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LA HISTORIA FASCINANTE DE SILVIA

Silvia es una damisela muy inquieta e intrigante siempre se


encuentra aburrida y a veces hasta fastidiada del lugar en el
que vive. Un día se puso un sombrero sobre su cabeza. Y sin
pensarlo dos veces se escapo de la selva donde tiene una
pequeña vivienda junto a sus familiares. En un saco que se
cargó a la espalda, se metió una sandía dulce y jugosa, un
gran salchichón para que le durase mucho tiempo y también
puso una servilleta y un platillo.
En sus nuevas peripecias mientras recorría a la orilla del
mar escucho una armonía musical y conoció a un sabio que
estaba tocando el saxofón, al terminar le interrumpió
diciéndole que era maravilloso. Después de que ambos se
presentaron le contó que además tenía y sabía tocar el
clarinete, Silvia emocionada le pidió que le realizara un mini
concierto solo a ella para escuchar algunas de sus melodías.
El sabio entusiasmado quiso ser escuchado e incitado por la
jovencita se dejo llevar por la música interpretando una
infinidad de sinfonías alegres.
Más tarde al sabio se le ocurrió una idea magnifica e
invitó a Silvia a realizar un viaje en su submarino para
conocer nuevos distritos y especies del océano. Durante la
travesía vieron un banco de sardinas, siete pulpos de los
feroces y una linda sirena que les saludó alegre y sonriente.
Después de estar recorriendo por un largo tiempo
decidieron comenzar a subir a la superficie pero en el camino
chocaron con cinco inofensivos delfines por suerte no se
hirieron, sin embargo, el submarino se averió y rápidamente
al estar cerca de la superficie consiguieron escapar en
salvavidas consiguiendo mantenerse a flote y descubrir tierra
no muy lejos de donde estaban, pero al llegar a la orilla se
dieron cuenta que llegaron al desierto de Sahara.

No existía ningún surtidor cercano para disipar la sed, ni


semáforos para regular el tránsito, ni tampoco había ninguna
clase de señal. El sol era asfixiante y pensaron que un
secante les hubiera ido de perlas para eliminar el sudor que
les caía por el rostro, o una sombrilla para protegerse del sol.
En aquel momento descubrieron unos sauces y a un
costado estaba un oasis, la alegría les hizo dar un salto en el
aire no podían creer la suerte de poder encontrar magnifico
lugar. Sus caras se iluminaron con una sonrisa enorme, pues
después de descansar por un largo tiempo decidieron seguir
con su travesía por él desierto.
Cuando iniciaron nuevamente con su viaje en una
distancia no muy lejana vieron un hotel de ensueño con
piscina, restaurante. Pidieron salchichas, seis huevos, queso
derretido y setas les cocinaron todo en una sartén, ¡estaba
buenísimo y delicioso!. Sobre todo después de ponerle sal del
salero, acompañaron su deliciosa comida con un exquisito
jugo de melón y sandia, de postre quisieron comer helado de
piña con guindas y peras. Al terminar pidieron la cuenta, el
camarero amablemente les hizo la suma y, después de
cobrarles, los despidió con un saludo alegre y enérgico.
Después de reposar quisieron ir tirarse un piquero en la
piscina se divirtieron por un buen rato, entonces Silvia y el
sabio decidieron salirse del agua para ir a descansar bajo la
sombra. Al anochecer, un simpático sereno les indicó la
senda que les llevaría a la sierra donde el sabio tenía una
casa tanto el sabio como Silvia nuevamente emprendieron su
viaje.
Al llegar allí, Silvia se sentó en una silla y el sabio en un
sillón. Para celebrar el retorno, con un sacacorchos,
descorcharon una botella de sidra... Al día siguiente el sabio
tenía un bonito sueño sobre su alegre travesía, pero Silvia lo
despertó con un chorro de sifón, dejándole el rostro salpicado
de gotas. El sabio no se enfadó, pero decidió que más tarde
le haría una pequeñísima broma a Silvia. Después Silvia le
dio las sandalias al sabio y le pidió que se sentara en el sofá
y le sirvió entusiasma a modo de disculpa, en una sopera un
suculento y delicioso desayuno lo atendió.
Al anochecer Silvia ya cansadita y con sueño estaba
sentadita en el escritorio escribiendo una carta que al
finalizar metió en un sobre y le puso un sello. En esa carta
contaba a sus amigas lo bien que se lo estaba pasando junto
a su amigo el sabio y que seguiría de aventurera viajando y
conociendo desconocidos lugares y territorios del mundo para
conocer a una infinidad de personajes y aprender nuevas
historias y pasar por enormes vicisitudes mientras realiza su
recorrido por diferentes e infinitos países de la tierra.

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