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SÖREN KIERKEGAARD

Breves datos sobre su vida


• Sören Kierkegaard nació en Copenhague
el 5 de mayo de 1813. Físicamente era
jorobado y algo deforme; tenía una pierna
más larga que la otra. Su padre era un
rico comerciante y un estricto luterano,
cuya tenebrosa piedad, dominada por un
sentimiento de culpa, y fantasías
morbosas influyeron y obsesionaron a
Kierkegaard.
• Estudió teología y filosofía en la
Universidad de Copenhague (1830),
donde conoció la filosofía hegeliana,
contra la que reaccionó con
apasionamiento. En la universidad
abandonó el protestantismo luterano y
durante un tiempo llevó una extravagante
vida social, en situaciones conflictivas y
atormentadas, convirtiéndose en una
figura en los teatros y cafés de
Copenhague. Concluyó sus estudios
hacia 1841 con la redacción de una tesis
sobre el concepto de ironía.
• Tras la muerte de su padre en 1838,
Kierkegaard tuvo una profunda
experiencia religiosa que lo llevó a
intensificar su dedicación y concentración
en problemas religiosos. No en vano su
filosofía se ha caracterizado como un
existencialismo cristiano. En 1840 se
comprometió con Regine Olson, de 17
años, pero muy pronto se dio cuenta de
su incapacidad para aceptar ese vínculo a
causa de su naturaleza melancólica y de
su vocación filosófica.
• Rompió el compromiso matrimonial en
1841, pero este hecho fue muy
significativo para él ya que le enseñó a ser
poeta y escritor, porque liberó en él la
primera ola impetuosa de su actividad
estética y aludió al mismo repetidas veces
en sus libros. En esa época se dio cuenta
de que no quería ser un pastor luterano.
La herencia recibida de su padre le
permitió dedicarse por completo al
pensamiento filosófico y durante los 14
años que vivió tras este episodio escribió
más de 20 obras.
• La filosofía del danés tiene tres características
básicas que deben ser tenidas en cuenta: está
encuadrada dentro del romanticismo, es
mayormente una respuesta a Hegel y está
teñida por una introspección marcada por la
propia historia de Kierkegaard. Esto hace
presente ese subjetivismo (que no es
relativismo) del que tanto habla, la lucha para
restaurar la existencia (lo concreto) frente a lo
absoluto de Hegel, la lucha por reivindicar la
libertad perdida en la marcha de la conciencia y
la presencia del pietismo, la melancolía y la
culpa, productos de su propia experiencia
personal.
El hombre y la elección de la vida
• En sus primeros trabajos, Kierkegaard
dice que hay dos tipos de vida, que llama
estético y ético. Más tarde, cuando
Kierkegaard ha madurado su teoría, son
tres los estadios fundamentales en el
camino de la vida: las esferas de
existencia que marcan un itinerario
individual: el estético, el ético y el
religioso.
• Al estético, sin embargo, le da un significado
diferente del que usualmente le damos, quiere decir
lo inmediato y sensual que es el punto inicial de
vida de todo hombre. Una vida basada en el plano
estético lleva sólo a la desesperación. Porque
según la opinión de Kierkegaard, el hombre lleva en
sí algo más que no será satisfecho por una vida
sensual. Este algo más es lo eterno. El hombre
está hecho de partes diversas y opuestas. Él es
una síntesis de cuerpo y espíritu, de temporal y
eterno, de finito e infinito, de necesidad y libertad.
