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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Bicentenaria de Aragua
Asociación Civil Estudios Gerenciales
Corporativos Valles del Tuy (ACESGECORTVT)
Área de Pregrado
Mención: Derecho
Derecho Internacional Privado

EL DERECHO PENAL INTERNACIONAL.


DELITOS AMBIENTALES EN EL AMBITO INTERNACIONAL.
LA EXTRADICIÓN, DEFINICIÓN.

Facilitador: Participante:
Jean Carlos Montana Nancy Girón
Annabella Licona
Jennifer Cabriles

Charallave Febrero 2020


Introducción

El tema de las leyes y la justicia internacional es uno de los temas más


álgidos que hay en el panorama y la comunidad internacional. Puesto que,
este tema es muy complicado, debido a que los principios que fundamentan
estas normas internacionales se basan el máximo respeto a los derechos
humanos. Sin embargo, hay algunos regímenes o estados defactos en el
mundo que no cumplen con estas normas e incurren en crímenes de lesa
humanidad. De hecho, se especula que en la mayoría de las naciones
africanas e incluso en algunos regímenes de Latinoamérica esta práctica es
muy común.

El Derecho penal internacional es el resultado de la tendencia de los


aspectos internacionales de la legislación penal nacional de los Estados y de
los aspectos penales de la legislación internacional. A continuación se
presenta como posible y necesario el comenzar la disposición de un derecho
penal internacional, en tanto que saber, cuya tarea sea la de limitar el
ejercicio del poder punitivo y de esa manera propenda por la vigencia real de
los derechos humanos, para lo cual se han de diferenciar las nociones de
poder punitivo internacional, legislación penal internacional y derecho penal
de igual naturaleza, planteándose luego unas pautas generales y particulares
de ese sistema de derecho penal internacional.
El Derecho Penal Internacional.

El Derecho penal internacional (en la terminología adoptada por la cátedra:


Derecho internacional penal) es la rama del ordenamiento internacional cuya
misión es proteger los bienes jurídicos más importantes del orden social
internacional frente a las formas de agresión más graves mediante normas
dirigidas a los individuos cuya infracción genera la responsabilidad penal individual
de los mismos en Derecho internacional. La evolución de esta rama del Derecho
internacional ha sido notable desde los procesos de Nuremberg y Tokio hasta
nuestros días. Hoy en día nos encontramos con tribunales penales internacionales
ad hoc, tribunales híbridos, una Corte penal internacional de carácter permanente
y tribunales nacionales actuando bajo el principio de jurisdicción universal. Todas
ellos enjuician crímenes internacionales en aplicación y desarrollo del Derecho
penal internacional, que ha sido incorporado también en gran medida a los
ordenamientos internos.

Según “Bassiouni 2006, dice que el Derecho Penal internacional constituye


la rama del sistema jurídico internacional configuradora de una de las estrategias
empleadas para alcanzar, respecto de ciertos intereses mundiales, el más alto
grado de sujeción y conformidad de los objetivos mundiales de prevención del
delito, protección de la comunidad y rehabilitación de los delincuentes”.

En este concepto amplio, comprensivo de lo que ha sido calificado como


Derecho Penal internacional y Derecho Internacional penal, el objeto de las
normas penales internacionales (Derecho Penal de las naciones) consiste en
determinar las conductas atentatorias contra un interés social de transcendencia
universal, cuya protección exige su tipificación como delitos y la aplicación de
penas impuestas por los Estados miembros de la Comunidad internacional, «a
través de actuaciones nacionales o internacionales, colectivas y de cooperación».

