El autor lo primero que comenta es que el mundo está sufriendo cambios
y estos no son buenos cada día el mundo se vuelve má s violento y llegaremos al punto de destruirnos nosotros mismos y desaparecer y así mismo somos participes del nacimiento del nuevo humano que vivirá en la nueva era.
La cuestionante que tiene el autor dice ¿Cuá l es la razó n por la cual
nosotros, como individuos, como naciones, como culturas, estamos experimentando trastornos semejantes? Su respuesta es que somos los cimientos para una nueva época de la tierra y la humanidad
En cada época hay una visió n del mundo generalmente aceptada, un
patró n segú n el cual tanto el científico como el lego explican la realidad así como la perciben. Hoy, en diversas á reas, nos confrontamos no con uno sino con varios cambios de paradigma inevitables. Los antiguos modelos se han desvanecido y esto nos tiene inquietos e indecisos. La realidad como la hemos conocido, el mundo de la materia, el tiempo, el espacio ha dejado de existir, al menos en un sentido fundamental. Nos confrontamos con una misteriosa realidad de energías oscilantes que se manifiestan de manera extravagante. Es ésta una realidad de interconexiones casi místicas, de relaciones que emparentan a todas las entidades, ya sean animadas o inanimadas. Como señ alara un gran científico "el universo no se asemeja ya a una gran má quina; se parece má s bien a una gran idea.
El mundo, en especial, el mundo bioló gico, es considerado comprensible
só lo en el contexto de causas y efectos en mutua interacció n. El conocimiento se ha tornado mucho má s complejo. Ademá s, la tan mencionada ley de entropía, del deterioro, es aceptada só lo como una de las caras de la moneda. La otra cara, má s brillante, es una tendencia formativa, una capacidad para el cambio creativo y repentino hacia nuevos y má s complejos estados La hermosa simplicidad de la ciencia se ha convertido en una "ciencia de la complejidad" que se asemejan má s a las nociones de los místicos de Oriente que a la mecá nica newtoniana. El hombre mismo no puede seguir siendo considerado como una gran computadora, un manojo mecá nico de estímulos y respuestas. Nuestra concepció n de la persona se enfrenta a drá sticos cambios. Tal persona posee potencialidades in imaginadas hasta ahora. La inteligencia no consciente del ser humano demuestra vastísimas capacidades.
Puede controlar funciones corporales, puede curar enfermedades, puede
crear nuevas realidades. Puede adentrarse en el futuro, ver cosas a enorme distancia, transmitir ideas directamente.
Tal persona está logrando tanto una nueva conciencia de su fortaleza y
poder, como el reconocimiento de que lo ú nico constante en la vida es el proceso de cambio.
Una nueva persona
¿Quiénes será n capaces de vivir en este nuevo mundo, completamente
diferente? Creo que será n aquellos jó venes de mente y espíritu. Ellos será n los capacitados para vivir en el mundo del mañ ana, acompañ ados por adultos que hayan comprendido los conceptos de semejante transformació n. No todos, por supuesto.
Solo las personas que se arriesguen e innoven tengan ideas nuevas y
positivas para el nuevo mundo.
Los encuentro entre hombres y mujeres que desafían la mayoría de los
valores de la cultura actual para vivir segú n nuevas maneras.
Sus cualidades
Al estar en contacto con estos individuos, he hallado ciertos rasgos en
comú n. Tal vez ninguno de ellos posea todas estas cualidades juntas, pero creo que la habilidad para vivir en este extremadamente revolucionado mundo del mañ ana.
Estas personas consideran que el poder sobre los demá s es simplemente
otra forma de conquista, igualmente aborrecible e inaceptable. Su meta es reforzar el poder del individuo, compartir el poder en proyectos comunes. Como una faceta de su parentesco con la naturaleza, experimentan su parentesco con las demá s personas. Esta relació n sienta las bases para la conformació n de comunidades a escala humana y para afrontar con flexibilidad los problemas comunes. Estas personas rehú san vivir en un mundo compartimentalizado: cuerpo y mente, salud y enfermedad, intelecto y sentimientos, ciencia y sentido comú n; grupo e individuo, cordura y locura, trabajo y esparcimiento. Luchan má s bien por una vida totalizadora, donde pensamiento, sentimiento, energía física, energía psíquica y energía curativa estén integrados en la experiencia. Su vida está fundamentada en una filosofía coherente: una confianza bá sica en la naturaleza, constructiva del organismo humano, el respeto por la integridad de cada persona, la convicció n de que la libertad de elecció n es esencial para una existencia plena, la creencia en que la comunicació n armoniosa entre los individuos puede ser favorecida, un reconocimiento de lo esencial que es la comunidad íntima para el desarrollo de nuestra vida. Estas son algunas características que observo en estas nacientes personas nuevas. Soy bien consciente que pocos individuos poseen todas estas características y sé que estoy describiendo a una pequeñ a minoría del total de la població n. Lo sorprendente es que personas con tales características se sentirá n muy có modas en un mundo que consiste só lo en energías vibrantes, un mundo sin bases só lidas, un mundo en el cual la mente, en su sentido má s amplio, sea simultá neamente consciente y creadora de la nueva realidad. Será n capaces de vivir con los diversos cambios de paradigma.