro no cuenta


con la magnitud necesaria para generar la invalidación de
la actuación, ya que del análisis de lo sucedido en la
9 Cfr. récord 2:04:20 y s.s, audiencia 24 de julio de 2014

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

respectiva diligencia se colige que la interviniente pretendía


cuestionar dicha admisión por impertinente , de tal manera 10

que en esa misma línea de pensamiento no aparece que el


recepcionar ese testimonio sea determinante en la decisión
con la cual culmine el incidente, por lo que a la postre, la
imprecisión en ese aspecto específico, deriva en
intrascendente.

4. Situación distinta ocurre con el testimonio de Darío


Polanía Ortegón, atendiendo que su declaración, en los
términos esgrimidos por quienes deprecaron su práctica,
efectivamente resulta de capital importancia para definir el
presente trámite.

4.1. Lo anterior, porque es el mencionado el llamado a


explicar a la judicatura de modo pormenorizado las
circunstancias en las cuales ha explotado la finca “La
Herradura”, no solo a partir de la coyuntura que rodeó su
adquisición, como lo restringe la delegada de la Fiscalía,
sino en todo aquello que esté relacionado con la actividad
comercial desarrollada en ella y que conforme se denota en
la foliatura abarca, entre otros, la ganadería y la
agricultura, faenas en las que, al parecer, según lo decidido
en su momento, tenía vital participación las FARC.

Recuérdese que la finca “La Herradura”, registrada a


nombre de Polanía Ortegón, fue afectada dentro de la

10 Lo anterior, porque otros testimonios y varias declaraciones extrajuicio


acerca de la conducta de Darío Polanía Ortegón y sus presuntos vínculos con las
FARC fueron rechazadas por no tener relación con el asunto materia de debate, esto
es, la propiedad de la finca “La Herradura”, debiendo, entonces, la de López Godoy
al ser invocada con ese propósito, seguir la misma suerte.

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

dinámica del proceso de Justicia y Paz con medidas


cautelares, pero en vez de procurarse su comparecencia al
incidente donde se debate en concreto este tema se dispuso
de oficio, paradójicamente “para brindar más garantías”, el
recaudo documental de sus versiones en asuntos diversos
pese a su expreso requerimiento de ser escuchado
directamente, lo que redundaría en la vigencia de los
principios de inmediación y concentración de la prueba
anejos a un sistema caracterizado por la oralidad.

Entonces, descartar su relato es privarlo en la práctica


de la posibilidad de controvertir un aspecto que perjudica
sus intereses patrimoniales, relegarlo a la condición de
mero espectador silente e impotente ante los señalamientos
de personas cuya participación si fue admitida, verbi gratia,
Hernando Buitrago Martha, y sujeto a esa “lógica” se
desconocería la protección de sus prerrogativas como
tercero incidental, tema que no ha sido ajeno a la
jurisprudencia de la Sala que en repetidas ocasiones, sobre
el particular ha dicho:

“1. El debido proceso dentro del marco de un Estado Social de


Derecho, como lo ha dicho la Corte en reiteradas oportunidades,
constituye la sucesión integrada, gradual y progresiva de actos
relacionados entre sí de manera directa o indirecta que se
encuentran reglados en la ley para el reconocimiento del derecho
material que se confronta al interior del trámite penal.

2. Por manera que, cuando la autoridad, en este caso, la Fiscalía


General de la Nación, Unidad de Justicia y Paz, pretende […] la
restitución de unos predios, debe garantizar la convocatoria de
todos aquellos que tengan interés en los bienes que van a ser
objeto de una decisión judicial; ello, por cuanto el artículo 29 de
la Carta Política, que permea cada una de las actuaciones
judiciales y administrativas, impone al operador judicial, el
deber de traer a las diligencias penales a todas aquellas

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Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

personas a las que les asista un interés legítimo en las resultas


del trámite, haciéndoles partícipes del mismo para que si a bien
lo tienen concurran a las diligencias a defender sus derechos.