Las relaciones entre el Derecho Penal estatal y el llamado Derecho Penal


internacional estaban, en el Derecho Internacional clásico, afectadas por el
principio de que las normas internacionales no podían ser infringidas por las
personas individuales. Como dice Jescheck solamente el Derecho Penal estatal
podía proteger con sus propias normas el Derecho Internacional, transformando
los deberes jurídicos impuestos al Estado en deberes del individuo sancionables
penalmente. Sólo después de la Primera Guerra Mundial el individuo será
considerado como sujeto del Derecho Internacional y será concebible que graves
infracciones a sus normas puedan ser castigadas como delitos por el Derecho
Internacional. Así nace el denominado Derecho Internacional penal, cuyos
antecedentes se remontan a la escuela iusnaturalista de Francisco De Vitoria,
Francisco Suárez o Hugo Grocio, al intento de extradición del Kaiser Guillermo II
por el Tratado de Versalles y, después de la Segunda Guerra Mundial, a los
Tribunales Militares Internacionales de Nürember y de Tokio, sin que con
posterioridad los Estados miembros de las Naciones Unidas hayan elaborado un
auténtico Derecho Internacional penal. Doctrinalmente e inspirándose en el
acuerdo de Londres de 1945, se clasifican los tipos delictivos del Derecho Penal
internacional en:
1. Crímenes contra la paz (preparación, desencadenamiento y realización
de una guerra de agresión).
2. Crímenes de guerra (infracciones graves contra el derecho de la guerra
cometida durante un conflicto armado de carácter internacional), y
3. Crímenes contra la humanidad (infracciones graves contra la vida,
integridad corporal, libertad o dignidad humana cometidas, con el apoyo del poder
del Estado, contra una persona o grupo de personas por su pertenencia a una
cultura, raza, religión, nacionalidad o convicción política determinada).
El derecho penal internacional es la rama del derecho por la cual se
prohíben ciertas categorías de conducta consideradas delitos graves; se regulan
procedimientos para la investigación, el enjuiciamiento y el castigo por esas
categorías de conducta, y se considera que una persona que perpetre uno de
esos delitos será responsable personalmente. Para hacer respetar el derecho
internacional humanitario, es fundamental reprimir las violaciones graves de esta
rama del derecho, especialmente si se tiene en cuenta la gravedad de algunas
violaciones, consideradas crímenes de guerra, cuyo castigo redunda en interés de
la comunidad internacional en su conjunto. Dado que los crímenes internacionales
incluyen cada vez más elementos extraterritoriales, los cuales exigen una mayor
interacción entre Estados, es más urgente coordinar el respeto de esos principios.
Los Estados deben acatar tanto los principios internacionales como los principios
nacionales previstos en el respectivo derecho penal interno y los principios
específicos contenidos en los instrumentos regionales en los que son Partes.

Bases de la jurisdicción: Un Estado ejerce su jurisdicción en el interior de su


propio territorio. La jurisdicción conlleva el poder de promulgar normas,
interpretarlas o aplicarlas e intervenir para hacerlas cumplir. Si bien la aplicación
de la jurisdicción coercitiva se limita generalmente al territorio nacional, en derecho
internacional se admite que, en determinadas circunstancias, un Estado puede
extender el ámbito de aplicación del derecho nacional respecto de sucesos que se
producen fuera de su territorio (jurisdicción extraterritorial) o juzgarlos.

Se reconocen varios principios que autorizan la «jurisdicción


extraterritorial», entre los cuales: el principio de la nacionalidad o el principio de
personalidad activa (actos cometidos por personas que tienen la nacionalidad del
Estado en cuestión), · el principio de personalidad pasiva (actos perpetrados
contra nacionales del Estado en cuestión), o · el principio de protección (actos que
afectan a la seguridad del Estado). Mientras que estos principios requieren que
haya algún tipo de vínculo entre el acto cometido y el Estado que ejerce
jurisdicción, no ocurre lo mismo con el principio de universalidad, otro principio que
justifica la jurisdicción extraterritorial.
La jurisdicción universal establece la competencia para conocer de crímenes,
independientemente del lugar en que se hayan cometido y de la nacionalidad del
autor o de la víctima. Se considera que la jurisdicción universal se aplica a los
principales crímenes internacionales, concretamente, los crímenes de guerra, los
crímenes de lesa humanidad y el genocidio, cuya represión por parte de todos los
Estados está justificada o es una exigencia por ser una cuestión de política pública
internacional y de algunos tratados internacionales.

