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En principio, la historia de la televisión nos muestra que se optó por varias soluciones
mecánicas como el disco de Nipkow en 1884, pero pronto se desechó este tipo de sistema
mecánico para dar prioridad a los sistemas de captación en su totalidad electrónicos.
Durante el año 1925 con el inventor escocés John Logie Baird, se pudo efectuar la primera
experiencia con dos discos, uno para el emisor y otro en el receptor, los cuales se unieron al
mismo eje para que el giro fuese síncrono y separados por 2 mm.
Una fecha importante es el año de 1927, donde la televisión electrónica nace gracias al
joven de 21 años Philo Farnsworth, quien puede descomponer una imagen en 60 líneas de
luz, para transmitirlas como electrones y recomponer la imagen original en una pantalla.
Respecto a la evolución de la televisión se dieron varios y diversos pasos para consolidar
los modelos que conocemos en la actualidad. En realidad, hubo muchos desarrollos.
Televisión de Baird
La televisión creada en 1920 por John Logie Baird supuso lo que conocemos en la
actualidad como televisión, pero no era totalmente eléctrica ya que disponía de un
componente mecánico. Su caja era muy grande y la pantalla muy pequeña.
Primera televisión electrónica (blanco y negro)
Para el año 1930 se incremente el tamaño de la pantalla y decrece en la caja que contiene.
En este caso es totalmente eléctrica. Durante la guerra el auge de la televisión disminuir,
pero se avanzó en su tecnología.
En 1948 al finalizar la guerra, sale a la venta un modelo en plena recuperación económica,
que incluso consiguió que la televisión se convirtiera en un electrodoméstico para todo el
mundo.
Para entender el presente y el tránsito a lo digital debemos remontarnos a los inicios de la
televisión, en general, y de la pública, en particular. En la década de 1950 –fecha de
comienzo de las primeras emisiones televisivas latinoamericanas–, el esquema primigenio
sufrió la influencia determinante del modelo comercial de Estados Unidos, especialmente
en las naciones de América del Norte y Centroamérica. La cercanía geográfica, los vínculos
con el capital de la nación más desarrollada y la consistente política de injerencia
estadounidense hicieron posible que se tomase apenas en cuenta la experiencia de los
monopolios públicos establecidos por los gobiernos del continente europeo.
Ahí en donde la televisión fue gestionada por los gobiernos, en la medida en que se trataba
de regímenes autoritarios, la diversidad asociada a la democracia no se produjo. No hubo
tampoco, como en Europa, posibilidad de que la pantalla chica institucional fuese autónoma
y se manejase separada del poder. Los países de Centroamérica y México optaron por el
esquema mercantil y, en consecuencia, el servicio público televisivo quedó relegado a un
segundo plano. En Sudamérica las historias difieren. En los años cincuenta y sesenta, las
dictaduras militares y los gobiernos autoritarios proliferaron. Bajo su égida se inició la
televisión. Así sucedió en Brasil, en Venezuela, en Bolivia, en Argentina, en Chile.