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Las atrocidades nazis olvidadas en la isla

británica de Alderney
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Cuando las SS se hicieron con el control del Sylt en 1943


lo convirtieron en el único campo de concentración dentro
del Imperio británico

Un grupo de soldados alemanes inspeccionan el puerto de Alderney


durante la Segunda Guerra Mundial (Wikipedia)  VER GALERÍA

DAVID RUIZ MARULL


 31/03/2020 06:00 | Actualizado a 31/03/2020 12:28

En junio de 1940, la situación era complicada para las fuerzas


aliadas. Francia acababa de firmar el armisticio en el que se establecieron las bases
de la ocupación alemana y el Reino Unido entendió que defender el Canal de la
Mancha tendría unos costes inasumibles. Por eso desde Londres se decidió evacuar
las islas. Personal y equipo militar, junto a miles de civiles, abandonaron los
bailiazgos (bailiwicks) de Jersey y Guernesey.

Las tropas nazis no desaprovecharon la oportunidad que les habían brindado sus
enemigos. Cuando la Luftwaffe aterrizó en Alderney, la isla más al norte del canal,
se la encontró totalmente vacía porque sus más de 1.400 habitantes habían sido
desocupados. Y lo que allí desarrollaron los soldados de Hitler es algo que las
autoridades británicas han ocultado con vergüenza durante 70 años.

Conquista

Los alemanes se hicieron con facilidad con la isla de

Alderney, dentro de su plan para hacer un ‘Muro

Atlántico’
Según revelan los arqueólogos de la Universidad de Staffordshire en un artículo
publicado en la revista Antiquity , las SS (Schutzstaffel, la ‘guardia pretoriana’ del
Führer) convirtieron el sitio en el único campo de concentración nazi en suelo
británico. Un lugar en el que murieron 700 personas mientras muchas más perecían
viajando hacia o desde esta isla.

“El sitio actualmente está cubierto de vegetación y es muy difícil visualizar los
terribles crímenes perpetrados allí. Pero debajo de ese suelo, existe una cantidad
considerable de evidencias que hemos registrado en detalle por primera vez,
arrojando nueva luz sobre las experiencias de los trabajadores forzados y los
esclavos alojados allí, y las acciones de quienes los encarcelaron”, explica a La
Vanguardia la profesora Caroline Sturdy Colls, autora principal de la investigación.
Alderney es la isla más al norte del Canal de la Mancha (Antiquity / Staffordshire
University)AMPLIAR
Alderney fue la única parte del Imperio británico conquistada por el ejército alemán.
“Allí construyeron varios campos de trabajo forzado y dos de
ellos, Sylt y Norderney, pronto se transformaron en campos de concentración.
Inicialmente albergaron apenas unos cientos de individuos, pero un año después la
población de trabajadores esclavos se expandió a más de 1.000”, añade.

Sylt fue cerrado cuatro años después y las SS destruyeron gran parte de la
documentación del centro “para ocultar sus crímenes”. Tampoco al Gobierno
británico le interesó mucho indagar, a tenor de lo que detallan los historiadores. En
1945, poco después de la guerra, una investigación gubernamental documentó
muchas de las atrocidades en el sitio. “Sin embargo, no se hizo pública hasta 1981 y,
cuando se lanzó, minimizaba las brutalidades cometidas, en un esfuerzo por acabar
con los rumores sobre un ‘campo de exterminio’ en la isla”, apunta Sturdy Colls.

Vista aérea del ampo Sylt (Antiquity / Staffordshire University)AMPLIAR


El tema sigue siendo “tabú” en Alderney y por eso el equipo de arqueólogos se
propuso desentrañar algunos de los secretos que siguen escondidos en el lugar. Su
investigación ha revelado “condiciones terribles en el campamento de Sylt”. Para
ello utilizaron una variedad de métodos no invasivos para estudiar la historia del
campo: examinaron fotos desclasificadas de reconocimiento aéreo, relatos de
antiguos prisioneros, estudios geofísicos para hacer un mapa del sitio y también
excavaron los restos que quedan en la isla.

Los registros históricos indican que el campo fue construido para alojar prisioneros
políticos procedentes de Europa del Este dos años después de que los nazis hubieran
ocupado la isla en 1940. Esto marcó el “último peldaño antes de la conquista de la
Gran Bretaña continental” según indicaba la propaganda nazi. En poco tiempo, los
presos se convirtieron en esclavos obligados a construir fortificaciones costeras
como parte del “Muro Atlántico” de Hitler, que tenía como objetivo impedir que los
aliados invadieran el continente europeo desde Gran Bretaña.
Una
fotografía de campo de concentración tomada en 1945 (Antiquity / Royal Air Force
Museum)AMPLIAR
“Las condiciones eran difíciles y la quinta parte de la población del campamento
murió en los primeros cuatro meses”, indica Carolina Sturdy Colls. Eso no fue
impedimento para que Sylt aumentara “dramáticamente” tanto en tamaño como en
medidas de seguridad en el proceso de convertirse en campo de concentración. “El
hacinamiento en los barracones fue extremo, con menos de 1,5 metros cuadrados de
espacio por persona”, señala.

Sylt fue originalmente uno de los campos más pequeños de toda la red creada por
los alemanes (que llegó a 44.000 sitios por toda Europa), albergando entre 100 y 200
prisioneros en 1942. Sin embargo, cuando las SS se hicieron cargo del lugar en
1943, el número de reclusos aumentó a al menos 1.000, de los cuales 103 murieron,
de acuerdo con la documentación de los nazis. “Algunas fuentes -indica la
investigadora- informan que muchos más perecieron, llegando hasta las 700
personas”.
E
volución del campo de Sylt desde su apertura hasta su clausura (Antiquity / Staffordshire
University)AMPLIAR
Wilhelm Wernegau era un de los reclusos del campo de concentración y su
testimonio, recogido por los autores del estudio, de las duras condiciones que
tuvieron que soportar es inequívoco. “En mi barraca (de unos 14 metros de largo)
había alrededor de ciento cincuenta hombres, o tal vez algunos más. Y esa es la
cantidad de gente que aproximadamente había en cada cabaña”, recuerda.

Pero no era solo el amontonamiento. Las condiciones atroces en las que vivían se
veían acentuadas por otros condicionantes. “Teníamos mantas de paja y durante todo
el tiempo que estuvimos en Alderney sufrimos terriblemente por los piojos”,
afirmaba Wernegau. Los historiadores creen que el hacinamiento, combinado con
los bichos y el maltrato, contribuyeron a un brote de tifus que pudo haber matado
hasta 200 prisioneros en Sylt.

Alrededor del campo se fueron construyendo vallas con alambre de púas y torres de
vigilancia. Los guardias perseguirían a los prisioneros con perros para obligarlos a
atravesar estas cercas antes de dispararles por intentar escapar, según varias fuentes
consultadas por el equipo de Sturdy Colls. Los arqueólogos incluso encontraron un
túnel “bien iluminado” que iba desde el interior de un baño hasta el exterior del
campamento. Su hipótesis es que sirvió como vía de escape hasta un refugio
antiaéreo o para introducir prostitutas para los guardias. O quizás para ambas cosas a
la vez.

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