Prescripción: La prescripción de una acción penal en el caso de un delito, puede


relacionarse con uno de dos aspectos del procedimiento legal. La prescripción
puede aplicarse al enjuiciamiento: si ha pasado un lapso determinado desde el
momento en:

1 Para un examen más detenido de la jurisdicción universal, véase la ficha técnica


titulada "Jurisdicción universal sobre los crímenes de guerra". Que se cometió el
delito, esto significaría que no puede emprenderse ninguna acción pública y que
no puede pronunciarse un veredicto. · La prescripción puede aplicarse solo a la
ejecución de la sentencia misma: en este caso, el hecho de que haya pasado un
lapso determinado significaría que no puede aplicarse la pena.

En la mayoría de los regímenes penales se estipula la prescripción en relación con


los delitos menores. Pero para los delitos graves, varios sistemas jurídicos, en
especial los que se basan en el common law, no admiten una prescripción para el
enjuiciamiento. Las legislaciones en donde existe el derecho civil disponen lapsos
de prescripción mucho más largos para los delitos graves que para los delitos
menores, o excluye por completo la aplicación de prescripciones para ese tipo de
delitos. La prescripción de las penas es menos frecuente. No existe en absoluto en
el common law, y es muy restringida en los otros sistemas. En los casos en que
existe, el lapso de prescripción es por lo general muy largo para los delitos más
graves y no se aplican a algunos tipos de delitos o en casos en que están
implicados delincuentes peligrosos o reincidentes.

La imprescriptibilidad de algunos crímenes en el derecho internacional En


los convenios de Ginebra de 1949 y en sus Protocolos adicionales de 1977 no
hay disposiciones relativas a la prescripción de los crímenes de guerra. La
Convención de las Naciones Unidas sobre la imprescriptibilidad de los crímenes
de guerra y de los crímenes de lesa humanidad se aplica tanto al enjuiciamiento
como a la ejecución de sentencias, y cubre los crímenes de guerra especialmente
las infracciones graves de los Convenios de Ginebra y los crímenes de lesa
humanidad que incluyen el apartheid y el genocidio, perpetrados tanto en tiempo
de guerra como en tiempo de paz. Surte efectos retroactivamente, en la medida en
que decide la abolición de la prescripción establecida por ley o por otros actos
normativos.

Asimismo, en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), se


dispone la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra, los crímenes de lesa
humanidad, el genocidio y el crimen de agresión (art. 29).

En el derecho internacional consuetudinario Varios factores han contribuido


a destacar la índole consuetudinaria de la imprescriptibilidad de los crímenes de
guerra y los crímenes de lesa humanidad. Por ejemplo, la cantidad cada vez más
grande de Estados que han estipulado la imprescriptibilidad en relación con esos
crímenes en su legislación penal; · la codificación de este concepto en el artículo
29 del Estatuto de la Corte Penal Internacional, que sus redactores consideraron
crucial para evitar la impunidad por la comisión de esos crímenes; El número cada
vez más elevado de Estados Partes en las Convenciones de las Nacionales
Unidas y del Consejo de Europa.

Nullum crimen, nulla poena sine lege De conformidad con este principio,
que se suele llamar también principio de la legalidad, y está plasmado en el
artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, nadie puede
ser condenado por actos u omisiones que en el momento de perpetrarse no
vulneraran el derecho penal. Por consiguiente, la existencia de un crimen
particular dependerá, por una parte, de la existencia de una legislación en que se
defina el acto concreto como delito y se asigne una pena específica por la
comisión de ese delito; y por otra, de que la legislación vigente en el momento de
su comisión dispusiera esa pena como una de las posibles sanciones por ese
delito. La finalidad de este principio es velar por la especificidad y la previsibilidad
de la legislación a fin de que los individuos puedan prever de forma razonable las
consecuencias de sus actos. El Estatuto de la Corte Penal Internacional contiene
una disposición específica sobre el principio de legalidad (art. 22).

