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Este año, la fiesta cristiana de la Navidad coincide con la festividad judía de Janucá, dos importantes

fechas que resumen buena parte del legado y la fe que caracteriza a ambas religiones, y esto, cuando
menos, es motivo de celebración.

Rara vez ambas conmemoraciones coinciden en sus días. De hecho, la última vez que ocurrió fue en
2005 y esto únicamente sucede cuando los judíos hacen un ajuste muy específico a su calendario lunar,
que consiste en 354 días, mientras el calendario gregoriano, que es actualmente utilizado de manera
oficial en casi todo el mundo, alcanza los 365 días.

Al caer el Sol la tarde del sábado 24 comienza Janucá, o Fiesta de las Luminarias, que es la celebración
que recuerda la recuperación de la independencia judía de los griegos seléucidas, en el siglo II a. C.; justo
cuando los cristianos se preparan en nuestros días para celebrar la Nochebuena y recibir el día de
Navidad.

La tradición judía habla del milagro que ocurrió hace 5.777 años y mantuvo encendido el candelabro del
Templo de Jerusalén, durante ocho días, con una insuficiente cantidad de aceite que alcanzaba sólo para
uno. Este suceso dio origen a la costumbre de encender en forma progresiva las ocho velas de un
candelabro, llamado januquiá, uno por cada uno de los días, que cuenta además con una vela adicional.

Y mientras los judíos festejan el primer domingo de Janucá, el 25 de diciembre, los cristianos celebran el
nacimiento de Jesús, que es la llegada al mundo del hombre que alaban por promulgar las bases de la fe
que profesan hoy, 2.016 años después.

“La Navidad es la fiesta de la humildad amante de Dios, del Dios que invierte el orden de lo lógico y
descontado, el orden de lo debido, de lo dialéctico y de lo matemático”, señaló el papa Francisco a la
Curia Romana, que es el conjunto de órganos de gobierno de la Santa Sede y de la Iglesia católica.

En otras palabras, el Pontífice reafirmó su disposición de unir tendencias, en especial durante esta
festividad, cuando ambas fechas coinciden en el calendario.

Esencia humana
“No es muy común, aunque tampoco es tan raro, que la celebración de ambas importantes
conmemoraciones ocurran el mismo día”, expresó el profesor Zellagro, astrólogo oficial de la página de
Univision.com y un estudioso de las religiones comparadas y las filosofías orientales.

“El hecho que estén teniendo lugar precisamente en un momento tan dramático para el Medio Oriente,
cuna del nacimiento de las dos religiones, se presenta como una buena señal, una llamada a la unión de
Occidente con Oriente, para juntos transitar el camino de la paz”, añadió.

El profesor Zellagro no sólo cree que se trata de una coincidencia más, sino de un signo que brota
“desde lo más profundo de la esencia humana, como si todo el planeta estuviera clamando por la
unidad, en lugar de la división”.

Luego clamó por la celebración de todos. “Esa unión de ideales crea un campo energético positivo en el
planeta, una especie de llamado a unirnos todos, dejando atrás las diferencias, las discriminaciones y los
sectarismos para abarcar en un gran abrazo a toda la humanidad, creyentes o no creyentes, puesto que
todos nosotros somos una sola raza: la gran humanidad”.

Hermanos

“Judíos y cristianos deben sentirse hermanos, unidos por el mismo Dios y por un rico patrimonio
espiritual común”, dijo el papa Francisco durante su pasada visita a la Sinagoga de Roma, un
emblemático templo para todos los judíos europeos, cuando quiso sintetizar la relación entre ambas
comunidades.

Como ha dicho el Papa, “de enemigos y extraños hemos pasado a ser amigos y hermanos”.

O en otras palabras, de acusadores y acusados hemos pasado a ser amigos y hermanos para
sobreponernos a las imputaciones del pasado, que fueron impuestas por imperios, religiosos e incluso
pontífices.
Y el papa Francisco resaltó: “Los cristianos, para comprenderse a sí mismos, no pueden dejar de hacer
referencia a las raíces judías. Y la Iglesia, al profesar la salvación a través de la fe en Cristo, reconoce la
irrevocabilidad de la Antigua Alianza y el amor constante y fiel de Dios por Israel”.

Esto corresponde con la opinión del maestro de judaísmo, el rabino Moshe Sacca, de la Comunidad
Sefardí de Madrid: "Para los cristianos la Navidad tiene que ver también con la luz, con dar a luz a ese
niño que nace y consideran el mesías que trae esperanza al mundo".

Por ello, el rabino Sacca resalta la importancia de la unión de ambas celebraciones, cuando dice que
“nos une y va más ella de si Jesús es el mesías que esperábamos o si los judíos lo esperan aún. El
significado es mucho más profundo: cada vela da luz y cada alma es una luz".

La historia recoge ambas celebraciones religiosas con devoción

Tras el paso de los milenios, la fecha que indica la celebración de Janucá está respaldada por el Talmud,
que es la obra que recoge principalmente las discusiones rabínicas sobre leyes, tradiciones y costumbres
judías, mientras el día del nacimiento de Jesús continúa siendo tema de discusión.

Cuentan los historiadores que el Imperio Romano celebraba entonces el solsticio de invierno con fiestas
en homenaje a Saturno, que culminaban precisamente el 25 de diciembre.

Tres siglos después, el emperador Constantino estableció la libertad de religión, dando fin a las
persecuciones dirigidas por las autoridades contra ciertos grupos religiosos, particularmente los
cristianos, dando paso al reconocimiento del cristianismo.

Los romanos continuaron celebrando el solsticio de invierno hasta que los cristianos, conducidos por la
naciente Iglesia católica en Roma, absorbieron la fiesta para evocar el nacimiento de Jesús.

Unos años antes, Clemente de Alejandría, hoy venerado por coptos, ortodoxos y anglicanos, aseguró
que Jesús nació en mayo pero el papa Julio I propuso que el nacimiento de Jesús fuera celebrado el 25
de diciembre, iniciativa que fue finalmente consagrada por su sucesor, el papa Liberio, hasta que la
festividad fue propagada con la evangelización.

La peculiar coincidencia de Janucá y Navidad no volverá a repetirse hasta el año 2027, cuando el
calendario lunar judío tenga su próximo ajuste y el almanaque gregoriano marque el día 25 de
diciembre.

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