3. De manera que la rigurosa garantía le impone al funcionario


judicial, citar en debida forma a quienes funjan como titulares de
aquellos bienes11, así como a aquellas personas que aleguen
derechos sobre los mismos, esto es, poseedores, ocupantes o
tenedores, pues son los destinatarios directos de la decisión
judicial, ya que en ellos se cristaliza el reconocimiento del
derecho material […]

12. El marco normativo puesto de presente, permite advertir que


a pesar de las particularidades propias del procedimiento de
justicia y paz, aquellas, en modo alguno relevan a las
autoridades, o a los sujetos procesales de dar cumplimiento a las
exigencias legales en torno a los requisitos exigidos para abrir
paso a un incidente de éstas características en el que el status
de propietario de uno de los bienes a restituir no se puede
remplazar convocando a quienes se consideran perjudicados,
pero dejando de lado a los que acreditan tal condición”. (CSJ
AP, 13 Mar 2013, Rad. 38670)

Y ya antes se había precisado:

“La irregularidad sobreviene entonces cuando a pesar de la


orden judicial que probablemente afectaba a terceros de buena
fe y no obstante que promovieron el trámite del incidente,
aquellos no fueron escuchados a través del mecanismo legal y
accesoriamente dispuesto en procura de hacer valer esos
intereses económicos que les resultaban afectados en la
actuación procesal; con la negativa del ad quem a que los
terceros que veían un interés patrimonial afectado con la
decisión del a quo, pudieran hacerlo valer, se les vulneró
el debido proceso y desde luego su derecho de defensa”.
(CSJ SP, 29 Ago 2012, Rad. 35195, Resaltado de la
Corte)

4.2. De otra parte, no se avizora cómo el testimonio de


Darío Polanía Ortegón podría afectar de manera automática
su derecho a la no autoincriminación, según lo estimó el a
quo, en la medida que de recibírsele declaración
juramentada una de las advertencias previas de rigor,

11 Los propietarios inscritos

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RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
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insoslayable, es ponérsele de presente que cuenta con dicha


garantía .
12

De igual modo, no tiene sentido que se indique que


este derecho podría verse conculcado en el proceso de
extinción de dominio adelantado contra el citado predio,
porque ese trámite no se orienta a establecer
responsabilidades penales, sino a retirar la propiedad de
bienes ilícitamente obtenidos, por eso es que el legislador
ha definido esta acción de “carácter real y de contenido
patrimonial” y “distinta y autónoma de la penal, así como de
cualquier otra, e independiente de toda declaratoria de
responsabilidad”. 13

Bajo esa óptica, debe recalcarse que tal acción y el


presente incidente de oposición a medidas cautelares tratan
sobre bienes, no personas, y esa distinción repercute en
que las versiones rendidas por Polanía Ortegón en el
proceso en el que fue absuelto no guarden estricta
consonancia con el alcance de esta actuación. A lo que se
suma que la apreciación de la primera instancia resulta
especulativa, pues sin haberse dado la declaración, asume
indefectiblemente que en ella el incidentante se
autoincriminara.

4.3. En consecuencia, la negativa a la práctica del


testimonio de Darío Polanía Ortegón será revocada y, en
ese contexto, quedan subsanadas las anomalías reseñadas

12 Ley 906 de 2004, artículo 385


13 Ley 793 de 2002, artículo 4º / Ley 1708 de 2014, artículos 17 y 18

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por su apoderada en la solicitud de nulidad impetrada en


su momento, ya que, por lo anotado, esta carecería de
objeto.

5. Por último, debe llamar la atención la Sala, una vez


más, a los funcionarios involucrados en los trámites de
Justicia y Paz para que propendan por la celeridad y
eficacia de los procedimientos, puesto que el a quo, además
de las inconsistencias anotadas con anterioridad, le
imprimió a las audiencias surtidas una dinámica refractaria
a dicha finalidad en tanto no se compadece con la agilidad
que debe tener, con mayor razón, un incidente procesal, la
continua reseña de lo que ocurre en su devenir, el reiterado
relato de lo expuesto por las partes en sus distintas
intervenciones, ni la lectura repetitiva de disposiciones
legales, máxime cuando, con excepción de los postulados,
quienes participan en los debates son profesionales del
derecho plenamente conscientes del alcance y contenido de
la normatividad aplicable al asunto que los convoca.

En mérito de lo expuesto, LA SALA DE CASACIÓN


PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,

RESUELVE

REVOCAR el auto proferido por un Magistrado de


Control de Garantías de la Sala de Justicia y Paz del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en la
audiencia celebrada el 12 de agosto de 2014, por medio del

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cual negó el testimonio de Darío Polanía Ortegón dentro del


incidente de oposición a medida cautelar por él promovido.
En consecuencia, se dispone recepcionar su declaración
juramentada en el referido trámite, conforme lo señalado en
la presente determinación.

Contra esta decisión no procede recurso alguno

Comuníquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal de origen

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO


Presidente

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ

30
Rad. 44436 Segunda Instancia
RAÚL ANTONIO GAMBA MORA y
ELY MEJÍA MENDOZA

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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