El principio de legalidad está asociado con el principio de no retroactividad,


el principio de tipicidad, y la prohibición de la analogía. Según el principio de no
retroactividad, la ley que prohíbe cierto acto debe haber existido antes de que
ocurriera el acto en cuestión. Como tal, este principio prohíbe la aplicación
retroactiva de la ley. El principio de tipicidad requiere que la definición del acto
prohibido sea lo suficientemente precisa, al tiempo que la prohibición de la
analogía exige que la definición sea interpretada de forma estricta.
Ne bis in ídem La máxima latina ne bis in idem enuncia el principio de que
nadie será juzgado o castigado dos veces por el mismo delito. Es una garantía de
equidad para los imputados puesto que estos pueden tener la certeza de que la
sentencia será definitiva y los protegerá contra la arbitrariedad o la posibilidad de
ser enjuiciados de forma dolosa a nivel nacional o internacional. Además, la
intención de este principio es hacer que las investigaciones y los enjuiciamientos
sean iniciados y efectuados de forma escrupulosa.

Cabe señalar que la aplicación concreta del principio ne bis in idem a nivel
internacional dependerá de la forma en que esté formulado en los Estatutos de los
tribunales internacionales. Por ejemplo, en los Estatutos de los Tribunales
Internacionales Penales para ex Yugoslavia (TPIY) y Ruanda (TPIR) se dispone
que ninguna persona será sometida a juicio en un Tribunal nacional por actos
respecto de los cuales ya haya sido juzgada por el Tribunal Internacional, mientras
que, en
algunas circunstancias, alguna persona que ya haya sido juzgada por un tribunal
nacional podrá ser juzgada por el tribunal internacional. En el Estatuto de la Corte
Penal Internacional, la disposición relativa a la aplicación del principio ne bis in
idem es un tanto diferente ya que una persona puede ser procesada a nivel
nacional por una conducta que ya constituyera una base para una condena por la
Corte Penal Internacional.

En los Estatutos del Tribunales Internacionales Penales para ex Yugoslavia,


el Tribunales Internacionales Penales y Ruanda y la Corte Penal Internacional se
dispone que estos podrán someter a juicio a una persona por una conducta que ya
fuera objeto de un proceso a nivel nacional cuando éste obedeciera al propósito
de sustraer a la persona de su responsabilidad penal a nivel internacional
(Estatuto del Tribunales Internacionales Penales para ex Yugoslavia, art. 10.2.b);
Estatuto del TPIR, art. 9.2.b); Estatuto de la Corte Penal Internacional, art. 20.3.a).
Formas de responsabilidad penal Responsabilidad penal individual Según el
derecho penal internacional, se puede considerar a una persona penalmente
responsable no sólo por la comisión de crímenes de guerra, crímenes de lesa
humanidad y genocidio, sino también por intentar, colaborar, facilitar o ser
cómplice y encubrir la comisión de esos crímenes.

Una persona también puede ser penalmente responsable por planificar e


incluso por instigar la comisión de esos crímenes. Responsabilidad de los
superiores Las violaciones del derecho penal internacional también pueden ser el
resultado de una omisión de actuar. Las fuerzas o grupos armados están en
general bajo un mando que es responsable de la conducta de sus subordinados.
Por consiguiente, para que el sistema sea eficaz, los superiores deberían ser
considerados responsables cuando omitan tomar las medidas oportunas para
evitar que sus subordinados cometan violaciones graves contra el derecho
internacional humanitario. Por lo tanto deben ser considerados penalmente
responsables por actividades criminales en las que no hayan contribuido
personalmente.

Inmunidad: La inmunidad dimana de la idea de la soberanía estatal.


Tradicionalmente, los representantes estatales gozaban de inmunidad contra la
jurisdicción extranjera. La finalidad de la inmunidad es garantizar que los
representantes estatales desempeñen eficazmente sus funciones oficiales y
representen al Estado en las relaciones internacionales. Han surgido dos tipos de
inmunidad: · por una parte, la inmunidad personal, que protege los actos de las
personas esenciales para la administración de un Estado, sea en su capacidad
Mientras dure el ejercicio de su mandato. Por otra, la inmunidad funcional, que se
aplica a los actos oficiales de los representantes estatales en el desempeño de
sus funciones en nombre de un Estado, y que se sigue aplicando respecto de esos
actos después de que esos representantes hubieran cesado en el ejercicio de sus
funciones.

