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Estado socialista

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En la actualidad, cinco Estados se declaran a sí mismos como socialistas. En rojo los Estados que son
puramente socialistas y en naranja los que se declaran socialistas, pero mantienen una economía de
mercado.

Un Estado socialista (o república socialista) es aquel que se


declara constitucionalmente dedicado a la construcción del socialismo o al tránsito
hacia una sociedad comunista.
Está estrechamente relacionado con la estrategia política del «socialismo de
Estado», un conjunto de políticas gubernamentales orientadas a la creación de
una economía socialista en un solo país (esto es, una economía
centralizada, planificada y que aplica un modelo de distribución de bienes de
consumo con el criterio igualitario). Por otra parte, el término Estado obrero se usa
para distinguir a un Estado donde la clase trabajadora controla la maquinaria del
Estado pero no se ha establecido aún una economía socialista.
Este concepto se distingue del de Estado socialdemócrata o socioliberal, que
generalmente se refieren a un Estado democrático liberal presidido por un partido
electo por sufragio y que procura aplicar modelos redistributivos de justicia social,
sin que persiga el desarrollo del socialismo. En estos casos el aparato del Estado
no está obligado constitucionalmente a una eventual transición socialista hacia
el comunismo.
La frase «Estado socialista» (en ocasiones también reemplazada erróneamente
por «Estado comunista») es ampliamente utilizada por marxistas-leninistas para
referirse a un Estado bajo el control de un partido de vanguardia que organiza los
asuntos económicos, sociales y políticos hacia la construcción del socialismo. Esto
a menudo incluye por lo menos la nacionalización de los sectores estratégicos de
la economía, operada normalmente de acuerdo con un plan de producción, al
menos en las principales esferas productivas y sociales. 1 Bajo la definición
leninista, el Estado socialista preside una economía capitalista estatal estructurada
sobre la acumulación del capital dirigida por el Estado con el objetivo de aumentar
las fuerzas productivas del país y promover la revolución socialista en todo el
mundo, con la meta eventual, a largo plazo, de la construcción de una sociedad
comunista.2
La mayoría de las teorías asumen la democracia generalizada como principio
básico de un Estado socialista, entendida como la participación democrática de los
trabajadores en todos los niveles de la administración estatal y económica,
mientras que estas teorías varían en el grado en que consideran deben ser
delegadas las decisiones de planificación económica en los funcionarios públicos y
especialistas administrativos. Los Estados que carecen de democracia pero cuya
economía está en gran medida en manos del Estado fueron denominados
por León Trotsky como «Estados obreros degenerados» o «deformados». 3
A principios del siglo XXI, observadores de derecha, especialmente en los Estados
Unidos, han llegado a utilizar el término «Estado socialista» para describir a los
Estados que proporcionan disposiciones de bienestar, como asistencia médica y
subsidios por desempleo, a pesar de que su base económica esté mercantilizada
y opere en función de las ganancias de privados. 4

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