Es característico del estético, sin embargo, que
pone demasiado énfasis en una parte de la síntesis:
lo corporal, lo temporal, lo finito y lo necesario. Sin
embargo la otra parte no es por ello para nada
menor y continuamente se hace sentir por la
ansiedad.
• El término que mejor describe este
llamado del espíritu en el mundo sensual
es la angustia. La angustia es una
indicación de que el hombre tiene lo
eterno en sí mismo. Sin lo eterno no
habría angustia. Pero el hombre que ha
sentido la angustia dentro suyo y que
todavía persiste obstinadamente en tener
una existencia en la esfera sensual,
terminará en la desesperación.
• Pero el hombre que a través del llamado de la
desesperación ha sentido la ineficiencia de una
vida en la esfera estética y en la desesperación,
y no permanece allí, es suficientemente maduro
para elegir algo más y entrar en la esfera ética.
Esto es indicado por el hecho de que lo eterno
ha afirmado su reclamo en el hombre quien no
sólo lo acepta sino que cree en la posibilidad de
realizar los reclamos éticos en lo temporal, en el
mundo de los sentidos.
• El esteta vive inmediatamente la relación con la
vida como placer y como representación del
placer. Su esfera es el juego, la imaginación y
su vida es como un teatro.
• El esteta está privado de un contenido real, de
la propia subjetividad: existe solamente en la
imaginación porque no se ha elegido nunca a sí
mismo en la realidad. Él vive en el horizonte de
la posibilidad infinita sin concluir jamás el
movimiento de la realización. Su personalidad
está por eso dispersa en la multiplicidad, la
unidad de su Yo es ilusoria y evanescente. No
se revela nunca al mundo, no arroja nunca la
máscara: se representa y se muestra como un
enigma, del cual él mismo queda prisionero
constantemente. Su vida está privada de
duración porque se agota en la fijeza de los
instantes que sucesivamente se van disipando.
Él se queda en lo que ya es, sin poder devenir.
• Así, la libertad pierde sentido, deja de ser
libertad. Porque el simple pensar me
presenta varias maneras de actuar. Una
cosa es la reflexión sobre el actuar pero
en sí misma la pura reflexión no es
decidir. Abre sólo el abanico de
posibilidades. El acto de elegir es optar
por una posibilidad, corto de alguna
manera la reflexión, rompo la cadena de
la reflexión. La voluntad libre consiste
precisamente en la elección y en la
realización de lo elegido.
• La vía estética de la vida es un hedonismo
refinado, que consiste en una búsqueda
de placer y el cultivo de la apariencia y las
formalidades. El individuo que ha seguido
la vía estética busca la variedad y la
novedad en un esfuerzo por evitar el
aburrimiento pero al fin tiene que
enfrentarse a éste y a la desesperación.
• El camino de la vida ética implica un intenso y
apasionado compromiso con el deber y con
obligaciones sociales y religiosas
incondicionales. La vida ética está
caracterizada por la seriedad y consistencia de
las elecciones morales. Aún una persona
virtuosa puede eventualmente cansarse de ser
siempre dedicada y meticulosa. Mucha gente
experimenta una suerte de reacción de fatiga en
su vida. Algunos recaen en una vida reflexiva
sobre su estadio estético. Pero otros hacen un
nuevo salto hacia el estadio religioso.
Estadios Escalas en el Características
ser personal