La inmunidad sirve de impedimento procesal para la incoación de una


acción judicial contra personas protegidas por jurisdicciones extranjeras; el Estado
del que el funcionario tiene la nacionalidad puede, no obstante, levantar la
inmunidad. Según los Estatutos del Tribunales Internacionales Penales para ex
Yugoslavia, del Tribunales Internacionales Penales y Ruanda y de la Corte Penal
Internacional la inmunidad por razones del cargo queda excluida en caso de
crímenes internacionales (Estatuto Tribunales Internacionales Penales para ex
Yugoslavia, Art. 7.2; Estatuto Tribunales Internacionales Penales y Ruanda, art.
6.2; Estatuto Corte Penal Internacional, art. 27.1). Sólo el Estatuto de la Corte
Penal Internacional excluye expresamente la posibilidad de valerse de la
inmunidad personal en el caso de los crímenes internacionales (art. 27.2). De
hecho, en el Estatuto de la Corte Penal Internacional se llega incluso a exigir a los
Estados que, respecto de la comisión de crímenes internacionales, levanten las
inmunidades mediante la promulgación de legislaciones adecuadas en su derecho
interno (arts. 27 y 88). En la práctica, el Tribunales Internacionales Penales para
ex Yugoslavia encausó a dos jefes de Estado en funciones, a pesar de que la
jurisdicción de la Corte se podía ejercer solo después de que hubieran dejado el
cargo. En el artículo 98.1 del Estatuto de la Corte Penal Internacional se hace una
salvedad respecto a la renuncia de la inmunidad de los Estados que no son Partes
en el Estatuto.

Delitos Ambientales en el Ámbito Internacional.


La figura legal que lo componen incluyen el comercio ilegal de flora y fauna
silvestres; el tráfico ilícito de recursos naturales; la venta de medicamentos
adulterados o falsificados; el tráfico de desechos peligrosos y radiactivos; los
delitos de contaminación ambiental, y la pesca y la minería ilegal.

Los delitos ambientales fueron reconocidos como delitos del crimen


organizado a partir de las sesiones de 2008 y 2010 de la Convención de Naciones
Unidas contra la Delincuencia Trasnacional Organizada, considerando a los delitos
ambientales dentro de esa categoría de delitos y denominándolos “delitos
organizados nuevos y emergentes”. Un informe de Interpol y de la ONU Medio
Ambiente de 2016 reconoce a los delitos ambientales como uno de los negocios
ilícitos más rentables del mundo, luego del tráfico de drogas y la trata de personas.
Las figuras legales que lo componen incluyen el comercio ilegal de flora y fauna
silvestres; el tráfico ilícito de recursos naturales; la venta de medicamentos
adulterados o falsificados; el tráfico de desechos peligrosos y radiactivos; los
delitos de contaminación ambiental, y la pesca y la minería ilegal. El periodismo
profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual.

Cabe destacar, que los delitos ambientales, son cometidos en Estados


débiles para proteger su ambiente y con falta de voluntad para combatir este
fenómeno, donde hay marginación de grupos sociales, corrupción y permeabilidad
de las fronteras. Precisamente, la delincuencia contra el medio ambiente no tiene
fronteras. Puede afectar al principio de soberanía de los Estados, la seguridad, la
economía o la gobernabilidad de ellos o de una región. Las redes de delincuencia
organizada son las responsables de un porcentaje significativo de los delitos
contra la flora y la fauna silvestres y de contaminación, que consideran de bajo
riesgo y alta rentabilidad. Utilizan las mismas rutas que para el contrabando de
drogas, armas y personas. Y con su comisión se violan los derechos humanos y
no humanos, se explota a las personas y se causa inmigración ambiental. Muchas
veces, algunos de estos delitos son cometidos por personas jurídicas (empresas
multinacionales) en connivencia con los Estados.