Estético Existencia El hombre se conforma con una vida placentera exenta de dolor y de
compromiso. La preocupación aquí es arrancarle a la existencia el máximo
placer posible, aunque después desemboque en la nostalgia, la insatisfacción
o el anhelo de vivir pasados goces. Lo bueno para el esteta es todo aquello
que es bello, que satisface o que es agradable. Este hombre vive
enteramente en el mundo de los sentidos y es un esclavo de sus propios
deseos y estados anímicos.

Ético Ser en sí El hombre se afirma cada vez más en el amplio tejido de las relaciones
humanas, el hombre descubre en sí mismo la verdad, que es la subjetividad.
En este estadio se manifiesta el sentimiento de responsabilidad ante
compromisos adoptados. El individuo se decide por el matrimonio, por una
profesión o una actividad social, etcétera.
Religioso Trascendencia Éste es el estadio al que se llega mediante una relación subjetiva muy
personal y auténtica con Dios por medio de la fe. Representa el paso
definitivo que tiene que dar el hombre. Sólo si renuncia a sí mismo, para
superar las limitaciones que la realidad le impone, accede a lo trascendente,
a Dios y a la verdadera individualidad.
La persona es tal, piensa Kierkegaard, por estar delante de Dios, por ser
existencia dialogada entre el yo humano y el Tú de Dios. El hombre es
verdaderamente persona cuando sale al encuentro de Dios, que es el
Trascendente, el Tú. Sólo en referencia a Él puede hablarse del ser personal
del hombre.
La Angustia
• El concepto de la angustia se ocupa de la
sexualidad, tomada como el elemento
constituyente en el concepto de pecado original.
• La angustia es el sentimiento que aferra y
domina al hombre cuya síntesis se ve
amenazada por el hecho de que un aspecto –el
cuerpo, lo temporal, lo necesario – está
tomando el control. La angustia es una voz de
alarma, aunque puede ser también la tentación
para un nuevo pecado.
• “El hombre no es consciente de la culpa porque
peca, sino que peca porque es consciente de la
culpa” dice con palabras muy cercanas a Freud.
• El hombre que, a través de la voz de la
angustia, se ha dado cuenta de la ineficiencia de
la esfera estética y sensual, ha alcanzado la
madurez para elegir algo más e ingresar en la
esfera ética. Pero ocurre lo mismo en la esfera
ética: debemos distinguir entre distintos
estadios.
• En el más bajo el hombre todavía piensa
que solo encontrará las exigencias de la
eternidad en el mundo temporal. En el
estadio más alto, el hombre ético ha
descubierto qué poco puede lograr por
sus propios esfuerzos. El hombre que se
ha dado cuenta de esto se ha convertido
en suficientemente maduro como para
cruzar de la esfera ética a la religiosa, que
está basada en este reconocimiento de la
ineficiencia del esfuerzo humano.
La paradoja y el salto para llegar a la fe

• La encarnación es ella misma una paradoja; en parte


porque significa la aparición de lo infinito en el tiempo
que ninguna mente humana puede terminar de
comprender, y en parte porque Dios, libre de culpa, debe
ser absolutamente diferente del hombre, cuyo destino
yace en la falsedad desde que vive en el pecado.
• Y una vez que nos encontramos ya ante la paradoja,
surge necesariamente un nuevo elemento, la fe.
Kierkegaard desarrolló un concepto de veras extremado
de la fe: la fe en Dios es una obediencia que exige dejar
a un lado todos los conceptos humanos.
• El hombre se encuentra entre dos polos: la nada
(el pecado) y lo absoluto (Dios). El hombre
debe elegir entre la nada y lo absoluto. El
hombre decide de su ser, de su vida mediante
su libertad. El ser del hombre oscila entre la
nada de la cual viene, la nada y el pecado que
lo tira para abajo, que lo conduce a la
desesperación (por apartarlo de su fin) y la
opción por lo absoluto, que es Dios (tensión
dialéctica). En cada instante de su vida, el
hombre vive dentro suyo esta cierta oposición
de optar por Dios. La angustia es el resultado
de esa tensión, de tener que elegir.
• Esa tensión dialéctica que tiene el hombre
encuentra su cauce en Jesucristo, que es
hombre y es Dios. En Jesucristo se
sintetizan tiempo y eternidad. Entonces,
en el seguimiento de Jesucristo está la
solución para la existencia humana.
• Lo que cada persona es depende de su libertad,
de lo que quiere hacer. El hombre no se salva
si no es pegando el salto de la fe, salto por el
cual opta por Dios. Kierkegaard dialoga con
Hegel: dice que no es una misma cosa religión y
filosofía. Hay una cierta ruptura entre ambas y
por eso hace falta un salto. Salto cualitativo
entre lo que entiende la inteligencia humana y lo
que acepta por fe. El punto de Arquímedes de
la libertad es la opción por el absoluto, desde allí
se mueve todo.
Temor y temblor
1846
Elogio de Abraham
• Si el hombre no tuviese conciencia eterna;
si un poder salvaje y efervescente
productor de todo, lo grandioso y lo fútil,
en el torbellino de las oscuras pasiones,
no fuese el fondo de las cosas; si bajo
ellas se ocultase el vacío infinito que nada
puede colmar, ¿qué sería de la vida sino
desesperación?
• Y si así no fuese, si un vínculo sagrado no
atase a la humanidad; si se renovasen las
generaciones así como se renueva el
follaje de los bosques; si unas tras otras
fuesen extinguiéndose como el canto de
los pájaros en la selva; si cruzasen el
mundo como la nave el océano, o el
viento el desierto, acto estéril y ciego; si el
eterno olvido, siempre hambriento no se
hallase con una potencia de tal fuerza que
fuese capaz de arrebatarle la presa que
acecha ¡qué vanidad y desolación sería la
vida!
Pero este no el caso

• Pues Dios ha formado el héroe y al poeta


o al orador del mismo modo como creó al
hombre y a la mujer.
• Y hubo hombres grandes por sus
energías, saber, esperanza o amor; pero
Abraham fue el más grande de todos:
grande por la energía cuya fuerza es
debilidad, por el saber cuyo secreto es
locura; por la esperanza cuya forma es
demencia; por el amor que es odio de sí
mismo.
• Es humano condolerse y llorar con el que
llora; pero es más grande creer, y más
reconfortante aún contemplar al creyente.
• Por la fe Abraham obtuvo la promesa de
que todas las naciones de la tierra serían
bendecidas en su posterioridad.
• El tiempo pasó, la espera se hizo absurda
y Abraham creyó.
• Pasó el tiempo, la tarde llegó a su ocaso,
pero este hombre no tuvo la cobardía de
renegar de su esperanza.
• Abraham creyó, y por eso se mantuvo
joven; pues quien espera siempre lo mejor
envejece en las decepciones y quien
aguarda siempre lo peor se gasta
temprano; pero quien cree conserva la
eterna juventud.
• El milagro de la fe reside en que Abraham
y Sara fueron lo suficientemente jóvenes
para desear, y en que la fe mantuvo el
deseo, y de este modo la juventud
• “Y Dios puso a prueba a Abraham y le
dijo: toma tu hijo, el único, aquel a quien
tú amas, Issac; ve con él al país de Morija
y allí ofrécelo en holocausto sobre uno de
los montes que yo te señalaré”
• ¡El Señor, pues, no hacía sino jugar con
Abraham! Después de haber realizado lo
absurdo mediante el milagro, ahora quería
ver su obra convertida en nada. ¡Qué
locura!
• Pero Abraham creyó y no dudó de ningún
modo; creyó lo absurdo.
• ¿Quién dio vigor al brazo de Abraham?
¿Quién mantuvo su diestra levantada
impidiéndole caer de nuevo, impotente?
¿Quién le dio fortaleza al alma de
Abraham y le pidió cegarse al punto de no
ver ni a Issac ni al cordero?
Abraham
• ¡Padre segundo del género humano! Tú
que fuiste el primero en sentir y manifestar
esa pasión prodigiosa que desdeña la
lucha terrible contra los elementos
enfurecidos y contra las fuerzas de la
creación para combatir con Dios, tú que
has sido el primero en sentir esa pasión
sublime, expresión sagrada, pura y
humilde del divino frenesí.
Problemata
Efusión preliminar
• “Sólo quien trabaja tiene pan”. El mundo exterior
está sometido a la ley de la imperfección.
• En el mundo del espíritu, donde reina un orden
eterno y divino, no sucede lo mismo; allí no
llueve sobre el justo y el injusto a la vez, allí no
brilla el sol con indiferencia para los buenos y
los malos; en verdad puede decirse allí: sólo
quien trabaja tiene pan, sólo el angustiado halla
reposo, sólo quien desciende a los infiernos
salva a la amada, sólo quien saca el cuchillo
recobra a Issac
• La conducta de Abraham desde el punto
de vista moral se expresa diciendo que
quiso matar a su hijo, y, desde el punto de
vista religioso, que quiso sacrificarlo; es
en esta contradicción donde reside la
angustia capaz de dejarnos entregados al
insomnio y sin la cual, sin embargo,
Abraham no es el hombre que es.
• Cuando se suprime la fe reduciéndola a
cero, queda únicamente el hecho brutal
de que Abraham quiso matar a su hijo;
conducta fácil de imitar por quienquiera
que no posea la fe, quiero decir, la fe que
le hace difícil el sacrificio.
• En cuanto a mí, yo tengo el valor para
llegar al final de una idea; ninguna me ha
causado temor hasta el presente; y si se
presentase una capaz de asustarme,
espero tener al menos la franqueza de
decir: temo a este pensamiento; agita en
mí lo desconocido y me niego a
examinarlo; entonces, si he errado no
dejaré de recibir mi castigo.
• Únicamente por la fe puede uno asemejarse a
Abraham