El tráfico y gestión ilegal de residuos es uno de los principales crímenes


contra el medio ambiente, según recoge un informe de la ONU, que reclama una
mayor implicación de Gobiernos. Los delitos ambientales son una de las
actividades criminales más lucrativas a nivel trasnacional. Su valor monetario
alcanzó en 2016 entre 91.000 millones y 259.000 millones de dólares, siendo ya el
cuarto crimen más rentable del mundo, después de las drogas, las falsificaciones y
la trata de personas. Esto representa un incremento de 26% comparado con las
cifras de 2014, y se espera que aumente entre un 5% y un 7% anualmente.

Así lo recoge un informe de 2016 de Interpol y ONU Medio Ambiente, según


el cual las actividades ilegales que involucran al medio ambiente, la biodiversidad
o los recursos naturales son muy lucrativas e implican un riesgo bajo para los
criminales. Los delitos ambientales no han sido considerados como una prioridad
en algunos países, lo que provoca una nula respuesta gubernamental.

Ahora, un estudio reciente de ONU Medio Ambiente, titulado “The State of


Knowledge of Crimes that have Serious Impacts on the Environment” (El estado
del conocimiento de los crímenes con graves impactos en el medio ambiente)
hace una lista de las cinco áreas de delincuencia ambiental más frecuentes a nivel
mundial.

Uno de esos apartados se refiere al tráfico y la gestión ilegal de residuos,


que representa una pérdida de recursos estimada entre 10.000 y 12.000 millones
de dólares anuales.
Los vertederos ilegales y el comercio de residuos han intensificado la
contaminación global de los sistemas de aire, tierra y agua y amenaza los
ecosistemas locales, afectando a los animales, las plantas y la salud humana. En
este sentido, es especialmente preocupante el tráfico ilegal de residuos
electrónicos, tanto por el valor de algunos de sus componentes, como por la
peligrosidad de las sustancias presentes en muchos de ellos.

El tráfico de residuos se origina principalmente en los países desarrollados.


La Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Australia son comúnmente
identificados como los mayores exportadores de desechos ilícitos. Los principales
continentes de destino del tráfico ilegal de residuos son África (Costa de Marfil,
Ghana, Guinea, Nigeria, Sierra Leona, Tanzania, Togo, Benín y Senegal) y Asia
(China, Hong Kong, Indonesia, India, Malasia, Pakistán y Vietnam).

La producción y el consumo ilegal de clorofluorocarbonos (CFC),


hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y otras sustancias que agotan la capa de ozono
también entran dentro de esta categoría. Estas sustancias afectan también al
sistema inmune de los animales, creando vulnerabilidad a las enfermedades
infecciosas y reducen la productividad en las plantas y el fitoplancton.

Otros delitos ambientales

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la


Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN), los delitos contra la vida silvestre son
más frecuentes en África, Asía y América Latina, donde toda clase de especies
mamíferos, aves, reptiles, anfibios, insectos y plantas están afectadas.
Respecto a la tala ilegal, la Unión Internacional de Organizaciones de
Investigación Forestal reportó en 2016 que esta ha afectado a todos los
continentes y se ha extendido en todas las regiones tropicales como China, India y
Vietnam, los tres mayores importadores de productos madereros tropicales legales
e ilegales.

Otro de los principales delitos ambientales es la pesca ilegal. Un informe de


2013 de PEW Charitable Trust indica que la pesca ilegal ocurre en todo el mundo,
tanto dentro de zonas económicas exclusivas de países como en aguas
internacionales.

Finalmente, la minería ilegal es frecuente en África, América Latina y partes


de Asia, donde se está convirtiendo en un problema de preocupación pública.
Tiene graves impactos ambientales, en particular la contaminación por mercurio
proveniente de la extracción de oro artesanal, la destrucción de la flora y fauna
natural, la contaminación, degradación del paisaje y los riesgos de radiación.

Las principales brechas


El estudio de ONU Medio Ambiente identifica varias brechas importantes en
la respuesta a los crímenes ambientales. La falta de datos, conocimiento y
conciencia, así como el uso limitado de la legislación, la casi nula cooperación
nacional e internacional, el poco intercambio de información entre autoridades y la
falta de compromiso de los actores privados y las comunidades locales debilitan la
aplicación de la ley.