• “No confiero ningún valor en sí al


obstáculo que cuando lo vence, conduce
a un buen cerebro más allá del punto a
donde llega con menos trabajo el hombre
de espíritu sencillo”.
• Poseo la certeza de que Dios es amor;
este pensamiento tiene para mí un valor
lírico fundamental. Presente la certeza,
me siento inefablemente dichoso;
ausente, suspiro por ella mucho más
ansiosamente que el amante por el objeto
de su amor; pero no poseo la fe, no tengo
ese valor.
• No inoportuno a Dios con mis pequeñas
inquietudes, no me preocupa el detalle,
mis ojos están fijos únicamente en mi
amor, cuya llama virginal considero clara y
pura: la fe en la seguridad de que Dios
cuida de las cosas más insignificantes.
• Dios exige a Issac, yo lo sacrifico y con él
a toda mi alegría; sin embargo, Dios es
amor y continúa siéndolo para mí, porque,
en lo temporal, Él y yo no podemos
hablar, no tenemos una lengua común.
• (Abraham) creyó en virtud del absurdo,
porque aquello no era cosa de cálculos
humanos y el absurdo consiste en que
Dios, que era quien ordenaba ese
sacrificio, al instante siguiente debía
revocar su exigencia.
• ¿Y si Issac fuera realmente sacrificado?
Abraham creyó, no que un día sería dichoso
en el cielo, sino que habríade verse
colmado de alegrías aquí abajo.
• Amar a Dios sin tener fe es reflejarse en sí
mismo, pero amar a Dios con fe es
reflejarse en Dios.
• El movimiento de la fe debe hacerse
constantemente en virtud del absurdo, y,
cosa esencial, tratando de no perder el
mundo finito, sino por el contrario ganarlo
integralmente.
El caballero de la fe

• Si yo supiese dónde vive un caballero de


la fe, iría con mis propios pies al
encuentro de ese prodigio que tiene para
mí interés absoluto.
• […]Vuelca en la resignación infinita la profunda
melancolía de su vida, conoce la felicidad de lo
infinito, ha experimentado el dolor de la total
renuncia a aquello que más ama en el mundo; y
gusta lo finito con tan pleno placer como aquél que
no ha conocido nada mejor, no muestra señales del
adiestramiento que hace sufrir inquietud y temor; se
deleita con un aplomo tal que, parece, nada hay
más cierto que este mundo finito.
• Y sin embargo toda esa representación del mundo
que él produce es una nueva creación en virtud de
lo absurdo.
• Se ha resignado infinitamente a todo para
recobrarlo todo en virtud del absurdo.
El movimiento del infinito
• Todo movimiento del infinito se efectúa
por la pasión y ninguna reflexión puede
producir un movimiento. Allí reside el salto
perpetuo en la vida que explica el
movimiento, en tanto que la meditación es
una quimera la cual según Hegel debe
explicarlo todo, pero que al mismo tiempo
es la única cosa que él jamás ha intentado
explicar.
• Lo que falta en nuestra época no es la
reflexión, sino la pasión. Así es como
nuestro tiempo tiene en cierto sentido
demasiada salud para morir, porque el
acto de morir constituye uno de los saltos
más notables que hayan existido.