Para cerrar estas brechas, la comunidad internacional debe volver a lanzar


programas sobre la delincuencia ambiental, iniciar un plan de acción y compartir
información, reconocer y abordar los delitos ambientales como una amenaza
grave para la paz y el desarrollo sostenible, y fortalecer el estado de derecho
ambiental en todos los niveles.

ONU Medio Ambiente está ayudando a los países a establecer marcos


jurídicos sólidos en materia de crímenes ambientales, al desarrollar directrices de
aplicación para contribuir a que las autoridades nacionales cumplan con las leyes
ambientales. También participa en la mejora de las capacidades de todos los
actores involucrados en la aplicación de la legislación ambiental, tal como la
policía, los fiscales y las aduanas.

La Extradición:

Extradición proviene de un término latino compuesto que puede traducirse


como “acción de entregar”. Se trata del proceso que impulsa una autoridad estatal
para enviar a un sujeto a otra nación, dejando que las autoridades de este
segundo Estado puedan desarrollar un proceso judicial contra el individuo en
cuestión o posibilitando que la persona pague en este territorio una sanción ya
establecida.

Es un instrumento de cooperación judicial internacional. La Corte


Constitucional ha señalado que “La extradición es un mecanismo de colaboración
entre los estados para combatir el crimen y garantizar que no haya impunidad. Su
aplicación se rige, en primer término, por lo que dispongan a este respecto los
tratados públicos, como lo señala el artículo 35 de la Constitución Política, y sólo
en su defecto viene a ser aplicada la ley interna.
La extradición es uno de los mecanismos de asistencia internacional,
destinado a frenar la impunidad de aquellas personas que pretendiendo evadir la
acción de la justicia, buscan refugio fuera del país donde cometieron el hecho
punible.

Un ejemplo de extradición tuvo lugar con el ex presidente peruano Alberto


Fujimori. En 2005, Fujimori fue detenido en Chile, tras un pedido de la embajada
peruana, bajo la acusación de corrupción y violación de los derechos humanos. En
septiembre de 2007, la Corte Suprema de Chile aceptó el pedido de extradición
realizado por Perú y extraditó a Fujimori. En conclusión, Fujimori fue acusado por
delitos en suelo peruano, detenido en territorio chileno y extraditado a Perú (donde
habría cometido los ilícitos).

Un Estado tiene la obligación de aceptar la extradición de un ciudadano extranjero


cuando ha firmado un tratado internacional con el país que requiere la extradición.
En caso que no exista dicho tratado, el Estado en cuestión puede decidir si
acepta, o no, la extradición del individuo.

Por lo general, los tratados de extradición piden que el Estado que solicita el
proceso pueda demostrar la existencia de un motivo para llevar a juicio o
sancionar a la persona. Algunos tratados también exigen que el delito que se
imputa esté tipificado en la legislación penal de ambos países.

En Venezuela, la extradición tiene un carácter facultativo, pues así lo


demanda el debido respeto a la independencia de cada Estado. ... Al respecto, el
artículo 6 de nuestro Código Penal establece que “No se concederá la extradición
de un extranjero por ningún hecho que no esté calificado como delito por la ley
venezolana”.

Está consagrado en el artículo 69 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, el cual prohíbe la extradición de venezolanos y
venezolanas. Antes de tener rango constitucional, este principio ya estaba previsto
en el artículo 6 del Código Penal, según el cual la extradición de un venezolano no
podía concederse por ningún motivo.

En igual sentido se orienta el artículo 345 de la Convención de Derecho


Internacional Privado o Código Bustamante, según el cual: "Los Estados
contratantes no están obligados a entregar a sus nacionales. La nación que se
niegue a entregar a uno de sus nacionales estará obligada a juzgarlo".

Ahora bien, dado que la aplicación del referido principio no pretende la


impunidad del nacional del Estado requerido, sino hacer efectivo el derecho que
tiene todo Estado de imponer por sí mismo un castigo a sus nacionales,
Venezuela al adoptarlo, lo hizo de forma tal que no diere lugar a la impunidad de
los venezolanos por crímenes cometidos en el territorio de otro Estado. En tal
sentido, el artículo 6 del Código Penal dispone que el nacional requerido en
extradición "deberá ser enjuiciado en Venezuela, a solicitud de parte agraviada o
del Ministerio Público, si el delito que se le imputa mereciere pena por la ley
venezolana".

El principio de no entrega de los nacionales se extiende a los extranjeros


naturalizados, pues la naturalización en Venezuela tiene por inmediata
consecuencia equiparar al extranjero con el nacional, en lo que a sus derechos y
deberes frente al Estado se refiere.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela confiere a los
venezolanos por naturalización los mismos derechos que tienen los venezolanos
por nacimiento, salvo las restricciones establecidas en ella y en las leyes de la
República. Siendo así, es justo que los ampare de igual modo el principio de no
entrega de los nacionales.

Ahora bien, es preciso acotar que tanto la doctrina como la jurisprudencia


coinciden en afirmar que esa excepción no tiene efecto retroactivo, es decir, que el
mismo no debe ni puede extenderse a aquellos casos en que en la fecha de
comisión del hecho punible antecede al momento de naturalización del autor.
Conclusiones

El Derecho Penal Internacional se ha ido constituyendo, afianzando y


desarrollando dentro de un ambiente de plena actividad delictiva internacional, es
decir; "frente a la violación por parte de los individuos de las normas del derecho
internacional, existe una "reacción jurídica" a través de un proceso de
perfeccionamiento cooperativo estatal sobre la prevención y la represión de actos
delincuenciales.

Por otra parte, en cuanto a los delitos ambientales, es necesario destacar y


concientizar sobre la importancia y la necesidad de cambio que tiene, en la
actualidad, el tema penal ambiental en el ámbito internacional, y reconocerlo como
uno de los factores causantes del cambio climático. Estamos ante una grave crisis
ambiental planetaria, que no sólo guarda íntima relación con el calentamiento
global, sino también con esta clase de delitos.

Y para finalizar, La extradición es una relación que existe entre dos países
con un mismo fin; “el de impartir justicia pronta y expedita” reuniendo claro está,
todos los requisitos mencionados anteriormente con atención. Cabe mencionar
que para que se pueda llevar a cabo esta solicitud debe existir un tratado entre los
dos países con anterioridad, para las personas o individuos que están sujetos a un
proceso o que se encuentren cumpliendo una pena, para así entregarse
mutuamente, ya que de no existir un tratado el procedimiento se vuelve largo y no
cumplimos con el objetivo de impartir justica

Referencias Bibliográficas

 Constitución de La República Bolivariana de Venezuela Gaceta Oficial Nro


6.860 El 30 De Diciembre De 1999.

 Código Orgánico Procesal Penal.

 “Enciclopedia Jurídica”, ed. 2014, http://www.enciclopedia-


juridica.biz14.com/d/derecho-penal-internacional/derecho-penal-
internacional.htm

 De Araujo Junior, JOAO MARCELO. (1994). La Extradición. Curso de


Cooperación Penal Internacional. Rio de Janeiro, Brasil.

 .- Fenech, MIGUEL. (1960). Derecho Procesal Penal. Editorial Labor S.A.,


Vol. I.
 .- Gallino YANZI, C. (1977). Extradición. En Enciclopedia Jurídica Omeba,
Tomo XI, editorial Esta-Fami, Diskril S. A., Buenos Aires, Argentina.

 .- García, CASIMIRO. (1982). INTERPOL y el Procedimiento de Extradición.


Editorial Edersa. Madrid, España.

 .- Jiménez de Asúa, LUIS. (1992) Tratado De Derecho Penal. Tomo II.


Editorial Losada. Buenos Aires, Argentina.

 .- Monroy Cabra, MARCO GERARDO. (1998). Derecho Internacional


Público. Editorial Temis S.A. Bogotá. Colombia.

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