Un salto bienaventurado a la eternidad


• … el alma se halla desde un principio dispersa
en lo múltiple y jamás podrá llegar a realizar el
movimiento; se comportará en la vida con
prudencia.
• El caballero debe tener la fuerza de concentrar
en un solo acto de conciencia el resultado de
toda su labor de pensamiento.
• El alma se halla desde el principio dispersa en lo
múltiple; jamás tendrá tiempo de hacer el
movimiento. Correrá incesantemente tras los
menesteres de la vida sin entrar jamás en la
eternidad.
• El caballero al concentrarse no se olvida.
• No siente deseos de convertirse en otro
hombre y de ninguna manera ve en esta
transformación la humana grandeza.
• Únicamente las naturalezas inferiores se
olvidan y llegan a ser algo nuevo.
• Recordará todo, y ese recuerdo es su
dolor; sin embargo, en su resignación
infinita se halla reconciliado con la vida.
• Desde el punto de vista espiritual todo es
posible; mas en el mundo finito hay
muchas cosas que son imposibles.
• El caballero hace posible lo imposible…
de pronto se da cuenta de que no había
realizado el movimiento como convenía
porque quien se ha resignado
infinitamente se basta a sí mismo.
• La resignación infinita comporta la paz y el
reposo.
• La resignación infinita es el último estadio
precedente a la fe, y nadie alcanza la fe si antes
no ha hecho ese movimiento previo, porque es
en la resignación infinita donde, ante todo, tomo
conciencia de mi valer eterno, y únicamente así
puedo entonces alcanzar la vida de este mundo
en virtud de la fe.
• “Sin embargo, creo que obtendré lo que
amo en virtud de lo absurdo, en virtud de
mi fe en que todo le es posible a Dios”
• El absurdo no pertenece a las diferencias
comprendidas en el cuadro propio de la
razón. No es idéntico a lo inverosímil, a lo
inesperado, a lo imprevisto.
• Reconoce la imposibilidad, pero al mismo
tiempo cree en lo absurdo; porque si
supone que posee la fe sin reconocer la
imposibilidad, de todo corazón y con toda
la pasión de su alma, se engaña a sí
mismo y su testimonio es absolutamente
inaceptable, ya que no ha alcanzado la
resignación infinita.
• La fe no es, pues, un impulso de orden
estético; es de otro orden mucho más
elevado, justamente porque presupone la
resignación; no es el inmediato instinto del
corazón, sino la paradoja de la vida.
• …hace falta fortaleza, energía y libertad
de espíritu para efectuar el movimiento
infinito de la resignación e incluso para
que su ejecución sea posible.
• La resignación no implica la fe, pues
aquello que adquiero en la resignación es
mi conciencia eterna y hay allí un
movimiento estrictamente filosófico que
tengo el valor de efectuar cuando es
requerido y que puedo también infligirme.
• Para resignarse no es necesaria la fe,
pero sí lo es para alcanzar cualquier cosa
más allá de mi conciencia eterna, porque
allí está la paradoja.
• Por la resignación renuncio a todo; es un
movimiento que cumplo por mí mismo, y
si me abstengo de hacerlo, es debido a mi
cobardía, mi molicie, mi falta de
entusiasmo.
• Por la fe no renuncio a nada, al contrario,
lo recibo todo y en el sentido atribuido a
aquel que posee tanta fe como un grano
de mostaza […]
• Es necesario un valor puramente humano
para renunciar a toda temporalidad con el
fin de ganar eternidad; pero al menos la
adquiero, y una vez en la eternidad ya no
puedo renunciar a ella sin contradecirme;
pero es menester el coraje humilde de la
paradoja para asir toda temporalidad en
virtud del absurdo y este coraje es el de la
fe.
• El movimiento de la resignación infinita
puede realizarlo cualquiera. Pero con
respecto a la fe ya es otra cuestión. Pero
nadie debe permitirse hacer creer a los
demás que la fe tiene poca importancia o
es cosa fácil, cuando, por el contrario, es
la más grande y la más penosa de todas.
• La historia de Abraham es interpretada de otra
manera. Se celebra la gracia de Dios que otorgó
a Isaac por segunda vez; en toda la historia no
se ve sino una prueba. Una prueba: es mucho
decir y poca cosa; y, con todo, la cosa pasó más
rápidamente de lo que se tarda en contarlo. Se
monta Pegaso, en un abrir y cerrar los ojos se
está sobre Morija, e inmediatamente se ve el
cordero; uno olvida que Abraham hizo el camino
lentamente al paso de su asno, que tuvo tres
días de viaje y que fue menester algún tiempo
para encender el fuego, atar a Isaac y afilar el
cuchillo.
• Sin embargo se hace el elogio de Abraham.
• La fe comienza precisamente
donde acaba la razón.
Problema I
¿Hay suspensión teleológica de la moral?

• La moral es como tal lo general, y bajo este


título lo que es aplicable a todos; lo cual puede
expresarse todavía desde otro punto de vista
diciendo que es aplicable a cada instante.
• Tomando como ser inmediato, sensible y
psíquico, el Individuo es el Individuo que tiene
su Τελοσ en lo general; su tarea moral consiste
en expresarse constantemente, en despojarse
de su carácter individual para alcanzar la
generalidad.
• Lo moral es de la misma naturaleza que la
eterna felicidad del hombre, la cual es a
cada instante y por toda la eternidad su
Τελοσ y si se dice que ella puede ser
abandonada (es decir, teleológicamente
suspendida) se cae en una contradicción.
• La fe es esa paradoja según la cual el
Individuo está por encima de lo general y
siempre de tal manera que, cosa
importante, el movimiento se repite y
como consecuencia el Individuo, luego de
haber estado en lo general se aísla en lo
sucesivo como Individuo por encima de lo
general.
• El es el Individuo quien, luego de haber
estado como tal subordinado a lo general,
alcanza a ser ahora gracias a lo general el
Individuo, y como tal superior a éste;
suerte que el Individuo como tal se halla
en una relación absoluta con lo absoluto.
• (Abraham) obra en virtud del absurdo;
porque lo absurdo consiste en que está
como Individuo por encima de lo general.
• Recobra a Issac en virtud del absurdo.
Por lo tanto, no es ni un instante un héroe
trágico, sino algo muy distinto: un
creyente o un asesino.
• ¿Qué es entonces el deber? La
expresión de la voluntad de Dios.
• La historia de Abraham comporta
entonces una suspensión teleológica de
lo moral. En tanto que Individuo, ha
superado lo general.
• La fe es un milagro; sin embargo nadie
está excluido; porque aquello en que
toda vida humana halla unidad es la
pasión y la fe es una pasión.
Problema II
¿Hay un deber absoluto hacia Dios?
• Lo moral es lo general y como tal,
también lo divino. Por consiguiente, se
tiene razón al decir que todo deber en el
fondo es un deber hacia Dios.
• Pero al mismo tiempo hablando con
propiedad yo no tengo ningún deber
hacia Dios.
• El deber se constituye como tal cuando
es referido a Dios, pero en el deber
mismo yo no entro en relación con Dios.
• Así sucede con el deber de amar al
prójimo: es deber, en tanto este amor
está referido a Dios; sin embargo en
este deber no entro en relación con
Dios, sino con el prójimo a quien amo.
• La paradoja de la fe consiste en que el
individuo es superior a lo general, de
manera que, para recordar una
diferencia dogmática hoy raramente
usada, el Individuo determina su
relación con lo general por su referencia
a lo absoluto, y no su referencia a lo
absoluto por su relación con lo general.
• La paradoja de la fe ha perdido la
instancia intermedia, lo general. Por una
parte la fe es la expresión del supremo
egoísmo: ella cumple lo terrorífico, y lo
cumple por amor de sí mismo; por otra
parte es la expresión del más absoluto
abandono; ella obra por amor de Dios.
• Se encuentra una notable doctrina
sobre el deber absoluto hacia Dios en el
evangelio de San Lucas (XVI, 26): “Si
alguno viene a mí y no aborrece a su
padre, su madre, su mujer, sus hijos,
sus hermanas e incluso su propia vida,
no puede ser mi discípulo”.

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